𝓒 (6) 🕯️ 𝓙𝓪𝓮𝓨𝓸𝓷𝓰
- xiaotrufa

- 18 sept 2022
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Capítulos
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38
La mano de Taeyong cayó a su espada.
El vampiro apretó más a Taeyong.
—Tú no quieres hacer eso, niño.
¿Niño? Taeyong arrancó su hombro lejos de la mano y se volteó para ver quién lo había agarrado.
El vampiro era alto y fornido, pero había sido joven cuando fue convertido, tal vez veinte...probablemente era mucho, mucho más viejo. El parecía como si estuviera vigilando la puerta como una especie de gorila.
—Guau. Tus ojos... loco —Taeyong no tenía modo de ocultarlos más que convirtiéndolos rojos, pero estaba preocupado de que pudiera resultar demasiado agresivo. El gorila miro alrededor— ¿Dónde está tu señor?
—Yo no tengo uno —respondió Taeyong. Él olvidó qué tan joven él parecería para todos esos vampiros. Él tenía sólo ocho ahora —él tenía un día de nacimiento... mmm, de muerto... hace unos cuantos meses. Los vampiros estaban unidos a sus niños cerca de cien años antes de que la conexión se desvaneciera. Taeyong nunca había sentido un solo momento de cómo era ese vínculo—Él se ha ido —añadió Taeyong para hacerlo sonar como si su señor hubiera muerto.
—Dura ruptura. Sin armas en la casa —señalo el guardia y estiró su mano por la espada de Taeyong.
Taeyong consideró sacar la espada y acabar la vida del vampiro, pero quería ver más antes de atacar. Desabrochó el cinturón y entrego la espada enfundada al gorila. Él vampiro tiró de la espada y cuando vio que era de plata, alzó una ceja.
—La tomé de un cazador —dijo Taeyong con un encogimiento de hombros
Él pareció aceptar la explicación.
—Puedes tenerla de vuelta cuando salgas.
—No. Cuando pida mi espalda de vuelta, me la darás —Taeyong dijo, compeliéndolo. Ninguno de los vampiros rodeándolos hizo ningún caso. Él vampiro asintió.
—¿Qué hay en la bolsa?
—No hay necesidad de preocuparse por eso —dijo Taeyong.
—¿Nuevo en la ciudad? —preguntó, sin ni siquiera darse cuenta que había sido hipnotizado.
—Sí.
—Entonces necesitas ver a Dongwook antes de cazar. Hay reglas. Por esta noche, el nivel inferior tiene humanos que puedes matar si estás hambriento, los que están aquí arriba son sólo para probar. No son para los jóvenes que aún no pueden separarse de una comida aún
—Puedo separarme.
—Sí. Bueno —el vampiro no le creyó.
A Taeyong le estaba molestando este tipo.
—¿Están aquí todos los Señores de New Orleans esta noche?
—Sí.
Bien.
—¿Dónde encuentro a Dongwook?
El gorila hizo señas a alguien para que tomara su lugar y dijo —Sígueme.
Taeyong siguió al gorila en la casa. En el camino pasaron a grandes grupos de vampiros y humanos encandilados vagando alrededor, su piel llena de marcas de mordidas. Taeyong observó como un vampiro mordía a uno, llenaba su boca con sangre, luego se volteaba y besaba a otro vampiro para compartir la sangre. Señor y neófito. Una sensación de añoranza llenó el corazón de Taeyong.
El gorila guió a Taeyong hacia una gran sala central llena de sofás rojos afelpados, finas obras de arte y estatuas. Había ocho Lord vampiros en esta habitación. Ninguno hizo gran esfuerzo para ocultar su poder. La habitación estaba llena con otros vampiros también, pero Taeyong se dio cuenta que muchos de los más jóvenes se quedaron afuera; el poder saliendo de los Lores era abrumador inclusive para él.
Encadenada encima de una pesada mesa de madera estaba una súcubo desnuda. Los vampiros alimentándose de ella. Ella era joven con oscuro cabello y rasgos llamativos. Su piel estaba cubierta en moretones y marcas de mordidas.
Ella no era la hija de Yoon Oh, esta no era una guerrera.
Un macho grande cubierto en tatuajes —un Lord— mordió su brazo y metió sus dedos en su vagina. Mientras los movía dentro y fuera, ella gemía de dolor.
Los ojos de Taeyong se tornaron rojos con ira.
—¿Qué tenemos aquí? —preguntó una voz profunda con un acento francés.
El cuarto se quedó en silencio y Taeyong arrancó sus ojos abrasadores de la súcubo para ver quién había hablado. En el lado opuesto de la sala estaba una enorme silla de madera oscura con un vampiro descansando en ella.
Dongwook Moreau.
Él usaba un conjunto de cuero rojo y negro que lo hacía lucir imponente y estaba rodeado por vampiros quienes estaban tratando de ganar su atención.
—Él es nuevo en la ciudad —contestó el gorila.
—¿Señor? —inquirió Dongwook.
El gorila se encogió de hombros
—Dice que no tiene uno.
Taeyong tiró la bolsa de lona al piso.
—Puedo responder por mí mismo.
El gorila rió.
—¿Puedes ahora? La mayoría de los neófitos están demasiado asustados.
—¿Quién era tu Señor? —le preguntó Dongwook directamente.
Taeyong empezó a dudar de su plan. Esta sala apestaba a poder. No estaba seguro de que podría encargarse de todos. El único Lord que él había matado era el que había compelido durante la batalla en California, e incluso entonces, había sido un Lord más débil. Dongwook Moreau no era débil. Y con los otros Lores en esta habitación Taeyong no tenía idea de que podría hacer realmente aquí.
—¿Importa? Está muerto —dijo Taeyong.
Un vampiro de mirada enfermiza, convertido en algún momento de su adolescencia, avanzó y apuntó a Taeyong.
—Él miente.
¿Un vampiro que podía percibir cuando alguien mentía? Eso no era bueno para él.
Dongwook se levantó y Taeyong dio un paso atrás. No pudo evitarlo. Dongwook dejó de suprimir su aura. Él había sentido poder antes pero ahora era aplastante. ¿Era así como otros vampiros alrededor de él se sentían cuando dejaba de suprimir su propia aura?
—Mentirme no es sabio. ¿Quién era tu Señor?
Taeyong frunció su ceño. No había venido aquí para explicar su historia, Había venido para matarlos.
—No lo sé. Fui convertido y abandonado. Nunca he compartido un vínculo con un Señor.
—¿Y sobreviviste? Eso es insólito —dijo Dongwook y se hundió de nuevo en la silla— ¿Cuál es tu nombre?
—Taeyong
—¿Apellido?
—Ya no lo uso —los incubo no tenían apellidos. Sólo usaban cualquiera fuera la casa de la que formaban parte, Taeyong de la casa Yoon Oh sonaba bien para él, pero no lo llevaría lejos con este grupo.
—Desafortunadamente para ti, Taeyong, no puedo permitir a un neófito alimentarse en mi ciudad sin su Señor. Limitamos el número de humanos que son asesinados para evitar la atención. Te puedes quedar por la noche, pero debes irte mañana.
—Me dijo que puede separarse de una alimentación —dijo el gorila.
La sala se llenó de risas. Taeyong entrecerró sus ojos.
—Neófito, si puedes separarte muéstranos —dijo una Señora, vistiendo una falda negra y un corsé a juego. Señaló a la súcubo.
— Jieun —Dongwook gruñó el nombre de la mujer como una advertencia para ella.
Taeyong los ignoro y se acercó al súcubo. Jieun agarró el hombro de Taeyong para detenerlo.
—Sólo estoy jugando, chico.
—¿No desean que les muestre entonces? —inquirió Taeyong, confundido y molesto de que la habitación llena de vampiros asumieran que era débil.
Jieun rió.
—El orgullo masculino es el mismo no importa que tan viejo o joven el vampiro sea. Incluso aunque hayas sido capaz de separarte de un humano una o dos veces, ningún neófito de tu edad puede parar de alimentarse de un incubo una vez que empiezan.
Taeyong gruñó: —Yo puedo.
—Bien, déjenlo —dijo Dongwook— pero, joven, si no te separas te tendré estacado y tirado en territorio incubo.
Taeyong asintió y se quitó uno de sus guantes. Corrió su mano por el rostro del súcubo. Ella se retorció bajo su toque.
—Cariño, no te haré daño —le aseguró Taeyong y forzó sus emociones para relajarla.
Sus ojos se ensancharon cuando lo sintió usar habilidades de íncubo. Taeyong le guiñó a la par que se inclinaba y clavaba sus colmillos en su cuello. Tomó unas cuantas embriagadoras gotas para después remover sus colmillos. Gentilmente lamió su cuello para cerrar la herida.
Cuando Taeyong volteó hacia arriba Dongwook lo estaba observando de cerca.
—Nunca he visto uno tan joven hacer eso sin su Lord. Está bien, puedes cazar siempre que no mates y luego debes compeler al humano para olvidar, Si matas a un humano por error debes reportarlo inmediatamente.
—No vine aquí para pedirte tu permiso para cazar —anunció Taeyong. Ahora que había tocado al súcubo, sentido su angustia, no podía sólo dejarla aquí. Tenía que apegarse a su plan. Tenía que intentar liberarlos.
—¿Entonces porque estás aquí? —preguntó Dongwook
—Vine aquí para matarlos.
Risas llenaron la sala una vez más. La sala de vampiros, el más joven mayor de un siglo de edad, no podían tomarlo en serio. Él era un conejo amenazando una guarida de lobos. Sus iris brillaron rojos ardiendo con enfado. Pronto verían que no era ningún conejo.
—¿Y por qué es que quieres matarme? —preguntó Dongwook.
No hizo ni un esfuerzo para moverse. Taeyong se preguntó qué tan rápido era.
—Tú has lastimado algunas personas que me importan. Me gustaría mi espada de vuelta —dijo al gorila.
—No la estarás obteniendo..—empezó a decir Dongwook, pero se detuvo cuando el gorila la extendió— Jihoon, no le des eso a él.
—Él no tiene opción —dijo Taeyong, sacando el arma. Podía sentir el humor en la habitación empezar a cambiar de indiferencia a curiosidad. Pronto sería miedo.
—Él me obligó —dijo Jihoon, sosteniendo su cabeza y alejándose de Taeyong.
Taeyong sonrió. Dongwook hizo un ademán de desprecio.
—Eso no es posible.
Taeyong agarró el brazo de Jieun y empujó a la Señora hacia él. La miró a los ojos.
—Obedecerás cada orden mía —ella luchó contra él. Taeyong tuvo que verter poder en ambos brazos para sostenerla en su lugar mientras él empujaba su voluntad sobre ella y manipulaba sus emociones. Ella era más fuerte que el Lord al que él obligó en California.
Ninguno de los vampiros se movió para detenerlo. Era como si no pudieran creer lo que estaba pasando.
Ella caería.
—Arrodíllate ante mí —Taeyong le gruño. Ella lo hizo.
Ahí estaba.
El miedo. Llenaba la habitación.
Era el turno de Taeyong para reír.
Dongwook se levantó y su aspecto vampírico se presentó. Alas como de murciélago desplegadas detrás de él y sus manos transformadas a largas garras negras. Sus colmillos eran grandes y anchos y sus ojos de un profundo resplandor rojizo.
Los otros vampiros cambiaron también.
—Eres el vampiro sobre el que hemos estado escuchando rumores, él que está trabajando para los íncubos —afirmó Dongwook, en una profunda voz retumbante.
Taeyong asintió.
—No creí los rumores. ¿Cómo podrías traicionar a tu propia especie así?
—No traicioné a mi especie. Soy un íncubo —Taeyong saboreó las miradas sorprendidas que cruzaron las caras de muchos en la habitación.
Dongwook lo estudió.
—Ningún vampiro puede engendrar un íncubo.
Taeyong señaló a Jieun aun arrodillándose ante él.
