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𝓈𝓅𝑒 (2)🍇 JaeYong

Actualizado: 13 abr 2022

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Capítulos

Capítulo 12

Sana.

Sana puso a su hijo en la cuna con tanto cuidado como pudo antes de enderezarse y limpiarse la frente.

Miró su reloj y se sorprendió un poco al descubrir que solo era medianoche. Se sentía como si Jeno hubiera estado llorando por horas hasta que finalmente se agotó y se durmió hace unos minutos.

Bostezando, se puso una camiseta limpia y fue al baño. Dios, estaba exhausta. Sus brazos le dolían, la espalda le dolía, y solo pensar en un colchón suave hacía a sus entrañas cosquillear. Quizás debería haber escuchado a sus amigos y contratar una niñera a tiempo completo.

Para cuando regresó al cuarto, Taeyong también había vuelto. Estaba sentado en la cama, con una sonrisa aturdida en el rostro.

Sana llegó a una repentina conclusión. No podía recordar la última vez que lo había visto sonreír tan ampliamente.

—¿Buenas noticias?— dijo ella en voz calma, mirando el teléfono que él tenía agarrado en la mano.

Taeyong la miró y sonrió. Y por un momento, Sana se olvidó de su agotamiento, de las noches de insomnio, del dolor en la espalda, y sintió una sacudida de atracción. La emoción parecía extraña ahora. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que ella había sentido algo que no fuera irritación, resentimiento e ira? Últimamente todo lo que ellos parecían hacer era pelear y discutir.

—Sí— dijo, mirando nuevamente su teléfono—JaeHyun acaba de llamar— Su corazón le dio un vuelco—¿JaeHyun?

—Sí— Taeyong sonrió de nuevo, su cara llena de emoción y alegría—Él va a regresar.

—Oh.

Taeyong saltó de la cama y comenzó a caminar por la habitación—Obviamente necesitará un par de semanas para hacerse cargo de las cosas y necesitará un..— Él frunció el ceño—La Dra. Park tiene el trabajo de JaeHyun ahora, sin embargo. Pero JaeHyun es mucho mejor que ella —seguramente la junta lo verá ¿y le devolverá el trabajo? Tal vez si hablo con del dueño del club——

Sana negó con la cabeza con una sonrisa—No puedes estar hablando en serio. Fue elección de JaeHyun irse. La Dra. Park es la médica principal del club ahora. No puedes hacer que la pobre mujer sea despedida sólo porque quieres que JaeHyun consiga su trabajo de nuevo.

Taeyong parpadeó un par de veces, como si ni siquiera se le hubiera ocurrido que lo que estaba contemplando pudiera ser algo malo—Correcto— dijo—Tendré que pensar en algo más.

—No tienes que pensar en nada— Sana dijo, cruzando los brazos sobre el pecho—JaeHyun es un adulto, es un profesional muy respetado, y estoy segura de que es plenamente capaz de encontrar un buen trabajo sin tu ayuda.

—Ya sé eso— Tae murmuró, frotándose la mano detrás de su cuello—Obviamente. Sólo quería que él consiga su antiguo trabajo y estuviera con..— Él se calló de golpe.

—¿Y estuviera contigo todo el tiempo?— Sana terminó en voz baja.

Taeyong pasó de un pie al otro, viéndose incómodo y con algo de vergüenza.

Pero no lo negó.

Sana se sentó en la cama y se quedó mirando la cuna de Jeno sin comprender. Dios, ya no estaba siquiera sorprendida. Y estaba demasiado cansada como para sentir ira o celos. La verdad sea dicha, una parte de ella se sentía aliviada. Se había alegrado cuando JaeHyun se había ido, pero no había tenido ni idea cuánto esto afectaría su relación con Taeyong, y no en un buen sentido. Había pasado un mes más o menos, desde antes del nacimiento del bebé, cuando Taeyong había hecho un esfuerzo por esconder de ella el que todavía se sentía como la mierda —no es que hubiera tenido demasiado éxito— pero después del nacimiento de Jeno, las cosas sólo se habían puesto peor. El comportamiento desinteresado y malhumorado de Tae la volvía loca y ella a menudo terminaba deseando que JaeHyun estuviera allí para lidiar con él —porque ella no sabía cómo hacerlo y en ocasiones le resultaba difícil que le importe. Era bastante irónico que ella hubiera deseado que JaeHyun se fuera, pero ahora que lo tenía a Taeyong para ella sola, se sentía harta de todo y estaba bastante segura de que él sentía lo mismo.

A veces no podía evitar preguntarse si Taeyong se lamentaba por la dirección que su vida había tomado. Y en sus momentos más débiles, el mismo pensamiento furtivamente aplicaba a ella. Dios, probablemente era la peor madre del mundo.

Suspirando, Taeyong se sentó junto a ella. Sus hombros se rozaron.

Ninguno de ellos miró al otro.

—Yo— Taeyong dijo después de un rato. Su tono era extraño—Necesito decirte algo. JaeHyun... está enamorado de mí.

Ella cerró los ojos por un momento, tratando de ordenar sus pensamientos. Así que JaeHyun estaba realmente enamorado de Taeyong. A fin de cuentas, no era una sorpresa tan grande como podría haber sido. Sin dudas, el pensamiento había cruzado por su cabeza antes. A veces, cuando los había visto juntos, ella se lo había preguntado. JaeHyun siempre había sido ridículamente indulgente con Taeyong. Él soportaba la difícil personalidad de Tae con facilidad, aceptándolo por lo que era —algo con lo que incluso ella luchaba.

—¿Es por eso que se fue?— Preguntó—Sí.

—Está bien— dijo ella con voz apagada—¿Por qué me estás diciendo esto ahora?

Taeyong no parecía ser capaz de mantener sus manos quietas—Yo le hablé para que volviera. Le prometí que trataría de hacerlo feliz.

Sana volvió la cabeza y lo miró fijamente—¿Cómo puedes siquiera... Eres heterosexual —¡tienes una familia!

Taeyong apartó la mirada—¿Y entonces, qué?— Ella parpadeó—¿Y entonces, qué?

Su mandíbula se fijó en una línea terca—Eso no significa que yo no pueda hacerlo feliz. Puedo, o al menos daré mi mayor esfuerzo intentándolo. Haré lo que sea para hacerlo feliz.

Sana abrió la boca, pero no salió nada. Ella estaba completamente, totalmente, sin habla.

—¿Lo que sea?— dijo ella alzando la voz—¿Lo que sea?— —El bebé— Taeyong dijo, mirando la cuna.

Ella bajó la voz—¿Estás demente? No puedes simplemente..— Ella dejó escapar una breve carcajada—¿En serio? ¿Vas a acostarte con él para hacerlo feliz?

—No seas ridícula— dijo, incómodo.

—Entonces, ¿Qué vas a hacer? ¿Qué?— Ella se burló—Si él está enamorado de ti, él no va a querer solo tomar tú mano.

Lamiendo sus labios, Taeyong murmuró: —Yo sé eso. Por eso lo estoy hablando contigo.

Su estómago se apretó—¿Qué?

—Obviamente no voy a tener relaciones sexuales con un hombre, pero quiero tratar de darle una relación normal, más o menos.

Sólo podía quedarse mirándolo.

Él sonrió, mirando el teléfono en su mano—No me veas así como si estuviera loco.

—Estás loco— dijo Sana—Esto nunca funcionaría.

—Lo haría. Lo hará.

Sana se frotó la sien. Dios, él le estaba provocando un dolor de cabeza. En momentos como este, no podía dejar de preguntarse por qué todavía estaban juntos. Se sentía como que estuvieran hablando diferentes idiomas—Muy bien, déjame entenderlo bien: le prometiste al hombre que está enamorado de ti hacerlo feliz, a pesar de que tienes una familia y eres hétero. Bien, no voy a preguntar cómo piensas lograr eso, pero ¿qué hay de mí y de Jeno?

—¿Qué tiene eso que ver con nada?— Taeyong parecía genuinamente confuso—Nada cambiaría para ti. Eres mi familia. JaeHyun es..— Él se apagó.

¿Qué?

La palabra se quedó atascada en su garganta. No estaba segura de querer saber la respuesta. Lo que se dijera no podría ser retirado.

Una cobarde. Tal vez ella era una cobarde.

—Mira..— Taeyong le tomó la mano—Sé que esto debe ser extraño para ti, pero tú no tienes ninguna razón para sentirte amenazada —O celosa.

Sana se echó a reír a carcajadas.

—¿Qué?— se veía adorablemente desconcertado.

—Tae, me sentí celosa y amenazada desde el primer día en que conocí a JaeHyun. Así que tienes razón de que nada va a cambiar para mí— Ella sacudió la cabeza con una sonrisa. Joder, estaba enferma y cansada de ser una cobarde—De hecho, no —algo sí cambió. Ya no tendré ninguna ilusión sobre que yo pueda llegar a venir primero para ti. JaeHyun podría estar del otro lado del océano, pero él todavía estaba aquí entre nosotros, como si nunca se hubiera ido. Admítelo: ¿a quién elegirías si tuvieras que elegir?

Una emoción cruzó su rostro—Tú eres mi familia. Yo nunca abandonaría a mí hijo.

Su respuesta dolió—Eso no es lo que yo pregunté.

Taeyong tragó saliva y miró hacia otro lado.

Ella liberó la mano de su agarre, un amargo pesar llenando su garganta—Como pensaba.

Él le tocó el hombro—Sana...

—No— dijo ella—Solo no lo digas.

—Yo—Yo te amo— Él no sonaba demasiado seguro.

Ella no estaba segura de creerlo. ¿Alguna vez la habría amado? ¿O fue solo el enamoramiento de un joven de dieciocho años? Habían sido tan jóvenes. Demonios, ellos todavía eran jóvenes —tan solo veintiún años— pero ella se sentía vieja.

—Pero lo necesitas a él— dijo ella—No a mí.

Su silencio lo decía a gritos, y Sana negó con la cabeza, sintiendo el cansancio en sus huesos—No tengo otra opción, ¿verdad? No estás pidiendo mi permiso. Me lo estás informando.

—No te estoy obligando a aceptar esto— dijo, con la voz cortada—Siempre hay una opción.

Ella levantó la mirada de nuevo para encontrar la suya—Sí, la hay.

Pero algunas decisiones daban demasiado miedo. Ella no creía estar preparada para tomarlas —aún.

—Necesito pensar— dijo ella—No estoy segura de que pueda hacer esto...si quiero hacer esto. Pero tenemos un hijo. No podemos tomar decisiones precipitadas o..— Su voz engrosada y tuvo que tragarse el nudo en la garganta. ¿Cuándo todo se había puesto tan mal?

Taeyong pasó un brazo por sus hombros y la atrajo hacia sí—Lo siento— dijo dentro de su cabello—Lo siento por estar tan jodido. Desearía no estarlo.

Ella cerró los ojos y dejó que él la abrazara, tratando de recordar los buenos tiempos. Ella no podía, y con toda honestidad, era en parte su culpa también. Ella no debería haberse quedado embarazada para retenerlo cuando él no estaba listo. Pero no se arrepentía de ello —porque a pesar de las noches sin dormir, a pesar del desorden en que estaban metidos, ella no podía imaginarse no teniendo a su bebé.

—Está bien— dijo ella—Vamos a tratar de hacerlo funcionar.

Él exhaló y la besó en la sien—Gracias. Eres la mejor novia de todos los tiempos.

Sana sonrió sombríamente. Tal vez esa fuera la solución. Ella se convertiría en la mejor novia del mundo. Ella sería tan increíble y comprensiva que Taeyong la adoraría. Tenía una ventaja sobre JaeHyun: Taeyong estaba atraído por ella. Para los hombres el sexo era importante, e incluso el apego extrañamente intenso de Tae por JaeHyun, no le haría sentirse atraído por un hombre.

Podría hacer esto. Ella podría. A pesar de todo, ella no estaba dispuesta a renunciar a su relación y a sus sueños. Taeyong era el padre de su hijo. Era el hombre que había elegido para sí misma. Ella no lo abandonaría sin luchar, al carajo con Jung Jaehyun.

Sana volteó la cabeza y rozó sus labios contra los de Taeyong—Ha pasado tanto tiempo desde que tuvimos sexo— murmuró, empujándolo sobre su espalda y subiendo a horcajadas sobre él—Debes estar caliente.

Sana lo besó, cerró los ojos y se dio esperanza, sin importar lo tonta que esa esperanza pudiera ser.

Tercera parte: EN CASA.

Capítulo 13

Regreso.

Inglaterra lo recibió con lluvia, pero JaeHyun se encontró sonriendo.

Nunca pensó que echaría de menos el miserable clima Inglés.

La reunión con los directores del Chelsea no duró mucho tiempo: había trabajado para el club por varios años, por lo que lo conocían bien y confiaban en él para siguiera desde donde lo había dejado. JaeHyun no había pensado que sería realmente capaz de conseguir su viejo empleo de vuelta, pero resultó que la doctora que lo había reemplazado quería cambiarse a un club de la principal liga alemana después del final de la temporada, y JaeHyun accedió a esperar hasta que la posición estuviera disponible de nuevo. Mientras tanto, él iba a ser responsable del centro de rehabilitación del club.

Cuando la reunión terminó, JaeHyun encontró a sus pies llevándolo a los campos de entrenamiento. No había esperado que la reunión se llevara a cabo en el Centro Cobham de Entrenamiento, pero ahora que estaba allí, JaeHyun no pudo resistir la tentación de buscar a Taeyong. Había pasado casi un mes.

La lluvia había cesado, y el aire estaba limpio y cargado de humedad. JaeHyun lo aspiraba mientras caminaba lentamente hacia el grupo de futbolistas en formación dentro del campo de juego.

Parte de él todavía no podía creer que realmente había hecho esto — que realmente iba a volver a su vieja vida en Inglaterra. Tal vez era la decisión equivocada, pero estaba cansado. Cansado de luchar con esto. Cansado de huir. No tenía un maldito sentido.

El corazón de JaeHyun empezó a latir más rápido cuando vio los familiares risos rubio—oscuros. Taeyong estaba pasando a dos defensores, brillantemente veloz y ágil. JaeHyun casi había olvidado lo bueno que era.

Como si hubiera sentido su mirada, Taeyong giró su cabeza. Él se detuvo, los ojos y los labios muy abiertos. Una hermosa sonrisa se extendía por su rostro y JaeHyun no podía evitar reflejarla.

Y entonces Taeyong corría hacia él, el uniforme azul de entrenamiento pegado a su piel. JaeHyun intentó no quedarse mirándolo, pero era difícil. Taeyong podría ser un poco delgado, pero como la mayoría de los futbolistas, estaba en muy buena forma, sin ser voluminoso. Carajos, para JaeHyun era perfecto de pies a cabeza.

JaeHyun apenas se mantuvo en pie cuando Taeyong chocó contra él—Volviste— respiró en el cuello de JaeHyun, abrazándolo con fuerza—Volviste.

Muy consciente del entrenador y los otros futbolistas que los miraban con curiosidad, JaeHyun se permitió acariciar el pelo de Taeyong por un momento —sólo un momento— antes de retroceder y meter las manos en los bolsillos de su chaqueta. La simple acción resultó mucho más difícil de lo que debería haber sido.

—Sí— él dijo tardíamente, con los ojos en el rostro radiante de Taeyong.

Taeyong se acercó de nuevo. JaeHyun apretó sus manos en los bolsillos y le dio una mirada de advertencia. Quédate a unos cuantos pies alejado de mí.

Taeyong frunció el ceño y miró a sus compañeros de equipo antes de volver su mirada a JaeHyun—¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no me lo dijiste?

—¡JaeHyun!— Otro futbolista corrió hacia ellos. Lee Jungwoo—¡Estás de vuelta! Quiero decir— ¿estás de vuelta?

JaeHyun le sonrió y le estrechó la mano. No compartía la opinión de Taeyong sobre que Jungwoo era la reencarnación del diablo; Taeyong no era exactamente un ángel el mismo.

—Sí— dijo—Por el momento, voy a ser el médico a cargo del centro de rehabilitación. Reemplazaré a la Dra. Park cuando ella se mude a Munich en el verano.

—¡Genial!— Jungwoo tocó el brazo de JaeHyun, sonriendo—Se te ha extrañado mucho, Doctor.

—Lee, Lee— ¡Ambos vuelvan en este instante!— gritó el entrenador.

—Sí, regresa al entrenamiento— Taeyong dijo ceñudo a su hermano. Jungwoo lo ignoró, su mirada todavía en JaeHyun—Estoy muy contento de que hayas regresado, JaeHyun— dijo acariciando el brazo de JaeHyun y poniéndole ojos de cachorrito, que de alguna manera se las arreglaban para ser seductores.

JaeHyun sonrió con diversión. No era la primera vez que Jungwoo había intentado —y fallado— hacerle comer de su mano, como Jungwoo había hecho con todos los demás.

Pero a veces deseaba que el encanto de Jungwoo funcionara en él. Objetivamente, Jungwoo era mucho más apuesto que Taeyong: su pelo castaño artísticamente desordenado, complementaba a sus vivaces e inusuales ojos aguamarina, y su caliente piel dorada. Él era muy jodidamente impresionante. Cualquier hombre gay pasaría un momento difícil tratando de mantener sus ojos y manos lejos de este joven. Y Jungwoo claramente no era hétero como su hermano.

Taeyong se interpuso entre ellos y cruzó los brazos sobre su pecho—Vete y molesta a alguien más.

Jungwoo levantó las cejas, viéndose ligeramente divertido. Pero no se alejó—¡Te veo por ahí, Doc!— regresó al campo de juego, moviendo las caderas un poco más de lo necesario.

