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𝓈𝓅𝒸 (2) 🧸 JaeYong


Capítulos

Link capítulos 1-10:


11

Una semana después, mientras que estaba en la terraza de Taeil con una cerveza en la mano, JaeHyun se preguntó si habría un hombre más jodido en el mundo.

La puerta se abrió detrás de él.

—Vas a resfriarte —dijo Rosé. Por unos segundos hasta que cerró la puerta, pudo oír las risas y voces de su familia. No era ninguna ocasión especial. Solo que los viejos hábitos son difíciles de romper. Cuando se acercaba la Navidad, todos ellos tendían a gravitar entorno a la casa de Taeil. Diciembre era extraoficialmente un mes familiar para el clan Jung.

—Nunca lo hago —dijo JaeHyun antes de tomar otro sorbo—Pero tu deberías volver a entrar. Hace frío.

Envolviendo los brazos alrededor de su cuello, Rosé jaló de él y lo besó en la boca.

—No te quedes mucho tiempo aquí fuera, ¿de acuerdo? Se te van a congelar las bolas. Y eso sería una pena. Estoy bastante encariñada con ellas.

Él rió y le dio una suave nalgada.

—Ve adentro. 

Riendo, ella se fue.

JaeHyun regresó a concentrarse en su cerveza y preguntarse qué carajo estaba mal en él.

La puerta de la terraza se abrió y cerró de nuevo.

—Vas a resfriarte —dijo Taennie.

Bajando la botella, JaeHyun volteó la cabeza hacia él. Y sonrió.

—No lo voy a hacer si vienes aquí a calentarme, osito Taennie.

Taennie rodó los ojos, arrugando la nariz adorablemente, pero se acercó y dejó que JaeHyun lo jalara a sus brazos. Se sentía cálido, tan cálido, y olía increíblemente, como todas las cosas favoritas en el mundo de JaeHyun.

JaeHyun enterró su nariz en el pelo de Taennie y dijo:

—Probablemente deberías entrar. Realmente hace frío aquí —No quería que Taennie se fuera.

—Estoy bien —dijo Taennie, reclinándose en el pecho de JaeHyun, buscando su calor.

JaeHyun frotó los brazos de Taennie con sus manos, estaba sólo cubierto por un suave pullover de cachemir.

—¿Seguro no quieres que vaya a buscar tu abrigo?

—No tengo frío, de verdad —dijo Taennie— ¿Por qué te estás escondiendo de todos?

—No me estoy escondiendo. 

Taennie no dijo nada por un rato.

Cuando habló, su voz sonó tranquila.

—¿Estás enloqueciendo por lo que pasó? 

JaeHyun suspiró.

—Te lo dije: no estoy enloqueciendo por ello —Al menos no por lo que sabía Taennie.

—Correcto —dijo Taennie, con tono escéptico— ¿Entonces, cuál es el problema? Has estado algo extraño desde que...

—¿Desde qué te ayude a liberarte? 

Taennie dejó escapar una carcajada.

—Sí. Desde que me ayudaste a liberarme. Si no estás enloqueciendo, ¿por qué has estado viéndome raro?

—¿Lo hice? —dijo JaeHyun, acariciando los brazos de Taennie luego de que una ráfaga de viento helado lo hiciera estremecerse.

—Lo hiciste.

JaeHyun casi se rió. Difícilmente podría decirle a Taennie que cuando lo miraba, seguía rememorando sus espeluznantes fantasías o el modo en que la cara de Taennie se veía luego de correrse. A veces odiaba su cerebro. Toda la semana, había intentado sacar esos extraños pensamientos de su mente, pero como alguien dijo una vez, una vez que se pensó algo, no podía ser des—pensado. No era como si de repente deseara a Taennie o quisiera que fuera una mujer. No lo hacía. Pero el hecho de que un simple cambio de género podría hacerle ver a Taennie de un modo diferente, lo ponía algo incómodo. Lo hacía replantearse cosas sobre sí mismo, su relación con Rosé, y su relación con Taennie.

Pero todo era hipotético. No importaba. No era como si repentinamente se sintiera distinto con Rosé. Él la amaba. Era todo lo que deseaba en una mujer. No tenía motivos para dudar de la profundidad de su relación. Especialmente porque tenía cosas mucho más importantes de las cuales preocuparse.

JaeHyun miró por sobre el hombro de Taennie a las luces de la ciudad fulgurando entre las nubes. Había pensado toda la semana en la situación de Taennie, pero sin importar cuan desesperadamente hubiera exprimido su cerebro buscando una solución, había llegado a la misma conclusión insatisfactoria y frustrante cada vez: no había solución. Él era el motivo de la miseria de Taennie, y no había absolutamente nada que pudiera hacer al respecto. Taennie seguiría siendo miserable —hasta que finalmente se cansara y se alejara.

La verdad de ello calaba en él, y los brazos de JaeHyun se apretaron en torno a Taennie. Algo agitaba sus entrañas, un miedo primitivo del tipo que nunca había sentido antes. Trató de reprimir el loco impulso de agarrar a Taennie y encerrarlo en un sitio seguro. Algún lugar al que sólo él tuviera acceso.

Sí. Seguro. Eso no era espeluznante para nada.

—Sí, me estoy volviendo loco, amigo —admitió en voz baja, enterrando el rostro en el cabello de Taennie— Solo que no sobre lo que piensas —apoyó los labios en la nuca de Taennie, arrastrándolos sobre la suave piel de su mejilla.

Taennie se estremeció y se fundió contra él, volteando su cara hacia el contacto.

JaeHyun se quedó quieto. Maldita sea, la reacción de Taennie ante un contacto tan inocente era increíble. Pese a saber que Taennie lo quería de esa forma —Demonios, pese a haber tenido la corrida de Taennie cubriendo su mano hace una semana— todavía lo sorprendía cuan necesitado y maleable se volvía Taennie en sus manos. Era raro, pero halagador, se sentía errado y, sin embargo, aun así empujaba esos extraños botones, retorcidos, que ni siquiera sabía que tenía.

Besó la comisura de la boca de Taennie. Un pequeño gemido escapó de los temblorosos labios de Taennie.

La puta madre.

Volteó a Taennie y lo miró. Jodida Madre de Dios.

Taennie se veía... se veía como si hubiera sido besuqueado intensamente: sus pupilas dilatadas, sus pálidas mejillas sonrojadas, y los labios abiertos. La anhelante, hambrienta mirada que le dio a JaeHyun era francamente descarada y obscena —el tipo de mirada que tendría una puta antes de abrirse de piernas.

JaeHyun se quedó mirándolo.

Taennie cerró los ojos y respiró hondo.

—Yo...¿Por qué lo hiciste? —dijo Taennie antes de abrir los ojos y mirar a JaeHyun.

Esa era una buena pregunta. Detrás de ellos, la puerta se abrió.

—La cena está lista, chicos —dijo Jessica.

—Ya vamos —dijo JaeHyun, poniendo una mano en la espalda de Taennie y guiándolo hacia el interior.

Taennie le lanzó otra mirada fulminante.

—Te pareces a Doyoung cuando estás cabreado —dijo JaeHyun, con el ceño fruncido— Es extraño.

Taennie se alejó pisando fuerte. Jessica levantó las cejas.

—¿Problemas en el paraíso?

JaeHyun suspiró, pasándose las manos por el pelo.

—Sí, se podría decir eso.

Su hermana lo agarró del brazo, sus ojos grises llenos de curiosidad mientras lo miraba.

—¿Quieres hablar de ello? 

Él le sonrió con malicia.

—En realidad, no —No tenía ningún sentido incluso en su cabeza. No estaba seguro de por qué había tocado a Taennie de esa forma, luego de que Taennie le pidiera expresamente que no lo hiciera una semana atrás. Fue cruel y completamente innecesario.

¿Qué le pasaba? ¿Estaba tratando inconscientemente de manipular a Taennie? La idea hizo que JaeHyun se sintiera profundamente molesto. Le gustaría pensar que él era mejor que eso, pero considerando sus espeluznantes pensamientos previos sobre encerrar a Taennie, no estaba realmente seguro de serlo.

Cristo.

—Tiene razón en estar enojado conmigo —dijo JaeHyun— Voy a tener que arrastrarme bastante esta vez para que me acepte de nuevo.

Riendo, Jessica sacudió la cabeza.

—Ustedes dos son como un matrimonio de años, sin los beneficios del sexo.

JaeHyun desvió la mirada.

12

—¿Hay un motivo para que estés escondido en mi cuarto? Jessica te está buscando por todas partes.

Al oír la voz de Doyoung, Taeyong abrió los ojos y se enderezó en la silla en que había estado descansando. Se encogió de hombros.

—Quería un poco de silencio.

Apoyado contra el marco de la puerta, Doyoung lo miraba con curiosidad.

—¿Por qué no estás con JaeHyun?

Con la rabia bullendo, Taeyong lanzó entre dientes.

—JaeHyun y yo no estamos realmente unidos por la cadera de momento, sabes.

Doyoung sonrió.

—Ah —No dijo nada más, pero de algún modo su silencio resultó más mordaz que cualquier palabra.

—¿Alguien te ha dicho cuan irritante eres? —dijo Taeyong.

Doyoung sonrió abiertamente, luciendo tan joven y hermoso que Taeyong no pudo evitar quedarse mirándolo.

Doyoung no era para nada su tipo, pero en un nivel puramente estético, podía ver su atractivo.

—Taeil me lo dice todo el tiempo —reveló Doyoung— Pero es difícil tomarlo en serio, ya que generalmente me besa justo después de decirlo —Su expresión se tornó especulativa— ¿Qué pasó para que te enojaras tanto con JaeHyun? Normalmente lo ves como si él sostuviera la luna.

La mandíbula de Taeyong se tensó. No respondió.

—Espera, ¿finalmente le confesaste tu eternamente trágico amor? —Cuando Taeyong lo fulminó con la mirada, Doyoung levantó las cejas— ¿Estás diciendo que lo tomó a mal? Hmm. No me esperaba eso.

Suspirando, Taeyong se frotó los ojos. ¿Cómo se supone que iba a responder eso? Por un lado, JaeHyun se tomó la noticia muy bien; por el contrario, parecía estar decidido a hacer de la vida de Taeyong una lenta y exquisita tortura.

—A JaeHyun se le metió en la cabeza que debería hacer algo por mí —dijo rotundamente— primero trató de encontrarme un novio perfecto, así podría olvidarme de él, y ahora... ahora intenta hacerme sentir mejor —Taeyong rió entre dientes— Ya no lo entiendo. Dice que incluso pensar en mí de esa forma lo asquea... te lo dijo, ¿recuerdas?... y entonces me masturba y luego actúa como si no fuera la gran cosa...

—Guau, espera —Doyoung estaba sonriendo— ¿De Verdad? ¿Te hizo una paja?

Taeyong intentó luchar contra el calor que sentía trepando por sus mejillas.

—No fue así. Él estaba sobre mí como de costumbre, y no entendía lo difícil que era eso para mí. Así que lo besé. Quería darle una lección, pero terminé —Hizo una mueca—.. yo estaba hecho un desastre. Supongo que sintió pena por mí, así que me dio una mano. Literalmente.

Doyoung lucía sorprendido.

—Taeil una vez me dijó, cuando todavía queríamos arrancarnos las gargantas mutuamente, que me mordió el labio porque yo lo irritaba demasiado —Se rió— Eso sonó casi tan ridículo como lo que estás diciendo ahora. No ando por allí meneándole la polla a la gente porque siento lástima por ellos.

Taeyong sacudió la cabeza, bajando la mirada hacia sus dedos entrelazados.

—JaeHyun siempre tuvo esta cosa por cuidarme. Nunca podía mantenerse al margen y mientras yo estuviera triste o lastimado. Por lo que viniendo de él, no es tan extraño.

Doyoung hizo un sonido impaciente.

—Si tu entiendes por qué se está comportando de ese modo, ¿cuál es el problema? Dile que se detenga.

Taeyong levantó la mirada y se mantuvo el silencio, enlazando y desenlazando los dedos nerviosamente.

La mirada de Doyoung se ensombreció.

—No quieres que se detenga —No fue una pregunta.

Mordiéndose el labio, Taeyong desvió la mirada, con la cara ardiendo.

—No es que...

—Te gusta que cuide de ti —dijo Doyoung lentamente— Te gusta su sobreprotección. En el fondo, realmente adoras que él esté dispuesto a salirse de su zona de confort por ti. Que se preocupe lo suficiente.

—No tengo que escuchar esto —dijo Taeyong con rigidez.

Se paró y encaró hacia la puerta.

Pero Doyoung estaba bloqueando la salida. De cerca, siempre sorprendía a Taeyong lo pequeño que era Doyoung en realidad. Doyoung siempre demandaba demasiada atención y se mostraba más imponente de lo que era físicamente.

—Quítate, por favor —dijo.

Doyoung no lo hizo, una pequeña sonrisa curvando sus gruesos labios.

—¿Quieres mi opinión? 

Taeyong rodó los ojos.

—¿Tengo otra opción?

Doyoung sonrió más ampliamente.

—Tienes razón: No la tienes —ladeó la cabeza, pensativamente— Creo que JaeHyun es heterosexual, más hétero de lo que Taeil fue nunca. JaeHyun probablemente no puntúe por sobre el 1 en la Escala de Kinsey. Pero la sexualidad no es algo fijo. Yo lo sabría... conocí a un montón de tipos autoproclamados 'héteros' que querían que yo les chupara la polla —Doyoung le dedicó una sonrisa descarada— Pero, de nuevo, tú no eres ni la mitad de bonito que yo. Nadie lo es.