—¿Justo como ningún vampiro puede compeler a otro? ¿Y ningún neófito puede separarse de comer? —Taeyong envolvió un agarre íncubo alrededor de Dongwook. El viejo vampiro lo rompió fácilmente, pero era suficiente para probar lo que él era.
—Imposible —dijo Dongwook. Taeyong colocó su espada en ristre y tomó una posición defensiva.
Dongwook se movió tan rápido que Taeyong ni siquiera lo vio. El viejo vampiro derribó la espada de su mano y deslizó su propia mano debajo de la chaqueta y camiseta de Taeyong. Dongwook presionó el estómago de Taeyong y lo escaneó.
—Cuatro bolsas..—pronunció Dongwook como si dudara de sus propias palabras.
Murmullos llenaron la sala cuando los otros vampiros miraron.
Taeyong gruñó y lanzó un golpe en la cara a Dongwook. Dongwook atrapó su muñeca y la rompió con un chasquido. Exclamando de dolor, Taeyong impulsó poder a curar su hueso fracturado. Dongwook era más rápido y poderoso de lo que él era, no había forma de que él pudiera vencerlo con pura fuerza. Taeyong empezó a recorrer entre estrategias que no dependieran de dominar a su enemigo.
—Deja el servicio de los íncubos. Ven a pelear por nosotros.
Taeyong miró fijamente al Lord.
—No importa que fueras antes de ser convertido, eres un vampiro ahora. Perteneces con nosotros —afirmó Dongwook.
Irene le había dicho la misma cosa. Uno de nosotros. Lo detuvo. A diferencia de los íncubos, donde tenía que luchar por su aceptación, los vampiros lo aceptaban por lo que era. Era tan tentador.
Dongwook puso su mano en el hombro de Taeyong.
—Únete a nosotros y te diré quién es tu Lord.
Los ojos de Taeyong se ensancharon ¿Podría él realmente saber quién era su señor? Taeyong anhelaba quedarse aquí con esta gente y obtener algunas respuestas que quería desesperadamente. Él tendría que dejar a Yoon Oh... su Amo...alguien de quién se estaba enamorando... o más bien, de quién ya se había enamorado. Pero esto era más grande que sus sentimientos por un hombre.
La súcubo gimió en la mesa. Él miró hacia ella e imágenes de Wonyoung encadenada de la misma manera —desnuda, herida, maltratada— pasaron a través de su mente. Sus ojos se colocaron en el gran vampiro tatuado que la había estado violando cuando entró a la habitación y una rabia feroz se elevó dentro de él.
¿Cómo se atrevía a tocarla sin su permiso? ¿Le había hecho lo mismo a Wonyoung? La elección de Taeyong se volvió clara.
—Mata a Dongwook —Taeyong ordenó a Jieun. Ella se lanzó sobre el señor vampiro y Taeyong se separó de él.
Recogió su espada, corrió hacia el Lord vampiro tatuado y removió su cabeza de su cuerpo con un giro imposible
Uno menos. Faltan siete
El resto no caería tan fácilmente. Taeyong dejó de suprimir su aura de muerte e impulsó poder en ella, haciéndola tan fuerte como era posible. Él rugió, muchos de los vampiros huyeron. Se dobló por la bolsa de lona, la abrió, y agarró dos de las granadas de platas. Paró de respirar al aventar una a cada lado de él. Estas golpearon las paredes traseras y llovió polvo de plata sobre los vampiros. Los vampiros aquí eran tan viejos que sólo inhalaban cuando necesitaban hablar, así que el polvo no tuvo exactamente el efecto que Taeyong esperaba, pero aún hervía su piel.
Un Lord voló hacia él, garras volando salvajemente. Taeyong sacó las últimas dos granadas de plata y las lanzó hacia el pecho del Lord. Explotaron y el Lord cayó en dolor. Taeyong rebanó su cabeza antes de que pudiera recuperarse.
Dos menos. Faltan seis.
Mientras Dongwook se ocupaba esquivando los ataques de Jieun, un distinto Lord abrió una ventana y gritó algo en un idioma que Taeyong no pudo identificar. Taeyong perdió de vista a uno de los Lores y no tenía tiempo para encontrarlo ya que otros dos, macho y hembra vestidos similarmente con ropa gótica, vinieron a él. Agarró una estaca y corrió, tratando de conseguir una mejor posición — parándose en el centro de la habitación estaba demasiado abierto. Pero los dos Lores se mantuvieron justo detrás de él.
Taeyong impulsó poder en su velocidad y era apenas capaz de evadir sus garras. Un contraataque estaba fuera de la cuestión. Trabajaban juntos, arreando a Taeyong a una esquina. No podía arriesgarse a quedar atorado ahí así que corrió a la puerta, dejándolo expuesto al ataque del macho, quién enterró sus garras hasta el fondo del brazo de Taeyong. Taeyong tiró la estaca mientras piel y músculo eran destrozados. Su brazo izquierdo sería inútil hasta que pudiera curarlo. Los Lores no estaban por darle un momento para hacerlo.
La Señora vampiro avanzó y mordió a Taeyong en el cuello, luego retrocedió. La visión de Taeyong empezó a empañarse y sus movimientos se sintieron pesados. La perra lo había inyectado con alguna especie de veneno. Mantener la compulsión en Jieun estaba demostrando ser casi imposible, además. Él tenía que dejarla ir a menos que se pudiera alejar para curarse.
Él escapó de la habitación, pero los Lords eran implacables. Dejado sin opciones, Taeyong liberó a Jieun y se enfocó en empujar poder en su velocidad. Encontró un vuelo de escaleras hacia abajo, saltó la barandilla, aterrizó y corrió por un pasillo. Humanos y vampiros jóvenes huían a su alrededor.
Pasó lo que parecía una cocina pequeña (para los humanos que conservaban ¿quizás?) y continúo. Los dos Lores no estaban muy detrás. Taeyong no tenía muchas opciones justo ahora. Su vista estaba empeorando y rápidamente se estaba quedando sin pasillo que correr. Quería evitar ir afuera desde que ellos podían volar y él no.
Taeyong. Aquí
Una grave voz masculina lo llamó dentro de su mente. No la reconoció, aunque se sintió familiar.
Sin más opciones, siguió a donde la voz lo guiaba —a un cuarto cerca del final del pasillo. Taeyong cerró la puerta de golpe y la bloqueó detrás de él. Rezó para que quien sea que lo había llamado fuera amigable porque las cosas no se veían bien justo ahora.
39
El cuarto a dónde había entrado se veía como una pequeña iglesia con dos hileras de bancos, velas y un altar. En el altar había tazones de sangre, y en el centro estaba una escultura tallada de un cráneo con cuernos y largos colmillos de vampiro.
— ¿Realmente? — dijo Taeyong, levantando el cráneo. –Primero Ilertha, ¿ahora tú? No sé lo que quieres de mí, pero me estoy poniendo muy jodidamente enfermo de esta mierda.
La puerta se estrelló abierta y un Lord estalló a través de esta. Taeyong aventó la estatua tan duro como pudo al Lord y lo golpeó con tanta fuerza que su cabeza se hundió.
El Lord cayó. No estaba muerto, pero iba a estar fuera de la pelea hasta que él se curara. Taeyong se apresuró a la puerta a la par que la hembra entraba, ella paró para mirar a su compañero. Su error. Taeyong usó la distracción para apuñalarla y rebanar hacia arriba a través de su cráneo. Ella cayó al suelo. Él quitó ambas cabezas para asegurarse de que se quedarían abajo para siempre y tropezó hacia atrás en la pared, el veneno mareándolo.
Cuatro menos. Faltan cuatro.
La cabeza de Taeyong dio vueltas y peleó contra las ganas de vomitar. El olor de la sangre (incluso si no era fresca) en el altar era abrumador. Se tambaleó a este y tomó un tazón. Lo bebió de un solo trago. Era asqueroso – espeso— pero lo hizo sentir mejor.
Impulsó la curación en su brazo e intentó lo mejor que pudo limpiar el veneno. Se estaba yendo lentamente. Demasiado lento si quería volver a la pelea. Se concentró en sí mismo, agarró ambas hebras rojas de su energía de sangre y las hebras doradas de energía sexual almacenada, y las entrelazó. Usó el poder doble para empujar el veneno fuera de su cuerpo. Funcionó. Su mente clara. Extendiendo sus sentidos, sintió muchos vampiros en el piso sobre él. La mayoría en este nivel ya habían huido. Bien. No necesitaba matar a los jóvenes que no querían pelear.
Cuando Taeyong recuperó sus sentidos sintió una presencia muy cerca, pero antes de que pudiera reaccionar, un dolor paralizante se extendió a través de su espalda baja mientras una de sus bolsas de sangre era perforada. Se dio la vuelta para mirar lo que estaba detrás suyo justo a tiempo para ver una Señora vampiro sacar la daga de él y convertirse en una nube de niebla. El humo plateado flotó alrededor de él y la vampiresa reapareció y lo apuñaló otra vez, esta vez justo debajo de su omóplato.
En ese momento, ella se volvió niebla y humo una vez más.
Eso es algo nuevo. ¿Cómo diablos iba él a pelear algo que era esencialmente una nube? Al menos la vampiresa se movía lento entretanto que era insustancial. Más lenta que él de todas maneras.
Taeyong huyó de la habitación, las heridas en su espalda sangrando profusamente. Él derramó poder para sellar la piel. Curar la bolsa tomaría días (semanas incluso) aunque al menos no se estaba desangrando. Y todavía tenía tres bolsas.
Taeyong paso corriendo la pequeña cocina y tuvo una idea. Se deslizó a un alto y retrocedió hacia esta. La niebla no estaba muy lejos detrás de él. Jaló la línea de gas de la pared y esperó. La bruma flotó dentro y lo rodeó. Taeyong no sabía dónde la Señora aparecería, pero el necesitaba un poco más de tiempo. Esquivó alrededor del pequeño espacio, esperando que si seguía moviéndose haría más difícil para ella golpearlo.
Ella apareció y rebanó el antebrazo de Taeyong, impactando su muñeca, y regresó a su forma neblinosa. Taeyong mantuvo su poder preparado. La Señora empezó a materializarse. Taeyong balanceó su espada duramente en la estufa de metal y las chispas volaron. El gas se encendió. Taeyong apuró lo que tenía en su velocidad para rebasar a la explosión. El calor lamió su trasero y el nivel inferior se prendió en llamas. Sonaron alarmas de fuego. Él estaba agradecido de que estas no fueran nada como las atronadoras alarmas anti—vampiros que los incubo tenían.
Una vez que la bola de gas se había quemado, Taeyong regresó para asegurarse de que la Señora estaba muerta. Lo estaba. Su cuerpo crujiente deshecho en una pila de ceniza.
Cinco menos. Faltan tres
Taeyong aceleró en las escaleras. Tres vampiros regulares estaban en la cima esperando por él. Taeyong abrió la cremallera de su chaqueta y lanzó cuchillos arrojadizos plateados en ellos. Todos ellos retrocedieron en dolor. Matando dos, Taeyong clavó al tercero contra la pared y bebió profundamente. Forzó sus sentidos para mantenerse abiertos mientras se alimentaba. No podía arriesgarse a ser vulnerable.
Un gritó llamó su atención.
La súcubo.
Se separó y tiró al vampiro al piso. El segundo nivel se estaba llenando con humo y ella aún tenía que respirar. Corriendo hacia ella, la encontró sola. Los vampiros habían dejado a la pobre criatura encadenada a la mesa. Taeyong no estaba seguro de dónde estaban los otros tres Lord, justo ahora. Estaban suprimiendo sus auras y el caos de los vampiros dispersándose hacían difícil para él descifrar quién era quién.
El miedo corrió a través de ella y se encogió lejos de él en lo que se acercaba. Él no tenía tiempo para calmarla. Él acomodó su espada, empujó poder a su fuerza, y desgarró cada una de las cadenas sosteniéndola. Una vez que estaba libre, la tomó y la acomodo a su espada, y corrió fuera del edificio, por la puerta trasera. La sentó en el borde de una fuente. Un par de vampiros más jóvenes en el patio trasero se encogieron cuando vieron a Taeyong.