—¿Estás comiéndote su culo con los ojos?

JaeHyun miró a Taeyong. Tenía los labios fruncidos, una extraña expresión en la cara.

—Es un buen culo— dijo JaeHyun, estudiándolo.

Taeyong abrió la boca antes de fruncir el ceño y apartar su mirada.

JaeHyun se rió y dijo, no sin sonar cariñoso—Eres la persona más ridícula del mundo.

Pateando una piedra bajo sus pies, Taeyong murmuró—No lo soy. Yo solo no lo entiendo. Dices que me amas y luego te comes con la mirada el culo de ese pendejo.

JaeHyun no pudo reprimir su sonrisa, una oleada de afecto bañándolo. Cristo, había extrañado a su Taeyong y su ridícula forma de pensar—¿Quieres que devore con la vista el tuyo?

Taeyong se sonrojó un poco, pero levantó la barbilla obstinadamente.

JaeHyun nunca deseó besarlo más.

—¡Lee!— el entrenador gritó de nuevo.

Taeyong miró hacia atrás antes de mirar intensamente a JaeHyun—¿Ya has encontrado un lugar donde quedarte?

JaeHyun negó con la cabeza—Probablemente voy a quedarme en un hotel hasta que encuentre un buen sitio en el área.

Taeyong se lamió la comisura de la boca—Quédate conmigo.

—¿Qué?

—Quédate en mi casa— Taeyong dijo con más convicción—¿Qué hay sobre... tu familia?— Tu hijo y su madre.

Una emoción inidentificable cruzó los ojos de Taeyong y se fue tan rápidamente que JaeHyun no estaba seguro de que no lo hubiera imaginado.

—Es una casa grande. A Sana no le molesta. De verdad.

JaeHyun sabía que debía decir que no. Era una idea terrible. No tenía ganas de ver a Taeyong con su pareja y su hijo.

—¿Por favor?— los ojos verdes de Taeyong prácticamente le rogaban que estuviera de acuerdo.

Contra su mejor juicio, JaeHyun dijo—Sólo por unos días, hasta que encuentre un lugar para quedarme.

Taeyong le sonrió—Está bien.

—Lee, lo juro por Dios...

—¡Ya voy!— Taeyong contestó antes de volverse hacia JaeHyun y tocar su pecho—Tengo que irme, pero el entrenamiento terminará pronto. ¿Me esperas?— Él le dio a JaeHyun una pequeña sonrisa que hizo que el pecho de JaeHyun se calentara. Estuvo a punto de reírse de sí mismo. Dios, él era patético. Estaba tan atrapado que no era gracioso.

—Lo haré— dijo JaeHyun.

Capítulo 14

Ni una cosa, ni otra.

Tan pronto como JaeHyun se encontró con los ojos de Sana, él supo que ella lo sabía.

Algo desagradable se enrollaba en la boca de su estómago y le tomó un esfuerzo considerable mantener la sonrisa en su rostro.

La sonrisa en respuesta de Sana fue vacilante—Estoy contenta de que hayas vuelto— dijo ella y lo besó en la mejilla.

—Invité a JaeHyun a quedarse aquí hasta que encuentre un lugar nuevo— Taeyong dijo, tocándole el hombro.

—Por supuesto— dijo Sana con la misma sonrisa falsa—Eres bienvenido a quedarte, JaeHyun. Por el tiempo que quieras.

JaeHyun buscó en su rostro alguna señal de hipocresía y no halló ninguna.

Sana hizo una mueca, mirando su camisa manchada de leche—¡Dios, me veo terrible! Regreso después de cambiarme la ropa— Con una sonrisa torcida, corrió arriba, un aire de incomodidad sobre ella.

—¿Por qué se lo dijiste?— dijo JaeHyun. De haberlo sabido, él no habría accedido a quedarse con ellos.

—Porque tenía que hacerlo— Taeyong dijo, dando un paso más cerca de él—Tú no eres ningún pequeño secreto sucio para mí. No tenemos nada que ocultar. No voy mentirle a nadie, mucho menos a Sana— Miró a JaeHyun con firmeza—Mira, sé que todo esto es extraño, pero voy a tratar de hacer que funcione. Y no voy a complicar la situación con mentiras. Así que le dije a Sana lo importante que eres para mí y que quiero hacerte feliz. Y tuve que decirle que tú estás—que tú estás...

—Que estoy enamorado de ti— JaeHyun dijo claramente.

Mordiéndose el labio inferior, Taeyong asintió—¿Estás enojado conmigo?

—¿Qué te parece?— dijo JaeHyun—¿Tienes alguna idea de lo incómodo que es para mí? Ella es tu esposa...

—¡Ella no lo es!

—¿De verdad?— dijo JaeHyun con dureza—Ella es la madre de tu hijo. Eso es por lejos más importante que un pedazo de papel. Y ahora se supone que debo permanecer bajo su techo, sabiendo que ella lo sabe y viéndolos a ustedes dos y su hijo...

—Lo sé— Taeyong dijo, y el tono de su voz hizo que JaeHyun lo mirara— realmente lo miró.

Los ojos de Taeyong estaban muy abiertos aturdidos, sus hombros tensos debajo del suéter verde suave que llevaba puesto—Lo sé— dijo de nuevo—Yo no soy tan insensible. Sé lo difícil que debe ser esto para ti. ¡La puta que lo sé!— Tomó un respiro tembloroso—¿Crees que me gusta? ¿Que disfruto hacerte sentir como la mierda? Lo odio. Y estoy cagado de miedo.

—¿De qué?

Taeyong lo miró a los ojos—De que acabarás lamentándolo. Que te arrepentirás de haber dejado a ese tipo y mudarte aquí por mí cuando yo no tengo mucho para darte— Él sonrió sin alegría—Te dije que te haría feliz, pero me conoces: me dejo llevar a veces. Quizás no pueda hacerlo. Probablemente terminaré decepcionándote y haciéndote infeliz— Sus labios se apretaron en una línea fina—Tal vez debería haberte dejado en paz. Ese tipo —Samuel— podía darte cosas que yo no puedo, pero..— La mandíbula de Taeyong se tensó. Apoyó la frente contra el hombro de JaeHyun—Pero tan sólo no puedo. Me carcome por dentro.

JaeHyun se quedó mirando fijamente a la pared de enfrente.

—¿Sabes cuál es la parte más jodida?— Taeyong dijo, con la voz un poquito ahogada—Si Sana se enamorara de otra persona, la dejaría ir. Apestaría, pero respetaría su decisión. Porque quiero que ella sea feliz. Pero es diferente contigo. Cuando te imagino amando a alguien más —alguien más siendo más importante que yo para ti— me vuelvo loco. Tú eres mío. Mío y de nadie más— Su mano empuño la camisa de JaeHyun. Su voz se apretó—Es jodidamente estúpido, pero sinceramente me siento como — como que fuiste creado para mí y nadie más tiene derecho a tenerte— Taeyong se rió entre dientes, todavía ocultando su rostro en hombro de JaeHyun—Dilo: soy un bicho raro. Estoy enfermo.

JaeHyun luchó para controlar la reacción de su cuerpo. La extraña posesividad de Taeyong siempre le afectaba. Sabía que Taeyong realmente no quería decirlo de forma sexual, pero había algo vagamente sexual en su posesividad, ya sea que Taeyong lo quisiera o no—Eres un bicho raro— dijo, acariciando la nuca de Taeyong y dejando caer un beso en su pelo.

—Pero me amas de todos modos, ¿no?— La necesidad en la voz de Taeyong era imposible de ocultar.

—Te amo— dijo JaeHyun. Las palabras sabían agridulce en su lengua, pero era también un alivio poder decirlas. Inclinó el rostro de Taeyong hacia arriba y arrastró su boca suavemente por la mandíbula de Taeyong—Te amo.

Taeyong prácticamente se derritió contra él, escondiendo la cara en el hueco de cuello de JaeHyun—Te amo más— susurró, rozando sus labios contra la garganta de JaeHyun. Un beso casto. Palabras castas.

Pero no había nada casto acerca de la forma en que su cuerpo reaccionó. El corazón de JaeHyun le martilleaba en el pecho, la familiar mezcla de necesidad y deseo, dolor y euforia corría por sus venas.

JaeHyun cerró los ojos y se preguntósi esto era como se sentía al estarentre el cielo y el infierno.

Capítulo 15

Planes para dormir.

Eran las dos de la mañana y JaeHyun todavía estaba despierto, mirando una habitación llena de sombras. Luego de meses de vivir en una ciudad grande y ruidosa, la tranquilidad de la campiña Inglesa le resultaba extraña. La casa estaba en completo silencio. Incluso el bebé había dejado de llorar hace un rato.

El bebé. El hijo de Taeyong y Sana.

JaeHyun todavía no estaba seguro de cómo se las había arreglado para ponerse una sonrisa y decir todas las cosas correctas cuando Sana había bajado con el bebé. Había pensado que estaba listo para ello, pero nada podría haberlo preparado para realmente ver al hijo de Taeyong —su hijo con su mujer. Después de la cena, JaeHyun se excusó a sí mismo, diciendo que estaba cansado luego del vuelo, y dejó la habitación, ignorando la mirada preocupada en el rostro de Taeyong.

Eso fue hace seis horas.

Seis horas de pensar en círculos y preguntarse qué incluso estaba haciendo aquí.

El bebé tenía los ojos de Taeyong. Y su nariz. Y su barbilla obstinada—Basta— Susurró JaeHyun. Así de loco estaba.

La puerta se abrió chillando.

Sus ojos se dirigieron hacia ella, pero no podía ver demasiado. La noche no tenía luna y estaba demasiado oscuro en la habitación.

Hubo pasos acercándose a la cama—¿Tae?

—¿Cómo adivinaste?

—No creo que Sana vendría a mi habitación en mitad de la noche— JaeHyun intentó sonar divertido, pero no estaba seguro de haberlo logrado.

Oyó a Taeyong pararse junto a la cama por un momento. Luego se deslizó bajo el edredón.

JaeHyun se puso tenso—¿Que estás haciendo?

—No podía dormir— Taeyong dijo, como si eso lo explicara todo. Él se dio la vuelta, echó un brazo sobre el pecho desnudo de JaeHyun, la mejilla en su hombro, y suspiró con satisfacción—Mmm, mucho mejor. Joder, estoy tan cansado.

—Tae...

—Abrázame. Sabes que duermo como un bebé cuando me abrazas— JaeHyun sonrió—Eres un mimado malcriado.

—Si yo soy un mimado malcriado, entonces es tu culpa— Taeyong dijo, bostezando—Eres el único que alguna vez me mimó.

JaeHyun suspiró y puso una mano en la espalda de Taeyong, obligándose a no acariciar la sedosa piel suave debajo de sus dedos.

Descansaron en silencio por un largo rato —el tipo de silencio que sólo podía compartirse entre personas que se conocieran íntimamente: dolorosamente cómodo y contenedor.

—¿Odiaste a Jeno?— Taeyong susurró de repente, trazando círculos con su dedo en el pecho de JaeHyun—Está bien si lo hiciste. Quiero decir, no está bien, pero lo entiendo.

—Es un bebé de dos meses— dijo JaeHyun—Yo no odio bebés hasta que tienen, por lo menos, tres meses de edad.

Taeyong rio, su aliento haciéndole cosquillas en la piel de la forma más tentadora.

JaeHyun tuvo que tomar algunas respiraciones antes de poder controlar su voz—Él se parece mucho a ti.

—Supongo— Taeyong murmuró, acariciando el hombro de JaeHyun y enganchando su tobillo alrededor del de JaeHyun. La sensación de la pierna desnuda de Taeyong contra la suya era casi insoportable por su intensidad.

JaeHyun apretó los dientes. Estaba acostumbrado al comportamiento de Taeyong como un gatito hambriento de mimos, pero esto era ridículo incluso para él—Taeyong.

—¿Mmm?

—Estoy semidesnudo— JaeHyun dijo con voz apagada—Tú estás medio desnudo también. Deja de tentarme y sal de mi cama.

Hubo un momento de silencio—Nunca antes te molestó.

JaeHyun soltó una carcajada—Definitivamente me molestaba. Solo que yo no podía decir nada.

—Pero...

—Vete de mi cama. Ahora.

Taeyong no se movió—No quiero hacerlo. ¿Cuál es el problema si nos abrazamos un poco? es...

—¿Cuál es el problema?— JaeHyun tomó una respiración medida y lenta—Imagina compartir la cama con una chica semidesnuda de la que estás enamorado. Ella tiene sus tetas desnudas presionando contra ti y tu estás caliente y molesto, pero ella dice que sólo te quiere abrazar.

—Oh— Taeyong respiró, su tono dolorosamente torpe—Eso apestaría.

—Lo haría. Lo hace— JaeHyun se pasó una mano por la cara—Olvídalo. Solo vuelve a tu propia habitación— Taeyong no se movió.

A JaeHyun no le gustaba su silencio. Prácticamente podía oírlo pensar.

Lo ponía nervioso—Lo que sea que estés tramando, déjalo. Y vete.

Por fin, Taeyong se movió. Pero no salió de la cama. Se levantó sobre un codo y encontró la esquina de la boca de JaeHyun en la oscuridad.

JaeHyun se estremeció—Tae...

—Vamos— dijo Taeyong—Nosotros hablamos sobre esto. Está bien. Ya hicimos esto dos veces. Me gustó.

JaeHyun aferró las sábanas con su mano—No tienes que hacer esto.

—Quiero hacerlo— Taeyong murmuró, rozando sus labios juntos—Vamos, Jae. Tómalo.

Labios suaves. Un toque. Su cuerpo, temblando por la necesidad contenida. Otro toque. El aroma de Taeyong. La sangre corriendo por sus venas, hacia su polla.

Y la voz de Taeyong—Tómalo.

Tomar esto, tomarlo a él, tomar esto.

Y JaeHyun arremetió, rodando encima de él y aplastando sus labios juntos. Taeyong dejó escapar un pequeño ruidito sorprendido, pero separó los labios, jodidamente invitándolo a entrar, y JaeHyun se perdió completamente. Él saqueó la boca de Taeyong con su lengua, memorizando la suavidad, el sabor, la textura, todo sobre sus labios y boca, vertiendo cinco años de anhelo acumulado en el beso, queriendo entrar, queriendo arrasar, apropiarse y follar. Él nunca había deseado tanto a nadie que él no pudiera pensar sin ello, queriendo meterse dentro de Taeyong y nunca salir.

—Detenme— dijo entre los hambrientos, profundos, besos, su polla tan dura que era doloroso. Sus caderas comenzaron a moverse, su erección rozándose contra la cadera de Taeyong—Detenme.

—Está bien— Taeyong murmuró, acariciando su espalda, como si tratara de calmar los estremecimientos de deseo ondulando a través de él—Está bien...

No, no lo estaba, maldita sea.

JaeHyun rodó de él quedando sobre su espalda, respirando entrecortadamente—Vete— él graznó.

—¿Puedo quedarme?— preguntó Taeyong con voz entrecortada.

—Es mejor si te vas.

—JaeHyun..— Un toque en su pecho.

—No me toques— JaeHyun gruñó, estremeciéndose y alejándose—Si quieres quedarte, quédate, pero mantente alejado de mí.

Silencio.

El colchón crujió cuando Taeyong le dio la espalda.

JaeHyun sabía que su tono áspero había lastimado a Tae, pero estaba demasiado ido para controlarlo. Ardía de deseo. Ardía por ese muchacho ridículo que no tenía el sentido común para alejarlo. Era obvio que no podría confiar en que Taeyong lo detuviera antes de que fuera demasiado lejos.

Le tomó a JaeHyun un largo rato conseguir su cuerpo bajo control. Cuando lo hizo, agudizó el oído. Taeyong estaba demasiado silencioso y quieto. Él no estaba dormido.

Suspirando, JaeHyun tomó su camiseta y se la puso. Luego se acercó más a Tae y tiró de él contra su pecho—Lo siento— dijo bajito, presionando su cara en el pelo de Taeyong—No es tu culpa— No es tu culpa que no me quieras.

Taeyong se apoyó en su toque, la tensión disipándose lentamente de su cuerpo—Buenas noches, Jae.

—Buenas noches— JaeHyun dijo, dejando caer un beso en su cuello. Si sus labios se demoraron más de lo necesario, bueno, él no era más que un hombre con sangre roja.

En poco tiempo, Taeyong estaba dormido.

JaeHyun permaneció despierto por horas, abrazándolo.

🍇

El bebé la despertó al amanecer.

El otro lado de la cama estaba vacío, nuevamente y una sensación helada se asentó en la boca de su estómago.

Cuando terminó de alimentar a Jeno, Sana lo recostó en su cuna y salió del dormitorio.

No tuvo que buscar demasiado por Taeyong.

Abriendo la puerta del cuarto de JaeHyun, Sana se quedó mirando a los dos cuerpos enredados en la cama.

Taeyong estaba profundamente dormido en los brazos de JaeHyun, la parte superior de su cabeza presionada contra el hueco de la garganta de JaeHyun. La mano de JaeHyun estaba sobre la espalda baja de Taeyong y Taeyong había enganchado su tobillo alrededor del de JaeHyun. No estaban desnudos. Todo era muy inocente.

Y sin embargo, la garganta le dolía y las lágrimas brotaron de sus ojos. Ella se había equivocado tanto. El sexo significaba muy poco. Mirándolos ahora, ella hubiera preferido tener a Taeyong follando mujeres a un costado antes que ver esto. ¿Cómo pudo pensar que ella podría competir con esto?

