𝓈𝓅𝓇 📚 JaeYong
- mellifluous_AR

- 20 dic 2021
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 20 mar 2022
Sinopsis
El profesor Jung Yoon Oh es odiado y temido por todos sus estudiantes. Estricto, reservado y despiadado, él no tolera equivocaciones y tiene poca paciencia para sus estudiantes.
Lee Taeyong con veintiún años lucha para mantener a sus hermanas menores después de la muerte de sus padres. Al borde de perder su beca, Taeyong está lo bastante desesperado como para acudir al profesor Jung. Todos dicen que Jung no tiene corazón. Todos dicen que él es un bastardo despiadado. Taeyong descubre que todos tienen razón.
Él llega a un acuerdo con Jung, pero inesperadamente, el trato se convierte en mucho más.
Algo absorbente y adictivo.
Algo que ninguno de ellos desea.
📚 JaeYong
📚 Saga SP
📚 #1
PRÓXIMAMENTE

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Orden
#0.5 — C h i c o_H e t e r o s e x u a l (No Adaptado)
#1 — SPR e t o r c i d o (Adaptado) 📚
#2 — SPO b s e s i o n a d o (No Adaptado)
#3 — SPE n f e r m i z o (Adaptado)
#4 — SPE q u i v o c a d o (Adaptado)
#5 — SPC o n f u s o (Adaptado)
#6 — SPD e s p i a d a d o (Adaptado)
#7 — SPM a l v a d o (En Proceso)
#8 — SPS i n v e r g ü e n z a (Adaptado)
# 9 — SPG a y (Adaptado)
#10 — SPS u c i o (Adaptado)
#11 — SPA r r u i n a d o (Adaptado)
#12 — SPM a n d ó n (Adaptado)
#13 — SPS i n_C o r a z ó n (2022)
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Capítulos
Capítulo 1
La señora Hawkins iba a matarlo.
Taeyong miró su reloj e hizo una mueca. Ya era la una de la mañana; él había prometido a la señora Hawkins que no iba a volver a casa después de la medianoche.
Preparándose, abrió la puerta tan silenciosamente como pudo. Seulgi era de sueño ligero.
Taeyong cerró la puerta, estremeciéndose cuando crujió. Maldita sea.
—¿Sr. Lee?—Dijo la señora Hawkins, frotándose los ojos y sentándose en el sofá.
Taeyong miró a las gemelas, pero ellas no parecían haber despertado. Se acercó a su niñera. No le tomó mucho tiempo: el apartamento era pequeño.
La señora Hawkins estaba frunciendo el ceño profundamente, una mirada triste en su rostro.
—Lo siento—dijo Taeyong antes de que ella pudiera decir nada—Estoy realmente, realmente arrepentido. No pasará nuevamente, lo juro. No podía volver antes. Fue una noche tranquila, y no he conseguido muchas propinas. Yo no tenía suficiente dinero para pagarle por esta semana, así que terminé quedándome hasta que lo hice.
Los labios de la señora Hawkins fruncidos. Ella suspiró.
—Sr. Lee Taeyong. Entiendo su situación <es la única razón por la que sigo aquí> pero debes entender la mía, también. Tengo una familia, también, pero me paso hasta quince horas al día aquí, cuidando de dos enérgicas niñas de cuatro años. No me paga lo suficiente para eso.
—Voy a encontrar otro trabajo—dijo Taeyong rápidamente, tratando de sofocar el pánico creciente en su pecho—Voy a encontrar un mejor trabajo y le pagaré más.
Ella suspiró de nuevo, sacudiendo la cabeza.
—Eso es lo que dijo el mes pasado, Taeyong—Miró a las niñas—Admiro su dedicación, pero no puede seguir así. Solo tiene veinte años. Se merece algo mejor. Ellas se merecen algo mejor, también. ¿Por qué no les encuentra una buena familia?
—No—dijo, su voz dura—Ellas ya tienen una familia. Me tienen mí.
—Apenas le ven. Preguntan por usted todo el tiempo. Ellas le extrañan.
Taeyong miró hacia ellas. Seulgi y Joy dormían enroscadas una hacia la otra, sus mejillas regordetas casi se tocaban.
Se le formó un nudo en la garganta.
—Las extraño, también—Él miró a la señora Hawkins—Por favor. Encontraré una solución. Realmente no volverá a suceder. Pescando su billetera del bolsillo trasero, le dio a ella todo el dinero que tenía—Aquí, tome esto.
Ella negó con la cabeza, pero aceptó el dinero.
—Piense en lo que le dije, Taeyong—dijo antes de tomar su bolso y salir.
Taeyong cerró la puerta y volvió a la cama.
Se arrodilló junto a la cama, apoyó la barbilla en el colchón, y se quedó viendo a las gemelas.
La luz tenue hizo que su pelo rubio platinado pareciera casi dorado. Parecían pequeños angelitos.
Taeyong cerró sus ojos. Dios, estaba tan cansado, pero dormir era la última cosa en su mente. No necesitó abrir la heladera para saber que se quedaron sin comestibles: sabía cuánto tiempo les llevó agotarse. Ellos no tendrían nada qué comer el día después de mañana.
La desesperación arañó su garganta. Luego vino el resentimiento y la ira.
Taeyong se los quitó de encima. Estar enojado con sus padres por tener numerosas deudas, morir y dejarlos sin un centavo era inútil. Él no podía permitirse el lujo de perder el tiempo. Necesitaba dinero. Ahora.
¿Pero cómo? Él ya tenía dos empleos.
—¿Taeyong ?
Taeyong abrió los ojos. Una de las niñas ya no dormía. Una oleada de pánico lo recorrió cuando se dio cuenta de que ya no podía distinguirlas. ¿Era Seulgi o Joy?
—¿Bebé?—Graznó a través del nudo en su garganta.
La niña se sentó lentamente, con cuidado de no despertar a su hermana, y Taeyong exhaló. Era Seulgi: ella era más madura y considerada que Joy, quien era frecuentemente una pelota de energía sin dirección. Seulgi se acercó a él, y Taeyong la levantó en sus brazos.
—Hey, princesa—susurró, besándola en la sien y respirando su dulce aroma.
—Estás en casa—dijo Seulgi, envolviendo sus pequeñas manos alrededor de su cuello—Te extrañé.
—Yo también—Taeyong murmuró, acariciando su espalda. Lo siento—¿Te divertiste mientras yo estaba fuera?
Seulgi asintió—Jugamos mucho, pero el Halcón no nos dejó salir fuera.
—No llames a la señora Hawkins así—A pesar de que tuvo que reprimir una sonrisa—¿Algo más?
—Un hombre grande vino después del desayuno. Él tenía una carta para ti, pero el Halcón no nos dejó que la tocáramos.
—Una carta, ¿eh?—Taeyong se puso de pie, sosteniendo a Seulgi junto a su pecho, y caminó hacia su escritorio—Vamos a ver.
Agarró el sobre y volvió a la lámpara en la mesa de luz. Él entrecerró los ojos ante él y su estómago cayó cuando vio de quién era.
—¿Qué es?—Preguntó Seulgi.
Taeyong abrió el sobre, sacó el pedazo de papel en el interior y comenzó a leer.
"... calificaciones inaceptables..." "... en caso de no lograr mejorar..." "...la beca será revocada a menos que el estudiante logre..."
El papel se le cayó de los dedos al suelo y él no se dio cuenta.
—¿Taeyong ? ¿Algo malo pasó?
Miró abajo a los ampliamente abiertos ojos azules de Seulgi y forzó una sonrisa.
—No, calabaza. Todo está bien—Enterró la cara en su pelo y cerró los ojos.
Cuando llovía, lo hacía a cántaros.
Halcón: La niña le dice "Hawk" a la señora Hawkins lo que puede ser una abreviatura de su apellido, aunque también significa "halcón" y en esta ocasión parece estar diciéndolo en este sentido.
Capítulo 2
—¿Algo está mal?—Dijo una voz familiar antes de que un brazo se colgara de los hombros de Taeyong.
Taeyong miró a Yang Yang, pero siguió caminando. Su próxima clase iba a comenzar en diez minutos y era una a la que no podía llegar tarde.
—Nada.
—Pura mierda. Suéltalo—Los ojos marrón oscuro de su amigo estaban fijos en él con curiosidad.
Taeyong se encogió de hombros.
—Estoy en banca rota. Y encima de eso, van a terminar mi beca si no mejoro mis notas en tres clases—Yang Yang frunció el ceño.
—Creía que ya habías hablado con Chen y Taemin y explicado tu situación—Suspirando, Taeyong se pasó una mano por el pelo.
—Sí. Pero también está Mecánica de Fluidos—Yang Yang hizo una mueca.
—Jung.
—Síp—Taeyong dijo miserablemente.
El profesor titular más joven de la escuela, Jung JaeHyun tenía el apodo de "Profesor Imbécil" por una razón. Estricto y duro, fijó estándares imposiblemente altos para los estudiantes y despreció a aquellos que fallaron en alcanzarlos. Él no toleraba la "flojera". Y como Taeyong perdió demasiadas de sus clases y, a menudo no tenía tiempo para completar sus tareas, él era probablemente uno de los estudiantes menos favoritos de Jung si el hombre incluso tuviera estudiantes favoritos.
La posibilidad de Jung permitiéndole alguna flexibilidad era inexistente. Jung no ofreció a nadie cualquier flexibilidad. Sus demandas bordeaban lo ridículo, pero a los ojos del consejo Jung no podía hacer nada mal, ya que obtuvo una gran cantidad de becas de investigación como, un montón. Taeyong tenía que dar a Jung el crédito — uno no llegaba a ser un investigador tan altamente respetado para la edad de treinta y tres años, si uno no era increíblemente inteligente— pero eso no cambiaba el hecho de que el tipo fuera un completo pendejo.
¿Qué vas a hacer?—Dijo Yang Yang.
—No tengo idea—Taeyong hizo su camino a sus asientos habituales en el frente de la sala de conferencias: Jung les ordenó a él y a Yang Yang sentarse allí todo el tiempo después de que les había atrapado hablando durante su clase. Taeyong se sentó y suspiró—¿Qué debería hacer?
—Me gustaría poder ayudarte—Yang Yang se dejó caer en un asiento junto a él—Pero tu sabes que estoy un poco apretado con el dinero, también.
Taeyong asintió. Yang Yang vivía en la casa de su abuela y la ayudaba como podía. Sus padres trabajaban en otro país y no eran de mucha ayuda.
—¿Qué hay de tu tía?—Dijo Yang Yang—Pensé que ella solía ayudarte a salir cuando las cosas se ponían difíciles.
Taeyong se detuvo y lo miró.
—Ella murió el año pasado, Yang. Te dije eso—La cara de Yang Yang enrojeció de color rojo brillante.
—Mierda, lo siento... no sé cómo yo..—Taeyong negó con la cabeza.
—Olvídalo—No es que a YangYang no le importaba; él era muy sociable y tenía más amigos que Taeyong conocidos. No es de extrañar que se le hubiera deslizado fuera de su mente.
—¿Qué pasa con tu primo Yuta?—Yang Yang sonrió tímidamente—Ves, ¡no soy totalmente un caso perdido! ¡Lo recuerdo a él!—Taeyong rió.
—Tú no tienes esperanza alguna. Él salió hace poco de la cárcel, y tiene que resolver su vida. No necesita mis problemas arriba de los suyos propios. De todos modos, yo no estaba pidiendo dinero. Quiero decir al Profesor Jung. Si no obtengo buenas calificaciones en su clase, voy a perder la beca y tendré que abandonar—Aunque a veces Taeyong se preguntaba si sería mejor que abandonara: si no tuviera una escuela a la cual asistir, mejorarían sus posibilidades de encontrar un trabajo medio—decente. Excepto que un título universitario aumentaría sus posibilidades de encontrar un trabajo bien remunerado y darle a Seulgi y Joy todo que necesitaran mientras crecían.
—En realidad—dijo Yang Yang de repente—He oído un interesante rumor sobre Jung.
—¿Qué rumor?—Yang Yang miró a su alrededor, como para asegurarse de que nadie podía oírlos, antes de inclinarse y murmurar al oído de Taeyong—Ten dice que el profesor Jung tiene una debilidad por los chicos bonitos.
Taeyong parpadeó.
—Ni modo. ¡Él estaba jugando contigo!
—Nop, él estaba hablando muy en serio. Al parecer, alguien vio a Jung con un chico joven totalmente sobre él—Taeyong se rió entre dientes, sacudiendo la cabeza.
—Incluso si es verdad, ¿qué tiene eso que ver conmigo?—Yang Yang le dio una mirada mordaz. Taeyong abrió la boca, la cerró, y luego la abrió de nuevo.
—Tienes que estar bromeando conmigo—Yang Yang movió sus cejas—Ten dice que Jung tiene una cosa por los peliazules.
—Mala suerte para ti, entonces—Sonriendo, Yang Yang pasó una mano por su desordenado pelo castaño.
—Pfft. Si yo lo quisiera, no importaría. Pero tú lo tienes fácil, Azulito. Vamos hombre, ¡es una solución perfecta!—Taeyong le dirigió una mirada cansada.
—Hay un pequeño problema, sin embargo. Soy heterosexual.
Su amigo no parecía inmutarse; en realidad tuvo el descaro de reírse.
—¿Y qué? Yo no te estoy diciendo que lo tomes por culo. A pesar de que en realidad se puede sentir muy, muy bueno si el otro tipo sabe lo que está haciendo—Yang Yang sonrió, y Taeyong resopló. Yang Yang era bisexual y no tenía problema en admitirlo.
—Yang...
—Sólo estoy diciendo que puedes ser todo lo coqueto y mierda sin realmente no hacer nada con él, ¿sabes? Tienes él estilo. Quiero decir tú no eres mi tipo, pero no estoy ciego. Eres caliente. Fácilmente el tipo más caliente de la escuela.
—Tú no eres exactamente un patito feo, tampoco—Todo el mundo amaba a Yang Yang. Podría no ser clásicamente apuesto, pero prácticamente todo el mundo lo encontraba atractivo. Era difícil apartar la mirada de Yang Yang. Taeyong podría ser hétero, pero incluso él a veces se paró y miró cuando su amigo sonrió. Yang Yang le guiñó un ojo.
—Definitivamente no un patito feo, pero no soy tan bonito como tú, princesa.
—Oh, ¡te voy a mostrar, princesa!—Taeyong lo metió en una llave de cabeza, ambos riendo.
—Sr. Lee, Sr. Liu, ¿ya terminaron?—Dijo una voz fría detrás de ellos. Taeyong se congeló antes de soltar a su amigo y enderezarse. No se atrevió a mirar a Jung mientras el hombre pasó junto a ellos hacia su escritorio. El aula de repente se tornó silenciosa.
—Joder—Yang Yang susurró cuando Jung se detuvo frente a su escritorio y permaneció en silencio.
Taeyong se mordió el labio con fuerza y le robó una mirada al profesor. Los ojos oscuros de Jung estaban fijos en Yang Yang, sus cejas oscuras fruncidas y los labios apretados con disgusto. Incluso cuando él no estaba disconforme con alguien, la mirada del profesor Jung podía hacer a cualquiera retorcerse. Cuando de hecho era infeliz, nadie quería estar en el extremo receptor de sus duras miradas. Taeyong pensó que se veía como un halcón, listo para arrojarse y atrapar a su presa. Los ojos de Jung pasaron de Yang Yang a él. Si fuera posible, se veía aún más molesto ahora, un músculo palpitante en su mejilla. El estómago de Taeyong se apretó en un nudo. Se humedeció sus labios resecos y trató de verse lo más respetuoso posible, obligándose a encontrarse con los ojos del profesor con firmeza. Él no era un cobarde, maldita sea. Jung era sólo un hombre. Los labios de Jung en una línea fina.
—Sr. Lee—dijo en un tono tranquilo. Taeyong tragó convulsivamente. Había algo en la voz de Jung que lo hacía sonar más amenazante cuanto más tranquila era.
—Sí, profesor.
—Si usted y el Sr. Lui no están interesados en lo que yo estoy enseñando aquí, deberían irse.
Mirando la dura expresión del hombre, Taeyong repentinamente recordó el consejo de Yang Yang y casi se rió en voz alta de tan ridículo que era.
—No señor. Quiero decir, estamos muy interesados—Cuando no se movió un solo músculo de la cara de Jung, Taeyong añadió: De hecho, yo quería hablar con usted después de clase acerca de mis notas.
Jung lo miró por unos momentos antes de ofrecer una respuesta fría.
—Yo no tengo horas de oficina hoy.