Sonriendo, Taeyong sacudió la cabeza.

—¿Tienes un punto, Doyoung?

—Sí, de hecho —dijo Doyoung, sus ojos azul—verdosos brillando con diversión— Chúpale la polla. Incluso a los héteros les gusta. Si te deja y le gusta lo suficiente como para regresar por más, tal vez pueda convertírselo al lado oscuro —riéndose, Doyoung se fue, dejando mudo a Taennie, con la boca abierta. Fue una broma, ¿verdad?

¿Verdad?

—Por cierto—dijo Doyoung, girándose al llegar al final del corredor —dile que elija entresu novia y tú antes de que se vuelva más serio —Su sonrisa adquirió un bordeextraño— Confía en mí, no te gustaría estar suspirando por un hombre casado. No es lindo. Ni tú te mereces eso... pese a que sería algo irónico.

Taeyong se quedó allí, con el ceño fruncido, largo rato después de que Doyoung desapareció de la vista.

¿Irónico?

Negando con la cabeza, desechó la idea de su mente y se enfocó en el consejo que Doyoung le había dado.

Quizás Doyoung tenía un punto.

No, no había un quizás acerca de ello: Doyoung tenía razón. Realmente sería mejor para todos si JaeHyun tomaba una decisión. Toda la situación era demasiado desestabilizante, extraña, e injusta para todos ellos. Era injusta para Rosé porque JaeHyun le prestaba menos atención, demasiado preocupado por los sentimientos de su mejor amigo. Era injusta para JaeHyun, porque no debería verse forzado a arreglar algo que escapaba a su control —algo que no era su culpa— y JaeHyun no debería sentirse culpable por ser feliz con su novia. Y era injusto para él también, porque Taennie realmente, realmente no quería pasar el resto de su vida suspirando por su comprometido—mejor—amigo— heterosexual, que no conocía el puto significado de espacio personal y límites.

Algo había que hacer.

Su estómago se encogió en un nudo apretado, incómodo, de aprensión y miedo. Sí, era probable que lo perdiera: JaeHyun, como cualquier hombre enamorado, elegiría a su novia, sin importar cuan protector fuera con su mejor amigo.

Pero era lo correcto. No podía seguir así.

Taeyong bajó lentamente las escaleras, hacia el comedor, de donde venían las voces.

JaeHyun estaba en la mesa, sentado junto a Taeil, ambos con el ceño fruncido mientras discutían algo en voz baja.

Nadie estaba mirando en su dirección, y Taeyong se permitió llenarse con su vista, sus ojos recorriendo con avidez la mandíbula cincelada con la sombra de una barba oscura, sus firmes labios y nariz recta, esos penetrantes ojos verdes bajo espesas cejas negras; bajo el fuerte cuello de JaeHyun, esos hombros ridículamente amplios y el musculoso pecho y esos brazos que podían dar los abrazos más dulces, apretados del mundo.

Taennie se lamió los labios resecos, tratando de resistir el impulso insano de ir a besarlo. Dios, era tan jodidamente injusto. ¿Cómo era posible que alguien a quien no tenía derecho de sentir como suyo, estuviera enterrado en el nivel más profundo de su propio ser? Sentía como si JaeHyun estuviera metido en sus venas, y no pudiera sacarlo.

Todavía enfrascado en la conversación con su hermano, JaeHyun accidentalmente miró en su dirección. Sus miradas se trabaron.

Taeyong no supo que vio JaeHyun en sus ojos, pero fruncir profundamente el entrecejo. JaeHyun le dijo algo a Taeil y se levantó de la mesa. Rosé lo retuvo, preguntándole algo. Taeyong se giró y encaró lentamente hacia la terraza.

Realmente hacía frío fuera, incluso para diciembre.

Se abrazó a sí mismo y esperó, el frío calando sus huesos y estremeciendo sus entrañas.

La puerta tras él se abrió y cerró.

—¿Taennie? —dijo JaeHyun.

Taeyong se abrazó más fuerte, tratando de reprimir los estremecimientos que seguían sacudiéndolo.

—Te estás congelando, tonto —dijo JaeHyun acercándose e inmediatamente envolviendo sus brazos alrededor de él, con su gran cuerpo, firme y dolorosamente demasiado familiar— Podemos hablar dentro. Ven.

Taeyong negó con la cabeza y se obligó a apartarse de los brazos de JaeHyun. Si no lo hacía no tendría la fuerza para hacer lo que debía. Se volteó para enfrentar a JaeHyun.

La luz amarilla de la lámpara en la calle ensombrecía los angulares rasgos faciales de JaeHyun, pero Taeyong aún podía ver la tensión y la preocupación en su rostro.

—No quiero hacer esto —dijo Taeyong suavemente y sin embargo con firmeza. Pero incluso estando decidido, su garganta todavía se sentía un poco obstruida y apretada—

Pero sabes que no hay otra solución. Todo se ha vuelto demasiado confuso y jodido. No puedo... no puedo seguir así, JaeHyun.

—Taennie...

Taeyong presionó un dedo en los labios de JaeHyun.

—Por favor. Permíteme decirte primero lo que quiero — tomó una respiración profunda y exhaló lentamente— Esto no tiene sentido. La realidad es que soy la tercera rueda en tu relación con Rosé. Eras feliz antes de que te dijera que yo... que te amo. Mi confesión como que lo arruinó todo: volvió a nuestra amistad demasiado incómoda y te hizo sentir culpable por ser feliz con ella —Se mordió el labio con fuerza— Yo no quería eso. No sé qué es lo que quería. Estaba agotado de poner una expresión feliz mientras que me sentía como la mierda. Pero de todos modos —tragó saliva y miró a JaeHyun a los ojos—..Rosé y yo no podemos coexistir en tu vida. Por favor, no me pidas que haga eso. No puedo hacerlo, JaeHyun.

La expresión de JaeHyun estaba completamente congelada, con los ojos fijos en Taeyong.

—Entonces —Taennie sonrió. Al menos creyó que estaba sonriendo—..Doyoung me aconsejó que te diera a elegir, pero sé lo que elegirías de todos modos... sé lo que yo elegiría si estuviera en tu lugar. Elegiría a la persona que amo —— Yo...yo— Taennie parpadeó rápidamente y volvió a sonreír—..así que esto es un adiós. Espero... espero que no sea para

siempre —Intentó tragar la dolorosa obstrucción en su garganta— Tal vez algún día, en unos años, voy a ser capaz de mirarte y no sentir otra cosa que amistad y podamos ser amigos de nuevo.

JaeHyun no dijo nada. Se limitó a mirarlo, con una expresión difícil de leer en la semi—penumbra.

—Adiós —Taeyong logró decir. Miró a JaeHyun y esperó. Esperó, con esperanza de algo, necesitando algo. Quizás un último abrazo. Un cierre. Algo.

Pero JaeHyun no se movió. Se quedó quieto como una estatua, con una expresión dura como la piedra.

Y Taennie no pudo resistirlo. Lo necesitaba, algo que recordar en las noches frías. Incluso si era una mentira.

Envolvió sus manos temblorosas manos en el cuello de JaeHyun y presionó sus labios fríos contra los de JaeHyun, vacilantemente, con la garganta tan cerrada que ya no podía hablar, con la mirada cargada de lágrimas. Desearía que las cosas fueran diferentes. Desearía... Sus ojos ardían. Su corazón dolía. Te amo. Siempre te amaré, incluso cuando sea un viejo amargado.

Se apartó.

Dio un paso atrás. Se dio la vuelta.

JaeHyun jaló de él acercándolo y lo aplastó con fuerza contra su pecho antes de golpear sus labios. Dios.

No fue un beso amistoso o fraternal. Pero tampoco fue un beso cargado de deseo. El beso supo a ira, y necesidad, y tanto amor que desarmó por completo a Taennie. Hizo un ruidito roto mientras que JaeHyun continuaba besándolo con rudeza, aplastándolo contra su pecho. Sin lengua, sólo labios contra labios, y necesidad contra necesidad.

Finalmente, segundos u horas más tarde, JaeHyun dejó de besarlo y dijo una palabra, con la voz enronquecida y dura.

—No.

Antes de que Taeyong pudiera preguntarle qué es lo que quiso decir, JaeHyun lo empujó dentro de la casa. Con una luz adecuada, Taeyong pudo ver el rostro de JaeHyun mejor y lo que vio le hizo revolver el estómago.

Nunca había visto a JaeHyun tan sombrío y enojado.

—JaeHyun...

JaeHyun negó con la cabeza, su mandíbula tensa.

—Desearía que no me hubieras hecho elegir, pero entiendo por qué lo hiciste. Vete a casa. Tendré que hablar con Rosé y romper con ella.

Los ojos de Taeyong se abrieron amplios.

—¿Qué? —dijo con la voz apagada.

JaeHyun lo miró.

—¿Realmente estás sorprendido? ¿Me estás tomando el pelo, Taennie? ¿De verdad piensas que te dejaría ir? ¿De Verdad?

—Pero la amas —dijo Taeyong, confundido.

Los labios de JaeHyun se retorcieron con una sonrisa amarga.

—Sí. Pero al parecer no lo suficiente —Se apretó en el puente de la nariz y exhaló con fuerza. Cuando miró a Taeyong de nuevo, su expresión se había suavizado— Vete a casa. Te llamaré luego de cortar con ella —besó la frente de Taennie— Te necesitaré después de eso —dijo en voz baja antes de partir hacia el comedor —para romper con su novia. La novia de la que estaba enamorado.

Taennie nosintió ninguna euforia. Sólo una aplastante, horrible, culpa.

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Escala de Kinsey: es una escala creada por el biólogo Alfred Kinsey, que establece siete diferentes grados de comportamientos sexuales que van desde lo exclusivamente heterosexual (puntuación 0), hasta lo exclusivamente homosexual (puntuación 6). Proporcionando así una gradación en la orientación sexual, estableciendo grados de bisexualidad.

13

JaeHyun lo llamó bastante después de la medianoche.

—Rompimos —dijo rotundamente.

Taeyong levantó la vista hacia las sombras bailando en el techo de su cuarto. No sabía qué decir. ¿Qué le dices a tu mejor amigo luego de que rompiera con la mujer que amaba por ti?

—¿Cómo se lo tomó?

JaeHyun se rió, un sonido hiriente y afilado.

—Yo ni sabía que ella supiera algunos de los insultos que me dijo. No la culpo. Ni siquiera le pude explicar por qué estaba rompiendo con ella.

—Lo siento —Las palabras sonaban tan poco adecuadas.

Tan baratas.

Hubo un largo silencio en la línea.

Taeyong contó los segundos, agudizando el oído. ¿Me odias ahora por perderla? Por favor, no me odies.

Luego de catorce segundos.

—Te quiero. Ven aquí —dijo JaeHyun.

Taeyong exhaló, el apretado nudo en su estómago aflojándose un poco.

—¿Todavía estás en la casa?

—Sí —dijo JaeHyun y colgó.

Eran casi las dos de la madrugada cuando Taeyong finalmente aparcó el coche en la entrada de Taeil.

No tocó. Envió un mensaje a JaeHyun y esperó, con los dientes castañeteando cuando el viento frío barría en su cuerpo.

Los minutos pasaban.

Tal vez JaeHyun se habría quedado dormido.

Tal vez JaeHyun habría cambiado de parecer y no quería verlo.

Cuando estaba a punto de regresar al coche, la puerta se abrió.

JaeHyun se quedó allí, con una botella de vodka en la mano y una expresión indescifrable. Se apartó, dejando a Taeyong entrar. Taeyong lo siguió hasta su alcoba, observándolo cuidadosamente. JaeHyun no se balanceaba ni nada, sus pasos eran firmes y estables, pero JaeHyun raramente lo hacía, incluso cuando realmente estaba borracho—hasta—el—culo.

Taeyong cerró la puerta del cuarto al entrar. JaeHyun se dejó caer en el sofá y empezó a beber de la botella, con la cara cerrada.

Un silencio tenso cayó entre ellos. Un silencio cargado de rabia y dolor y resentimiento.

—No deberías haber roto con ella —Taeyong dijo entre dientes, rompiendo el silencio— Por una jodida que no te forcé.

JaeHyun tomó otro trago de la botella y la dejó a un lado, con la mirada endurecida.

—Ven aquí —dijo.

Taeyong vaciló, pero fue. Se sentó junto a JaeHyun, tenso e inseguro.

—¿Sabes cuál fue la peor parte? —preguntó JaeHyun, sin mirarlo.

Taeyong miró hacia su perfil y esperó.

—Lo que ella me dijo después de calmarse —dijo JaeHyun, con la mirada baja, los anchos hombros caídos hacia el frente, las manos flojas entre sus rodillas — Dijo que tal vez era lo mejor. Que ella se merecía algo más que un novio que tuviera todas sus necesidades emocionales satisfechas en otro sitio —podía ver los músculos en la mandíbula de JaeHyun trabajando— Como si ella no fuera más que un agujero para que yo follara.

Taeyong frunció el ceño.

—Eso no es cierto. Han estado juntos por medio año.

Fue la relación más seria en tu vida.

Una risa dejó la garganta de JaeHyun. Volteó la cabeza hacia Taeyong y encontró su mirada.

—No, no lo fue, Taennie —Una sonrisa irónica curvó sus labios—Y ese es el problema, ¿verdad?

Taeyong atrapó su labio entre los dientes.

—Estás enojado conmigo. Estás enojado conmigo, por perderla.

JaeHyun no lo negó. Taeyong forzó una sonrisa y se puso de pie, pero JaeHyun lo atrapó de la muñeca.

—Siéntate.