Cerró la puerta y apoyó la frente contra ella. No era justo.

No era jodidamente justo. Ella no era una puta—cazafortunas demandante de atención como algunas de las otras botineras. Está bien — disfrutaba ser capaz de comprar cualquier cosa que ella quisiera y su relación con Tae le ayudaba en su carrera como modelo, pero eso no era lo más importante para ella. Realmente no lo era.

No era justo. ¿Cómo podría competir con eso? Incluso ¿Quería hacerlo?

¿Valía la pena?

Con toda honestidad, no estaba segura. Unas pocas semanas atrás, ella había estado tan decidida a rescatar su relación, ¿pero era rescatable?

¿Podría realmente aceptar que JaeHyun siempre significaría algo más para Taeyong de lo que ella y su hijo lo hicieran?

Lágrimas de abrumadora desilusión brotaron de sus ojos, y tras ellas llegó la ira y el odio. Por primera vez, no sentía nada más que odio puro por Jung JaeHyun.

No era justo.

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Botineras: La autora usa el acrónimo WAGs que refiere a las novias y mujeres de atletas profesionales de alto rendimiento. El término —botineras— aplica en algunos países de Sudamérica en los casos en que los novios/maridos son específicamente futbolistas.

Capítulo 16

Desnudo.

Cuando JaeHyun se arrastró fuera de la cama y bajó las escaleras, ya era bastante tarde por la mañana, pero no se sentía particularmente descansado.

Teayong no estaba a la vista. Sana estaba en la cocina, tomando el desayuno. Cuando lo vio, una emoción cruzó su rostro, tal vez resentimiento o frustración, o incluso algo parecido a la desesperación.

—Buenos días— dijo ella con neutralidad.

—Buenos días— respondió JaeHyun, del mismo modo neutral.

El silencio cayó sobre la habitación mientras se miraban uno al otro, y pasó un tiempo antes de que se rompiera.

—Toma asiento— Sana dijo con una sonrisa forzada—Tae se fue hace un par de horas por alguna sesión de fotos.

JaeHyun se sentó y aceptó una taza de café de ella.

Bebió el café en silencio y trató de ordenar sus pensamientos.

Sus ojos se encontraron por un breve momento. Ambos desviaron sus miradas con rapidez.

—¿Está el bebé durmiendo?— JaeHyun preguntó finalmente, sólo para decir algo. Cualquier cosa.

—Sí— dijo Sana.

—Él parece ser un pequeño saludable.

—Sí— dijo Sana—Es muy parecido a su padre. Se parece mucho a Taeyong, ¿no es así?

JaeHyun pegó una sonrisa a su cara—Sí, lo hace.

Otro largo silencio, que pareció una eternidad, siguió.

De repente, Sana dejó la taza sobre la mesa y se puso de pie—Muy bien, no puedo hacerlo— Ella lo miró—¿Sabes qué? Realmente intenté ser amable y comprensiva, pero incluso yo tengo mis límites. Y cuando el padre de mi hijo se pasa toda la noche contigo, ¡No puedo no decir nada y pretender que todo está bien!— Ella negó con la cabeza—¿No tienes vergüenza? Pensaba que no eras así. ¡Él tiene una familia, por el amor de Dios!

—No estoy tratando de hacer que ustedes dos se separen— JaeHyun dijo con voz cortante—Si lo quisiera, lo habría hecho años atrás.

Una sonrisa amarga curvó sus labios—Oh sí. ¿Se supone que debo estar agradecida de que me permitieras ser su novia? Es agradable por fin verte revelar tu verdadera cara. Sabes muy bien cuán totalmente dependiente es él de ti, ¿no? Tae podrá estar emocionalmente atrofiado y ser incapaz de notar lo enfermizos que son sus sentimientos por ti, pero tú lo sabes. No es amor— Ella lo miró a los ojos—Admítelo: en el fondo, tú sabes que él no te ama. Tú sabes que lo que siente por ti es sólo una retorcida dependencia enfermiza y un equivocado sentido de gratitud.

JaeHyun apretó la mandíbula, tratando de no dejar que sus palabras le afectaran. Taeyong lo amaba. Lo hacía. Quizás no de esa forma, pero lo hacía.

Y sin embargo, un pequeño rastrojo de duda se arrastró en él.

Como si lo percibiera, ella siguió adelante—Tú lo sabes. Puedo verlo en tus ojos. Sabes que nunca podría amarte del modo en que me ama. Nunca serías suficiente para él. Entonces, ¿cuál es el punto? ¡Deja de arruinar nuestra relación! Él tenía dieciséis años cuando ustedes se conocieron. Era un impresionable, vulnerable, chico paralizado y tú te aprovechaste de él —tú debes haber alentado su rara fijación contigo. Y ahora él quiere hacerte feliz— Ella se echó a reír—¿No ves que lo estás coaccionando para hacer algo que él no quiere? Me enfermas. No tengo nada contra la gente gay, pero ¿por qué no puedes permanecer lejos del resto de nosotros y limitarte a los de tu tipo? No hay nada más patético que un hombre gay suspirando por un hombre heterosexual y en pareja. Tú eres—— Sana se detuvo a mitad de la frase y palideció.

JaeHyun siguió su mirada.

Taeyong estaba en la puerta, con los labios apretados en una línea delgada y sus ojos oscuros y lúgubres. ¿Cuánto tiempo habría estado allí?

El silencio descendió sobre ellos.

Los pasos de Taeyong sonaron fuerte en el silencio absoluto de la habitación. Él se detuvo junto a Sana y se limitó a mirarla por un momento, como si la viera por primera vez.

Sana tragó saliva y sonrió temblorosamente—No es...

—No te preocupes, no tendrás que aguantar más a JaeHyun— Taeyong dijo, con la voz áspera de rabia apenas controlada—Nos vamos al anochecer.

JaeHyun respiró hondo.

Los ojos de Sana se agrandaron—Tae...

Taeyong se dio la vuelta, su cara endurecida.

—¡No te atrevas a ignorarme, Lee Taeyong!— Espetó Sana, agarrando su hombro—¡No puedes decir cosas como esas y luego ignorarme! Vamos a hablar como...

Frunciendo los labios, Taeyong se dio la vuelta—No hay nada de qué hablar— dijo, con un tono engañosamente calmo—Dejaste tus sentimientos muy claros. Si te sientes de esa forma, no puedo cambiarlo. Así que me voy.

—¡Pero yo estaba hablando con JaeHyun! No tiene nada que ver contigo...

—Ahí es donde te equivocas— dijo Taeyong—Yo no quiero estar con una mujer que no respeta a la persona que amo. Ofendiéndolo a él, me ofendes a mí. Tratando de dañarlo, me dañas a mí.

Los ojos de Sana se le llenaron de lágrimas—No puedes solo irte así. Somos una familia. Soy la madre de tu hijo. ¿Vas a abandonar a tu hijo? ¿Igual que como tus padres te abandonaron?

Palideciendo, Taeyong tomó una respiración—No te dejaré manipularme. No harás que me sienta culpable. Tengo plena intención de ser el padre de mi hijo y a ti nunca te faltará nada. Y puedes quedarte la casa. Vale diez millones, así que no voy a sentir lástima por ti. Eres joven, atractiva y ahora obscenamente rica. Felicitaciones— Girando sobre sus talones, salió de la cocina, dejando a Sana y a JaeHyun solos.

—Eso fue un golpe bajo— JaeHyun dijo en voz baja, tratando de controlar su ira.

Sana cruzó los brazos sobre su pecho y miró hacia otro lado.

—Puedes estar feliz ahora— dijo ella, con los ojos húmedos—Ganaste.

—¿Gané?— JaeHyun dijo, poniéndose en pie—Él no es un puto premio— Salió de la cocina antes de que pudiera decir algo que luego lamentaría.

Encontró a Taeyong en la habitación de Jeno. Taeyong estaba reclinado sobre la cuna, viendo al bebé dormido, con la espalda antinaturalmente recta.

JaeHyun ocupó un sitio a su lado y miró al bebé también. Jeno realmente se parecía mucho a Taeyong.

—Es tan pequeñito— dijo Taeyong—Tenía tanto miedo de sostenerlo, ya sabes —pensé que le haría daño— y ahora...

—Lo sostendrás cuando quieras— dijo JaeHyun—Eres su papi.

—Sip— Pasaron unos segundos. Entonces Taeyong dijo—Ella está equivocada. Sabes eso, ¿verdad?

JaeHyun tragó saliva, mirando la pelusa rubia del pelo en la cabeza del bebé—Ella está cansada, frustrada y protegiendo a su familia— dijo, en lugar de responderle—Es natural que halla explotado— Rozó su mano contra la de Taeyong—No hagas nada impulsivo de lo que te puedas arrepentir después.

—Debería haber visto antes, que esto nunca podría funcionar. Esa es la única cosa que lamento. Para ser honesto, se estaba viniendo hace un tiempo —toda la amargura, la frustración y la decepción— pero supongo que yo estaba haciendo la vista gorda. No quería admitir que no estaba funcionando— Su mano se deslizó en la de JaeHyun y la apretó—No debes sentirte culpable. No es tu culpa. Si la culpa es de alguien, es mía.

—Deja de culparte a ti mismo. Con el diario de mañana todos somos unos genios— JaeHyun volteó la cabeza y se encontró con los ojos de Taeyong—Pero no diré que no es tu culpa en absoluto. Siempre has sido demasiado terco para tu propio bien.

Taeyong sonrió débilmente y asintió. Abrió la boca, pero pareció vacilar.

—¿Qué?— Dijo JaeHyun, su pulgar cepillando en la muñeca de Taeyong—Ayer le pedí a Stephanie que buscara un lugar para ti en la zona y ella me volvió a contactar esta mañana. Hay algunas opciones buenas no muy lejos del centro de entrenamiento. Pero parece que yo necesito un nuevo lugar también. ¿Qué si..— Taeyong miró hacia otro lado por un momento, frotándose la parte posterior de su cuello—¿Qué piensas de compartir? Sería más fácil y más conveniente— Una expresión avergonzada cruzó el rostro de Taeyong—¿Demasiado? Si estoy siendo demasiado pegajoso, sólo mándame al carajo.

La boca de JaeHyun se secó. Ver a Taeyong cada día, vivir con él...

Se dijo que debía controlarse a sí mismo. Falló—Tienes razón. Buscar una sola casa sería mucho más fácil.

Taeyong sonrió, su sonrisa era tan radiante que le quitó el aliento a JaeHyun y llevó su corazón a su garganta. Dios, él estaba desahuciado.

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NOTA DEL TRADUCTOR: La autora realmente usa la frase —Hindsight is twenty—twenty— que es un dicho que se usa para enfrentar las críticas planteando que en retrospectiva (luego de que algo ya aconteció) es fácil detectar los errores (20/20 es la puntuación perfecta en el examen visual). Como no se puede traducir literalmente usé una expresión local que considero se ajusta a la idea: Con el diario de mañana todos somos unos genios— Casi dejo —en retrospectiva todos tenemos una vista de lince—, pero cuando se lo comenté a mis amigos nadie lo entendía sin que lo explicara y luego boquiabiertos decían —¡Ahhhh!— jajaja.

Capítulo 17

Deseado.

Taeyong ya estaba sonriendo mientras estacionaba su auto frente a la pintoresca casita que él y JaeHyun habían comprado juntos hacía tres semanas atrás. Era mucho más pequeña que la anterior —la que él les había dado a Sana y a JaeHyun— pero se sentía más como un hogar. Taeyong siquiera podía explicar por qué esta casa le gustaba mucho más que su antigua casa. Sospechaba que podría ser porque él y JaeHyun la habían comprado juntos — para ellos. La idea lo calentaba tanto por dentro que ni siquiera sentía el viento frío de febrero.

Joder, a veces se sentía tan culpable por ser feliz alejado de su hijo y de Sana. Parte de él los extrañaba, pero vivir con JaeHyun era todo lo que él ni sabía que deseaba. Había algo sobre compartir una casa con JaeHyun que se sentía dolorosamente bien y perfecto. Incluso el pensar en JaeHyun esperándolo en casa mejoraba su humor enormemente. JaeHyun por lo general llegaba a casa después que él, pero esta vez el entrenador había hecho un entrenamiento más largo.

Taeyong abrió la puerta y entró en la casa. Se deslizó fuera de su chaqueta y pateó sus botas antes de entrar en la sala de estar.

JaeHyun estaba tumbado en el sofá, un par de gafas de montura fina reposando en su nariz mientras leía algo en su tablet, un pequeño surco entre sus cejas oscuras. Llevaba un grueso suéter azul que parecía cómodo y pantalones de chándal grises. Taeyong quería treparse en él.

Así que lo hizo. Taeyong corrió y saltó sobre él.

JaeHyun no parecía impresionado—Jodido infierno— casi me rompes las costillas.

—Oh, Cállate. ¡No peso nada!— Taeyong enterró su cara en el suéter de JaeHyun y suspiró feliz. Realmente era tan suave e increíble como él había esperado.

JaeHyun soltó un bufido—Sí, ciento sesenta libras de nada— —Ciento sesenta libras de fabulosidad.

Aunque no podía ver a JaeHyun, sabía que JaeHyun estaría rodando sus ojos.

—Yo estaba trabajando— JaeHyun dijo enfáticamente—Estás en casa y mañana es tu día de descanso.

—Sabes que estamos cortos de personal por la crisis de lesiones.

Taeyong hizo una mueca. Era un eufemismo. El club nunca había tenido a tantos jugadores lesionados al mismo tiempo—Tae, yo estaba trabajando— Taeyong dijo de nuevo—Sí, pero ahora estoy aquí.

JaeHyun se rió, sus fuertes dedos acariciando la nuca de Taeyong—Eres imposible.

Los dedos de los pies se le cerraron por el afecto y el amor no disimulado en la voz de JaeHyun—Enserio— murmuró y levantó la cabeza para mirar a JaeHyun—Apenas te veo en el centro médico. Siempre estás ocupado. Y a la impostora no le gusta cuando voy por allí.

—No la llames así— JaeHyun le reprendió suavemente, quitándose las gafas—La Dra. Park es una excelente médica— JaeHyun hizo una mueca ligera—Ya es bastante malo con el personal. Todo el personal médico sabe que ella se va a ir al final de la temporada y que yo voy a volver a ser su jefe.

—Ah— Taeyong dijo, cruzando los brazos sobre el pecho de JaeHyun y descansando su barbilla en ellos—Es bastante raro para todos, ¿eh?

—Eso también— dijo JaeHyun, pasando los dedos por el cabello de Taeyong—Pero por sobre todo, yo no quiero socavar su autoridad.

—Ellos te tienen en mayor consideración— JaeHyun asintió.

—Bueno, deberían hacerlo— dijo Taeyong—Nunca tuvimos tantas lesiones cuando tú eras el Médico Principal del Club. En serio, ¡nos estamos volviendo peores que Arsenal! La mitad del equipo está fuera por lesiones. Ella debe haber estado haciendo algo mal. Eres mejor doctor, y más inteligente, y...

—¿No crees que podrías estar siendo un poco parcial?— JaeHyun dijo, con una mirada divertida en el rostro.

—Creo que yo sé mejor que nadie lo bueno que eres— Taeyong dijo bajito.

—Eso es exactamente el por qué estás demasiado sesgado para juzgar las habilidades profesionales de la Dra. Park: pensarías que soy el mejor médico en cualquier caso.

—Eres mejor— Taeyong dijo tercamente—Mejor médico y mejor persona. Estás tan cerca de la perfección como se puede estarlo. La gente como tú no debería existir. Eres una persona realmente agradable —¿Cómo puedes ser tan agradable? Y eres— quiero decir, mírate— Él se rió entre dientes, barriendo su mirada sobre las fuertes características perfectamente simétricas, los ojos azul cobalto y el espeso cabello rubio de JaeHyun. Tae estaba lejos de ser un experto sobre belleza masculina, pero él no era ciego—Eres ridículamente apuesto. Las personas vuelven la cabeza cuando caminas por la calle.

JaeHyun rodó los ojos—No lo hacen.

—Lo hacen— Taeyong dijo con un bufido—Es tan molesto.

—¿Y tú punto es...?

Taeyong se humedeció los labios e hizo la pregunta que le había estado molestando por un tiempo—¿Qué es lo que ves en mí?

JaeHyun arqueó las cejas.

—Quiero Decir..— Taeyong se lamió los labios de nuevo—Viéndolo objetivamente, yo no soy nada especial. No soy feo ni nada, pero estoy pálido y me veo extraño— Él hizo una mueca—Sana solía decir que soy... lindo,‟ pero eso no sería exactamente un reconocimiento rotundo. Y no puede ser mi personalidad. No soy agradable ni nada.

JaeHyun lo miró durante un largo rato antes de acariciar la mejilla de Taeyong con el pulgar—¿Quién te dijo que solo la gente agradable y convencionalmente hermosa merece ser amada?

Probablemente debería haber hecho a Taeyong sentirse mejor, pero en cambio, alguna emoción fea retorcía su estómago. Mirando hacia abajo al pecho de JaeHyun, Taeyong frunció el ceño. No estaba seguro de por qué le importaba en absoluto—Así que realmente no piensas que soy atractivo. Tú me amas a pesar de mi simple y extraña apariencia.

JaeHyun le dio una mirada cansada—En primer lugar, tú no eres simple ni tu aspecto es extraño. Tus rasgos faciales son interesantes y muy atractivos. Segundo, no puedo creer que estemos teniendo esta conversación. ¿Quieres que te describa como a un objeto?

