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𝓈𝓅𝓈 💣 JaeYong

Actualizado: 18 may 2022


Sinopsis

Lee Taeyong es un ladrón, vagabundo, de dieciocho años, que está desesperado por cambiar su vida. Cuando sus habilidades captan la atención del Servicio Secreto de Inteligencia, Taeyong entusiastamente se aferra a la oportunidad.

Cuando consigue su primera misión —robarle una memoria USB a un paranoico jefe criminal. Taeyong está decidido a probarse a sí mismo, y es enviado de encubierto como el Sugar Baby de otro agente.

Jung JaeHyun, su "Sugar Daddy", es escandalosamente apuesto, encantador, rico, y practicamente perfecto. JaeHyun es amable, generoso, y protector con él.

Salvo que "Jung JaeHyun", no es más que un rol interpretado por un cínico agente del MI6, que en realidad es heterosexual, distante, y manipulador. Taeyong es absolutamente consciente de que todo lo que hace JaeHyun está cuidadosamente calculado y cada emoción es fingida. Sabe que los hombres realmente no provocan nada en JaeHyun y que él realmente no desea a Taeyong.

Pero pese a saber todo esto, Taeyong aún así se encuentra enamorándose de un hombre que no existe.

¿O lo hace?


💣 JaeYong

💣 Saga SP

💣 #8


PRÓXIMAMENTE


ree

💣


Un Sugar Baby es un chico (o chica), generalmente joven y hermoso, dispuesto a intimar con un hombre (o mujer) mayor y adinerado, para que cubra sus necesidades materiales y le provea de un mejor nivel de vida. Suelen ser relaciones de mediana o larga duración, que se acuerdan según los intereses de ambas partes. Si bien no necesariamente implica intimidad sexual, lo más frecuente es que sí lo haga. No se lo considera prostitución, ya que no se paga directamente por sexo, sino que el Sugar Daddy se encarga de proveer a su Sugar Baby de todas sus necesidades y de colmarlo de regalos.

Un Sugar Daddy es un hombre acaudalado que disfruta de una compañía atractiva a su lado, para lo cual llega a un acuerdo con un Sugar Baby. Según el país se lo puede conocer también como Papito Rico, Papi Rico, Viejo Verde, Papi Dulce, Papi Azucarado, etc. En las últimas décadas, las relaciones entre Sugar Daddies y Sugar Babys se han vuelto muy populares en países como EEUU e Inglaterra.

El MI6 es el Servicio Secreto de Inteligencia Británico (también conocido por la sigla SIS).


💣


Orden

#0.5 — C h i c o_H e t e r o s e x u a l (No Adaptado)

#1 — SPR e t o r c i d o (Adaptado)

#2 — SPO b s e s i o n a d o (No Adaptado)

#3 — SPE n f e r m i z o (Adaptado)

#4 — SPE q u i v o c a d o (Adaptado)

#5 — SPC o n f u s o (Adaptado)

#6 — SPD e s p i a d a d o (Adaptado)

#7 — SPM a l v a d o (En Proceso)

#8 — SPS i n v e r g ü e n z a (Adaptado) 💣

# 9 — SPG a y (Adaptado)

#10 — SPS u c i o (Adaptado)

#11 — SPA r r u i n a d o (Adaptado)

#12 — SPM a n d ó n (Adaptado)

#13 — SPS i n_C o r a z ó n (2022)


💣


Capítulos

Capítulo 1

—Es demasiado joven.

La mujer sentada tras el enorme escritorio, le dedicó al hombre una mirada inexpresiva.

—Dificilmente, agente. Usted era mucho más joven cuando lo reclutamos.

Los oscuros ojos del hombre encontraron los de ella con fijeza.

—Es demasiado joven —repitió.

La mujer loevaluó frunciendo los labios. El Agente 11 era uno de sus agentes menos favoritos por esta precisa razón. Tenía... opiniones. Pertenecía a la categoría de hombres que siempre había detestado: los hombres que siempre creían tener razón, tan seguros de sus propias habilidades que todo el mundo simplemente aceptaba que tenían razón. La enervaba. Personalmente, pensaba que el Agente 11 tenía problemas con una mujer estando a cargo, pero no tenía forma de demostrarlo. Nunca se había excedido y siempre era infaliblemente educado, incluso cuando a menudo ella podía sentir que él estaba en desacuerdo con sus decisiones.

Desgraciadamente, ella no tenía otra alternativa más que tolerarlo. Era uno de sus mejores agentes, si no el mejor. Su tasa de éxitos no tenía precedentes. Era demasiado bueno como para deshacerse de él, sin importar cuánto pudiera disgustarle su actitud.

Así que regresó su atención al muchacho en la pantalla. Para ser justos, el Agente 11 tenía un punto: el muchacho sí lucía joven. Pero difícilmente estaban en condiciones de ponerse exigentes.

—Lo necesitamos —dijo abreviando.

—Es un niño sin hogar ni entrenamiento —dijo el Agente 11—¿Qué puede hacer que nuestros agentes entrenados no puedan?

Ella rechinó los dientes. ¿La creía incompetente? Aunque él estaba más cerca de los treinta que de los veinte, comparado con ella, no era más que un mocoso. Era veinte años mayor que él. Es cierto que ella no tenía ninguna experiencia de campo, pero no se había convertido en la jefa del Servicio Secreto de Inteligencia Británico por ser una idiota.

Sabía que podría decirle que hiciera su trabajo y dejara de cuestionar a sus superiores. Pero no sería inteligente. El Agente 11 siempre era más cooperativo y eficiente, si estaba de acuerdo con la misión.

—Lo necesitamos para la misión de Brylsko—dijo ella.

Él dijo sin expresión.

—Quieres usar a un inexperto niño inocente para robarle información sensible a un jefe del crimen Polaco.

Ella enfrentó su mirada sin pestañear, haciendo caso omiso a su tono inexpresivo.

—Está más que experimentado para el trabajo. Ese "niño inocente" ha estado cartereando desde que tenía seis. Nuestras fuentes en las pandillas de Londres —múltiples fuentes— dijeron que es el mejor que hay. Su apodo es Sombra por un motivo. Al parecer es casi imposible atraparlo, incluso cuando sabes que va a robarte. Es así de bueno.

Creyó que el Agente 11 lucía algo interesado ahora, pero como de costumbre, era difícil leer su rostro.

—Estoy seguro de que A19 puede hacer el trabajo — dijo — Y no es un niño.

—El A19 no es adecuado para esta misión —escupió ella— No puede jugar el papel del adinerado y hedonista hombre de negocios, ni puede ser un Sugar Baby convincente.

Se sentía algo ridícula al decir las palabras "Sugar Baby" en una conversación seria, pero le gustaba ser directa. Eso era lo que necesitaban para la misión, después de todo: dos agentes para ir encubiertos en un crucero, un lujoso y exclusivo crucero, para gente rica que tenía una debilidad por las mascotas jóvenes. El Agente 11, pese a todos sus considerables talentos en hurto, desbloquear cerraduras y piratería informática, era un veinteañero corriente con un feo caso de acné. Era más adecuado para las misiones que requirieran agentes anónimos, que pudieran mezclarse con la multitud. Definitivamente no era apto para la misión de Brylsko. Nadie creería que un rico hombre de negocios estaría interesado en tener al Agente 11 como su mascota, y el Agente 11 era demasiado joven para jugar el rol de un millonario Sugar Daddy.

El Agente 11 también observó la pantalla.

—¿Y crees que este chico vagabundo puede interpretar a una mascota creíble? Incluso aunque pudiera hacerlo, probablemente se desmoronaría bajo presión. Hurtarles a personas al azar es una cosa. Robarle una memoria USB a un paranoico señor del crimen, y devolverla sin que él lo note es otra cosa.

Ella se pellizcó el puente de la nariz. La peor parte era, que sabía que las preocupaciones del Agente 11 eran válidas. No por primera vez, deseó poder simplemente eliminar al objetivo y conseguir la memoria USB pero no era posible. No podían arriesgarse.

—Al menos, a diferencia de A19, él sí luce como el personaje —dijo, mirando nuevamente la pantalla.

Definitivamente el muchacho en la pantalla era atractivo. Era más alto que la media, ligeramente musculoso con piernas largas y una bonita sonrisa. Era algo demasiado pálido, como lo eran muchos rubios ceniza, pero la palidez de su piel sólo acentuba sus brillantes ojos verdes y el tono rojiso de sus labios. Sus ojos y esas pestañas largas probablemente eran sus mejores rasgos. De acuerdo, el pelo ceniza era algo lamentable, pero a algunas personas les gustaba el color. La generosa boca bien contorneada del muchacho, le daba una apariencia vulnerable, lo cual es algo que sin dudas atraería algunos tipos viejos que disfrutaran de compañía más jóven.

El Agente 11 lanzó un suspiro.

—Muy bien. ¿A quién va a enviar con él para ejercer de niñero?

Ella lo miró y levantó una ceja. Habría creído que fue lo bastante evidente.

Dejó escapar una carcajada.

—Con todo respeto, señora, no puede estar hablando enserio. Sabe que yo no puedo.

—¿Y por qué es eso, A11? —dijo fríamente.

Un surco surgió entre sus oscuras cejas. Claramente no era la respuesta que esperaba.

—Va a arruinar mi tapadera, señora. Mi tapadera para la misión WayV.

Ella suprimió un suspiro. Era cierto que ir de encubierto como un hedonista Sugar Daddy podría arruinar la tapadera del Agente 11 en una de sus más importantes misiones a largo plazo. Pero no era algo que no hubiera considerado antes.

—El riesgo es insignificante —dijo—La misión WayV está mayoritariamente acotada a Rusia e Inglaterra. Es extremadamente improbable que los objetivos se crucen entre sí en cualquier momento. Su prolongada tapadera no se verá comprometida.

Los labios del Agente 11 se apretaron juntos. Claramente él no estaba de acuerdo, pero cuando ella lo miró, por una vez, no discutió.

—Sí, señora.

—Lea el archivo del muchacho —dijo— Será quien lo reclute, así que familiaricesé con sus antecedentes. Es bastante estándar, en lo que refiera a antecedentes. Nacido de una madre soltera, sin padre conocido. La madre murió cuando él tenía cuatro años. Cáncer. Un pariente lo llevó con él. Nuestras fuentes nos señalaron que el niño fue emocionalmente abusado por sus familiares, quizás físicamente también —Ella se encogió de hombros, incómoda con el tema— En cualquier caso, él escapó cuando tenía seis. Creemos que se unió a la pandilla de Neo Zone y empezó a robar a cambio de protección y un techo sobre su cabeza —Ella miró al agente— No creo que le sea fiel a la pandilla. Aprovechese del anhelo del muchacho por una vida estable y un hogar. Estoy segura de que no debo enseñarle como manipularlo.

Sus labios se tensaron.

—No, señora.

—El muchacho será reclutado esta noche. Usted supervisará su progreso y lo entrenará personalmente si es necesario.

Un músculo en mandíbula del Agente 11 tembló. Ambos sabían que un agente senior como él, tenía mejores cosas para hacer que entrenar novatos.

—Sí, señora —dijo, muy inexpresivamente.

—Puede irse, agente —dijo ella.

Lo vió salir y frunció el ceño cuando cerró la puerta tras él.

Se cuestionaba si se habría equivocado. El Agente 11 no era alguien que querrías tener de enemigo.

Pero ella debía mantenerlo controlado.

Después de todo, no era ni ciega ni estúpida. Estaba muy consciente de que él era el más probable candidato para su reemplazo.

Regresó su mirada hacia el rubio en la pantalla y sonrió.

Sí, la misión de Brylsko era perfecta para sus propósitos.

2

La mujer apestaba a dinero.

Mordiéndose el labio, Taeyong la evaluó de pies a cabeza, desde su vestido de diseñador, hasta su bolso Prada, pasando por el relucientemente nuevo iPhone en su mano.

Quizás ni siquiera tuviera que buscar a alguien más. Necesitaba seiscientas libras, el mínimo que Tucker había fijado para él, por lo que esperaba que la mujer tuviera suficiente dinero consigo.

Ignorando a la voz de su conciencia, Taeyong se acercó hacia ella, diciéndose a sí mismo que seiscientas libras serían cambio suelto para alguien que pudiera darse el lujo de vestir ropa que valiera, al menos, cinco grandes.

La pregunta era, ¿qué hacía alguien como ella en esta parte de Londres?

No es que fuera de su incumbencia ni nada. Ella sólo era un objetivo y tenía que pensar en ella como en su objetivo, nada más. Tenía un trabajo que hacer, y no podía darse el lujo de ser escrupuloso con su trabajo si no quería ser el saco de boxeo de Tucker esta noche, o algo peor.

Taeyong suspiró, torciendo los labios con desagrado.

No por primera vez, quería patear a su joven “yo” por haber aceptado alguna vez la protección de Tucker. Para ser justos, sólo tenía seis años en ese entonces, un escuálido mocosito, fácil de atrapar, asustado e indefenso. En aquel momento, la protección de Tucker le pareció un regalo del cielo. Ahora lo sentía como alguna forma de esclavitud, con las demandas crecientes de Tucker. Taeyong sabía que Tucker jamás lo dejaría abandonar su pandilla. Era el ganso dorado de Tucker, capaz de llevarle más dinero que todos los otros chicos juntos. Nunca sería libre.

Forzando fuera las deprimentes ideas, Taeyong intentó concentrarse en el trabajo.

La mujer tenía la billetera en el bolsillo izquierdo. Su mano derecha simplemente sostenía el iPhone junto a su oído.

Taeyong sacó su propio teléfono maltratado, un viejo Nokia, rayado y deteriorado pero indestructible, y caminó hacia la mujer, con los ojos fijos en su teléfono. Nada sospechoso. Sólo otro adolescente texteándose con sus amigos y sin prestar atención hacia dónde iba.

Taeyong chocó contra la mujer, murmuró sus disculpas y se alejó, con su billetera bajo la chaqueta.

Dobló en la esquina y desapareció en el oscuro callejón. Echando un vistazo alrededor, asegurándose de que estuviera solo, Taeyong sacó el monedero y lo abrió.

Sus ojos se ensancharon cuando vio su contenido.

Dinero. Muchísimo dinero. ¿Y eran esos diamantes? Algo frío y duro presionaba en la nuca de Taeyong.

—No te muevas —dijo una profunda voz masculina.

Taeyong maldijo por lo bajo. Estúpido. Debería haber sospechado algo. Había sido demasiado fácil, incluso para él.

—Mételo al coche —dijo la misma voz. Dos fornidos hombres agarraron los brazos de Taeyong y lo arrastraron hacia la furgoneta negra estacionada a la vuelta de la esquina.

Taeyong no se resistió, con su mente corriendo a toda velocidad... ¿Quién querría secuestrarlo y por qué? No era nadie... Bueno, tampoco nadie, pero era un pez chico en un estanque grande, ¿por qué él?

Los tipos lo empujaron adentro, pero no entraron con él; Taeyong oyó a uno de ellos ocupando el asiento del conductor y al otro el del copiloto.

Cuando Taeyong empezó a preguntarse si debería intentar escapar del vehículo, otro hombre entró en la caja trasera de la camioneta y se sentó frente a él.

Taeyong lo miró con cautela. No reconoció al hombre. Tenía pelo castaño oscuro y ojos sombríos, su piel estaba bronceada o así era su tono natural —Taeyong no podía decidir cual era el caso. Vestía pantalones negros y una camiseta simple con cuello de tortuga que no hacía nada por esconder su cuerpo alto y musculoso.

—Hola, Taeyong —dijó el hombre cuando el auto empezó a moverse

Taeyong parpadeó.

—Siniestro.

Algo que pareciera ser diversión brilló en la mirada deltipo.

—Podría hacerlo aún más siniestro —su voz era increíblemente profunda y atractiva, el tipo de voz que llamaba la atención de la gente— Tú eres Lee Taeyong, tienes dieciocho años, y eres parte de la bandita de ladrones de Ed Tucker.

A Taeyong se le heló la piel. Nadie conocía su apellido. Ni siquiera Tucker.

—¿Qué quieres de mí? —dijo.

El tipo lo miró por un largo momento.

Era muy atractivo, algo que Taeyong notó con incomodidad y molestia.

No era como si tuviera un problema con los hombres guapos; era solo que... no le gustaba el efecto que tenían en él. Taeyong tendía a sonrojarse, tartamudear y hacer cosas estúpidas con tipos guapos (que siempre eran heterosexuales o no estaban interesados en él, lo que hacía que todo fuera aún más mortificante). Las hormonas eran horribles y tenía dieciocho años.

—Ese es el problema —dijo el hombre— Estás en problemas. Robaste veinte mil libras y un brazalete de diamantes a un respetable ciudadano...

—Me atrapaste —dijo Taeyong— ¡Nunca me atrapan!

El hombre parpadeó lentamente, sus labios se crisparon.

—Eso es irrelevante. Lo importante es que te pillaron robando una suma considerable de dinero y una reliquia de inestimable valor. Normalmente, eso significaría la cárcel.

Taeyong frunció los labios.

—¿Qué quieres?

—Queremos que trabajes para nosotros —dijo el hombre.

Taeyong no podía decir que estuviera sorprendido. Él lo sospechaba. Sabía que se había hecho una suerte de nombre en ciertos círculos.

—¿Para quién trabajas? ¿Big Johnson? ¿Javier? 

El hombre se rio, el sonido ronco y profundo.

Taeyong sintió su estómago revolotear y maldijo sus estúpidas hormonas

Una vez más.

—No para nadie tan emocionante, me temo —dijo el hombre— Trabajo para el SIS.

—SIS —repitió Taeyong tontamente.

—Servicio Secreto de Inteligencia —aclaró el hombre, como si Taeyong no supiera lo que era—O MI6, si lo prefieres.

Taeyong lo observó por un momento antes de decir:

—Demuestralo.

El hombre alzó las cejas.

—Te das cuenta de que ser un Agente de la Inteligencia

Secreta no es algo que uno publica, ¿verdad?

—Mentira —dijo Taeyong— Si realmente eres un agente del MI6, tendrás algún tipo de identificación para demostrarle a la policía que tus acciones son apoyadas por el gobierno. Es terriblemente poco práctico que tus superiores te tengan que sacar de los problemas todas las veces.

Por primera vez, Taeyong vio algo como aprobación en esos ojos oscuros y tuvo que luchar contra el rubor que amenazaba con colorear sus mejillas. Agg. Hormonas.

—Me gustas, Bubu—dijo el hombre (lo que realmente no ayudaba con lo de ruborizarse)— Y normalmente, tendrías razón. Pero hablando estrictamente, a los Agentes del MI6 no se les permite realizar operaciones en su propio territorio, por lo que tener una identificación real no ayudaría. La mayoría de nuestros Agentes de campo llevan identificaciones falsas emitidas por el MI5.

—¿Pero tú no?

El hombre sacudió su cabeza.

—Pertenezco a una división especial que no tiene ID. Me conocen como el Agente 11 o A11.

Taeyong se rio entre dientes.

—¿Agente 11? ¿Enserio? ¿Me vas a decir que también está el Agente 007?

La mirada que el Agente 11 puso, definitivamente era de sufrimiento.

—No, James Bond y los doble cero no son reales. Pero MI6 lo es. Y algunos de nosotros tenemos nombres clave.

—Entonces, ¿cuál es tu nombre? Me siento tonto llamándote Agente 11 en mi cabeza.

—Información clasificada. 

Taeyong sonrió.

—¿Tu nombre está clasificado? Eso es muy normal.

—Solo un poco —murmuró el Agente 11— No puedo decirte mi nombre. No lo tomes como algo personal. Solo dos personas en el MI6 conocen mi nombre real.

Taeyong se recostó en su asiento y colocó sus piernas en el asiento opuesto, al lado del agente.

—Entonces, si acepto trabajar para el MI6, ¿tendré un nombre clave también? ¿Puedo elegir el número?

El Agente 11 bajó la mirada hacia sus piernas, sin parecer impresionado.

—Si te reclutan, serás un aprendiz durante un tiempo. Si participas en misiones mientras eres aprendiz, tendrás un nombre clave al azar. Incluso si completas con éxito el programa de entrenamiento, probablemente sea solo el Agente Lee. Lamento decepcionarte, pero la mayoría de los agentes MI6 no tienen nombres clave permanentes.

—Pero tú lo tienes —señaló Taeyong, intrigado— ¿Por qué?

—¿Sabes lo que les pasa a los gatos curiosos, Bubu?

—Mueren.

—Precisamente.

Taeyong lo miró. Ni siquiera estaba seguro de que el tipo estuviera bromeando, considerando su trabajo.

—Claro —dijo Taeyong con una sonrisa incómoda antes de fruncir el ceño— Y deja de llamarme Bubu.