Taeyong le lanzó una mirada de asombro. JaeHyun nunca había sido tan áspero con él.

Se sentó de nuevo.

—Estoy enojado —dijo JaeHyun, su tono de voz bajo —Me gustaría poder decir que no estoy enojado contigo en lo absoluto, pero no sería verdad —frotando el ángulo interno de sus ojos con la mano libre, JaeHyun suspiró— Parte de mí te culpa. No voy a negarlo —Su agarre en la muñeca de Taeyong se tensó— Pero sé que no es tu culpa. Me ofreciste una justa elección —Se rió— No es tu culpa que esté tan enganchado contigo que todo lo demás no importe, siempre y cuando pueda mantenerte.

Calidez se construyó en las entrañas de Taeyong, ahuyentando la culpa y el dolor.

Miró los fuertes, largos, dedos de JaeHyun, alrededor de su muñeca.

—Entiendo por qué estás enojado. Lo entiendo. Y lo siento.

Suspirando, JaeHyun puso un brazo alrededor de sus hombros y presionó su frente contra la sien de Taeyong.

Así de cerca, el olor a alcohol en el aliento de JaeHyun era más evidente.

—Me siento como la mierda, Taennie —admitió en voz baja. Rompió el corazón de Taeyong.

—Lo sé —dijo, enterrando sus dedos en el rebelde cabello de JaeHyun y acariciándolo.

Los labios de JaeHyun se movieron contra su mejilla.

—Eres la razón por la que me siento como una mierda y el único que puede hacerme sentir mejor. Bastante jodido, ¿no?

Otro silencio cayó. Mientras que aún no lo llamaría cómodo, era mucho menos tenso que el anterior.

—Todavía no puedo darte lo que quieres—JaeHyun dijo de repente— Lo sabes, ¿cierto?

Taeyong se quedó mirando el patrón de la alfombra.

—Lo sé.

—Me gustaría poder —dijo JaeHyun, su nariz cepillando la mejilla de Taeyong— Dicen que la sexualidad puede ser fluida, pero no creo eso refiera a mí. No puedo hacerlo, ni siquiera por ti, Taennie. Quizás especialmente por ti. Simplemente no te veo de ese modo.

Taeyong cerró los ojos, tratando de encontrar la fortaleza para decirle a JaeHyun que estaba bien, que esto era suficiente. En cambio, se encontró susurrando.

—Pero me besaste —Odiaba la forma en que una parte de él se aferraba a esa idea, pese a que la parte racional de él sabía que el beso no había tenido nada que ver con la lujuria.

¿Por qué era aún tan jodidamente difícil aceptar que nunca estarían juntos de ese modo? Era terriblemente egoísta de su parte. Y francamente patético.

JaeHyun suspiró y se apartó un poco, luciendo desconcertado.

—Fue algo así como un impulso del momento.

—Un impulso del momento —Taeyong repitió, desinflando— Bien.

—Maldita sea —dijo JaeHyun, con frustración en la voz— Joder, no quería hacerte daño, pero creo que tenemos que hablar de ello, aclarar las cosas de una vez por todas.

El estómago de Taeyong cayó.

—¿Sobre qué?

El rostro de JaeHyun adquirió una expresión de determinación. Se aferró a los hombros de Taeyong, mirándolo a los ojos.

—Te amo... te amo más que a nadie... pero no de esa forma. Desearía poder darte lo que quieres, pero no puedo. Eres como un hermano para mí. Cuando intenté imaginarme teniendo sexo contigo, la única vez que no pareció raro fue cuando te imaginé como una chica —Un leve rubor floreció en sus mejillas, pero la firme expresión de JaeHyun no cambió. Su voz se suavizó— Lo siento. Realmente lo hago, Taennie.

Taeyong sintió sus labios temblar y trabó la mandíbula.

—Está bien —dijo— Lo entiendo —apartando la mirada, sonrió — Quiero un trago.

Una hora y dos botellas de vodka más tarde, ambos estaban camino a estar completamente borrachos.

—No está bien —Taennie murmuró contra el pecho de JaeHyun.

—Lo sé —dijo JaeHyun, cepillando el cabello de Taennie con sus dedos.

Taennie levantó la cabeza y enfocó sus ojos en él.

—No, no lo haces —dijo arrastrando las palabras, completamente enloquecido de repente. Se lanzó hacia el frente y golpeó sus labios contra los de JaeHyun —Te quiero — murmuró desesperadamente contra los labios de JaeHyun— Te quiero — JaeHyun no entendía que desde que Taeyong había descubierto para que servía su polla, todo lo que había deseado era a él. JaeHyun no sabía que se masturbaba duro pensando en chuparle la polla, en las fuertes y seguras manos de JaeHyun ocupándose de él, en la polla de JaeHyun en cada uno de sus agujeros, usándolo, porque él era de JaeHyun en cuerpo y alma— Te quiero —susurró entrecortadamente, presionando besos húmedos y codiciosos contra los labios de JaeHyun— Por favor. Necesito... Necesito...

De repente, un recuerdo irrumpió en su cerebro aturdido por el alcohol.

Chúpale la polla. Incluso a los héteros les gusta.

Cuando Taennie dejó de darle esos besos necesitados, fue un alivio —porque JaeHyun estaba peligrosamente cerca de responderlos. Parte de él había querido corresponderlos —la parte jodida en él que necesitaba sentir a Taennie más cerca luego de esta noche de mierda y dejar que esa cercanía lo hiciera olvidar— pese a que JaeHyun supiera que era una terrible idea: alimentaría las esperanzas de Taennie y jugaría con su cabeza.

Pero cuando Taennie se separó y se dejó caer de rodillas entre sus piernas, el alivio de JaeHyun se evaporó.

Él se tensó.

—Taennie...

Taennie apretó su cara contra la ingle de JaeHyun y acarició su suave polla a través de los pantalones de jean.

—Taennie —JaeHyun dijo, mirándolo con los ojos ampliamente abiertos. Esto no podía estar pasando— Detente.

Taennie no se detuvo. Frotó la mejilla contra el bulto como un gatito, con los ojos cerrados, sus fosas nasales dilatadas como si estuviera inhalando la esencia de la polla de JaeHyun. Fue la visión más errada, más extraña que JaeHyun hubiera visto nunca.

—Quiero chuparla —dijo Taennie, besando su polla a través de las capas de tela. Levantó los ojos hacia JaeHyun, con expresión hambrienta— Quiero chuparte la polla. ¿Por favor?

Si JaeHyun hubiera estado completamente sobrio, habría empujado a Taennie inmediatamente. Pero su mente se sentía débil y confusa. No podía hablar. No podía moverse.

Tomando su silencio como una afirmación, Taennie desabrochó la bragueta y liberó su polla.

Sólo podía ver el hambre desnuda en la expresión de Taennie, mientras que este miraba su suave pene. Entonces, Taennie se inclinó y lamió la punta con una satisfacción tan obscena que la polla de JaeHyun saltó a la vida como si hubiera recibido una inyección de Viagra. Jesús.

—Taennie —lo intentó de nuevo, con su corazón tronando en sus oídos. Esto estaba mal. Esto estaba jodidamente mal.

Y sin embargo, no se podía mover. Observó a Taennie arremolinar su rosada lengua alrededor de la cabeza, antes de tomarla lentamente en su boca. JaeHyun tomó aire mientras que una boca húmeda, cálida, envolvía su polla. Estaba duro. Estaba completamente duro ahora. Joder, tenía su polla dura metida en la boca de su mejor amigo. ¿Qué demonios estaba haciendo?

Justo cuando JaeHyun estaba a punto de empujar a Taennie, este gimió alrededor de su polla, luciendo extasiado, como si chupar la polla de JaeHyun fuera algo que siempre había soñado.

JaeHyun se quedó mirando la enrojecida cara de Taennie mientras que las pestañas de Taennie se agitaron y levantaron. Sus ojos se encontraron, las pupilas de Taennie completamente dilatadas. Taennie zumbaba alrededor de la polla en su boca y comenzó a mover la cabeza, chupando la polla de JaeHyun con deleite, su boca y lengua hambrientas y descaradas —Y joder, eso estaba mal, estaba tan jodidamente mal, pero JaeHyun no podía pararlo, joder. Gimiendo, se estremeció violentamente, y tuvo que aferrarse a los restos de su autocontrol para no embestir sus caderas. Se aferró a la bamboleante cabeza de Taennie. Detente, quería decir, pero Taennie completamente relajado, abrió más la boca y lo miraba con expectación. Esperando. Ansioso.

Cristo. Taennie quería que le follara la cara.

Las caderas de JaeHyun se sacudieron por propia voluntad, embistiendo nuevamente en el calor de la boca de Taennie. Taennie dejó escapar un largo gemido satisfecho alrededor de la polla de JaeHyun. Jodidamente lo amaba.

Las caderas de JaeHyun se sacudieron de nuevo. Y de nuevo. No podía parar.

Pronto, él tenía ambas manos en el cabello de Taennie y estaba empujando la boca de Taennie contra su dolorosa, palpitante, verga. Joder, nunca había estado más duro en su vida, con la sensación de estar haciendo algo malo aún presente —Taennie era como un hermanito para él; ¿qué estaba haciendo?— pero hacía que todo fuera más caliente y estremecedor. Quería follarse la boca de Taennie, así que JaeHyun lo hizo, viendo con hambre la expresión de felicidad en Taennie mientras que empujaba su polla dentro y fuera. Quería correrse en él. Quería acabar dentro de Taennie, llenar su boca con su corrida y obligar a Taennie a tragársela...

Gruñendo, JaeHyun se dejó ir, su visión oscureciéndose en los bordes mientras que se corría en lo profundo de la garganta de Taennie.

Jodido infierno.

Cuando abrió los ojos unos minutos después, se encontró mirando la cabeza de Taennie sobre su muslo, la mano de Taennie cerrada alrededor de la no—tan—ablandada polla de JaeHyun. La otra mano de Taennie se estaba moviendo, fuera de su vista. Taennie se estaba pajeando, JaeHyun notó aturdido. Y yo solo acabo de follarme la boca de mi mejor amigo. Pero su cerebro no podía arreglárselas para enloquecer adecuadamente todavía.

Taennie frotó su mejilla contra la polla de JaeHyun antes de meterse la hipersensibilidad cabeza nuevamente en la boca. JaeHyun suspiró, sintiendo su polla empezar a llenarse de nuevo. Esto no debería estar pasando. No debería haber permitido que ocurra. Y seguro como la mierda que no debería permitir que suceda de nuevo. Sabía que cuando estuviera sobrio, lamentaría esto más que ninguna otra cosa en su vida.

Pero Taennie gemía alrededor de su polla, con esa expresión descarada de pura felicidad en el rostro, y JaeHyun quería follarse su boca de nuevo.

Así que lo hizo.

14

9 de diciembre


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10 de diciembre


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12 de diciembre


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15

Tirado en el sofá de JaeHyun frente al televisor, Taeyong nunca había estado tan distraído en su vida, mientras miraba jugar a su equipo favorito. Simplemente no podía concentrarse. Que los Azules estuvieran perdiendo probablemente tampoco ayudaba, pero aún así. Estar con su mejor amigo, últimamente no era fácil. Nunca sabía qué esperar. Con su visión periférica, podía ver a JaeHyun haciendo unos retoques finales al proyecto en que estaba trabajando.

JaeHyun cerró el Photoshop, frotando sus cansados ojos.

Miró a Taeyong.

—¿Un buen juego? —dijo. Miró las marcaciones y sonrió—¿Están perdiendo de nuevo?

—Vete a la mierda —se quejó Taeyong, lo que sólo provocó que JaeHyun sonriera más ampliamente. Sí, está bien —Taeyong sabía que se ponía ridículamente sensible cuando su equipo favorito perdía, y dado que su equipo favorito era el menos favorito de JaeHyun, tenían algunas discusiones espectaculares cuando jugaba el Chelsea.

—Ey, no dije nada —dijo JaeHyun, parándose y acercándose. Empujó las piernas de Taeyong y se dejó caer en el sofá, estirándose como un gracioso gato grande.

Taeyong desvió la vista y puso los pies en el regazo de JaeHyun. Se maravillaba de lo normal que parecía todo, mientras que ya no quedaba nada normal en su amistad.

—Regodearte no es agradable, sabes.

JaeHyun se encogió de hombros y puso su brazo sobre el respaldo del sofá.

—Eso es lo que les pasa por ser un equipo de un solo hombre. Un equipo no debería depender tanto de un único jugador. Es patético cómo han estado perdiendo todos los partidos desde que se lesionó Kim JungWoo. Estará fuera por dos meses más y, a este paso, el Chelsea será el último de la tabla para cuando se recupere.

Taeyong frunció los labios.

—Si Doyoung todavía jugara, no habrían tenido este problema. Es casi tan brillante como JungWoo y podría haberlo reemplazado con facilidad.

JaeHyun se rió entre dientes.

—¿Casi? Si se entera Doyoung, te va a patear las bolas. 

Eso hizo que Taeyong sonriera.

—Tal vez pueda convencer a Taeil para que haga magia con Doyoung y consiga que regrese a las canchas.

—Es demasiado pronto para que Doyoung vuelva a jugar

—dijo JaeHyun, negando con la cabeza— Taeil me dijo que llevaría alrededor de un año y sólo han pasado ocho meses. La pierna de Doyoung aún no está bien como para jugar profesionalmente. Taeil es optimista, pero ¿quién sabe? Puede que nunca esté lo suficientemente bien.

—Sí, lo sé —dijo Taennie, volviendo la mirada al televisor— Y de todos modos, Doyoung no parece demasiado ansioso por volver a estar bajo los reflectores. Para un futbolista estrella, estar en una relación homosexual estable no es fácil.