Taeyong frunció el ceño—No.

—Eres adorable— JaeHyun dijo con una sonrisa.

El ceño de Taeyong se profundizó—¿Lo ves?, Tengo razón. Soy „adorable‟ para ti. He visto cómo te devoras con los ojos a otros tipos — incluso al imbécil de Jungwoo— pero nunca lo haces conmigo.

JaeHyun levantó la vista, como pidiendo paciencia, y exhaló—Conozco tu cuerpo mejor que el mío. No necesito comerte con la vista para imaginarme haciéndote todo tipo de cosas sucias. Y mirarte demasiado no es bueno para mi auto—control. ¿Feliz ahora? ¿He golpeado tu ego lo suficiente? ¿De qué se trata todo esto, Tae?— Él sonaba un poco cabreado ahora.

Taeyong sonrió, se levantó a sí mismo y presionó sus labios con los de JaeHyun.

JaeHyun se tensó debajo suyo. A Taeyong no lo sorprendió. Cada vez que hacía esto, JaeHyun intentaba detenerlo, diciendo que no quería nada que le fuera dado por lástima, bla bla bla, pero JaeHyun nunca podía rechazarlo.

Lo mismo pasó esta vez, también. El cuerpo de JaeHyun estuvo rígido por unos pocos segundos antes de que agarrara el rostro de Taeyong y le metiera la lengua dentro de su boca. El beso fue enojado y duro y dolorosamente hambriento. Taeyong cerró los ojos y trató de relajarse. Los besos de JaeHyun ya no eran tan extraños para él como lo eran al principio, pero todavía eran un poco abrumadores y desconcertantes. No en un mal modo, sólo... que lo confundían. Le encantaba sentir los firmes labios de JaeHyun en los suyos y la lengua de JaeHyun dentro de él; ni siquiera le importaba el rastrojo de barba que raspaba en su mejilla. La reacción de su cuerpo era la parte confusa. Siempre había estado muy en sintonía con JaeHyun, por lo que la intensidad de la necesidad de JaeHyun le hacía sentir necesitado y vagamente insatisfecho también, incómodo y flotando al borde de la excitación. Eso lo confundía un infierno, porque él no quería a JaeHyun de esa manera, pero cuando JaeHyun lo besaba, su cuerpo casi deseaba algo. Era jodidamente confuso.

Un pequeño ruidito dejó sus labios cuando JaeHyun repentinamente lo empujó y escapó de debajo suyo. Se puso de pie, con las manos apretadas en puños.

Taeyong se limpió los labios y miró su espalda rígida con cautela—¿Jae?

—Te dije que dejaras de hacer esto— JaeHyun dijo, su voz cortante y áspera—No tienes que hacerlo para mantenerme cerca. Se está haciendo tarde. Buenas noches.

Y él salió de la habitación, la tensión notable en sus hombros. Tensión e ira y algo más. Taeyong sospechaba que tenía algo que ver con lo que Sana le había dicho a JaeHyun, pero sin importar lo que él le dijera, no pudo convencer completamente a JaeHyun de que Sana estaba equivocada. Y estaba equivocada.

Maldita sea.

Taeyong pensaba por un momento, sin saber qué hacer. Se paró. Tal vez debería disculparse.

Cuando llegó a la habitación de JaeHyun, abrió la puerta. Se detuvo en seco.

JaeHyun estaba acostado en la cama y él estaba...

El rostro de Taeyong se calentó. Quería irse, pero por alguna razón, no podía. Simplemente no podía moverse. Se quedó mirando, paralizado, a la gruesa, larga polla envuelta en la gran mano de JaeHyun. JaeHyun estaba acariciándola con fuerza.

Él debe haber hecho algún ruido, porque de repente JaeHyun se detuvo.

Taeyong levantó la mirada desde la erección de JaeHyun hasta su cara.

JaeHyun lo miraba, con la mandíbula apretada por la ira y la frustración.

Sus ojos se encontraron y Taeyong se sonrojó aún más. Ahora definitivamente era el momento de irse.

Pero aún así no se movió.

Una sonrisa torcida, un poco dolida, apareció en el rostro de JaeHyun—Cierra la puerta, Tae. Desde el otro lado.

Taeyong cerró la puerta. Se alejaba despacito, con una sensación extraña en el estómago.

Para el momento en que se metió en su cama, todavía se sentía extraño y fuera de balance. Abrazó la almohada y cerró los ojos, pero la inquietud no disminuyó. Su mano se deslizó hacia abajo para acunar su polla medio—endurecida. Lo dudó, pero masturbarse era tan buena idea como cualquier otra para deshacerse de su inquietud.

No tomó mucho para que estuviera plenamente duro; habían pasado semanas desde que había tenido sexo. Se acarició a sí mismo, imaginando las curvas de Sana y su opresión húmeda. No estaba seguro de lo que decía sobre él, que extrañara más al sexo de lo que extrañaba a su novia. Un recuerdo, espontáneamente le vino a la mente: del psicólogo del club, el Dr. Kim, dando a entender que JaeHyun cumplía con todas sus necesidades emocionales y que esa era la razón de su incapacidad para comprometerse plenamente con Sana.

JaeHyun.

La imagen de JaeHyun enfurecidamente bombeando su polla cruzó por su mente, y Tae mordió la almohada para amortiguar su gemido mientras un tipo confuso de emoción se disparaba en su cuerpo. Dios, esto estaba tan mal. ¿Cómo podría excitarle la idea de JaeHyun deseándolo a él cuando ni siquiera bateaba para ese lado? No tenía sentido. Él no deseaba a JaeHyun y no podía imaginarse teniendo relaciones sexuales con un hombre, pero... su polla le dolía al recordar la erección de JaeHyun apretada entre los dedos de JaeHyun —por su causa— por él. JaeHyun lo deseaba. JaeHyun lo deseaba más que a nada, lo amaba más que a nada, y amado y deseado... los brazos de JaeHyn, abrazándolo, apretándolo duro... tan bueno y seguro... la voz de JaeHyun, susurrando palabras de amor para él... una gran mano fuerte acariciando la polla de Tae.

El orgasmo lo golpeó tan de repente y con tanta fuerza que fue casi doloroso. Tae gimió en la almohada, temblando y jadeando.

Se quedó quieto, jadeando, desorientado y asustado.

¿Qué mierda fue eso?

🍃🍇🍃

Ciento sesenta libras: Aproximadamente 72,5 Kg.

Capítulo 18

Borroneado.

Para cuando JaeHyun dejó su habitación y fue hacia la cocina la mañana siguiente, Taeyong ya estaba allí, haciendo el desayuno para ellos.

—Buenos días— dijo JaeHyun.

—Igual— Taeyong murmuró sin voltearse. Era un día de descanso para ambos —el próximo partido de la Premier League estaba a pocos días de distancia— pero Taeyong parecía tener prisa, completamente absorto en preparar los omelets para ellos.

O fingiendo estar absorto.

JaeHyun se sentó a la mesa y miró la espalda de Taeyong. Había pensado que él sería quien se suponía se sentiría incómodo, no Taeyong.

—¡Desayuno!— Taeyong anunció, un poco demasiado alto, poniéndole el plato de JaeHyun frente a él antes de sentarse también.

Bien.

Comieron en silencio. Taeyong mantuvo los ojos en el plato. O el rostro de Taeyong estaba enrojecido por el calor de la cocina o estaba sonrojado.

Por fin, JaeHyun bajó su tenedor—Muy bien—— El timbre sonó.

—Debe ser Sana— dijo Taeyong, el alivio evidente en su voz. La silla se cayó cuando se puso de pie.

—¿Sana?

—¿Lo olvidaste? Ella traerá a Jeno hoy— Taeyong enderezó la silla antes de dejar la cocina.

Realmente lo había olvidado. Se suponía que Taeyong tendría a su hijo cada dos semanas: ese fue el acuerdo al que él y Sana habían llegado.

JaeHyun permaneció sentado. Él no estaba realmente ansioso por ver a Sana, por decirlo ligeramente.

Sabes que nunca podría amarte del modo en que me ama. Nunca serías suficiente para él. ¿No ves que lo estás coaccionando para hacer algo que él no quiere?

JaeHyun agarró su taza y se tragó su café. Estaba caliente y le quemó la garganta, pero apenas podía sentirlo.

No hay nada más patético que un hombre gay suspirando por un hombre heterosexual y en pareja.

Las quejas a gritos del bebé le hicieron estremecerse.

—¡JaeHyun!— Taeyong corrió a la cocina, llevando al bebé llorando en sus brazos. Se lo veía al borde del pánico.

—¿Qué está mal?

—¡Está llorando!

JaeHyun rió—Es un bebé. Los bebés lloran.

—¡Él no me quiere! — Taeyong dijo por sobre el llanto del bebé—Estoy seguro de que ni siquiera me reconoció. Él no sabe que soy su papá.

—Definitivamente él tiene tus pulmones— JaeHyun dijo secamente.

Taeyong lo miró, pero sus labios se torcieron hacia arriba. Luego volvió a mirar al bebé—¿Cómo hacemos para que deje de llorar?

—¿Parezco un experto en bebés?— Pero JaeHyun se paró y caminó acercándose.

—Eres un doctor.

—De adultos.

—Aun así. Tú lo sabes todo.

—Me halaga mucho que pienses eso, pero..— JaeHyun frunció el ceño, viendo la cara enrojecida del bebé—Creo que lo estás sosteniendo mal. Lo estás apretando demasiado fuerte. Afloja el agarre...

—Entonces tómalo— Taeyong puso el bebé en los brazos de JaeHyun—Con cuidado— dijo JaeHyun, acercando al niño hacia su pecho—Él no es una pelota de futbol— Bajó la vista hacia el bebé—¿No es así Jeno? Dile a tu papá que no eres una pelota.

El bebé parpadeó y dejó de llorar. JaeHyun tenía que admitir que era bastante adorable cuando no estaba llorando —realmente se parecía mucho a Tae.

—Oye, allí— murmuró JaeHyun, tocando la pequeña mano. El bebé se agarró al dedo y estudió al hombre pegado al mismo. JaeHyun sonrió.

El repentino silencio hizo a JaeHyun levantar la vista.

Taeyong los estaba mirando con una extraña expresión en el rostro—¿Qué?— dijo JaeHyun.

Taeyong sacó su teléfono del bolsillo y les tomó una foto—Nada— dijo, mirando la foto.

🍇

Esa noche, después de que JaeHyun se había metido en la cama, Taeyong fue a su cuarto. Se quedó de pie en la puerta, vestido con una gran camiseta blanca, y dijo—¿Puedo pasar?

JaeHyun frunció el ceño. Este día se estaba volviendo cada vez más bizarro. ¿Desde cuándo Tae pedía permiso para entrar en su habitación?

—Seguro— dijo, deseando poder ver la cara de Taeyong.

Taeyong se metió en la cama, pero no se acurrucó con él como haría normalmente.

Una punzada de preocupación lo atravesó a JaeHyun. ¿Qué carajos estaba pasando?

—¿Cansado?— Taeyong murmuró.

—Un poco— dijo JaeHyun. Sana había pasado por Jeno apenas una hora atrás.

—Yo también— Taeyong bostezó—Los bebés son mucho más agotadores de lo que yo pensaba.

—¿Por qué estás cansado?— JaeHyun dijo con una sonrisa—Yo hice todo el trabajo.

Taeyong le dio una palmada en el pecho—Yo ayudé. No es mi culpa que a él le gustes más.

—Tal vez sea porque lo sostuve como a un bebé, no a una pelota— —Oye, no había nada malo en como lo sostenía. Es sólo que le gustas más tú— Taeyong agregó en voz baja—A ti te gusta él también.

—Lo hace— JaeHyun dijo, una vez más, deseando poder ver la cara de Taeyong. Su voz sonaba un poco rara. Infiernos, Tae había estado actuando raro todo el día. La presencia del bebé había parecido disolver algo de su rareza, pero nunca desapareció completamente. JaeHyun no lo había presionado, pensando que Taeyong solo necesitaría algunas horas para superar la incomodidad causada por el incidente de ayer. Excepto que él claramente no había conseguido superarlo. Taeyong había estado extraño en torno a su hijo, también: En ocasiones parecía ridículamente feliz cuando los miraba a JaeHyun y Jeno, y a veces casi parecía como si no le agradara Jeno.

—¿Cuál es el problema?— preguntó JaeHyun.

—Es una tontería— Taeyong dijo con una especie risa avergonzada—Vas a creer que es tonto.

—Prometo que no lo haré— dijo JaeHyun.

Cuando empezaba a pensar que Taeyong no iba a decírselo después de todo, Taeyong finalmente habló—Disfruté verte a ti con Jeno. Él es mío y tú eres mío, por lo que era —era perfecto. Es sólo que... apenas me miraste en todo día.

A pesar de su promesa, JaeHyun casi se rió: Taeyong no podía estar seriamente celoso de un bebé —eso era demasiado ridículo incluso para Tae. Pero la desnuda honestidad en la voz de Taeyong lo hizo a JaeHyun frenarse. Taeyong siempre había sido posesivo con él, pero nunca había estado tan mal. Nunca.

Acercándose a él, JaeHyun pasó los dedos por el cabello de Taeyong y cepilló los nudillos contra su oreja—No te dejaré de nuevo, bebé—

Haciendo un ruidito suave, Taeyong se apoyó en el toque y volvió la cabeza, acariciándose en los dedos de JaeHyun. A JaeHyun se le puso piel de gallina en el brazo, su polla luchando contra sus bóxers. Tener a Taeyong en su cama siempre fue excitante, pero este comportamiento necesitado, francamente sumiso lo hizo ponerse duro al instante. Su cuerpo estaba interpretando la necesidad de Taeyong de forma equivocada, y él lo deseaba. Deseaba empujar a Taeyong debajo suyo y sobarse contra él —dentro de él— hasta que ambos estuvieran doloridos y agotados.

Tratando de distraerse, JaeHyun dijo—No te miré demasiado porque no quería hacer que sea aún más difícil para ti.

Taeyong dejó de acariciar sus dedos y se puso rígido—Entonces, ¿vamos a hablar de eso?— dijo JaeHyun.

Taeyong de hecho se alejó de él, lo que era desconcertante en sí mismo. JaeHyun no podía recordar la última vez en que Taeyong había sido el que se apartarse.

—¿Sobre qué?— dijo Taeyong—Tú sabes qué.

—Nop, no lo sé.

—Tae.

Taeyong murmuró—No hay nada de qué hablar. Así que entré mientras te tocabas; Vaya cosa. No estoy —no estoy enloqueciendo ni nada.

—¿Es por eso que has estado sonrojándote cada vez que me mirabas? —No estaba sonrojado.

—Lo estabas.

—No lo estaba.

—Taennie.

Taeyong dejó escapar un suspiro—Bien, quizás lo estaba. Eso sólo fue un poco extraño. Quiero decir, te miraba y recordaba ver tu...

—Polla.

—Sí— dijo Taeyong—Quiero decir, cuando ves a alguien haciendo eso... te cambia la forma en que los ves, ¿verdad? Es un poco íntimo. Haría flipar a cualquiera. Así que, sí.

JaeHyun no entendía por qué Taeyong sonaba tan defensivo e incómodo. Taeyong difícilmente era mojigato. Entrar cuando alguien estaba masturbándose no debería haber sido un gran problema; todos los tipos se masturbaban.

A menos que... a menos que ver su excitación finalmente lo había hecho real para Taeyong. Demasiado real.

—No te preocupes, no voy a molestarte o algo— dijo JaeHyun directamente, muy consciente de la distancia entre ellos. Ahora el extraño comportamiento de Taeyong, repentinamente tenía mucho más sentido—Te he deseado por años y controlado para no saltar sobre ti.

—No seas tonto —yo no pienso que tú me molestarías.

Las cejas de JaeHyun fruncidas. Se lanzó a ciegas—¿Entonces sobre qué es todo esto? ¿Por qué estás enloqueciendo por mí?

—Olvídalo. No es nada.

—Obviamente no es por nada.

—Mira, solo déjalo, ¿de acuerdo? Algo pasó y me asustó. Yo no lo entiendo tampoco, así que no quiero hablar de ello —aún. Cuando lo averigüe, te lo diré. Lo prometo.

—Está bien— JaeHyun se levantó a sí mismo sobre un codo y extendió la mano. Encontró que Taeyong estaba acostado sobre su estómago a un pie de distancia. Los músculos de Taeyong se endurecieron cuando JaeHyun tocó su espalda.

JaeHyun le dio un beso en la nuca, inhalando el olor de Taeyong—Solo recuerda que tú siempre puedes hablar conmigo.

—Lo sé— susurró Taeyong. ¿Fue la imaginación de JaeHyun o él realmente estaba temblando?

Frunciendo el ceño, JaeHyun se alejó y volvió a recostarse—Dormiré aquí esta noche— dijo Taeyong.

—Gracias por informarme— JaeHyun dijo secamente, pero a decir verdad, estaba aliviado. No importa qué sea lo que estaba molestando a Taeyong, no era lo suficientemente fuerte como para hacerlo evitar a JaeHyun.

—De nada— Taeyong dijo, bostezando.

En un ratito su respiración se igualó. JaeHyun sonrió. Tae seguía quejándose del insomnio, pero él siempre se dormía con facilidad cuando compartían una cama.

Murmurando algo en su sueño, Taeyong de repente se dio la vuelta y quedó medio tumbado sobre él, haciendo su mejor representación de un pulpo. Sus labios entreabiertos tocaron el pezón de JaeHyun.

Jodido infierno.