El Agente 11 se encogió de hombros.

—Entonces, ¿quieres aceptar el trabajo?

Taeyong inclinó la cabeza hacia un lado, un poco confundido—¿Tengo otra opción?

—Siempre hay otra opción —dijo el Agente 11.

—Si la otra opción es la cárcel, no tengo realmente opción.

El Agente 11 lo miró fijamente, con algo cínico en su expresión.

—Si en realidad no quieres servir a tu país y protegerlo, sal del automóvil. No te detendré.

Taeyong se habría burlado y habría girado los ojos, pero la mirada dura y seria en la cara del agente lo hizo dudar. Tenía la sensación de que este hombre no era de los discursos patrióticos vacíos.

—Hablas en serio.

—Por supuesto que sí —El Agente 11 suspiró— Mira, no es un trabajo bonito. A veces te verás obligado a hacer cosas, cosas que odiarás absolutamente, cosas que te harán vomitar y querer evitar tu reflejo en el espejo —El Agente 11 le dio una sonrisa que no le llegaba a los ojos— Créeme, si realmente no crees que estés haciendo lo correcto, que tu país necesita que abandones todo y sigas adelante, no durarás mucho en el Servicio Secreto.

Taeyong se inquietó, sintiéndose un poco incómodo. Si bien no se consideraba a sí mismo tan patriótico, y nunca había tenido la ambición de servir a la Reina y al País, tampoco era antipatriótico. Si tuviera una opción, le gustaría estar en el lado bueno por una vez. Sin mencionar que si aceptaba el trabajo, estaría libre de Tucker y su "protección". Esa era una ventaja bastante significativa en el libro de Taeyong.

—Eres un reclutador pésimo —dijo Taeyong— ¿No se supone que debes convencerme de que estaría loco por no aceptar una oferta de trabajo como esta?

Una mirada de genuina diversión brilló en la cara del Agente 11.

—Probablemente.

Taeyong lo tomó como una confirmación de que se le había ordenado al agente que lo reclutara, una orden con la que estaba claramente en desacuerdo pero que se vio obligado a seguir.

—¿Por qué no quieres que acepte la oferta?

—Eres muy joven —dijo el Agente 11— Este estilo de vida no es seguro para los niños.

Taeyong sonrió torcidamente.

—Sin ofender, Agente 11, pero mi estilo de vida actual tampoco es exactamente seguro —vaciló— ¿Para qué tipo de misión me quieres?

—Información clasificada.

Taeyong cruzó los brazos sobre el pecho e hizo un puchero exagerado.

Eres un reclutador pésimo.

Los labios del Agente 11 se crisparon.

Taeyong suspiró, pensó por un momento y preguntó:

—¿Tendré mi propio apartamento, un hogar o algo mío?

—Sí. Después de que termines el entrenamiento. Taeyong se lamió los labios secos.

—¿Dónde firmo?

El Agente 11 tocó el pequeño audifono que Taeyong ni siquiera había notado hasta entonces.

—Está adentro —dijo el Agente 11, con su postura relajada pero sus ojos sombríos.

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Bubu: Como es un sobrenombre, se dejará en Inglés. Sin embargo, vale la pena aclarar que red significa rojo y hace referencia al color de labios de Taeyong.

3

La vida de un aprendiz del MI6 no era tan glamorosa como Taeyong había imaginado que sería.

Por un lado, la sede central, no el edificio SIS en Vauxhall que el público conocía, lo asustaba un poco. Había cámaras por todos lados. Todo el edificio era inteligente, y había vigilancia electrónica incluso en el retrete. Le llevó algo de tiempo acostumbrarse. Afortunadamente, aunque tuvo que compartir su habitación en el centro de entrenamiento con otro aprendiz, la habitación no tenía cámaras de seguridad, lo que al menos les proporcionaba un mínimo de privacidad.

No es que Taeyong pasara gran parte de su tiempo en su habitación. Entrenaba dieciséis horas al día, y algunas veces más que eso. Hasta ahora, su entrenamiento incluía entrenamiento Físico, de Armas y Equipación, entrenamiento en Sistemas Informáticos y Electrónicos, entrenamiento en Idiomas Extranjeros y por supuesto, entrenamiento en Combate.

Al menos todo el entrenamiento físico parecía estar dando sus frutos: sus brazos comenzaban a verse bastante bien, y si se miraba cuidadosamente al espejo, Taeyong ya podía ver algo que se parecía a una tableta de seis. O al menos una tableta de cuatro.

Sin embargo, no era como si pudiera usar sus nuevos y brillantes músculos para conseguir chicos calientes; la mayoría de las veces, Taeyong estaba tan cansado después de sus sesiones de entrenamiento que simplemente se plantaba en su cama y dormía como un muerto.

Taeyong no podía recordar haber dormido tan bien, no desde... quizás no desde que su madre murió. No es que él pudiera recordar mucho de su madre. A veces, pensaba que podía recordar un abrazo cálido y seguro y una voz suave cantando una canción de cuna, pero esos recuerdos eran borrosos, como un sueño. Él no sabía si eran reales o no Era tan malditamente injusto que no pudiera recordar gran cosa de su madre, pero pudiera recordar perfectamente la burla en el rostro de su tío, cada palabra odiosa que le había dicho. Pequeño mocoso inútil, tu madre debería haberte abortado cuando tuvo la oportunidad. No eres más que una carga. Un parásito.

Después de vivir dos años con la furia inducida por el alcohol de su tío, Taeyong se había escapado, pero esas palabras se habían quedado con él. Se juró a sí mismo que nunca más sería una carga para nadie.

En general, Taeyong se consideraba afortunado. Podría haber sido peor; Podría haber sido mucho peor. Su tío nunca lo había lastimado físicamente. Nunca se había visto obligado a dormir fuera en el invierno. Por supuesto, estar bajo la "protección" de Tucker no era mucho mejor.

Comparado con su vida anterior, la vida de un aprendiz del MI6 fue fácil y agradable. A Taeyong no le importó que pareciera ser el único inscrito en un programa de entrenamiento tan intenso.

—Estoy tan celoso de ti —dijo Yeri, otro aprendiz, dos semanas después de su entrenamiento mientras Taeyong tomaba un raro descanso para almorzar— Pregunté por ahí. El programa de entrenamiento acelerado es para casos especiales. Eso significa que pronto tendrás una verdadera misión.

Taeyong asintió. Tenía la sospecha de que había sido reclutado con una misión específica en mente. Tenía mucha curiosidad por saberlo y estaba un poco nervioso.

Pero antes de que pudiera decir nada, notó que la atención de Yeri estaba en otra parte.

—Ese Agente Especial nos está mirando —susurró Yeri con entusiasmo.

Taeyong siguió su mirada.

Se quedó inmóvil cuando vio al Agente 11. No había visto al agente desde que entregó a Taeyong en las instalaciones de entrenamiento hace semanas.

El Agente 11 era tan irritantemente caliente como lo recordaba. Los hombros y brazos del hombre se veían injustamente bien con ese traje y el contraste entre su camisa blanca y su cuello pálido era...

Taeyong apartó los ojos y se dijo con severidad que dejara de engullir a hombres heterosexuales. En las últimas semanas, había escuchado lo suficiente sobre el Agente 11 para saber que el tipo era heterosexual como una flecha. Aparentemente, el agente no temía usar su cuerpo si la misión lo requería y había seducido a innumerables mujeres, si se creía en los rumores.

—¿Y qué? —dijo Taeyong encogiéndose de hombros.

—¿Estás bromeando? ¡No es común que los Agentes Especiales se molesten con los novatos! Son la élite, lo mejor, la parte superior de la cadena alimenticia, la...

—Solo quieres follártelo —dijo Taeyong con una sonrisa, tratando de reprimir el impulso de mirar atrás hacia al Agente 11. Hetero, hetero, hetero. Maldita sea, ¿alguna vez aprendería?

—Por supuesto que sí —dijo Yeri sin vergüenza—¿Quién no? Pero ese no es el punto. Los Agentes Especiales, literalmente, nunca vienen aquí. Hay, como, veinte de ellos en total, y todos están por lo general muy encubiertos... ¡Dios mío, viene hacia aquí, Tae!

—No me llames Tae—Taeyong la corrigió automáticamente, su mente corriendo mientras veía al  Agente 11 aproximarse con el Agente Brown siguiendole. El Agente Brown, el entrenador habitual de Taeyong, parecía un poco incómodo y... ¿tal vez enojado? Taeyong no estaba seguro. Todavía no era tan bueno leyendo las emociones de las personas que habían sido entrenadas para ocultarlas.

—Lee —dijo el Agente Brown con voz entrecortada— El Agente 11 ofreció hacerse cargo de tu entrenamiento en Tortura e Interrogatorio que estaba programado para esta tarde. VE CON ÉL.

Taeyong tragó saliva. No había estado esperando la sesión de entrenamiento de esta tarde. Sabía que el entrenamiento de tortura e interrogatorio era obligatorio para todos los agentes de campo: se suponía que estaban entrenados para resistir la tortura, para que no soltaran información clasificada. Pero eso no significaba que no tuviera un poco de miedo. Tenía un umbral de dolor embarazosamente bajo.

Taeyong miró al Agente 11. La cara del hombre era imposible de leer. Solo sacudió la cabeza, haciendo un gesto a Taeyong para que lo siguiera, y se alejó. Taeyong luchó por alcanzarlo.

—Hola —dijo Taeyong— No has dicho ni hola. Grosero.

El Agente 11 le lanzó una mirada divertida y siguió caminando.

—Hola, Bubu. ¿Te gusta MI6?

—Es... interesante —dijo Taeyong.

—Esa es una forma de decirlo —dijo el Agente 11, llevándolo a la Sala de Entrenamiento 4A.

Taeyong lo siguió a la habitación y miró nerviosamente a su alrededor. No podía ver ninguna herramienta de tortura obvia, pero ¿qué aspecto tendrían?

—Entonces, ¿eres huérfano? —espetó Taeyong.

El agente se quitó la chaqueta del traje y la tiró al escritorio

—¿Qué?

—¿Eres huérfano? He preguntado por ahí, y la gran mayoría de los aprendices son huérfanos. Tengo una teoría de que el MI6 prefiere reclutar huérfanos, que es como... ¿jodido? Y un poco aterrador, para ser sincero, porque la razón es bastante obvia, ¿no? Quiero decir...

El Agente 11 se rio.

—Respira, Tae. 

Taeyong se sonrojó.

—Estoy respirando. No estoy nervioso Es solo que... deberían haber nombrado a este curso de entrenamiento de forma diferente, ¿no crees? La tortura y el interrogatorio suenan espeluznantes.

Los labios del Agente 11 se crisparon.

—Voy a transmitir tu sugerencia a los de arriba —Pero luego la alegría en sus ojos desapareció, reemplazada por algo sombrío y duro— Siéntate, Taeyong.

Taeyong se sentó en la única silla en la habitación. ¿Por qué estaba tan oscuro aquí?

—Siniestro —dijo con una sonrisa que sonó dolorosamente torpe y nerviosa incluso para sus propios oídos. Probablemente no estaba engañando a nadie— Entonces, ¿vas a torturarme ahora?

El Agente 11 lo miró sin vacilaciones.

—Te dire un secreto. El entrenamiento de tortura e interrogatorio es un montón de basura.

Taeyong parpadeó.

—¿Qué?

Los sensuales labios del Agente 11 se torcieron en algo que no era del todo una sonrisa.

—Si te atrapan, ninguna cantidad de "entrenamiento" te preparará para lo real.

Taeyong sintió que se le secaba la boca.

—Entonces, ¿para qué es este entrenamiento?

—Eliminar a los mentalmente débiles. 

Taeyong bajó la cabeza, mirando al suelo.

—Supongo que ya fallé, entonces.

—Es normal estar razonablemente nervioso. Estar nervioso no te hace débil. La clave es no dejar que tus nervios tomen lo mejor de ti. Algo de nervios puede ser útil en el campo, en realidad. Pueden hacerte menos imprudente.

Taeyong sonrió tristemente.

—¿Te pones tú nervioso? ¿Durante una misión?

—Ya no —dijo el agente— Pero no soy un novato. No tengo dieciocho. Tengo una década de experiencia en la que puedo confiar.

Taeyong levantó su mirada.

—¿Una década? ¿Cuántos años tienes? —Era difícil determinar la edad del tipo. Podría estar entre veinticinco y treinta y cinco. Pero, de nuevo, los hombres con la estructura facial del Agente 11 y la tez bronceada podrían verse ridículamente bien incluso en su cuarentena. Era tan jodidamente injusto.

—Información clasificada —dijo el agente. Taeyong hizo un puchero.

—No eres divertido —miró al otro hombre con curiosidad— ¿Así que no me vas a torturar e interrogar? ¿Qué se supone que debo aprender, entonces?

—La única forma infalible de evitar la tortura y el interrogatorio es no ser atrapado. Eso es lo que te enseñaré.

—¿Entrenamiento encubierto? — Taeyong se sentó más recto, sonriendo ampliamente por la emoción.

—Sí. Pero me temo que no es tan emocionante como crees —El Agente 11 le devolvió la sonrisa.

Dos horas más tarde, Taeyong estaba inclinado a aceptarlo. El trabajo encubierto sonaba como un montón de trabajo. Trabajo tedioso y difícil que requiría mucho estudio y preparación.

—La clave para ser un buen agente encubierto es conocer tu cobertura tan bien que puedas pensar y actuar como tu tapadera sin forzarla. Un momento de pausa, una ligera vacilación, hará que tu tapadera se destape.

—¿Alguna vez tu tapadera ha sido destapada? —dijo Taeyong curioso.

La cara del Agente 11 se quedó extrañamente inexpresiva.

—Sí.

—¿Por qué? ¿Qué hiciste mal?

El agente no respondió de inmediato.

Taeyong comenzó a preguntarse si había cruzado alguna línea cuando el Agente 11 dijo en voz baja:

—Me ordenaron matar a un espectador inocente, una mujer embarazada que fue testigo de algo que no debía ver. No pude. La ayudé a escapar.

—Bueno, hiciste lo correcto — Taeyong frunció el ceño. La cara del agente estaba en blanco.

—Me llevó once meses infiltrarme en esa red de tráfico sexual. Después de que mi tapadera fuera destapada, le llevó al MI6 otros dos años conseguir meter a otro agente.

Cuando no dio más detalles, Taeyong dijo, después de algunas dudas

—No entiendo. Aun así hiciste lo correcto.

—He leído los informes —dijo el Agente 11, su voz normalmente rica sonaba hueca— Había niños entre esos trabajadores sexuales. El niño más joven tenía ocho años, el niño superviviente más joven —miró a Taeyong a los ojos y sonrió— ¿Todavía crees que hice lo correcto? —Taeyong lo miró fijamente, incapaz de formar palabras. Si el Agente 11 no se hubiera descubierto por salvar a esa mujer, podría haber salvado a esos niños años antes. Podría haberlo, lo habría...

—¿Cómo lo haces? —susurró Taeyong— ¿Cómo se supone que voy a tomar decisiones como esa? ¿Cómo vives con eso?

Los labios del Agente 11 formaron una línea.

—Piensas en la imagen más grande. Tú compartimentalizas. Haz lo que debas hacer y lo más importante, no jodas ni te vuelvas sentimental cuando no deberías.

Taeyong mordió el interior de su mejilla.

El Agente 11 agarró su chaqueta y se deslizó en ella.

—Es suficiente por hoy. Tenemos una reunión previa a la misión mañana a las ocho. Después de eso, tendremos una semana para perfeccionar nuestras tapaderas.

—Espera ¿qué? ¿Mi primera misión es contigo?

El agente solo asintió, algo parpadeó en sus ojos, antes de salir de la habitación.

—La respuesta a tu pregunta es sí, por cierto —dijo, abriendo la puerta.

Taeyong frunció el ceño, confundido.

—¿Qué?

—Los huérfanos son los mejores reclutas. 

Y luego se fue.

4

La planta administrativa era intimidantemente silenciosa, un marcado contraste con el centro de entrenamiento, que siempre era ruidoso y estaba lleno de gente. Taeyong normalmente no tenía la autorización para estar en esa planta, pero Claudia, la secretaria del jefe, le había informado que durante el tiempo de esta misión tendría la autorización necesaria.

A pesar de eso, Taeyong todavía se sentía como un impostor, dolorosamente consciente de lo joven e inexperto que era comparado con todos los demás en la sala de reuniones. Se encontró acercándose al Agente 11, la única persona que conocía.

—Siéntate —dijo la mujer a la cabeza de la mesa.

Taeyong tomó asiento junto al Agente 11, frente al hombre de mediana edad con gafas.

—Taeyong —dijo la mujer, obligando a Taeyong a mirarla, lo cual había estado evitando desde que entró en la habitación. La mirada penetrante de la mujer lo desconcertó un poco— Sé que todavía eres un aprendiz y tienes un largo camino por recorrer hasta que completes tu entrenamiento, pero lamentablemente, no tenemos agentes disponibles que se ajusten a los criterios para esta misión, así que no tenemos más remedio que enviar a un aprendiz. Confío en que harás bien el trabajo. Si lo haces, tu entrenamiento se acelerará y serás el Agente Lee en menos de dos meses.

—BoA —dijo el hombre con gafas— No creo...

Una mirada dura de la mujer "BoA " silenció al hombre. Taeyong sabía que su nombre probablemente no era BoA . Se decía que nadie, salvo unos pocos altos ejecutivos seleccionados en el gobierno, conocía el verdadero nombre del Jefe. Dentro del Servicio Secreto, BoA simplemente era conocida como "C". Ella era la figura oculta detrás del Jefe del SIS que el público en general conocía, que no era más que un señuelo. A veces todo ese secreto le parecía un poco exagerado a Taeyong antes de recordar que había una buena razón para ello. Normalmente trataban con terroristas.

—William, por favor describe los parámetros de la misión—le dijo BoA al hombre con anteojos. Echando un vistazo a Taeyong, agregó para su beneficio— William Mason es el jefe de nuestro departamento de inteligencia.

Taeyong asintió agradecido, un poco sorprendido por lo amable y considerada que era BoA . Echó un vistazo al Agente 11 y encontró los labios del agente torcidos en una sonrisa sardónica. Extraña.

La pantalla grande en la pared se encendió y Taeyong miró la foto de un hombre rubio de mediana edad.

William Mason se aclaró la garganta.

—Este es Milosz Brylsko, de cuarenta y tres años, un jefe del crimen polaco. Su organización es parte de un círculo criminal de Europa del Este. Brylsko es de particular interés para nosotros, porque es el responsable de suministrar armas a otros miembros del círculo —Los labios de Mason se fruncieron— Si nuestra información es correcta, recientemente empezó a vender armas nucleares a varios gobiernos europeos.

Taeyong se removió en su asiento, mirando al Agente 11, pero su cara era inescrutable. Probablemente ya sabía todo esto.

Mason se levantó las gafas y continuó:

—Tenemos motivos para creer que Brylsko tiene una fábrica nuclear subterránea en uno de los países del tercer mundo, pero no tenemos pruebas. Hasta ahora no hemos podido localizarla. Localizar la fábrica es uno de los principales objetivos de la misión. El otro es saber qué países compraron ya armas nucleares a Brylsko. El problema es que Brylsko es extremadamente cuidadoso y paranoico. No hay llamadas telefónicas o correos electrónicos sobre armas nucleares que podamos rastrear. No hay una sola referencia en los ordenadores de su organización, al menos las conectadas a la red y nuestros mejores hackers no pudieron encontrar nada útil. Pero nuestro topo ha podido saber que Brylsko conserva los datos más confidenciales en un USB que siempre lleva seguro consigo. Necesitamos esa USB. Y tenemos que devolver el USB a la posesión de Brylsko, sin que él lo sepa. Es por eso que necesitamos un ladrón excepcional para esta misión, Lee.

Taeyong frunció el ceño.

—¿Por qué necesita volver a colocar el USB? —Esa parte del plan hizo que la tarea, por lo demás directa, fuera mucho más desafiante. Si Brylsko realmente era tan paranoico como Mason decía, entonces probablemente verificaría constantemente que el USB todavía estuviera allí.

¿Tendrían siquiera tiempo suficiente para descifrar el código de acceso, copiar los datos cifrados y volver a colocar el USB?

Fue BoA quien respondió, su tono cuidadoso.

—Porque hay información muy sensible en esa memoria USB. No queremos que nadie sepa que estamos en posesión de ella. Es por eso que muy pocas personas conocen esta misión.

El Agente 11 resopló.

—Tu comentario no es obligatorio, A11 —BoA lo miró.

El Agente 11 alzó las cejas.

—No dije nada, señora.

Curioso, Taeyong miró entre el agente y el Jefe de SIS.

¿Era su imaginación, o estos dos se odiaban el uno al otro?