Él se sentó detrás de su escritorio y comenzó su lección. Taeyong lo miró en blanco, inseguro de que se suponía que la respuesta de Jung significara. ¿Fue eso un sí o un no? Como en "No tengo horas de oficina por lo que no puede venir" o "Yo no tengo horas de oficina, por lo que no puede hacerlo" ¿? Excelente. Fantástico.
Taeyong suspiró.
Capítulo 3
La puerta del despacho del profesor Jung era oscura y muy brillante.
Taeyong se quedó mirándola, tratando de ignorar la incómoda sensación en el estómago. Sus palmas estaban empezando a sudar, por lo que se las secó en sus jeans.
No seas ridículo, se dijo a sí mismo.
Jung es solo un hombre, no un monstruo. La peor cosa que el tipo podía hacer era decir que no. Él solo hablaría con él, explicaría su situación y esperaría que Jung no fuera el cabrón que todo el mundo creía que era.
—¿Quería usted algo, señor Lee?—una voz baja, suave, dijo. Taeyong casi saltó. Dándose la vuelta, trató de encontrar algo que decir—¿Sr. Lee?—Jung tenía el ceño fruncido, una arruga entre sus cejas.
—Quería hablar con usted, señor.
—No es una hora de oficina—dijo Jung, destrabando su oficina y entrando.
No empujó la puerta cerrando detrás de él, y Taeyong vaciló, inseguro de si él debía seguirlo dentro.
Jung se sentó detrás de su enorme escritorio y encendió su computadora.
—No tengo todo el día, Lee—dijo sin mirarlo. Taeyong entró en la habitación a toda prisa. Cerró la puerta, se acercó a la mesa y se detuvo. Él miró a su alrededor, pero no había mucho que ver—¿Bien?—Taeyong se obligó a mirar al otro hombre. Jung lo estudiaba con un toque de impaciencia. Taeyong apretó el respaldo de la silla frente a él.
—Como dije, yo quería hablar de mi notas—Los labios de Jung presionaron en una delgada línea.
No estoy seguro de lo que hay que hablar. Yo no doy segundas oportunidades a los estudiantes que no las merecen. Usted no se molesta en asistir a la mayoría de mis conferencias, la calidad de sus trabajos de curso es pésima, y ahora quiere una calificación aprobatoria. La política en materia de asistencia a clases, se expresa claramente en el programa de clases; los estudiantes deben leer esta política cuidadosamente y organizarse en cumplimiento de la misma. Francamente, estoy sorprendido de que usted sea un estudiante becado. Si está preocupado por su beca, me temo que lo único que puede hacer es dejar la clase.
—No puedo dejar su clase, es una correlatividad para otra clase que actualmente estoy tomando y no puedo dejar ambas sin perder mi beca. Así que no puedo desaprobar su clase y no puedo dejarla. Necesito aprobarla, señor.
La mirada que Jung le dio no estaba impresionada.
—Se puede culpar sólo a usted mismo, Lee. Usted no se merece una mejor calificación. Su asistencia, tareas, participación en clase, y evaluaciones han estado por debajo de las expectativas del curso. Si usted vino aquí a decirme alguna historia lacrimógena y pedirme una mejor nota, ahórrese el aliento. He oído todo: madres ancianas enfermas, niños pequeños que cuidar, trabajar tres empleos, y así sucesivamente. Si usted no puede o no quiere estudiar y aprender, háganos un favor a ambos: deje de desperdiciar nuestro tiempo y abandone la universidad.
El corazón de Taeyong se hundió. Una parte de él había esperado que Jung tendría piedad de él si le decía sobre su situación y le dejaría recuperar sus tareas luego. Pero, al parecer, a Jung no le importaba y no quería escuchar historias lacrimógenas. La mandíbula de Taeyong se tensó. Su orgullo le instó a dar la vuelta y marcharse, pero no pudo. Él no podía perder la beca. Sus hermanas dependían de él. Repentinamente, recordó el ridículo consejo de Yang Yang...
... dice que el profesor Jung tiene una debilidad por los chicos bonitos, solo estoy diciendo que puedes ser todo lo coqueto y mierda sin realmente hacer nada con él.
—¿Sr. Lee?
Taeyong se estremeció, se sonrojó y volvió a mirar al hombre.
—¿Qué está haciendo todavía en mi oficina? Ha sido excusado—Viendo la expresión dura de Jung, Taeyong no podía imaginarse coqueteando con él por su vida. Coqueteo y Profesor Jung ni siquiera deberían ser mencionados en la misma frase, y punto. Y Taeyong no tenía mucha experiencia con el coqueteo, de todos modos: las pocas chicas con las que había tenido relaciones sexuales no requirieron ninguna seducción. A decir verdad, usualmente no tenía que hacer ningún esfuerzo en absoluto.
Taeyong respiró hondo y miró a los ojos Jung.
—Señor, yo..— Tragó saliva—¿Hay alguna manera en que pueda conseguir una mejor calificación? Hare lo que sea. Cualquier cosa.
Jung lo miró fijamente.
Luego, sus ojos se entrecerraron.
—Sr. Lee—dijo al fin—¿Está sugiriendo lo que creo que está sugiriendo?
Taeyong tragó de nuevo. ¿Lo hacía? El mismo no estaba seguro de que estaba sugiriendo.
—Um, ¿sí?—Las fosas nasales de Jung se encendieron. Se echó hacia atrás en su silla y lo miró fijamente.
—Por favor, aclare para evitar una confusión.
Taeyong barrió su mirada alrededor de la habitación antes de mirar hacia abajo a sus pies y encogerse de hombros. Sus tenis estaban gastados, pero no podían permitirse unas nuevas.
—Creo que usted lo sabe, señor.
Silencio.
Segundos pasaban.
—Ya veo—dijo Rutledge—Cierre la puerta y venga aquí.
El estómago de Taeyong se sacudió. Sus piernas temblaban, se acercó a la puerta y la trabó, todo el rato tratando de ignorar la vocecita en pánico dentro de su cabeza que le estaba gritando, ¿Qué estás haciendo?
Mirando cualquier sitio menos a Jung, rodeó el escritorio y se detuvo junto a su profesor, su corazón latiendo en su garganta. Jung se volvió en su silla de modo que se enfrentaba a Taeyong ahora. Taeyong centró su mirada en la tela oscura del traje del profesor.
—De rodillas—Jung dijo suavemente. Dejarse caer de rodillas fue casi un alivio, como de inestables estaban sus piernas. Jung tomó su barbilla con los dedos y le echó la cabeza hacia arriba, obligando a Taeyong a encontrar su mirada.
—Yo puedo hacerle expulsar por esto—dijo.
Los ojos de Taeyong se agrandaron.
Jung le lanzó una mirada con tanto odio que Taeyong se estremeció.
—Tengo estudiantes que nunca se pierden clases y trabajan muy duro para conseguir una C . Y luego están los chicos guapos, cabeza hueca como usted que piensan que si me chupan la polla, van a tener una buena calificación.
Taeyong sintió que su cara se encendía. Oír la palabra polla del Profesor Jung era extraño como el infierno. Extraño y francamente obsceno. El agarre de Jung en la barbilla de Taeyong se apretó.
—¿Cree que es justo, Lee?
Taeyong tragó, pero se obligó a sostener la mirada del hombre con firmeza.
—Si usted va a informar de esto al consejo, recuerde que yo no he dicho una palabra sobre chupar pollas, profesor. Usted lo hizo. Si me denuncia, yo voy a denunciarlo a usted.
Un músculo en la mandíbula de Jung se crispó.
—Pedazo de mierda—Su otra mano se hundió en el pelo de Taeyong y le tiró más cerca de su entrepierna—Bien. ¿Quiere una calificación aprobatoria? Adelante. Trate de impresionarme.
Taeyong tomó una aspiración. Jung sonrió. No era una sonrisa agradable.
—¿Arrepintiéndose tan pronto?
—No—dijo Taeyong firmemente y alcanzó la cremallera del tipo, diciéndose a sí mismo que era sólo una polla. Él le chuparía la polla al tipo y obtendría una nota aprobatoria. ¿Qué tan difícil podía ser? Probablemente tendría un sabor desagradable, pero no lo mataría ni nada.
Correcto.
Lentamente, le bajó la cremallera a los pantalones del profesor y luego... luego se detuvo. No importaba lo que se dijera a sí mismo, no podía moverse, mirando fijo, paralizado, al bulto debajo de los boxers negros del hombre. Jung dejó escapar un sonido irritado.
—Como yo pensaba. Váyase, y si me molesta de nuevo...
—No—Taeyong pasó una mano por los boxers de Jung y agarró su polla.
Un latido pasó.
Taeyong se debatía entre reír histéricamente y entrar en pánico. Tenía una mano sobre la polla de otro tipo. La polla del Profesor Rutledge.
Era cálida en su mano. Ese fue su primer pensamiento. Fue creciendo y convirtiéndose en más gruesa con cada segundo que pasaba. Le asustó un poco, pero también le dio confianza. No importa lo que Jung dijera, lo deseaba.
Taeyong le dio un apretón experimental y miró al tipo. El rostro de Jung se mantuvo inmutable. Por alguna razón, eso enojó a Taeyong. Él sonrió.
—Parece que tiene una cosa por los 'chicos guapos, cabeza hueca , Profesor.
Los labios de Jung se presionaron juntos. Por otra parte, parecía casi aburrido.
—Es sólo una reacción fisiológica al estímulo y a una cara bonita. No es responsable de su apariencia física, por lo que difícilmente es algo por lo que estar orgulloso. Ahora, si realmente tiene la intención de hacerlo, deje de perder mi tiempo.
Mirándolo, Taeyong acarició la polla hasta su dureza total, viendo un cambio sutil en la respiración del hombre. El ángulo era incómodo, así que la sacó. Era grande y gruesa — y estaba muy cerca de su cara. A pulgadas de distancia. Taeyong se lamió los labios nerviosamente, sin poder apartar la vista. Tenían que ser por lo menos ocho pulgadas de largo.
Jung suspiró, como si estuviera disgustado con la reacción de su propio cuerpo, y se movió un poco. La cabeza de su polla presionaba contra los labios de Taeyong.
—Chupa—Taeyong inhaló cuidadosamente. No olía tan mal. Tentativamente, lamió la cabeza. El sabor era... extraño, pero nada tan terrible como él había esperado. Pasó la lengua de nuevo.
El profesor gruñó, su mano agarrando el pelo de Taeyong con más fuerza.
—Abre tu boca—Fue una orden.
Taeyong hizo lo que le dijo, y la gorda cabeza empujó dentro de su boca. Taeyong chupó suavemente. Una parte de su mente todavía estaba atrapada en el hecho de que tenía la polla del profesor Jung en la boca y no podía creerlo, pero el calor y pesadez de la polla estirando sus labios ampliamente lo hicieron muy, muy real.
Los ojos de Jung estaban fijos en su rostro mientras empujaba su polla más profunda, su mano pesada en la nuca de Taeyong. Taeyong encontró su mirada, se sonrojó, y cerró los ojos, decidido a centrarse sólo en conseguir el trabajo hecho. Cuanto más pronto Jung acabara, más pronto esto habría terminado y más pronto se podría olvidar de ello.
Pero con los ojos cerrados, sus otros sentidos volvieron a la vida y podía sentir todo con más intensidad.
Era... tan extraño. Jung estaba duro y grueso en su boca, sabiendo a piel y a algo más. Era extraño, pero no fue terrible. Taeyong la quitó, respiró y chupó la cabeza de nuevo, bajando un poco más lejos, probando. Tuvo un breve momento de preocupación, de que él no estaba haciendo esto correctamente, pero se dijo a sí mismo que no fuera tonto: no existe tal cosa como una mala mamada, ¿verdad?
Taeyong bajó un poco más, tratando de tomar la mayor cantidad de la gran polla dentro como podía. Él fue abajo, a continuación nuevamente arriba, marcando un ritmo, tratando de acostumbrarse a ello. Él se estaba centrando tan duro en esto, tratando de contar en su cabeza, que le tomó un tiempo antes de darse cuenta de que Jung le estaba diciendo algo.
Shawn se quitó la polla con un pequeño "pop" y miró arriba hacia Jung, todavía saboreándolo en toda su lengua. Él parpadeó hacia él y tuvo que reprimir las ridículas ganas de preguntarle si estaba haciéndolo bien, como un alumno deseoso de complacer a su maestro.
—¿Qué?—Dijo en cambio. Como de costumbre cuando estaba nervioso, su voz salió un poco arrogante. Tendía a sobre—compensar a veces.
Jung se limitó a mirarlo por lo que pareció una eternidad, sus ojos oscuros acristalados, con los párpados pesados.
Finalmente dijo: ¿Esta es su primera polla, Lee?
La voz de Jung era áspera y gutural, a pesar de que él fue quien simplemente se había pasado los últimos minutos con una polla en la boca.
—¿Importa?—Los labios de Jung se torcieron.
—No. Pero eso explica por qué es tan malo en ello.
Taeyong frunció el ceño y apretó la erección del tipo.
—Su polla parece pensar que estoy haciéndolo bien—Jung se burló.
—Eso sólo demuestra lo simples que nosotros los hombres somos—Miró a los labios de Taeyong—Continúe, pero deje de pensar demasiado. No piensa en clase, pero ahora parece pensar demasiado duro cuando se supone que no debe estar pensando.
Taeyong lo fulminó con la mirada, pero asintió con la cabeza. Dio a la polla de Jung unas cuantas lamidas antes de envolver sus labios hacia atrás alrededor de ella y hacer lo que él quería, ritmo y concentración serían, demonios.
Fue mucho más desordenado de esta forma. Bajó tanto como pudo sin ahogarse, volviendo a subir y afuera, lamiendo una larga franja hasta la parte inferior de la polla de Jung y lamiendo la abertura, degustando la salada amargura.
Taeyong trató de no pensar en lo obsceno que probablemente se veía así, bombeando la cabeza y goteando saliva en todas partes mientras chupaba la polla de su maestro. Jung gruñía y empujaba hacia abajo en su cabeza, por lo que estaba claramente haciendo algo bien. Más tranquilo, Shawn seguía chupando, trabajando su boca más rápido ahora, ignorando el dolor en la mandíbula y moviendo su mano más rápido a lo largo de la parte de la Polla de Rutledge que no podía caber en su boca.
—Abre los ojos—Jung espetó.
Taeyong lo hizo y elevó su vista hacia él. Sus ojos se encontraron, y Taeyong se sonrojó, muy consciente de que sus labios todavía estaban envueltos firmemente alrededor de la polla de su profesor. La polla de su profesor. Jodido Jesucristo.
—Voy a joder tu boca ahora—dijo Jung, en tono de conversación, como si no tuviera la polla en la boca de su estudiante—échate hacia atrás y déjame que haga el trabajo. Mírame.
Taeyong sintió sus mejillas y cuello enrojecerse, pero hizo lo que le fue dicho. Jung se movió, sus fuertes, grandes manos acunando su rostro. Su polla se deslizó fuera de la boca de Taeyong hasta que sólo la cabeza quedó dentro. Taeyong miraba a Jung. El hombre le regresó la mirada y empujó profundamente en su boca. Taeyong se quedó sin aliento, luchando contra su reflejo nauseoso y tratando desesperadamente de respirar alrededor de la polla, pero aun sosteniendo la mirada de su profesor, como se le indicó.
Las fosas nasales de Jung se dilataron, sus ojos vagando por toda la cara de Taeyong. La sacó y empujó de regreso dentro. Luego de nuevo. Y de nuevo. Todo el rato mirándolo. Taeyong estaba seguro de que se sonrojaba, porque se sentía increíblemente sucio. Era su profesor el profesor más temido en la escuela — quien estaba usando su boca para aliviarse. Todo se sentía demasiado y abrumador: el gusto, el peso, la sensación de la polla del profesor Jung en la boca, las manos fuertes sosteniendo con firmeza su cara mientras Jung empujaba dentro y fuera de su boca, la respiración del Jung cada vez más trabajosa, sus ojos oscuros e intensos fijos en los de Taeyong.
Jung resistió sus caderas y Taeyong casi se ahogó, pero él se deslizó hacia fuera, sintiendo el calor golpeando la parte posterior de su garganta, saliendo a borbotones en rápida sucesión. Tosiendo, dejó que la polla ablandada saliera de su boca.
—Trágalo—Jung ordenó.
Taeyong lo fulminó con la mirada, pero hizo lo que le dijo, aunque con cierta dificultad. Afortunadamente, no sabía tan asqueroso como había esperado. Mirándolo hacia abajo a través de ojos con párpados pesados, Jung respiró hondo. Al momento, su expresión se cerró. Quitó las manos y se acomodó a sí mismo.
—Pasable.
Taeyong no sabía si reír o golpear al hijo de puta en la cara. Él se puso de pie, se limpió los labios hinchados y dijo: "Gracias, profesor."