JaeHyun trató de dormirse, pero era un ejercicio inútil: no podía relajarse.

Respiró hondo, tratando de dominar su erección para que desapareciera. No funcionó. No podía funcionar mientras que Taeyong estaba completamente sobre él y la palpitante polla de JaeHyun estaba presionando firmemente contra el estómago de Taeyong. JaeHyun juró bajito entre dientes, la necesidad envolviéndolo como una soga enrollada y la frustración construyéndose en él con cada minuto que pasaba mientras que la proximidad y el aroma de Taeyong lo volvían loco. Sus dedos, temblaban literalmente por el impulso de tocar la suave piel de Taeyong y bajarle sus bóxers para masajear su culo respingón, y no podía frenar a su imaginación de correr vertiginosamente. Se imaginó separando las mejillas de Tae y enterrando su rostro contra ellas, profundizando con su lengua hasta que Tae estuviera temblando y su pequeño agujero estuviera lo suficientemente flojo para la polla de JaeHyun.

Taeyong murmuró algo adormilado, sus labios rozando su duro pezón nuevamente. JaeHyun siseó. Iba a ser una larga noche.

Capítulo 19

Lesionado.

La mañana siguiente fue tan extraña como el día anterior.

Taeyong estaba tranquilo y distraído por algo, y cada vez que sus ojos lo encontraron, se puso notamente nervioso por algún motivo.

Mientras viajaban en silencio hacia el centro de entrenamientos, JaeHyun consideró brevemente presionar en el asunto, pero el dolor de cabeza palpitante en sus sienes le hizo muy difícil concentrarse. La falta de sueño de la noche anterior se manifestaba.

—¿Estás bien?— Taeyong dijo cuando llegaon y JaeHyun estacionó el automóvil.

—Sí— dijo JaeHyun, frotándose la frente—Sólo con algo de dolor de cabeza. Debe irte, o vas a llegar tarde al entrenamiento.

Taeyong se inclinó y le dio un beso en la mejilla, sólo a una pulgada de sus labios—Que te mejores— dijo suavemente y le besó la comisura de los labios antes de quedarse congelado, sus ojos verdes ampliados y desconcertados.

Sonrojándose, se deslizó fuera del coche y corrió hacia el edificio de entrenamientos.

JaeHyun se tocó la boca, viendo a Taeyong desaparecer en el edificio.

🍇

El resto de la mañana estuvo ocupado para JaeHyun. Todavía estaban cortos de personal, y las lesiones no parecían tener fin. No quería criticar a Park Joy pero era cada vez más evidente que el trabajo, sobre la prevención de lesiones, había sido pobre mientras él había estado fuera.

Suspirando, JaeHyun se frotó las sienes cuando la puerta finalmente se cerró detrás de otro jugador lesionado más.

—¿Dolor de cabeza, Dr. Jung?— dijo una voz suave.

JaeHyun levantó la vista. Se había olvidado por completo de la presencia del pasante en la habitación. Ojos marrón oscuro lo miraban con simpatía.

—Sólo una migraña, Yuta— respondió.

Sonriendo, Yuta se acercó—Déjeme ayudar. Me han dicho que doy unos masajes geniales—

—Adelante— JaeHyun dijo, pensando que no le haría daño. El tipo pronto sería fisioterapeuta, después de todo.

Cerró los ojos cuando los dedos de Yuta comenzaron a tocarle la cara: primero aplicando presión sobre sus cejas, luego acariciando su cuero cabelludo suavemente antes de empezar a masajear bajo la parte posterior de su cráneo. JaeHyun hizo un sonido apreciativo cuando el dolor de cabeza retrocedió un poco.

—¿Mejor?— Yuta le murmuró al oído, más cerca de lo que JaeHyun habría esperado.

—¿Qué están haciendo?

Los párpados de JaeHyun se abrieron de golpe. Taeyong estaba de pie en la puerta, mirándolos.

—El Dr. Jung me pidió que le diera un masaje— Yuta respondió—Por su migraña.

—Puedes irte— dijo Taeyong—Yo me encargo.

—Pero...

—Vete— Taeyong dijo disfrutándolo.

Cuando Yuta no se movió, Taeyong lo miró con una expresión severa—¿Tienes un problema de audición?

—Yuta, puedes irte— JaeHyun dijo lentamente, mirando a Taeyong.

Pero antes de que Yuta pudiera salir, el teléfono sonó y Yuta lo respondió.

—Es solicitado por la Dra. Park de inmediato, Dr. Jung— dijo cuándo colgó—Hay otro jugador lesionado.

Suprimiendo un suspiro, JaeHyun se puso en pie y dejó la habitación—¿Ahora quién?

—Jungwoo— Taeyong respondió antes de que Yuta pudiera, alcanzándolos mientras se abrían camino hacia la oficina de la Dra Park — La antigua oficina de JaeHyun.

—¿Qué pasó?— preguntó JaeHyun.

—Fue herido durante el entrenamiento— dijo Taeyong, rozando el brazo de JaeHyun—Pareciera ser una lesión en la ingle. Una fea.

JaeHyun negó con la cabeza—¿No tuvo ya un tirón en la ingle hace unos meses mientras yo no estaba?

—Sip, lo hizo— Taeyong dijo, tocando su muñeca—Dos veces, de hecho.

JaeHyun hizo una mueca. Las lesiones de ingle podrían ser muy complicadas y persistentes si no se las trataba correctamente, y conseguir una tercera lesión de ingle en un lapso de medio año no era buena señal en absoluto.

Llegando a su antigua oficina, abrió la puerta y entró, con Taeyong y Yuta detrás suyo. JaeHyun miró a Taeyong—Qué estás haciendo aquí?

Taeyong lo miró a Yuta—Soy el hermano del tipo lesionado— dijo, levantando la barbilla.

JaeHyun entrecerró los ojos, pero no dijo nada. No era ni el tiempo ni el lugar. En cambio, se dirigió hacia la sala de examen contigua.

Lee Jungwoo estaba acostado en la mesa de examen, y la Dra. Park estaba junto a él, con los brazos cruzados sobre el pecho.

—¿Cuál es el problema, Anne?— dijo JaeHyun.

La Dra. Park se volvió hacia él, masticándose los labios—Jungwoo quiere un programa de rehabilitación acelerado. No creo que sea prudente. Tiene una lesión de tercer grado en la ingle, por no hablar de que es una lesión recurrente, lo que complica las cosas. Sería muy difícil...

—Es una excelente médica, Dra. Park— dijo Jungwoo—Confío en su talento. Estoy seguro de que si alguien es capaz de hacerlo, es usted.

Detrás de él, Taeyong resopló y dijo, sólo para los oídos de JaeHyun—No puedo creer que la gente realmente se compre eso.

—Bueno— dijo Park, su expresión se suavizó—Podría ser capaz, pero...

Jungwoo le dio una sonrisa impresionante—¡Excelente! Sabía que podría hacerlo. Usted sabe lo importante que es para mí estar en forma para cuando el entrenador de la Selección Nacional elija la lista de convocados para la Copa del Mundo. Necesito tener el alta antes de abril para recuperar mi estado e impresionarlo...

—Nadie está siendo dado de alta todavía— JaeHyun interrumpió, acercándose a la mesa y examinando la expuesta pierna de Jungwoo. Se había aplicado hielo, pero la hinchazón en la parte interna del muslo todavía era muy notable—¿Ruptura parcial o completa?— murmuró.

—Parcial— Park respondió—Parcial pero casi completa. Él es tuyo— Ella le entregó la historia clínica de Jungwoo y lo dejó repasarla.

Finalmente, JaeHyun levantó la vista y se encontró con los ojos de Jungwoo—¿Sabes lo que pasaría si regresas antes de tiempo? Podrías ser capaz de jugar con cierta incomodidad, pero lo más probable es que vuelvas a lesionarte la ingle de nuevo y no serías capaz de participar en la Copa del Mundo para nada.

—Pero...

—Jungwoo— JaeHyun lo interrumpió, no sin amabilidad—No creo que entiendas la gravedad de la situación. Volver a entrenar demasiado pronto es un error habitual, que ya has cometido antes. Tuviste un desgarro de primer grado hace cinco meses. Era sólo un ligero desgarro de las fibras musculares. Era un poco doloroso, pero el músculo tenía una fuerza cercana a la normal. Por tu propia insistencia, estuviste de vuelta en el campo de juego en diez días —mucho antes de lo que debería haber sido. Entonces tuviste otra lesión en la ingle, esta vez más seria, pero estabas entrenando menos de tres semanas después. Y ahora se ha desgarrado casi por completo. No volverás a las cancha por un mes. Eso está fuera de discusión.

—No eres el Doctor Principal del Club— Jungwoo dijo agradablemente—La Dra. Park lo es.

JaeHyun le dio una mirada inexpresiva—La Dra. Park dejará el club en unos pocos meses y yo voy a ser el que resuelva este lío. ¿De verdad quieres arriesgar tu carrera? ¿Tengo que recordarte cómo muchos futbolistas perdieron para siempre su buena forma y velocidad debido a lesiones mal curadas? No es tu primera lesión de ingle o incluso la segunda. Es una tercera lesión de ingle consecutiva. Eso no lo hace verse bien. Necesitas un programa de rehabilitación adecuado, lento. No podemos apresurarlo de nuevo. Olvídate de la Copa del Mundo y piensa en tu carrera.

Los labios de Jungwoo se adelgazaron—Bien. Pero aún quiero volver a la cancha para finales de abril, como mucho.

JaeHyun se pellizcó el puente de su nariz, su dolor de cabeza de nuevo manifestándose—Vamos a ver cómo va. El otro problema es que estamos cortos de Kinesiólogos. Vamos a tener que contratar a un fisioterapeuta para ti.

—Sólo quiero al mejor— Jungwoo dijo, mirando a JaeHyun—A ti.

Taeyong le puso una mano en el cuello a JaeHyun—JaeHyun es un Doctor, no un Kinesiólogo.

JaeHyun casi se echó a reír con eso. ¡Qué pequeño hipócrita! —Quiero al mejor— Jungwoo dijo de nuevo.

—Como el Doctor Principal del Centro de Rehabilitación, voy obviamente a supervisar tu recuperación, pero no puedo ser tu fisioterapeuta. No tengo el tiempo —tú necesitaras a alguien que trabaje de cerca contigo.

—Sólo encuéntrame al mejor Kinesiologo, entonces— dijo Jungwoo.

—Conozco al mejor fisioterapeuta de Inglaterra— JaeHyun frunció el ceño, estudiando a Jungwoo—Pero no estoy seguro de que sea una buena idea. No te agradarían sus métodos. Él no tiene paciencia con sus pacientes.

Jungwoo se veía decididamente poco—impresionado—Puedo manejar a cualquiera. Sólo quiero al mejor.

—Muy bien, pero no me digas que no te lo advertí— JaeHyun se volvió hacia el pasante—Por ahora, aplícale hielo durante quince minutos cada hora, Yuta. Deberá usar una faja de compresión todo el tiempo para limitar la hemorragia y la hinchazón. No estiramientos y nada de ejercicios. Solamente descanso y los pies elevados.

—Seguro, Dr. Jung— Yuta dijo, sonriéndole. Dio un paso más cerca de JaeHyun, mirándolo por debajo de sus largas pestañas oscuras—¿Cómo está su dolor de cabeza? ¿Quiere que le de...

Taeyong se interpuso entre ellos—Se te dijo lo que hacer— le mordió—¿Eres lento?

JaeHyun se quedó mirando la parte posterior de la cabeza de Taeyong.

Yuta estaba parpadeando rápidamente.

Jungwoo fue el que rompió el silencio, con la mirada divertida fija en su hermano—¿Sabes? Mejor le pones una bolsa en la cabeza, si no quieres que la gente mire a JaeHyun.

El pasante veía entre ellos, perplejo—¿Qué?

—No es culpa tuya— Jungwoo le dijo. ¿Es Yuta, ¿verdad?— Cuando el pasante asintió, Jungwoo le sonrió—Hay algunas reglas no—escritas aquí, Yuta. Nadie habla de ellas, pero todos las conocen— Señaló a JaeHyun y le guiñó un ojo al pasante—El Dr. Jung es muy caliente, ¿eh?

Yuta se sonrojó, viéndose como un ciervo encandilado por los faros. JaeHyun negó con la cabeza—Jungwoo...

Pero Jungwoo continuó—Ahora, ¿ves al otro tipo? ¿El que parece querer mear alrededor de JaeHyun?

Taeyong balbuceó, la punta de sus orejas poniéndose rojo brillante—Jungwoo, suficiente de eso— JaeHyun dijo, con voz dura.

Jungwoo puso una expresión inocente, ampliando sus ojos—Mi error, se me olvidó que se supone que todos tenemos que ignorar al elefante en la habitación.

—Tú—Taeyong comenzó, dando un paso hacia la mesa, pero JaeHyun cogió el puño de Taeyong y tiró de él contra su pecho.

—Basta, los dos— Echó un vistazo al pasante—Hielo y compresión, Yuta. Mantén su pierna elevada y no lo dejes moverse hasta que yo regrese.

Condujo a Taeyong fuera de la oficina.

Mirando a su alrededor, empujó a Taeyong dentro de la habitación más cercana y cerró la puerta—Muy bien, ¿qué diablos fue eso?

Taeyong se mordió el labio inferior y bajó la mirada—¿Qué?

—¿El pequeño berrinche que armaste cuando el pasante coqueteó conmigo?

—No lo hice.

—Sí, lo hiciste— JaeHyun negó con la cabeza—Ten cuidado. Si sigues así, las personas tendrán una idea equivocada.

—¿Una idea equivocada?— Taeyong repitió.

JaeHyun le dio una dura mirada—Después de mi relación con Samuel, todos saben que soy gay. La gente va a empezar a hablar si continúas comportándote como un novio celoso cada vez que alguien coquetea conmigo.

—Oh— Una arruga formada entre las cejas de Taeyong.

—Sí— JaeHyun dijo, torciendo los labios—Estrellas del Fútbol de tu calibre no pueden ser gay. Tú lo sabes. Además, tu comportamiento fue — es— inaceptable. No soy de tu maldita propiedad. Y no soy tu novio— Tomó la barbilla de Taeyong y lo miró a los ojos—Sé que no somos buenos en dibujar el límite, pero creo que necesitamos hacerlo, porque me está jodiendo la cabeza. Tú eres el que me dijo que tendría que conseguir sexo en otros lugares. A ti no te importa a quien me folle siempre que te siga amando— Trató de no sonar demasiado amargo—Así que no debería importarte si alguien coquetea conmigo o, incluso, si yo devuelvo el coqueteo.

El rostro de Taeyong estaba tenso—Así que realmente lo quieres.

—¿A quién?

—Al pasante. Yuta.

—No lo hago, pero ese no es el punto— —Entonces ¿Cuál es el punto?

—El punto es que no importa si quiero a Yuta o no. Tú no eres mi novio. No soy tuyo. Si yo decido invitar a un equipo de fútbol completo a mi cama y tener una gran orgía, tú no tienes nada que decir sobre lo que sea.

Taeyong lo miró fijamente, su pecho agitado y sus ojos verdes llenos de rabia.

—¿Lo entiendes ahora?— dijo JaeHyun.

—No— Taeyong jaló la cabeza de JaeHyun hacia abajo, su boca deslizándose a través de la suya, húmeda y caliente. Fue un beso torpe, dolorosamente bruto, los labios de Taeyong golpeando los suyos —no había otra palabra para describirlo.

El calor trepó por el estómago de JaeHyun cuando la lengua de Taeyong se deslizó en su boca, pero él se alejó, respirando con dificultad y mirando a Taeyong—¿Qué carajos?

Taeyong estaba sonrojado, sus labios todavía húmedos y brillantes. Él parecía desconcertado y totalmente fuera de balance. En realidad él parecía más sorprendido por el beso de lo que lo estaba JaeHyun.

—Ni siquiera lo sabes, ¿verdad?— JaeHyun cerró los ojos por un momento—Está bien, esto es todo. Tenemos que trazar la línea. Esto se está poniendo demasiado confuso para ambos—

—No, no lo está.

—Sí, lo está— JaeHyun dijo, limpiándose los labios—Nunca te pusiste todo cavernícola cuando alguien coqueteó conmigo antes. Nunca te gustó compartir mi atención, pero nunca fue tan malo. Esto es nuevo. Estás confundido.

Los labios de Taeyong fruncidos—Quizás, pero...

—Sin peros— JaeHyun suspiró, pasándose la mano por el pelo—No sé que está pasando contigo, pero tiene que parar. Estás cruzando la línea. Estás jugando con mis emociones, soplando caliente y frío. Esto no puede continuar así. Es un infierno desquiciante, Tae.

—Jae...

—No— JaeHyun espetó, alejándose, y dirigiéndose hacia la puerta—¡JaeHyun!

—Tengo que trabajar— JaeHyun dijo, sacudiéndose la mano de Taeyong fuera.

Necesitaba pensar.

Y tenía que tomar algunas decisiones desagradables.

Capítulo 20

Arruinado.

Las manos de Taeyong estaban algo inestables mientras preparaba una cena tardía. JaeHyun no había regresado del trabajo aún, el personal médico estaba trabajando horas extras, pero estaba llegando tarde. ¿Seguramente JaeHyun regresaría pronto?

Taeyong se cortó el dedo y dejó caer el cuchillo, silbando. Maldita sea.

Se apoyó en la mesa y se obligó a tomar algunas respiraciones profundas. No ayudó. El sentimiento de pánico no desapareció.

Estaba asustado.