Mason se aclaró la garganta.

—Le daremos un USB que se ajuste a la descripción que nos dio nuestro topo. Lo cambiará por el original. Eso debería engañar a Brylsko por el momento mientras copia los datos y devuelve el USB original. Sin embargo, no sabemos con qué frecuencia Brylsko accede a los datos del USB, por lo que idealmente, tendrás que averiguarlo antes de continuar, sin comprometer tu tapadera, por supuesto —carraspeó de nuevo— Ahora, sobre tu tapadera. Brylsko es extremadamente paranoico. Normalmente, es imposible acercarse a él sin que esté rodeado de guardaespaldas y sin someterse a exhaustivas revisiones de antecedentes. Pero sabemos que a fin de mes, estará en un exclusivo crucero de lujo que abastecerá a... personas ricas con los gustos particulares de Brylsko.

Mason hizo una pausa y se movió en su asiento. Taeyong lo miró, preguntándose por qué el hombre parecía tan incómodo.

—¿Qué gustos? —preguntó cuándo ni BoA ni el Agente 11 dijeron nada.

Mason hizo una mueca, una expresión de disgusto apareció en su rostro.

—Brylsko tiene un gusto por las mascotas jóvenes— respondió BoA en su lugar, su tono neutral—Muy jóvenes, pero sobre todo por encima de la edad legal. Por lo que sabemos, él no los coacciona. A él le gusta que estén dispuestos. Le gusta ser... generoso con ellos, llenarlos de lujos. Supongo que aumenta su ego.

Taeyong frunció el ceño.

—¿Quieres decir que le gusta tener un Sugar Baby? 

Una mirada familiar de diversión brilló en la cara del Agente 11.

—¿Tienes edad suficiente para saber lo que es eso?

Taeyong lo pateó por debajo de la mesa (¡tenía dieciocho años, no era un niño!) Y estaba a punto de decir algo mordaz cuando un pensamiento lo detuvo.

—Espere. ¿Quieres que sea su Sugar Baby? ¿El Sugar Baby de Brylsko? —intentó no mostrar lo incómodo que le resultaba el prospecto.

—Nada tan drástico —dijo BoA — Serás una de las "mascotas" puestas en una subasta. La probabilidad de que Brylsko se fije en ti y te quiera es bastante pequeña. Serás comprado por nuestro agente.

—¿Comprado? —repitió Taeyong. Mason suspiró.

—Sí. Los organizadores de los cruceros tienen una subasta privada para pasajeros ricos a quienes les gustaría comprar lo que llaman "esclavo". Los esclavos no son realmente esclavos. Es solo una fantasía enfermiza para ricos y pervertidos. Hemos verificado: los esclavos entran voluntariamente al acuerdo y todo el dinero de su venta va a sus cuentas bancarias. Literalmente son solo mujeres y hombres jóvenes que buscan un papi rico y quieren jugar la fantasía de tener dueños —Mason le dirigió una mirada penetrante al Agente 11— Quiero dejar en claro que la subasta no es nuestro objetivo. Déjala en paz, A11. Es sombrío, pero no lo que nos preocupa al MI6. No juegues al héroe.

El Agente 11 asintió.

—Trataré de contenerme.

Taeyong deseaba verse tan bien como el Agente 11 cuando estaba siendo sarcástico.

BoA le lanzó una mirada penetrante al agente.

—Por favor, hazlo.

El Agente 11 sostuvo su mirada sin pestañear.

—Si tienes un problema con la forma en que realizo las misiones, no es demasiado tarde para elegir otro agente, señora. Sabes que esta misión podría arruinar mi tapadera a largo plazo.

BoA frunció los labios.

—Ya hemos pasado por esto, A11. Tu otra tapadera no se verá comprometida.

La mandíbula del Agente 11 se apretó. Él no dijo nada.

Taeyong miró entre ellos con curiosidad. Pensó en preguntar de qué se trataba, pero luego se le ocurrió algo más. Miró al Agente 11.

—¿Fingirás ser mi Daddy?

—Sí, lo hará —dijo BoA , su voz como el acero, sus ojos taladrando al agente— Como dijo William, Brylsko es extremadamente paranoico. No tengo dudas de que revisará los antecedentes de todos los pasajeros. No sabemos cuán exhaustivos serán. Si tu tapadera falla, tu otra tapadera, la que probablemente descubrirá Brylsko, lo mantendrá a salvo. Solo pensará que estás demasiado avergonzado por tus fantasías pervertidas para reservar el crucero con tu nombre real.

El Agente 11 asintió con la cabeza.

Mason le lanzó una mirada algo preocupada al agente antes de volverse hacia Taeyong y darle una carpeta.

—Estudia esto. Eres Taeyong "Tae" Whitmarsh, un huérfano con pocos medios para mantenerte, pero con gusto por las cosas caras. Te gustan los hombres mayores, especialmente si te pueden dar el estilo de vida que deseas. Desde que tenías dieciséis años, has estado en varios servicios de citas en línea, atendiendo a Sugar Daddies y Sugar Babies. Has escuchado sobre el crucero, a través de un amigo de un amigo: el crucero tiene cierta reputación en ciertos círculos, por lo que es plausible.

Taeyong cogió la carpeta y la miró ansiosamente, con su mente yendo a cien millas por hora.

Mientras tanto, Mason entregó al Agente 11 una carpeta similar.

—Si alguno de vosotros tiene alguna pregunta, búsquenme —dijo Mason— Tienes seis días para preparar a Taeyong. Tendremos una reunión informativa final antes de que Taeyong viaje a Turquía. Tú te irás una semana después.

El Agente 11 asintió y salió de la habitación. Taeyong corrió tras él.

—Tengo una pregunta —dijo una vez que estuvieron en el pasillo.

El agente lo miró y siguió caminando.

—Escuchaste a Mason. Si tienes alguna pregunta, ve a él.

—¿No eres hetero? ¿Estás seguro de que puedes jugar convincentemente a ser un Sugar Daddy gay?

El Agente 11 realmente se rio.

Taeyong frunció el ceño y cruzó sus brazos sobre su pecho.

—No me gusta cuando la gente se ríe de mis preguntas.

—Taeyong —dijo el agente suavemente— Créeme, esta no será la tapadera más extraña ni la más difícil que haya tenido. Está lejos de eso —miró a Taeyong, frunciendo el ceño—Todavía parece que no lo entiendes. No importa cuáles sean nuestras preferencias personales. Es nuestro trabajo —echó un vistazo a la carpeta manila en la mano de Taeyong— Estudia tu tapadera. Trata de entender lo que motiva a Tae. Tu tapadera debe ser impecable. Si no es así, los dos estamos jodidos —El Agente 11 miró a su alrededor, con los ojos afilados, antes de inclinarse y decir en voz baja— Lo que BoA y Will no dijeron es que no habrá un equipo de apoyo si se va a la mierda. Estaremos solos.

La boca de Taeyong se abrió.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque ya hemos intentado atrapar a Brylsko antes. Nuestro agente fue descubierto. Pero en lugar de simplemente matarlo, Brylsko hizo mucho alboroto sobre tener al Servicio Secreto de Inteligencia Británico "espiando ilegalmente" a un 'hombre de negocios honesto—Los labios del Agente 11 se torcieron— Brylsko tiene muchas conexiones con el gobierno polaco y la UE, y técnicamente, no hay pruebas concluyentes de que sea algo más que un empresario. Es muy bueno en cubrir sus huellas, el tipo resbaladizo que siempre tiene un plan de contingencia para todo. Eso colocó al Reino Unido en una posición muy difícil. Oficialmente, esta misión no está respaldada. Necesitamos pruebas de sus acciones, pero no podemos permitir que nos pillen nuevamente. Brylsko y el gobierno polaco tienen demasiada influencia política gracias a ese fiasco.

—Y queremos recuperar la posición —dijo Taeyong— ¿Pero sin alertar a Brylsko para que no cubra sus pistas otra vez?

El Agente 11 sonrió y le dio una palmada en el hombro.

—Quizás hagamos de ti un agente secreto, Bubu. 

Taeyong intentó no ponerse rígido y falló.

Interiormente, gimió. Estúpidas hormonas.

━━━━━━━ 💣 ━━━━━━━

Sugar Baby: Una joven mujer o hombre joven que es mimadafinancieramente / atendida por un Sugar Daddy o una Sugar Mum a cambio decompañía (es decir, favores sexuales).

UE: La Unión Europea.

5

Las sesiones de entrenamiento encubiertas con el Agente 11 de la siguiente la semana fueron extrañas y educativas. Eran fascinantes en cierto modo, las lecciones más tradicionales de Taeyong no lo eran. El Agente 11 destruyó por completo la mayoría de las nociones preconcebidas que Taeyong había tenido sobre la vida de un agente secreto.

—Antes que nada, olvídate de todo lo que has visto en las películas de espionaje —dijo el Agente 11, agarrando el rifle con sus manos con calma y eficacia— La mayoría de las veces, no participamos en persecuciones de coches llenos de adrenalina, explosiones y disparos. La mayoría de las veces, pasarás inadvertido, integrándote y reuniendo información de inteligencia de cualquier organización criminal en la que se te haya ordenado que te infiltres. En realidad no es tu trabajo entrar con armas de fuego. Hay otras divisiones para eso.

—¿De verdad estás diciendo que nunca has tenido ninguna misión de matar? —dijo Taeyong, sin molestarse en ocultar su escepticismo.

—No —El Agente 11 colocó el rifle en un bípode montado en el frente, miró a través de él y realizó pequeños ajustes en las miras— Estoy diciendo que cuando me ordenan matar, es silencioso y discreto, sin explosiones involucradas. Pero las misiones de eliminación son bastante raras. No es nuestro trabajo principal.

—Entonces, ¿cuál es nuestro trabajo principal? —dijo Taeyong, cada vez más confundido— ¿Infiltración?

Cuando el agente no respondió, Taeyong se dio cuenta de que se había puesto protectores auditivos y estaba a punto de hacer un disparo. Rápidamente, Taeyong se puso sus propios protectores auditivos y observó la cara concentrada del Agente 11.

Finalmente, el otro hombre disparó, el sonido ensordecedor incluso con los protectores. El retroceso puso el rifle en su hombro, pero el Agente 11 ni siquiera parpadeó.

Golpeó al objetivo en el centro.

Poniendo el rifle en su hombro, sus manos acariciando el cañón mientras se movía en su posición, el Agente 11 disparó varias rondas en rápida sucesión, esta vez sin ninguna preocupación por apuntar. Y seguía dando al objetivo en el centro.

Lamiéndose los labios, Taeyong intentó pensar en algo desagradable. No, no le excitaba ver a un chico caliente manejar un arma. No, no, no. Pero podría ser que tuviese algún fetiche por la gente competente.

—¿Qué estabas diciendo? —dijo el Agente 11, quitando los protectores auditivos de Taeyong y luego los suyos.

Era una lucha recordar de qué habían estado hablando.

—Um —dijo Taeyong, muy inteligentemente— ¿Cuál es nuestro trabajo, entonces?

—Nuestro trabajo principal es mirar a alguien a los ojos y mentir. Debes poder mentir tan bien que puedas engañar incluso a alguien que te conoce para que piense que no eres en realidad tú.

Taeyong miró deliberadamente el rifle que el agente estaba desmontando.

—¿Por qué necesitas eso, entonces?

—Porque las cosas rara vez son perfectas como en los libros de texto, sin importar lo bueno que seas. Por supuesto, si eres un buen mentiroso, puedes improvisar y hablar para salir de los problemas en lugar de recurrir a la fuerza bruta. Eso siempre es preferible, pero no siempre es posible. El Agente 11 guardó el rifle y miró atentamente a Taeyong— ¿Has estudiado tu tapadera para la misión?

—Por supuesto.

—¿Crees que entiendes tu tapadera?

Taeyong asintió después de vacilar. Había investigado y había tenido mucha confianza, pero la mirada evaluadora del Agente 11 lo hacía cuestionarse a sí mismo nuevamente.

—Ya veremos —dijo el Agente 11 suavemente, sacando a Taeyong del campo de tiro y llevándolo a la habitación vacía más cercana. Cuando la puerta se cerró detrás de ellos, él dijo—: Desnúdate.

Taeyong lo miró.

—¿Por qué?

—¿Por qué crees?

Taeyong reprimió la respuesta inapropiada y se obligó a sí mismo a pensar.

—Estaré desnudo durante la subasta —dijo —Quieres comprobar qué tan cómodo estoy con estar desnudo frente a una audiencia.

La aprobación silenciosa en los ojos del agente causó que la calidez se rizara en la parte inferior de la barriga de Taeyong, y una vez más, Taeyong tuvo que reprimir el impulso de acicalarse. Mierda, esto se estaba poniendo molesto, y bastante alarmante, para ser honesto. Él no quería la aprobación del Agente 11. No lo hacía.

—Sí —dijo el Agente 11— Eres Tae, un chico aventurero que voluntariamente se inscribió en una subasta ilegal, en busca de un Daddy rico y dulce para que se hiciera cargo de sus necesidades. La desnudez no te molesta. Te gusta la atención. Sabes que te ves bien. Estás orgulloso de tu cuerpo y quieres exhibirlo para atraer la mejor captura posible —El Agente 11 lo miró pensativamente— Estás emocionado. Quizás incluso excitado. Umm... sonrojarse también sería aceptable. No eres necesariamente una virgen sonrojada, pero eres lo suficientemente inteligente como para entender que a algunos hombres poderosos les gusta la falsa inocencia. Ahora muéstrame eso, Tae.

Taeyong respiró hondo y comenzó a desvestirse, tratando de ponerse en la mentalidad correcta. Él no quería decepcionar a este hombre. Quería demostrarle que podía hacerlo. Quería ser bueno.

Taeyong se quitó la ropa interior y los calcetines y se enderezó, muy consciente de lo desnudo que estaba. Después de un momento de pausa, se dejó caer de rodillas y esperó, con la mirada baja, las pestañas ocultando su expresión. Desde esta posición, todo lo que podía ver eran los brillantes zapatos negros del Agente 11 y sus pantalones negros. Respiró profundamente, de manera pareja, tratando de pensar como Tae. Él no estaba avergonzado. Él no estaba avergonzado. Sabía que era hermoso y deseable...

No, él no lo hacía. El Agente 11 era hétero. Taeyong probablemente lucía patético ante él, arrodillado en un suelo frío, pálido y desnudo, y un poco excitado. Las mejillas de Taeyong le ardían por la humillación.

—¿Qué pasa? —dijo el agente, acercándose— Lo estabas haciendo muy bien, pero ahora estás tenso e incómodo.

Taeyong negó con la cabeza.

—Solo me siento cohibido—murmuró, mirando al suelo.

—No lo hagas —dijo el Agente 11, apartando el ligero flequillo de Taeyong de sus ojos.

—Mírame, Bubu—Su voz era amable pero imponente. Taeyong obedeció.

—Lo siento, no soy bueno en esto. Me veo ridículo.

—No lo haces. Créeme, no tienes motivos para sentirte cohibido. Eres exactamente del tipo que desearían esos imbéciles ricos.

Taeyong se burló, incapaz de mirar al otro hombre a los ojos.

—Viniendo de un hombre heterosexual, no significa demasiado—murmuró.

—Taeyong.

La orden en la voz del agente era imposible de ignorar.

A regañadientes, Taeyong lo miró a los ojos.

—Puedo ser heterosexual, pero no soy exactamente nuevo en esto —dijo el Agente 11— He estado pretendiendo ser un hombre gay durante los últimos años, para otra misión.

La boca de Taeyong se abrió.

—¿De Verdad? ¿Por qué?

El Agente 11 negó con la cabeza.

—Se supone que no debería estar hablando de esto contigo. Tú no tienes autorización de seguridad.

Taeyong le dio sus mejores ojos de cachorro.

—¿Por favor?

La expresión del Agente 11 se volvió suspicaz antes de soltar una risita.

—Eres una puta amenaza —suspiró cuando Taeyong sonrió— Tengo que enamorar al heredero de uno de los hombres más ricos del Reino Unido, de quien se sospecha... es responsable de una serie de crímenes internacionales muy graves. Mi tapadera debe ser a prueba de balas. Necesita ser lo suficientemente buena como para resistir cualquier cantidad de escrutinio. Por eso lleva tanto tiempo.

Taeyong curvó sus manos en su regazo.

—¿Cómo vas a... seducir a ese tipo si no eres gay? 

El Agente 11 parecía casi divertido.

—Hay cosas que pueden ayudarme con eso. 

Taeyong arrugó la nariz.

—¿Viagra?

El agente se encogió de hombros, luciendo en gran medida despreocupado.

—Si es necesario. El tipo es lo suficientemente bonito como para ser confundido con una mujer, por lo que puede no ser necesario—miró a Taeyong— Mi punto es que he estado pretendiendo con éxito ser un hombre gay durante años. Me gustaría pensar que sé de lo que estoy hablando.

—¿Y realmente no crees que me veo ridículo?

—No —dijo el Agente 11— Te ves bien. Ahora intentémoslo de nuevo.

Taeyong asintió, inhaló profundamente y relajó su cuerpo. Él era Tae, un chico aventurero que voluntariamente se inscribió en una subasta ilegal, en busca de un Sugar Daddy. La desnudez no le molestaba. Él sabía que se veía bien. Sabía que era deseable. A él, le gustaba la atención. Le gustaba sentir los ojos sobre su cuerpo. Él quería que la gente lo deseara. Quería ser adorado y mimado.

Él era Tae, y se sentía hermoso. Deseable.

—Buen trabajo, Tae —dijo el Agente 11, colocando una mano grande y callosa en la nuca de Taeyong.

Taeyong no se tensó. Él no se inmutó. Miró a través de sus pestañas al otro hombre, mordiéndose el labio inferior y apoyándose en el toque sutilmente.

Los ojos oscuros le sonrieron.

—Estás listo.

6

En cualquier otra circunstancia, a Taeyong le hubiera encantado estar en un crucero por el Mediterráneo, especialmente cuando el barco era como un hotel de cinco estrellas, incluyendo mesas llenas de cristalería y palmeras en macetas. Por supuesto, no había visto gran parte de la nave antes de ser conducido a un camarote enorme, debajo de la cubierta, que servía de cabina temporal para todos los chicos y chicas que participaban en la subasta.

Taeyong se esforzó por mantener su expresión adecuadamente emocionada al ver a los demás charlar con entusiasmo sobre la subasta. La subasta que se suponía que comenzaría en menos de media hora. Su estómago se revolvió incómodo.

Para distraerse, miró a los otros chicos y chicas. Había alrededor de dos docenas de ellos, y todos parecían asombrosamente hermosos y confiados. No importaba lo mucho que había estudiado su tapadera, Taeyong se sentía como un fraude, como si en cualquier momento notarían que no pertenecía a esto.

—¿Nervioso?

Solo su entrenamiento con el Agente 11 evitó que Taeyong se estremeciera. Poniendo una sonrisa, se dio la vuelta.

Una chica de su edad le sonreía con simpatía. Ella era muy pequeña y muy bonita, con el pelo largo y dorado y enormes ojos azules.

—Eres nuevo en esto, ¿verdad?

Taeyong asintió. Estaba contento de tener una tapadera de novato; no creía que hubiera podido tener una tapadera de alguien con experiencia en esto.

—Soy Tae —dijo, extendiendo su mano. La niña la sacudió.

—Soy Nayeon. ¡Encantada de conocerte! —Ella pasó su brazo por el suyo y le sonrió— No estés nervioso, cariño. Estarás bien. Mi mejor amiga participó de este crucero el año pasado y no podría estar más feliz con su Sugar Daddy.

—¿De Verdad? ¿Ella tuvo suerte? 

Nayeon sonrió.

—Lo he visto. Tiene solo cuarenta y cuatro y folla bien. La trata como una princesa. Estoy tan celosa que espero que me compre alguien más o menos bueno.

Taeyong apenas se detuvo para no encogerse. Era difícil creer que todas estas personas aparentemente normales realmente quisieran ser compradas como esclavos. Para ser justos, sabía que el dinero probablemente no era la única motivación para ellos. Según su investigación, a algunos Sugar Babies les gustaba la sensación de seguridad, la sensación de ser atendidos y cuidados. A algunos les gustaba realmente hacer que hombres mayores, o mujeres, se sintieran jóvenes de nuevo y se les brindara consuelo y afecto después de un día estresante. Taeyong también sabía que algunos de ellos realmente se excitaban siendo mascotas y se excitaban sirviendo a otras personas. Y, por supuesto, algunos Sugar Babies solo lo hacían por dinero.

Se preguntaba a qué categoría pertenecería Nayeon.

Decidió que no estaría de más preguntar.

—¿Qué estás buscando? —dijo Taeyong— ¿Una relación completa o una compañía mutuamente beneficiosa?