Su voz era ronca y rasposa <de chupar la polla de su profesor.
—Así que, ¿qué pasa con esa calificación?
Un músculo palpitaba en la mejilla de Jung. Se veía francamente enojado.
—Estás excusado, Lee.
Taeyong se fue.
Mientras la puerta del despacho del profesor se cerró tras él, Taeyong exhaló. Él no podía creer que en realidad lo había hecho. Él había chupado la polla de otro hombre. Él había dejado que Jung Jaehyun, de todas las personas, jodiera su boca a cambio de una calificación.
Taeyong se sonrojó y miró a su alrededor, de repente paranoico de que todo el mundo podría adivinar lo que había sucedido sólo de mirarlo. Pero nadie le estaba prestando ninguna atención. Nadie sabía.
Todo estaba bien.
Lo hecho, hecho estaba. Podía poner el incidente detrás de él y pretender que nunca hubo sucedido.
Ahora sólo podía esperar que Jung mantuviera su parte del trato.
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Ocho pulgadas: 20 cm.
Capítulo 4
—Relájate, hombre— dijo YangYang, dejándose caer en el asiento a su lado.
—¿Qué quieres decir?— Taeyong dijo, mirando alrededor del aula antes de mirar a sus manos.
—Tú estás tenso como el infierno. ¿Estás nervioso por tus calificaciones? ¿No dijiste que hablaste con Jung y lo convenciste de que te diera una segunda oportunidad?
—Si, lo hice. Él no me reprobó aún — Me acabo de enterar que me dio una D— Y Dios, había sido un gran alivio. Taeyong no creía nunca haber estado tan feliz por recibir una D .
—Felicidades— dijo YangYang con una sonrisa, dándole palmaditas en la espalda—Todavía me sorprende que te las arreglaste para convencerlo.
Taeyong cuidadosamente evitó los ojos de su amigo.
—Hablando del diablo— YangYang murmuró.
El silencio instantáneo que cayó sobre el aula era casi divertido. Casi.
Taeyong echó un vistazo a la alta figura de Jung antes de dejar caer su mirada.
—Las calificaciones de mitad de período fueron ingresadas— dijo Jung, sin preámbulos—Informé las notas de treinta y ocho estudiantes cuyas calificaciones fueron inferiores a C— Los informes fueron enviados a la Oficina del Secretario, quien las distribuyó a cada estudiante— Hizo una pausa—Si tienen alguna duda, pregunten.
Silencio.
Un tipo levantó la mano.
—¿Sí, señor Renjun?— dijo Jung, caminando hacia el estudiante.
Taeyong no miró; él sólo lo veía en su visión periférica.
—No lo entiendo— Renjun dijo—¡Tengo una F, y al parecer eso es todo! ¿Ni siquiera puedo mejorar mi nota? En todas las demás clases, las calificaciones de mitad de período no afectan nuestro GPA. Ellas existen, más o menos, para decirnos dónde estamos en la clase, y si tenemos o no que trabajar más duro, pero al parecer, no en su clase. Que ca... ¡yo no lo entiendo!
Taeyong se encogió.
—Pobre chico— YangYang murmuró.
Hubo una pausa.
—Sr. Renjun— Jung dijo por fin, su voz peligrosamente suave.
—¿Has leído el plan de estudios?
—Bueno, sí, seguro— Renjun parecía cualquier cosa menos seguro.
—Si usted leyera el plan de estudios, sabría que en mi clase las notas de medio término sí afectan sus calificaciones finales. En otras palabras, si usted recibe una calificación de mitad de período desaprobada, usted no conseguirá una nota final aprobatoria. Sin excepciones.
—¡Pero no es justo!— dijo Renjun—¡Así no es como se hacen las cosas!
—Así es como se hacen las cosas en mi clase— De ser posible, la voz de Jung se hizo aún más suave—Yo no pasaré a un estudiante que tenga un récord de asistencia pésimo para la mitad del periodo y falló en entregar sus tareas o las entregó con demora. Si usted leyera el plan de estudios, como yo les he dicho a todos que hicieran en el primer día del ciclo, usted no estaría en esta situación. Puede dar las gracias sólo a sí mismo. ¿Tiene otras preguntas? ¿Preguntas inteligentes?
—No— Renjun se quejó.
—Ahora ¿estamos listos con esto, o alguien más quiere perder mi tiempo con preguntas sin sentido de las que se supone que deben saber las respuestas?
El silencio era casi sobrenatural. Nadie se atrevió a respirar.
—Bien— Jung volvió a su escritorio.
—Wow— susurró YangYang, apenas audible—¿Qué se le metió por el culo y murió allí dentro?
Probablemente el enojo de que no pudiera reprobarme, pensó Taeyong.
Pero sucedió.
Taeyong miró las manos de Jung — agarrando su cara mientras Jung empujaba su polla dentro de su boca — Taeyong pasó la lengua por sus labios, su piel incómodamente caliente, y fijó su mirada en el frente.
No pensaría en ello.
Él no lo haría.
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Había pensado que podría poner el incidente fuera de su mente.
Había pensado que Jung solo lo ignoraría después del incidente.
Se había equivocado en ambos casos.
Taeyong suspiró y miró melancólicamente a la tarea delante de él.
Jung había sido increíblemente difícil en los últimos días, dándole tareas brutalmente difíciles y constantemente regañándolo delante de todos cuando Taeyong fallaba en completarlas para satisfacción de Jung.
—¿Terminó, Lee?— dijo una fría voz familiar, y Taeyong se tensó. Echó un vistazo a YangYang a su izquierda, pero su amigo miró el libro delante de él con interés exagerado. Traidor.
—Voy a terminar pronto— Taeyong mintió. Él se puso rígido cuando Jung puso una mano sobre su escritorio y se inclinó a mirar el papel en blanco delante de él.
—Ya veo— Jung dijo.
Taeyong volvió la cabeza para mirarlo y se sorprendió por lo cerca que estaba el rostro del otro hombre. A pulgadas de distancia. Los ojos oscuros se clavaron en los suyos por un momento antes de que los labios de su dueño se retorcieran burlonamente. Jung se irguió en toda su impresionante altura y dijo: —Su tarea debe estar lista en diez minutos, Lee.
—Pero usted dijo...
—Diez minutos— Jung repitió con una voz que decía claramente que no iba a aceptar ninguna discusión.
Se alejó, y Taeyong se quedó mirándole la espalda.
Él regresó su mirada al papel delante suyo y lo miró sombríamente. No era justo. ¿Cómo se suponía que iba a completar esta tarea en tan poco tiempo? Las preguntas eran ridículamente difíciles y dudosamente reflejaban lo que habían aprendido en clase. ¿Por qué no podría el pendejo dejarlo en paz? Se sentía como si Jung estaba decidido a hacer de su vida un infierno... y estaba teniendo éxito.
Taeyong frunció el ceño, tratando de mantener su temperamento bajo control y fallando. Estaba cansado, privado de sueño, con hambre y enojado... nunca una buena combinación.
Más tarde, él culparía de todo a su falta de sueño. Él culparía a su falta de sueño por escribir lo que él nunca habría escrito si no hubiera estado tan malditamente cansado, hambriento y enojado.
Taeyong entregó su tarea exactamente diez minutos más tarde y regresó asu escritorio. Él no estaba siquiera a medio camino de su escritorio cuando Jungdijo, con voz muy suave—Sr. Lee, a mi oficina después de sus clases.
Con la boca reseca, Taeyong asintió.
Idiota, se dijo a sí mismo. No debería haber dejado que su temperamento se llevara lo mejor de él.
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Cuando sus clases habían terminado, Taeyong se dirigió a la oficina de Jung, según lo ordenado.
Tomando una profunda respiración, él llamó a la familiar puerta.
—Entre.
Taeyong entró y cerró la puerta con cuidado.
Luego caminó hacia el escritorio de Jung.
—¿Y bien?— dijo, cruzando los brazos sobre el pecho.
Taeyong cogió el papel y volvió a leer la única oración escrita allí, como si no supiera lo que decía.
¿Quieres reprobarme así no tendré más remedio que chupar tu polla de nuevo?
Interiormente, Taeyong se encogía un poco. No podía creer que había perdido los estribos y en realidad escrito eso.
Pero en voz alta, dijo: —¿No sabe leer, señor?— Hace sólo unos días, él no se habría atrevido a utilizar este tono engreído con Jung, pero al parecer, haber tenido la polla del tío en su boca hizo maravillas.
Jung se paró y caminó hacia él.
Él se detuvo sólo a unas pocas pulgadas de distancia.
Taeyong no se movió, negándose a dejarse intimidar.
—Puedo tenerlo expulsado por esto— dijo Jung.
—Claro, pero se conseguiría el despido y su carrera dañada cuando todo el mundo se enterara de que negocia calificaciones por sexo.
Jung lo agarró del cuello—Pedazo de mierda— Su mano se apretó en su garganta—¿Estás amenazándome?
—No— Taeyong graznó—Yo realmente no disfruto de ser intimidado. Yo no le obligué a empujar su polla en mi boca, Profesor.
Las fosas nasales de Jung se encendieron. Él no dijo nada, los músculos de su mandíbula trabajando.
—En serio, ¿cuál es su problema conmigo?— dijo Taeyong, luchando por respirar a través de la presión del agarre de Jung—No puedo ser el único estudiante que utilizó. No estoy orgulloso de lo que hice, pero fue un trato justo: ambos obtuvimos algo de ello. ¿Por qué estás siempre encima mío?—
—Nunca cambié notas por sexo— Jung dijo entre dientes—Tú eres la única excepción.
Taeyong parpadeó—¿Qué? Pero yo he oído...
—Sí, tengo ofertas todo el tiempo, pero reporto a cualquiera que es tan estúpido como para sugerirlo abiertamente. ¿Me veo como alguien que cambiaría notas por cualquier cosa, Lee?
Bueno no. Esa era la razón por la cual Taeyong había tenido problemas para creerlo cuando YangYang le había dicho el rumor.
—Pero entonces..— Taeyong estudió a Jung—Entonces, ¿qué hay de mí? ¿Por qué yo?
El silencio se prolongó. Y se prolongó. Y se prolongó un poco más.
Oh.
Taeyong se pasó la lengua por los labios—Usted me quiere— Él dejó escapar una incierta risita— Guau. Estoy—estoy algo así como halagado, supongo.
Jung lo fulminó con la mirada, su agarre apretándose en la garganta de Taeyong—Es sólo lujuria, nada más. Yo no le daré un tratamiento especial.
—Ya está dándome un <tratamiento especial>, Profesor. Ha sido un completo idiota últimamente—incluso más de lo que normalmente es— Taeyong le sostuvo la mirada—Seamos honestos, hombre. Yo necesitaba no reprobar su clase, por lo que se la he chupado. Yo no le obligué a aceptar mi oferta. Usted quería su polla chupada y obtuvo lo que quería. No es mi culpa que no pudiera resistirlo. Y es seguro como el infierno que no es mi culpa que lo excite. Así que por favor deje de agarrárselas conmigo. Lo entiendo: usted está sexualmente frustrado, pero vaya a masturbarse, o fóllese a alguien...
—No lo creo— dijo Jung, en voz muy baja.
A Taeyong no le gustó el brillo en sus ojos—¿Qué?
—Yo siempre consigo lo que quiero— dijo Jung, su tono suave en desacuerdo con el agarre duro en la garganta de Taeyong. Probablemente habría hematomas—Si quiero tu boca, voy a conseguir tu boca, no la de alguien más. Ponte de rodillas.
Taeyong se le quedó mirando. ¿Hablaba este hombre enserio?
—Yo no lo creo, Profesor— él dijo igualmente suave—Tú eres el que quiere su polla chupada. Yo soy heterosexual. ¿Qué hay en esto para mí?
Los ojos de Jung se estrecharon—No voy a repetir mi error otra vez. Va a tener que trabajar por su nota final como todos los demás. No le voy a dar una calificación que no se merece.
—Entonces, todo apunta a que será la primera vez en que no conseguirá lo que quiere. Señor. Déjeme ir. Ahora...
Jung no lo soltó, su mirada evaluándolo—Dos mil— dijo.
Taeyong frunció el ceño—¿Qué?
—Dos mil dólares al mes— Taeyong se rió, incrédulo, al límite—Tiene que estar bromeando conmigo. No soy una puta—Jung enarcó las cejas.
Taeyong frunció el ceño, aunque sintió que sus mejillas se calentaban—Es diferente.
—¿Cómo es diferente?— Los labios de Jung torcidos, pero Taeyong nunca lo llamaría una sonrisa—En realidad es mucho más honesto y directo que prostituirse a sí mismo por una nota. Necesita dinero, Lee.
—¿Cómo sabe eso?— Taeyong dijo bruscamente.
—Tengo ojos. La mayor parte de sus ropas están gastadas y viejas.
El tono de Jung lo daba por hecho, aun así, Taeyong de repente se sintió muy consciente de la humildad de su apariencia en comparación con el traje impecable de Jung—¿No tiene mejores cosas que hacer que estudiar la ropa de sus estudiantes?
Jung acarició con el pulgar el pulso en el cuello de Taeyong—Dos mil al mes solo por chuparme la polla. Piense en ello, Lee.
Taeyong no quería pensar en ello. Quería reírse en la cara de Jung y salir, pero...
Pero.
Pensó en la nevera y armarios vacíos en casa. Pensó en la renta, que vencía la próxima semana. Pensó en el invierno que vendría pronto — y en las facturas de calefacción. Pensó en el salario de la señora Hawkins. Pensó en el hecho de que apenas veía a Seulgi y a Joy, porque tenía que trabajar en dos empleos y aun así apenas arañaban la vida.
Él fue tentado. Jodido infierno, él fue tentado. No lo hacía exactamente sentirse orgulloso, Jung tenía razón: necesitaba dinero y él no estaba en condiciones de ponerse exigente con el origen del dinero.
—Tres mil— dijo Taeyong. Si iba a prostituirse a sí mismo, él no iba a ser barato. Jung no estaba casado, tenía un trabajo acomodado y había publicado varios libros galardonados. Él fácilmente podría permitírselo.
Jung resopló—No puede estar hablando en serio. Puedo encontrar cincuenta putas por ese dinero.
—Estoy seguro de que puede. Pero me quiere a mí. Y yo no soy una puta.
—Podrías haberme engañado.
Taeyongignoró la provocación y dijo en voz baja, mirando Jung a los ojos—No es comoque no pueda permitírselo. Tres grandes por follar mi boca cada vez que quiera.
Las fosas nasales de Jung aletearon. Su rostro era difícil de leer, peroel hambre en ellos mientras miraba los labios de Taeyong era más difícil deocultar. Hizo a Taeyong sentirse raro. Él era heterosexual, pero era losuficientemente honesto consigo mismo para admitir que era halagador como el infierno que este hombre—este poderoso hombre al que todo el mundo temía y respetaba lo deseara tanto a él.
—¿Cada vez que quiera?— dijo Jung, levantando la mirada a los ojos de Taeyong.
Después de un momento de vacilación, Taeyong asintió. ¿Con qué frecuencia podría Jung reclamar que él lo hiciera? Probablemente un par de veces a la semana, a lo sumo. Como unas diez veces al mes. Y él obtendría tres mil dólares por eso. Sería capaz de dejar uno de sus empleos y pasar más tiempo con las niñas.
Merecería la pena.
—Muy bien— dijo Jung, soltando su garganta. Volvió a su silla y miró a Taeyong—¿Qué está esperando, Lee?
Taeyong tragó saliva y miró hacia el impresionante bulto en los pantalones del hombre. Podría totalmente hacerlo. Tan sólo diez veces al mes y tres mil dólares por sus molestias. Ya había chupado la polla de Jung una vez y no era repugnante ni nada. Podría hacerlo.
Taeyong cerró la puerta y luego cayó de rodillas delante del profesor más odiado de la escuela.
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GPA: Promedio general
Capítulo 5
Realmente subestimé su deseo sexual, Taeyong pensó mientras chupaba la polla de su profesor una semana después. Era la quinta vez esa semana que se había encontrado de rodillas delante de Jung.
Taeyong tuvo que admitir que no era desagradable ni nada; Podría haber sido mucho peor. Mucho peor. La polla de Jung estaba siempre limpia y sabía bien. Claro, el tamaño hacía que la cosa sea más difícil de lo que debería haber sido, pero después de las primeras veces, se había acostumbrado a ello y su mandíbula ya había dejado de dolerle. Además, la mayoría de las veces, Jung hacía la mayor parte del trabajo, sosteniendo la cara de Taeyong en su lugar y simplemente follándole la boca.