No le gustaba la mirada en los ojos de JaeHyun, cuando JaeHyun se había alejado de él. JaeHyun se había visto como un hombre que decidió hacer algo muy desagradable pero necesario. ¿Había empujado a JaeHyun demasiado lejos?

Para cuando la cena estaba lista, Taeyong estaba cerca de enfermarse por la preocupación.

¿Por qué no había vuelto JaeHyun aún?

Por fin, apareció el ruido de un coche en la distancia, acercándose a la casa, y el corazón de Taeyong comenzó a golpear tan fuerte que podía sentirlo en todo su cuerpo.

Se limpió las manos, ignorando el escozor en su dedo, echó un vistazo a la mesa por última vez, asegurándose de no haber olvidado nada, y esperó a que JaeHyun viniera a su encuentro.

Pero JaeHyun no lo hizo. La puerta principal se abrió y se cerró, y allí estaba el sonido de los pasos dirigiéndose hacia arriba.

Y luego nada.

Diez minutos pasaron.

Con su ansiedad creciendo, Taeyong dejó la cocina y se dirigió hacia el piso de arriba también.

Encontró a JaeHyun en su dormitorio, recién salido de la ducha y cambiándose.

—Voy a salir— dijo JaeHyun, poniéndose una camisa oscura—Pero... Pero ¿qué hay de la cena?

—No tengo hambre— JaeHyun dijo, cerrando la cremallera de sus jeans.

Agarró su chaqueta y se encaminó hacia la puerta pasando a Taeyong—Jae— Taeyong dijo, agarrando su brazo.

JaeHyun finalmente lo miró—Mira, esto está jodiéndome la mente— él dijo—Esto —nuestra relación— se ha vuelto algo totalmente desquiciante. Es demasiado y no es lo suficiente— Un músculo palpitaba en la mandíbula de JaeHyun—Quiero cosas de ti que nunca me podrías dar y, para ser totalmente honesto, no confío en mí mismo para no presionarte en algo que no quieres. Necesitamos algunos límites. Nunca pensé que diría esto, pero era más fácil para mí cuando fingía ser tu amigo y nada más.

Taeyong tragó. Tenía la sensación de que esto no le iba a gustar—¿Qué quieres decir?

Los labios de JaeHyun apretados en una fina línea—No más besos ni toqueteos excesivos. Voy a salir y voy a tener sexo— Suavemente, él retiró su brazo del flojo agarre de Taeyong y salió de la habitación, dejando a Taeyong congelado en su sitio.

Cuando la puerta se cerró abajo de golpe, las rodillas de Taeyong cedieron. Él se sentó pesadamente en la cama de JaeHyun y se quedó mirando fijamente a la nada.

Bueno. Necesitaba pensar racionalmente. Todo estaba bien. Esto era lo que habían acordado, ¿no? Esto era lo que él mismo había sugerido en los Estados Unidos: que a pesar de que trataría de hacer feliz a JaeHyun, JaeHyun tendría que conseguir sexo en otros lugares. Eso es lo que había querido —lo que todavía quería. No le importaba a quien follara JaeHyun. No era asunto suyo. Encuentros de una noche, que no podrían robarle a JaeHyun, no eran una amenaza; ellos no le importaban una mierda.

Excepto que su estómago se sentía como una dura pelota de hierro, arañando sus entrañas y tratando de subir a su garganta.

Taeyong jaló sus rodillas al pecho y envolvió sus brazos alrededor de ellas. Respiró hondo, tratando de luchar contra la sensación de enfermedad repugnante en la boca de su estómago. Su pecho le dolía y no entendía por qué. ¿Qué estaba mal en él? Nunca se había preocupado demasiado sobre los encuentros de una noche de JaeHyun. JaeHyun lo amaba a él; eso era lo único que importaba. ¿No era así?

Su mirada cayó sobre la camisa de JaeHyun que yacía junto a él en la cama.

Taeyong la recogió y la miró durante un largo rato antes de llevarla a su nariz. Olía a hospital y a JaeHyun. Inhaló ávidamente de nuevo, una parte de él encogiéndose. Si JaeHyun supiera... Ya era bastante malo el que apenas había sido capaz de mirar a JaeHyun a los ojos después de la otra noche —la noche que se esforzaba en no recordar. Incluso pensar en ello ahora trajo un rubor a sus mejillas. Probablemente había sido un golpe de suerte. Sólo había estado caliente ese día. Quizás entrar y ver a JaeHyun simplemente lo confundió demasiado. Quizás.

Pero no importaba ahora, ¿verdad? JaeHyun quería que ellos volvieran a ser solo amigos. Y probablemente él tenía razón. Era más fácil de esa forma. Mucho menos confuso. Menos íntimo e intenso. Esto —su relación— no era de ningún modo sano o normal. Estaban atrapados en tierra de nadie, entre ser amigos y amantes, platónicos y románticos. Algo tenía que dar. Era lógico que JaeHyun quisiera sexo. No podía esperar que JaeHyun fuera un monje por el resto de su vida. Tae no era tan egoísta. No podía ser tan egoísta.

Él podría hacerlo.

Podría.

Era lo mejor. No más besos y toqueteos excesivos. Solo amigos. JaeHyun se follaría a alguien, volvería a casa, y entonces todo estaría bien y sin complicaciones.

Un bulto se alojaba en su garganta, negándose a moverse.

Se sentía como si algoestuviera royéndolo desde adentro, tratando de arañar una formade escapar. Su corazón.

Capítulo 21

Engañado.

JaeHyun se sentó en el bar, acunando una cerveza y tratando de ignorar la canción de amor cursi que reproducía la Rockola. Podía sentir unas cuantas miradas interesadas sobre él, pero no se atrevía a hacer lo que había venido a hacer: elegir alguien, tener sexo, y superar todas las ilusiones que le quedaban. Porque aparentemente, todavía le quedaban algunas, incluso después de todos estos años. Fue bastante jodidamente patético.

Alguien ocupó el banco a su lado—¿Un día largo?— una voz masculina murmuró.

JaeHyun volvió la cabeza—Soy HaeChan— dijo el tipo.

Él era atractivo, aunque no exageradamente, veinti—pocos, cabello castaño claro y ojos verdes. Lo suficientemente cerca.

—¿Quieres salir de aquí?— preguntó JaeHyun.

Los ojos de HaeChan se abrieron un poco antes de que él se lamiera los labios—¿Tu lugar o el mío?

—El tuyo— dijo JaeHyun, bajando su cerveza.

El viaje hasta la casa del chico fue corto. HaeChan trató de tener una charla superficial, pero JaeHyun no estaba de humor para hablar. No estaba realmente de humor para nada, pero sería igual aquí o allá. Algunas cosas tienen que hacerse.

Cuando llegaron a la casa del tipo, JaeHyun lo empujó sobre la cama y le dijo que se desnudara.

—Mandón— le dijo HaeChan con un guiño, pero hizo lo que le ordenó.

JaeHyun se desnudó también. No podía quitarse de encima la sensación de desapego, como si estuviera fuera de su cuerpo, sólo viendo todo suceder.

—Vaya, eres por lejos el tipo más caliente que he visto en mi vida— dijo HaeChan, arrastrando su mirada por el cuerpo de JaeHyun y persistiendo sobre su polla. El aprecio puro en su mirada se sentía bien para variar. Taeyong nunca lo miró de esa manera. Taeyong nunca iba a mirarlo de esa manera.

Apretando los dientes, JaeHyun se sacudió el pensamiento. Era inútil pensar en ello. Tae nunca le podría dar esto. Para Taeyong, él no era nada más que un amigo íntimo y un pseudo—protector, alguien seguro e inofensivo. Para Taeyong, nunca sería un objeto de deseo.

Para HaeChan, lo era. Sus ojos verdes (casi como los de Taeyong) estaban vidriosos por la lujuria—Mierda, en serio, eres tan caliente. Supongo que es mi día de suerte. Ven aquí, fóllame. No te preocupes, me preparé a mí mismo por si acaso— El tipo abrió las piernas y comenzó a masturbarse—Vamos.

JaeHyun deseaba que se callara. La voz del chico estaba mal y crispaba sus nervios. Su polla de hecho se ablandó y JaeHyun tuvo que sobarse a sí mismo para endurecerla.

Molesto consigo mismo, cogió un condón— Su teléfono celular sonó.

—Ignóralo— el tipo dijo con impaciencia.

—No puedo. Soy doctor. Podría ser importante— JaeHyun sacó su teléfono fuera del bolsillo de su chaqueta y se quedó mirando el identificador de llamadas.

Taeyong.

JaeHyun consideró ignorar la llamada, pero ¿a quién quería engañar? Él nunca podría ignorar a Taeyong. Respondió.

—Jae, regresa.

JaeHyun frunció el ceño. La voz de Taeyong sonaba extraña—¿Ocurre algo?

Una pausa.

Entonces—Estoy enfermo. Me duele el estómago.

Su corazón se aceleró, JaeHyun recogió sus vaqueros—¿Qué tipo de dolor? ¿Agudo o punzante, calambres, cólicos, un dolor sordo? ¿Cualquier otro síntoma? ¿Fiebre?

—Yo —Yo siento náuseas y estoy asustándome. Solo regresa. Duele.

—Quizás deberías llamar a una ambulancia...

—No quiero una ambulancia. Te quiero a ti.

JaeHyun se deslizó dentro de su camisa. Sabía que era inútil discutir con Taeyong: era un gran bebé cuando se enfermaba y odiaba ser atendido por nadie aparte de él—Está bien, dame una hora para volver. Pero si se pone peor, llamar una ambulancia, y esa es una orden, ¿entendido?—

—Sí— Taeyong dijo y colgó.

—¿En serio? ¿Te vas?— HaeChan dijo con un bufido.

—Sí— dijo JaeHyun, cerrando la cremallera de sus jeans—Lo siento— dijo distraídamente, agarrando su chaqueta, y abandonando el departamento.

—¡Imbécil!

Probablemente se lo mereciera, pero JaeHyun no era capaz de obligarse a que le importe, mientras se metía en su coche y se iba. ¿Podría ser apendicitis?

A mitad de camino, llamó a Taeyong pero no respondió, lo que lo puso aún más ansioso.

Los neumáticos chirriaron cuando finalmente se desvió en el camino de entrada y golpeó los frenos frente a su casa. JaeHyun saltó del coche y corrió hacia la puerta delantera.

—¿Taeyong?— gritó tan pronto como estaba dentro. La sala de estar estaba vacía, y se dirigió a la habitación de Taeyong. Estaba vacía también—¿Tae?

Frunciendo el ceño, se dirigió a su propio dormitorio.

🍃🍇🍃

Rockola: Tradicionalmente máquina reproductora de discos que se ponían en los bares y pubes... aunque calculo que las actuales ya no tendrán un solo disco en ellas en vista de la era digital!

Capítulo 22

Amado.

Podía oír a JaeHyun gritando su nombre, pero se quedó en silencio. La casa no era grande; JaeHyun vendría aquí pronto.

Efectivamente, oía ruido de pasos acercándose. La puerta se abrió—Tae...

JaeHyun se detuvo en seco, mirando hacia la cama.

El ritmo cardiaco de Taeyong se disparó. Se dijo a sí mismo que no tenía motivos para sentirse incómodo: JaeHyun lo había visto desnudo cientos de veces.

—¿Qué..— JaeHyun se apagó antes de decir, muy monótonamente—Vístete.

Pero sus ojos vagaban por todo su cuerpo, oscuros y hambrientos. A Taeyong lo hacían sentirse nervioso, pero al mismo tiempo, ya no sentía incomodidad. JaeHyun lo deseaba.

—No— dijo en voz baja—Ven acá.

La manzana de adán de JaeHyun se balanceaba arriba y abajo—No me hagas esto. Por favor.

Taeyong se lamió los labios—No te estoy tomando el pelo. No tienes que follarte a alguien más. Puedo darte cualquier cosa que necesites.

Las fosas nasales de JaeHyun se encendieron—No quiero una follada de lástima.

—No sería una follada de lástima. No tiene nada que ver con la lástima. Te amo y quiero hacerte feliz. ¿Qué hay de malo en eso?

JaeHyun se pellizcó el puente de la nariz, pareciendo dolorido—Déjame hacerlo Jae— dijo Taeyong suavemente—Quiero esto...

—Tú no lo quieres— JaeHyun espetó, mirándolo—Sólo quieres complacerme. Hay una diferencia. Tú realmente no lo quieres.

Burlándose, Taeyong salió de la cama—¿Te olvidas de a quién le estás hablando? ¿Cuándo he hecho algo que no quisiera hacer? No soy exactamente del tipo abnegado que se auto—sacrifica. No tiene nada que ver con la pena— Caminó hacia JaeHyun y se detuvo a unas pocas pulgadas de distancia, repentinamente muy consciente de que estaba desnudo. Por la forma en que JaeHyun lo miraba, él también era muy consciente de su desnudez.

Reuniendo su valor, Taeyong pasó sus brazos alrededor del cuello de JaeHyun y presionó su cuerpo contra él.

La respiración de JaeHyun enganchada, sus músculos rígidos—Tae ...

—Mira, escúchame— dijo Taeyong—Me quieres. Eso está bien —no, eso está más que bien. Yo... me gusta que me desees— Se encogió de hombros, avergonzado—No voy a decir que el sexo gay no vaya a ser extraño para mí—probablemente lo será— pero no estoy haciendo esto por algún sentido retorcido de amistad ni nada, por lo tanto no tienes que sentirte culpable por esto. Confía en mí, estoy haciendo esto por un motivo muy egoísta.

—¿Qué motivo?— JaeHyun dijo lentamente, a través de los dientes apretados. Su cuerpo estaba tan tenso contra él, que sentía como que estaba vibrando por el poder contenido.

—Estoy haciendo esto porque..— Taeyong metió la mano entre ellos y ahuecó la erección de JaeHyun a través de sus jeans. JaeHyun siseó.

Taeyong se sonrojó un poco, pero no bajó la mirada, incluso cuando sus dedos acariciaron la polla de JaeHyun torpemente.

Bajó la cremallera. Sonando obscenamente alto en el silencio.

Con dedos temblorosos, Taeyong deslizó su mano dentro para liberar la polla de JaeHyun. Estaba cálida, tan caliente, grande y dura. Se sentía bien en su mano. Los ojos de JaeHyun se desenfocaron, su respiración saliendo en entrecortados jadeos.

—Porque eres mío— dijo, sosteniendo la mirada de JaeHyun, incapaz de mantener la arista posesiva fuera de su voz. Sus dedos se apretaron alrededor de la polla de JaeHyun—Esta es mía también. Tú me perteneces. Y no voy a compartirte.

JaeHyun lo miró fijamente—Lo quieres por las razones equivocadas.

—Quizás— Taeyong bajó la mirada y finalmente miró la polla en su mano. La vista le hacía sentirse gracioso. Estaba sosteniendo la polla de JaeHyun. Estaba sosteniendo la dura polla de JaeHyun. La cabeza enrojecida se asomaba por fuera de su puño, brillante con presemen. Se veía tan... sucio y obsceno. Taeyong se humedeció sus resecos labios—Pero no me es repulsivo ni nada. Me gusta —esto. Es como la prueba de...

—De qué?— JaeHyun dijo con fuerza, la frustración evidente en su voz mientras golpeaba la mano de Tae alejándola de su polla—Confía en mí, no es una prueba de amor. Es la evidencia de mi deseo de tenerte debajo de mí y follarte hasta dejarte sin sentido.

—No hay necesidad de ser crudo— Taeyong dijo, su voz casi tan firme como él quería. Casi—Si estás tratando de asustarme, no lo hiciste y no lo harás. Yo quiero hacerlo.

—No, no lo haces. Eres heterosexual.

—Yo podría no ser completamente heterosexual— dijo Taeyong—Yo Creo —creo que me siento atraído por ti. Cuando me besas, yo siempre quiero más. Y yo..— Él se sonrojó—algo así como que me masturbé pensando en ti el otro día.

JaeHyun le dio una mirada escéptica.

—¿Cuando te he mentido?— dijo Tae.

JaeHyun levantó las cejas—Sólo hace una hora, cuando fingiste estar enfermo.

Taeyong desvió la mirada—Yo no mentí— dijo en voz baja. El silencio cayó entre ellos, cargado de palabras no dichas.

—Maldito seas—, murmuró JaeHyun con rabia, tirando de él a sus brazos y presionando su cara contra el pelo de Taeyong.

Taeyong se fundió en el abrazo—Por favor, Jae— susurró—Por favor, intentémoslo. Sólo una vez. Si no funciona, entonces vamos a olvidarnos de ello y tratar de ser sólo amigos, igual que antes. Pero vamos a intentarlo. No quiero compartirte. No puedo compartirte. Por favor.

Hubo otro largo silencio.

Por fin, JaeHyun suspiró—Esto es una locura— Fue una rendición.

Sonriendo, Taeyong se apartó un poco para mirarlo—No, no lo es. La gente tiene sexo con extraños todo el tiempo. Creo que eso es mucho más extraño que el tener sexo con la persona que yo realmente amo.

JaeHyun le dio una mirada cansada—Tú tienes una respuesta para todo— Su pulgar rozó la mejilla de Taeyong—¿No estás asustado ni asqueado? ¿Aunque sea un poquito?

Probablemente debería haber sido una pregunta difícil, pero no fue así.

—Confío en ti— Taeyong dijo simplemente, y lo sentía con cada fibra de su ser.

Una irónica, dolida, sonrisa cruzó los rasgos de JaeHyun—Tú realmente, realmente no deberías. Estoy así de cerca de tirarte al piso y follarte sin ningún tipo de preparación.