Nayeon se encogió de hombros.

—Estoy abierta. Quiero decir, obviamente no voy a firmar un contrato de todo incluido con alguien que no me atraiga razonablemente, pero estaré bien con todo lo demás, siempre que sean agradables y me traten bien. Me gustan las personas y les gusto a las personas, así que no espero ningún problema al proporcionar compañía —Ella guiñó un ojo— Pero obviamente estaría más feliz con un Suggar Daddy que adorará mi, francamente, increíble cuerpo.

Taeyong resopló y decidió que le gustaba.

—¿Y tú? —dijo ella.

Taeyong se encogió de hombros.

—Me gusta la idea de ser el favorito de alguien. Como que, me encanta que me adoren, mimen y elogien. El sexo es secundario para mí, pero obviamente no me importaría tener sexo si no es feo.

Ella le sonrió con comprensión.

—Estoy segura de que encontrarás a alguien —dijo, dándole unas palmaditas en el brazo— ¡Tienes unas pestañas increíbles! Ojalá las mías fueran...

—¡Atención por favor!

Se volvieron hacia la mujer de mediana edad en traje que apareció en la entrada. Si Taeyong no lo hubiera sabido, la habría considerado como una administrativa de una empresa comercial promedio.

—Por favor, prepárense. Pueden dejar su ropa y cosas aquí. No se permiten teléfonos. No se preocupen, sus pertenencias estarán a salvo.

Nayeon le sonrió a Taeyong y comenzó a desvestirse. No había ningún rastro de vergüenza o timidez en su bonita cara, como si desnudarse en una habitación llena de extraños fuera perfectamente normal.

Taeyong hizo lo mismo, ocultando su inquietud.

Puedo hacerlo, se dijo a sí mismo con firmeza.

💣

Media hora más tarde, arrodillado en la plataforma redonda en el centro de una habitación enorme, desnudo y temblando, Taeyong ya no estaba tan seguro de poder hacerlo.

Toda la experiencia fue surrealista. Podía ver por el rabillo del ojo a las otras mascotas, arrodillados de forma similar, con la cabeza inclinada, completamente desnudos, mientras que decenas de hombres ricos con trajes a medida, y algunas mujeres con vestidos igualmente caros, caminaban alrededor de la plataforma, mirando, conversando y escudriñando a las mascotas como si fueran ganado a la vista de posibles compradores, lo que él suponía que eran. Taeyong se debatió entre reír histéricamente por la completa ridiculez de la situación u odiar a cada uno de esos cabrones ricos. Era repugnante y triste que el dinero pudiera convertir en realidad, cualquier fantasía depravada y ridícula de algunas personas.

La peor parte fue que ni siquiera había visto al Agente 11 hasta el momento. Eso hacía que su estómago se apretara con ansiedad. Como se le indicó, no había estado en contacto con el MI6 desde que llegó a Turquía. ¿Qué pasaría si algo hubiera sucedido y el Agente 11 ni siquiera estuviera en el barco? ¿Qué pasaba si su Tapadera ya hubiera sido descubierta? ¿Qué pasaba si Taeyong estaba aquí solo? Y si...

—Levanta la cabeza, muchacho —dijo una voz masculina, en un inglés fuertemente acentuado. Un acento polaco.

Taeyong hizo lo que pudo para no congelarse. Levantó la cabeza , y logró mantener su expresión dócil, cuando se encontró con los pálidos ojos de Brylsko.

Había visto la foto del objetivo, por supuesto. Objetivamente, Brylsko era bastante atractivo para un hombre de mediana edad. Su cabello rubio tenía un toque gris en las sienes; sus dientes eran blancos y su piel suave. Pero a pesar de su aspecto arreglado, había algo... asqueroso en el hombre. Una serpiente. Le recordó a Taeyong a una serpiente. Una serpiente viscosa y resbaladiza.

—¿Cuántos años tienes, mascota? —dijo Brylsko, recorriendo a Taeyong con su mirada.

Reprimiendo el impulso de gruñirle que toda la información estaba disponible en las tabletas proporcionadas por los organizadores de la subasta, una de las cuales estaba en manos de Brylsko, Taeyong bajó la vista y dijo en voz baja:

—Dieciocho años, señor.

Brylsko agarró su barbilla y levantó la cara de Taeyong otra vez. Taeyong no pudo evitar el estremecimiento de repugnancia ante el toque. Con la esperanza de que Brylsko lo confundiera con la emoción, Taeyong se apoyó en el toque, sus ojos escaneando la habitación discretamente.

¿Dónde demonios estaba el Agente 11?

—Un chico muy bonito —dijo Brylsko, ahuecando su mejilla y rozando con su pulgar el labio inferior de Taeyong— Quizás puje por ti.

A Taeyong se le revolvió el estómago. Luchó por mantener su expresión sin cambios. No habían considerado esta posibilidad en el informe previo a la misión. Según la inteligencia del MI6, Brylsko siempre había tenido Sugar Babies femeninos; se suponía que no debería estar interesado en él.

Cálmate, se dijo Taeyong, respirando lentamente. Él no era en verdad un esclavo y no era una auténtica subasta: en realidad podía rechazar un contrato con el mejor postor, si no le gustaba. El problema era que si Brylsko hacía una oferta por él, y ganaba, probablemente se ofendería si Taeyong declinaba su generosa oferta. Eso sería perjudicial para la misión: después de todo, Taeyong necesitaba acercarse lo suficiente al objetivo como para robar la memoria USB.

Mierda. No estaba listo para esto. Taeyong mentiría si dijera que nunca había distraído a sus objetivos antes de robarles, pero esto era otra cosa. No era solo un flirteo sin sentido. No podía imaginarse dejar que Brylsko lo tocara, lo poseyera, y fingir. El solo pensamiento le hacía tener nauseas. No quería ser un prostituto, ni siquiera por la Reina y el País.

Antes de que pudiera reaccionar a las palabras de Brylsko, una voz familiar dijo:

—Realmente es bastante guapo.

Taeyong casi suspiró de alivio... Agente 11.

Miró hacia la voz y parpadeó, mirando al agente. Parecía... Se veía completamente diferente. En la semana que Taeyong no lo había visto, el Agente 11 había logrado hacer un buen trabajo. Si bien la barba estaba bien arreglada, había cambiado mucho su aspecto, haciéndolo parecer un poco mayor. Y eso no era todo. Había algo diferente en la forma en que el agente se comportaba. Ya no parecía un arma cuidadosamente controlada; su postura era relajada, casi floja, el corte de su traje de diseñador de alguna manera ocultaba su impresionante físico. Era la imagen perfecta de un civil rico y hedonista. Incluso su voz sonaba mucho más refinada de lo normal.

El Agente 11 y Brylsko intercambiaron una mirada que duró demasiado, antes de que Brylsko sonriera agradablemente y extendiera su mano.

—Milosz Brylsko. Y tú eres Jung JaeHyun, creo.

Taeyong apenas ocultó su sorpresa y miedo. Se suponía que el nombre del Agente 11 para esta misión era William Robertson, no Jung JaeHyun. ¿Ya habían destapado su tapadera?

Taeyong miró al agente, pero no parecía sorprendido ni cauteloso. Él se veía... ¿tímido?

—Le agradecería que mantuviera mi nombre real en silencio —dijo el Agente 11 con una pequeña mueca, estrechándole la mano a Brylsko. Él se rio entre dientes— Mi familia extendida estará más que sorprendida si descubren que estoy en un crucero como este.

Brylsko resopló.

—Familias. Me parece que cuanto menos sepan sobre nuestros... intereses, mejor. 

Sus ojos azules se volvieron hacia Taeyong.

—¿No es eso verdad, mascota?

—No tengo familia, señor —dijo Taeyong en voz baja, con la mente acelerada. ¿Brylsko había descubierto la otra tapadera del Agente 11? ¿El Agente 11 no quería comprometerse? ¿Cambió algo en esta misión?

—Es una pena —dijo Brylsko sonando genuinamente arrepentido— ¿Hablas polaco, muchacho?

Taeyong negó con la cabeza, esperando contra toda esperanza que eso lo hiciera menos atractivo a los ojos de Brylsko.

—No soy muy bueno con los idiomas, señor. Es por eso que prefiero vivir en un país de habla inglesa.

Brylsko miró al Agente 11.

—Parece que está de suerte, Sr. Jung. ¿O es Lord Jung? Me temo que no estoy muy familiarizado con los títulos británicos y sus honoríficos.

El Agente 11 negó con la cabeza con una sonrisa triste.

—A menos que mi primo muera sin dejar hijos, seré un simple señor por el resto de mi vida. No me importan los títulos de todos modos. No soy un esnob. JaeHyun está bien.

—Entonces deberías llamarme Milosz —Brylsko miró a Taeyong— ¿Estás interesado en el chico? Deberías estarlo. Estoy casi tentado, pero odiaría tener a mi mascota en un país en el que no quiere estar. Eso sería cruel, y no soy un hombre cruel.

Taeyong esperaba que su rostro no delatara su incredulidad... y alivio.

—No he tomado una decisión todavía —dijo el Agente 11, mirando a Taeyong— Pero el chico es realmente hermoso — puso su mano en el cuello de Taeyong, el pulgar moviéndose lentamente por su garganta hasta que alcanzó el labio inferior de Taeyong.

Esta vez, el escalofrío de Taeyong no fue causado por el disgusto.

—Muy bonito —dijo el Agente 11, su profunda voz se volvió más ronca.

Taeyong no tuvo que invocar el sonrojo que calentó sus mejillas. Sabía que su reacción era estúpida, "JaeHyun" era solo un excelente actor, pero no pudo evitarlo.

—Tae, ¿no es así? —dijo el Agente 11, mirando la etiqueta con el nombre a los pies de Taeyong.

Taeyong asintió, sus ojos se cerraron mientras "JaeHyun" comenzaba a pasar sus fuertes dedos por su cabello. Se sintió increíblemente agradable. Casi podía entender por qué todas estas personas querían vivir esta fantasía.

—Parece bastante cómodo contigo ya —Brylsko se rio entre dientes.

—¿Lo estás, Tae? —dijo JaeHyun.

Taeyong se obligó a abrir los ojos y asintió con la cabeza, apoyándose en el toque.

Estaba casi seguro de que podía ver la aprobación en los ojos del Agente 11.

—¿Aceptarás un contrato conmigo si hago una oferta por ti? —murmuró el agente, acariciando la mejilla de Taeyong con los nudillos.

En lugar de responder, Taeyong volvió la cabeza y acarició la mano del Agente 11. Antes de que pudiera pensarlo dos veces, la besó suavemente.

Durante una fracción de segundo, había una mirada extraña en los ojos del otro hombre, pero se había ido tan rápido que Taeyong no estaba seguro de no haberlo imaginado.

El Agente 11 le sonrió.

—Te veré luego, entonces.

Y luego dio un paso atrás, y Taeyong se dio cuenta con una sensación de hundimiento que había olvidado por completo que Brylsko estaba a solo unos metros de distancia, observándolos.

—¿Vamos a echar un vistazo a las otras mascotas? — dijo el Agente 11, cambiando su mirada hacia Brylsko.

Brylsko miró a Taeyong y a JaeHyun, su rostro era indescifrable, antes de asentir con la cabeza y pasar a la siguiente mascota.

Taeyong bajó la mirada, obligándose a no mirar fijamente al Agente 11 que retrocedía.

💣

Ocho personas hicieron una oferta por él. Ocho.

A Taeyong le hacía dar vueltas la cabeza que ocho personas lo quisieran lo suficiente, como para comprarlo por una cantidad escandalosa de dinero.

La gente rica realmente estaba loca.

Al final, "Jung JaeHyun" ganó la subasta. Brylsko no había hecho ninguna oferta por él; se había comprado una hermosa chica de cabello oscuro, pero Taeyong lo había sorprendido mirándolo un par de veces. Taeyong no estaba seguro de qué hacer con eso. ¿Brylsko sospechaba algo?

Taeyong todavía estaba reflexionando sobre cómo él y "Jung JaeHyun" se ocupaban de las formalidades. Para ser una subasta ilegal, había una sorprendente cantidad de papeleo. Parecía que los organizadores de la subasta no eran otra cosa sino exhaustivos. Por curiosidad, Taeyong repasó su contrato y casi se quedó boquiabierto cuando vio la escandalosa "asignación" que JaeHyun había ofrecido pagarle cada mes.

Finalmente, después de lo que parecieron siglos, el Agente 11 lo condujo hacia lo que probablemente sería su camarote. Taeyong fue obediente, tratando de ignorar el toque en su espalda baja. Dios. ¿Cómo se suponía que debía concentrarse en el trabajo cuando parecía perder todo su enfoque cada vez que este hombre lo tocaba? Esto empezaba a ser realmente molesto.

La puerta se cerró tras ellos y Taeyong miró alrededor del camarote. Era espacioso y cómodo. La maleta de Taeyong ya estaba allí, junto a la enorme cama que dominaba el camarote. Taeyong se pasó la lengua por los labios y se volvió para mirar a su compañero.

El Agente 11 se estaba desabrochando la chaqueta del traje, sus ojos recorriendo el camarote de una forma aparentemente casual, pero Taeyong sabía que estaba buscando micrófonos. Él había sido advertido sobre esto. Hasta que el agente confirmara que el camarote estaba libre de micrófonos, tenían que seguir desempeñando sus papeles. 

—¿Qué le gustaría que haga, señor? —dijo Taeyong en voz baja.

El Agente 11 se estremeció un poco, se quitó la chaqueta y se dirigió al armario para colgarla.

—Antes que nada, no me llames señor. JaeHyun está bien.

Taeyong asintió, pronunciando el nombre en silencio.

Probablemente necesitaría comenzar a pensar en el agente como JaeHyun. No podía darse el lujo de destaparlos.

—¿Cómo te gusta que te llamen? —dijo JaeHyun, aflojándose la corbata, sus ojos oscuros entrecerrados y engañosamente cansados, mientras continuaba barriendo el camarote.

Taeyong frunció el ceño, sin entender la pregunta.

—¿Tae?

JaeHyun se rio entre dientes, sus dedos pálidos desabrochando su camisa blanca de una manera que lo distraía demasiado. Taeyong intentó no mirar al principio, pero luego se imaginó que Tae, el Sugar Baby, se quedaría mirando a su Sugar Daddy, especialmente cuando estaba tan caliente.

—Algunas personas sienten aversión por los nombres de mascota—aclaró JaeHyun, dejando que su camisa se abriera, revelando su pecho ancho y musculoso y su conjunto de abdominales completamente deliciosos, con un rastro de cabello oscuro que desaparecía en su cintura.

Taeyong casi gimió por la injusticia de eso. ¿Por qué los calientes siempre eran heteros?

—¿Tae?

Taeyong parpadeó y apartó su mirada del feliz rastro de JaeHyun.

JaeHyun arqueó un poco las cejas.

Taeyong se sonrojó al darse cuenta de que había sido atrapado casi babeando. Él batió sus pestañas.

—¿Qué? ¿No puede un tipo mirar a su Sugar Daddy? 

La expresión de JaeHyun se volvió divertida.

—Es bueno saber que no me encuentras repulsivo — echó un vistazo al contrato que había puesto sobre la mesa— Necesitamos hablar de eso, por cierto. Pero primero, ve a bañarte. Apestas.

—¡Yo no apesto!

—Apestas a los otros hombres que te tocaron.

La ligera mueca en los labios de JaeHyun era perfecta, su expresión ligeramente burlona, pero mayormente posesiva. Taeyong sintió ganas de aplaudir su actuación.

No podía, por supuesto.

En cambio, Taeyong puso su sonrisa más descarada.

—¿Me acompañaras?

Los labios de JaeHyun se arquearon.

—Tal vez. Si eres muy bueno.

Sonriendo, Taeyong tomó el pijama de su maleta y fue hacia el baño. Como se le indicó en el informe previo a la misión, se desvistió rápidamente y encendió la elegante ducha, poniéndola al máximo. Si el camarote tuviera micrófonos ocultos, la ducha sería el único lugar en el que podrían hablar sin ser escuchados. Dios, esperaba que la cabina no tuviera micrófonos. No estaba seguro de poder actuar como Tae, el Sugar Baby, todo el tiempo. Al menos no tenía que fingir que se sentía atraído por su Sugar Daddy.

Taeyong frunció el ceño ante la idea, una nueva oleada de mortificación se apoderó de él. Solo podía esperar que JaeHyun pensara que era simplemente un excelente actor. Lo único peor que sentirse atraído por un hombre heterosexual, era cuando dicho hombre heterosexual lo sabia y sentía lástima por ti.

No parpadeó cuando se abrió la puerta del baño. Cerró los ojos, dejando que el agua le golpeara la cara y los hombros, de espalda a la puerta. Pero se preguntó si al Agente 11 le gustaría la vista.

No seas tonto. Sin importar cuán agradable fuera su trasero, no iba a hacer que un heterosexual se volviera gay.

Después de unos minutos, sintió una presión corporal firme y muscular contra su espalda. Una mejilla barbuda acarició su oreja antes de que el Agente 11 dijera en voz baja sobre el sonido del agua:

—Dos micrófonos en el camarote, uno en el baño. Posiblemente una cámara oculta en el armario, pero aún no se puede verificar sin despertar sospechas.

Taeyong inspiró profundamente.

—¿Por qué hay micrófonos? Nos dijeron que sería muy poco probable.

Sintió a JaeHyun suspirar contra su oreja.

—Las investigaciones de antecedentes de Brylsko fueron más exhaustivas de lo que BoA esperaba. Mi tapadera no se descubrió, porque tengo una bonita tapadera como Jung JaeHyun en Inglaterra. Logré explicar el uso de un nombre falso, pero es evidente que Brylsko todavía tiene algunas sospechas si instaló micrófonos en mi camarote — Sus manos acariciaron el pecho de Taeyong— Eso obviamente complica las cosas, pero si le demostramos que somos quienes decimos que somos, su guardia debería bajar.

—¿Estamos en peligro? —dijo Taeyong, tratando de ignorar las grandes manos callosas en su piel. Trabajo. Esto era trabajo para JaeHyun.

—No estamos en peligro inmediato —murmuró el agente, arrastrando sus manos por todo el pecho de Taeyong, sus labios rozando el cuello de Taeyong— Brylsko es simplemente muy paranoico. Si realmente sospechara que estoy detrás de él, no me habría dejado subir al barco.

—¿Cuál es el plan ahora? —exhaló Taeyong.

—No ha cambiado. Jugamos nuestros roles e intentamos acercarnos lo suficiente a Brylsko.

—¿Qué pasa con los micrófonos?

—No haremos nada con ellos. Los civiles nunca los notarían.

Taeyong se mordió el labio.

—Pero si hay micrófonos y cámaras en el camarote... Tendremos que...

Sintió que los músculos de JaeHyun se tensaban un poco.

—Sí. Lo siento, Bubu—suspiró contra la nuca de Taeyong—Te lo dije, eres demasiado joven para este trabajo.

Taeyong frunció los labios.

—Deja de tratarme como a un niño. Crecí en las calles de Londres, ¿sabes? Estoy listo para eso. ¿Lo estás tú?

JaeHyun dejó escapar un ruido frustrado.

—No es un juego, Tae. ¿Acaso entiendes lo que tendrás que hacer?

—Lo hago.

—¿De verdad? —Las manos de JaeHyun se movieron hacia las caderas de Taeyong.

—Sí —Taeyong tragó y le dijo a su polla que se comportara.

Previsiblemente, su pene no escuchó.

JaeHyun maldijo por lo bajo, su cuerpo prácticamente irradiaba frustración.

—No voy a follarte —dijo a la oreja de Taeyong.

La polla de Taeyong tembló ante la palabra "follar".

—Pero tendré que hacer algo —dijo JaeHyun— Lo entiendes, ¿verdad?

Taeyong asintió, lamiéndose los labios.

—¿Puedo chuparte la polla? —ofreció, esperando no parecer demasiado ansioso— No es un problema, de verdad. Me gusta—Para ser sincero, eso fue un eufemismo. Le encantaba chupar pollas, siempre había tenido un poco de fijación oral.

JaeHyun exhaló fuerte.

—Está bien —dijo antes de quitarle las manos a Taeyong—Ve. Compórtate normal. Mostrar algo de emoción y nerviosismo sería apropiado, también. No busques micrófonos.

—Sí, señor —dijo Taeyong, con la intención de darle un saludo descarado, pero cuando en realidad vio al Agente 11 desnudo y mojado, olvidó cómo hablar. Afortunadamente, JaeHyun no miraba hacia él y no podía verlo babear de nuevo.

Finalmente, Taeyong logró apartar los ojos y salió del baño.