Sin embargo, hubo ocasiones, como hoy, en que Jung ordenó a Taeyong lamerle y chuparle la polla despacio. Eso era más difícil, pero el interno sentido de justicia de Taeyong no le dejó hacer un trabajo a medias: Jung le pagó mucho dinero por esto, después de todo.
Si alguien le hubiera dicho hace unas semanas que estaría chupando la polla de otro tipo cada día, Taeyong se habría reído. Si alguien le hubiera dicho que iba a dejar que el Profesor Jung, de todas las personas, pusiera la polla en su boca todos los días, Taeyong habría pensado que era una muy mala broma. Y no una broma divertida.
Sin embargo, allí estaba él, chupando la polla de Jung, la gran mano de Jung guiándole la cabeza mientras Taeyong bombeaba su cabeza,
girando su lengua alrededor de la cabeza de la polla de su maestro. Sí, tenía buen gusto. Taeyong encontró que con cada vez que pasaba le preocupaba menos el sabor.
Jung gruñó, sus caderas empujando hacia arriba ligeramente. Taeyong no estaba seguro que decía sobre él que supiera que Jung ya estaba cerca de llegar.
—Mírame— Jung exigió.
Taeyong se encontró con los ojos oscuros y chupó la cabeza lentamente. Luego más duro.
Jung agarró el cabello de Taeyong, empujó con fuerza y se corrió.
Taeyong se tragó la corrida. No era un fanático del sabor, pero sabía que a Jung le gustaba cuando lo hacía. El sabor no era tan horrible, de todos modos.
Después de un rato, sintió la mirada de Jung sobre él y levantó la vista de nuevo.
Jung lo miraba con una extraña expresión en su rostro. De repente, Taeyong se dio cuenta de que todavía tenía la ablandada polla de Jung en su boca y todavía estaba chupándola sin prestar atención, como si fuera un chupetín gigante.
Sonrojándose, Taeyong dejó que la polla se salga de su boca y se puso de pie—Yo sólo estaba en otra parte— dijo, alejándose y limpiándose la boca.
—Yo no dije nada— dijo Jung.
Cuando oyó el sonido de una cremallera, Taeyong se volvió.
Una vez más, el profesor Jung se veía inmaculado e intocable. Si Taeyong no supiera mejor, nunca creería lo que había ocurrido en esa oficina hace unos minutos.
Taeyong pasó de un pie al otro.
Echándose hacia atrás en su silla, Jung enarcó las cejas—¿Sí?
Mierda. Esto era incómodo como el infierno, pero la señora Hawkins le había dicho que iba a renunciar si Taeyong no aumentaba su salario. Para empeorar las cosas, su renta vencía hoy. Así que Taeyong se obligó a hablar—Necesito dinero. ¿Me puede pagarme ahora? Quiero decir — sé que no era el trato, pero...
—Ven aquí.
Taeyong cerró la boca a media frase y dio un paso hacia él. No podía leer la expresión de Jung.
Jung tomó su muñeca y lo tiró en su regazo.
—¿Pero qué...
—¿Qué hay en esto para mí?— Jung dijo, burlándose claramente de él, usando las palabras que Taeyong le había dicho hace una semana.
Taeyong se apoderó del respaldo de la silla de Jung, sintiéndose incómodo y extraño. Nunca había imaginado que estaría en esta situación: sentado en el regazo del Profesor Jung y tratando de sacarle dinero—¿Qué quieres? ¿Otra mamada?
Jung lo estudió—Me dejas que te toque y te bese y te daré el dinero.
Taeyong parpadeó. Bajó la mirada a los labios de Jung y sintió una sensación incómoda en su estómago—No lo sé — quiero decir, soy heterosexual. Eso sería un poco raro.
Los labios que estaba mirando se torcieron.
—Más extraño que chuparme la polla, Lee?
Taeyong sentía una burbuja de risa nerviosa subiendo dentro de él—Bueno, cuando lo pone de ese modo, supongo que tiene razón.
Jung envolvió una mano alrededor del cuello de Taeyong, acariciando su pulso con el pulgar—¿Bien?
Taeyong se encogió de hombros—Bien. Lo que sea.
Parecía como si Jung hubiera estado esperando sólo por esas palabras, porque lo siguiente que Taeyong supo, es que tenía la lengua de su profesor en la boca. Los ojos de Taeyong se abrieron, pero se forzó a relajarse.
Cerró los ojos, tratando de distanciarse de lo que estaba sucediendo y fallando. Sorprendentemente, Jung era bastante buen besador. No era descuidado, y el beso no era horroroso, pero era extraño. Era extraño ser el que era besado, y no al revés. Él estaba siendo besado por un hombre, no una chica. La diferencia no debería haber sido tan obvia, pero lo era. Jung besaba de la misma forma en que actuaba: mandón, exigente y duro.
Unos minutos más tarde, Jung finalmente había terminado de besarlo, y los labios de Taeyong estaban hinchados y sensibles. Se sentía un poco abrumado y más que un poco extraño.
Jung tomó una mirada en él, resopló y lo empujó fuera de su regazo. Taeyong se puso de pie tambaleándose y se volvió para irse—Usted no cobró su pago, Lee.
Pago. Correcto.
Taeyong volvió y no miró hacia él mientras Jung puso dinero en su bolsillo.
—Ahora váyase— dijo Jung—Tengo tareas que corregir.
Taeyong estaba simplemente muy feliz de obedecer.
Una vez que estuvo fuera de la oficina, tocó sus labios doloridos.
Ellos le hormigueaban.
Capítulo 6
Resultó, que los besos no eran una cosa de solo una vez. Jung parecía pensar que ahora que lo había hecho una vez, tenía el derecho de meter su lengua en la boca de Taeyong cuando quisiera — y él parecía quererlo muy a menudo.
Como resultado, Taeyong había estado pasando un montón de tiempo en el regazo de Jung, con la lengua de Jung en su boca y las manos de Jung en su culo. Lo último le hizo sentir un poco incómodo, pero Jung no parecía querer otra cosa. Taeyong pensó que el chico no podía evitarlo, así que no hizo un escándalo sobre ello.
—Err, estoy bastante seguro de que esto no era parte del trato— dijo Taeyong.
Jung lo ignoró, por supuesto.
Taeyong puso los ojos. Desde que todo empezó, había descubierto que en realidad Jung se mantuvo a sí mismo bajo control en clases y no demostró el alcance de su... personalidad. Cuando estaban solos, Jung no se contenía: era completamente dominante. Todo tenía que hacerse del modo en que Jung quería.
Taeyong fue arrancado de sus pensamientos cuando sintió la gran mano de Jung deslizarse bajo su remera para acariciar su espalda desnuda.
—Cómo que estás cruzando la línea, hombre— Taeyong murmuró, aunque si era honesto consigo mismo, no le molestaba tanto que Jung lo tocara. Se preguntó si debía hacerlo.
No era la primera vez que se le había ocurrido a Taeyong, que él no estaba ni cerca de estar tan asustado por todo el asunto como probablemente debería haberlo estado. Pero, de nuevo, él tenía la polla del tío en su boca todos los días. Esto no era nada.
Jung continuó mordisqueando su cuello agresivamente.
—Sácamela y mastúrbame.
Antes de que Taeyong pudiera hacerlo, el teléfono celular de Jung empezó a vibrar en el escritorio.
Maldiciendo entre dientes, Jung levantó la cabeza del cuello de Taeyong y extendió la mano por su teléfono.
—¿Sí?— espetó sin mirar el identificador de llamadas.
Taeyong observó con interés como la cara de Jung se convirtió en una máscara de piedra. Obviamente, no le gustaba lo que sea que quien fuera que llamara le decía, porque su voz se volvió dura—No me interesa, Lisa— Una pausa—Me importa un bledo lo que quiere. Guarda tu aliento. No estoy yendo.
Despertada su curiosidad, Taeyong se acercó al teléfono, tratando de escuchar lo que estaban diciendo.
—..padre está muy enfermo, JaeHyun— la mujer Lisa— dijo—Te juro que no estoy mintiendo. Él nunca lo admitiría, pero yo sé que él quiere verte antes de —antes... Por favor. Por mí.
La mandíbula de Jung se apretó—Yo no voy a hacer lo que él quiere que haga. Yo no me voy a casar con esa niña tonta.
—Yeri es una joven agradable— dijo Lisa—Sí, su padre es amigo de nuestro padre, pero ella no es su padre. Ella es amable y...
—Lisa— Jung la interrumpió, clavando la vista en su escritorio—Te estás olvidando de algo. No me interesan las mujeres. E incluso si lo hicieran, nunca me habría casado con la mujer que él eligió para mí.
Lisa suspiró—sólo ven a casa este fin de semana. Eso es lo único que te pido.
Jung se pellizcó el puente de la nariz—Bien— escupió. Colgó bruscamente y tiró el teléfono sobre su escritorio.
—¿Tu hermana?— dijo Taeyong. Pensando que Jung ya no estaría de humor para sexo, estaba a punto de deslizarse de su regazo cuando Jung lo agarró y lo tiró en un beso.
El beso fue cruel, duro y castigador. Se terminó tan rápido como empezó.
Jung le agarró de la barbilla y lo miró fijamente, la ira aun rodando fuera de él en oleadas—Tú vas a acompañarme.
Taeyong se rió entre dientes—¿Lo haré? Gracias por informarme.
—Te voy a pagar— dijo Jung, en absoluto inmutado—Otros tres mil por el fin de semana.
Taeyong se le quedó mirando—No puedes estar hablando en serio. ¿Estás dispuesto a pagarme tres mil dólares sólo para molestar a tu padre?—
La mirada que Jung le dirigió le habría hecho estremecerse algunas semanas atrás—Eso no es asunto tuyo— Echó un vistazo a su reloj—Son casi las dos. Vete a casa y empaca para el fin de semana. Voy a recogerte en dos horas.
Taeyong puso las manos sobre los hombros de Jung—Whoa, espera un segundo. Yo no voy a ir a ningún lado. Lo digo en serio. No puedo.
Jung le lanzó una mirada irritada—¿Por qué no?
Taeyong vaciló—Tengo dos hermanas pequeñas. Tienen sólo cuatro años. No puedo dejarlas el fin de semana. No tienen a nadie más.
Jung tenía una expresión en su rostro que Taeyong no podía leer.
—Consígueles una niñera. Yo lo pagaré.
Poniendo los ojos, Taeyong saltó de su regazo—¿Esa es tu respuesta para todo? No se puede comprar todo, ¿sabes? Yo no voy a dejar a las niñas con alguien que no conocen. Su niñera habitual tiene el fin de semana libre.
Jung exhaló un suspiro, sus cejas alzándose levemente mientras el ceño fruncido alcanzaba a sus labios—Bien. Trae a las mocosas con nosotros.
Taeyong hizo una pausa antes de enfrentársele—Yo no creo que sea una buena idea. Ellas se ponen ansiosas con los extraños, y tú... bueno, tú eres tú.
Una sonrisa irónica apareció en el rostro de Jung—Contrariamente a la opinión popular, yo no como bebés para el desayuno— Se puso de pie y caminó hacia Taeyong—Te vienes conmigo— dijo, deteniéndose frente a él—No me importa lo que hagas con las niñas, pero tú te vienes conmigo.
Antes de que Taeyong pudiera decir nada, Jung lo agarró del cuello y lo tiró en un beso.
—Correcto— dijo, un tanto aturdido, parpadeando.
Jung le dio un empujón hacia la puerta—Te recogeré en dos horas. Conozco tu dirección.
—Correcto—dijo Taeyong de nuevo y se fue, sintiéndose más que un poco confundido y asustado.
Capítulo 7
—Pero, ¿a dónde vamos?— preguntó Seulgi, tirando de la mano de Taeyong.
—¿Quién va a venir y nos recogernos?— preguntó Joy, rebotando con entusiasmo y tirando de su otra mano.
Taeyong miró entre sus caritas emocionadas e hizo una mueca en su interior. Esta era una idea terrible.
Arrastrar a Seulgi y a Joy en esto no era una buena idea, pero por otra parte... tres mil dólares. No tendría que preocuparse de los salarios de la señora Hawkins durante unos cuantos meses.
—¿Es él? ¿Es él?— Joy rebotaba poniéndose aún más excitada mientras señalaba al Mercedes negro que había estacionado en el frente del edificio—Probablemente— dijo Taeyong—Vamos— Él tomó su maleta y agarró la mano de Joy con su otra mano. Se podía confiar en Seulgi para que se quedara cerca y no corriera a cualquier lugar; En Joy, no se podía.
Las puertas del Mercedes se abrieron cuando llegaron a él.
Taeyong se sorprendió al encontrar que Jung ya tenía asientos de seguridad para niños instalados.
—Oye— le dijo a Jung, sintiéndose torpe y fuera de balance. Nunca se supuso que Jung conociera a sus hermanas—Seulgi, Soo—young, saluden al Sr. Jung.
—¡Yo no soy Soo—young!— dijo Joy con un mohín.
Taeyong ocultó una sonrisa—Seulgi, Joy, saluden al Sr. Jung.
—¡Hola, Sr. Jung!— dijeron juntas y Taeyong sintió una oleada de orgullo. Ellas solo tenían cuatro, pero eran muy inteligentes y hablaban claro. Parecían angelitos de cabellos dorados, sonriéndole tímidamente al hombre. Cualquier persona con un corazón les habría regresado la sonrisa.
Al parecer, no Jung JaeHyun. Jung estudió a las niñas como si fuesen especímenes de otro planeta antes de asentir débilmente y girar de nuevo hacia Taeyong—Consigue ponerlas en sus sillas. Yo pondré tu maleta en el maletero.
Taeyong solo rodó los ojos, preguntándose qué había vuelto a Jung tal monstruo del control. Fue una orden completamente innecesaria.
Para el momento en que las niñas estaban aseguradas en el asiento trasero, Jung había vuelto al asiento del conductor. Taeyong miró a las niñas por última vez antes de cerrar la puerta con cuidado y tomar su asiento.
—Antes de irnos, quiero dejar algo claro— dijo Taeyong, bajando la voz para que las niñas no pudieran oír—Sé muy poco acerca de su familia, pero no vas a arrastrar a las niñas en tus problemas con tu padre. Si alguien les trata mal, nos iremos. A la mierda el dinero. ¿Lo entiendes?
Jung lo miró por un momento.
—Nadie va a tratarlas mal— dijo antes de inclinarse, agarrando la barbilla de Taeyong y cubriendo los labios de Taeyong con los suyos.
—Taeyong, ¿estás herido?
Con un jadeo, empujó a Jung a distancia y centró su mirada en Seulgi—¿Qué? ¡No!
Un surco apareció entre sus pequeñas cejas—Pensé que estabas herido. Estabas haciendo ruidos.
Su rostro caliente, Taeyong determinadamente evitaba mirar a Jung—Yo no estaba haciendo ruidos.
—¡Lo hacías!— dijo Joy, mirando perpleja—¡Mentir es malo! ¡Tú lo dijiste!
Seulgi asintió—¿Y por qué el Sr. Jung puso su lengua en tu boca?
—Debido a que tu hermano quería algo para chupar— comentó Jung, arrancando el motor.
Sonrojándose, Taeyong le dio una patada en la espinilla, pero para su sorpresa, las gemelas parecían satisfechas con la explicación y empezaron a hablar de otra cosa.
Él se acomodó en su asiento.
Taeyong no miró hacia Jung. Él no podía.
Todavía se sentía caliente por todas partes, con la piel tensa y la respiración irregular.
Mierda. ¿Qué le estaba pasando?
📚
—Entonces, ¿cuál es el asunto con tu papá?
Habían estado manejando durante más de una hora y las chicas estaban dormidas.
Los ojos de Jung estaban fijos en la carretera—¿Desde cuándo esto es tu asunto?
—No lo sé— dijo Taeyong, con sarcasmo—Me está arrastrando a mí — y a mi familia — a la casa de tu padre, sin haber sido invitados. Algo me dice que él no va a estar feliz de vernos.
—No lo hará. Pero si te hace sentir mejor, no va a estar feliz de verme, tampoco.
Taeyong se recostó en su asiento y estudió su perfil—Pensé que te había invitado.
Jung se rió entre dientes. Era un sonido escalofriante—Mi padre nunca se tragaría su orgullo y me invitaría. Hace quince años, me dijo que volvería arrastrándome de regreso cuando se me acabara el dinero. Él odia cuando se le demuestra que está equivocado.
Los ojos de Taeyong se agrandaron—¿Quieres decir que no has estado en casa en quince años?
—Y yo con mucho gusto me mantendría alejado por quince años más. Todavía no estoy convencido de que mi hermana no está mintiendo sobre su salud. Ese viejo bastardo nos sobrevivirá a todos.