—Um— dijo Taeyong.

JaeHyun lo miró fijamente durante un momento—Dios, eres tan..— Besó a Taeyong —lo besó mucho más duro de lo que lo había hecho nunca antes. El beso fue primitivo y devastador, salvaje y contundente, un hombre haciendo su reclamo. Después de un momento, Taeyong respondió a su necesidad, chupando suavemente la lengua de JaeHyun. Había pensado que tendría que pensar en mujeres desnudas para excitarse, pero para su alivio, no tendría necesidad de hacerlo. Comenzó a endurecerse, la necesidad de JaeHyun alimentando la suya propia. Y había algo sobre estar desnudo en los brazos de JaeHyun que hacía cosas en él. Estaba desnudo y vulnerable, mientras que JaeHyun estaba completamente vestido y era mucho más alto y más grande. No estaba seguro de por qué, pero a su polla parecía gustarle la idea—a pesar de que era completamente mala. Su piel se sentía sensible contra la camisa de JaeHyun, sus pezones doloridos. Él gimió y chupó más duro en la lengua de JaeHyun.

JaeHyun gruñó y le mordió el labio inferior antes de terminar el beso abruptamente y dar un paso atrás. Respirando con dificultad y con sus manos apretadas en puños, miraba a Taeyong como si lo estuviera viendo por primera vez—Tae— dijo con voz ronca—Si intentamos esto, vamos a ir hasta el final. Te das cuenta de eso, ¿verdad?

Humedeciéndose los labios, Taeyong asintió—Me refiero a que te follare.

Tragando, Taeyong asintió de nuevo, aunque la expresión en la cara de JaeHyun lo desconcertaba un poco. Nunca lo había visto a JaeHyun así.

—Ve a recostarte en la cama, bebé— dijo JaeHyun, la suavidad de sus palabras contradiciendo la mirada oscura, hambrienta en sus ojos.

Taeyong hizo lo que le dijo, con las rodillas un poco débiles y su polla medio—dura. Se estiró sobre su espalda, sintiéndose extraño bajo la mirada de JaeHyun. No se sentía exactamente cohibido, pero no se sentía relajado tampoco. Observó a JaeHyun desvestirse rápidamente.

Joder. Había visto a JaeHyun desnudo un par de veces, pero esta vez era diferente. Por un lado, JaeHyun estaba excitado y JaeHyun lo miraba como si quisiera comérselo. Por el otro, ellos iban a tener relaciones sexuales. Sexo real. Sexo gay. Él y JaeHyun. JaeHyun iba a poner su polla dentro de él. El agujero de Taeyong se cerró involuntariamente mientras veía la enorme polla de JaeHyun. Bien, él estaba un poquito asustado. Más que un poquito.

Desnudo, JaeHyun se acercó. Taeyong no podía apartar la mirada de la polla dura de JaeHyun a pulgadas de su cara. Era gorda y larga, la enrojecida punta reluciente por el presemen.

JaeHyun abrió el cajón de la mesilla y sacó condones y lubricante—Te estas sonrojando.

Taeyong hizo una mueca. Su pálida piel siempre lo traicionaba—Odio mi piel.

—Me encanta tu piel— JaeHyun dijo, rozando sus nudillos sobre la cálida mejilla de Taeyong, bajando por su cuello, sus pezones—Taeyong se estremeció. Sus ojos se encontraron—¿Nervioso?— dijo JaeHyun.

Taeyong asintió.

Parte de la oscuridad en los ojos de JaeHyun desapareció. Se acostó y jaló a Tae entre sus brazos.

Taeyong se estremeció cuando sus cuerpos desnudos se apretaron uno contra el otro—Oh— susurró, tratando de escabullirse aún más cerca. Acariciarse desnudos era mucho mejor.

JaeHyun soltó un bufido—Eres tal perra—abrazadora— Pero su voz sonaba más dolorida que divertida, su dura polla clavándose en el estómago de Taeyong. JaeHyun tomó la barbilla de Taeyong en su mano y le hizo mirarlo. Sus pupilas estaban tan dilatadas que sus ojos parecían oscuros—Vamos a intentarlo, pero tú me dirás si se vuelve demasiado extraño para ti. No trates de complacerme. Tienes que pararme mientras que todavía pueda parar.

Taeyong sonrió temblorosamente—Gracias, eso no hizo que me ponga nervioso en absoluto.

—Hablo en serio, Taeyong— dijo JaeHyun, su expresión tensa—No quiero herirte o asustarte. Estás acostumbrado a mí siendo amable y cariñoso, pero estoy en realidad muy lejos de ser amable.

Los ojos de Taeyong se agrandaron—¿Tú? Pura mierda.

JaeHyun sonrió torcidamente—Créeme. Soy demasiado malditamente indulgente y blando contigo, pero es la excepción y no la regla. Rara vez soy amable cuando se trata de sexo. Yo no creo que pueda ser muy amable, incluso contigo —especialmente contigo— JaeHyun le tocó la mejilla con el pulgar, rozó el labio inferior—He querido esto por demasiado tiempo. Yo no quiero asustarte, así que no muerdas más de lo que puedas comer.

Taeyong parpadeó rápidamente, incapaz de conciliar la idea con JaeHyun—¿Quieres decir... quieres decir que te gusta rudo?

JaeHyun se inclinó y le mordió el lóbulo de la oreja. Taeyong se estremeció y se retorció un poquito. La amplia mano de JaeHyun se deslizó por su columna vertebral y se instaló en su culo—No estoy en ninguna cosa extrema, pero no me contengo— murmuró JaeHyun, mordisqueó la oreja de Taeyong con sus dientes. Su respiración era muy irregular y eso, más que nada, le dijo cuan ido estaba JaeHyun ya.

—Confío en ti— Taeyong le dijo de nuevo.

JaeHyun dejó escapar un suspiro—No tienes ni idea, ¿verdad?— dijo y le mordió el lóbulo de la oreja nuevamente, esta vez dolorosamente, y tiró de las caderas de Taeyong contra las suyas. Tae se quedó sin aliento, con los ojos muy abiertos.

Entonces fue empujado sobre su espalda y JaeHyun comenzó a besarlo.

En todas partes.

Dios. Los párpados de Taeyong se cerraron lentamente, sus labios abriéndose mientras jadeaba. Nunca lo habían tocado así —como si JaeHyun se estuviera ahogando y él fuera el aire, como si JaeHyun estuviera tratando de devorar todo de él y no se cansara. Taeyong se retorció, inseguro de lo que quería —él sólo quería más de esto. Él quería tomar a JaeHyun bajo su piel y mantenerlo dentro por siempre.

La lengua de JaeHyun presionó contra su pezón, y Taeyong gimió, totalmente duro ahora, con su polla dolorida. Pero JaeHyun no la tocó, acariciando sus muslos y estómago en cambio.

—JaeHyun— Tae gimió de frustración, sus dedos clavándose en la espalda de JaeHyun.

JaeHyun le mordió el pezón—¿Qué?— dijo, con su voz apenas reconocible.

—No seas tan burlón.

Riendo roncamente, JaeHyun arrastró sus labios hacia abajo. Piel de gallina corriendo sobre la piel de Tae por donde JaeHyun lo tocaba.

—Me encanta tu ombligo— JaeHyun dijo, besándolo. Rodeó su lengua alrededor de él y Taeyong gimió, agarrándole el pelo y empujando la cabeza de JaeHyun más abajo.

JaeHyun rió de nuevo—¿Qué tenemos aquí?— dijo, soplando en su polla.

Sopló y sopló, y Tae gimió y se estremeció.

Abrió los ojos para mirar a JaeHyun. Las palabras que había pretendido decir murieron en sus labios. Ver a un hombre entre sus piernas, con los labios a pulgadas de distancia de su dura polla era...

—Raro— susurró Taeyong—Esto es tan raro.

Las manos de JaeHyun sobre sus muslos se tensaron, sus hombros rígidos—¿Raro?

—Sí— Taeyong dijo, mirando los labios de JaeHyun y luego a la punta enrojecida de su propia polla. Se agarró a las sábanas, su polla palpitante—Pero yo realmente quiero poner mi polla en tu boca— Se sonrojó, encontrándose con la mirada de JaeHyun—Chúpala. Chúpame la polla.

Con sus ojos oscurecidos, JaeHyun se inclinó y jodidamente se tragó su polla. Taeyong no pudo evitar que sus caderas se mecieran hacia adelante, y no pudo contener el largo gemido que escapó de su garganta. Jadeó, sus ojos bizcos, mientras JaeHyun lo chupó, sin burlas, sin juegos, sin mierdas: su cabeza se balanceaba arriba y abajo, su húmeda boca apretada alrededor de su polla, y Dios, eso era—JaeHyun se quitó. Tae se quejó, desorientado—¿Qué...

—No todavía— JaeHyun dijo con voz áspera, dejando caer un último beso en su polla antes de alcanzar el lubricante.

Tae tragó. Oh. Correcto.

JaeHyun nunca se había sentido tan fuera de control. Se dijo a sí mismo que tenía que conseguir auto—controlarse mientras lubricaba sus dedos generosamente, pero estos estaban temblando.

—¿Por qué estás nervioso?— Taeyong dijo con una sonrisa nerviosa—No estoy nervioso— JaeHyun dijo, acomodándose entre las piernas abiertas de Taeyong—Yo sólo..— La mirada de JaeHyun viajó sobre el bien tonificado pecho, los pezones rosados, el tenso estómago y las piernas fuertes y bien formadas que él había imaginado envueltas alrededor de su cintura un sinnúmero de veces—soy un hombre que ha querido follarte desde —jodidamente siempre.

Los ojos de Tae se agrandaron—¿Quieres decir cuando yo era...?— —Sí, pero yo estaba en negación por aquel entonces— JaeHyun tocó el pequeño agujero de Taeyong con sus dedos lubricados, masajeando firmemente. Taeyong jadeó, su agujero temblando. JaeHyun apretó un dedo contra él, sin realmente empujar —solo a la espera de que Tae se relajara. Por fin, Taeyong lo hizo y el dedo se deslizó dentro.

Ver desaparecer su dedo dentro de Tae tenía que ser la cosa más caliente que JaeHyun había visto en su vida. Su polla le dolía por el deseo y le tomó una increíble cantidad de fuerza de voluntad no tirarse las piernas de Taeyong sobre los hombros y tomarlo, justo allí y entonces. JaeHyun tomó una respiró temblorosa y empujó el dedo más profundo.

—Probablemente piensas que soy un pervertido— dijo, mirando hacia arriba para encontrar los ojos de Taeyong—Yo también pensé lo mismo. Traté de convencerme de que no me atraías. Tú eras un adolescente y yo era un adulto— JaeHyun torció el dedo hacia arriba y encontró la próstata de Taeyong. Los ojos de Taeyong se agrandaron y pusieron vidriosos, su boca se abrió en silencio. JaeHyun bebió la vista, sintiéndose enfermo de amor y hambriento—Eras tan vulnerable y frágil —y dependías de mí— así que no tenía derecho a sentir eso, pero fue inútil. Podías hacerme perder el aliento tocando mi brazo. Podías quitarme el aliento con sólo mirarme— JaeHyun empujó otro dedo dentro y comenzó a moverlos dentro y fuera, todo el tiempo mirando a los ojos de Taeyong—Nunca deberías haber confiado en mí— JaeHyun masajeó su próstata sin piedad. Taeyong gritó, sus ojos desenfocados y la cara sonrosada. Se veía tan jodidamente adorable, JaeHyun sentía el deseo de lamerlo todo—¿Otro?— preguntó.

Taeyong asintió con tanta rapidez que JaeHyun se habría reído si no se sintiera tan impaciente por sí mismo. Añadió más lubricante y empujó tres dedos dentro. Taeyong se estremeció un poco.

—¿Duele?— murmuró JaeHyun.

Taeyong decididamente sacudió la cabeza—No me mientas.

Jadeante, Taeyong sonrió aturdido y sacudió la cabeza de nuevo—Duele, pero se siente bien también...raro, pero bueno. No pares.

JaeHyun hizo tijera con sus dedos, viendo cuidadosamente la reacción de Taeyong. Los ojos de Tae medio cerrados, sus labios rosados ampliamente abiertos. En poco tiempo, las caderas de Taeyong comenzaron a mecerse hacia adelante y hacia atrás, su polla dura como una roca, y JaeHyun no podía esperar más.

Sacó sus dedos y tomó el condón.

—No— dijo Taeyong—No quiero un condón. Quiero sentirte a ti— JaeHyun casi se corrió en seco.

—No es seguro, bebé— logró articular. Nunca había follado a nadie sin un condón.

—Tú sabes que estoy limpio— Taeyong lo miró por debajo de sus pestañas—Y yo sé que tú nunca arriesgarías mi salud.

Su confianza inquebrantable afectó directo en la polla de JaeHyun. JaeHyun apretó los puños antes de tirar el condón. Se lubricó su erección—Rodillas al pecho— dijo concisamente.

Lamiendo sus labios, Taeyong obedeció.

JaeHyun se alineó a sí mismo y apretó su polla contra el reluciente agujero de Tae. Apretó los dientes ante la sensación, tratando de mantenerse quieto. Finalmente, los músculos de Taeyong cedieron y él empujó dentro lentamente.

Gimiendo, Taeyong lo agarró del brazo.

—¿Estás bien?— JaeHyun preguntó. Respiraba con dificultad, sus músculos tensos por el esfuerzo de no moverse. Dios, Tae estaba tan jodidamente apretado. Pero por supuesto que estaría apretado: JaeHyun era su primer hombre. El pensamiento disparó una emoción primaria a través de su cuerpo y las ganas de follarlo se volvieron casi incontrolables.

JaeHyun centró su mirada en Taeyong. Esperaba que el perdiera su erección, pero no lo había hecho. Taeyong estaba jadeando también, el sudor brillando en su frente y los ojos verdes fijos en el punto en que se unieron sus cuerpos. Su expresión era muy extraña.

—¿Tae? ¿Estás bien?

La voz de JaeHyun lo trajo de vuelta a la realidad.

Taeyong parpadeó con los ojos legañosos y miró hacia arriba. Abrió la boca, pero nada salió. Tenía problemas para hablar. Aparte de eso, tenía problemas para pensar, estaba completamente abrumado. Había dolor, pero no era por el dolor. Se sentía tan extraño. La polla de JaeHyun era gruesa y pesada dentro de él, creando una plenitud de la que necesitaba más. La sensación era diferente a todo lo que había sentido antes y los ojos de Taeyong lagrimeaban por la intensidad de todo.

Miró a JaeHyun, su cara tensa y su fuerte cuerpo por encima de él —en él— y nunca se había sentido más vulnerable en su vida. Si se tratara de cualquiera además de JaeHyun, Taeyong lo habría empujado lejos. Pero era JaeHyun: cuando se sentía vulnerable, era a JaeHyun a quien quería.

—Sí— se las arregló para decir, parpadeando las lágrimas—Eso creo. Estoy bien.

Los ojos de JaeHyun se cerraron por un momento y tomó una larga y entrecortada respiración—Si es demasiado extraño para ti, pararemos.

Una oleada de amor hizo un nudo en la garganta de Taeyong—No— dijo, tirando a JaeHyun abajo encima de él—No quiero parar.

JaeHyun se movió un poco, apoyándose sobre los codos por encima de Taeyong. Su polla se movió un poco también. Sus miradas se encontraron y se mantuvieron mientras que JaeHyun comenzó a moverse. Era increíblemente, aterradoramente —impresionantemente— íntimo, y Taeyong sintió a todo su cuerpo temblar. Puso su mano en la nuca de JaeHyun y tiró de él hacia abajo, repentinamente necesitando ser besado, para sentir el aliento de JaeHyun en él.

JaeHyun le dio un beso profundo. Era un poco demasiado duro, pero a Taeyong no le importó. Los besos profundos de JaeHyun y el sentimiento de los rastrojos de la barba de JaeHyun, añadidos a la intensidad casi dolorosa de tener su polla dentro de él. JaeHyun aumentó el ritmo y dejó de besar Taeyong, apenas respirando entrecortadamente contra su boca mientras golpeaba contra él. Ya no era gentil, sus dedos clavándose duro en las caderas de Taeyong mientras su polla frotaba contra ese lugar dentro de él que enviaba pequeñas descargas de agudo placer a través del cuerpo de Taeyong.

Necesitaba más, pero lo más extraño era que no quería moverse para responder a los embistes de JaeHyun. Había algo sobre quedarse completamente quieto y solo tomarlo, que lo excitaba más de lo que nunca había estado en su vida. Le encantaba el sentimiento de vulnerabilidad, le encantaba la sensación del pesado cuerpo de JaeHyun moviéndose encima de él, la gruesa longitud de la polla de JaeHyun tomándolo en la forma más íntima posible. Se sentía dolorosamente correcto. Le pertenecía a JaeHyun: su corazón, su alma, y ahora su cuerpo. Le pertenecía a JaeHyun y JaeHyun le pertenecía a él.

Pero una parte de él todavía no podía creer que realmente estuvieran haciendo esto, y se sonrojó, imaginando lo que sus compañeros de equipo podrían pensar si lo vieran ahora: empalado en la polla de JaeHyun y haciendo ruiditos inhumanos —algunos patéticos ruidos rotos que no había pensado incluso que sería capaz de hacer. El placer estaba difundiéndose por su cuerpo, no centrándose en su polla, pero dentro de él, agudo y sorprendente. Dios, quería ser follado más duro.