—¿Estás bien? — le preguntó él a la par que se quitaba su chaqueta de cuero y la envolvía alrededor del cuerpo desnudo de ella.
Ella sólo se le quedo viendo. El miedo bombeaba a través de ella. Taeyong obligó a sus ojos a regresar a plateado y a sus garras y colmillos a retroceder.
—Trabajo para el General Yoon Oh. No debes temerme. ¿Cuál es tu nombre?
Eso pareció ayudarla un poco.
–Yeon Hee. ¿Eres realmente un incubo?
—Lo soy. Y un vampiro. Ambos.
— ¿El Alto Rey te dejó venir a salvarnos?
—No. Seré castigado, pero lo acepto. ¿Cuánto tiempo has estado aquí?
Yeon Hee inclinó la cabeza.
–Veintitrés años y ciento cincuenta y dos días.
Dios. ¿Cómo podían simplemente dejarla aquí para ser usada de este modo? ¿Cómo podía Yoon Oh permitir esto? ¿No era él su maldito general? La nuca de Taeyong hormigueó. Cerca algo se sentía mal. Él volteó. Cruzando el césped, un alto, alado Lord se aproximó, él era quién había estado hablando la lengua extraña más temprano. Detrás de él estaban once gárgolas.
Taeyong se paró entre estas y Yeon Hee.
—Has cometido un grave error viniendo a nuestro hogar esta noche— le gruñó el Lord.
Taeyong se burló—Siguen diciéndome que he cometido todo tipo de errores esta noche sin embargo no estoy tan seguro.
El Lord señaló adelante y ordenó a las gárgolas en otro idioma. Nada sucedió.
Repitió la orden. Taeyong río.
—Entonces aquí está la cosa...le pedí a estas gárgolas que aparecieran y no pienso que les gustes tanto como yo. No estoy realmente seguro de que paso con tus gárgolas, pero voy a adivinar que este grupo las mató.
El rostro del Lord decayó al girar hacia las gárgolas que pensó estaba dirigiendo. Batió sus alas para huir, sin embargo, las gárgolas estaban sobre él antes de que tuviera siquiera un pie en el aire.
Taeyong agarró a Yeon Hee y enterró la cabeza de ella en su pecho para que no pudiera verlas rasgando al vampiro en pedazos. Era espantoso, inclusive para él.
Seis menos. Faltan dos.
Cuando las gárgolas habían acabado, Asper, cubierta en sangre, caminó hacia ellos, se sentó y se congeló en el lugar. Las otras gárgolas cogieron vuelo y empezaron a cazar a los vampiros saliendo de la casa en llamas. Cada aterradora masa de roca viviente hizo poco esfuerzo con cualquier vampiro suficientemente desafortunado para quedar atrapados por alguno de ellos. Taeyong podía sentir que estaban divirtiéndose. Era espeluznante.
—Gracias, te debo una— le dijo Taeyong a Asper— ¿Puedes mantenerla a salvo por un rato?
—Siiiiiiií— afirmó Asper con una profunda voz grave.
Taeyong parpadeó. ¿Podían hablar?
Bueno. Entonces bien.
—Gracias de nuevo— pronunció Taeyong y luego se dirigió a Yeon Hee— Quédate con Asper, voy a traer a las demás y nos iremos.
Él quería quedarse y matar a Jieun y Dongwook, los únicos lores que seguían vivos, pero era más importante sacarla a ella y al resto fuera de aquí. Ella estaba en shock. Veinticinco años era suficiente tiempo, no necesitaba pasar otro momento en este sitio.
Dejándola, Taeyong se encaminó a una estructura de aspecto liso más atrás. Era de solo dos pisos y se levantaba desde el suelo. Las ventanas estaban entabladas por adentro y podía sentir tantos incubo como vampiros. Apretó su espada y rompió la puerta para abrirla. Aventó poder a su velocidad y los dos vampiros que venían corriendo a su encuentro estaban muertos antes de siquiera tener la oportunidad de blandir sus propias armas. Corriendo más profundo en el edificio, llegó a una puerta cerrada, detrás estaban los íncubos y los dos Lores vampiro que faltaban.
Taeyong abrió la puerta de una patada.
Dongwook y Jieun parados enfrente suyo. Jieun tenía su mano envuelta alrededor del cuello de una súcubo. Los brazos encadenados por detrás de su espalda. También había un íncubo y otras dos súcubos en pequeñas jaulas estrechas. Para encajar, tenían que sentarse con sus rodillas atraídas hacia el pecho y las pocas prendas que tenían puestas estaban en mala forma. Las condiciones eran pésimas.
Taeyong gruñó.
—Suelta la espada— demandó Dongwook.
Las garras de Jieun presionadas más fuerte en el cuello de la súcubo. Era la hija de Yoon Oh, Ningning. En su forma humana, ella tenía el mismo pelo rubio y ojos azules como Yoon Oh. Y aunque había estado capturada por más de cuatro meses, se mantenía erguida, poco dispuesta a ser destrozada por los vampiros.
Taeyong estaba en desventaja aquí y no podía arriesgar la vida de ella. Tiró la espada.
—Los cuchillos arrojadizos también.
Taeyong aventó la banda de cuchillos al piso.
Los rojos ojos de Dongwook vagaban arriba y abajo en Taeyong.
— Podemos pelear si tenemos que, aunque mi oferta para ti de unirte a nosotros sigue en pie.
Taeyong dejó salir una risa incrédula.
–Acabo de matar seis de tus Lores, bueno técnicamente cinco, pero voy a contar al sexto de cualquier manera, quemé tu casa, ¿y aún me quieres?
—Puedo reconstruir una casa y puedo perdonarte por matar a mis amigos por quién eres.
— ¿Y quién soy?
Dongwook sonrío.
–Únete a mí y averígualo.
—Incluso si quisiera hacerlo, no puedo— Taeyong arrancó su ensangrentado, deshecho cuello de tortuga para revelar su collar y sus brazaletes.
Detrás de Dongwook, Ningning intentó alejarse de Jieun pero ella la agarró con más fuerza, ahogándola hasta que se quedó quieta.
Dongwook ignoró la pelea y se centró en Taeyong.
— Esos son sólo un impedimento menor. Los íncubos piensan que tienen un monopolio en las brujas, aunque eso ya no es el caso. Tienes un tremendo poder en ti, no has siquiera iniciado a aprovecharlo aún. Deja estos íncubos sin valor atrás. Estás destinado a la grandeza. Sé que lo sientes dentro de ti. Pelea de mi lado y te mostraré de que eres verdaderamente capaz. No te haré arrodillarte ante mí, no pondré un collar en ti.
Dios, sus palabras eran tan tentadoras. Le estaba ofreciendo a Taeyong todo lo que siempre había querido. Alguien para enseñarle su poder, no esclavizarlo y usarlo.
Los ojos de Taeyong fueron a Ningning, quién parecía confundida por el intercambio que estaba observando, luego de vuelta a Dongwook.
— ¿Y me dirás quién es mi señor?
—Sí, lo haré
—Libera a los íncubos, déjalos ir a casa—pidió Taeyong
El rostro de Dongwook se retorció con disgusto.
—No. No toleraré ninguna lealtad a los íncubos, no si vamos a pelear lado a lado.
De nuevo, Taeyong se sintió dividido. Él quería ser libre. Quería estar con su gente –con ambos tipos, Pero no podía tener todo lo que quería. Si se iba, el sería libre, pero estaría renunciando a los íncubos...Wonyoung...Yoon Oh. Para todo su convencimiento de que estaba usando a Yoon Oh, la verdad era que él quería al general y era incapaz de ignorar el deseo que quemaba dentro suyo.
—De acuerdo—accedió finalmente. –Me uniré a ustedes, pero si esto es un truco o tratas de esclavizarme, te mataré.
—No es ningún truco. No soy un incubo. Te doy mi palabra, y eso significa algo entre nosotros. Mátala y pruébame que estás dispuesto a luchar contra ellos— dijo Dongwook, señalando a Ningning.
La parte vampírica de Taeyong salió mientras levantaba su espada. Agarró a Ningning por el brazo y atravesó su estómago con su espada. Y continúo avanzando, encajando el arma a través del abdomen de Jieun, empalando a ambas a la pared. Ningning gritó con dolor, y atrás suyo Jieun siseó mientras intentaba liberarse de la espada que las atravesaba a ambas.
—Quédate. No te muevas— Taeyong ordenó a Jieun. Era más sencillo compelerla esta vez. Se quedó en silencio y se desplomó.
Antes de que pudiera sacar la espada de las dos mujeres, Dongwook dejó escapar un rugido bramante. Se movió cegadoramente al tomar a Taeyong por los hombros y estamparlo en la pared. Yeso y madera volaron alrededor de ellos. Dongwook lo mantuvo apretado y siguió avanzando, usando el cuerpo de Taeyong como un ariete, rompiendo la pared del cuarto siguiente, el siguiente, y el siguiente, hasta que el cuerpo de Taeyong golpeó la gruesa pared exterior y los dos estallaron fuera de la casa.
Taeyong impulsó la curación en su cuerpo roto mientras que Dongwook lo arrojó a través del césped. Las gárgolas, alto por encima de ellos, no le hicieron ningún caso.
Las alas de Dongwook se extendieron y subió al aire. Se inclinó para un ataque, pero Taeyong rodó fuera del camino y saltó a sus pies. Empujó poder en su velocidad y corrió dentro de la casa principal en llamas.
Él viejo Lord vampiro estaba justo detrás suyo, implacable.
El piso principal estaba empezando a colapsar. Un hoyo se formó en frente de los pies de Taeyong y él torpemente brincó sobre este. Dongwook, con mucha más gracia, se dobló sobre el agujero, pero los escombros de encima llovieron sobre él y despareció hacia el nivel inferior cuando lo golpearon.
Era un pequeño descanso en favor de Taeyong, pero él no pensaba por un momento que eso podría atrasar a Dongwook. Dongwook era más rápido, más fuerte y mucho más experimentado de lo que Taeyong había esperado. Tenía que encontrar una manera de igualar el campo de juego.
Taeyong corrió a la habitación del trono. Pesado humo nublaba el aire haciendo casi imposible ver cualquier cosa al él buscar su bolsa de lona. Él giró alrededor hasta que la encontró y sacó la cadena de plata. La amarró alrededor de uno de sus enguantados puños, después sacó la ballesta y tres pernos y los sumergió en el líquido marrón antes de cargar uno.
Usando el espeso humo a su ventaja, se quedó tan silencioso y quieto como era posible para que así fuera más difícil para Dongwook sentirlo. Él tiró hebras de poder en su oído para determinar la posición de Dongwook, quién vino precipitándose en la sala una fracción de segundo más tarde.
Apuntó y soltó el perno. Dongwook gruñó cuando el perno lo golpeó. Taeyong espero haber golpeado una bolsa de sangre, dónde se retrasaría su curación, debilitándolo. Taeyong recargó y enderezó de vuelta la ballesta. Antes de poder disparar, Dongwook apareció fuera del humo y sacó el arma de su mano. Se rompió en el suelo.
Taeyong golpeó a Dongwook en la cara con su puño encadenado y continúo por apuñalar a Dongwook en el brazo con su último perno restante. Dongwook saco ambos pernos de sí mismo y se colgó de Taeyong, quién subió sus brazos para defenderse, recibiendo cortes profundos en ellos. El suelo debajo de sus pies gimió y se pandeó. Dongwook saltó y se colgó de una viga mientras Taeyong se fue cayendo un nivel. La bolsa había caído justo a su lado y derramado el resto de su contenido fuera a la par que el caía sobre su espalda. Calientes llamas lamieron su cuerpo y podía oler su piel ardiendo. Gritos de dolor escaparon de él.
Mierda.
Tenía que concentrarse, moriría si se quedaba aquí con el fuego quemando la maldita casa alrededor de él.