Solo cuando estuvo en el camarote, Taeyong se dio cuenta de que había dejado su pijama en el baño. Gimiendo de frustración, Taeyong caminó hacia su maleta y revolvió en ella, tratando de encontrar algo para dormir y decididamente sin pensar en el cuerpo mojado y musculoso del Agente 11. O su polla, apetitosa incluso en un estado relajado.

Hetero, no disponible, mucho más viejo y muy fuera de mi alcance.

Taeyong lo repitió en su cabeza, una y otra vez, pero fue inútil.

Lo único en lo que parecía poder concentrarse era en el estimulante hecho de que pronto podría chupar esa polla.

A la mierda su vida.

7

Taeyong ya estaba tendido bajo las sábanas cuando la puerta del baño se abrió y cerró.

No abrió los ojos cuando el colchón se hundió y un cuerpo pesado se unió a él en la cama.

Pero cuando un brazo musculoso se colgó de su cintura, Taeyong lo hizo.

—¿Te importa? —dijo JaeHyun, su voz ronca por el sueño.

Taeyong se preguntó si la somnolencia era real.

Se preguntó si algo sobre este hombre era real.

Se preguntó quién era el Agente 11 y qué estaba pensando realmente detrás de la máscara perfecta de Jung JaeHyun.

—No —respondió Taeyong, volviéndose para mirar al otro hombre.

La cabina estaba iluminada solo por la tenue lámpara sobre la mesa, y el rostro de JaeHyun estaba semioculto entre las sombras. Pero Taeyong todavía podía ver más que suficiente. JaeHyun solo tenía un par de boxers negros, su cuerpo era largo, musculoso, y absolutamente apetitoso.

Taeyong miró la cara de JaeHyun, aunque no fue una gran mejora. Se encontró mirando, impotente, la firme mandíbula de JaeHyun y sus labios perfectamente esculpidos.

—Probablemente deberíamos hablar —dijo JaeHyun con un bostezo que Taeyong estaba casi seguro que era falso— Llegar a conocernos el uno al otro.

—Probablemente deberíamos —asintió Taeyong, reprimiendo el impulso de buscar los micrófonos en la habitación. ¿Alguien estaba escuchando su conversación en este momento? ¿Alguien los estaba mirando?

JaeHyun hizo un ruido afirmativo, cerrando los ojos.

—Pero estoy hecho polvo después de toda la emoción de hoy. Tuve un vuelo largo, y casi me expulsaron del crucero incluso antes de que empezara.

Muy consciente de los micrófonos, Taeyong trató de pensar en lo que diría Tae, el Sugar Baby. Tae el Sugar Baby probablemente sería curioso.

—¿Es cierto que usaste un nombre falso para llegar hasta aquí? —dijo Taeyong. Sería sospechoso si él no preguntara— ¿Por qué?

—No quería que nadie en casa descubriera que estaba en un crucero como este —JaeHyun sonrió tristemente sin abrir los ojos— Probablemente supusiste que era nuevo en esto.

—¿De verdad?

—Hasta hace unos meses, me habría reído si alguien me hubiera dicho que le pagaría a alguien por compañía.

—¿Por qué estás haciendo esto, entonces? Um, no pareces exactamente necesitar pagar por compañía.

JaeHyun abrió los ojos y lo miró.

—Trabajo para una de las compañías financieras más grandes del Reino Unido. Después de ser ascendido a Jefe de Departamento, no tuve tiempo para salir. Y suelo estar demasiado cansado después del trabajo para salir a bailar y conocer a alguien —hizo una mueca— De todos modos, una estadía de una noche no es lo que quiero. Me hice viejo hace años.

Taeyong lo miró con curiosidad. Ahora se preguntaba para qué era esta tapadera. ¿Era la que el Agente 11 iba a utilizar para seducir a ese rico heredero que había mencionado hacía un tiempo?

—¿Qué es lo que quieres, entonces? —murmuró Taeyong.

—Siempre he querido algo estable. Tal vez incluso matrimonio y un par de hijos en algún momento. Pero no tengo tiempo, al menos no ahora. Tal vez cuando las cosas estén menos agitadas en el trabajo, encontraré el tiempo, pero...

—Pero por ahora solo quieres algo sencillo pero estable—Taeyong terminó por él, asintiendo en comprensión. No pudo evitar admirar la habilidad del Agente 11 para mentir tan convincentemente. Esta misión había comprometido claramente su otra tapadera, pero aun así el agente encontró una manera de hacer la participación de Jung JaeHyun en este crucero algo creíble.

—Sí —dijo JaeHyun y se rio suavemente, su voz cargada de somnolencia— Ni siquiera recuerdo cómo terminé en los sitios web de Sugar Daddy, pero creo que Google lo sabe todo.

Taeyong se rio de eso.

—Al igual que tú, esta es mi primera vez, también. Quiero decir, he hablado con algunos posibles Sugar Daddies en esos sitios web, pero en realidad no funcionó —Hizo una mueca— Como que, soy tan mente abierta como el tipo promedio, pero trazo un límite en mandarle a un extraño una foto mía con un babero de bebé y sin nada más.

JaeHyun se rio, una risa profunda y genuina que envió una emoción a través del cuerpo de Taeyong.

—¿En serio? —dijo JaeHyun.

Sonriendo, Taeyong asintió, sintiéndose estúpidamente satisfecho de sí mismo por hacer reír a JaeHyun. Esa parte de la historia había sido lo suficientemente real. Él había hecho una cuenta en un sitio web de citas de Sugar Babies y había hablado con algunas personas. Había sido bastante esclarecedor.

—Sí. Supongo que es cierto cuando dicen que hay muchos bichos raros en Internet —dijo Taeyong— Casi renuncio a buscar, pero alguien mencionó este crucero, que los organizadores de los cruceros verifican todos los antecedentes de los potenciales Sugar Daddies y eliminan a los "escalofriantes" —Esa parte era supuestamente cierta, pero considerando que Brylsko había sido aprobado, Taeyong no tenía mucha fe en eso.

Taeyong miró a JaeHyun.

—Entonces... Realmente lo agradecería si me dijeras si estoy haciendo algo que no quieres que haga. Todo mi conocimiento sobre este tipo de relación es teórico, ¿sabes?

JaeHyun tarareó de acuerdo.

—Lo haré, pero esto va en ambos sentidos, Tae. Sé que dijiste en tu cuestionario que eras flexible y dispuesto a probar prácticamente cualquier cosa, pero si no te sientes cómodo con algo que te pida, me lo dirás —miró a Taeyong, serio— Sé que te pago por tu trabajo, pero no eres una prostituta y no quiero que pienses que debes hacer lo que yo quiera.

Taeyong le sonrió.

—Gracias —dijo en voz baja, sintiéndose ridículamente conmovido. Qué demonios, ni siquiera era un verdadero Sugar Daddy— Me alegra que seas tú, que seas mi primer Sugar Daddy.

JaeHyun solo lo miró por un rato, su expresión imposible de leer en la luz tenue.

—Me alegra también de que seas tú.

Se miraron el uno al otro.

El silencio se extendió, y el corazón de Taeyong comenzó a latir con fuerza.

Cada vez era más difícil ignorar que estaba en la cama con un hombre increíblemente atractivo, que se suponía que era su Sugar Daddy.

Cuya polla llegaría a chupar

Taeyong se pasó la lengua por los labios.

—Joder, estoy muerto —dijo JaeHyun, rompiendo el silencio— Vamos a dormir. Hablaremos mañana.

Taeyong luchó por ocultar su decepción. Obviamente, sabía por qué JaeHyun fingía estar cansado: quería posponer lo inevitable todo el tiempo que pudiera. Si JaeHyun pensaba que Taeyong apreciaría eso, estaba equivocado. ¿Cuál era el sentido de posponer lo que sucedería de todos modos? El suspenso lo pondría más ansioso.

Esa no es la razón por la que no quieres esperar, dijo sarcásticamente su voz interna. Te estás muriendo por ahogarte con su polla.

Taeyong frunció el ceño con sus mejillas en llamas.

—¿Puedo chuparte la polla antes de ir a dormir?

El cuerpo de JaeHyun no se tensó, exactamente, pero Taeyong sintió que algo en él cambiaba. JaeHyun lo miró apreciativamente.

—¿Como agradecimiento por haberme elegido? — agregó Taeyong con un descaro que no sentía— YoonOh, ¿puedo darle un beso de buenas noches a tu polla?

JaeHyun se rio.

—Eso es terrible. Eres un pequeño desvergonzado, ¿verdad?

Taeyong sonrió.

—¡Oye, no soy pequeño! ¡Soy alto! No soy mucho más bajo que tú.

Una pequeña sonrisa curvó los sensuales labios de JaeHyun.

—Eres como un cervatillo, Bubu —rodó sobre su espalda y arqueó las cejas, mirando a Taeyong a través de los ojos entrecerrados, una imagen de masculinidad e indulgencia— Si crees que puedes ponerme duro cuando estoy tan cansado, adelante, Bambi.

Taeyong miró los boxers negros de JaeHyun y tragó nerviosamente, sabiendo que el desinterés de JaeHyun no tenía nada que ver con estar cansado. Esto era solo trabajo para él. Él no tenía ningún interés en lo absoluto por Taeyong.

—¿Reconsiderándolo?

—No —dijo Taeyong, moviéndose entre los gruesos y musculosos muslos del agente. Se inclinó y acarició el bulto bajo los boxer de JaeHyun.

JaeHyun no estaba duro, pero el tamaño de su polla aún hacía que a Taeyong se le hiciera agua la boca. Mierda, quería eso en su boca, quería sentirlo endurecerse dentro de él... por él. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que chupó una polla tan grande? Demasiado tiempo.

Taeyong arrastró sus labios abiertos a lo largo de la longitud de la polla antes de chupar la cabeza a través de la tela. JaeHyun inhaló bruscamente. Taeyong sonrió, tiró de los calzoncillos hacia abajo y le dio a la cabeza una pequeña lamida antes de lamerla desde la base hasta la cabeza. La polla de JaeHyun comenzó a endurecerse.

Satisfecho, Taeyong tomó la polla en su boca, gimiendo un poco cuando la sintió endurecerse aún más. Comenzó moviendo su cabeza hacia arriba y abajo por la longitud endurecida, girando su lengua alrededor de ella y tarareando alegremente a medida que se hacía más gruesa y más larga, estirando sus labios hasta el límite. El sabor, el estiramiento, la sensación de la gruesa polla acariciando la piel sensible dentro de su boca, lo mareó.

Lo único que le molestaba era lo tranquilo que estaba JaeHyun. Taeyong levantó la vista y vio que JaeHyun tenía los ojos cerrados y la mandíbula apretada. La única señal visible de que se estaba divirtiendo era la erección en la boca de Taeyong.

¿Estaba pensando en alguna mujer?

La idea molestó a Taeyong, más de lo que probablemente debería haberlo hecho, le molestó lo suficiente como para soltar la polla de JaeHyun y decir:

—Mírame.

JaeHyun abrió los ojos, su expresión era difícil de leer mientras veía a Taeyong lamer su polla lentamente. Taeyong estaba medio asustado de que la erección de JaeHyun bajara ahora que JaeHyun no podía fingir que le estaba haciendo una mamada una mujer, pero la polla seguía estando dura y gruesa contra los labios de Taeyong.

Mirando a JaeHyun a los ojos, Taeyong sonrió y lamió la gruesa punta, el toque de su lengua provocando, apenas allí. Podía sentir los muslos de JaeHyun tensados.

Una gran mano se posó sobre la cabeza de Taeyong. El toque era siempre muy gentil, los dedos de JaeHyun rozaron su sensible oreja y luego acariciaron su mejilla. Taeyong se estremeció y giró su rostro para acariciar la palma de JaeHyun. Notó el cambio en la expresión de JaeHyun solamente porque lo estaba mirando de cerca.

Piel de gallina.

A JaeHyun le gustaba.

Eso hizo que Taeyong se mareara. No le importaba que el sentimiento no fuera, ni sexual, ni romántico, para el Agente 11. Lo importante era que era genuino; al menos Taeyong estaba bastante seguro de eso.

—Eres tan malditamente joven —murmuró JaeHyun, mirando a Taeyong con una expresión extraña y dura— Un bebé.

Taeyong lamió la cabeza de su pene.

—No tan joven —dijo con una sonrisa, y tomó la polla de JaeHyun en su boca.

No fue la mejor mamada que alguna vez hubiera dado, pero probablemente fue la más entusiasta. Sabía que era descuidado, babeaba por toda la polla de JaeHyun, demasiado celoso y ansioso por complacerle, pero no pudo evitarlo. Siempre le había gustado chupar la polla, pero le encantaba chupar la de JaeHyun, tarareando y gimiendo mientras movía la cabeza hacia arriba y hacia abajo, tratando de tomar la mayor cantidad posible de la polla dentro de su boca.

JaeHyun lo vio chupar su polla a través de sus pesados y oscuros ojos, acariciando el cabello de Taeyong perezosamente, su lenguaje corporal jodidamente indulgente, como si Taeyong fuera su mascota favorita a la que estaba consintiendo. Algo sobre eso tocó a Taeyong de forma errada, pero le gustaba demasiado tener las manos de JaeHyun en su cabello como para decirle que se detuviera.

—Estoy cerca, bebé —advirtió JaeHyun en algún momento, con una leve tensión en su voz baja, que delataba que no estaba tan sereno como parecía.

Bebé.

Taeyong gimió y no se retiró, follando su boca con la polla que goteaba y saboreando el sabor de pura excitación masculina. Quería que JaeHyun se corriera en su boca, quería una prueba de que él, Taeyong, le había hecho eso. Se preguntó qué estaría pensando el Agente 11, si le gustaba ver a un chico gay chupándole la polla.

Miró hacia arriba, se encontró con los ojos de JaeHyun y se tragó la polla hasta que le llegó al cuello. Se atragantó un poco, pero pareció hacerlo bien y JaeHyun se corrió, su aliento se detuvo y su mano agarró el cabello de Taeyong.

Taeyong tragó con avidez y siguió chupando la polla hasta que JaeHyun siseó un poco y lo apartó. Decepcionado de que todo hubiera terminado, Taeyong dejó caer su rostro sobre el estómago de JaeHyun, lamiéndose el interior de su propia boca y persiguiendo el gusto de JaeHyun. Dios, quería hacerlo de nuevo.

Finalmente, Taeyong levantó la cabeza y miró al otro hombre. La cara de JaeHyun estaba relajada, la alegría rodando de su cuerpo en ondas. Ahora parecía soñoliento de verdad, sus dedos jugando con el cabello de Taeyong ociosamente.

Taeyong sonrió, sintiéndose satisfecho y un poco presumido.

—Ven aquí —dijo JaeHyun.

Taeyong se acostó, presionando su rostro contra el hombro de JaeHyun.

—Buen trabajo —dijo JaeHyun, dejando caer un beso en su cabeza— Ahora cuida de tu pequeño problema y luego podremos dormir.

Taeyong parpadeó, sorprendido de que JaeHyun hubiera notado su excitación y no hubiera elegido ignorarlo.

—Está bien —dijo , deslizando su mano en su ropa interior y sacando su polla dura. Acunando su cara contra la parte superior del brazo de JaeHyun, él se masturbaba tranquilamente. Una parte de él se maravilló de lo cómodo y natural que se sentía. No sintió ninguna torpeza, a pesar de que estaba acurrucado junto a un hombre heterosexual, mientras se masturbaba, con el permiso de dicho hombre heterosexual. No se sintía embarazoso. Se sintía bien. Seguro, cómodo y encendido. Cuando los fuertes dedos comenzaron a jugar con su pelo otra vez, Taeyong gimió en el hombro de JaeHyun y comenzó a acariciar su polla con más fuerza.

—Eso es todo—murmuró JaeHyun, tirando un poco de su pelo — Déjate ir, Tae.

Taeyong lo hizo, llegando con un gemido, los dedos de sus pies se rizaron mientras el placer rodaba por su cuerpo. Dios, se sentía...

Solo fue remotamente consciente de que JaeHyun se limpió el estómago con una toalla.

—Ahora duerme —dijo JaeHyun, emtiendo a un somnoliento Taeyong de nuevo a su costado.

Orgasmo. Taeyong nunca supo realmente lo que significaba, pero ahora lo hacía, porque tener a JaeHyun envolviéndolo después de que ambos se corrieran, se sintió como el mejor de todos. El reconfortante peso del brazo de JaeHyun, los pequeños escalofríos que seguían corriendo por la piel de Taeyong, y el calor del aliento de JaeHyun contra su sien... Él no quería volver a moverse nunca más. Y nunca en su vida se había sentido tan a salvo.

Taeyong durmió.

Soñaba con un cálido día de verano.

8

Taeyong bostezó y enterró su cara más profundamente en su almohada. Su almohada se movió.

—Despierta dormilón.

Taeyong abrió los ojos. Se encontró mirando a los oscuros ojos de JaeHyun, con la cara a centímetros de distancia.

—¿Has dormido bien? —dijo JaeHyun, su voz espesa por el sueño.

Taeyong estaba medio dividido entre golpearlo o empujarlo sobre su espalda y lamerlo de la cabeza a los pies. A nadie se le debería permitir ser tan jodidamente atractivo y tener una voz tan sexy al despertar.

—Dormí como un bebé—murmuró Taeyong, reprimiendo ambos impulsos— Tu brazo es muy cómodo.

—Me alegra de que al menos uno de nosotros esté cómodo —dijo JaeHyun, con los labios crispados— Mi brazo se durmió hace horas.

Sonrojándose, Taeyong movió su cabeza hacia el pecho de JaeHyun.

—¿Mejor?

JaeHyun se rio.

—Me gustas, Tae.

Taeyong sonrió contra la cálida piel de JaeHyun y lo besó en el pecho.

—Me gustas, también —Lo hacía. Un poco demasiado para su comodidad. No era solo atracción física; a su edad, se sentía atraído por mucha gente. Se sentía bien con JaeHyun. Cómodo. Tintineante y cálido por dentro. Como si nada malo pudiera pasar.

—¿Tenemos que levantarnos? —murmuró, acariciando el pecho de JaeHyun. El tipo tenía unos pectorales increíbles, pero, para consternación de Taeyong, no era la razón por la que no quería moverse— Acaricia mi pelo.

JaeHyun resopló.

—Mandón —dijo, pero hizo lo que le dijo.

Taeyong tarareó de satisfacción cuando los dedos de JaeHyun comenzaron a pasar por su cabello. Joder, se estaba volviendo un poco adicto a esas manos. Trató de no imaginar lo bien que esas manos se sentirían en su cuerpo; no tenía sentido preguntarse sobre algo que nunca sucedería.

—Tenemos que levantarnos —dijo JaeHyun después de unos minutos de silencio amistoso— Tengo hambre y probablemente tú también la tengas. Eres un niño en crecimiento. Deberíamos ir al restaurante— Buscar a Brylsko.

Taeyong suspiró. Sabía que JaeHyun tenía razón. No podían pasar el día en la cama, sin importar lo atractiva que pareciera la perspectiva en este momento.

—Está bien —dijo, quitándose a regañadientes de JaeHyun y tratando de ponerse en la mentalidad correcta. Tenían un trabajo que hacer. Sin mencionar que probablemente era una buena idea poner algo de distancia entre ellos. Se estaba poniendo demasiado cómodo con JaeHyun. Como alguien que había sido independiente toda su vida, este... apego, que se estaba formando rápidamente, comenzaba a ponerle nervioso. Si no tenía cuidado, estaría en problemas. Necesitaba recordar que solo era un novato al que JaeHyun, el Agente 11, tenía que cuidar en esta misión. Nada más.

Cuanto antes terminara el trabajo, mejor.

💣

Nayeon le hizo un discreto pulgar arriba a Taeyong, cuando él y JaeHyun se sentaron en el restaurante. Estaba en compañía de un hombre de mediana edad, con el cabello canoso, que se comportaba como si fuera el dueño del mundo. El tipo tenía una cara fuerte y robusta, pero parecía que podría ser su padre y no su amante. Sin embargo, Nayeon parecía feliz, así que Taeyong pensó que su Sugar Daddy debía estar bien.

Taeyong miró a su compañero y reprimió un suspiro. El Sugar Daddy de Nayeon no tenía nada que hacer en comparación al suyo. JaeHyun se veía escandalosamente caliente con ese traje oscuro, con su camisa azul a medio desabotonar, revelando la bronceada piel que Taeyong quería frotar contra su cara. Probablemente estaba comiéndolo con la mirada de nuevo. Afortunadamente, JaeHyun no pareció darse cuenta, sus ojos recorriendo el restaurante en forma aparentemente relajada.

Aunque Taeyong no miró a su alrededor, supo de inmediato cuando Brylsko entró a la habitación. La expresión de JaeHyun no cambió, ni se puso rígido, ni miró fijo. Lo único que traicionó a JaeHyun, fue la frialdad en sus ojos mientras que sorbía su café. A Taeyong le recordó incómodamente que este hombre no solo era un espía. También era un asesino a sueldo para el gobierno, cuando la ocasión lo requería.