Como si escuchara sus pensamientos, las embestidas de JaeHyun se aceleraron a una velocidad que Taeyong no podía creer que fuera posible. La cabeza de JaeHyun se echó hacia atrás mientras sus empujes se volvieron animales y salvajes, haciendo la cama crujir y sin duda amoratándolo, pero a Taeyong no le importó—Jae— susurró entrecortadamente cuando se convirtió en demasiado.

JaeHyun gimió y dijo—Lo sé— antes de estrellarse con fuerza contra su próstata, de nuevo, y de nuevo, y de nuevo, y Tae estaba jadeando, y medio—sollozando, y rogando.

Agarrando sus caderas más duro, JaeHyun impulsó con fuerza en él, su respiración rápida y desigual contra el oído de Tae mientras se corría dentro de él—Te amo. Te amo tanto.

Oleadas de placer embota—mentes, curva—dedos—del—pie se apoderaron de él, y Tae se corrió también, temblando y aferrándose a JaeHyun. Se sentía como si su orgasmo durara por siempre, espasmos de placer meciendo su cuerpo. Oh Dios. Dios.

—Shh— murmuró JaeHyun, besándole en todo su rostro.

Taeyong obligó a sus ojos a abrirse y parpadeó con sus ojos legañosos.

JaeHyun le sonrió, sus pómulos aún sonrojados, la frente y su rubio despeinado cabello, húmedos de sudor. Era la cosa más hermosa que Taeyong hubiera visto en su vida.

Una pequeña arruga apareció entre las cejas de JaeHyun—¿Estás bien? Te ves...

—¿Cómo si alguien me hubiera follado hasta joderme los sesos?— Taeyong dijo débilmente con una sonrisa floja. Su voz sonaba extraña, como si ni siquiera le perteneciera.

JaeHyun lo estudió detenidamente antes de empezar a salirse.

—¡No!— dijo Taeyong. Se retorció bajo la mirada inquisitiva de JaeHyun—No salgas— Su cara estaba probablemente tan roja como un tomate—Quédate en mí.

JaeHyun tenía una expresión ligeramente dolorida en su rostro—Realmente no tienes idea de lo que me haces.

Sonriendo, Taeyong curvó sus brazos alrededor del cuello de JaeHyun—Creo que ya tengo una idea bastante clara ahora— Jaló a JaeHyun y lo besó suavemente, y luego otra vez y otra vez. Rompió el beso para mirar a JaeHyun y sonrió—Deberías haberme follado hace años y ahorrarnos el dolor de cabeza.

JaeHyun gruñó y lo besó profundamente antes de rodar sobre su espalda poniendo a Taeyong encima suyo. Taeyong dejó escapar un suspiro decepcionado cuando JaeHyun se deslizó fuera de él.

Pasándose los dedos por el pelo, JaeHyun dijo—Si me quedaba dentro de ti, me hubiera puesto duro de nuevo.

—Y entonces, ¿Qué?— Taeyong murmuró, acariciando el pecho de JaeHyun. A él no le hubiera molestado hacerlo de nuevo.

¿Molestar? ¿A quién estaba engañando? Sólo la idea de tener a JaeHyun profundamente dentro nuevamente, le enviaba una agradable sensación de hormigueo bailando por la base de su espina dorsal.

Las manos de JaeHyun se deslizaron hacia arriba y abajo de su espalda antes de establecerse en su culo—Tienes un partido mañana. Estarías dolorido.

—Después de ganarles, ¿entonces?

JaeHyun se rió entre dientes, apretando con las manos su trasero—Entonces realmente te gustó, ¿eh?

Taeyong frotó la nariz contra su pecho—¿Estás buscando cumplidos?

—Taeyong.

La seriedad en la voz de JaeHyun le hizo levantar la vista.

La expresión de JaeHyun era sombría, líneas de ansiedad en torno a su boca—No es difícil excitar a alguien. Muchos hombres gay tienen sexo con mujeres todo el tiempo —incluso se casan y tienen hijos. La excitación es la respuesta a los estímulos y yo soy un amante experimentado. Sé que lo disfrutaste físicamente, pero eso no necesariamente significa nada. Tuve sexo con una chica cuando era un adolescente. Me las arreglé para que se me parara, me las arreglé para acabar, pero se sintió incorrecto y sucio y no era lo que realmente quería. Si esto se siente mal, se siente mal y no hay nada que puedas hacer al respecto.

Taeyong descansó su cabeza nuevamente sobre el pecho de JaeHyun. Lo besó—No se siente mal. Quiero decir, me sentía extraño y mal al principio, físicamente. Pero no se sintió mal aquí— Se señaló la cabeza—Sabes que siempre he querido tenerte más cerca mío. Y cuando me follaste..— Encontró los ojos de JaeHyun y sonrió—Fue todo lo que nunca supe que quería y mucho más.

JaeHyun lo miró por un momento, luego les dio la vuelta y lo besó. El beso fue positivamente sucio, cada barrido codicioso de la lengua de JaeHyun profundo, salvaje y reclamante, las manos de JaeHyun acariciando todo su cuerpo, fuertes y familiares.

Taeyong se quejó cuando JaeHyun dejó de besarlo.

—Lo haremos todos los días— JaeHyun dijo, presionando sus frentes juntas. Dio a Taeyong otro corto beso hambriento—Lo haremos cada día hasta que no puedas vivir sin ello.

Taeyong enterró sus dedos en el cabello de JaeHyun—¿Sabes la parte más aterradora?— murmuró. El aliento cálido de JaeHyun mezclándose con el suyo—Sé que no estás exagerando.

—¿Estás asustado?— JaeHyun dijo, besando la comisura de su boca—Nop— Taeyong rascó el cuello de JaeHyun—Tú deberías estar asustado.

Si pensabas que yo era pegajoso antes, te vas a llevar una sorpresa.

JaeHyun le dio un golpecito en la nariz con la suya propia, sonriendo—Creo que puedo vivir con eso.

Con su pecho repentinamente apretado por la emoción, Taeyong acunó el rostro de JaeHyun entre sus manos y susurró—Te amo, sabes. En todas las formas posibles.

Sintió al aliento de JaeHyun engancharse.

JaeHyun apretó sus mejillas juntas y dijo, con un nudo en la garganta—Está bien.

Taeyong le dio un golpe en la nuca—¿Está bien? Eso no es lo que se supone que dirías.

Sonriendo, JaeHyun le dio un beso en la nariz—Je t'aime—(Te amo>en francés)—Tu acento es terrible— Taeyong le informó.

—Bien— JaeHyun dijo, sonriendo con los ojos—사랑해/ Saranghae(Te amo>en Coreano).

—Oh— dijo Taeyong—¿Eso Es...?— se aclaró la garganta—¿En coreano? Yo nunca...quiero decir, yo no recuerdo... Nunca lo supe.

JaeHyun ahuecó su mejilla suavemente y le dio un gentil beso—Ahora lo sabes.

Taeyong parpadeó rápidamente y desvió la mirada.

Él cerró los ojos y dijo—No tienes permitido morirte antes que yo— JaeHyun no se rió de él.

Jaló a Taeyong entre sus brazos y le dijo al oído—No lo haré. Pero a ti no se te permite morir antes que a mí, tampoco.

Taeyong se echó a reír y le besó el cuello a JaeHyun—De acuerdo.

Final

Epílogo.

La puerta de su despacho se abrió y se cerró de golpe—Quiero que lo despidas.

JaeHyun levantó los ojos de su computadora.

Lee Jungwoo le estaba frunciendo el ceño, su rostro no expresaba nada de su habitual optimismo fácil y dulzura.

—¿Qué estás haciendo aquí?— Dijo JaeHyun—¿Todavía te duele al caminar?

—Sí, pero...

—Entonces se supone que debes estar descansando— dijo JaeHyun—La regla general del pulgar es que si una actividad te trae algún tipo de dolor o molestia, dejes de hacerla inmediatamente—

—Eso es lo que dijo él también— Jungwoo se quejó—Quiero que te deshagas de él.

Reclinándose hacia atrás, JaeHyun le dedicó una mirada paciente—Asumo que estás hablando sobre tu nuevo fisio?

—¿Quien más? Quiero que lo despidas.

—¿Por qué?

Jungwoo se metió las manos en los bolsillos, sus ojos color aguamarina cayendo por un momento—No me gusta.

—Me temo que esa no es una razón lo suficientemente buena— JaeHyun dijo con calma—Sabes lo cortos que estamos de personal...

—Soy la estrella de este equipo— Jungwoo dijo con una agradable sonrisa—Es para tu mejor interés hacerme volver a estar en forma tan pronto como sea posible. ¿No es ese tu trabajo, JaeHyun?

JaeHyun entrecerró los ojos—Soy muy consciente de cuál es mi trabajo. Soy responsable de la rehabilitación de todos los jugadores de este club, y no hay nadie con derecho a un trato preferencial. Debido a la avalancha de lesiones en el equipo de primera, el equipo de la reserva y el equipo del Sub—18, nuestros fisioterapeutas están con exceso de trabajo.

—Pero...

—Jungwoo— JaeHyun lo interrumpió, nivelándolo con una mirada—Le pedí a Lucas Wong que trabajara contigo como un favor personal para mí. Es uno de los mejores fisioterapeutas y preparadores físicos de Europa. Fuiste increíblemente afortunado de que haya aceptado hacerlo con tan poca antelación. Normalmente sería imposible. Él es muy demandado.

Jungwoo se burló—Eso explica por qué es un idiota mandón.

JaeHyun se apretó el puente de la nariz. Había esperado que Jungwoo estuviera insatisfecho con su elección. Lucas era un gran tipo, pero sus tercos modos dejaban mucho que desear. Lucas no tenía paciencia para las mierdas. No era del tipo que Jungwoo podría envolver alrededor de su dedo meñique.

JaeHyun dijo—Si quieres volver a la cancha antes del final de la temporada y ser convocado para la Selección Nacional Inglesa, vas a hacer lo que él dice. Y no, no puedes contratar a otro fisio —No te voy a dar el alta si Lucas no confirma que estás totalmente recuperado y listo para jugar. Después de todos los problemas que pasé para conseguirte al mejor fisio, no conseguirás que lo despida sólo porque no te gusta.

La expresión testaruda en el rostro de Jungwoo le era muy familiar. JaeHyun se preguntó si Jungwoo y Taeyong se darían cuenta de lo similares que algunos de sus manierismos eran. Ellos podrían no estar relacionados por sangre y podrían no parecerse en nada físicamente, pero Jungwoo tenía mucho en común con Tae.

La voz de JaeHyun se suavizó—Es por tu propio bien, Jungwoo— La expresión obstinada de Jungwoo no cambió.

Detrás de Jungwoo, la puerta se abrió en silencio, admitiendo al hombre del que estaban hablando. Antes de que JaeHyun pudiera decir nada, Jungwoo dijo, ajeno de su audiencia—Si no lo despides, alguien podría accidentalmente averiguar que te estás follando a mi hermano. Eso sería una pena. Su carrera estaría arruinada.

La sangre de JaeHyun se le heló.

Jungwoo le dio una mirada curiosa, expectante. Como una araña viendo a una mosca atrapada en su red.

Por primera vez, JaeHyun realmente vio lo que Taeyong quería decir cuando decía que Jungwoo era una mierdita con dos caras. ¿Cómo podía alguien ser tan hermoso por fuera y tan feo y calculador por dentro?

—Agradable— dijo Lucas, entrando en la habitación y caminando hacia Jungwoo, que se congeló ante el sonido de su voz—¿Chantaje, Mocoso?

Frunciendo los labios, Jungwoo volteó la cabeza y lo fulminó con la mirada.

Lucas se veía poco impresionado, sus ojos grises acerados midiendo a Jungwoo con una mirada dura—¿Por qué no estás en la cama? Te di instrucciones claras.

Jungwoo frunció el ceño—¿Quieres decir órdenes?

—Precisamente— dijo Lucas, sin inmutarse—Necesito hablar con JaeHyun. Ve a esperarme afuera.

Jungwoo le dio una mirada rebelde, pero, para sorpresa de JaeHyun, en realidad obedeció. Bueno, intentó salir como una tormenta de la habitación, pero gimió, agarrándose la cara interna del muslo, y ralentizando—Cállate— Jungwoo disparó por sobre su hombro.

—No dije nada— dijo Lucas, torciendo los labios—Pero si dejas de actuar como un bebé y empiezas a escucharme a mí, te recuperarás el doble de rápido.

—Te odio— Jungwoo dijo y cerró la puerta ruidosamente detrás suyo—No te preocupes acerca de sus amenazas— dijo Lucas, alejándose de la puerta para mirar a JaeHyun—Voy a asegurarme de que no propague esa mierda.

JaeHyun se preguntó cómo iba a lograr eso, pero no lo cuestionó: Lucas no era de hacer promesas vacías.

—¿Querías hablar conmigo?— Preguntó en cambio—¿Vienes a quejarte también?

Lucas resopló—Si empezara, estaríamos aquí toda la noche— Sacó algo de su chaqueta —algo que se parecía sospechosamente a invitaciones para una boda— y las puso sobre el escritorio—Donna me pidió que entregara estas. Ella no tiene tu nueva dirección. Dale a Taeyong la suya ¿quieres?

JaeHyun sonrió—Era tiempo— Donna y Lucas habían estado en una relación estamos—cortamos por años—Felicitaciones, hombre.

Lucas asintió antes de levantar las cejas ligeramente—Entonces ¿qué hiciste para cabrear a Jungwoo tan mal para que quiera difundir alguna mierda sobre ti y Taeyong?

Antes de que JaeHyun pudiera responder, la puerta se abrió y Taeyong entró.

—Oye, Lucas— dijo Taeyong con una sonrisa fácil.

Lucas dijo algo en respuesta, pero JaeHyun escuchó su conversación a medias, sus ojos atraídos por Taeyong que apoyó su cadera contra el apoyabrazos de JaeHyun. Tae dejó caer su mano y encontró la de JaeHyun. Sus dedos se entrelazaron.

JaeHyun miró a sus manos antes de mirar a Lucas mientras el otro hombre seguía hablando con Taeyong. No había manera de que Lucas no notara el hecho de que estaban tomados de la mano, pero Lucas ni siquiera parpadeó.

JaeHyun casi se echó a reír cuando se dio cuenta por qué: Lucas no se sorprendió porque siempre actuaron de ese modo. Cuando Lucas los había visto juntos, Taeyong por lo general había estado medio tirado encima de él o acurrucado a su lado. Nada, excepto besar públicamente a Tae, haría levantar las cejas de la gente: para el mundo exterior, nada había cambiado en la forma en que se comportaban. De hecho, muy poco había cambiado sobre la forma en que se comportaban cuando estaban solos también. Tenían sexo —montones y montones de sexo— pero aparte de eso, su relación era exactamente la misma que siempre habían tenido.

JaeHyun sonrió para sus adentros. Tal vez su relación era exactamente la misma, porque efectivamente ellos siempre habían estado en una relación, con el sexo como lo único que les faltaba.

La puerta se abrió de nuevo y la cabeza de Jungwoo apareció en la puerta—¿En serio?— dijo, ceñudo a Lucas—¿Estás haciéndome esperar para tener una charlita trivial? Me voy.

—Ya terminé— dijo Lucas—Podemos irnos ahora.

Los ojos de Jungwoo se posaron en las invitaciones de boda sobre el escritorio—Podrías haberlas mandado por correo— dijo antes de irse a zancadas.

—Baja el ritmo, Mocoso— Lucas lo llamó desde atrás—No te cargaré de nuevo si empeoras tu lesión —de nuevo.

Jungwoo lo ignoró.

Lucas suspiró—Nos vemos alrededor, chicos— dijo antes de ponerse en marcha tras su paciente. La puerta se cerró detrás de él.

Tan pronto como estuvieron solos, Taeyong se sentó a horcajadas sobre su regazo, enroscó las manos alrededor del cuello de JaeHyun y le dio un largo beso necesitado. JaeHyun le devolvió el beso ávidamente. Dios, él todavía no podía creer que esto finalmente fuera real. Taeyong. Su Tae.

—Te extrañé— Tae susurró entre los besos—Te extrañé mucho.

—Fueron solo unas horas— JaeHyun dijo con una sonrisa, deslizando sus manos debajo de la camisa de Taeyong y acariciando su espalda antes de escabullirlas por debajo de los pantalones cortos de Taeyong. Y apretarle el culo a Tae.

—Demasiado tiempo— Taeyong dijo, mordiendo los labios de JaeHyun—Te deseo. Quiero tenerte dentro mío.

JaeHyun gruñó y apartó sus labios—No aquí, bebé.

Taeyong suspiró y reposó la cabeza en su hombro—Bien. ¿Cuando lleguemos a casa, entonces?

Casa. La palabra sonaba visceralmente—desgarradoramente buena.

Cerrando los ojos, JaeHyun apretó a Taeyong fuertemente contra sí mismo, su corazón cálido con alegría y amor. Quizás el amor entre ellos lo consumía todo y era demasiado profundo como para ser saludable, pero a ellos no les importaba. Cada amor era diferente. Él no cambiaría esto por nada del mundo.

—Sí, Tae— murmuró JaeHyun, enterrando su rostro en el cabello de Taeyong y respirándolo—Cuando lleguemos a casa.

Fin

🍃🍇🍃

Fisio: Abreviatura de fisioterapeuta... mejoracostúmbrense porque en el próximo libro lo van a leer a lo loco!!

Sub—18: equipo formado con jugadores menores de18 años de edad.


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2 comentarios


Ivi
Ivi
20 may 2024

Graciasssss ❤️‍🩹

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Ivi
Ivi
20 may 2024

😭😭😭

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