Además, Doyoung ni siquiera necesitaba volver a trabajar un día en su vida si no lo quería: su corta, pero increíblemente exitosa carrera futbolística, lo había hecho millonario.

—Todavía es joven y puede elegir cualquier otra carrera— dijo JaeHyun, dándole una mirada significativa. Taeyong suspiró.

—No empieces, JaeHyun. No odio trabajar con papá. No me encanta, pero está bien.

—Podrías ir a una escuela de arte —dijo JaeHyun— Te encanta dibujar.

—No soy tan bueno —Taeyong dijo recordando la mueca burlona en el rostro de su padre cuando le había contado sobre esa ambición hace años.

—Mis huevos —dijo JaeHyun— Te he visto dibujar. Eres muy bueno, especialmente dibujando retratos.

Taeyong casi rió. No era tan bueno haciendo retratos.

Era bueno dibujando a JaeHyun.

—Lo que sea —dijo JaeHyun con un suspiro— Vas a venir a la fiesta de Navidad en la casa, ¿verdad?

—No me la perdería por nada del mundo. La comida de tu mamá es la mejor —Taeyong hizo una mueca— Tendré que asistir al baile anual de Navidad en el Nottingham Hall, por supuesto, pero me voy a escapar. Nadie me va a extrañar allí. Habrá cientos de personas importantes, tal vez incluso la familia real.

JaeHyun resopló, mientras le daba un apretón al tobillo de Taennie.

—Saluda a Su Majestad de mi parte.

El silbato sonó y el juego había terminado, los jugadores del Chelsea dejaron la cancha con caras abatidas.

—Tío —Taeyong suspiró, apagando la televisión. JaeHyun le dio unas palmaditas en la pierna.

—No te preocupes, creo que van a escapar del grupo de descenso pronto.

Con el ceño fruncido, Taeyong le dio una patada en el abdomen.

—No seas mal perdedor, Taeyong —dijo JaeHyun con una falsa expresión de solemnidad— No es propio del Vizconde de Richmond.

—Te odio —dijo Taeyong, bostezando. Cerró los ojos—Tomaré una siesta.

—¿Lo harás? — murmuró JaeHyun, incrementando la presión de sus dedos en el tobillo de Taeyong.

Taeyong abrió los ojos.

La expresión de JaeHyun casi parecía aburrida, pero no del todo. El reflejo oscuro y fuerte en sus ojos verdes contaba una historia distinta.

Taeyong tragó, su pulso acelerándose. Tenían que hablar. No podían seguir así. Probablemente no era demasiado sano.

Lentamente se sentó, sus miradas todavía trabadas juntas.

—Trae a YangYang contigo a la fiesta de Navidad —dijo JaeHyun mientras que Taeyong se ponía de rodillas entre sus largas y musculosas piernas— Antes de que sea mandado a Siberia por el imbécil de su padre.

—No va a Siberia —dijo Taeyong, sus dedos temblando un poco mientras abrían la cremallera de JaeHyun.

Liberó la polla de JaeHyun.

—Va a Moscú.

—¿Alguna diferencia?

—Sí, en realidad. Siberia es hacia el este —sacando la lengua, Taennie lamió la polla de JaeHyun desde la base hasta la punta. Recordó cuan suave había estado JaeHyun la primera vez, pero últimamente, siempre estaba por lo menos medio duro antes de que Taennie tuviera la boca en su polla.

—Está helando también en Moscú —dijo JaeHyun, con la voz un poco ronca cuando Taennie lamió su polla hasta ponerlo completamente duro.

Manos agarraron su rostro, frenándolo.

Taennie levantó la vista. JaeHyun lo miraba con una expresión que ya se estaba volviendo demasiado familiar: una mirada firme y dura que le resultaba imposible de leer. Con la vista clavada en el rostro de Taennie, JaeHyun frotó su goteante polla en la mejilla de Taennie, antes de acariciar sus labios con la engrosada cabeza. Taennie deseoso abrió los labios, pero JaeHyun no empujó su polla dentro. Continuó esparciendo su pre—semen en los entreabiertos labios de Taennie, observándolo con intensidad. Taennie no pudo contener un gemidito, agitando su lengua para lamer el glande.

Los ojos de JaeHyun se oscurecieron.

—Esto está tan jodidamente mal.

Taennie parpadeó, sorprendido y nervioso. Esta era la primera vez, en las últimas dos semanas, que JaeHyun en realidad reconocía lo que estaban haciendo.

—¿Por qué? —dijo Taennie, sosteniendo la mirada de JaeHyun y frotando sus labios contra la punta de su pene.

Los músculos en la mandíbula de JaeHyun se tensaron.

—No debería usarte así.

Taennie lamió la cabeza lentamente, saboreando su sabor.

—No me estás usando porque yo quiero que me uses.

Las fosas nasales de JaeHyun se dilataron, sus muslos tensándose bajo las manos de Taeyong.

—Taennie —exhaló, cerrando los ojos por un instante y tomando una respiración profunda— No estaba bromeando: no te quiero en esa forma. Eres como un hermano para mí — gimió cuando Taeyong tomó la gruesa cabeza en su boca, las caderas de JaeHyun sacudiéndose para empujar su polla más profundo. Taennie tarareó alegremente alrededor de la polla de JaeHyun, abriendo aún más la boca y relajando la garganta tanto como podía. JaeHyun finalmente perdió la batalla consigo mismo y comenzó a follar duramente su boca, sus ojos verdes desenfocados.

Taeyong no tenía idea de cuánto tiempo duró. El olor, el sabor, la sensación de la gruesa polla de JaeHyun moviéndose en su boca, estirando ampliamente sus labios, los dedos de JaeHyun enredados en su cabello, los gruñidos bajos de JaeHyun... todo ello lo estaba volviendo loco. Taeyong presionó la palma de su mano contra su propia erección, acariciándola y gimiendo bajo alrededor de JaeHyun.

Levantando nuevamente la vista, se encontró con JaeHyun mirándolo fijamente, con una mezcla confusa de odio y voracidad en su expresión.

—Esto está tan mal —dijo nuevamente JaeHyun, apretando su agarre en el pelo de Taeyong. Golpeó con fuerza en la boca de Taeyong, ahogándolo con su polla— Maldita sea, Taennie...

El sonido de su nombre, en ese tono, con esa voz, viniendo de ese hombre... fue suficiente para empujar a Taeyong al límite, sus caderas sacudiéndose contra su mano mientras se corría gimiendo, con la garganta apretando alrededor del miembro de JaeHyun. JaeHyun maldijo entre dientes y se salió, salpicando su semen en los labios y barbilla de Taennie.

Enrojecidos y respirando con dificultad, se miraron mutuamente, aturdidos.

Los ojos de JaeHyun bajaron a los labios de Taeyong. Se quedó viéndolo fijamente antes de desviar la mirada y meter su polla dentro de sus jeans.

—Ve a limpiarte.

Parándose tambaleante, Taeyong se rió entre dientes.

—¿Demasiado incómodo? JaeHyun no respondió.

Preguntándose qué carajos estaba pasando con JaeHyun, Taeyong se dirigió hacia el baño.

Cuando regresó a la sala, vistiendo una camisa y unos jeans de JaeHyun, porque los suyos estaban pegoteados, se encontró con JaeHyun sentado en el sofá, con los hombros encorvados mientras se miraba las manos, con una expresión sombría. Se quedó mirando a Taeyong antes de reaccionar tardíamente.

—¿Qué? —dijo Taeyong, mirándose a sí mismo. La ropa de JaeHyun era un poco grande para él —JaeHyun era más musculoso y tres pulgadas más alto— pero Taeyong no creía que luciera tan ridículo—Nunca te importó antes.

—¿Qué pasó con tu ropa? —dijo JaeHyun.

—Estaba pegoteada —dijo Taeyong y ruborizándose. No estaba seguro de si JaeHyun había notado que él se excitaba mamando su polla; JaeHyun ciertamente nunca había dicho algo al respecto.

JaeHyun apartó la vista.

—Ven aquí—dijo luego de un momento, con la voz más suave que había usado en las últimassemanas.

Taeyong fue.

JaeHyun tomó su muñeca y tiró de él hacia abajo antes de abrazarlo por los hombros. Con un suspiro, Taennie se apoyó en él, inclinándose hacia el toque con voracidad. Habían pasado semanas desde que JaeHyun le había tocado así. No se había dado cuenta de cuánto lo había extrañado hasta ahora: la sensación de los brazos de JaeHyun a su alrededor, la forma en que JaeHyun giró la cabeza y acarició su sien, como si fuera la cosa más natural del mundo. Para ellos, lo era.

—Dime que no estoy jodiéndote —dijo JaeHyun contra su mejilla— No quiero hacerte daño. No quiero darte la impresión equivocada.

—¿Qué quieres decir? —murmuró Taeyong, con una oleada de inquietud danzando en la boca del estómago.

—Yo... estoy confundido, Taennie —dijo JaeHyun, con la voz ronca— Espero que no creas que esto es más de lo que es. No quiero...

—¿Romper mi corazón? —Taeyong terminó con calma.

—Sí.

Mordiéndose el labio, Taeyong se quedó mirando la alfombra.

—No voy a pretender que entiendo lo que te está pasando —dijo— Sé que me golpeará si d... cuando decidas que esto es demasiado incómodo para ti —Sus orgullosos, arrogantes antepasados deberían estar revolviéndose en sus tumbas. A él no le importaba una mierda. Al carajo con el orgullo— pero...

No quería ser un infeliz desgraciado, que se aferrara estúpidamente a su orgullo porque no le quedaba otra cosa.

—No me importa —dijo, mirando a JaeHyun a los ojos— Quiero lo que estés dispuesto a darme por el tiempo que dure.

JaeHyun tenía una expresión socarrona en el rostro.

—No puedes hablar enserio, mocoso. 

Taeyong sonrió un poquito.

—¿Qué?

—Y él dice "¿qué?" —dijo JaeHyun rotundamente, negando con la cabeza antes de empezar a reír— Si un ladrón intentara entrar en tu casa por una ventana, ¿le abrirías la puerta, también?

—No es igual. 

JaeHyun se quejó.

—Lo es —Se pasó una mano por la cara— Confías demasiado en mí. De verdad, no deberías.

Frunciendo el ceño, Taeyong estudió su perfil. JaeHyun rara vez se veía tan sombrío y agitado.

—No sé cómo no confiar en ti —dijo simplemente.

La mandíbula de JaeHyun se apretó. Volvió la cabeza hacia Taeyong, con ojos endurecidos.

—Tal vez deberías aprender, entonces —dijo— Porque a veces quiero hacerte alguna mierda espeluznante y, confía en mí, no confío en mí mismo para no hacerte daño.

—Tú nunca...

—No físicamente —dijo JaeHyun, poniéndose de pie. Se acercó a la ventana, con la espalda y hombros rígidos por la tensión mientras se agarraba al alféizar.

Por primera vez, Taeyong sintió una punzada de recelo.

Esperó.

—La extraño —JaeHyun dijo luego de un largo rato. Las entrañas de Taeyong se retorcieron.

—Pero fue mi propia decisión —dijo JaeHyun— Si tuviera que elegir entre ambos de nuevo, no cambiaría nada... te elegiría. Siempre te elegiría a ti. Pero...

—Pero me odias por ello —dijo Taennie, con su voz más pequeña de lo que hubiera querido.

JaeHyun suspiró y se dio la vuelta para mirarlo. No había rastros de su habitual sonrisa fácil.

—No sólo se trata de Rosé. ¿Entiendes lo que esto significa para mí? —Su voz era baja, tensa—Significa que nunca tendré ninguna relación significativa con ninguna mujer. Nunca podré salir con nadie. Si lo hago, terminaré dañando a todos los involucrados. Porque siempre te elegiré al final.

Taennie tragó. El resentimiento en la voz de JaeHyun era inconfundible.

—Tal vez un día no lo harás. Algún día te cansarás de esto... de mí.

JaeHyun se acercó, puso las manos en el respaldo del sofá, atrapando a Taennie entre sus brazos, sus caras a sólo centímetros de distancia.

—A veces no puedo jodidamente esperar —dijo JaeHyun. Taennie no podía respirar.

—Pero nunca va a pasar —agregó JaeHyun con una sonrisa triste que no llegaba hasta sus ojos.

Apoyado sus frentes juntas, besó la comisura de la boca de Taeyong.

—A veces pienso que nacimos en los cuerpos equivocados, Taennie. Tal vez lo hicimos —sonrió con malicia— Tal vez fuiste mi chica en una vida pasada y mi alma aún lo recuerda.

Tal vez JaeHyun lo dijo como una broma, pero no sonaba así.

Taeyong no sabía qué decir.

—Te follaría si fueras mujer —JaeHyun dijo con voz ronca, su cálido aliento rozando sus labios— Me pasaría días dentro de ti, amándote de todas las formas posibles —Un suave gemido escapó de la boca de Taennie y JaeHyun suspiró— Pero eres un tipo y yo simplemente no puedo verte de esa forma. Veo a mi amigo, mi hermano, mi Taennie... no alguien a quien debiera estarme follando.

Parpadeando confundido, Taeyong se apartó un poco para estudiar la cara de JaeHyun.

—¿Pero qué hay de...?

Los labios de JaeHyun se torcieron.

—¿Las mamadas?

Taeyong asintió con la cabeza.

Suspirando de nuevo, JaeHyun se dejó caer en el sofá.

—Es complicado —dijo sin mirarlo— Y jodido.