Agarró una estaca que había rodado a lado suyo y saltó hacia arriba. Dongwook se había ido. La casa gimió.
Maldita sea
Subió lo que quedaba de las escaleras, subiendo arriba y arriba hasta que encontró una puerta que salía al techo. Una vez afuera, tomo un momento para tratar de curar su ennegrecida y ampollada piel. Vertió el resto de su poder en la curación, no tenía tiempo para conservar. Ese era un error estratégico de su parte.
Dongwook estaba atrás de él y ni siquiera lo había sentido. El antiguo vampiro envolvió una garra alrededor de la nuca de Taeyong y saltó en el aire. Sus alas batieron furiosamente al ganar altura, entonces lanzó el cuello de Taeyong con un empujón. El cuerpo de Taeyong se retorció en el aire, pero no cayó en picada al piso como pensó que haría, en vez de eso Dongwook cogió su tobillo y siguió su ascenso.
Antes de que pudieran alcanzar una altura que Taeyong no pudiera sobrevivir si caía, él se alzó y empujó la estaca que aún estaba sosteniendo en el corazón de Dongwook.
Las alas de Dongwook se congelaron como si estuvieran detenidas en el lugar, dejándolos deslizarse por un momento.
El viejo vampiro rugió y sacó la estaca de su pecho, aventándola. –Eres un joven tonto— afirmó él y empezó a aletear una vez más.
Taeyong luchó contra la urgencia de suspirar y deseó que alguien le hubiera dicho que las estacas no eran tan efectivas en vampiros antiguos. No estaba seguro de que pudiera hacer él aquí...salvo morir.
El vampiro mayor ya no tenía un rasguño en él mientras que Taeyong estaba quemado, cortado y quedándose vacío. Luchó en vano a la par que se elevaban alto y más alto. Desesperado, el necesitaba intentar algo, cualquier cosa, desenrolló la cadena de plata de su puño. Dongwook lo liberó y Taeyong cayó en picada, sin embargo, no antes de que se manejara para lanzar la cadena con lo último de su poder. Se enredó en el cuello de Dongwook y Taeyong apretó fuerte. Cuando la cadena se quedó sin holgura tiró al Lord abajo con él.
Tomado por sorpresa, Dongwook cayó abajo. Se aferró a la cadena que se apretaba alrededor de su cuello, pero se quedó en el lugar, sus alas agitándose frenéticamente para alentar su descenso. Taeyong usó la distracción para escalar la cadena y se columpio a sí mismo a la espalda de Dongwook. Sin energía de sangre para curarse, Taeyong no estaba seguro de que podía sobrevivir una caída de cientos de pies, pero tampoco podía dejar a Dongwook vivo. Hizo su elección. Arañó las dos alas de Dongwook, desgarrándolas.
Dongwook curó sus alas casi tan rápido como eran dañadas. Mierda. Taeyong agarró la base de un ala y tiró. No estaba lo suficiente fuerte justo ahora para arrancarla completamente, pero se las arregló para dislocarla.
Dongwook cambió su atención lejos de la cadena y de vuelta a Taeyong. Se volteó en medio del aire y arañó salvajemente, desgarrando las piernas de Taeyong en pedazos. Taeyong empujó contra él, separándolos. Debajo de él el techo de la segunda casa estaba llenando velozmente su visión.
Dongwook estaba en caída libre sobre él.
Taeyong no estaba seguro de la mejor forma de aterrizar, sin importar cómo golpeara el edificio iba a morir o caer inconsciente hasta que alguien forzara sangre en él. Asumiendo que no estuviera ya muerta, Ningning moriría también, desde que él iba a perder su control sobre Jieun. Estaba de hecho sorprendido de que todavía tenía control de la Señora en absoluto.
Segundos para golpear el techo, sintió solidos brazos de piedra envolverse alrededor de él y su descenso se volvió un ligero deslizamiento. Los brazos lo liberaron unos pocos pies encima del suelo y fue tambaleándose en el césped. Atrás suyo una nube de polvo y escombros voló en el viento mientras Dongwook se estrellaba duro contra la casa.
Taeyong no podía creerlo. Una gárgola lo había sostenido. No era Asper, ella estaba sentándose con Yeon Hee. Esta era más grande y se veía como si estuviera grabada en piedra negra. Su cabeza tenía dos hileras de cortos cuernos empezando en su frente y yendo todo el camino a sus alas.
Taeyong tomó una profunda inhalación así podría hablar.
–Gracias.
La única respuesta de la gárgola fue tomar vuelo de vuelta en el aire.
— ¿Estás bien? – preguntó Yeon Hee agachándose sobre Taeyong, quien estaba aún yaciendo en el pasto.
Él estaba exhausto y agotado.
—Hambriento, aléjate de mí—Su olor era increíble y su pulso tamborileaba en su oído. Sus colmillos picaban por estar en ella.
—Puedes beber un poco de mí. Estoy acostumbrada— ofreció ella.
—No, encontraré sangre en alguna otra parte.
Ella bajó a sus rodillas y sostuvo su muñeca a la altura de su boca.
— ¿Dónde? ¿Puedes siquiera levantarte? Si no lo matas, nunca seré libre. Sólo toma un poco.
Taeyong podía probablemente levantarse, pero tomaría cierto esfuerzo, y no había ninguna manera de que él pudiera luchar contra Dongwook ahora. Él agarró su muñeca y la presionó a sus labios. Gentilmente, metió sus colmillos y bebió. Ella se quedó quieta para él, y él no tomo mucha sangre, unos pocos sorbos, sólo lo suficiente para mantenerlo andando de nuevo. Empujando lejos la sensación de euforia, removió sus colmillos y lamió su muñeca.
—Gracias— dijo él y se paró.
—Por favor mátalo— rogó ella, su voz temblando.
—Lo haré— Taeyong se empujó a sí mismo a sus pies y miró alrededor por un arma. No pudo encontrar ninguna. Tal vez él podía llegar a esas dagas de plata de adentro.
Sin ninguna otra opción, corrió al edificio, a través de los agujeros en las paredes que su cuerpo había hecho, al cuarto con los incubo capturados. Ningning seguía viva, aunque débil. Sus ojos caídos siguieron a Taeyong mientras el agarraba dos dagas del piso. Jieun se veía aturdida, aún fijada detrás de ella. Taeyong podía sentir a Dongwook cerca. Muy cerca. Abrió la puerta de la habitación y en el pasillo estaba Dongwook. Encima, el techo se había ido.
Dongwook estaba vivo y despierto pero empalado en una viga de madera. Era larga, diez pies o más, y fue directo en su pecho. Estaba intentando quitársela, pero parecía que las estacas sí tenían algún efecto en vampiros mayores y lo estaba debilitando.
Taeyong comenzó a reír. –De todas las cosas...— se detuvo. No podía permitirse el sentimiento de triunfo hasta que Dongwook estuviera muerto para siempre.
Taeyong tiró las dagas y fue de regreso a la habitación.
—Perdón— dijo él a Ningning mientras sacaba la espada de las dos mujeres— Te curaré en un segundo.
Caminó de vuelta a Dongwook y alzó la espada sobre su cabeza.
–Príncipe— fue la última palabra que dijo Dongwook a la par que Taeyong bajaba la espada en su cuello. El cuerpo del antiguo vampiro se convirtió en polvo alrededor suyo. Nunca había visto un vampiro descomponiéndose así de rápido.
Siete menos. Falta uno.
En el piso detrás de él, Ningning gimió. Ella forcejeó débilmente contra sus ataduras sin ningún provecho. Taeyong se arrodilló a su lado y cepilló una hebra de su cabello fuera de sus ojos. Ella intentó hablar, pero sangre gorgoteó de su garganta. Taeyong se inclinó y la besó. Ella se resistió al principio. Había estado capturada bastante antes de que el conocimiento de que Taeyong era un íncubo se volviera público y ella no tenía idea de quién era él. Él vertió energía en ella así ella comenzaría a sanar. Sus labios respondieron y ella tomó el control, drenando de él lo que ella necesitaba. Ella se separó cuando había tomado todo lo que Taeyong tenía para dar. Su “soavik” ondulaba con dolor, pero él lo ignoró por ahora. Había asuntos más acuciantes.
— ¿Qué diablos eres tú? — inquirió ella, aun descansando en el piso.
La herida de la espada había curado lo suficiente, aunque era crudo y amenazaba con reabrirse si ella no era cuidadosa. Ella necesitaría alimentarse de nuevo pronto.
—Soy un incubo que fue transformado en vampiro. Pertenezco a la casa de Yoon Oh, Lady Ningning— Taeyong no pudo evitar sonreír un poco cuando pensó en Yoon Oh.
Ella lo estudió por un instante.
–Papá te está follando ¿no es cierto?
—Mmm, pues..—
—Y es Ning Yi si vas a usar el título. ¿Él de hecho te envío a venir a salvarme?
— ¿Nombra él a todos sus hijos con “Ta” al principio? Y claro que no ¿piensas que él desobedecería una orden del Alto Rey?
—Todos nosotros empezamos con T—A, sí. ¿Y tú desobedeciste una orden del Alto Rey? Sea lo que sea que seas, estas en mierda profunda. Quiero decir, gracias por salvar mi vida, ese fue un infierno de beso también, pero estás tan jodido.
Taeyong río. Ella no era nada como Yoon Oh o Jeno.
—Créeme, lo sé. Si te desencadeno, ¿vas a atacarme?
—No. Pero si pudieras nunca estacarme de nuevo, lo apreciaría— Ella señaló a Jieun— Sin embargo, yo podría matarla a ella. ¿La hipnotizaste?
—Sí. Déjala, necesito su sangre— Taeyong dejó la habitación y cavó su pie a través de las cenizas de Dongwook. Encontró un par de llaves, regresó y desencadeno a Ningning.
Taeyong entregó las llaves a Ningning así ella podía liberar a los otros incubo.
— ¿Puedes compeler vampiros? — Ella parecía querer oír la respuesta una segunda vez.
—E íncubos. E incluso un cazador que va a patear mi trasero cuando regrese—Pensar en lo que tuvo que hacer a Joy le dolía de nuevo. Esperaba que una vez ella supiera sus razones ella sería capaz de perdonarlo.
—Teníamos una más con nosotros— mencionó ella.
—Yeon Hee está esperando afuera con Asper.
— ¿Asper está aquí?
Taeyong asintió.
Ningning articulo la palabra “Guau”, luego empezó desbloqueando las jaulas.
—Espérenme afuera. Me uniré a ustedes en un momento— les indico él y se fueron, guiadas por Ningning.
Taeyong agarró a Jieun y la empujó contra la pared. Él enterró sus colmillos en su cuello y bebió profundamente, Utilizó la poderosa sangre de la Señora para sanar sus heridas. Cuando acabó de drenarla, él estaba curado físicamente pero mentalmente exhausto. Y él podía aprovechar más sangre, pero esto lo haría por ahora. Jieun estaba lánguida en sus brazos. Él quitó sus colmillos y la dejó caer al suelo.
Ocho menos. No quedaba ninguno.
Taeyong sonrío.
Él había ganado.
40
Taeyong se relajó en la ducha de agua caliente mientras lavaba la sangre, la ceniza y los pequeños pedazos de entrañas de su cuerpo. Ya había escoltado a los íncubos al carro que había adquirido más temprano. Asper había surcado el cielo en el momento en que el grupo recogió a Yeon Hee. El fuego en la casa principal seguía propagándose, pero cuando salieron por las puertas, la magia lo enmascaró y no podía ser visto o sentido por extraños.
Taeyong estaba aliviado de que Ningning supiera como manejar, pues el grupo no podía volar —sus alas habían sido recortadas. Cuando él empezó a preocuparse de que nunca podrían volar de nuevo, ella le aseguró que con el tiempo sanarían.