—Prueba esto —dijo Taeyong, masticando un panqueque— Están Deliciosos.

El hielo se derritió de los ojos de JaeHyun mientras movía su mirada hacia Taeyong.

—¿Lo están? —dijo — También debes comer vegetales.

—No eres mi madre —dijo Taeyong, buscando otro panqueque.

JaeHyun le dio una mirada caliente.

—Esperaría que no.

Taeyong casi gime en voz alta. ¿Era realmente necesario?

El Agente 11 se merecía un jodido Oscar por su actuación.

—Ven aquí —dijo JaeHyun, dándose unas palmaditas en el regazo.

—Estamos en un restaurante, YoonOh—señaló Taeyong con una sonrisa, a pesar de que era perfectamente consciente de que era una excusa. No era un restaurante normal. Otros Sugar Babies estaban acurrucados contra sus Sugar Dadies o sentados en sus regazos. Un tipo estaba incluso arrodillado a los pies de una mujer de mediana edad, su mejilla descansaba sobre su rodilla. Brylsko también llevaba a su Sugar Baby con una correa, mientras la conducía al restaurante.

Él y JaeHyun eran una de las pocas parejas que se comportaban normalmente.

Estaban destacándose.

—Tae.

Taeyong reprimió un suspiro. JaeHyun tenía razón. No podían dejar que Brylsko sospechara nada.

Taeyong se puso de pie y se movió para sentarse en el regazo de JaeHyun. Casi había esperado cierta torpeza, pero debería haberlo sabido. Su cuerpo pareció derretirse inmediatamente en el de JaeHyun, poniéndose desagradablemente relajado y dócil contra el firme pecho de JaeHyun. Cristo, olía tan bien.

—Nos está mirando —dijo JaeHyun en voz baja en la oreja de Taeyong, su mano acariciando su espalda. Para el ojo casual, probablemente parecería que JaeHyun estaba sintiendo su cuerpo y le susurraba cosas dulces— Lleva una cadena de oro alrededor del cuello, y parece que podría haber algo en ella, pero está bajo su camisa. Es imposible saber si será el USB o no.

—Tendremos que esperar hasta que se dé un chapuzón en la piscina—murmuró Taeyong, luchando por mantener su atención en la misión cuando todo lo que quería era cerrar los ojos y permanecer en los brazos de JaeHyun por siempre.

JaeHyun se rio entre dientes.

—¿La piscina? ¿Cuál?

—¿Hay más de una? —Taeyong suspiró. Ya podía verlos vagando por la cubierta todo el día, tratando de atrapar a Brylsko sin camisa— ¿He mencionado que mi piel odia al sol y que el sentimiento es mutuo?

JaeHyun se rio, levantó la cara de Taeyong y besó su nariz disgustada.

—Te protegeré de eso.

Taeyong absolutamente no se derritió en un charco de babas. Decidió que odiaba a los hombres heterosexuales, especialmente a los que eran ridículamente calientes y que lo trataban como si fuera algo precioso.

—¿Puedes protegerme del sol?

—Puedo ponerte protector solar.

—¿En todos lados? — Taeyong sonrió maliciosamente.

—Niño travieso —Los ojos de JaeHyun sonreían.

—¿Todavía piensas en mí como un niño después de anoche? —Taeyong sonrió

Una mueca apenas visible cruzó la cara de JaeHyun.

—No me lo recuerdes.

Taeyong intentó no ofenderse y fracasó.

—Te informo que muchas fuentes me han dicho de forma contundente que soy excelente chupando pollas.

La expresión de JaeHyun se volvió atormentada.

—Realmente no necesitaba esa información.

Una risa dejó los labios de Taeyong cuando se dio cuenta de qué se trataba.

Él bajó la voz.

—He estado viviendo en las calles desde que tenía seis años, YoonOh. ¿De verdad crees que soy un niño inocente, un virgen que se sonroja y que se molesta por lo que pasó anoche? No necesitas preocuparte por mi inexistente virtud—sonrió y besó la mejilla de JaeHyun, temblando cuando la barba de JaeHyun le hizo cosquillas en la piel— Pero es muy dulce de tu parte, de todos modos.

—Dulce —dijo JaeHyun con una sonrisa en su voz—No recuerdo la última vez que alguien me llamó dulce.

—No sé... tu polla me pareció muy dulce —Taeyong apoyó su mejilla contra la de JaeHyun.

Tae —dijo JaeHyun, medio riendo, medio gimiendo.

Lo que sea que iba a decir JaeHyun fue interrumpido cuando una voz familiar dijo:

—Una buena mañana, ¿no?

Taeyong se tensó pero se relajó de nuevo cuando la mano de JaeHyun le acarició la espalda.

—Lo es —dijo JaeHyun, extendiendo su mano libre para un apretón de manos. Su expresión era amable y amigable— Milosz. Me temo que no recuerdo el nombre de tu compañera.

—Esta es mi mascota, Anika —dijo Brylsko, acariciando la correa de cuero en su mano. La chica, Anika, era muy hermosa y muy tranquila, la imagen misma de la sumisión. Brylsko la miró con una expresión vagamente dominante que, para sorpresa de Taeyong, pareció genuinamente afectuosa— ¿No es hermosa?

—Estoy seguro de que sí, lo es —dijo JaeHyun, mirando a la chica con neutralidad antes de volver a mirar a Taeyong, su mirada se volvió mucho más apreciativa— Pero me temo que no soy un buen juez de la belleza femenina.

Cristo, él era bueno. Incluso sabiendo que el Agente 11 era heterosexual, Taeyong no podría decir que no estuviera siendo honesto.

Brylsko se rio entre dientes.

—Puedo ver eso—Le dedicó a Taeyong una larga mirada.

Taeyong se apretó más fuerte contra JaeHyun, esperando que su inquietud no fuera obvia.

—¿Asistirás a la exhibición shibari con tu chico? — dijo Brylsko, volviendo su mirada hacia JaeHyun— Me han dicho que tienen artistas increíbles.

Taeyong esperaba que JaeHyun aceptara, pero negó con la cabeza encogiéndose de hombros.

—No estoydemasiado interesado en el bondage. Soy un hombre simple de gustos simples. Tal vezalgún otro día si no tenemos nada que hacer.

—Umm, es una pena. Estoy seguro de que te veremos por aquí. Brylsko condujo a su mascota hacia su mesa.

—¿Por qué dijiste que no? —Taeyong susurró cuando estuvieron a solas.

JaeHyun besó la esquina de su boca

— Estoy bastante seguro de que nos estaba probando. No podemos parecer demasiado ansiosos por ir a donde quiera que vaya. Además, Jung JaeHyun no tiene ningún historial de estar interesado en ninguna forma de BDSM, por lo que habría sido doblemente sospechoso.

—¿Y tú? —murmuró Taeyong, lamiendo sus propios hormigueantes labios e intentando no mirar a JaeHyun a la boca. Nunca había sido tan dolorosamente consciente de la boca de otro hombre.

—¿Qué hay de mí?

—¿Estás interesado en el bondage?

—No te gustaría saberlo —dijo JaeHyun, dejando caer un beso en la nariz de Taeyong.

Taeyong hizo un puchero. JaeHyun se rio.

—Entonces, ¿y ahora? —dijo Taeyong, mirando alrededor para asegurarse de que nadie estaba lo suficientemente cerca como para escucharlos.

—Comemos, damos un largo paseo por el barco. Si tenemos suerte, Brylsko se quita la camisa en algún momento.

—¿Y si no la tenemos?

La cara de JaeHyun se puso seria.

—Si no la tenemos, pensaremos en otra cosa. ¿Puedes robar esa cadena?

Taeyong lo pensó por un momento antes de asentir.

—Sí. Si estoy lo suficientemente cerca y él está distraído por algo.

—¿Puedes ponerla alrededor de su cuello sin que él lo note? — JaeHyun lo miró atentamente.

—Tal vez— Taeyong hizo una mueca. Era un gran tal vez.

—No es suficiente. No dejaré que corras ese riesgo cuando ni siquiera sabemos con certeza si el USB está en esa cadena.

—Puede que no haya elección —dijo Taeyong en voz baja, aunque tampoco era exactamente un fanático de ese plan. Realmente era muy arriesgado.

—Ese será nuestro último recurso —dijo JaeHyun—Tenemos tiempo para encontrar una mejor solución.

Taeyong frunció los labios, presionando su nariz en el hueco de la garganta de JaeHyun—Hay otra opción, ya sabes—susurró a regañadientes— Para que se quite la camisa.

Sintió que los músculos de JaeHyun se ponían rígidos contra él.

—No.

—Solo digo que...

—No—JaeHyun lo interrumpió, con voz glaciar. Taeyong suspiró.

—Está interesado en mí. Puedo decirlo. Quizás no esté lo suficientemente interesado como para hacer una oferta por mí, pero sí lo suficientemente como para no decir que no, si un amigo se ofrece a compartir su juguete.

JaeHyun estaba callado.

—Encontraremos otra forma — dijo, finalmente.

Taeyong miró la expresión seria de JaeHyun y sintió una sensación cálida en el pecho. En su corazón.

Dios, estoera malo.

━━━━━━━ 💣 ━━━━━━━

Shibari: Estilo japonés de bondage, que implica atar siguiendo ciertos principios técnicos y estéticos, y empleando cuerdas generalmente de fibras naturales.

Bondage: Práctica erótica basada en la inmovilización del cuerpo de una persona. Las ataduras pueden hacerse en una parte del cuerpo o en su totalidad, utilizando cualquier elemento que pueda servir como inmovilizador. El bondage se considera una práctica estético—erótica y normalmente se inscribe en el contexto BDSM, de dominación o de sadomasoquismo.

9

Jung JaeHyun, o el hombre que era conocido como Jung JaeHyun, rara vez se sentía aprensivo por hacer todo lo que estaba a su alcance por el éxito de una misión. Habían pasado años desde que algo lo había hecho dudar.

Esa era la razón por la cual una parte de él se sentía incrédula, porque se negara a considerar la opción que haría mucho más sencilla su misión. Era inútil negar que prestarle el chico a Brylsko, sería la forma más fácil de saber dónde guardaba el USB. Sin mencionar que cambiarlo por el falso sería algo mucho más fácil si estuviera... distraído.

Distraído.

La mera idea hacía que los dedos de JaeHyun suplicaran por un arma, un cuchillo. Cualquier cosa.

Mierda. Esto era inaceptable. El chico no debería haberle importado. Había hecho cosas mucho peores, en nombre de la Reina y del País, que sacrificar la salud mental de un adolescente. No era como si Brylsko fuera a matar o a dañar físicamente al chico. Era solo sexo. Un intercambio de fluidos corporales. No era como si el mismísimo JaeHyun nunca hubiera tenido que follarse a personas a las que aborrecía por el éxito de su misión. Entonces, ¿por qué no podía dejar que el chico lo hiciera? Le había advertido a Taeyong que no era un trabajo para alguien con el estómago débil. El chico había ignorado su advertencia, y ahora debía lidiar con las consecuencias. Simple como eso.

Excepto que no importaba lo que JaeHyun se dijera a sí mismo, eso no cambiaba nada. Sabía que no permitiría que Tae lo hiciera, fin de la historia. Y le enojaba.

Este... proteccionismo era inaceptable. Peligroso.

—Estás muy callado —dijo Tae, inclinándose más cerca de él, su mano apretando la parte superior del brazo de JaeHyun.

JaeHyun miró alrededor de la cubierta, buscando cámaras de seguridad. No podía ver ninguna, pero incluso si alguna le pasaba desapercibida, era muy poco probable que los escucharan por encima de la música alta que sonaba en el bar. No había pasajeros lo suficientemente cerca de ellos. Era tan seguro hablar como podría serlo.

Miró al chico. Sus ansiosos ojos verdes lo estaban estudiando.

—¿Algo va mal? —dijo Tae.

JaeHyun negó con la cabeza. Dificilmente podría decirle al chico en qué estaba pensando. Taeyong probablemente se horrorizaría si descubriera que JaeHyun había estado tratando de convencerse a sí mismo de hacer lo más inteligente y usar el cuerpo del chico para obtener la información que necesitaban.

Por otro lado, tal vez debería decírselo a Tae. No había escapado a su atención que el chico se había enamorado un poco de él. Probablemente debería cortarlo de raíz y liberar al chico de la ilusión de que era una especie de caballero de brillante armadura. La mera idea casi hizo reír a JaeHyun. Él no era más que un arma. Algunos lo llamarían un asesino a sangre fría. Algunos lo llamarían un bastardo de dos caras y manipulador. No estarían equivocados.

—Bien, el silencio es un poco siniestro —dijo Tae con una sonrisa, sus ojos brillantes de curiosidad.

Cristo. El chico era desagradablemente entrañable.

A JaeHyun le gustaba. Realmente le gustaba, y ese era el quid del problema. Eso no le pasaba a él. Había aprendido hace mucho tiempo a mantener distancia emocional con otras personas durante sus misiones. No eran más que objetivos y daños colaterales.

Pero este niño... Tae lo miraba como si fuera el sol, no un cínico agente del gobierno con demasiadas caras y las manos sucias. Le hacía querer hacer algo cruel, para borrar esa mirada de la cara del niño.

Excepto que... le gustaba. No era más que una fantasía, pero a él le gustaba, le gustaba que Tae pensara que era un hombre mucho mejor de lo que era.

—No deberías estar enamorado de mí —dijo JaeHyun.

Mayormente los rubios ceniza no se sonrojaban pero, de alguna manera, este sí.

Para crédito de Taeyong, él ni siquiera intentó negarlo.

—Lo sé —dijo con un suspiro— También me molesta. No te preocupes, estoy seguro de que pasará pronto. Soy un adolescente. Me enamoro una vez cada dos semanas.

JaeHyun se rio entre dientes, dejando caer un beso en la frente de Tae.

—Nada de qué avergonzarse, Bambi. Me halaga. 

Taeyong medio frunció el ceño, medio sonrió.

—No estoy avergonzado. Solo molesto ¿Sabes cuánto apesta estar enamorado de un tipo heterosexual? ¿Por qué no me emparejaron con alguien feo?

JaeHyun se rio. En realidad, no era tan gracioso, pero la expresión molesta y atormentada de Taeyong era increíblemente adorable. Adorable no era una palabra que hubiera estado en su vocabulario, pero le quedaba bien a este chico.

—No es gracioso —dijo Tae, frunciendo el ceño. Era tan intimidante como el ladrido de un cachorro.

—Te presentaré al agente Quinn cuando volvamos — dijo JaeHyun, todavía sonriendo débilmente— Es gay, tiene más o menos tu edad y mide uno ochenta. Estoy seguro de que lo superarás en poco tiempo.

—Uno ochenta—se quejó Taeyong— ¿Te has visto en el espejo?

Por primera vez en mucho tiempo, JaeHyun no supo qué decir. Sí sabía cómo se veía, por supuesto. Hubiera sido ridículo afirmar que no estaba al tanto de algo que solía usar si una misión lo requería. Pero esto no era un objetivo. Este era un chico que le gustaba. A pesar de tenerlo en cuenta, JaeHyun sabía que los enamoramientos no correspondidos podían hacer mucho daño cuando uno era un adolescente.

Taeyong se rio.

—Detente. Puedo oírte entrar en pánico. No te amo ni nada por el estilo. Te lo dije... me enamoro cada semana. Una vez, me enamoré de un sacerdote que había sido muy amable conmigo. Me convencí de que estaba trágicamente enamorado de él, pero luego vi una película con Tom Hardy y me olvidé por completo de mi amor épico por el sacerdote.

—Eso es tranquilizador —dijo secamente JaeHyun. Pero lo era. No quería que Tae cayera profundamente enamorado de él. No quería que el chico se lastimara.

Esta protectividad no era exactamente nueva. Se había sentido protector con el chico (aunque, ciertamente, no hasta este punto) incluso en su primera reunión... cuando había visto la emoción y el anhelo en los ojos de Taeyong al preguntarle a JaeHyun si tendría su propio lugar si aceptaba el trabajo. Desde su primer encuentro, JaeHyun había sentido algo de cariño por el muchacho, que podía ser engreído y desvergonzado en un momento y tímido y vulnerable al siguiente. Quería proteger al chico, incluso de sí mismo. Quizás especialmente de él mismo.

—Aunque me encantó chupar tu polla —dijo Tae con nostalgia.

—¿Acaso tienes algún filtro del cerebro a la boca? — suspiró JaeHyun.

—¿Un filtro del cerebro a la boca? ¿Qué es eso? — sonrió Tae.

Nada que necesites, pensó JaeHyun, viendo la cara sonriente del chico. Quizás por eso le gustaba tanto Tae. Era algo fresco y genuino en un mundo que era todo menos eso.

10

Taeyong se estaba frustrando. El día había sido infructuoso hasta el momento. La pasaron caminando, alternando entre el bar, la piscina principal, la piscina más pequeña, el spa y los restaurantes. Habían vislumbrado a Brylsko unas cuantas veces, pero se estaba mezclando con otros pasajeros o manoseando a su Sugar Baby. No se había quitado la camisa, incluso cuando estuvo en la piscina.

—¿Y ahora qué? —Taeyong murmuró, sintiéndose derrotado mientras regresaban a su camarote. Medio temía que JaeHyun cambiara de opinión y aceptara su oferta de prestarlo a Brylsko.

JaeHyun le apretó el hombro.

—Paciencia —dijo en voz baja— Tenemos tiempo.

Bostezando, Taeyong se inclinó hacia él. Siempre había notado que caminar con el brazo de alguien a su alrededor era incómodo y molesto, pero de alguna forma, no lo era con JaeHyun. En este punto, tener el brazo de JaeHyun alrededor de él se sentía tan natural, que se sentía mal cada vez que JaeHyun lo quitaba.

—Sí, probablemente tengas razón —Taeyong sonrió torcidamente— Fue probablemente estúpido de mi parte esperar que esto fuera rápido. Todo sucede tan rápido en las películas de espías —soltó una risita ante la mirada de JaeHyun— ¡Lo sé! Me dijiste que olvidara todo lo que había visto en las películas de espionaje.

—Para ser justos, las películas hacen bien algunas cosas. Pero no pueden mostrar cuánto tiempo pasamos sin hacer nada mientras esperamos que el objetivo cometa un error.

—¿Pero qué pasa si él no lo hace? —Taeyong se mordió el labio.

—Lo hará. No importa cuán paranoico sea, dejará que su guardia caiga en algún momento.

Taeyong se encogió de hombros. No compartía la confianza de JaeHyun, pero...

—Confío en tu juicio. Eres el agente especial, y yo soy el novato aquí.

Cuando JaeHyun le lanzó una mirada penetrante, Taeyong se preguntó si seguiría siendo obvio. Había estado tratando de controlar sus sentimientos todo el día. No quería la compasión de JaeHyun. No quería que pensara que su... cosa con JaeHyun era algo más grave que un enamoramiento casual. Porque no era así. No lo era, maldición.

Taeyong casi se sintió aliviado de que hubieran llegado al camarote y JaeHyun ya no pudiera interrogarlo. Su alivio, sin embargo, fue efímero cuando vio la cama. Murmurando algo sobre su vejiga llena, Taeyong corrió al baño y cerró la puerta.

Apoyándose, Taeyong se miró el rostro en el espejo. Lucía enrojecido y con los ojos brillantes. Casi febril, solo por la proximidad de JaeHyun.

Mierda.

Rompiendo su mirada, Taeyong se alivió y se cepilló los dientes, pero realmente no tenía ningún motivo para quedarse. Se habían duchado después de su chapuzón en la piscina. No había nada que les impidiera rodar hacia la cama y sacudirse, algo que se esperaría si los estuvieran vigilando.

Taeyong todavía estaba estresado cuando se metió en la cama y esperó a que JaeHyun saliera del baño.

Él no sabía qué hacer.

Lo que sí sabía era que no quería acostarse con alguien que realmente no le deseara. No importaba lo mucho que la mera idea de tener sexo con JaeHyun hiciera que su piel se calentara, el hecho de que no fuera más que una tarea rutinaria para JaeHyun mataba toda su excitación.

No podría hacerlo. Sería embarazoso e incómodo para los dos. No le importaba que JaeHyun, el Agente 11, hiciera esto con suficiente frecuencia en su trabajo. Una cosa era ofrecerse para chupar la polla de JaeHyun, su boca era una boca, después de todo, y habían tenido que hacer algo sexual para no descubrir sus personajes, pero forzar a JaeHyun a follarse a alguien con quien no quería, le revolvía el estómago a Taeyong. Sí, era su trabajo, y tenían que hacer lo que se debía, pero había líneas que preferiría no cruzar.