—Dime —dijo Taeyong, frunciendo el ceño hacia él. JaeHyun rió brevemente.

—No sé cómo decírtelo. Te ofenderás. Yo estaría cabreado en tu lugar.

Taeyong no dijo nada, esperando que JaeHyun finalmente explicara qué carajo estaba pasando.

—Siempre te he visto como a un hermano al que amo y necesito cuidar —dijo JaeHyun al fin, mirando hacia cualquier sitio menos a él— Y ahora imagínate lo que siento cuando veo al chico que siempre consideré mi hermanito con mi polla en su boca, chupándola como si fuera su cosa favorita en el mundo, y gimiendo alrededor de mi verga como una puta.

Taeyong sintió arder sus mejillas. En realidad no se había puesto en el lugar de JaeHyun. No se había dado cuenta de cómo se vería desde la perspectiva de JaeHyun.

—Me incomoda como la mierda —dijo JaeHyun, todavía sin mirarlo— Pero eso ni siquiera es la parte más jodida —Los músculos de su garganta trabajaron— La parte más jodida es, que me excito con ello... en lo mal que está. Me excita cogerte la boca porque se siente mal ensuciarte, y porque... porque hay una parte mía que quiere poseerte —soltó una carcajada, evitando mirarlo— Así que, sí. Lo quiero, aunque por motivos equivocados.

Oh.

Taeyong se humedeció sus resecos labios con la lengua, inseguro sobre cómo lo hacía sentir la confesión de JaeHyun.

¿Debería ofenderse? Lo que JaeHyun había dicho no era alentador exactamente, pero era mucho mejor que lo que había temido: que JaeHyun actuaba tan áspero con él porque lo estaba castigando por haber perdido a Rosé. JaeHyun apenas siendo un bastardo pervertido era definitivamente mejor.

—Pervertido —dijo Taeyong con una sonrisa, tratando de diluir la incomodidad.

JaeHyun rió —una risa profunda desde su barriga que hizo crecer un cosquilleo cálido en el cuerpo de Taeyong— y lo atrapó con una llave en la cabeza.

—Es todo culpa tuya —dijo en la nuca de Taennie, con voz juguetona y ligera. Y así sin más, ellos estaban bien.

Por ahora.

Porque Taeyong no podía olvidar la voz de JaeHyun, cuando le dijo que nunca sería capaz de tener una relación con nadie por Taennie. Tarde o temprano, ese tipo de resentimiento mataría cualquier cariño, sin importar cuán profundo fuera.

Era sólo cuestión de tiempo.

• ────── 🧸 ────── •

Tabla: La tabla deposiciones del torneo.

Tres pulgadas: Aprox. 8 cm.

16

—¿Hay algún motivo por el cual has estado mirando a ese tío toda la noche?

JaeHyun tomó un sorbo de su copa de vino y miró de reojo a su hermano mayor.

—No sé de qué estás hablando.

Taeil se reclinó contra la pared junto a él, bebiendo su vino. Sus agudos ojos grises se detuvieron en él por un momento antes de barrerlos por la habitación llena de gente. Sus fiestas de Navidad solían ser asuntos pequeños, sólo para la familia, pero mientras que fueron todos creciendo, comenzaron a incluir a otros seres queridos, niños, y un sinnúmero de amigos de los hermanos Jung, y ahora era una gran fiesta, llena de gente. La mirada de Taeil se detuvo en el alto pelirrojo que estaba parado junto al árbol de navidad —el alto pelirrojo que estaba invadiendo el espacio personal de Taennie. Steven Carrington.

—Sí, ese es el tipo al que has estado fulminando con la vista — Taeil dijo con sequedad—¿Dónde está tu espíritu Navideño?

—No lo he estado fulminando con la mirada —dijo JaeHyun—Sólo que no sé qué está haciendo aquí. No fue invitado.

—Llegó con Liu YangYang, a quien tú invitaste.

—Es el ex de Taennie —dijo JaeHyun—Ese pendejo le rompió el corazón hace unos meses.

—Taeyong no parece tener el corazón roto —dijo Taeil—Parece estar divirtiéndose.

Eso era bastante cierto —y eso lo enojaba. JaeHyun quería ir allí, zarandear a Taennie y preguntarle qué carajos estaba haciendo. Carrington había roto con Taennie porque este no estaba preparado para salir del armario y presentarlo a su padre. Era un perdedor despechado que no pudo aceptar la ruptura con gracia y le dijo a Taennie que era un amante terrible y frío cómo un pescado. Era definitivamente la cosa más idiota que podía decir, considerando que había sido el primer novio de Taennie. Y ahora, por algún motivo, Taennie estaba sonriendo y charlando amigablemente con el tipo.

—No debería ni estar hablando con ese capullo —dijo JaeHyun.

—Creo que deberías dejar de tratar a Taeyong como a una criatura —dijo Taeil con una sonrisa irónica—Te das cuenta que tiene tu misma edad, ¿verdad? Actúas más protector con él de lo que eres con Lucas, quien realmente es tu hermanito pequeño.

JaeHyun se forzó a mantener una expresión neutra, luchando contra el ardor que subía por su rostro. Su familia estaba muy consciente de que él consideraba a Taennie como un hermano —en el pasado, JaeHyun no se había molestado en ocultar su malestar cada vez que sus hermanos lo pinchaban sobre la naturaleza de su relación. Se preguntaba qué pensarían si se enteraran de su reciente inclinación a poner su polla en la boca de Taennie.

—Taennie puede cuidar de sí mismo —dijo JaeHyun, viendo a Carrington inclinarse y decir algo al oído de Taennie, con una sonrisa maliciosa en el rostro—Pero ese perdedor debería quedarse lejos de él. Tuvo su oportunidad, y la cagó.

—Tal vez Taeyong decidió darle una segunda oportunidad—dijo Taeil, pero parecía distraído, con sus ojos fijos sobre Doyoung, que estaba haciéndole una mueca a su hermano adoptivo, al otro lado de la habitación—Lo está haciendo otra vez —murmuró, negando con la cabeza, antes de salir trinando hacia Doyoung.

JaeHyun miró a Taeil agarrar a su novio y dedicarle una severa mirada. Doyoung sonrió más ampliamente, parecía muy orgulloso de sí mismo. Taeil entrecerró los ojos y le dijo algo, que hizo que Doyoung se ruborizara. Doyoung se humedeció los labios y asintió con una sonrisa sorprendentemente tímida, y la mirada de Taeil en respuesta podría ser descripta como algo intermedio entre hambrienta y embelesada, mientras que miraba al malcriado de su novio.

JaeHyun desvió su mirada hacia Taennie y Carrington, sintiendo a su mandíbula apretarse. La mueca en el rostro de Carrington era nauseabunda. Taennie... Taennie era más difícil de leer. Estaba sonriendo y se veía interesado en lo Carrington estuviera diciendo, pero JaeHyun aún tenía problemas para creer que la sugerencia de Taeil, sobre que Taennie podría haber decidido darle una segunda oportunidad a ese perdedor, fuera cierta. Taennie no quería a Carrington. Taennie estaba enamorado de él. Independientemente de cómo se sintiera JaeHyun con ello, era algo que había llegado a aceptar. Excepto...

Excepto que Taennie había estado realmente deprimido luego de su ruptura con Carrington. Y Carrington había sido su primero. Un hombre nunca olvida su primera vez.

Apretando los labios, JaeHyun se dijo que Taennie odiaba ser sobreprotegido. Sin contar con que cualquier intento suyo de interferir parecerían celos. Ya era más que suficiente que continuara jodiendo la mente de su amigo, al no poder mantener su propia polla fuera de su boca; no quería darle a Taennie una impresión equivocada y descolocar más sus ideas. JaeHyun no estaba celoso, por supuesto. Si fuera cualquier otro tipo —un tipo decente— JaeHyun se alegraría de que Taennie estuviera interesado por alguien que pudiera corresponder sus sentimientos. Se alegraría. Probablemente.

JaeHyun 'casi' rió. Mierda, ¿a quién quería engañar? Ya no estaba seguro sobre nada que tuviera que ver con Taennie. Su posesividad se había puesto peor desde que había empezado a meter su polla en la boca de su mejor amigo —a veces se sorprendía pensando en la boca de Taennie como de su propiedad, lo cual era... jodidamente enfermo.

Haciendo una mueca, JaeHyun negó con la cabeza. No podía permitirse empezar a pensar de esa forma. Esos pensamientos, sobre Taennie como "su propiedad", eran ridículos. Lo que tenía con Taennie no era normal ni saludable para ninguno de ellos. Si Taennie encontrara a alguien que realmente le guste, alguien que pudiera ofrecerle una relación normal, bien por él.

Pero sin importar lo que se dijera a sí mismo, no podía mantenerse al margen y ver cómo se descarrilaba ese tren. Ese gilipollas no se merecía a Taennie y terminaría lastimándolo... de nuevo.

JaeHyun se sorprendió moviéndose hacia la pareja.

—Hey —dijo JaeHyun, poniendo una mano en el cuello de Taennie y clavando a Carrington una dura mirada—No recuerdo haberte invitado. ¿Cuál era tu nombre?

Taennie le dio un codazo, sin demasiada discreción. Carrington pegó una sonrisa en su cara.

—Es Carrington. Steven Carrington. Es bueno verte de nuevo. Cuando YangYang...

—Discúlpanos, Carrington —dijo JaeHyun, llevándose a Taennie.

—¿Qué demonios fue eso? —dijo Taennie tan pronto como estuvieron fuera del alcance auditivo de Carrington.

—¿No debería estar yo preguntándote eso? —dijo JaeHyun, arrastrándolo hacia las escaleras, donde había menos barullo. Metió a Taennie en su habitación, cerró la puerta, lo agarró por los hombros, y miró a los ojos de Taennie—¿Qué crees que estás haciendo? Carrington actuó como un completo imbécil contigo cuando rompieron.

Apartando la mirada, Taennie se encogió de hombros. Los ojos de JaeHyun se estrecharon.

—¿Estás intentando demostrar algo? Taennie no respondió.

—Taeyong.

Taennie se estremeció y lo miró con asombro.

—Nunca me llamas Taeyong.

—Quizás finalmente decidí escucharte y llamarte como lo hacen todos.

La expresión de Taennie no tenía precio. JaeHyun sonrió.

—No me digas que en realidad te gusta ser Taennie sólo para mí —estaba tomándole el pelo.

Excepto que en vez de reírse, Taennie se sonrojó.

Sus ojos se encontraron y JaeHyun sintió desvanecer su sonrisa. Quizás era ridículo, considerando todo lo que había ocurrido entre ellos, pero era la primera vez que realmente entendía que Taennie estaba enamorado de él —que Taennie sentía mariposas en el estómago cuando JaeHyun le sonreía, que podría gustarle ser llamado con tontos apodos de mascotas y mimosos.

—Estás sonrojándote —dijo JaeHyun, acariciando suavemente sus nudillos sobre la mejilla de Taennie. Taennie tembló un poquito, abriendo los labios. La mirada de JaeHyun cayó sobre ellos, y se encogió por dentro, tratando de ignorar la familiar conmoción de la excitación. Habían pasado dos días desde su conversación... desde la última vez. Taennie lo había llamado pervertido. Y Taennie tenía razón, porque incluso ahora, con su familia y amigos a unos pocos pasos tras la puerta, quería tirar al chico al que siempre consideró como un hermanito de rodillas y empujar su polla en su boca, incluso cuando parte de si sentía que estaba mal, que era enfermizo y jodido.

La puerta se abrió detrás de JaeHyun. Era su madre.

—Cariño, tu padre está aquí —dijo a Taennie, frunciendo el ceño—Parece agitado. Te está esperando abajo.

Con los ojos muy abiertos, Taennie miró hacia JaeHyun.

—¿Qué crees que quiera? —preguntó, con una mirada de ansiedad cruzando su expresión— Nunca viene a buscarme aquí — Sacó el teléfono de su bolsillo e hizo una mueca—Me olvidé que lo puse en silencio. Tengo tres llamadas perdidas de él. ¿Crees que pasó algo?

—Cálmate —dijo JaeHyun, poniendo una mano en el hombro de Taennie—Probablemente no sea nada.

Ambos sabían que era poco probable que no fuera nada, pero Taennie se relajó un poco bajo su toque.

—Vamos —dijo.

JaeHyun lo siguió escaleras abajo, hasta la pequeña habitación en donde Taeil archivaba los registros médicos de sus pacientes habituales.

JaeJoong Bocquet estaba de pie allí, con la espalda erguida y las manos en los bolsillos. Su rostro era inescrutable, pero JaeHyun conocía a JaeJoong lo suficiente como para notar la sutil tensión en su cuerpo. Su madre estaba equivocada: JaeJoong no estaba agitado... estaba furioso.

—Me gustaría hablar con mi hijo en privado —dijo JaeJoong con la voz engañosamente tranquila y calma.

Taennie no dijo nada. JaeHyun lo miró.

—Me quedo —le dijo a JaeJoong con un tono que no admitía réplica.

Un músculo saltó en la mejilla de JaeJoong.

—Es un asunto privado, Jung.

—Me quedo—repitió JaeHyun, apoyando su cadera en el escritorio— Sólo pretende que no estoy aquí.

Nunca había visto a JaeJoong tan furioso. JaeJoong no era un hombre físicamente imponente, pero lo que le faltaba en altura, lo compensaba con su porte.

—Tú...

JaeHyun sostuvo la mirada de JaeJoong con constancia, para nada intimidado.

JaeJoong fue el primero en apartar la vista.

—Taeyong —le espetó—Dile a tu amigo que salga.

—Puedes decir lo que sea delante de él. No tenemos secretos.