Se separaron —Taeyong planeando regresar. Con cinco íncubos, en el carro no había espacio de todas maneras. Él le dio la espada en caso de que se encontrarán con algún problema, pero ya no sentía ningún vampiro cerca. Ningning le sugirió a Taeyong que esperara un poco antes de volver. Quería hablar con su padre primero para aplacarlo un poco. Taeyong estaba cien por ciento de acuerdo con tratar cualquier cosa que pudiese disminuir la furia de Yoon Oh. El plan era esperar por una hora y media antes de regresar.
Utilizó ese tiempo para ducharse en la estructura que había albergado a los íncubos. Además de retener a los prisioneros, había cuartos para sirvientes, guardias, y vampiros menores. Ahora estaba completamente vacía. Taeyong fue a través de algunas habitaciones hasta que encontró una con prendas que podrían quedarle, y estuvo encantado de ver que el agua funcionaba. Después de la ducha, se lavó las suelas de sus botas y se puso una camiseta negra que le quedaba algo apretada, y un par de pantalones lo suficientemente decentes. Se sentó en la cama y disfrutó de unos pocos momentos de paz. No tenía ni idea de lo que Yoon Oh iba a hacerle. Había desobedecido. Sabía cuáles eran las órdenes del Gran Rey y lo hizo de todas maneras.
—Príncipe —eso es lo que Dongwook había dicho... ¿qué había querido decir con eso? ¿Era su señor un rey? Él ni siquiera quería saber si los vampiros tenían reyes.
Todavía a horas del amanecer, Taeyong se puso de pie y se estiró. Fue a la cocina y rompió la línea de gas fuera de la pared. Él no iba a dejar el sitio en pie. Cogiendo fósforos, fue a la puerta del frente y esperó a que la casa se llenara con el gas. Entonces, la encendió.
Con tiempo para matar, observó cómo ardía hasta que fue la hora de partir. Se lo tomo con un poco más de calma esta vez. Le tomaría alrededor de veinte minutos regresar. No tuvo problemas hasta que estaba a unos tres minutos de la torre. Pasaba por un lugar llamado Inniswold cuando apareció frente a él un destello verde en una calle vacía. Tuvo que frenar duro y virar a la derecha para evitar golpear al cazador. Él tropezó y patinó por el asfalto aterrizando en su espalda.
Los Argonautas —el equipo incluyendo a Eunwoo e Shohei— aparecieron. Joy estaba con ellos también. Antes de que Taeyong pudiera decirles que no quería pelear, Joy disparó una flecha de plata a su estómago perforando una bolsa de sangre y una oleada de cadenas plateadas se envolvieron a su alrededor. Acababa de bañarse y ahora se veía como la mierda de nuevo, con una herida de carretera y un abdomen sangriento. Sin mencionar las cadenas hirvientes.
—Paren —Taeyong gritó. Otra flecha se introdujo en él. El dolor empezó a expandirse en él mientras su cuerpo tenía problemas aguantando toda la plata ardiente— Por favor, no puedo resistirlo.
No podría así quisiera. Lo tenían sujetado con cadenas que no podía romper y que estaban agotando, rápidamente, las pequeñas reservas que tenía en ese momento.
Eunwoo, en su armadura completa y su casco con cuernos, estaba sobre él. Sacó su mano y en un destello de luz verde, apareció una jeringa llena de un líquido. Se inclinó, la inyectó en Taeyong y entonces, arrancó las flechas de su cuerpo. Taeyong esperaba ser noqueado pero el líquido sólo aturdió sus sentidos. No podía erradicarlo de su sistema como lo hacía con otros venenos.
Una camioneta se estacionó y aprisionaron a Taeyong al asiento. Grilletes de plata también. No le estaban dando ni un respiro esta noche. Se preguntaba si Ningning se habría aparecido ya.
Los cazadores reportaron que ya lo tenían y se subieron a la camioneta. Taeyong los observó sentarse en silencio. Todos lucían molestos. Incluso Shohei, quien normalmente tenía ojos sonrientes, lucía disgustado.
Pero eran los ojos de Joy los que lo quemaban. Taeyong le echó un vistazo y apartó la mirada avergonzado.
—Joy, yo..—gruñó por el dolor de toda la plata en él.
—No hables a menos de que se te haga una pregunta —le dijo Eunwoo.
—Joy, lo siento —dijo Taeyong, ignorando la orden de Eunwoo.
Joy se inclinó hacia adelante y le dio una fuerte cachetada. Luego recuperó una mordaza de cuero duro de una caja debajo del asiento.
—Abre tu boca, vampiro.
Taeyong obedeció y ella lo amordazó. El dolor físico por la plata y el dolor emocional que estaba sintiendo ahora, sumado a la fatiga de la pelea, era demasiado para él. Lágrimas brotaron a sus ojos.
El resto del camino pasó en un doloroso silencio. Una vez que llegaron a la torre de Lord Bogum, arrastraron a Taeyong adentro. Íncubos, aun ahí por la fiesta, se alinearon en el espacio, dejando el centro del salón de baile despejado. Wonyoung estaba de pie en la multitud. Se veía preocupada. Jeno estaba a su lado, sonriendo. Delante de Taeyong había varios tronos vacíos. Pesadas manos lo empujaron a sus rodillas.
Yoon Oh, con ojos violeta, cuernos y garras, emergió de un lado del cuarto todavía llevando su traje. Taeyong podía sentir la rabia saliendo de él. Bogum, quien tenía oscuro cabello y ojos a juego, venía detrás, luciendo extremadamente presumido. Esta noche Taeyong había probado que Bogum tenía razón. Tener un vampiro alrededor de los íncubos era demasiado peligroso —no podían confiar en ellos. O eso pensaba Bogum. Estaba claro que Ningning y los otros no habían llegado todavía. ¿Dónde carajos estaban?
—Látigo y dedalera —Yoon Oh les ordenó a los cazadores.
Yoon Oh se detuvo frente a Taeyong y se alzó sobre él mientras Bogum subía a su plataforma y se sentaba en su trono, preparándose para el espectáculo.
Un cubo de dedalera líquida y un látigo fue puesto en el suelo junto a Yoon Oh. Si Yoon Oh empezara a azotarlo, Taeyong no estaría consciente por mucho tiempo, la plata lo estaba consumiendo.
Yoon Oh gruñó.
—Debo decir, estoy impresionado por como escapaste. Nos tomó un poco de tiempo darnos cuenta de todo lo que habías hecho. Fue un gran engaño que no vi venir y no soy un hombre fácil de engañar. Estoy particularmente impresionado por los problemas que pasaste para terminar en esta fiesta. No creí que tuvieras la capacidad o la paciencia para este nivel de manipulación.
Taeyong no estaba orgulloso de haber manipulado a Yoon Oh mientras estaban en la cama juntos. Que Yoon Oh lo sostuviera se había sentido tan bien, ahora podría nunca pasar de nuevo.
—Pero creo que siempre te subestimo. Puedo asegurarte que no volverá a pasar. Sabemos que fuiste a la Casa Moreau. ¿Por qué volviste? ¿Los vampiros no fueron lo que esperabas? ¿O te echaron?
Las preguntas eran retóricas pues Taeyong aún tenía la mordaza en su boca. Yoon Oh ya había tomado una decisión sobre lo que había ocurrido y el General no se molestó en esconder ninguna de sus emociones en este momento. Cólera pura remplazó su actitud normalmente serena. De alguna forma, Taeyong no lo culpaba. Desde el punto de vista de Yoon Oh, había dedicado más de un año, tratando de que el mundo de los íncubos aceptara al vampiro y este lo había traicionado —y había ocurrido en frente de las mismas personas que querían verlo fallar.
—No debiste haber esperado tanto tiempo para regresar. Tu castigo será como nada de lo que alguna vez hayas experimentado —le prometió Yoon Oh— Presiona tus palmas en el piso.
Taeyong se inclinó y puso sus aún esposadas manos en el suelo. Lloriqueó... no quería ser azotado. Reacio a esperar a Ningning más tiempo, dejó escapar un grito sordo mientras trataba de hablar.
—Silencio. Removeré tu lengua si tratas de hablar de nuevo —dijo Yoon Oh, de pie detrás de él.
Taeyong se quedó en silencio.
Yoon Oh tomó el látigo y lo sumergió en el líquido café del cubo. Lanzó el látigo hacia adelante, se estrelló contra la espalda de Taeyong, rasgando su camisa y separando su piel. La dedalera impidió que la herida se curara naturalmente, y Taeyong no quiso empujar el poder en ella porque curarse podría incitar a Yoon Oh a azotarlo más. Un segundo golpe atizó su piel. Y un tercero. Para el cuarto, Taeyong estaba llorando cada vez.
Bogum reía mientras veía al vampiro ser torturado. No era solamente él. Tenía varios amigos con un pensamiento similar en la multitud, quienes sentían gran placer al ver a Taeyong ser azotado.
Las garras de Taeyong salieron, pero mantuvo sus palmas en el piso. Si tratara de pararse, los cazadores sólo lo pondrían de rodillas de nuevo y probablemente usarían más cadenas de plata para hacerlo.
Hubo una conmoción en la multitud, pero Yoon Oh no lo notó. Atacó a Taeyong por quinta vez y tiró de su brazo para pegarle de nuevo.
—Demonios, Padre, ¿siquiera te molestaste en preguntarle por qué fue a Nueva Orleans? ¿O simplemente te sumergiste en los latigazos?
Todo se detuvo.
Taeyong no pudo ver qué estaba pasando, pero no lo necesitaba. Podía sentir las diferentes olas de emociones irradiando de Yoon Oh: confusión, shock, incredulidad... amor por su hija.
El látigo que estaba sujetando cayó al suelo y Taeyong pudo escucharlo corriendo hacia ella. Giró la cabeza hacia atrás y vio a Ningning en los brazos de Yoon Oh, quien la abrazó con fuerza y la besó en la cabeza. Jeno se precipitó también y se unió, abrazando a su hermana.
Los otros cuatro íncubos entraron a la habitación detrás de ella. Incluyendo a Yeon Hee, quien estaba vestida ahora.
Bogum se paró de su trono y susurró.
—Yeon Hee... ¿estás viva?
Taeyong sacudió su cerebro para tratar de recordar cualquier información sobre Yeon Hee, pero no surgió nada.
—Padre —lloró Yeon Hee. Ah, si ella estaba presuntamente muerta Wonyoung no se habría molestado en decirle a Taeyong sobre ella. Casi todos los íncubos tenían hijos muertos.
La reacción de Bogum fue la misma que la de Yoon Oh. Se precipitó y tomó a su hija en sus brazos. Los otros tres también tenían personas que los conocían en la multitud y rápidamente fueron rodeados por amigos y familiares.
Taeyong sonrió mientras sentía la alegría saliendo de los íncubos del salón. Lo hizo sentir como si todo hubiese valido la pena, aunque el dolor fuera agonizante ahora mismo. Él esperaba que, tal vez, Yoon Oh mostrara misericordia y lo derribara, le diera sangre o por lo menos quitara la plata.
Ningning se separó de Yoon Oh y Jeno y caminó hacía Taeyong, quien aún estaba encorvado en el suelo, ardiendo por los grilletes de plata y sangrando por su espalda.
Ella se agachó frente a él y le tocó la cara.
—Perdona que hayamos llegado tarde, tuvimos que parar por gasolina. Luego nos distrajimos con una vendedora sexy.
Por supuesto que lo habían hecho. Malditos íncubos.
—¿Cómo salieron de la Casa Moreau? ¿Cómo pasaron a los señores? — preguntó Yoon Oh detrás de Taeyong.
—Debiste haberlo dejado hablar. Él es tu guerrero, ¿cierto? —preguntó Ningning.
—Señor General. Emperador —gritó un cazador que llevaba lo que parecía ser un equipo de comunicación móvil alrededor de su cuello— Nos llegan reportes confirmados de que vampiros de Nueva Orleans están dejando la ciudad en masa.
Susurros sorprendidos llenaron la habitación.
Ningning le quitó la mordaza a Taeyong y lo ayudó para que se apoyara de nuevo en sus rodillas.
Taeyong rio entre dientes y ella se le unió.
—¿Qué es tan gracioso? —preguntó Yoon Oh.