—¿Qué pasa con esa cara? —dijo JaeHyun, deslizándose entre las sábanas y acercándose a Taeyong. Era grande y cálido, y olía tan increíble como siempre. Taeyong quería frotar la cara sobre él, quería frotarse contra él.

Dios, él odiaba su vida.

Poniendo su cabeza en el hombro desnudo de JaeHyun, Taeyong se humedeció los labios.

—Tengo una confesión que hacer —dijo, tamborileando con los dedos sobre el pecho de JaeHyun.

—¿Umm? —dijo JaeHyun, cubriendo los dedos más delgados de Taeyong con los más grandes.

—No tengo tanta experiencia como afirmé cuando completé el cuestionario para la subasta — fingiendo vergüenza, Taeyong jugó con los dedos de JaeHyun— Nunca he tenido sexo realmente. Quiero decir, solo mamadas y pajas, ¿sabes?

Podía sentir la sorpresa de JaeHyun. Por supuesto que estaba sorprendido: Taeyong se estaba saliendo del guion.

—¿De verdad? —murmuró JaeHyun.

—Sí. Sé que es probablemente una tontería, pero siempre me pareció un gran problema. Una muestra de confianza, ¿sabes? 

Taeyong se encontró con los ojos de JaeHyun y pudo ver comprensión y un toque de alivio en ellos.

—Lo entiendo —dijo JaeHyun— Puedo esperar. Todavía soy virtualmente un extraño para ti. No tenemos que hacerlo todo en este momento.

Taeyong sonrió, abrazándolo con fuerza.

—¡Gracias! Estaba tan nervioso, tan asustado por tener que contártelo.

JaeHyun lo besó en la frente, sus labios secos y suaves.

El gesto de afecto se sintió dolorosamente genuino.

—Puedes decirme cualquier cosa, Bambi. Siempre.

Esto no estaba ayudando a su estúpido enamoramiento.

Sonriendo, Taeyong frotó la nariz con la suya, poniendo su mano en la nuca de JaeHyun.

—Está bien—susurró, respirando a JaeHyun y absorbiendo con avidez su cercanía, sintiéndose un poco mareado y excitado.

—Me gustas mucho —dijo Taeyong, intentando y fallando en convencerse a sí mismo de que solo estaba jugando para su posible audiencia— Me gustas, mucho, ¿sabes?

Algo brilló en los ojos de JaeHyun.

—Sí —dijo, rozando los labios de Taeyong con los suyos propios— Ahora cierra los ojos y duerme, cariño.

—Pero quería chupártela —Taeyong hizo un puchero.

—Puedes chupármela por la mañana —dijo JaeHyun con una sonrisa— Ahora, cierra los ojos.

Taeyong cerró los ojos obedientemente, aunque no esperaba quedarse dormido pronto, mientras que JaeHyun estaba tan tentadoramente cerca.

Sin embargo, para su sorpresa, lo hizo.

Se despertó con el sonido de las olas que se balanceaban contra la nave y con la sensación de la mano de JaeHyun atravesándole el pelo. Taeyong decidió que no quería moverse nunca.

—Buenos días —dijo JaeHyun, su voz ronca como un sueño haciendo cosas terribles a la cordura y al cuerpo de Taeyong, como de costumbre.

—Buenos días —dijo Tae, presionando un beso en la mejilla de JaeHyun y temblando cuando su barba rozó su suave piel. Deslizó su mano hacia abajo y agarró la erección mañanera de JaeHyun— Creo que me prometiste algo —dijo Taeyong, sonriendo soñoliento.

JaeHyun resopló, se recostó y sacó su polla.

Taeyong lo miró hambriento por un momento antes de inclinarse y tragarlo.

Lo chupó lentamente, tomándose su tiempo y saboreándole, acercando a JaeHyun al orgasmo y deteniéndose, una y otra vez, hasta que la expresión soñolienta e indulgente desapareció de la cara de JaeHyun, sus músculos se flexionaron y sus ojos oscuros miraron a Taeyong con clara frustración.

—Tae.

Taeyong se quitó la polla con un pop y parpadeó inocentemente.

—¿Qué?

Por un momento, JaeHyun pareció en conflicto antes de que su mano agarrara un puñado del cabello desordenado de Taeyong y lo tirara bruscamente de vuelta a su pene. Joder, sí. Se había ido la actitud exasperantemente indulgente de JaeHyun; ahora él follaba la boca de Taeyong como si realmente quisiera, haciendo que Tae se sintiera impotente y poderoso a la vez. Él provocaba esto en JaeHyun. El conocimiento hacía eco en su cabeza y gimió alrededor de la gruesa polla de JaeHyun, dejando que JaeHyun le follara la garganta y disfrutara cada segundo de eso.

JaeHyun ya estaba cerca, así que no le llevó mucho tiempo. Demasiado pronto, él bajaba por su garganta, haciendo que Tae gimiera de decepción cuando su polla ablandada se le escapó de la boca.

—Joder, estoy tan caliente ahora—se quejó Taeyong, empujando su rostro en el hueco de la garganta de JaeHyun—Me estoy muriendo, YoonOh.

El bastardo de JaeHyun se rio.

—Pobre bebé —dijo, dejando caer un beso en la frente sudorosa de Tae— ¿Dónde te duele?

—¿Dónde piensas? —Taeyong gruñó, sin apreciar la diversión de JaeHyun. Se preguntó si era posible morir de frustración sexual.

JaeHyun tarareó, pasando sus dedos por el cabello de Taeyong—¿Por qué no lidias con eso?

—¿Por qué no lo haces tú? —dijo Taeyong, diciéndose a sí mismo que solo estaba preguntando porque sería extraño si no lo hiciera.

—No voy a tocarte hasta que sientas que confías en mí por completo—JaeHyun se rio entre dientes con una nota de autodesprecio— Nunca he tenido un buen autocontrol, Tae. Si empiezo a tocarte, no podré parar.

Taeyong se preguntó si alguna vez sería tan buen mentiroso.

—Vamos —dijo JaeHyun— No eras tan tímido ayer.

—No soy tímido—se quejó Taeyong, extendiendo la mano para sacar su erección—Simplemente no es lo mismo. Mi mano, quiero decir. No es tan bueno como cuando alguien más me toca. Pero creo que los pobres no pueden elegir.

—Puede ser bueno—le dijo JaeHyun al oído— Estás apresurándote. Tomate tu tiempo. Juega contigo mismo. Piensa en algo que quieras.

Taeyong presionó su rostro contra el hombro de JaeHyun, palmeando su polla y sintiendo su excitación crecer, espesa como la miel en su espina dorsal y su vientre. En su mente, era JaeHyun tocándolo. JaeHyun, besando sus muslos internos, su barba frotándose contra su sensible piel.

JaeHyun, chupando su polla, sus ojos oscuros mirándolo. JaeHyun, lamiendo su agujero y follándole con su lengua.

Tae se presionó más fuerte primero, gimiendo cuando las imágenes destellaron rápidamente, difuminándose juntas. Enterró su rostro en el cuello de JaeHyun, inhalando su aroma. Esperaba que no estuviera excediéndose, pero a JaeHyun no pareció importarle. A JaeHyun tampoco parecían importarle sus gemidos, o la forma en que Taeyong chupaba ligeramente su cuello mientras se masturbaba.

—¿En qué estás pensando? —murmuró JaeHyun, justo en su oído — ¿En mi?

La mano de Taeyong se congeló en su polla mientras luchaba por la respuesta correcta.

Se apartó un poco y miró a JaeHyun, sintiéndose más que un poco confundido. No entendía por qué JaeHyun estaba preguntando eso. ¿Realmente quería saberlo? ¿Por qué?

—Sí —dijo, sonrojándose pero mirando a JaeHyun a los ojos.

La expresión en la cara de JaeHyun era completamente inescrutable. Estaba mirando a Taeyong, su mirada oscura e intensa.

Taeyong estaba empezando a preguntarse si había algo mal con él, porque sentirse avergonzado solo parecía excitarlo más. Volvió a acariciar su polla, hiper consciente de la pesada mirada de JaeHyun sobre él, disfrutándola... disfrutando demasiado de su atención.

Se preguntó qué estaría pensando JaeHyun. ¿Qué pensaría si supiera que Taeyong estaba imaginando a JaeHyun extendiendo sus nalgas y lamiendo su agujero?

Taeyong gimió y se corrió, sus dientes se hundieron en el hombro de JaeHyun para amortiguar su gemido.

—No está tan mal, ¿verdad? —dijo JaeHyun después, acariciando su espalda y su cuello de una forma que parecía casi demandante, pero Taeyong sabía la verdad.

Más tarde, mientras se vestían para salir, Taeyong notó algo en el cuello de JaeHyun.

Un mordisco de amor. Había dejado una marca en JaeHyun.

Era rojo ymuy evidente... y Taeyong no pudo mirarlo sin sentir algo gracioso durante el resto del día.

11

JaeHyun estaba enojado.

Era eso, o que sentía rencor por el pobre punching— bag del que estaba abusando actualmente.

Corriendo en una cinta deslizante, Taeyong lo miraba por el rabillo del ojo. Trataba de no hacerlo, realmente lo hacía, pero su mirada regresaba a JaeHyun como si el agente fuera un imán al que inexplicablemente se sentía atraído. No parecía importar que el gimnasio fuera enorme; todavía era muy consciente del hombre al otro lado del gimnasio.

Taeyong se lamió los labios, tratando de no mirar las gotas de sudor en la frente y el cuello de JaeHyun, o la forma en que su camiseta negra empapada en sudor no hacía absolutamente nada para ocultar sus esculpidos músculos. Taeyong estaba casi babeando mientras observaba la flexión de los músculos de JaeHyun cada vez que golpeaba la bolsa.

Estaba irremediablemente excitado, pero en su defensa, era casi porno.

Sin mencionar que Taeyong tenía una razón legítima para mirarlo.

JaeHyun había estado cada vez más triste y más retraído con cada día en que no lograron verificar la ubicación de la memoria USB. Habían pasado cinco días en el crucero, y la guardia de Brylsko todavía no había bajado. El tipo era realmente paranoico. Su camarote estaba custodiado todo el tiempo por dos fornidos guardaespaldas, y Brylsko no había sido visto sin su camisa, ni siquiera una vez.

Taeyong podía entender el negro humor de JaeHyun; él también estaba muy ansioso. Solo les quedaban tres días. Si no avanzaban pronto, JaeHyun probablemente cambiaría de opinión y se lo ofrecería a Brylsko. Quizás esa era la razón por la cual JaeHyun parecía tan cabreado. Tal vez estaba enojado porque tendría que recurrir a esto después de prometerle a Taeyong que no tendría que hacerlo.

Con el estómago revuelto por la idea, Taeyong alcanzó su Gatorade. Tomó unos pocos tragos codiciosos cuando una familiar voz acentuada dijo:

—No deberías beber mientras corres, mascota.

Taeyong siempre había sido bueno improvisando sobre la marcha y tomando decisiones rápidas. Ya se estaba ahogando con su bebida antes de que el plan se formara completamente en su cabeza. Taeyong gritó mientras tropezaba con la cinta de correr, y cayó hacia el sonido de la voz.

Casi sonrió cuando las manos de Brylsko detuvieron su caída mientras su bebida se derramaba sobre la camiseta de Brylsko.

—¡Oh Dios mío, lo siento mucho! —Se disculpó Taeyong, con los ojos muy abiertos y tartamudeando— ¡Me asustaste! ¡Déjame limpiar esto! —cogió unas servilletas de la mesa cercana y comenzó a limpiar la empapada camisa de Brylsko. Definitivamente había un objeto con forma de memoria USB en la cadena de Brylsko, pero no era posible verificar si era idéntico al falso, que le habían dado para cambiarlo. La camisa debía irse.

—Deja de quejarte, muchacho —dijo Brylsko con una sonrisa— Es solo una camisa. Tengo docenas más. No hay ningún daño.

¿Había mencionado lo inquietante que le resultaba el que en ocasiones este hombre pareciera tan amable y relajado? ¿Por qué los villanos de la vida real no podían ser más como los de las películas? Hubiera sido menos jode— mentes.

—Probablemente debería quitarse esto antes de que se vuelva pegajoso e incómodo, señor — Taeyong le sonrió tímidamente.

—¿Quién soy yo para decir que no, cuando una cosa tan bonita quiere verme sin camisa? —sonrió Brylsko.

Taeyong casi rodó los ojos. Pero por fuera, sonrió, mirando a Brylsko a través de sus pestañas. Uff, coquetear con hombres horripilantes apestaba. Taeyong apenas pudo evitar estremecerse cuando Brylsko se acercó, su mirada fija en las piernas de Taeyong vestidas apenas con unos pequeños shorts blancos.

Cuando Brylsko se quitó la camisa, Taeyong obligó a sus ojos a vagar por todo el pecho del hombre, sin dejarlos fijarse demasiado tiempo en la memoria USB. Para ser justos, Brylsko estaba en buena forma, pero comparado con JaeHyun, su cuerpo no era para morirse.

Taeyong esperaba que no fuera obvio que estaba fingiendo el aprecio en sus ojos mientras murmuraba con una sonrisa torcida.

—Aunque estoy feliz con mi Sugar Daddy, ahora lamento un poco no saber polaco.

—Tal vez pueda convencer a JaeHyun para que te comparta — sonriendo, Brylsko le guiñó un ojo.

—No estaría en contra, pero no creo que él acepte — Taeyong se echó a reír.

Unas manos familiares se posaron en sus caderas.

—Sí —dijo JaeHyun detrás de él— Me temo que no soy muy bueno compartiendo, amor.

Taeyong se relajó contra el pecho de JaeHyun, con la tensión palpable en su cuerpo. Gracias, joder. No creía que pudiera seguir coqueteando por mucho más tiempo. Él no era tan buen mentiroso.

—Es una pena —dijo Brylsko, cambiando su mirada hacia JaeHyun.

Taeyong no podía ver la expresión de JaeHyun, pero no debió haber sido agradable, porque la mirada cordial de Brylsko cambió muy sutilmente, sus ojos se volvieron cautelosos y un poco sospechosos.

Taeyong le dio un codazo a JaeHyun lo más discretamente que pudo. ¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Quería destapar sus tapaderas? ¿Había olvidado JaeHyun que se suponía que era un hombre inofensivo y hedonista?

—No tienes motivos para estar celoso —dijo Taeyong con una sonrisa cariñosa y sufrida, volteándose para mirar a JaeHyun. Casi se estremeció cuando vio su expresión pétrea. Mierda. Esto requería medidas drásticas o Brylsko podría sospechar. Taeyong envolvió sus brazos alrededor del cuello de JaeHyun y presionó su cuerpo contra él— No seas cavernícola —picoteó a JaeHyun en sus labios, temblando un poco ante el contacto— El Señor Brylsko es un hombre guapo e interesante, pero estoy feliz de pertenecerte. Enserio. No tienes motivo para sentirte inseguro. ¿Te has visto en el espejo? Todos aquí están celosos de mí.

Finalmente, finalmente, la expresión de JaeHyun se descongeló, una sonrisa triste y avergonzada torció sus labios.

—Lo siento, Milosz —dijo con una sonrisa— Siempre he sido demasiado posesivo con mis cosas. Me dejo llevar algunas veces.

Brylsko asintió y su cautela desapareció.

—Soy de la misma manera, así que lo entiendo perfectamente—Sus ojos azules recorrieron a JaeHyun— Estás en muy buena forma para alguien que pasa la mayor parte de su tiempo detrás de un escritorio.

Taeyong miró a Brylsko pero no podía decir si estaría sospechando.

JaeHyun resopló, hundiendo a Taeyong en su costado y acariciando su brazo desnudo de forma distraída.

—Eso espero. Gasto una pequeña fortuna en la mensualidad de mi gimnasio. Si dejo de hacer ejercicio, rápidamente aumento de peso. Peligros de tener un trabajo de escritorio.

Brylsko rumió sin comprometerse, su atención ya tornándose hacia su mascota al otro lado del gimnasio.

—Parece que mi mascota me quiere. Nos vemos. 

Caminó hacia su Sugar Baby.

Antes de que Taeyong pudiera decir nada, JaeHyun tomó su muñeca y lo sacó del gimnasio. Su rostro era neutral, sus hombros relajados, pero el agarre en la muñeca de Taeyong era un poco demasiado apretado para su comodidad.

Frunciendo el ceño, Taeyong resistió el impulso de exigir explicaciones sobre el comportamiento completamente irracional de JaeHyun. Esperó hasta que estuvieron en la cubierta, lejos de cualquier otro pasajero.

—¿Qué demonios fue eso? —rechinó, volviéndose hacia JaeHyun.

—Yo soy el que debería estar preguntando eso — JaeHyun lo miró impasible.

Taeyong frunció el ceño.

—¿Por qué estás enojado? Era una idea brillante. Se acercó a mí, así que no era sospechoso, ¡hasta que llegaste y arruinaste todo mi trabajo! —Su labio inferior se tambaleó un poco. Se sintió estúpidamente molesto. Pensó que JaeHyun estaría orgulloso y complacido, no enojado— Me las arreglé para verificar la ubicación del USB y confirmar que nuestro USB sea lo suficientemente similar. Deberías elogiarme en lugar de enojarte —Odiaba no poder evitar el dolor de su voz.

¿Por qué la opinión de JaeHyun era tan importante para él, de todos modos? Él no vivía para los elogios de JaeHyun.

Un músculo saltó en la mandíbula de JaeHyun.

—No deberías haber actuado sin consultarme primero. 

Taeyong lo miró con incredulidad.

—Tú eres quien me enseñó a confiar en mis instintos y hacer lo que sea necesario para cumplir la misión. Y, por cierto, he leído los parámetros de la misión. Podrías superarme, pero en esta misión soy el agente principal, tú eres el agente de apoyo. Se supone que debo hacer la mayor parte del trabajo. Estás aquí para asegurarte de que no la joda y no me lastime.

—Exactamente —dijo JaeHyun. Taeyong se burló.

—Puedo cuidarme solo. ¿Qué me haría en un lugar público? Supongo que un hombre como él...

JaeHyun lo acercó bruscamente y lo besó.

A Taeyong le gustaría decir que puso algo de resistencia, que dudó antes de devolver el beso.

La vergonzosa verdad era que se derritió en el momento en que los labios de JaeHyun tocaron los suyos, su mente completamente vacía y su cuerpo flexible y hormigueante por todas partes. Su boca era la única parte de él que parecía poder moverse, devolviéndole el beso con despreocupado abandono, los labios pegados a JaeHyun y chupando la lengua de JaeHyun. Sus pequeños jadeos y gemidos se convirtieron en gemidos cuando las manos de JaeHyun comenzaron a moverse, acariciándolo por todas partes: su espalda, sus nalgas, la parte posterior de sus muslos desnudos. Joder, se estaba muriendo. Estaba a un paso de follar con JaeHyun...

JaeHyun rompió el beso y se alejó.

Tae lo miró, desorientado, enrojecido y tan encendido que no podía pensar. ¿Por qué se había detenido YoonOh?

—Se ha ido —dijo JaeHyun, pasando sus dedos por su cabello rosa.

—¿Quién?

JaeHyun lo miró.

—Brylsko se estaba acercando a nosotros. Casi nos oye. Deberías ser más cuidadoso, Tae.

Jodidamente—de—acuerdo.

Taeyong se volvió y cruzó los brazos sobre el pecho, con la garganta obstruida por lágrimas de humillación.

Detrás de él, JaeHyun suspiró.

—Lo siento por reaccionar exageradamente —dijo con rigidez—Hiciste un buen trabajo.

De alguna manera, la alabanza que tanto había deseado se sentía vacía y sin sentido.

—Ahora solo tenemos que descubrir cómo quitarle esa cadena —dijo JaeHyun, su voz completamente enfocada en los negocios y los hechos.

Taeyong parpadeó las estúpidas lágrimas y tomó un respiró profundo y calmante.

Cuando volvió a hablar, se las arregló para parecer mucho más sensato y profesional de lo que sentía.

—No hay una forma segura de quitársela sin que lo note. Es muy resistente y pesada, especialmente con el USB colgando. Pero —pensó por un momento, imaginándose el USB en su mente—.. Hay una cadena corta y más delgada, que une la memoria USB a la cadena principal. Parecía débil, fácilmente rompible. Si está lo suficientemente oscuro, podría acercarme y cortar la cadena más delgada sin que él se dé cuenta de inmediato.

—Pero si no intercambiamos las memorias, eventualmente notará que falta su USB.

Taeyong negó con la cabeza, mirando el barco surcar el agua.