Taeyong estaba un poco perturbado. ¿Qué hizo el padre de Jung para merecer tanto odio de su propio hijo?
—Mmm, ¿te golpeó cuando eras un niño?
La esquina de la boca de Jung se crispó—Joseph Jung nunca haría algo tan plebeyo.
—Ah— Taeyong vaciló—¿Te echó de tu casa por tu sexualidad?
Losdedos de Jung se agarraron al volante con más fuerza—Nunca me echó. Me fui yomismo.
Taeyong podía sentir que era más complicado que eso. Si el padre de Jungquería que su hijo se casara con alguna mujer, eso significaba que aún no habíaaceptado la sexualidad de su hijo; él probablemente pensó que era algo curable.Sin embargo, como Taeyong no conocía al padre de Jung, sólo podíaespecular—¿Cómo es él?
Jung se encogió de hombros—Un típico viejo con dinero. Orgulloso, prepotente e inflexible.
—H mm, me recuerda a alguien, entonces.
Jung visiblemente se puso rígido.
Taeyong reconoció en la tensión en el conjunto de sus anchos hombros, el aspecto agresivo de su perfil. La sombra de las cinco en punto le daba un aspecto duro, más áspero. Los ojos de Taeyong bajaron por los brazos de Jung, desde sus bíceps tensos debajo de las mangas de su camisa a los dedos que sujetaban el volante un poco más apretado de lo necesario. Taeyong pasó la lengua por sus labios resecos, mirando las manos de
—Sigue mirándome de esa manera y vas a acabar con mi polla en ti antes de que el viaje termine.
Taeyong rompió su mirada de la cara de Jung. Jung estaba mirando el camino por delante.
Con su rostro caliente, Taeyong dijo—No sé de lo que estás hablando— Jung solo resopló.
El silencio entre ellos se hizo, espeso, cargado, hormigueando en alerta.
Finalmente, Taeyong no pudo soportarlo más—¿Qué quisiste decir?
—Sabesa lo que me refiero. A pesar de tus malas notas, no eres completamente estúpido.
—Guau gracias. Voy a marcar este día en el almanaque. Profesor Jung dijoque yo no soy completamente estúpido . Me siento tan especial, ya sabes.
—Lee— Jung seguía sin mirar a Taeyong—Tú no eres tan heterosexual cómo crees. Para decirlo sin rodeos: me miras como si quisieras chuparme la polla.
Taeyong abrió la boca, pero la cerró sin decir nada. Luego se echó a reír.
—Tú tienes una muy alta opinión de ti mismo.
Jung suspiró, sacó el coche fuera de la carretera y apagó el motor. Sin decir una palabra, se salió del coche, caminó hasta el asiento del copiloto, abrió la puerta y arrastró a Taeyong fuera.
—¡Hey!— dijo Taeyong, mirando hacia atrás a las gemelas, pero todavía estaban profundamente dormidas.
Jung cerró la puerta y arrastró a Taeyong lejos del auto, hacia el bosque.
—Mira..— Taeyong comenzó, pero fue cortado cuando Jung lo empujó contra el amplio tronco de un árbol y colocó sus manos en ambos lados de la cara de Taeyong.
Los ojos oscuros se clavaron en él—No tengo paciencia para el pánico ante la homosexualidad. Me tiene sin cuidado si te engañas a ti mismo pensando que eres totalmente hétero. Pero cuando estás conmigo, yo no quiero escuchar ese sinsentido.
Taeyong rió con incertidumbre—¿No crees que es un poco presuntuoso de tu parte decir que sabes mejor que yo si soy heterosexual o gay?
—En realidad, creo que eres bisexual, pero no es aquí ni allí. No digo que yo sé mejor que tú lo que te enciende. Pero tengo ojos. Puedo fácilmente decir cuando un chico quiere chuparme la polla.
—Yo no quiero chuparte la polla. Te chupo la polla sólo porque tú me pagas por hacerlo.
—Sí, yo te pago— dijo Jung en voz baja—Pero eso no significa que no te guste. Tú tienes un poco de fijación oral, Lee. Tú boca es muy sensible. Te gusta tener la boca llena. Te gusta ser besado. Te gusta ser follado en la boca.
Taeyong se estremeció—A mí no.
Jung enarcó las cejas—Tú sigues chupando mi polla, incluso después de que yo me corra.
Su piel volviéndose caliente, Taeyong desvió la mirada. Sí, él se había atrapado a sí mismo haciendo eso algunas veces, pero.—Incluso si lo que dices es cierto, no prueba nada— Fijación oral era en realidad un buena explicación del por qué le gustaban los besos de Jung y del por qué tener la polla de Jung en la boca se sintió algo así cómo... bien.
—Tienes razón— dijo Jung—Disfrutar de chupar la polla de otro hombre no te hace gay.
—Deja de burlarte de mí.
—No me estoy burlando de ti.
Se miraron el uno al otro en silencio.
Taeyong se humedeció los labios con un golpe de su lengua.
Jung levantó la mano y acarició el labio inferior de Taeyong con el pulgar.
Taeyong se quedó muy quieto, casi sin respirar.
Jung empujó lentamente el pulgar en la boca, separando suavemente los labios de Taeyong, mientras se continuaban mirando el uno al otro. Taeyong rozó tentativamente la punta de su lengua por el pulgar y luego...
Él chupó.
Jung inhaló bruscamente. Empezó a empujar y tirar del pulgar dentro yfuera de la boca de Taeyong, todo el tiempo mirándolo a los ojos.
Hizo a Taeyong ruborizarse élestaba chupando el pulgar de su profesor, por Dios santo — pero que Dios loayudara, él amaba hacerlo, el interior de su boca hormigueaba. No podía dejarde chupar. Quería seguir chupándolo.
Él hizo un pequeño ruidito cuando Jung quitó el pulgar.
—Definitivamente fijación oral— Jung murmuró antes de inclinarse y reemplazar el pulgar por su lengua.
Varios minutos después, Taeyong se encontró en la hierba, con el pesado cuerpo de Jung sobre él. Él estaba gimiendo mientras chupaba con avidez la lengua de Jung, sus manos enterradas en el cabello del hombre. No podía fingir más que no disfrutaba de esto, así que no trató de suprimir sus suspiros y gemidos de placer mientras Jung follaba a fondo su boca con la lengua.
—Eres ruidoso— gruñó Jung, pellizcando a lo largo de la mandíbula de Taeyong y por su cuello.
Taeyong se sentía demasiado desorientado para responder y sólo lo jaló de nuevo a sus labios. Quería más besos. Necesitaba más besos.
Jung lo forzó, besándolo profundamente, su mano torpemente entre ellos, haciendo... algo.
Los ojos de Taeyong se abrieron cuando sintió a Jung envolver su mano alrededor de sus pollas. Él se tensó. Él estaba duro. Él estaba duro—Olvídate de las etiquetas, maldita sea— dijo Jung y comenzó a acariciarlos rápidamente, besando a Taeyong más profundamente y más sucio.
Taeyong no podía hacer nada más que gemir. Estaba demasiado ido para protestar. Él quería venirse. Antes de que pudiera detenerse, empezó a mover las caderas, encontrándose con los golpes de Jung, sintiendo la polla de Jung frotar contra la suya, y joder, de solo pensarlo — estaba mal y era excitante todo a la vez.
No pasó mucho tiempo. Ni siquiera estaban besándose ahora — más como tratando de tragarse uno al otro, labios y dientes mordiendo y chupando. Taeyong rodó un poco y enganchó una pierna sobre Jung, arrastrándolos juntos. Fuego quemó a través de él en un resplandor rojo vivo, y podía sentir que se reunía en su vientre, difundiéndose hacia el exterior en rayas. Sintió a Jung gruñir, bajo y áspero, estremeciéndose mientras se corría, pegajoso calor húmedo reuniéndose entre ellos. Unos cuantos golpes más y Taeyong se venía también, gimiendo y arañando la espalda de Jung.
Abrió los ojos lentamente y se encontró a Jung ya de pie, cerrándose los pantalones.
Al darse cuenta de que su polla todavía estaba a la intemperie, Taeyong se guardó rápidamente a sí mismo y se subió la cremallera, sus dedos temblando.
Podía oír a Jung caminar de regreso al coche—Uno de ellos está despierto.
—Uno de los niños— dijo Jung, entrando en el asiento del conductor.
La forma en que Jung dijo que la palabra —niños— podría ser también que estuviera hablando de extraterrestres. Casi hizo a Taeyong sonreír. Casi.
Taeyong caminó al coche y se sentó en su lugar.
Joy aún dormía, pero Seulgi no lo hacía. Ella estaba chupándose el dedo medio dormida, mirando entre Taeyong y Jung—Ustedes no estaban aquí cuando me desperté.
Taeyong se inclinó y la besó en la frente—Lo siento bebé. ¿Estabas asustada?
—Yo no soy un bebé— dijo Seulgi—Soy grande. ¿Estamos ahí ya?
—No— dijo Taeyong.
—¿Entonces por qué se detuvo el coche?
Taeyong se aclaró la garganta. ¿Cómo se suponía que iba a responder a eso? —Debido a que el Sr. Jung y yo necesitábamos hablar.
Jung puso en marcha el motor.
Seulgi bostezó—¿Por qué no podían hablar en el coche?
—Porque — porque no queríamos despertarlas.
Seulgi frunció el ceño, pero pareció aceptar la explicación. Sus ojos empezaron a cerrarse de nuevo.
Exhalando, Taeyong se apartó de ella y miró el paisaje que pasaban.
—Ponte el cinturón de seguridad— Jung ordenó después de un tiempo.
Taeyong se puso el cinturón de seguridad y murmuró, loco del control.
—¿Así que ya dejaste de enloquecer?— El tono de Jung era sardónico.
—No estaba enloqueciéndome— Al darse cuenta de que lo dijo un poco demasiado alto, Taeyong bajó la voz—¿Por qué lo haría? Así que me diste un trabajo manual. Gran cosa. No he tenido sexo en muchísimo tiempo, y tú sabes que besar me excita.
Jung no dijo nada y volvió su mirada a la carretera, con el rostro completamente ilegible.
Taeyong lo estudió—Sabes, tengo curiosidad sobre algo— murmuró—¿Por qué yo? ¿Por qué me pagas una cantidad obscena de dinero por unas cuantas mamadas? Tú no necesitas incluso pagar por sexo. Estoy seguro de que muchos hombres gay gustosamente tendrían sexo contigo. Quiero decir, no es como si fueras feo o algo. Así que ¿por qué yo?
—¿Estás a la pesca de cumplidos?
—Nop. Estoy genuinamente curioso.
—Quería follarte desde el momento en que entraste en mi salón hace algunos meses. Es tan simple como eso.
Taeyong se humedeció los labios, su estómago cosquilleando—Tú me deseaste por tanto tiempo?
Jung resopló, sin mirarlo—Yo no estaba suspirando ni nada, Lee. Quería meter mi polla en ti. Tan solo eres mi tipo.
—¿Peliazul?
—No. No me refiero a tu aspecto. Si nos guiamos por el aspecto únicamente, tu amigo, Liu, es más mi tipo que tú.
La tripa de Taeyong se apretó. No estaba seguro de por qué estaba sorprendido. YangYang era extremadamente atractivo. Infiernos, todo el mundo se sentía atraído por él. Y con su pelo castaño oscuro, ojos marrones expresivos y sensuales labios rojos, era todo lo contrario de Taeyong. Taeyong siempre se sentía descolorido y lavado al lado de su amigo.
—Así que si era YangYang quien te ofrecía sexo por una nota, ¿lo habrías hecho?
Jung le lanzó una mirada extraña—No.
Los músculos en el intestino de Taeyong se cerraban—¿Por qué no?
—Porque yo no quiero joderlo— dijo Jung crudamente. Estaba empezando a verse irritado, por alguna razón—Encontrar a alguien físicamente atractivo, no es lo mismo que desearlo.
—Entonces, ¿a qué te referías cuando dijiste que soy tu tipo?—Jung permaneció en silencio durante tanto tiempo que Taeyong comenzó a pensar que no iba a responder en absoluto.
Había un toque de auto—desprecio en su voz cuando dijo—Es todo muy cliché. Cuando estaba en la escuela, yo era el estereotipo del nerd
—¿En serio?— Mirando a este arrogante, seguro de sí mismo hombre, Taeyong tenía problemas para creer eso.
—Por supuesto que lo era. Conseguí mi doctorado a los veintitrés años, Lee. Yo no tenía exactamente el tiempo para socializar con las personas.
—Eso explica muchas cosas— Taeyong murmuró—Déjame adivinar: ¿había un deportista muy popular con el que tuviste un ardiente flechazo y me parezco a él?
—Él no se parecía en nada a ti.
—Entonces, ¿cómo es eso relevante?
—Si dejas de interrumpirme, te darás cuenta— Los labios de Jung curvados—Él era el estereotipo del deportista popular. Obviamente recto como una flecha y actuaba como si fuera el dueño del mundo, y yo quería... lo miraba y me imaginaba forzando mi polla en su garganta. Imaginaba sostenerlo hacia abajo y hacerle rogar para ser follado. Hacer a un chico hétero rogar por mi polla.
Taeyong tragó saliva y miró a las niñas para asegurarse de que estaban dormidas—¿A dónde vas con esto?
Jung se encogió de hombros, con los ojos en la carretera.
—Bastanteheterosexual e inalcanzable: eso es básicamente mi tipo. Si dejas que te folle,me aburriré de ti. Siempre me aburro de ellos.
Taeyong cruzó los brazos sobre el pecho, sintiendo frío de repente.
—¿Quién te ha hecho esto a ti?— le preguntó al fin, mirando el paisaje que pasaba. Estaba oscureciendo.
—¿Qué?
—Alguien te jodió— Taeyong volvió la cabeza hacia él—No es saludable entrar en relaciones sabiendo que están condenadas al fracaso — que perderías interés en el hombre después de follártelo. Y es realmente muy jodido tener a hombres heterosexuales, inalcanzables como tu tipo. ¿Estás asustado del compromiso? ¿O de otra cosa?
La mandíbula de Jung se apretó con tanta fuerza que los tendones del cuello se destacaban—Ahórrate tu análisis pseudo—psicológico. La explicación es en realidad mucho más simple: sólo me gusta corromper y follarme niños heterosexuales. Me excita. Y antes de que me llames un imbécil: siempre soy honesto con ellos. La mayoría de los bi—curiosos chicos 'heterosexuales' eventualmente quieren volver a sus vidas rectas de todos modos, y yo no mantengo relaciones a largo plazo. Así que es un ganarganar para todos los involucrados. Sin condiciones.
—¿Porqué no mantienes relaciones a largo plazo? Tú tienes treinta y tres.
—¿Y?— dijo Jung—Yo no soy el tipo de hombre que quiere la cerca blanca y 2 hijos y medio.
Taeyong miró a Seulgi y Joy—No lo sé— dijo lentamente—Siempre pensé que los chicos gay no eran muy diferentes de los hombres heterosexuales y querrían establecerse eventualmente. Incluso YangYang quiere eso.
—¿YangYang?— Jung parecía un poco perplejo.
Taeyong frunció el ceño—¿Mi mejor amigo?
—Ah. Te refieres a Liu.
—¿Enserio? ¿No sabes su nombre?
—¿Por qué querría saber su nombre de pila? Él es mi estudiante.
—Soy su estudiante también, Profesor.
Jung lo miró, la comisura de sus labios retorciéndose hacia arriba.
—¿Quién dice que conozco tu primer nombre, Lee?
Taeyong se rió en voz baja—Está bien. Para tu información, es Taeyong.
—No, no lo es.
—¡A—ha!
Sacudiendo la cabeza, Jung volvió a mirar a la carretera.
—Obviamente sé tu nombre, pero no pienso en ti como Taeyong.
—Lo suficientemente justo. No pienso en ti como JaeHyun, tampoco.
Incluso decir el nombre en voz alta era un poco extraño, en realidad. Taeyong puso el nombre en su lengua. JaeHyun. Nop. Jung era Jung. Taeyong estaría muy preocupado el día en que comenzara a pensar en Jung como JaeHyun.
—Me alegro de que nos entendamos— murmuró Jung, con un toque de diversión en su voz—Ahora ven aquí y dame un beso.
Taeyong parpadeó—¿Qué? Tú estás conduciendo.
—Voy a mantener mis ojos abiertos— Jung dijo secamente, sin mirarlo.
—¿Hablas en serio?
—Tú debes saber para ahora que siempre soy serio. Estoy perdiendo la paciencia.
Taeyong miró los labios de Jung y dijo: —Está bien.
Se deslizó hacia allí.