—Se están yendo de la ciudad porque no quedan más señores en Nueva Orleans para protegerlos —dijo Ningning.
Bogum dio un paso al frente pero no soltó a su hija.
—¿Qué? Imposible. Han mantenido esa locación por siglos. Nunca abandonarían su ciudad.
Taeyong utilizó los últimos remanentes de poder que le quedaban para, temporalmente, quitar su dolor. No podría hacerlo por mucho tiempo, sólo lo suficiente para impedir que su voz temblara.
—Ellos no abandonaron su ciudad. Los maté a todos.
El salón quedo en silencio.
Un grito agudo vino de Wonyoung. Confusión y alivio surcaron su cara.
—¿Están muertos?
—Sí —Taeyong la miró— Te tocaron sin tu permiso. Me ofendieron y ahora nunca lo harán de nuevo
—¿Hiciste eso por mí? —preguntó ella. Sus labios rojos temblaron y sus ojos} verdes se llenaron de lágrimas.
—Sí. Y por el Amo Yoon Oh. Para traer a su hija de vuelta. Para traer a todos los íncubos de vuelta.
Yoon Oh caminó alrededor de Taeyong. No dijo nada mientras lo estudiaba con sus ojos violetas.
—Debiste haberlo visto papá. Dongwook le ofreció su libertad. Ofreció decirle quien era su Señor, le ofreció poder... y Taeyong lo mató..—Ningning se levantó y se enderezó. Su cuerpo se volvió rígido y formal mientras miraba a Yoon Oh— Tendré mi reporte completo para mañana, señor.
Se movió y tomó su lugar al lado de Jeno, quien envolvió un brazo alrededor de su hermana. Aun así, Yoon Oh no dijo nada. Era como si aún estuviese procesando, o tratando de llegar a una decisión respecto a qué debería hacer con Taeyong ahora.
Detrás de él, Eunwoo dio un paso al frente. Todavía tenía su casco puesto, y Taeyong se preguntó cómo luciría sin él.
—Voy a ordenar a los equipos. Podríamos matar a muchos mientras corren en pánico.
Yoon Oh asintió. Eunwoo llamó a todos los equipos disponibles para que se dirigieran a Louisiana y se fue con el resto de los Argonautas para coordinar los ataques. Todavía había un montón de otros cazadores en la habitación, incluyendo a Joy, quien tenía la cara de piedra, ilegible.
El dolor por la plata y los latigazos regresó a Taeyong. No podía mantenerlo lejos por más tiempo. Gruñó y se desplomó hacia adelante. Sus cadenas se agitaron cuando puso sus manos en el suelo para estabilizarse.
—Remuevan las esposas de plata y pónganlo en acero —ordenó Yoon Oh.
Los cazadores pusieron a Taeyong de pie y removieron sus esposas. Se sintió un poco mejor, pero necesitaba sangre. Y un poco de sexo. Pero no quería pedir nada ahora, no en frente de todos esos íncubos que lo odiaban.
Taeyong se apoyó sobre su rodilla izquierda e hizo una reverencia a Yoon Oh.
—Mírame.
Taeyong hizo lo que le ordenaron.
Yoon Oh se agachó y tocó su cara. Taeyong se apoyó en él y un poco de su dolor disminuyó. El tacto de Yoon Oh siempre se sentía muy bien, especialmente cuando estaba hambriento. Sus colmillos picaron al oír la sangre corriendo debajo de la piel.
Yoon Oh sonrió.
—¿Ocho señores, Taeyong?
—Técnicamente siete, Amo . Las gárgolas acabaron con uno —dijo Taeyong con voz cansada.
—¿Gárgolas de quién?
—Las suyas, Amo
—¿Asper? —preguntó él, su cabeza ligeramente inclinada hacia un lado.
Taeyong asintió.
—¿Se lo ordenaste?
—No, Amo. No creo que pueda hacer eso. Sólo se lo pedí amablemente.
—¿Dongwook realmente sabía quién era tu señor?
—Parecía que sí, Amo.
Taeyong no quería entrar en detalles con los demás íncubos escuchando. Todo lo que dijera se convertiría en habladurías.
—Y rechazaste eso y volviste. ¿Por qué?
Yoon Oh no estaba preguntando para sí, él ya sabía la respuesta —si no la supiera, Taeyong aún seguiría en las esposas de plata. Esto era un espectáculo.
—Porque yo soy un íncubo. Pertenezco aquí —sin importar la razón por la cual Yoon Oh le pregunto, su respuesta era la verdad.
Fue la primera vez que Taeyong realmente creyó que era un íncubo. Él era uno de ellos y se quedaría allí con ellos. Necesitaba ser parte de algo, y esto era ese algo. Taeyong podía escuchar algunos susurros en la multitud. No podía descifrar qué estaba diciendo por la droga corriendo a través de él. Se estaba poniendo más hambriento. La noche había sido tan agotadora para él. Lagrimas amenazaban con caer, pero se rehusaba a mostrar cualquier señal de debilidad ahora mismo. Sus ojos rojos se deslizaron hacia el cuello de Yoon Oh y observaron cómo la piel se movía con cada pulso. Dios, era hermoso.
Yoon Oh miró de Taeyong a la asamblea de íncubos.
—Lord Bogum, más temprano esta noche usted estaba convencido de que Taeyong sería inútil para nosotros. Que él no podía ofrecer nada más que lo que nuestros guerreros y cazadores pueden ofrecer. Ahora que tiene a su hija en sus brazos, ¿todavía se aferra a eso?
—Él desobedeció un comando del Gran Rey..—dijo Bogum.
—Soy consciente de eso, eso no quedará impune, pero esa no fue mi pregunta. Él mató a ocho señores. ¿Cuándo fue la última vez que nosotros matamos a ocho señores en una noche, excepto durante un asalto o batalla con grandes pérdidas? Ni un solo íncubo murió esta noche.
—Pero mírelo, todavía es un vampiro —la voz de Lord Bogum era débil, desmoronándose.
—Él me salvó —le susurró Yeon Hee a su padre.
—Pensamos que estabas muerta... si yo hubiese sabido...
A Taeyong dejó de importarle la conversación. El suave golpeteo del corazón de Yoon Oh se hacía cada vez más fuerte, cada vez que mantenía contacto con su piel. Taeyong lamió sus labios. Él instintivamente extendió la mano con un agarre de íncubo y la envolvió alrededor de Yoon Oh.
Yoon Oh miró hacia abajo y le sonrió.
—Te atenderán pronto, Taeyong.
Taeyong oyó a Yoon Oh preguntar por espino, la droga que podía derribar a un vampiro. Enseguida, sintió una cálida sensación que se extendía a través de su cuerpo.
Se desmayó un momento después.
41
Taeyong frunció el ceño cuando se despertó dentro de una celda en la torre de Yoon Oh. Había esperado despertarse en su propia habitación, o mejor aún, en la de Yoon Oh.
Su soavik dolía y necesitaba alimentarse sexualmente. Ahora mismo no era demasiado exigente sobre con quién tenía sexo, pero la prisión estaba vacía. Ni siquiera había cazadores en la sala de observación o en el pasillo. Al menos le habían dado sangre en algún momento. Y estaba bien descansado ahora. No estaba muy seguro, pero supuso que había pasado unos once días desde que fue eliminado.
¿Estaban teniendo más discusiones sobre él? Once días era mucho tiempo para hablar de alguien.
La ducha se encendió y Taeyong saltó dentro. Una vez que estuvo limpio y seco, se vistió con la ropa que estaba al borde de la cama. Camisa negra, vaqueros, botas, lo habitual.
Pensamientos de Yoon Oh inclinándose sobre ellos teniendo sexo llenaron la mente de Taeyong. No pudo evitarlo. Su cuerpo hambriento instintivamente trataba de forzarlo a buscar comida. Se movió para reajustar la creciente erección de sus vaqueros y, al cabo de un rato, se puso de pie y empezó a andar alrededor de su celda, tratando de librarse de su hambre. Aburrido, extendió la mano para intentar escuchar algunas conversaciones para pasar el tiempo sólo para decepcionarse cuando no oyó nada. Parecía que Yoon Oh había añadido defensas más fuertes alrededor de la prisión.
Taeyong gruñó.
Una hora más tarde entró Yoon Oh, solo. Llevaba su uniforme: la chaqueta gris bordada con la camisa blanca y los pantalones negros apretados en las botas de montar pulidas. Taeyong lo estudió por un momento hasta que el general le lanzó una dura mirada.
Taeyong se arrodilló y se inclinó.
Yoon Oh no dijo nada durante tanto tiempo que Taeyong pensó que estaba esperando que hiciera algo. Levantó la vista y Yoon Oh frunció el ceño. Taeyong inclinó la cabeza hacia atrás. Su mente siguió vagando hacia pensamientos en los que Yoon Oh hacía su camino con él.
—Párate —dijo finalmente Yoon Oh.
Taeyong lo hizo y ajustó sus pantalones.
Yoon Oh estaba a pocos metros de su jaula. Apretó las manos a la espalda y se quedó rígido—Gracias por salvar a mi hija —dijo con voz formal, fría. Algo estaba mal aquí.
—Gracias por salvar la mía.
Yoon Oh asintió con la cabeza—Lamentablemente, tus acciones han tenido algunas consecuencias imprevistas.
—Ya sé que vas a castigarme. Lo espero, Amo.
—No te voy a castigar.
¿No lo iba a hacer?
—Eso no significa que no vayas a ser castigado, simplemente no va a ser por mí — dijo Yoon Oh.
— ¿Entonces por quién?
Yoon Oh no respondió a su pregunta y en su lugar preguntó una.
— ¿Sabes lo que quería decir Dongwook cuando te dijo «príncipe»?
Taeyong había esperado que Ningning no hubiera oído eso, él quería guardar eso para sí mismo. Supuso que sí.
—Ni idea. ¿Tú lo sabes?
Él sacudió la cabeza—No.
Al menos Yoon Oh respondía a sus preguntas. Taeyong caminó un poco hacia adelante y hacia atrás en la celda, pensando— ¿Los vampiros tienen reyes, Amo? A lo mejor me ha engendrado uno de ellos.
—En cierto sentido. Hay una. Ella es reina solo porque es el vampiro más antiguo conocido. Ella realmente no los gobierna por sí misma, pero actuará de acuerdo a sus intereses. Si ella firma una tregua con nosotros, los vampiros la respetarían. Por un tiempo de todos modos. Si fueras hijo de ella, lo sabríamos.
— ¿Cómo lo sabrías?
—Nos lo diría. Ella y el Gran Rey Soohyuk son amigables, dependiendo del siglo.
— ¿Lo son?
¿El vampiro más viejo y el gobernante de los íncubos congeniaban? Eso parecía... extraño teniendo en cuenta la guerra.
—También son grandes enemigos. Es complicado. Pero confía en mí, si ella convirtió a alguien lo sabríamos. Y nunca rompería el vínculo con uno de sus propios hijos.
Yoon Oh se pasó la mano por el mentón, pensando—Hay rumores de vampiros antiguos, tan viejos que se han convertido en estatuas. Dongwook podía llamar a un rey si despertaba.
Yoon Oh se perdió en sus pensamientos por un momento y luego dijo: —Quizá estés destinado a ser un Sanguine Dominar.
— ¿Qué es eso?
—Muerte. Creo que es improbable. No muestras ninguna de las señales —Yoon Oh no parecía que fuera a señalar algo más.
— ¿No vas a alimentarme, verdad, Amo? —preguntó Taeyong y puso las manos en los abdominales inferiores. Encontró fascinante la información acerca de la reina de los vampiros, pero no pudo quitar de su mente el hambre.
—No. Se me ha ordenado que no lo hiciera.
Eso significaba que el Gran Rey le había ordenado a Yoon Oh. Taeyong había llegado a comprender que él era el único que superaba a Yoon Oh cuando se trataba de asuntos militares. Y Taeyong era un asunto militar—Puedes pedir más sangre si la necesitas —agregó Yoon Oh.