—Es poco probable que sospeche algo si encuentra la memoria USB a sus pies. Las cadenas se rompen. No es raro. Se considerará afortunado de no haber perdido el USB y de haberlo encontrado antes de que nadie más pudiera encontrarlo. Pero necesito que la habitación esté bastante oscura, y debemos asegurarnos de que las cámaras de seguridad no tengan visión nocturna.

Podía sentir la mirada escrutadora de JaeHyun sobre él.

—Podría funcionar —dijo — Brysko es aficionado a las reuniones shibari que ocurren todas las noches. La habitación por lo general es muy oscura, el centro de atención es solo para los artistas intérpretes o presentadores.

—Perfecto —dijo Taeyong con forzado entusiasmo—¿Puedes averiguar sobre las cámaras? Si puedes decirme dónde tienen las cámaras de seguridad, los puntos ciegos, sería aún más fácil.

—Claro—hubo una pausa— ¿Todo está bien?

Taeyong sonrió y se giró.

—Por supuesto —dijo, mirando a JaeHyun a los ojos—¿Por qué no lo estaría?

JaeHyun lo miró por un momento antes de asentir.

Taeyong no se engañó a sí mismo al pensar que había engañado a JaeHyun. Después de todo, él era solo un novato pretendiendo sentir lo que no sentía.

Era imposible engañar a un maestro.

━━━━━━━ 💣 ━━━━━━━

Punching— bag: Saco que se utiliza para golpear en los entrenamientos de boxeo y otros deportes de impacto.

12

Taeyong intentó enojarse con JaeHyun, pero no era realmente alguien que guardara rencor. Ahora se sentía algo deprimido y algo estúpido. El Agente 11 hacia su trabajo cuando lo besó. No era la intención de JaeHyun seguir adelante. Taeyong no tenía motivos para estar enojado o molesto. No fue culpa de JaeHyun que Taeyong se enamorara de él... en realidad, de un hombre mayor y heterosexual que estaría fuera de su liga de todas formas. Estaba siendo estúpido e irrazonable. Debería centrar sus esfuerzos en hacer el trabajo y terminar la misión. Cuando la misión terminara, probablemente no vería mucho a JaeHyun de todos modos. Los agentes especiales normalmente tenían poco que hacer con los novatos.

En lugar de tranquilizarlo, la idea hacía que una bola de ansiedad se asentara en la boca de su estómago.

Taeyong esperaba poder ocultar lo mal que se sentía, pero, por supuesto, JaeHyun lo notó.

—Estás enojado —dijo cuando se unió a él en la ducha esa tarde.

Taeyong mantuvo sus ojos fuera del cuerpo de JaeHyun. No tenía ganas de ser humillado de nuevo por obtener una erección inapropiada.

—Un poco—admitió con una sonrisa triste, enjuagando su cabello y mirando a cualquier parte menos al otro hombre— No importa.

JaeHyun tomó su barbilla e inclinó su rostro hacia arriba.

—¿Qué pasa, Tae?

A Taeyong nunca le gustó que lo llamaran otra cosa que no fuera Taeyong. Pero le gustaba la forma en que JaeHyun le decía Tae... cálido, afectuoso y suave. Parecía cariñoso.

—Háblame —dijo JaeHyun, mirándolo atentamente— Tú puedes decirme cualquier cosa. Somos un equipo,¿recuerdas?

Taeyong lo miró y no supo qué decir. Todo lo que quería en ese momento era esconder su rostro contra el cuello de JaeHyun y dejar que JaeHyun lo abrazara y le acariciara el pelo. Cristo, esto estaba jodido. Lo suyo por JaeHyun era la mezcla más extraña de capricho, deseos básicos y una infantil necesidad de comfort.

—No es nada —dijo Taeyong, bajando la mirada y odiándose a sí mismo por ser tan crío al respecto.

—¿Esto es por el beso?

Sorprendido, Taeyong lo miró y se sonrojó bajo la mirada comprensiva de JaeHyun.

JaeHyun murmuró:

—No deberías dejar que algo tan superficial como un enamoramiento te deprima cuando lo estás haciendo tan bien.

Taeyong arrugó la nariz y se rio entre dientes.

—Podrías haber tenido la decencia de fingir que no notaste nada, ya sabes. Esto se está poniendo mortificante.

Sonriendo, JaeHyun lo besó en la nariz.

—Nada mortificante al respecto. Yo también tuve dieciocho años. Recuerdo cuánto apestaba.

—No te creo —dijo Taeyong, apoyando su mejilla recalentada en el pecho mojado de JaeHyun—Posiblemente también estabas super caliente a los dieciocho años. Todas las chicas probablemente irían tras de ti.

—Bien —dijo JaeHyun— ¿Me creerías si dijera que tenía granos?

—No —dijo Taeyong, sonriendo a su pesar.

JaeHyun dejó caer un beso en la parte superior de su cabeza.

—Pasará, Tae.

—Lo sé —Taeyong suspiró— Pero todavía apesta. No puedo esperar a superar esto —Desesperado por un cambio de tema, dijo— ¿Tuviste la oportunidad de revisar las cámaras en la habitación shibari?

—Sí —dijo JaeHyun, sus manos enjabonadas se deslizaron sobre la espalda de Taeyong— Hay tres. No son infrarrojas. Hay dos puntos ciegos en la habitación, uno detrás de la columna y el otro a la izquierda de la puerta.

Taeyong cerró los ojos, tratando de imaginarse la habitación en su mente. La había visto solo fugazmente, pero tenía un recuerdo bastante bueno.

Excepto que tenía problemas para concentrarse. Las manos de JaeHyun lo distraían demasiado. Lo extraño era que el toque de JaeHyun no se sentía impersonal y desapegado. JaeHyun estaba lavando a Taeyong como si tuviera todo el derecho a tocarlo, con sus manos confiadas y gentiles... Conocedoras.

Taeyong tiró de sus caderas hacia atrás. La situación era bastante embarazosa.

—Debe ser la columna —dijo, aclarando su garganta. El USB que le había dado el MI6 podría ser pequeño, pero el resplandor de su pantalla lo delataría en una habitación oscura, a menos que Taeyong lo usara detrás de la columna. Frunció el ceño— ¿Estamos seguros de que el programa puede descifrar la contraseña de la memoria USB en unos minutos?

—No es la primera vez que lo uso. El programa fue desarrollado por nuestros mejores hackers. Hay muy poco que no puedan descifrar.

—¿Muy poco? Eso no es muy tranquilizador.

Las manos enjabonadas de JaeHyun se movieron hacia la parte inferior de su espalda.

—Los hackers confían en que funcionará. Además, Brylsko no es el tipo de gente que emplea programadores informáticos de primer nivel. Está demasiado paranoico de que lo apuñalen por la espalda y le roben todo su dinero.

—Entonces, ¿cuándo vamos a hacerlo? —dijo Taeyong, tratando de ignorar el peso perfecto de las manos de JaeHyun en su espalda baja. Dios, se sentía... Su agujero se apretó, su polla se volvió dolorosamente dura cuando imaginó los largos dedos de JaeHyun deslizándose más abajo y acariciando entre sus mejillas.

—Cuanto antes, mejor —dijo JaeHyun, sus manos enjabonadas bajaban, rozando sus nalgas y muslos— Así que esta noche.

Taeyong ya no podía concentrarse en la conversación.

—Está bien—logró decir, alejándose. No pudo mirar a JaeHyun a los ojos mientras se apresuraba a salir del baño.

En serio, apestaba su vida.

13

JaeHyun no había sido exactamente feliz de ser asignado a esta misión. Como regla, a los agentes principales no les gustaba cuidar niños y él no era la excepción. Vigilar a un novato era tedioso en el mejor de los casos y extremadamente agraviante si el novato no dejaba de echarlo a perder.

Vigilar a Tae no era tedioso ni molesto. El chico era muy brillante, rápido aprendiendo y ansioso por complacer.

Tae no era el problema. Él lo era.

Nada había preparado a JaeHyun para lo agitado e incómodo que se sentiría mientras su compañero novato se arriesgaba. Si algo salía mal, JaeHyun no podría ayudarlo. Esta misión en particular, requería un conjunto de habilidades que él no tenía. Si bien había hecho algún que otro robo en el pasado, este trabajo requería a alguien que fuera mejor que solo bueno. Requería a alguien excepcional.

Alguien como Tae.

JaeHyun ni siquiera pudo encontrar a Tae pese a estar buscándolo activamente. La habitación estaba oscura, el escenario en el centro era el único lugar iluminado. La audiencia estaba dispersa por toda la sala, mayormente en parejas, y una buena parte de ellos no prestaba atención al show shibari, demasiado ocupados con sus propias parejas.

Como sospechaba, este espectáculo solo era una excusa para que algunos retorcidos pasajeros se involucraran en el sexo público bajo el pretexto de asistir a una demostración profesional de bondage. La oscuridad daba una ilusión de privacidad, pero probablemente era lo suficientemente excitante. Teniendo en cuenta que la mayoría de las parejas ni siquiera estaban tratando de permanecer calladas, le hizo preguntarse cuántos de estos shows terminaban en una gran orgía.

Una pareja cerca de él comenzó a follar.

JaeHyun no les prestó atención, sus ojos miraban en la oscuridad. Se sentía más al borde, cuanto más tiempo estaba Tae fuera de su vista. Tenía que recordarse a sí mismo que el chico era muy bueno en lo que hacía. Pero no hacía nada para calmar su preocupación: era muy consciente de que a veces sobresalir en algo no era suficiente. Algunas veces había circunstancias que se salían de control. Robar el USB mientras Brylsko lo llevaba colgado del cuello no era tarea fácil, considerando la paranoia de Brylsko. Pero estaba oscuro y Brylsko también estaba distraído con la chica en su regazo. Podría funcionar. También podría explotar espectacularmente en sus caras.

JaeHyun miró en dirección a Brylsko. Apenas podía distinguir su forma. La chica de Brylsko parecía estar haciéndole una mamada, pero no podía decirlo con certeza; estaba muy oscuro No podía ver a Tae en ningún lado.

Los minutos pasaban.

Mantuvo un ojo en la actuación shibari. Estaba llegando a su fin. Les habían informado que habría un striptease después de eso, pero no se sabía si las luces se encenderían entre las actuaciones. Maldición. Debería haber visto las imágenes de seguridad de los espectáculos anteriores mientras investigaba lo de la habitación en la tarde.

JaeHyun frunció los labios ante la idea.

Habría revisado las imágenes de seguridad si no hubiera estado ansioso por volver con Tae, su piel se llenó de inquietud después de ver la forma en que Brylsko había devorado al niño con sus ojos. Los hombres como Brylsko estaban acostumbrados a tener siempre lo que querían y JaeHyun no había querido dejar a Tae solo más de lo necesario.

Era la primera vez desde la subasta que él y Tae habían estado separados por más de unos minutos y JaeHyun no había podido sacudirse la idea de que algo iría mal en su ausencia. Había aprendido a confiar en sus instintos hace mucho tiempo, pero esta vez se preguntaba si se estaba volviendo paranoico. Nada le había sucedido al chico mientras JaeHyun había estado fuera. Encontró a Tae en la ducha, perfectamente sano y seguro. El alivio que había sentido al ver que estaba allí había sido... desconcertante. El impulso de tocar a Tae y asegurarse de que estaba bien había sido más que desconcertante. Cristo, hablando sobre reaccionar exageradamente. Esta sobreprotección estaba comenzando a asustarlo. Estaba esa cosa de ser protector, y luego estaba la necesidad de proteger y proveer que sentía por ese chico.

Sin mencionar que no debería haber tocado a Tae como lo había tocado en la ducha... no cuando Tae tenía un enamoramiento gigante por él.

Recordar el rostro enrojecido y avergonzado de Tae casi hizo sonreír a JaeHyun. No debería haber sido entrañable, pero lo era, y era una sensación tan extraña que lo llenaba cada vez que se sorprendía sintiéndose afectuoso.

Él no era cariñoso.

Y sin embargo, aquí estaba.

El evidente enamoramiento del chico ni siquiera le molestaba. Ni tampoco le molestaba especialmente tener que follar con Tae si Brylsko sospechaba demasiado. JaeHyun preferiría no hacerlo... principalmente porque no quería liar más la cabeza de Tae cuando el chico ya estaba enamorado de él. Pero la idea de tener relaciones sexuales con Tae no era... no lo asqueaba. No lo provocaba sentir el desapego resignado o la sutil repugnancia que había sentido en las raras ocasiones en que tuvo que follar con un objetivo masculino. Si bien no quería follar con Tae, tampoco le desagradaba la idea de tocarlo de esa manera. Él lo tocaba todo el tiempo. Era fácil tocarlo. Quizás demasiado fácil. No tenía que forzar ningún gesto de afecto. La mayoría de las veces se encontraba besando a Tae en la nariz o en la frente, porque quería. Tocaba a Tae porque quería.

Él quería.

No era algo sexual. JaeHyun nunca se había sentido atraído por los hombres y Tae no era la excepción. El chico simplemente presionaba todos los botones correctos, botones que ni siquiera sabía que tenía. Sentía una extraña atracción por el chico, una necesidad básica de tenerlo que no era sexual. Tae tenía una habilidad única para hacerlo sentir cariñoso, divertido, ferozmente protector... y posesivo.

JaeHyun hizo una mueca ante el recuerdo de su reacción sobreexagerada, ante Brylsko mirando a Tae en el gimnasio. Taeyong tenía razón: había sido completamente irracional. No podía creer que casi hubiera arruinado la misión solo porque no le gustaba la forma en que el objetivo estaba mirando a su compañero.

Un ligero toque en su hombro lo trajo de vuelta al presente, sus músculos se tensaron por un momento antes de reconocer el toque.

Tae.

JaeHyun sintió que la tensión en su cuerpo se escapaba.

—Ya está hecho —susurró Tae, a horcajadas sobre el regazo de JaeHyun, donde había estado sentado al comienzo del espectáculo.

JaeHyun apretó sus brazos alrededor del chico —¿Funcionó el programa? —murmuró a la oreja de Tae.

—Mejor que así sea —dijo Tae en voz baja, desabotonando la camisa de JaeHyun— No lo haré de nuevo. Casi me atrapan. Lo bueno es que el tipo parece bajar toda su guardia cada vez que se le humedese la polla—Soltó una risita y JaeHyun sonrió indulgentemente, reconociendo los signos de la adrenalina.

—Desordéname el pelo también —dijo JaeHyun, pasando su mano por el cabello de Tae. Necesitaban verse despeinados— ¿la portátil?

—La escondí trás esas mesas que no se usan de la esquina —dijo Tae, pasando sus dedos por el cabello de JaeHyun— Puse el USB en su asiento, junto a su muslo. Debería encontrarlo sin problema. Con suerte, solo pensará que él o su chica rompieron la cadena en un ataque de pasión—soltó una risita, escondiendo su rostro en el pecho de JaeHyun— Joder, eso fue divertido.

—Para ti, tal vez —dijo JaeHyun, deslizando su mano entre ellos y abriendo el botón de la portañuela de Taeyong.

—Um. ¿Tenemos que hacerlo?

—Sí —JaeHyun desabrochó la portañuela de Tae— Hay que parecer como que hemos estado tan ocupados como los demás. Cuando vea el USB, sospechará lo suficiente. No hay necesidad de atraer su atención.

—Está bien —dijo Tae, sus hábiles dedos comenzando a trabajar en la portañuela de JaeHyun—Por cierto, mi erección no tiene nada que ver contigo. Es... es el peligro.

—No necesitas sonar tan a la defensiva —dijo JaeHyun con ironía, envolviendo su mano en la erección de Tae. Estaba caliente. La apretó levemente con su mano.

Tae suspiró, ocultando su rostro contra el hombro de JaeHyun.

—Nunca he estado tan humillado en mi vida.

A pesar de sus palabras, la humillación no parecía estar matando la erección de Taeyong. Estaba muy duro contra el puño de JaeHyun, y cuando JaeHyun comenzó a acariciarle, Taeyong gimió en voz baja.

No era la primera vez que JaeHyun tenía una mano en la polla de otro hombre. Había tenido dos misiones que implicaron extraer la información a folladas, con un objetivo masculino. Ambas veces le costó un gran esfuerzo no demostrar lo aburrido y distante que había estado con toda la terrible experiencia.

No se sentía aburrido ni desapegado ahora. Tal vez la diferencia era que sentía un cariño ridículo por este chico, que no dejó de acrecentarse en las pocas semanas desde que lo conoció.

—Vamos —dijo JaeHyun, su mano acariciando la polla del chico más rápido mientras que su otro brazo lo apretaba más fuerte contra sí mismo.

Tae gimió, hundiendo los dientes en el cuello de JaeHyun y probablemente dejando un gran moretón, otra vez.

—YoonOh —jadeó, retorciéndose en el regazo de JaeHyun—YoonOh, necesito...

—¿Qué necesitas, bebé? —dijo JaeHyun, inclinándose para acariciar la mejilla de Tae, su mano apretando la polla de Tae. Joder, a él le gustaba esto. Le gustaba cuidar a su chico.

Respirando con fuerza, Taeyong llevó su boca al oído de JaeHyun y susurró:

—Toca mi agujero. Me gusta cuando los hombres juegan con mi agujero.

JaeHyun hizo un ruido estrangulado. A veces era difícil creer lo absolutamente desvergonzado que podía ser Tae.

Pero si Tae realmente lo quería...

JaeHyun se llevó dos dedos de su mano libre a la boca y los mojó antes de deslizarlos bajo la cinturilla de los jeans de Taeyong. En el momento en que sus dedos acariciaron la grieta de Taeyong, Taeyong gimió, estremeciéndose con todo su cuerpo.

—Oh Dios, YoonOh —jadeó, follando el puño de JaeHyun—Oh Dios.

—Eso es todo —dijo JaeHyun, apretando su mano alrededor de la polla de Taeyong— Has sido tan bueno. Eres un buen chico—empujó la punta de su dedo dentro del chico. Tae se puso rígido antes de soltar un fuerte gemido y correrse con su agujero apretando el dedo de JaeHyun.

—Lo siento—murmuró Taeyong, sin aliento.

—¿Porqué? — JaeHyun lo besó en su sudorosa frente.

—Por hacer un desastre en tu estómago. Probablemente estés asqueado.

Sorprendentemente, no lo estaba. Su estómago estaba cubierto de esperma, su dedo todavía estaba en el culo de otro tipo, pero no se sentía asqueado en lo más mínimo.

Un poco perplejo, JaeHyun sacó su dedo y envolvió su brazo alrededor de Tae, dejándolo descansar contra él mientras se recuperaba de su orgasmo.

De repente, las luces se encendieron.

Le tomó a sus ojos unos segundos preciosos ajustarse al brillo repentino. Cuando finalmente pudo enfocar su mirada, JaeHyun se encontró mirando una habitación llena de personas desaliñadas y a medio vestir. Una pareja en la esquina todavía estaba follando, sin preocuparse por su audiencia o disfrutándola.

Brylsko estaba mirando alrededor de la habitación, con los ojos entornados, la memoria USB apretada en su mano.

Tensándose, JaeHyun rápidamente cambió su mirada hacia el chico tumbado en su regazo.

Tae le sonrió aturdido, luciendo enrojecido y manoseado, su agotada polla todavía en la mano de JaeHyun. JaeHyun probablemente luciría casi obsceno, con la camisa a medio abrir y el semen secándose sobre su estómago y su portañuela abierta.

Fue perfecto. Nadie en su sano juicio sospecharía que el follado chico en su regazo tuviera algo que ver con la memoria USB de Brylsko al otro lado de la habitación.

Cuando JaeHyun miró otra vez a Brylsko, Milosz estaba sacando a su mascota de la habitación. Parecía menos tenso que hace unos minutos, probablemente había llegado a la conclusión de que la cadena acababa de romperse y nadie tenía la culpa.

JaeHyun exhaló, la tensión abandonando su cuerpo.

—Buen trabajo —dijo, rozando sus nudillos contra la mejilla sonrojada de Tae.

Tae le sonrió.

Cuando las luces se apagaron nuevamente para el espectáculo de striptease, Tae buscó la portátil y JaeHyun lo metió debajo de su chaqueta.

Se fueron de la mano, solo una pareja normal que regresaba a su camarote después de una noche de aventuras.

━━━━━━━ 💣 ━━━━━━━

Portañuela: Nota del Dúo Corrector: Sí, podríamos haber puesto bragueta, zipper o simplemente "el botón de los pantalones".

Sí, sabemos que no hay nada menos erótico que escuchar hablar de portañuelas en una escena hot... lo lamentamos por nuestros queridos lectores... pero no tanto como para cambiarlo. ¡Larga vida a las portañuelas!

14

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2 comentarios


yadith
yadith
13 may 2022

porq solo esta un capitulo? :(

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mellifluous_AR
mellifluous_AR
13 may 2022
Contestando a

No se guardaron los demás

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