Jung volvió un poco la cabeza, puso la mano en la nuca de Taeyong y lo besó. Taeyong suspiró y empezó a chupar la lengua de Jung.
Después... un poco más tarde, Jung mordió el labio inferior de Taeyong por última vez, y lo apartó.
—Deberías dejarme joderte— dijo con gravedad.
Echándose hacia atrás en su asiento, Taeyong se limpió los húmedos, hinchados labios y respiró hondo. Su piel todavía quemando por la barba de Jung.
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Recto como una flecha: La autora usa el término —straight— que en inglés significa tanto recto/derecho (de ahí la metáfora de la flecha) como heterosexual. En la frase se refiere a las 2 significaciones.
Capítulo 8
Era de noche cuando llegaron.
Mientras se bajaban del auto, Taeyong miró a la casa y dijo, no sin humor—En realidad, algunas cosas acerca de ti ahora están comenzando a tener una horrible cantidad de sentido— Era casi inapropiadamente risible llamarla una casa. Era una gran mansión de diseño clásico.
Joy dio unas palmaditas con entusiasmo—¡Un palacio!
—No seas estúpida— dijo Seulgi, con tono de superioridad—Los reyes y las princesas viven en palacios. Nuestros país no tiene fidelidad.
—Realeza— Jung la corrigió, cerrando el coche—Si vas a llamar a alguien estúpido, asegúrate de no cometer errores tú misma.
Joyle sonrió a Jung y le agarró la mano—¡Me gusta Sr. Jung!
Jung se quedó mirando a la pequeña niña con una expresión vagamente perpleja en su rostro, antes de mirar a Taeyong.
Reprimiendo una sonrisa, Taeyong dijo—deja al Sr. Jung en paz, Joy. Ven, toma mi mano.
Joy puso mala cara, pero soltó la mano de Jung y tomó la de Taeyong. Seulgi tomó su otra mano mientras que unos cuantos criados salieron para llevar su equipaje dentro.
—A mí no me gusta él— Seulgi dijo mientras caminaban hacia la casa.
—No seas maleducada, cariño— dijo Taeyong, mirando el hombre en cuestión, que caminaba al lado de ellos—El Sr. Jung puede oírte.
Los ojos de Jung se centraron en la casa; no mostró ningún signo de escuchar la conversación.
Taeyong desvió la mirada. Era difícil creer que hace apenas unas horas, él tenía a este inmaculadamente vestido hombre, de rostro severo, gruñendo y moviéndose encima de él.
—Pero él no me gusta— dijo Seulgi obstinadamente, pero bajando la voz—No me gusta la forma en que te mira.
—¿C ómo me mira?— Repitió Taeyong.
—Como Joy mira a un panqueque.
Taeyong forzó una sonrisa. Este fue un nuevo nivel de rareza—Tú sólo estás imaginándolo, calabaza.
—Pero...
—Sólo imaginándolo— repitió Taeyong, esperando que Jung no hubiera oído las palabras de Seulgi.
El rostro de Jung era duro y frío, desprovisto de todo el color.
Este era un hombre que volvía a casa, a su padre y su familia después de quince años. Se veía casi tan feliz como un hombre en su camino a la prisión.
Un mayordomo un jodido mayordomo— abrió la puerta y saludó a Jung con untranquilo: —Maestro JaeHyun.
Taeyong guió a las niñas al interior. Se veían tímidas y nerviosas, y Taeyong tuvo que admitir que no estaba en nada menos nervioso que ellas; él era simplemente mejor en disimularlo.
Su primera impresión de la sala fue por la inmensidad — del mármol y los pilares y bustos clásicos y la cúpula imponente.
—¡JaeHyun!
Taeyong miró hacia arriba. Una mujer alta de cabello oscuro iba caminando por las escaleras, una sonrisa vagamente aliviada en sus labios.
Abrazó a Jung y lo besó en la mejilla.
—Lisa— Jung murmuró—Te ves bien.
Así que esta era la hermana que le había convencido para venir.
Taeyong la miró con curiosidad. Él ciertamente podía ver el parecido familiar. Ella parecía unos pocos años mayor que su hermano, tal vez treinta y cinco.
Lisa se apartó y miró a Taeyong y a las niñas sobre el hombro de Jung, pero antes de que ella o Taeyong pudieran decir nada, dos ancianos entraron en la casa.
Uno de ellos, el más alto, mostraba un extraño parecido con Jung. De hecho, podrían haber sido gemelos si el hombre no tuviera alrededor de treinta años más. Taeyong decidió que este debía ser el padre de Jung, Joseph Jung.
—El hijo pródigo regresa— dijo Joseph con una sonrisa burlona—Sabía que este día llegaría.
—Entonces te equivocaste— dijo Jung fríamente—Vine sólo porque Lisa no paraba de molestarme. Al parecer, estás prácticamente en tu lecho de muerte.
—JaeHyun!— Lisa dijo, viéndose indignada.
—Voy a tener que decepcionarte, entonces— dijo Joseph—Tengo un excelente estado de salud— Él estaba mintiendo. Él tenía un matiz casi grisáceo para su complexión—Así que no conseguirás mi dinero en el corto plazo.
—Tú sabes que yo no necesito tu dinero— dijo Jung.
Se miraron el uno al otro con frialdad, y el parecido que compartían era sorprendente. Taeyong se preguntó si Jung lo sabría y lo resentía.
En este momento, Joseph desvió la mirada hacia Taeyong.
Sus agudos ojos oscuros lo recorrieron de pies a cabeza, haciendo a Taeyong ser dolorosamente consciente de su desgastada, ropa barata.
Los labios de Jung padre se torcieron en tono de burla—¿Y esto?
Jung dio un paso hacia Taeyong y le puso una mano en el hombro.
—Este es mi amante, Lee Taeyong.
El otro anciano respiró hondo.
El rostro de Joseph no cambió nada, pero de alguna manera, la temperatura en la habitación parecía haber caído doce grados.
Taeyong hizo una mueca interna, pero no era como si no se lo esperara.
—Taeyong, este es mi padre, Joseph Jung— dijo Jung, su voz atípicamente suave. El idiota estaba absolutamente disfrutando esto—Y el viejo amigo de mi padre, Nathan Brooks.
—Encantado de conocerte— Taeyong mintió, preguntándose si el señor Brooks era el hombre con cuya hija Joseph quería que su hijo se casara.
—Ya veo— dijo Joseph al fin antes de desviar su pesada mirada hacia las gemelas—¿Y estas son?
Taeyong reprimió el impulso de ocultar a las chicas detrás de su espalda—Estas son mis hermanas, Sr. Jung. Seulgi y Seulgi— Por una vez, Joy se mantuvo tranquila y no discutió sobre su nombre. Ambas niñas se movieron más cerca de Taeyong.
—Ya veo— dijo Joseph Jung de nuevo antes de abordar a una criada—Prepara habitaciones para nuestros invitados.
—Prepara una habitación contigua a la mía para las niñas— Jung interrumpió—Obviamente Taeyong permanecerá en la mía.
Taeyong se encogió un poco.
La vena en la sien de Joseph palpitaba. Lisa vio a su padre con preocupación. El Sr. Brooks tenía una mirada de disgusto en su rostro que no se molestó en ocultar.
—Haz como él dijo— Joseph Jung dijo entre dientes, rompiendo el silencio—Muéstrales sus habitaciones. La cena es en media hora. JaeHyun, una palabra.
Taeyong se volvió para seguir a la mucama cuando una mano lo agarró del brazo y lo detuvo.
—Te veré pronto— dijo Jung y le dio un breve beso.
O al menos se suponía probablemente que iba a ser un breve beso, pero Taeyong encontró que sus labios no querían despedirse, ansiosos. Sintió la sorpresa de Jung antes de que Jung le agarrara del cuello y le besara de verdad. El beso parecía no terminar nunca.
Para el momento en que Jung, finalmente se retiró, Taeyong apenas podía respirar.
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Fidelidad: Seulgi se confunde loyalty (fidelidad) con royalty (realeza) ya que en inglés suenan parecido.
Capítulo 9
Decir que la cena fue incómoda sería un eufemismo. No fue sólo incómoda: fue dolorosa.
Habían pasado sólo diez minutos y Taeyong ya estaba mirando el reloj del abuelo en la pared.
La atmósfera tóxica de la habitación era tan espesa que podría ser cortada. Nunca había visto tanta pasivo—agresividad entre los miembros de una familia. Ahora Taeyong se alegró de que a Seulgi y Joy no se les había permitido comer con los adultos.
La parte molesta era, que nadie dijo nada incorrecto; todo estaba cuidadosamente oculto detrás sonrisas insulsas y modales pulidos. Andrew, el marido de Lisa, era el único que parecía estar luchando por ocultar su disgusto por su cuñado.
Jung no prestó a Andrew mucha atención, sin embargo; sus palabras más de cortantes se reservaron para su padre. Jung era bastante famoso por su crueldad en la universidad, pero no era nada comparado con su maldad hacia su padre. Taeyong habría sentido lástima por Joseph Jung si el anciano no fuera en realidad peor. D urante los primeros diez minutos, Joseph había logrado insultar todo sobre su hijo, desde su inteligencia a su sexualidad, su tono lleno de burla y desprecio.
Al verlos, Taeyong estaba empezando a entender por qué Jung había dejado su casa y no regresó en quince años. Él también estaba
empezando a entender por qué Jung era un monstruo del control. La personalidad de su padre era tan dominante que probablemente había desarrollado una necesidad similar por controlar todo como un mecanismo de defensa.
—Ellos se dan cuenta de lo mucho que son parecidos, ¿no?— Taeyong murmuró a Lisa, asegurándose de que Jung, que estaba sentado a su otro lado, no podía oírle. Lisa parecía ser la única cara amigable en la mesa.
Ella suspiró—Creo que eso es en parte el por qué se odian entre sí— murmuró—Aunque en el fondo, se preocupan el uno por el otro.
Taeyong observó a padre e hijo como francotiradores el uno hacia el otro y le dio una mirada escéptica.
Lisa sonrió sin humor—Lo sé, es difícil de creer, pero papá se preocupa por JaeHyun— Sus ojos se volvieron distantes—Cuando éramos niños, padre solía estar muy orgulloso de él. Yo solía envidiar a JaeHyun. Las cosas se volvieron... difíciles cuando papá se enteró de la sexualidad de JaeHyun, pero estoy seguro de que todavía se preocupa. Si él no lo hiciera, él le habría repudiado hace mucho tiempo y le hubiera desheredado— Echando un vistazo a su marido, ella bajó la voz—Andrew está muy enojado al respecto. Él ha estado trabajando en la empresa familiar durante años y piensa que se merece heredarla.
—Ah— dijo Taeyong. Eso explicaba la animosidad de Andrew hacia Jung.
Hablando del hombre, Andrew eligió ese momento para girarse hacia Taeyong y preguntar: —¿Así que, tú trabajas? ¿O mi cuñado paga tus cuentas por abrir tus piernas para él?
El silencio cayó sobre la mesa, y Taeyong se sintió ruborizar.
No podía creer que Andrew había dicho eso realmente. Y a juzgar por la mirada incómoda que brilló en el rostro de Andrew, él no lo podía creer tampoco. Pero entonces Andrew apretó la mandíbula, mirándolo terca y decididamente: él podría haber lamentado decirlo, pero era evidente que no estaba retirándolo.
Taeyong se mordió el labio, sin saber qué decir. Las palabras de Andrew dieron un poco demasiado cerca de casa. Claro que nadie aquí conocía la naturaleza de su relación con Jung, pero sin embargo, hizo que se sintiera avergonzado y humillado. Taeyong no había completamente llegado a un acuerdo con sí mismo al respecto, y ahora... él se sentía como una puta. Era ridículo, pero era la primera vez que realmente lo sentía. No se había sentido como una puta cuando chupaba la polla de Jung por dinero; se sentía como una puta mientras estaba sentado en este comedor elegante con toda esta gente snob.
—Discúlpate— Jung. Habló en una voz baja, de acero, pero todo el mundo en la sala lo escuchó.
Andrew miró a Jung—¿Por qué debería hacerlo? Todos podemos ver que él es pobre y te folla para...
—Vas a pedir disculpas— dijo Jung, su tono peligrosamente suave.
—Andrew, por favor— dijo Lisa, incómoda—Eso estuvo fuera de lugar para...
—Discúlpate— dijo Jung de nuevo.
Joseph Jung estaba observando el intercambio entre su hijo y su yerno como un halcón.
—Está bien— dijo Taeyong suavemente.
Jung no le hizo caso y continuó frunciéndole el ceño a Andrew, quien parecía cada vez más incómodo—Él pedirá disculpas o nos vamos.
Taeyong pensó que era una amenaza extraña de hacer, ya que Andrew se deleitaría claramente si se fueran, pero José Jung frunció el ceño.
—Discúlpate, muchacho. Nadie insulta a mis invitados.
Excepto usted, pensó Taeyong, con ironía.
Andrew dijo secamente—Mis disculpas si he ofendido a alguien. No fue mi intención.
Jung no parecía satisfecho en lo más mínimo, su cuerpo tenso y los ojosentrecerrados.
—Si quieres saberlo— Taeyong dijo a Andrew—Soy estudiante, y trabajoa tiempo parcial como camarero. Sí, JaeHyun paga la mayor parte de mis cuentas. No me avergüenzo de ello. Tengo suerte de tener una pareja que me apoya, en quienconfiar— Miró a Andrew a los ojos—Y si yo extiendo mis piernas a él, no tiene nada que ver con eso, y sin duda no es de tu incumbencia.
Taeyong enarcó las cejas.
—No estoy seguro de porqué siquiera han sacado el tema, Andrew. A menos que estés envidioso
Sonrió al rostro del idiota lentamente poniéndose rojo. A Taeyong ni siquiera le importaba el aturdido, raro silencio que descendió sobre la sala. Cogió su tenedor y comenzó a comer de nuevo, ignorando a todos.
Podía sentir la mirada de Jung en él.
Taeyong no volvió la cabeza.
Capítulo 10
Taeyong pasó unas horas jugando con Seulgi y Joy después de la cena.
Cuando las gemelas finalmente se agotaron y se durmieron, Taeyong volvió al dormitorio de él de ellos.
Estaba vacío.
Sin saber si estaba aliviado o decepcionado, Taeyong cogió ropa limpia y tomó una larga ducha. Se quedó por un rato con el agua cayendo sobre su cuerpo desnudo y pensó en el hecho de que iba a compartir la cama con Jung. Toda la noche.
Taeyong se miró la polla medio dura y suspiró. Esto era todo tan confuso. Jung era un hombre. Era también un jodido gilipollas. Él no podría estar emocionado por compartir la cama con él.
Molesto con su cuerpo, Taeyong se secó, se vistió, y caminó de regreso al dormitorio.
Al principio, pensó que Jung estaba todavía en otro sitio. Entonces vio una figura alta en el balcón.
Despacio, Taeyong hizo su camino hacia la puerta, la abrió y salió a la noche. Cuando el aire frío le golpeó, se estremeció un poco y envolvió sus brazos alrededor de sí mismo para mantener el calor. Estaba bastante cálido para noviembre, pero no era lo suficientemente caliente para una capa delgada de ropa.
Jung tenía un cigarrillo en la mano. No volvió la cabeza.
Taeyong se apoyó en las barandillas del balcón, reflejando la postura de Jung—Él realmente está enfermo, sabes.
Se dio cuenta de la rigidez sutil de los hombros de Jung sólo porque él lo estaba observando de cerca.
—Sí— dijo Jung con la voz apagada—Se está muriendo.
Taeyong no podía decir que estaba sorprendido.
—Lo siento.
Se encogió de hombros y Jung dio una larga calada a su cigarrillo.
—No hay amor perdido entre nosotros.
Taeyong miró a la luna que se asomaba entre las nubes—Cuando mis padres murieron, dejaron deudas enormes. La casa tuvo que ser vendida para pagar a los acreedores, por lo que terminé sin hogar, apenas legal, y con dos niñas pequeñas que cuidar. A veces los odio. Por morir, por ser tan irresponsables y ponerme en esta posición— Sentía la garganta cerrarse y tuvo que tragar el nudo. Respirando el limpio aire nocturno, inclinó su rostro hacia arriba para sentir la brisa rozar su piel—Pero los echo de menos. Jodidamente mucho.
Jung no dijo nada.
En algún lugar en la distancia, una lechuza ululó.
—Él es tu papá— dijo Taeyong.
Jung apagó el cigarrillo.
—Yo no te traje aquí para que me puedas dar una conferencia sobre la importancia de la familia— Su voz entrecortada.
Irritado.
—No. Tú me trajiste aquí para molestar a tu padre y demostrar tu punto. ¿No crees que es lamentable y desagradable?