—Estoy bien de sangre, a menos que estés ofreciendo la tuya— dijo Taeyong con una leve sonrisa.
La sonrisa de Taeyong se desvaneció. Yoon Oh estaba sombrío.
—El Gran Rey ha tomado una decisión sobre ti. Una decisión oficial —Yoon Oh hizo una pausa, dándole a Taeyong un momento para prepararse para lo que iba a decir a continuación.
Taeyong se acercó lo más que pudo a Yoon Oh, de pie justo enfrente de los barrotes plateados que los separaban.
—Eres demasiado poderoso, demasiado inteligente, para poder continuar con la cantidad de libertad que te han demostrado hasta ahora.
— ¿Qué...? —preguntó Taeyong. Apenas tenía libertades.
Yoon Oh continuó, ignorando a Taeyong—Estás siendo trasladado a otra instalación donde serás mantenido en una jaula, excepto durante el entrenamiento o cuando se te ordene ir a una batalla.
—No...
Él iba a ser enjaulado de nuevo. Solo. La ira se elevó dentro de él. Yoon Oh apretó los dientes y continuó.
—La instalación a la que te trasladan está en la torre del Alto Rey. Él se hará cargo de tu cuidado personalmente. A partir de ahora lo llamarás "Amo" y yo seré llamado "Lord General".
—Regresé...
—Sé que lo hiciste, Taeyong.
Taeyong apretó los puños—Me ofrecieron todo y volví.
—Lo sé.
—Soy leal.
—No todo el mundo está convencido de que lo eres.
Taeyong lo miró a los ojos— ¿Tú lo estás?
—Creo que crees que eres leal. Pero la lealtad no es algo que se pueda probar en un año. Dame una década o dos y podría estar convencido.
—Por favor, Amo. No quiero ser enjaulado. Tortúrame un tiempo y déjame volver —suplicó, sabiendo que sería inútil. Taeyong nunca desafiaría al Gran Rey.
Yoon Oh no dijo nada, parándose como una estatua.
—Por favor... no dejes que me encierren solo. Soy un íncubo. No quiero estar solo otra vez. Necesito estar con mi gente.
—Mañana por la noche te trasladarás a Nueva York.
—Quiero quedarme contigo. Yo..—Taeyong lo amaba, pero las palabras se quedaban atrapadas en la garganta. Estaba demasiado asustado.
—No me amas —dijo Yoon Oh por él.
—Lo hago— susurró Taeyong. Las emociones conflictivas luchaban dentro de él. Estaba aterrorizado... no tenía idea de lo que iba a sucederle y estaba perdiendo todo el control otra vez. El deseo de quedarse con Yoon Oh, para estar cerca de él, se intensificó.
—No lo haces. Todo fue creado para controlarte.
Taeyong lo miró fijamente—No. Eso no es cierto. Sé cómo me siento.
El rostro de Yoon Oh no delataba nada—Los íncubos son maestros de la manipulación de las emociones, sabes esto, y he estado controlando vampiros desde que era joven. Soy muy hábil haciendo eso. Nada de eso era real.
¿Nada? Todo se había sentido real. Incluso ahora, Taeyong sabía que lo amaba y quería estar cerca de él—No te creo. Puedo sentir cuando me estás manipulando. Puedo resistir tu poder.
Yoon Oh sacudió la cabeza—Podrías al principio, pero me he ajustado y después, te dejé pensar que me controlabas. Es un viejo truco de íncubos. Utilicé tu inexperiencia contra ti. Dado tu poder, no tengo ninguna duda de que aprenderás a detectar cuando está sucediendo en el futuro. Tu habilidad para adaptarte y aprender es realmente fenomenal.
Taeyong le gruñó. No quería sus elogios ahora mismo.
No mientras su corazón se estaba rompiendo.
—Todo lo que sentías estaba diseñado para que te sintieras más cerca de mí — dijo Yoon Oh. Frío.
Las lágrimas cayeron sobre el rostro de Taeyong— ¿Por qué harías algo tan terrible?
—El Gran Rey es una de las criaturas más antiguas de este planeta. Su interacción con la vida que lo rodea es diferente del resto de nosotros. Había pensado que tú estarías bajo mí cuidado siglos antes de que se diera cuenta de ti.
—Y tu plan era: ¿cuál? ¿Tenerme amándote por todo ese tiempo?
—Sí.
— ¿Y no sientes nada por mí?
— No estoy desprovisto de sentimientos hacia ti. Eres..—hizo una pausa como si estuviera buscando la palabra correcta y continuara cuando la encontrase— fascinante y estoy orgulloso de todos tus logros aquí, pero no te amo si eso es lo que me estás pidiendo. Y tú no me amas.
— ¡Deja de decir eso! —la furia estalló en Taeyong y sus ojos se pusieron rojos. Lo amaba. No podía creer lo que Yoon Oh decía. Se sentía tan utilizado. Traicionado— ¿Cómo pudiste hacerme esto a mí? ¿Cómo pudiste ser tan cruel?
—Porque el amor es la manera más fácil de controlar a alguien y necesitaba una manera de controlarte.
Taeyong se alejó un poco de Yoon Oh y se rascó el pecho por encima de su corazón. Dolía En lo profundo de él, le dolía. Era peor que cualquier dolor que había sufrido antes. Sus lágrimas acuosas se convirtieron en sangre y sus piernas temblaron. Ya no podía pararse, se cayó de rodillas y agarró una barra de jaula para mantenerse firme. Ni siquiera notó el dolor de la plata— ¿Por qué me lo dices ahora?
— Ya no eres mío y creo que la verdad es más amable que dejarte anhelar algo que nunca será.
Los ojos de Taeyong se dirigieron a la plata. Aún arrodillado en el suelo, dejó de moverse. Se sentía vacío por dentro. Entumecido. No quería hablar más. No quería mirar a Yoon Oh más. Quería que la nada lo rodeara y le quitara el dolor.
—Deberías saber que Lady Wonyoung no sabía nada de esto. Creo que nunca te lo dijo, pero pertenece a la casa Soohyuk. El Alto Rey se preocupa por ella, por lo que me supera. Volverá a Nueva York dentro de unos días. Creo que es tanto así para que ella puede tratar de convencer al Gran Rey de que cambie de opinión sobre tenerte enjaulado.
Taeyong no dijo nada. Normalmente estaría furioso ahora, tratando de derribar la celda para matar a Yoon Oh. Pero no podía sentir nada más que vacío.
Yoon Oh lo miró fijamente. Mientras observaba a Taeyong, su rostro se suavizó como si realmente sintiera algo, como si pudiera decir algo amable, pero el momento pasó y se volvió ilegible.
Yoon Oh se volvió y salió de la habitación sin decir otra palabra.
Taeyong permaneció congelado en su lugar toda la noche. De vez en cuando una lágrima escapaba y rodaba por su rostro antes de caer al suelo.
Al amanecer, todavía no se había movido. Su cuerpo se cerró durante el día, todavía arrodillado frente a la puerta de la celda, y estuvo en la misma posición la noche siguiente.
No se duchaba ni cambiaba.
Permaneció de rodillas, sintiéndose en blanco.
Alrededor de la medianoche, Joy entró en la sala seguido por el resto de los Guardianes y un segundo equipo. Estaban armados hasta los dientes y lucían serios.
—Levántate y coloca tus brazos por la ranura —dijo Joy, con los grilletes en la mano. Taeyong no se movió. Ni siquiera sabía que ella estaba allí. Se teletransportó detrás de él y lo golpeó con una jeringa, inyectándolo con algo que embotó sus sentidos, luego ató las manos a su espalda.
—Levántate, Taeyong —dijo fuerte y firme. Trabajó para sacarlo del trance. Él levantó la mirada inexpresivamente—No te lo diré de nuevo.
Taeyong se puso de pie mientras la puerta de la celda se abría. Fue expulsado de la jaula y escoltado hasta una furgoneta, donde lo encadenaron. Joy se sentó frente a él, y la furgoneta se dirigió a la Academia Ashwood.
Taeyong miró por la ventana trasera cuando se alejaron de la torre de Yoon Oh. Parecía tan oscuro y poco atractivo esa noche. Observó hasta que desapareció mientras conducían por el camino tortuoso.
Las lágrimas brotaron de sus ojos.
Bajó la cabeza y miró al suelo el resto del viaje. Había sido tan tonto. Los íncubos habían jugado con él. Él no era uno de ellos y nunca podría serlo. Dongwook tenía razón, no importaba lo que fuera antes de morir, ahora era un vampiro. Resolvió hacer todo lo posible para socavar a los íncubos.
Una vez que llegaron a Ashwood, fue llevado a la piedra. Un puñado de cadetes de cazadores que reconoció de sus meses de entrenamiento saludó a Joy al pasar. No. No a Joy. Le estaban saludando. Estaban consiguiendo ceños fruncidos por parte de los cazadores que escoltaban a Taeyong, pero de todos modos continuaron el saludo.
Verlos era agridulce. Estaba siendo arrastrado lejos para convertirse en nada más que un arma. Deseaba que los íncubos lo vieran como lo hacían estos cadetes, como una persona, no una máquina desalmada para ellos. Asintió con la cabeza a los cazadores, pero no pudo sonreír.
Sin ninguna pausa para la ceremonia, Joy activó la piedra de Ashwood, teletransportando al grupo a lo que parecía ser un piso vacío de un edificio de oficinas, excepto que no había ventanas. Taeyong fue conducido fuera. Estaba en Nueva York. Incluso a altas horas de la noche, los sonidos de la ciudad asaltaron sus oídos. Tuvo problemas para adaptarse debido a la droga que fluía a través de él.
Estaban en una estrecha calle vacía, detrás de lo que parecía ser un edificio abandonado de ladrillos. Una furgoneta les esperaba, junto con otros cuatro coches, dos al frente y dos atrás, llenos de cazadores. Se preguntó por qué no se habían teletransportado directamente a la torre de los Reyes Magos, como Yoon Oh la llamaba.
Una vez más, fue colocado y encadenado en una furgoneta. Los guardias se amontonaron, cuatro a la espalda, dos en la parte delantera. No había ventanas en la parte de atrás, pero estaba bien con Taeyong, porque de verdad no sentía ganas de mirar a dónde estaban conduciendo. Volvió a mirar el piso de la furgoneta. Cada momento que pasaba era uno más cercano a su prisión. Perdido en la autocompasión, casi no notó que los vampiros se acercaban hasta que estuvieron prácticamente sobre ellos.
Fuera de la camioneta, una explosión alejó el coche delante de ellos. El caos estalló. La furgoneta se estrelló con fuerza contra algo. Taeyong apretó tan fuerte contra sus cadenas que le cortaron profundamente. Alrededor de él, los inseguros cazadores cayeron uno encima del otro. Él presionó su poder para sanar lo mejor que pudo mientras todavía bajo los efectos de la droga. Los cazadores de la furgoneta se desenredaron y armaron armas.
—Mantenga esta camioneta en movimiento —le gritó Joy al conductor.
Mientras golpeaba el gas, un señor vampiro se estrelló contra el parabrisas, lo arrancó de su asiento y se fue al cielo arrastrando al cazador gritando con él. Sucedió tan rápido que el cazador en el asiento del pasajero ni siquiera tuvo tiempo de apretar el gatillo de su ballesta preparada.
— ¿Vampiros en Nueva York?
—Esto es imposible.
—Nunca antes habían atacado.
—Están atacando sin guardias.
— ¡ENCÚBRENOS, AHORA!
—Necesitamos respaldo.
— ¿Taeyong está peleando por nosotros?
—Hay por lo menos veinte vampiros…. cinco vampiros en el campo...
— ¡Brujas! ¡Tienen brujas con ellos!
— ¿Dónde rayos está nuestro respaldo?
—Taeyong todavía está asegurado. ¿Podemos liberarlo?
—Necesitamos apoyo aéreo.
— El respaldo está a dos minutos y Taeyong no va a ser liberado.