Una mueca curvó los labios de JaeJoong.

—Entonces, ¿Sabe que eres un maricón?

Maldiciendo por dentro, JaeHyun miró a Taennie, quien estaba mortalmente pálido. JaeHyun se obligó a permanecer quieto, pese a que todo lo que quería hacer era abrazar a Taennie y llevárselo lejos de la sala, de ese hombre. Taennie no querría que interviniera. No querría parecer débil frente a su padre.

Observó a Taennie tragar e intentar aleccionar su expresión a una máscara en blanco.

—¿Cómo lo averiguaste? —preguntó, con voz sorprendentemente tranquila.

La expresión de JaeJoong adquirió un dejo desagradable. Sacó un sobre del bolsillo interior y lo tiró sobre el escritorio.

Taennie dudó antes de acercarse y abrirlo. Sus labios apretados cuando sacó las fotografías. Estaban borrosas, pero incluso con la distancia, JaeHyun reconoció a Taennie y a Carrington. Se estaban besando. Lamber besaba la boca de Taennie. La boca de Taennie.

Una emoción desagradable retorció su estómago. Entonces JaeHyun notó que las fotografías deberían haber sido tomadas hace varios meses. Exhaló y aflojó los puños, perturbado por su propia reacción.

—Imagina mi sorpresa cuando un periodista se acercó a mí en el baile de Navidad —la voz de JaeJoong podría cortar un diamante—Tuve que pagarle una pequeña fortuna por su silencio.

—No deberías haberlo hecho —dijo Taennie, con voz aún firme pese a que parecía estar a punto de vomitar—No me avergüenzo de mi sexualidad. Soy homosexual. Son cosas que pasan.

—Muchacho insolente —dijo JaeJoong— Afortunadamente para ti, estoy dispuesto a olvidar que esto ocurrió. Te casarás con Irene Armstrong en tres meses.

—No lo haré —dijo Taennie, levantando la barbilla— ¿No entiendes que soy homosexual, papá?

—Deja de decir eso —JaeJoong dijo entre dientes, empuñando las manos a los costados.

JaeHyun los vio.

—O se calma, o se retira. Señor.

Un músculo en la mandíbula de JaeJoong comenzó a latir.

—Todo esto es tú culpa. Si Taeyong no se hubiera aferrado a ti durante sus años de formación, habría sido normal.

—Él es perfectamente normal —JaeHyun dijo apretando los dientes—Y si no puede dejar de insultarlo, será mejor que se vaya antes de que entierre mi puño en su cara. Señor.

—JaeHyun —Taennie dijo suavemente— No lo hagas. Sólo está molesto. Lo superará.

—Molesto —JaeHyun repitió con incredulidad.

—Sí —dijo Taennie, aunque no había una real convicción en su tono— Está molesto porque me ama. Está decepcionado porque tenía expectativas. Es eso. Sería peor si no le importara en absoluto.

El rostro de JaeJoong era una máscara de piedra, imposible de leer mientras que miraba a su hijo.

—¿Sigues aún...asociado a ese hombre? —dijo, señalando con la cabeza hacia el sobre.

—Rompimos hace meses —dijo Taennie— Pero eso no importa. Todavía soy gay. Iba a contártelo. No quiero casarme con Irene. Quiero... quiero estar con alguien a quien ame —Inmediatamente se ruborizó, luciendo muy incómodo.

—Alguien a quien ames —JaeJoong repitió sin expresión.

Miró hacia JaeHyun, con ojos estrechados— ¿Y quién sería?

—Eso no importa —dijo Taennie, mirando a cualquier sitio excepto a JaeHyun— Mi punto es, que no estamos en la Edad Media y yo no tengo que casarme con alguien que no ame para engendrar un heredero. Hay otras formas.

JaeJoong todavía miraba a JaeHyun, con ojos agudos. JaeHyun sostuvo la mirada sin pestañear. No estaba completamente seguro de si JaeJoong habría adivinado la verdad o no, pero no sería quien confirmara sus sospechas.

Finalmente, JaeJoong volvió a mirar a su hijo.

—No seas tonto. Engendrar un heredero no es el único motivo por el que queremos la alianza con los Armstrongs. Tienes razón: no es la Edad Media. Nos fue más fácil en la Edad Media. Éramos respetados, éramos temidos, teníamos poder, teníamos riqueza, porque nuestras tierras eran realmente rentables. Ahora, los pocos que hemos logrado mantener nuestros títulos y fortuna somos envidiados y odiados por los que piensan que somos algo del pasado. ¿Es necesario que te recuerde cuántas mansiones ancestrales han sido demolidas en Inglaterra en el último siglo? ¿Cuánto patrimonio cultural se ha perdido? ¿Cuántas antiguas familias se han vuelto irrelevantes? Los Bocquet aún están en la cima, porque cada generación de nuestra familia se aseguró de que permaneciéramos allí. No voy a permitirte ser el que nos arruine.

Lo peor, pensó JaeHyun sombríamente, es que JaeJoong realmente creía en lo que estaba diciendo. Si sólo estuviera intentando manipular a su hijo con palabras floridas sobre el deber, habría sido más simple para Taennie decirle que no. Pero JaeJoong estaba claramente apasionado por su familia y orgulloso de su herencia, e incluso JaeHyun sintió una punzada de simpatía. Sabía que JaeJoong no estaba mintiendo. Los impuestos inaugurados durante el siglo XX habían golpeado directamente a la aristocracia y a la alta burguesía, volviendo inviable para ellos mantener sus enormes estancias campestres. Considerando cuantas antiguas fincas habían logrado mantener y restaurar los Lee Bocquet, sólo los costes de mantenimiento serían probablemente una locura.

La voz de JaeJoong se suavizó un poco.

—Todavía eres joven y no entiendes que no siempre podemos tener lo que queremos. A veces, lo que queremos es irrelevante. A veces, lo que queremos es imposible.

La expresión de Taennie se rompió.

Como si percibiera su debilidad, JaeJoong dijo, con voz aún más suave.

—Estoy dispuesto a perdonar tu transgresión, siempre que entiendas que esta... esta fase se terminó. No harás alarde de tu... anti—naturalidad. No me importa lo que hagas en la intimidad de tu dormitorio, pero vas a casarte con la niña de los Armstrong.

Para consternación de JaeHyun, Taennie no se negó de inmediato.

—Que emotivo discurso —dijo una voz familiar.

Doyoung estaba apoyado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados sobre el pecho, con una expresión aburrida en el rostro. Pero fue la expresión de JaeJoong la que llamó la atención de JaeHyun. El padre de Taennie palideció, sus ojos muy abiertos mientras miraba a Doyoung. Parecía como si hubiera visto un fantasma.

Doyoung encontró la mirada de JaeJoong.

—¿Qué? —dijo con voz suave—¿Me parezco tanto a ella? Arrugando el ceño, JaeHyun miraba entre JaeJoong y Doyoung, antes de mirar inquisitivamente a Taennie. Taennie se encogió de hombros con expresión confusa.

—Sí, cuando era un niño, me dijeron que era la viva imagen de ella —dijo Doyoung amigablemente— Excepto por los ojos, por supuesto —Sus ojos azul—verdosos eran muy fríos, lo que contrastaba con su agradable sonrisa complaciente. Esos ojos eran... jodido infierno. Eran exactamente como los de JaeJoong, incluso en su helada expresividad. Doyoung tenía la misma mediana estatura y una construcción similar a JaeJoong.

Entendiendo hacia dónde iban, JaeHyun se acercó a Taennie y le tocó la muñeca. Taennie tomó su mano y la apretó, mirando entre su padre y Doyoung.

—¿Papá?

JaeJoong ni siquiera miró en su dirección, su mirada clavada en Doyoung.

—Si yo fuera tú, Taeyong —dijo Doyoung— No escucharía una palabra de lo que él dijera. Es del peor tipo de hipócrita.

—No soy un hipócrita —dijo JaeJoong. Su voz sonaba extraña— Tu mera existencia lo demuestra.

Doyoung sonrió brillantemente.

—Oh, ¡sí que me reconoces! Que lindo de tu parte, Papi. 

JaeJoong se estremeció.

Taennie apretó fuerte los dedos de JaeHyun, sus ojos muy abiertos.

—Pero sí, supongo que tienes razón —dijo Doyoung— Soy la prueba viviente de que los Bocquet deben ignorar siempre las cosas irrelevantes e inconvenientes.

—Eres la prueba viviente de que no siempre podemos tener lo que queremos —JaeJoong dijo con voz apagada— Y tenemos que hacer lo que debemos —Se aclaró la garganta, y por primera vez en la historia, JaeHyun vio a JaeJoong luciendo claramente incómodo— Yo si amaba a tu madre.

La sonrisa de Doyoung se mantuvo firme, aunque sus ojos se volvieron aún más fríos.

—Estoy seguro de que eso la consoló mientras que moría sola, únicamente con un niño de cinco años como compañía —Su sonrisa era casi cegadora ahora— Y estoy seguro de haber sentido ese amor cuando pasé tres días con su cuerpo muerto, hasta que los vecinos aquejados por el olor llamaron a las autoridades.

La cara de JaeJoong estaba algo verdosa. Se mantuvo tragando convulsivamente.

—Suficiente, Doyoung —dijo Taeil en voz baja. JaeHyun no había notado su aparición detrás de su novio... tal vez porque la mayor parte de la atención de JaeHyun estaba puesta en Taennie, quien aún mantenía un agarre de muerte en su mano.

—Pero recién empiezo —dijo Doyoung con una sonrisa que era apenas inestable.

Los brazos de Taeil aparecieron y jalaron la espalda de Doyoung contra su pecho.

—Él no vale la pena —dijo, besando la sien de Doyoung. Agregó algo en voz aún más baja y Doyoung se relajado, el hielo en sus ojos derritiéndose.

—Tú —dijo JaeJoong, viendo hacia Doyoung y Taeil con evidente disgusto.

—Sí —dijo Doyoung, luciendo curiosamente fuerte y frágil ahora que estaba en la seguridad de los brazos de Taeil— También soy puto —sonrió, con una chispa de diversión cruzándole el rostro— Deben ser los genes del gilipollas que nos concibió a ambos.

A JaeJoong no le causó gracia en lo absoluto.

—No voy a permitir que me hables en ese tono. Soy tu...

—No eres mi nada —Doyoung espetó, toda su falsa alegría desaparecida— Tienes un solo hijo. El que elegiste.

Algo cambió en la expresión de JaeJoong.

Doyoung volvió a sonreír, una sonrisa agradable, serena que era sólo un poco tensa en los bordes.

—¿Y sabes qué? Hiciste la elección correcta. Yo no habría sido para nada tan maleable como Taeyong.

Taennie hizo un ruido suave en la parte baja de su garganta. JaeHyun apretó su hombro, frotando el pulgar en círculos.

—Independientemente de cómo te sientas al respecto, yo soy tu padre —JaeJoong dijo escuetamente.

—Llegaste veinte años tarde —dijo Doyoung, apenas moviendo los labios— Tuviste la oportunidad de ser mi padre. Elegiste no serlo.

—No pude —dijo JaeJoong— Ahora puedo darte...

—No quiero nada de ti —dijo Doyoung— No te necesito y no necesito el dinero de los Bocquet. Tengo mi propia pila de él. No tiene ningún derecho a meter su nariz en mi vida, Lord Nottingham.

—Bueno, es un poco tarde para eso —dijo JaeJoong. Los ojos de Doyoung se estrecharon.

—¿Qué se supone que significa eso? JaeJoong lucía... molesto.

—¿Piensas que tú y tu hermano adoptivo resultaron convenientemente descubiertos por el reclutador de un club de fútbol Londinense? ¿Que fue una coincidencia?

Doyoung palideció.

—Quieres decir...

—Sí —dijo JaeJoong irritado— Obviamente no podía obligarlos a firmar contrato con dos adolescentes franceses si no tenían talento, pero yo persuadí al reclutador para darles una oportunidad.

—¿Por qué? —Pálido como el papel, Doyoung susurró.

—Porque eres mi hijo —dijo JaeJoong, con la mandíbula apretada— Porque eres su hijo. Y era más fácil tener un ojo en ti si estabas en el mismo país.

Doyoung abrió y cerró la boca. Dio una carcajada breve y frágil.

—Tenías que sacarme esto también, ¿ah? —dijo, con la voz algo quebrada antes de darse la vuelta e irse.

JaeHyun nunca había visto a su hermano verse tan lívido.

Taeil espetó.

—Sal de mi casa y no vuelvas —Se fue, gritando el nombre de Doyoung.

El silencio cayó en la habitación.

JaeJoong seguía mirando el sitio en que Doyoung había estado.

Taennie estaba mirando fijo a su padre.

—¿Por qué? —susurró con voz ronca.

JaeJoong dio un respingo y miró a su hijo, como si recién notara que Taennie estaba allí.

—¿Cómo pudiste? —dijo Taennie, alzando la voz— Tiene la misma edad que yo. ¿Tenías una mujer contigo mientras que mamá estaba embarazada?

Los labios de JaeJoong se adelgazaron.

—Déjanos —le dijo a JaeHyun.

—No voy a ninguna parte —dijo JaeHyun.

JaeJoong miró sus manos entrelazadas con evidente disgusto, pero fue lo suficientemente inteligente como para no hacer comentarios.

—Es complicado —dijo a su hijo. Taennie lo miró fijo.

—Ya me arruinaste la Navidad. Lo menos que puedes hacer es explicarme por qué estabas engañando a tu esposa mientras que estaba embarazada.

JaeJoong se dio la vuelta para mirar por la ventana.