—Él no es ninguna víctima. Morir no le hace ser menos mierda.
—No lo hace— Taeyong estuvo de acuerdo.
—Y tú no sabes nada sobre nuestra relación.
—Tienes razón: no sé nada. Ya hemos establecido que sólo soy un tonto chico lindo.
Jung se volvió hacia él. Taeyong podía sentir el calor de su mirada, incluso en la oscuridad.
—Eres increíblemente molesto— dijo Jung antes de tirar de Taeyong hacia él y aplastar sus labios juntos.
Varios minutos después, Taeyong abrió los ojos y dijo: —Esto es molesto, también. Estás usando esa cosa de mi fijación oral contra mí.
Jung lo besó otra vez, y todo se volvió mareado, caliente, y abrumador.
Algún, no identificable, tiempo más tarde Taeyong abrió los ojos de nuevo y se encontró tirado en la cama. Desnudo. Y Jung estaba lamiendo su pezón.
—No vamos a tener sexo— dijo Taeyong.
—Por supuesto que no lo haremos— Jung estuvo de acuerdo. Él estaba desnudo, también.
La mirada aturdida de Taeyong recorriendo sobre los anchos hombros, el densamente musculoso pecho y tenso estómago, antes de quedarse en su dura polla roja. Sintió su boca hacérsele agua.
—No, en serio— Taeyong lo intentó de nuevo, pero se mordió el labio cuando Jung envolvió una mano alrededor de su erección. Dios—No vamos a tener relaciones sexuales.
Jung acarició la polla de Taeyong un par de veces antes de soltarla y abrir los muslos de Taeyong.
Taeyong se tensó.
—Ni siquiera lo pienses— Taeyong consiguió decir.
—Sólo descansa y disfruta, Lee.
Taeyong rió.
—Correcto. Como si yo no supiera lo que realmente quieres. Tú quieres clavar tu polla en mí.
Taeyong resopló, mirando a la gruesa polla de Jung.
—No hay modo en el infierno de que yo vaya a dejar a esa cosa en cualquier sitio cerca de mi culo.
—Ya veremos— el dedo de Jung presionó firmemente contra el lugar detrás de los testículos de Taeyong, haciendo jadear a Taeyong—Creo que lo harás. Y te verás bien en mi polla.
Taeyong se sonrojó—Vete a la mierda. Eres un idiota. Mandón y...
—Deja de fingir que no te gusta— Las manos grandes de Jung acariciaban los muslos de Taeyong de nuevo—Te gusta tener a alguien a cargo de ti. Te gusta no tener que ser responsable por una vez y solo dejarte ir.
Taeyong abrió la boca para protestar, pero él no podía negarlo. A su polla parecía gustarle el autoritarismo de Jung mucho—No significa que quiera tu polla en mi culo. Ni siquiera estoy seguro de cómo se supone que eso se sienta bien. No hay manera de que quepa.
—Caberá, no te preocupes— Los ojos de Jung parecían aturdidos con la lujuria, mientras vagaban por el cuerpo desnudo de Taeyong—Debo follarte. Cuanto antes mejor.
Taeyong pasó la lengua por sus labios—No lo creo...
—Gira sobre tu estómago— dijo Jung.
—Yo...
—Gira sobre tu estómago— dijo Jung de nuevo, en el tono de voz que utilizaba en clases.
La polla de Taeyong se crispó. Se dio la vuelta, cerró los ojos y se dijo que podría parar a Jung en cualquier momento, si las cosas se ponían demasiado extrañas. Él lo haría.
Manos amasaban y acariciaban su culo antes de que algo húmedo y suave tocara su nalga.
Taeyong se tensó—Espera...
—Relájate, te gustará. A todos los chicos heterosexuales les gusta— Jung rió oscuramente—No te preocupes, no te hará gay.
Taeyong se encontró sonrojándose—Um, yo tomé una ducha, y estoy limpio, pero...
—Tú tienes un hermoso culo— Jung le mordió el glúteo—He querido hacerte esto durante mucho tiempo.
Los labios de Jung se cerraron alrededor de su arrugada abertura y chupó, y el cerebro de Taeyong perdió la batalla.
La lengua de Jung siguió adelante, trazando alrededor de su agujero antes de que le diera una larga lamida, y Taeyong gimió, sus muslos abriéndose más amplio fuera de su propia voluntad. Cristo, nada debería sentirse así de bien.
Mierda. La lengua de Jung trabajó en él lentamente, señalando y dando golpes suaves en su centro, separando el músculo, persuadiéndolo para que se relajara, deslizándose dentro. Comiéndolo. Tan sucio, tan mal, pero Taeyong hizo un ruido que sonaba sospechosamente como un sollozo, fregándose contra el colchón, su polla dura como una roca y palpitante.
—Más—jadeó, cambiando su cuerpo hasta que él estaba de rodillas, las piernas abiertas y la cabeza colgando. La barba en el rostro de Jung raspó la suave piel de sus nalgas, intensificando las sensaciones y recordándole una vez más que era un hombre lamiendo su agujero. Era su profesor comiéndole el culo.
El pensamiento envió una oleada de sangre a su polla y él gimió, empujando atrás contra la boca de Jung, mientras Jung lo follaba con su lengua. No era suficiente. Su agujero se sentía hipersensible, pidiendo por algo duro a lo que aferrarse.
Se movieron juntos, esa lengua perversa tratando de profundizar en él con cada empuje hacia el frente. Él estaba gimiendo y temblando tan mal, en el borde y sin poder correrse. Le dolía, y la lengua de Jung no era lo suficientemente grande, no podía llegar lo suficientemente profundo, y Taeyong necesitaba más—Más.
Jung se apartó de él, y luego estaban los dedos resbaladizos masajeando la entrada de Taeyong con un movimiento circular, y Taeyong gimió. Él estaba teniendo dificultad para pensar, su cuerpo haciéndose cargo y tratando de empalarse a sí mismo en los dedos de Jung. Jung empujó los dedos dentro — uno, luego otro, tijereteándolos rápidamente antes de sacarlos de nuevo.
Jadeante, Taeyong esperó. Oyó el sonido de un envoltorio de condones desgarrándose. Debió hacerlo entrar en pánico — lo que iba a suceder — pero estaba más allá del punto de enloquecimiento. Estaba tan vacío. Tan duro.
Jung le volteó sobre su espalda. Empujando una almohada debajo de las caderas de Taeyong, se alineó a sí mismo entre sus piernas, sus oscuros ojos vidriosos por el deseo.
Taeyong se obligó a relajarse mientras la gruesa cabeza de la polla de Jung lentamente comenzó a estirarlo. Se sentía a sí mismo estirarse, quemándolo, mientras Jung empujaba lentamente en él, las entrañas de Taeyong dando paso a regañadientes a la intrusión.
—Oh— Taeyong exhaló cuando Jung estaba totalmente en su interior. Se agarró de los brazos de Jung, sus muslos temblando. Dolía.
Por supuesto que dolía.
Jung tomó una respiración profunda, sus músculos rígidos bajo los dedos de Taeyong. El cuerpo de Jung estaba tenso como el infierno, mientras luchaba mantenerse controlado.
Jung comenzó a moverse.
Taeyong sólo podía abrir y cerrar la boca inútilmente mientras el extraño, intenso placer empezó construirse.
La polla de Jung empujó contra su próstata, duro, y Taeyong gritó, los dedos clavándose en los hombros de Jung—Oh Dios, oh Dios— murmuró entre palabras ininteligibles y sonidos mientras Jung embestía dentro y fuera, jodiéndolo en serio ahora. Todavía dolía, pero Taeyong sólo podía concentrarse en el intenso placer enloquecedor construyéndose en su interior. A él le dolía todo el cuerpo, necesita bombear en él mientras la polla de Jung se enterraba profundamente en él, pero no suficientemente profundo, nunca suficientemente, y era bueno, tan bueno, tan muy bueno.
Echando la cabeza hacia atrás, Taeyong se mordió el labio mientras Jung prácticamente lo dobló por la mitad, apuntando su polla en un ángulo que hizo a Taeyong gemir.
Jung se agachó y comenzó a besarlo al ritmo de sus embestidas, su lengua profundizando, y todo lo que Taeyong pudo hacer fue aguantar y cabalgar la tormenta. Perdió por completo la noción del tiempo, todo su mundo concentrándose en Jung — JaeHyun — su boca caliente, su polla, sus manos acariciando en todo el cuerpo de Taeyong. Taeyong ni siquiera hablaba
más, sólo lo tomaba y gemía. Su agujero retorciéndose alrededor de la polla de Jung mientras Jung bombeaba en él sin restricciones, besando y mordiendo el cuello y los hombros de Taeyong. La polla de Taeyong estaba cerca de estallar y él trató de tocarse a sí mismo, pero Jung no lo dejó.
Taeyong podía sentir su vientre endurecerse, sentir su agujero comenzar a pulsar, latiendo por toda la dura polla que seguía follándolo, sin nunca darle tregua, tomando su aliento y su cordura y sus inhibiciones.
Taeyong gimió, hundiendo los dedos en los hombros de Jung—No puedo...
—Tú puedes— Jung dio un empuje brutal contra la próstata de Taeyong, los dedos agarrando las caderas de Taeyong dolorosamente—Vamos.
Y Taeyong se vino, su cuerpo tembloroso mientras su orgasmo lo atravesó.
Jung se estrelló contra él un par de veces más antes de gemir y correrse muy quieto encima de él.
Taeyong yacía inerte debajo de él, su respiración todavía errática, su cuerpo temblando en réplicas.
Sesentía a la deriva en el sueño, sintiéndose cálido, bien y satisfecho.
Capítulo 11
Cuando Taeyong despertó, estaba solo. A juzgar por el sol que entraba por la ventana, era alrededor de las ocho de la mañana.
Bostezando, se incorporó y se estiró, tratando de ordenar sus pensamientos.
Los acontecimientos de la noche anterior parecían bizarros y surrealistas. Si su cuerpo no molestara y su culo no le doliera, él habría pensado que fue sólo un sueño.
Pero no fue un sueño.
Había tenido sexo real con Jung. Él había tenido la polla de Jung en él.
Lamiendo sus labios, Taeyong salió de la cama, haciendo una mueca cuando el movimiento envió una nueva ola de dolor sordo a través de su culo, y caminó hacia el espejo.
Estaba cubierto de moretones.
Taeyong se quedó mirando los hematomas en forma de dedos en las caderas y muslos y trató de decidir si estaba volviéndose loco por ello o no. Él lo estaba, un poco, pero no a causa de todo el asunto gay. Claro, él nunca esperó tener sexo con un hombre, pero el sexo gay en sí mismo no le molestaba demasiado — al menos no al punto de entrar en pánico y estar histérico. Sus padres se habían ido, y su mejor amigo era bi, por lo que no había nadie para juzgarlo — nadie que le importara.
Lo que molestó a Taeyong fue el hecho de que él había tenido relaciones sexuales con Jung. No era parte del trato. Por supuesto, Jung había sido muy mandón y decidido a follarlo, pero Taeyong podría haberse negado fácilmente. Podría fácilmente haberlo detenido. Pero no lo había hecho. Eso lo enloqueció.
Por no mencionar la intensidad del sexo que había sido casi aterradora. Aterrador bueno.
Mordiéndose el labio, Taeyong pasó un dedo por la contusión en la cadera. Su piel se estremeció.
La puerta del baño se abrió de repente, y Taeyong saltó un poco.
Jung salió del cuarto de baño, abotonándose la camisa. Él se detuvo al ver a Taeyong, y Taeyong tuvo que reprimir el impulso de cubrirse con las manos. Obligó a su cuerpo a relajarse, diciéndose a sí mismo que no fuera ridículo. No tenía nada que Jung no hubiera visto anoche.
Algo cruzó el rostro de Jung antes de que se cerrara, sus facciones volviéndose duras y distantes.
—¿Cuánto quieres?
—¿Qué?
—¿Cuánto quieres por lo de anoche?
Taeyong chupó una sombría respiración.
—¿Cuánto quiero?—Repitió.
Jung se acercó a la mesa y tomó su teléfono celular.
—Sí. Dime tu precio.
Taeyong miró a su espalda ancha.
—Precio.
—Sí, el precio—dijo Jung, un borde de irritación arrastrándose en su voz—¿Qué es tan difícil de comprender?
Su estómago apretándose, Taeyong recogió sus boxers tirados y se los puso, ignorando las molestias en el culo. Él quería una ducha se sentía sucio, pero no quería permanecer desnudo y vulnerable.
—Cinco mil—dijo. Eso tenía que hacer Jung enojarse, ¿verdad?
Una pausa.
—Bien.
Aparentemente no.
Taeyong se habría reído, excepto por el nudo en el estómago, convirtiéndose en un nudo apretado en su garganta y haciéndole sentir vagamente enfermo.
Sin decir una palabra, se dirigió al cuarto de baño y cerró la puerta muy despacio.
Recostándose contra ella, Taeyong cerró los ojos.
La puerta estaba fría contra su piel.
📚
Una larga ducha caliente aclaró su cabeza.
Para el momento en que Taeyong salió del baño, él sabía qué hacer, pero Jung había desaparecido. Taeyong estaba a punto de llamarlo cuando notó el celular de Jung sobre el escritorio. Suspirando, Taeyong fue a ver a las gemelas, pero aún estaban dormidas, por lo que decidió ir a buscar a Jung. Cuanto más pronto se pusiera a ello, mejor.
Después de unos quince minutos vagabundeando, Taeyong finalmente admitió que ya no tenía ni idea de dónde estaba. Esta ala de la mansión era completamente desconocida para él, y él no pudo encontrar ningún sirviente que le dijera dónde estaba Jung.
La mansión estaba casi inquietantemente tranquila. El lugar era lujoso, pero se sentía como un museo, no como la casa de alguien. Taeyong se preguntó cómo habría sido crecer allí, y un escalofrío recorrió su columna vertebral.
Entrando en otra habitación, Taeyong se quedó inmóvil al ver a Joseph Jung sentado detrás de un enorme escritorio.
—Lo siento—dijo Taeyong, dando un paso atrás—No era mi intención...
—Como cuestión de hecho, yo quería hablar con usted, señor Lee.
—¿Yo?— Taeyong lo miró con recelo, pero dio un paso de regreso a la habitación y cerró la puerta.
Las espesas cejas grises de Joseph se juntaron.
—Ciertamente. Tome asiento.
Taeyong se sentó en la silla frente al viejo y esperó.
El silencio se extendió a medida que se miraron.
Nuevamente, Taeyong se sorprendió por lo mucho que Joseph Jung y su hijo se parecían entre ellos. Al parecer, los hombres de esta familia envejecían muy bien. Así es como Jung se vería en treinta o cuarenta años. No es que Taeyong lo vería.
—Sr. Lee—dijo Joseph Jung finalmente, cuando Taeyong se negó a bajar la mirada—¿Por cuánto tiempo ha estado en esta relación antinatural con mi hijo?
Taeyong tuvo que recordarse a sí mismo que Joseph Jung estaba muy enfermo. Él no debería estar discutiendo con un moribundo—Menos de un mes, señor.
—Eso hace que sea más fácil— Joseph Jung tomó una pluma y escribió algo en un pedazo de papel antes de deslizarlo por encima del escritorio hacia Taeyong—Creo que esta sería una compensación justa por poner fin a su asociación con mi hijo.
Taeyong miró el papel y luego se lo quedó mirándolo a él.
—Wow, me siento halagado que me valore tan altamente— dijo y se levantó—Gracias, pero no gracias.
—Eres un tonto, muchacho— dijo el anciano con una mirada desdeñosa—Él va a tirarte lejos unas cuantas semanas a lo sumo. Siempre lo hace.
—¿Cómo sabe eso? No lo había visto en quince años.
Joseph se burló—Puede que no viva aquí más, pero eso no cambia nada. Lo sé todo sobre él. Cada juguete que tuvo y tiró. Por supuesto, hubo unos pocos persistentes, pero todo el mundo tiene un precio.
Cuando registró el significado, Taeyong se sentía mal del estómago.
—Usted está enfermo— susurró—¿Él sabe que usted pagó para que sus amantes lo dejaran?
Sacudiendo la cabeza, Taeyong se puso de pie y se dirigió a la puerta.
No había ninguna forma de razonar con este hombre.
Cuando abrió la puerta, la voz de Joseph lo detuvo—Nombre su precio, señor Lee. Todo tiene un precio.
—Hay cosas que no lo hacen— Taeyong salió.
Todo el mundo tiene un precio.
Así que esto era lo que Joseph Jung había enseñado a su hijo.
Taeyong no estaba seguro de quien se compadecía más en este momento: de Jung, su padre o de él mismo.