— ¿Dos minutos? Estaremos muertos para entonces. La mitad de mi equipo ha caído.
— ¿Tenemos permiso para retirarnos?
—Necesitamos médicos. ¡Ahora!
Los sonidos de coches que se estrellaban y gritos llenaban el aire. Uno por uno, Taeyong sintió a los cazadores morir a su alrededor. El cazador en el asiento del pasajero se teletransportó desde el coche para ayudar a luchar, pero Taeyong lo oyó morir con un grito un momento después.
Las puertas traseras de la prisión de vampiros móvil reforzada de Taeyong fueron arrancadas de sus bisagras y arrojadas a un lado como si no fueran nada.
Allí estaba Chenle, el vampiro que había estado en la prisión de Yoon Oh con Taeyong, y su engendradora vampiro, Irene.
Sus labios rojos dibujaron una sonrisa cómplice—Hola de nuevo, Taeyong.
42
Los rayos pasaron por delante de Chenle y Irene mientras ellos se apresuraban en la parte trasera de la furgoneta. Chenle arrancó los corazones de dos cazadores con sus garras antes de que ellos pudieras recuperarse. Irene rompió el cuello de otro cazador, luego tomó a Joy por el cuello y llevó su garra hasta la parte más baja de su abdomen, por medio de la runa de teletransporte, evitando que se fuera.
El Lord vampiro golpeó a Joy contra la pared de la furgoneta y la ballesta de Joy salió volando de su mano. Ella intentó sacar una estaca, pero Irene la soltó del cuello y apartó el arma como si sólo fuera una pequeña molestia. Con la rápida velocidad de un rayo, Irene arrancó su cinturón de dagas para lanzar y su cinturón de armas, dejándolos caer al suelo. Ella tomó las manos de Joy con la de ella y las clavó encima de su cabeza. Joy trató de escapar, pero no podía igualar la fuerza de una Lady vampiro.
La pelea que se desarrollaba afuera parecía disminuir mientras que los cazadores que seguían vivos volvían a tratar de reagruparse.
—Joy —Irene le siseó— Tú vas a matar a Yoon Oh para mí.
Joy escupió a la vampiresa mientras luchaba contra ella. La pequeña comandante. Luchando hasta el final.
—No, ella no lo va a hacer —dijo Taeyong. Chenle le gruñó y Irene miró por encima. Taeyong entrecerró sus ojos— El honor de matar a Yoon Oh recae sobre mí.
Irene asintió con la cabeza a su hijo. Chenle tomó las llaves de un cazador muerto y liberó a Taeyong en un instante.
Taeyong frotó su brazo, todavía dolorido por el golpe.
—¿Por qué estás aquí?
—Vine a buscarte como dije que lo haría. El tiempo es el correcto. Estás listo para dejarlos —dijo Irene.
—¿Qué...? —Jadeó Joy— ¿Estás trabajando con ella?
Taeyong mostró sus garras. Se acercó a Joy y la tomó del cuello mientras Irene la mantenía sujetada.
— ¿Sabías lo que Yoon Oh me estaba haciendo?
Ella lucía confundida.
—¿Entrenándote?
—Me hacía...cuidar de él —dijo Taeyong.
Ella sacudió su cabeza.
Taeyong le creyó. Aunque ella lo hubiera sabido, no le habría dicho nada. Ella era leal al íncubo.
—Yo había pensado una vez que podíamos ser amigos. Siento haberte traicionado. Sé cuánto duele. Mi intención no era...Lo siento. No debería haberlo hecho.
—Es un poco difícil para mí aceptar tus disculpas cuando tus garras están alrededor de mi cuello y esta perra está a punto de obligarme a matar a mi general.
Taeyong sonrió. Ella estaba enfrentando un terrible destino y seguía siendo tenaz. Él retiró la mano de ella. Quería preguntarle que le sucedería a Lily después de que él se fuera, pero habían demasiados vampiros que podrían oír de más.
Él no quería que supieran sobre ella.
—Déjala ir —dijo Taeyong— Kun también. Libéralo de tu compulsión.
—¿Por qué le devolvería su amigo a Yoon Oh? —preguntó Irene.
—No lo estoy haciendo por Yoon Oh. Respeto a Kun por el guerrero que es. El destino que le has dejado a él es terrible. Es deshonroso. Si lo quieres muerto, enfréntalo y mátalo. De lo contrario, déjalo ir. Y a Joy también.
Irene tomó un momento para considerar su pedido. Taeyong colocó una mano sobre su hombro.
—Por favor.
Ella asintió.
Taeyong apartó sus garras y pasó su mano por el rostro de Joy. Ella lo fulminó con la mirada.
—Teletranspórtate lejos de aquí. Si te vuelvo a ver, te mataré.
Irene retiró sus garras de la runa de teletransporte de Joy y ella desapareció en un brillante resplandor verde.
—Más cazadores se aproximan. Íncubos también —dijo Chenle.
Irene salió de la furgoneta. Taeyong la siguió y miró a su alrededor. El lado de la calle en la que se encontraban estaba vacío. El área estaba iluminada por unas pocas farolas, fogatas y bengalas. Cazadores muertos y moribundos inundaban el suelo. Los espectadores que estaban en el área donde la lucha comenzó también estaban muertos. Los coches habían sido volcados en la calle y un edificio cercano se había incendiado.
Había un brillo en el aire sobre él. Parecía un velo, formado para ocultar lo que estaba pasando a los extraños. Taeyong no vio ningún vampiro muerto, pero muchos de ellos estaban vivos. Señores flotaban en el aire. Aterrizaron cerca y más de veinte vampiros se derrumbaron sobre ellos. Se puso nervioso al estar cerca de varios de ellos, pero Irene agarró su hombro para tranquilizarlo. Los vampiros alrededor de él parecían estar justo tan nerviosos como Taeyong.
Cinco humanos, dos brujos y tres brujas con salvaje cabello y ropa suelta establecieron puntos alrededor de los vampiros. Dijeron unas pocas palabras en un lenguaje que Taeyong no comprendía y un cálido resplandor verde teletransportó al grupo.
Ellos reaparecieron en el bosque. Los brujos se esparcieron defensivamente. Los brujos no eran ni un poco lo que él esperaba. Asumió que todas serían mujeres y había imaginado que serían un poco más modernas. En cambio, lucían como si vivieran en la naturaleza con su simple ropa hilada y el pelo desaliñado. Cada uno olía como un tipo diferente de árbol. Los encontró atractivos y sin embargo se sentía incómodo a su alrededor.
Una de las brujas se detuvo frente a Taeyong. Él resistió la urgencia de retroceder.
—¿Se puede hacer? —Irene le preguntó.
La bruja estudió el collar de Taeyong. Él sintió una chispa mágica cuando la tocó.
—Podemos quitar los brazales y eliminar el hechizo de seguimiento, pero el collar se quedará. Sólo puede ser eliminado por uno de los cuatro nombres inscritos aquí. Si tengo más tiempo para estudiarlo, tal vez pueda encontrar la laguna.
—Quita lo que puedas. Date prisa, ya deben estar siguiéndolo.
Las brujas no dudaron. Dos trabajaron en su muñequera derecha, dos en la izquierda, mientras que la otra estaba en el collar. Empezaron a entonar palabras que Taeyong no entendía. No tardaron mucho. Los brazales saltaron de sus brazos y cayeron al suelo del bosque y sintió que el collar se le encendía alrededor de su cuello mientras algo de la magia se desprendía de él.
Los vampiros cayeron de nuevo. Taeyong se preguntó si Irene estaba dando órdenes telepáticamente.
—Lo estoy —respondió ella a su pregunta tácita y la luz verde una vez más resplandeció alrededor del grupo.
Esta vez estaban en una arenosa playa privada. Encima de ellos, en el acantilado, había una impresionante mansión moderna. Los vampiros y las brujas despejaron el área, dejando a Irene y a Chenle con Taeyong.
—Estamos en California —dijo Irene, respondiendo a una pregunta que aún no había llegado a sus labios.
— ¡Taeyong! —una joven voz sonora lo llamó.
Se volvió justo cuando Seulgi se arrojó sobre él. Sus brazos se envolvieron alrededor de su cuerpo. Taeyong la abrazó de vuelta. Ahora lucía saludable, alimentada y hermosa en un simple vestido azul simple y su pelo fijado.
—Te dije que te ayudaríamos —dijo ella.
—Y así lo hiciste —dijo Taeyong suavemente.
Ella no lo dejó ir mientras lo miraba.
—Tus ojos... La plata te queda bien... Son magníficos. Y ahora tienes un olor divino.
Él sonrió—Gracias.
—Pero, ¿no te quedarás mucho tiempo? —preguntó ella, sus grandes ojos mirándolo hacia arriba. La manera en que podía leerlo era aterradora.
—Yo..—miró a Irene— Gracias por salvarme.
Irene asintió, luego respondió otra pregunta antes de que tuviera la oportunidad de expresarla.
—No sé quién es tu padre. He estado preguntando sin ningún éxito.
Realmente necesitaba dejar de hacer eso. Tener su mente leída se estaba volviendo aterrador.
—Dongwook Moreau parecía saber quién era —dijo. Chenle, que estaba de pie junto a Irene, se burló.
—¿Lo mataste porque no te lo diría?
—No —Taeyong no ofreció más detalles. No le debía a Chenle una explicación.
—Dongwook sabía muchas cosas que él no compartía con el resto de nosotros — Irene respiró profundamente y suspiró. Parecía falso, como si estuviera imitando algo que había olvidado hacer hace mucho tiempo— Así es como los vampiros siempre han estado, divididos, guardando secretos el uno del otro. Nos ha costado. Algunos de nosotros estamos trabajando para cambiar eso. Tenemos un general ahora y la guerra comienza a tornarse hacia nosotros por primera vez en siglos.
—No quiero luchar en tu guerra.
—Lo sé, todavía no estás listo y nadie aquí te obligará. Quédate con nosotros un poco. Permítame rellenar algunas brechas de tu entrenamiento, y puedo repasar qué territorios querrás evitar, tanto íncubo como vampiro. Muchos te temen debido a tus acciones en Nueva Orleans.
Taeyong miró a Chenle.
—No te temo —dijo Chenle con una mueca de desprecio— Simplemente no me gustas.
Al menos era honesto al respecto. Taeyong no se sentía de la misma manera hacia él. Había visto cómo Chenle se sacrificaba por su hermana durante su tiempo encerrado. Él lo respetaba.
—Me quedaré por un tiempo...
Emocionada, Seulgi saltó arriba y abajo en sus brazos. Estaba seguro de que era mayor que él, pero le recordó a Lily. Estaba tan feliz ahora que estaba lejos de esa maldita prisión y de Yoon Oh.
—.. pero quiero intentar averiguar quién es mi padre. Tal vez mis verdaderos padres también. Necesito respuestas que creo que sólo ellos pueden darme.
—Siempre serás bienvenido en mi casa —Irene se volvió y comenzó a caminar por un largo camino hasta la mansión— Vamos, niños. Taeyong necesita un poco de tiempo para sí mismo.
No pasó mucho tiempo antes de que Taeyong estuviera solo en la playa. Se sentó, se quitó los zapatos y los calcetines, y puso los pies en la arena. Se frotó las muñecas. Se sentían tan ligeras sin los brazales. Pasó los dedos por el frío metal de su collar y esperó que las brujas pudieran encontrar una manera de finalmente quitarlo, pero por ahora estaba satisfecho de que no pudieran usarlo para rastrearlo.
Mirando por encima del agua, observó las olas romperse ante él, la luz de la luna lanzaba un hermoso brillo resplandeciente. Lágrimas de alegría escaparon de sus ojos y cayeron sobre su pecho.
Por primera vez en lo que parecía ser para siempre, era libre.
FIN.


adaptarán los otros dos libros?, ESQ QUEDE CON GANAS DE MÁS😭😭😭
no te creoooo, ctmmm, en shock
DIOS MÍO, NECESITO MÁS.
No me esperaba este final, pero al menos taeyong es libre :'v