—Era joven y tonto —dijo enérgicamente— Ella era... era la mujer más hermosa que había visto. No pude mantenerme alejado de ella, a pesar de que pertenecía a un mundo distinto: una gitana sin educación, más pobre que nuestros más humildes sirvientes —JaeJoong dejó escapar una risa áspera— Tu abuelo estaba convencido de que ella me había hechizado. Tal vez lo hizo. La deseaba como nunca había deseado nada en mi vida.

Taennie tomó aire audiblemente y dijo en voz baja.

—¿Por qué nos elegiste a nosotros si los querías a ellos?

—No había oportunidad de que pudiera dejar a mi embarazada mujer por una gitana —JaeJoong dijo con voz apagada— Sabes que tu abuela tenía un corazón débil. Ella tuvo un ataque al corazón cuando le dije que me negaba a terminar mi aventura...que deseaba divorciarme de mi embarazada esposa —Cuando JaeJoong volvió a hablar, miraba a Taennie directamente a los ojos— No estoy orgulloso de mí mismo. Mi conducta fue imprudente, impulsiva y totalmente impropia para un Bocquet. Yo fui un atolondrado estúpido. Pero fue una buena experiencia de aprendizaje. Aprendí que a veces no importa lo que queremos. A veces hay que hacer lo que debemos. Terminé con ella. Mi madre se recuperó y tu madre no se enteró... no entonces, al menos.

Taennie preguntó.

—¿Sabías que la madre de Doyoung estaba embarazada de él?

Una sombra cruzó el rostro de JaeJoong.

—No —dijo escuetamente— Dado que él es unos meses mayor que tú, parece que ella olvidó informarme de su embarazo a propósito. Era locamente orgullosa como para hacer eso. Descubrí que tenía otro hijo cuando ella apareció en mi puerta cinco años después. Se veía... se veía muy enferma, casi irreconocible. Me rogó que me ocupara del niño.

—¿Y te negaste? —JaeHyun interrumpió, sin molestarse en ocultar su desagrado.

JaeJoong apretó los labios.

—No todo es blanco y negro Jung. Ella llegó en mal momento. La abuela de Taeyong estaba viviendo con nosotros en ese entonces, ya que su salud se estaba deteriorando. Así que les di la espalda, pero tenía la intención de encontrarlos y ofrecerles ayuda discretamente. Pero resultó ser algo más difícil de lo que esperaba. Cuando el detective privado que contraté finalmente los localizó meses después, ella estaba muerta y el niño ya había sido adoptado —JaeHyun no creía que JaeJoong fuera consciente de ello, pero sus ojos se suavizaron un poco— Era un niño hermoso, así que no me sorprendió que hubiera sido adoptado tan rápidamente. Tenía gente vigilándolo, incluso cuando sus padres adoptivos se mudaron a Francia. Después de que murieron, me vi forzado a intervenir, pero por lo general me mantuve alejado de él.

JaeHyun ya no podía sentir sus dedos por el agarre de Taennie.

—¿Por qué? —dijo Taennie— Nada te hubiera evitado traerlo luego de que sus padres adoptivos murieron. La abuela murió cuando yo tenía siete, y mamá y tú ya querían arrancarse las gargantas uno al otro en ese momento.

—Quería reconocerlo como mío. Pero tu madre no estaba contenta cuando se lo dije. Es por eso que hemos estado "queriendo arrancarnos las gargantas mutuamente" desde entonces, como tú dices.

—¿Qué? —dijo Taennie con el ceño fruncido— Ella no lo haría.

Una sonrisa irónica apareció en los labios de JaeJoong.

—Ella lo haría. Ella lo hizo. Es bastante comprensible. Ella habría sido humillada si yo reconocía al niño como propio y la sociedad se enteraba del asunto. Me amenazó con divorciarse e irse de Inglaterra, llevándote con ella.

El corazón de JaeHyun se apretó cuando la cara de Taennie se iluminó.

—¿Tú no querías perderme?

JaeJoong le dio una mirada poco impresionada.

—Por supuesto que no lo hacía. Eres mi hijo y mi legítimo heredero. Doyoung nunca podría heredar el título. No podía permitir que mi heredero se mudara a otro país.

La expresión de Taennie decayó. JaeHyun se preguntó si JaeJoong era insensible o simplemente no le importaba.

—Además, sabía que el chico no me perdonaría —Una leve sonrisa apareció en el rostro de JaeJoong— Ese chico es un Bocquet de principio a fin. Es demasiado orgullo fuerte de espíritu —Había algo de irritación en la voz de JaeJoong... pero había cierta admiración renuente, también.

JaeHyun casi podía sentir físicamente lo mucho que le dolía a Taennie. JaeJoong nunca le había dado a Taennie ningún atisbo de que lo admirara: quererlo, sí, ¿pero admirarlo? No. En opinión de JaeJoong, Taennie era demasiado blando de corazón y débil.

—Doyoung también es gay —dijo JaeHyun, apretando los dedos de Taennie.

La expresión de JaeJoong no cambió.

—He sido consciente de ello desde hace bastante tiempo, pero al menos él sabe ser discreto sobre su vida personal. Y no es mi heredero, por lo cual lo que haga en su dormitorio es irrelevante, en todo caso —Le disparó a Taennie una mirada penetrante— Te veré en casa. Espero que hayas recuperado el buen sentido para entonces.

El rostro de Taennie permaneció en blanco hasta que la puerta se cerró detrás de JaeJoong.

Entonces, dijo, sin mirar a JaeHyun.

—¿Podemos ir a tu casa? Quiero estar en algún sitio sin gente.

—Él está lleno de mierda —dijo JaeHyun. Taennie sacudió la cabeza.

—Ahora no. Por favor. Sólo llévame a casa.

JaeHyun lo llevó a casa.

17

Una hora después, JaeHyun miraba a Taennie sentado en el suelo de la sala de su casa, apoyado en el sofá.

La mirada vacía de Taennie estaba fija en el techo, sus manos cerradas alrededor de una botella de vodka como si fuera su salvavidas.

—Deja de mirarme —dijo Taennie, sin mirarlo— Bebe conmigo. Me siento todavía más patético bebiendo solo.

JaeHyun tomó una botella para sí mismo y se sentó junto a Taennie, presionando sus hombros juntos. Abrió la botella, pero no bebió.

—No digas eso. No eres patético.

—Me siento bastante jodidamente patético —dijo Taennie, con su vista aún en el techo. JaeHyun veía la manzana de Adan de Taennie subir y bajar mientras que murmuraba— Un completo fracasado en todos los frentes —tomó un trago de su botella, sus pálidas pestañas ocultando su expresión—¿Sabes cuál es la peor parte? Yo pienso: ¿Cuál es el punto en ir contra él? Si tuviera algo por lo que luchar, lo haría. Pero no lo tengo —sonrió— Por lo menos haré feliz a alguien si me caso con Irene y continúo con la línea de lamentables aristócratas amargados y obscenamente ricos.

—No digas eso.

Taennie lo miró un largo rato, con los ojos demasiado brillantes.

—Pero es verdad —dijo en voz baja— Soy una decepción para todos. Para papá, porque no soy como él... o como Doyoung —Taennie rió— Sabes, es gracioso. Un par de veces pensé que Doyoung habría sido mucho mejor Bocquet que yo, y ahora... ahora tengo un hermano que probablemente me odia y un padre que secretamente desea que yo hubiera sido el bastardo —miró a sus dedos de los pies descalzos— Ni siquiera puedo hacer la cosa gay bien. Cagué incluso eso, cuando me enamoré del único hombre que nunca podría tener.

JaeHyun apartó la mirada por un momento, poniendo su botella a un lado.

—Taennie...

—Sabes que tengo razón —dijo Taennie con una pequeña sonrisa— Y papá tiene razón: algunas cosas son sencillamente imposibles. Debemos hacer lo que debemos.

—Cágate en tu padre.

—No, gracias. No estoy en ese tipo de cosas —Taennie se carcajeó de su propia broma, y luego se echó a reír, pero pronto el borde afilado de su risa histérica se volvió doloroso de escuchar.

JaeHyun apretó la mandíbula. No era una buena idea para consolarlo mientras que Taennie estaba tan emocionalmente comprometido ya; él lo sabía. Pero su corazón no estaba de acuerdo. Taennie lo necesitaba, más que nunca, y eso sacó a flote cada instinto protector en él... y en lo que refería a Taennie, JaeHyun tenía demasiado de ellos.

Siempre supo que su cariño por Taennie era un poco raro, un poco excesivo, un poco demasiado posesivo y protector. Incluso si no tenía nada, quería darle a Taennie todo, adicto a la sensación de cuidarlo. JaeHyun había admirado a Rosé en todo sentido, por ser independiente y negarse a pertenecerle a nadie más que a sí misma, con Taennie era todo lo contrario: a JaeHyun jodidamente le encantaba que lo necesitara. Y ahora, contra su mejor juicio, sus propios instintos le demandaban hacer lo necesario para que Taennie se sintiera mejor, a pesar de saber que, en el largo plazo, su intervención podría —lo haría— herir más a Taennie.

Pero joder, no podía seguir viendo esto.

Suspirando, JaeHyun jaló a Taennie acercándolo y lo envolvió con sus brazos. La risa de Taennie se desvaneció. Hizo un ruidito suave y se dejó caer contra JaeHyun, prácticamente fundiéndose en el abrazo.

JaeHyun se quedó mirando la platinada cabeza contra su pecho, muy consciente de que este no era un comportamiento amistoso. Taennie no quería a su mejor amigo ahora; quería recibir consuelo de la persona de quien estaba enamorado. Taennie quería amor.

El estómago de JaeHyun se apretó. Se volvió a preguntar si esto era una manipulación emocional.

Posiblemente. Pero odiaba el estado emocional de Taennie últimamente: abatido, casi deprimido y culpable, por cosas en las que Taennie no tenía ningún control. A la mierda. Mientras hiciera sentir a Taennie mejor, no le importaban una mierda las implicaciones morales.

—No seas tonto —dijo JaeHyun, acariciando el pelo de Taennie y besando la parte superior de su cabeza—¿Crees que hubiéramos sido nosotros así, si tu fueras como Doyoung? Sé que es un muy buen tipo detrás de esa espinosa fachada — tiene que serlo, o mi hermano no estaría enamorado de él— pero en lo que a mí respecta, no tiene nada con que compararse contigo —rozó sus labios contra la sien de Taennie—Nadie lo hace. ¿No sabes cuan jodidamente te adoro?

—JaeHyun —murmuró Taennie, retorciéndose contra sus labios, pero sin alejarse— Sé lo que estás tratando de hacer. No lo hagas.

—Sí, estoy tratando de hacerte sentir mejor —dijo JaeHyun, con voz dura pero aun así honesta—Pero tú sabes que no miento. Por amor de Dios, rompí con mi novia por ti.

Taennie hizo una mueca.

—¿Se supone que eso me haga sentir mejor?

—Sí —dijo JaeHyun, inclinando el rostro de Taennie para encontrarse con su mirada— Porque creo que eso demuestra algo.

Con sus mejillas sonrojándose, Taennie parpadeó rápidamente y bajó la mirada hacia la botella en su mano. Tomó un gran trago y luego la presionó contra los labios de JaeHyun.

JaeHyun se rió entre dientes.

—¿Estás tratando de emborracharme y aprovecharte de mí? — Pero la aceptó y tomó un trago.

—Has descubierto mi maléfico plan maestro —dijo Taennie, llevando la botella a su boca. Sus ojos brillaban mientras que tomaba otro sorbo— ¿Que debería hacer ahora?

—Dejar de beber sería un buen comienzo —dijo JaeHyun, alejando la botella de él y dejándola a un lado— Ya estás borracho.

El labio inferior de Taennie sobresalía.

—¿No te enseñó tu mamá que hacer pucheros es impropio? — dijo JaeHyun con una sonrisa burlona y besó la comisura de la boca, haciendo pucheros, de Taennie.

—Es realmente difícil evitar delirar cuando haces este tipo de cosas, ¿sabes? —dijo Taennie pareciendo contenido.

Mierda.

Haciendo una mueca interiormente, JaeHyun sonrió.

—¿Es realmente más extraño que las mamadas que me diste?

La humorada salió un poco chata. Este todavía era un terreno muy inestable, un tema que no sentía cómodo de analizar, mucho menos discutirlo.

—Sí, en realidad —dijo Taennie con una sonrisa de lado— Porque puedo racionalizar las mamadas: Podría decirme a mí mismo que eres un confuso fetichista pervertido. Pero esto... es más difícil de racionalizar y descartar.

JaeHyun se quedó mirándolo. Estaba en lo cierto. ¿Por qué besaba a Taennie en los labios? La boca de Taennie no era realmente de su propiedad, maldición.

—Todo esto me jodió la cabeza —dijo con un suspiro— No sé qué coño estoy haciendo, Taennie —puso una mano en la nuca de Taennie, rozando su cuello con el pulgar— Pero sé una cosa: no quiero hacerte daño. Y ocurrirá, si empiezas a pensar que esto es algo que no es. Dijiste que tomarías lo que sea que estuviera dispuesto a darte, pero realmente no deberías hacerlo. No me dejes cruzar la línea. No puedo darte lo que quieres. Te mereces más.

Un toque de tristeza cruzó los ojos azul—verdosos de Taennie antes de que asintiera y se apoyara en el pecho de JaeHyun nuevamente.

—Todavía estás esperando que me desenamore de ti, ¿verdad?

La pregunta lo hizo paralizarse. JaeHyun frunció el ceño.

—No —dijo lentamente— Supongo que ya lo acepté.