Capítulo 12
Finalmente encontró a Jung en la terraza media hora más tarde.
—Me voy a casa— dijo Taeyong.
La espalda de Jung se puso rígida. Se dio la vuelta, con un cigarrillo en la mano.
Extraño. Hasta ayer, Taeyong había pensado que no fumaba en absoluto.
Jung dio una larga calada, estudiándolo con una expresión indescifrable—¿Por qué? Se supone que nos vamos mañana.
—Hablé con tu padre.
Por un momento, Jung se quedó inmóvil antes de que una sonrisa sardónica apareciera en su rostro—¿Cuánto te ofreció?
—Mucho. Sólo un idiota se negaría.
Jung se alejó.
—Felicidades. El dinero más fácil que nunca has hecho.
Taeyong miró a su espalda recta.
—Bueno, nosotros ya hemos establecido que soy tonto, ¿no es así?
Una pausa.
Jung soltó una carcajada.
—Deberías haber tomado el dinero, Lee.
—Él no me agrada.
Jung se dio la vuelta de nuevo y apagó el cigarrillo con su zapato.
—A nadie le agrada. No es una razón suficiente para no aceptar el dinero. Nosotros sabemos que no habría hecho ninguna diferencia.
—Lo sabemos, pero él no lo hace— Taeyong ladeó la cabeza—¿Estás realmente bien conmigo aceptando su dinero? Él piensa que soy tu novio.
Taeyong se le quedó mirando—No puedes querer decir que todos ellos aceptaron su dinero—
—No. No todos ellos. Pero la mayoría.
Había una máscara blanda de indiferencia en el rostro de Jung, y Taeyong tuvo que cerrar las manos en puños y mirar hacia otro lado, tratando de evitar la tentación de tocarlo.
—Dijiste que te recordaba a mí— dijo Jung—Pero él lo lleva a un nivel completamente nuevo. Él no sabe cuándo parar.
—Sí— Taeyong murmuró—Es un imbécil de mente estrecha, ególatra prepotente, y que te ha jodido. Pero no te exime cuando actúas como un idiota. Y si sigues siendo tan insensible y te mantienes tratando a las personas como peones, te convertirás en él. ¿Quieres eso?
—Yo no te he traído para que me puedas psicoanalizar.
—No, no me has traído para eso— dijo Taeyong, su voz tranquila—Pero he terminado.
La mirada de Jung afilada—¿Qué?
—Estoy un poco harto de ser tratado como una puta barata por tu familia.
—Yo no te llamaría barato—Jung dijo, con la voz cortada.
Taeyong se rió en voz baja.
—Bueno, tal vez me lo merezco. Necesitaba dinero y no fui lo suficientemente orgulloso para decir que no, pero estoy un poco harto de eso ahora. Eso es todo, Profesor.
Se dio la vuelta para irse, pero Jung cruzó la distancia entre ellos en unos pocos pasos y agarró su brazo.
—No puedes irte. Tenemos un trato.
Taeyong lo miró, haciendo caso omiso del agarre doloroso de Jung en su brazo.
—Teníamos un trato. Lo estoy terminando ahora. Creo que más que me gané el dinero que me pagaste por este viaje. Puedes quedarte con el dinero del sexo de la noche pasada. Corre a cuenta de la casa.
Intentó tirar su mano libre, pero el agarre de Jung sólo se tensó.
—No puedes solo decidir irte.
—¿Por qué no? ¿Por qué siquiera te importa?— Su sonrisa brillante.
—¿No dijiste que te aburres de los hombres heterosexuales después que te los follas? Suerte para ti, entonces.
Los labios de Jung apretados en una delgada línea. Su agarre se aflojó.
Tirando su brazo libre, Taeyong se alejó.
📚
Para el momento en que Taeyong se las arregló para vestir a las niñas y sacarlas de la casa, el coche de Jung estaba esperando por ellos.
Taeyong miró por la ventana durante la mayor parte del viaje, fingiendo interés por el paisaje que pasaban. Las gemelas estaban haciendo toda la conversación. No miró a Jung, pero la tensión en el aire entre ellos era palpable, y la gran cantidad de ira y frustración era abrumadora. Taeyong siquiera estaba seguro del por qué. No era como si Jung fuera su ex o algo; no era como si hubieran estado saliendo; no había ninguna razón para que esto le afecte. Él había chupado la polla de su profesor por algunas semanas (seguro, no era algo de lo que estaba orgulloso), había sido arrastrado para molestar a Joseph Jung y fue pagado generosamente por ello. Finalmente se había cansado de prostituirse a sí mismo, y ahora tenía unos pocos meses para encontrar un mejor trabajo sin preocuparse por las facturas de todos los días. Así que todo estaba bien. Excelente. Fantástico, en realidad.
Sin embargo, fue un gran alivio cuando el coche finalmente se detuvo frente a su edificio.
Tomó a Taeyong unos pocos minutos sacar a las niñas fuera del auto. Jung ya tenía la maleta de Taeyong fuera.
—Gracias, la tomo desde aquí— dijo Taeyong, sin mirarlo.
—No seas tonto—dijo Jung, caminando hacia el edificio—Tú no tienes tres manos.
—Las chicas no necesitan que las cargue. Tienen edad suficiente para caminar.
Jung no le hizo caso, por supuesto. Por supuesto.
—Podemos caminar—confirmó Seulgi.
—Pero quiero ser cargada— dijo Joy.
Taeyong se quedó mirando la espalda de Jung y recogió a las niñas.
—Ni siquiera sabes dónde estás yendo.
—Sé tú dirección. Soy capaz de averiguar dónde está tú apartamento.
Frunciendo el ceño, Taeyong sólo podía seguirlo, aunque a regañadientes.
Cuando llegaron a su departamento, Taeyong dudó. No quería que Jung lo viera. No era que estuviese avergonzado de él... bueno, quizás estaba avergonzado de él.
Abrió la puerta y se apresuró en hacer pasar a las niñas al interior antes de cerrarlo y volverse hacia Jung.
Jung dejó la maleta en el suelo, su expresión pétrea.
—Yo..— dijo Taeyong, cambiando ligeramente en sus pies—Nos vemos alrededor, supongo.
Jung asintió secamente. Pero él no se movió.
Taeyong se aclaró la garganta, enganchando los pulgares en los bolsillos en su cadera, meciéndose sobre los talones—Gracias por cierto.
—¿Por qué?
—Por ayudarme a averiguar no soy heterosexual.
—¿Qué?— dijo Jung, casi sin inflexión.
—Sí. En caso de que no pudieras notarlo, me gustó tener sexo con un hombre—Taeyong sonrió débilmente—No lo esperaba, pero lo hice. Mucho. Así que... tengo más opciones ahora. Supongo que debo darte las gracias por ello.
—Opciones— dijo Jung.
—Síp— Taeyong frotó la parte posterior de su cuello—Puedo salir con chicos también ahora.
Algo cambió en la expresión de Jung, pero se había ido antes de que Taeyong pudiera averiguar lo que era.
—Tú puedes— Jung acordó, empujando sus manos en los bolsillos de su chaqueta.
Maldita sea. ¿Por qué era tan raro, y torpe... y lo que sea en el infierno que era?
Taeyong estaba seguro de que no estaba imaginando la tensión, la frustración en el aire, sin embargo, el rostro de Jung no reflejaba nada.
Y eso enojaba a Taeyong. Él quería sacudirlo. Él quería escandalizarlo.
Así que dijo: —Tú sabes, yo realmente no veo la hora de saber si el sexo con otros hombres será diferente. Todo es nuevo y muy emocionante.
Jung miró hacia un lado por un momento antes de que una sonrisa se formara en su rostro.
—¿Estás tratando de ponerme celoso, Lee? Yo no me pongo celoso. Los celos son para los hombres inseguros con pequeñas pollas y baja autoestima. Y te tiene que importar para estar celoso. Yo no lo hago.
Taeyong se molestó con las implicaciones—¿Por qué iba yo a querer darte celos? A mí no me gustas. Tú familia es horrible, tú eres un culo, estás más allá de lo jodido, y eres un compromiso—fóbico. Y no te gustan los niños lo que es, obviamente, un gran problema para mí. Eres todo lo que no quiero.
—Bien— Jung lo fulminó con la mirada.
Sus miradas chocaron y una oleada de hambre sexual se estrelló contra Taeyong con una fuerza que le robó el aliento.
Con dedos temblorosos, Taeyong encontró el pomo de la puerta detrás de él y tropezó dentro del departamento.
Cerrando la puerta, Taeyong se apoyó en ella, respirando con dificultad.
Mierda.
Capítulo 13
—No lo entiendo— dijo YangYang, una semana después, mirándolo desde el otro lado de la mesa de la cafetería del campus—¿Por qué está siendo tan pendejo contigo? Quiero decir, él siempre es un pendejo, pero últimamente ha sido un súper pendejo cuando se trata de ti.
Taeyong reprimió un suspiro. YangYang tenía razón, por supuesto. Jung le había estado tratando como una mierda toda la semana. No es que eso fuese una completa sorpresa.
—En serio, ¿mataste a su gato? ¿O—O dejaste un pollo ensangrentado en su puerta o algo?— YangYang negó con la cabeza—Tiene que haber alguna explicación. Se está poniendo ridículo. La gente está comenzando a hablar.
La taza de café de Taeyong se detuvo a medio camino a su boca—¿A hablar?
—No importa— YangYang hizo una mueca, viéndose un poco incómodo—Sólo algunos rumores estúpidos.
—¿Qué rumores, Yang?
YangYang tomó un sorbo de su café.
—Algunos piensan que es sospechoso que Jung no te diera una nota reprobatoria a mitad de período.
Taeyong dejó de respirar.
—¿Qué?
—Algunos dicen que lo has chantajeado para que te dé una calificación aprobatoria. Te dije que era estúpido.
Taeyong se relajó, recostándose en su silla.
—Sí. Estúpido.
—En realidad, es un poco extraño, ¿no crees? Pensé que te haría fallar de seguro. Pero no lo hizo, y ahora él es un idiota total contigo. Todo esto es raro— YangYang le dirigió una mirada sondeándolo—¿Estás seguro de que no estás ocultando algo de mí?
Taeyong sintió una punzada de culpabilidad. Tomó un sorbo de su café y miró a su taza.
—Puede ser.
—Muy bien, suéltalo— dijo YangYang, fijando sus ojos en él.
Taeyong comenzó trazando el borde de la taza con el dedo, siguiendo su forma—Yo... ¿Recuerdas el consejo que me diste? ¿Sobre Jung?
YangYang se rió entre dientes—¿Te refieres a coquetear?
—Jung no me dio una calificación aprobatoria porque él se apiadó de mí, Yang.
Las cejas de YangYang fruncidas; luego su boca abierta.
—De ninguna manera. ¿En realidad seguiste mi Consejo?
Taeyong hizo una mueca—No exactamente— Él miró el sándwich en el plato y tiró del queso que salía por los bordes—Hice más que coquetear— Un sonido metálico le hizo mirar hacia arriba. YangYang había dejado caer su tenedor y ahora estaba mirándolo con los ojos muy abiertos—Estásbromeando.
—Ojalá.
YangYang miró a su alrededor y luego acercó su silla—Entonces, ¿qué te hizo hacer?
—¿Qué crees? No un trabajo de mano de seguro.
—Santa mierda. ¿Le hiciste una mamada?
Taeyong asintió secamente.
YangYang dejó escapar una breve carcajada—Wow, nunca pensé que realmente coquetearías con él, mucho menos... Entonces, ¿cómo fue?Quiero decir, ¿te dio asco?— Tomó un sorbo de café.
Taeyong estaba tentado a decir que sí. Habría hecho todo más sencillo. Pero no podía obligarse a sí mismo a mentir.
—No— dijo Taeyong—Estuvo bien. Incluso la primera vez.
YangYang se atragantó con el café y empezó a toser.
—¿La primera vez?—Dijo cuándo la tos, finalmente cedió—¿Quieres decir que lo hiciste más de una vez? ¿Todavía te obliga a hacerlo por una calificación?
Taeyong se preguntó si prostituirse a sí mismo por una nota era mejor que prostituirse a sí mismo por dinero. No estaba seguro.
—¿Pero tú?, tú sabes... ¿te lo follaste?
—Sí— dijo Taeyong, luchando por mantener su voz normal—Yo me lo follé. Bueno, él me folló.
YangYang sonrió, ojos marrones bailando con picardía—¿Cómo estuvo él? ¿Estuvo bien?
Sonriendo torcido, Taeyong negó con la cabeza—Vamos, ¿tenemos que hablar de ello?
—¡Por supuesto que tenemos que hablar de ello! ¡Tuviste sexo con Jung! ¡Jung!
Sintió los ojos de YangYang en él, inusualmente serios e inquisidores.
Taeyong se removió bajo su escrutinio—¿Qué?
—Entonces, ¿por qué está tan enojado contigo si se ha acabado?—dijo YangYang, tamborileando con los dedos sobre la mesa.
Taeyong tenía una idea del por qué, pero no era algo sobre lo que quisiera pensar—Ni idea.
Taeyong miró a su amigo. Pensando en ello, YangYang había estado un poco distraído todo el día—¿Ocurre algo malo?
YangYang miró hacia arriba—En realidad no. Sólo... ¿tú conoces a Jisoo?
—¿Jisoo?
—¿La niña en la clase de Jung? ¿Muy bonita, con curvas, pelo oscuro?
Taeyong se encogió de hombros.
—Es una gran clase. No puedo decir que la recuerde. Entonces, ¿qué pasa con ella?
—Ella me invitó a un trío.
Taeyong enarcó las cejas—¿Y cuál es el problema? No es como si nunca has tenido un trío antes— Había muy poco que YangYang no había hecho, en realidad. Su amigo tenía tantas ofertas lascivas a veces que parecía una tontería. El hombre ni siquiera tenía que intentarlo. Si YangYang no fuera tan condenadamente agradable, todos los chicos le odiarían.
—El problema es su novio— dijo YangYang.
—¿Qué hay de él? ¿Lo conoces?
YangYang vaciló—No exactamente. Pero yo le he visto por ahí. Él siempre la recoge después de la escuela.
—Vamos, no estoy enamorado de él— dijo YangYang con una sonrisa torcida—Yo ni siquiera se su nombre.
Taeyong le lanzó una mirada que decía, por favor—Síp, tú no estás enamorado de él. Sólo los miras fijamente y babeas cada vez que lo ves.
—Yo no lo hago.
—Tú lo haces.
YangYang se echó a reír—Bien. Puede ser. Sólo uno pequeñito. Pero vamos, ¿quién no? Todas las chicas lo miran y babean cada vez que viene. El tipo es ridículamente apuesto.
—Entonces, ¿cuál es el problema?— dijo Taeyong—¿No deberías estar feliz de poder llegar a tener sexo con él?
—Un pequeño enamoramiento, sip— Taeyong bromeó—Muy pequeñito.
Los oídos de YangYang se pusieron rojos—Oh, ahórratelo. De todos modos, ese es el problema: No estoy seguro de que este trío sea una buenaidea. El tipo probablemente odiará mis pelotas por tocar a su chica.
—Entonces dile a ella que no puedes hacerlo.
—Ya le dije que lo haría— YangYang le dio una mirada tímida—No pude resistir la oportunidad de verlo desnudo.
Taeyong negó con la cabeza—No tienes remedio, hombre.
YangYang sonrió—Al menos yo no estoy tirándome al Profesor Pendejo. Vamos, ¡dime que tiene una pequeña polla! ¡Alegraría mi día!
Taeyong puso los ojos, sacudiendo la cabeza—Él no tiene un pene pequeñito. Y yo no me lo estoy follando más. Terminamos.
Levantó su taza y se la llevó a los labios, evitando los ojos de YangYang. Pensó en la forma en que Jung le había mirado en la clase: enojado y tan jodidamente intenso que le hizo ponerse duro al instante. Pensó en cómo había pasado la mitad de la clase fantaseando con caer de rodillas ante Jung y chupar su polla, allí mismo, delante de todos los demás estudiantes. Pensó en sus otras fantasías: cómo quería subir al regazo de Jung, hacerlo callar con besos y luego conseguir la polla de Jung dentro de él.
—¿Estás bien?— dijo YangYang—Te ves sonrojado.
Taeyong forzó una sonrisa—Sí. Estoy bien.
Estupendo.
Capítulo 14
Los demás capítulos están en el siguiente link:
https://jaeyonglove.wixsite.com/mellifluousar/post/2-jaeyong

ahhh te amo, te sigo en wattpad pero las historias ya no estan dispinibles, me encantan tus actualizaciones
Link parte 2: https://jaeyonglove.wixsite.com/mellifluousar/post/2-jaeyong