Taennie simplemente zumbaba, sus pálidos dedos jugando con el dobladillo de la camisa de JaeHyun.

Pasaron minutos en silencio, y ahora que ya no tenía nada más en que centrarse, JaeHyun advirtió que Taennie estaba en su regazo. Mientras que ellos no eran ajenos a acurrucarse y abrazarse, esto era nuevo. Esta era la forma en que se sentaría con su chica. No habría sido la gran cosa con Rosé; con Taennie se sentía... diferente. Taennie podría ser más ligero y más bajo que él, pero era un chico, y no uno pequeño.

—¿Puedo preguntarte algo? —murmuró JaeHyun, decidiendo no pedirle a Taennie que se bajara de su regazo.

Taennie parecía cómodo. Y no era exactamente difícil complacerlo, de todos modos.

—¿Sí?

—¿Cuándo empezó?

Taennie no necesitaba preguntarle a qué se refería.

—Más o menos cuando me di cuenta para que servía mi polla —dijo con una suave risita— Pero estuve medio negándolo por años. Hasta...

—¿Hasta qué?

Taennie levantó la cabeza para mirar a JaeHyun.

—Hasta que accidentalmente te vi tener sexo con Erica.

—¿Erica?

Taennie rodó los ojos.

—Teníamos dieciséis. No espero que la recuerdes. Eras una puta total por entonces.

—Yo tenía dieciséis —dijo JaeHyun, sin molestarse en negar la parte de "puta". Lo había sido.

Taennie resopló, sus dedos jugando con el botón inferior de la camisa de JaeHyun.

—De todos modos, te vi tener sexo con ella. JaeHyun sonrió, divertido a pesar de sí mismo.

—No tienes sexo a los dieciséis, Taennie... follas, con la esperanza de que lo estés haciendo bien. Es rápido, excitante, y torpe como el infierno. Yo probablemente era mejor en ello que el promedio de chicos de dieciséis años, pero aun así era bastante mediocre.

—Para mí virginal mirada, tu técnica estaba bien — murmuró Taennie, dejando caer su mirada a la camisa de JaeHyun— Era...

JaeHyun se quedó en silencio, mirándolo con curiosidad.

—Hasta ese momento yo había estado medio negándolo—dijo Taennie finalmente— Esperaba que fuera sólo una fase, algo que podría pasar. Pero... pero era difícil seguir negándolo cuando me di cuenta que quería tomar el lugar de la chica —Taennie levantó los ojos, la familiar expresión descarada nuevamente en ellos— Quería ser el que estuviera debajo de ti, aquel a quien te follaras.

JaeHyun se quedó mirando a Taennie, el ambiente tan silencioso que podía escuchar el motor de la nevera desde la cocina.

—Tuve algo así como una crisis de identidad luego de eso —dijo Taennie, mojando sus labios con la lengua— Odiaba mi cuerpo, odiaba querer cosas que mi cuerpo no podía tomar y no debía desear — Taennie se sonrojó— A veces... a veces odiaba ser un varón y deseaba haber nacido mujer, porque así podría saber lo que se siente tenerte... tenerte de esa manera. Lo deseaba tanto. Se había convertido en una especie de obsesión... por tenerte dentro de mí.

JaeHyun no estaba seguro de cómo reaccionar ante una confesión así. Tenía la boca seca. Lo que Taennie estaba diciendo estaba más que un poco jodido por varios motivos. Pero había algo en ello —la parte sobre Taennie necesitándolo, deseando tenerlo dentro de él— que apelaba a la retorcida parte suya que deseaba ser dueño de Taennie en todas las formas posibles, incluso cuando su parte racional se estremecía y consideraba que era incorrecto.

—Bastante jodido, ¿no? —Taennie dijo con una sonrisa triste— Pero eso fue antes de que hiciera algunas investigaciones y descubriera que los hombres podían estar unidos así, también. Fue entonces cuando descubrí los consoladores.

JaeHyun no entendía que estaba intentando conseguir Taennie. Si su objetivo era poner a JaeHyun incómodo de puta— madre, estaba teniendo éxito.

—Taennie...

—Me encantó usarlos —Taennie murmuró, con la cara roja, pero con su mandíbula tenazmente fija, con una mirada de determinación en sus ojos— Me encantó. Me volví algo adicto a ello —Se rió un poco— El problema fue, que siempre imaginé que eras tú, así que cuando realmente tuve sexo con mis novios, me los follé, pero no pude dejar que me follaran... se sentía incorrecto —La mirada de Taennie sostuvo la de JaeHyun, con una expresión extrañamente vulnerable y atrevida al mismo tiempo— Así que sí, he deseado que me folles desde que tenía dieciséis.

—¿Estás tratando de impresionarme? —dijo JaeHyun con una risa corta.

Taennie se encogió de hombros.

—Quizás. ¿Está funcionando? —Taennie ladeó la cabeza, estudiándolo con una mirada indescifrable en los ojos—¿Estás asqueado?

—No —dijo JaeHyun. Sentía muchas cosas, pero asco no era una de ellas.

Taennie se humedeció los labios.

—Quiero chuparte la verga.

JaeHyun se quedó congelado. Incluso luego de todo lo que había sucedido en las últimas semanas, oír eso aún era jodidamente surrealista. Pero, de nuevo, Taennie parecía estar en un extraño estado de ánimo esta noche. JaeHyun sabía que sólo podía culparse a sí mismo por esta situación. Debería haber mantenido la distancia mientras que Taennie estaba emocionalmente comprometido, en vez de tener sentado a Taennie en su puto regazo.

—¿Estás borracho? —dijo JaeHyun, tratando de ignorar la agitación en su ingle.

Taennie sacudió la cabeza.

—Sabes que no lo estoy. Así que, ¿puedo chuparte la polla?

JaeHyun nunca habría pensado que una frase pudiera sonar tan errónea y excitante a la vez.

Debería decir que no. Deberían dejar de hacer esto. Pero esa tendencia inagotable a satisfacer las necesidades de Taennie estaba jodiendo su mente, por lo que era más difícil decirle que no cuando Taennie ya había tomado su silencio por un sí y empezó a desabrochar sus jeans. Su polla se estaba endureciendo, su cuerpo respondiendo a la necesidad de Taennie como un semental que olía una yegua en celo. Joder. Este era Taennie. Su Taennie. Taennie no era para follárselo. Poner su polla en la boca de Taennie todavía se sentía como una blasfemia.

Y, sin embargo, JaeHyun se encontró sin resistirse cuando Taennie sacó su polla y comenzó a acariciarla lentamente con ambas manos, mirándola con hambre y fascinación, mientras que se endurecía por completo. JaeHyun no podía creer que Carrington hubiera llamado a Taennie frígido: estaba tan lejos de ser frígido como podría. O tal vez Taennie era así sólo con él.

Taennie se bajó de su regazo y empujó los muslos de JaeHyun abriéndolos.

—Taennie —JaeHyun gimió cuando Taennie lo chupó profundamente, con un movimiento suave que destruyó el restante autocontrol de JaeHyun. Gruñiendo y relajándose contra el sofá, se inclinó hacia el cabello rojo de Taennie —le estaba creciendo largo— y lo empujó hacia atrás sólo para poder mirar. Los rosados labios de Taennie recorrieron a lo largo de su erección, su lengua se arremolinó alrededor del glande, y JaeHyun se estremeció. La forma en que Taennie se veía cuando le chupaba la polla era obscena: sus mejillas rojas, los ojos vidriosos por la lujuria y el placer, una mirada de pura felicidad en el rostro. Chupaba la polla de JaeHyun como si fuera su cosa favorita en el mundo. Taennie gimió alrededor de él y JaeHyun vio que Taennie había liberado su propia polla y estaba acariciándola rápidamente mientras que trabajaba lentamente con su boca, como si apreciara su sabor. La suave, húmeda, caliente boca de Taennie envolviendo su dolorida polla, pero no lo suficientemente rápido ni lo suficientemente apretado.

Agarrándose al pelo de Taennie, JaeHyun empujó con sus caderas hacia el frente, más y más rápido hasta que estaba follándose la boca de Taennie; su mente en blanco, pero guiado por el deseo de correrse profundo en esa dulce garganta y llenar el vientre de Taennie con su semen hasta que Taennie estuviera tan lleno de él que...

Un teléfono sonó dentro del bolsillo de Taennie, sonando tan fuerte como una alarma anti—incendios. Siguió sonando y sonando hasta que Taennie se echó hacia atrás, jadeante, y lo sacó con dedos inestables.

—Apágalo —JaeHyun dijo entre dientes, jalando la boca de Taennie de nuevo hacia su palpitante verga. Si Taennie insistía en chupar su polla, lo menos que podía hacer era no dejarlo colgando tan cerca del límite. Se sentía como si estuviera a punto de estallar.

Con ojos iluminados de travesura, Taennie sonrió aturdido y pulsó el botón de responder.

Puso en el altavoz, para contestar.

—¿Qué? —dijo Taennie, con la voz ronca de chupar la polla de JaeHyun.

—¡Pendejo! —dijo la persona que llamaba. Era YangYang.

—¿Qué hice? —dijo Taennie, con sus ojos vidriosos todavía centrados en la dolorida polla de JaeHyun. Taennie curvó su mano alrededor de la base y apretó, como si disfrutara de su dureza. Silbando entre dientes, JaeHyun lo miró.

Taennie sonrió, arrastrando sus labios a lo largo de la longitud de su verga. Era una lenta tortura cuando todo lo que quería hacer era cogerse esa boca y correrse.

—¿Qué has hecho? —dijo YangYang con incredulidad— Me dejaste en un sitio en que conozco un total de tres personas, y todos ellos se perdieron en alguna jodida parte. Ey, suenas borracho...¿Estás borracho? ¿Tu y JaeHyun me abandonaron para pasar un buen rato? En ese caso, "buuuuuu", tu apestas.

—Estoy ocupado —dijo Taennie y lamió la cabeza de la polla de JaeHyun— Hablamos mañana.

—¿Estás en lo de JaeHyun?

—Mhm —Taennie zumbó afirmativamente alrededor de la polla de JaeHyun. Levantó la vista para encontrarse con los ojos de JaeHyun y este sintió que su polla latía ante la mirada de lujuria desenfrenada en la cara de Taennie. La pequeña mierda estaba realmente consiguiendo excitarse al mamar la polla de JaeHyun mientras que estaba hablando por teléfono con su amigo.

—Entonces te veo en diez minutos —dijo YangYang— Cinco, si no hay tráfico —Colgó.

JaeHyun se puso rígido. Había oído mal ¿verdad? Pero a juzgar por la mirada de los ojos ampliamente abiertos de Taennie, él no lo había hecho. Se miraron uno al otro, con la boca de Taennie todavía envuelta apretadamente alrededor del miembro de JaeHyun, y la mano de Taennie todavía alrededor de su propia erección. Jesús.

—Está en camino —JaeHyun logró decir, con la voz un poco inestable. Sacó su polla de Taennie, silbando ante la pérdida de su húmeda y tibia boca. Taennie dejó escapar un gemidito decepcionado.

—No tenemos tiempo —dijo JaeHyun, tratando de bajar su erección. Era en vano; estaba tan condenadamente erecto.

Taennie no se vía mejor, su respiración acelerada, su erección todavía fuera, los ojos desenfocados.

—Tengo una idea —murmuró, descartando rápido sus jeans y ropa interior— Sólo no te vuelvas loco conmigo, ¿de acuerdo? —sacó algo del bolsillo de su chaqueta.

Cuando JaeHyun vio lo que era, se le secó la boca.

—Taennie...

—No tiene por qué significar nada —dijo Taennie rápidamente, montando las piernas de JaeHyun y rodando el condón en la polla de JaeHyun— No significará nada. Un agujero es un agujero, ¿verdad? Pero será rápido —Se sonrojó, con las pupilas enormes— Siempre me corro rápido con algo dentro de mí —dijo, sacando un paquete de lubricante de su bolsillo y embadurnando sus dedos con una generosa cantidad de líquido. Una distante parte en el cerebro de JaeHyun se preguntaba por qué carajos Taennie tenía condones y lubricante consigo —¿habría planeado volver a follar con Carrington?— pero, en mayor medida, su cerebro se negaba a formar cualquier pensamiento coherente.

Aún así se quedó sentado, tenso y rígido en varios sentidos, viendo a Taennie alcanzarse por detrás y prepararse rápidamente a sí mismo. Esto no podía estar pasando.

Debería detener a Taennie. Excepto que su mente parecía ser incapaz de comprender plenamente lo que estaba a punto de suceder, atrapado en la idea de follarse a Taennie. Una mezcla de emociones y pensamientos conflictivos se enfrentaban dentro de él, yendo desde una sensación de absoluto error a un abrumador deseo.

Antes de que pudiera decidir qué coño hacer, tenía el regazo repleto de su muy desnudo mejor amigo, que se estaba posicionando a sí mismo sobre su polla. Lo próximo que supo fue que Taennie se hundía lentamente sobre él y JaeHyun silbó mientras que una increíble presión envolvía su palpitante erección. Mierda.

Taennie lo tomó hasta la empuñadura y se detuvo, con los ojos ampliamente abiertos y sonrojado. Se miraron uno al otro, respirando con dificultad.

Mierda.

Su polla estaba dentro de Taennie. Por una jodida que esto no podía pasar. Excepto que estaba pasando.

Taennie abrió la boca, como si fuera a decir algo, pero ni un sonido salió de ella. Se mordía el labio, viendo a JaeHyun aturdido. Y luego comenzó a moverse —y la puta madre. Dios. JaeHyun apretó los dientes, intentando no emitir ningún sonido y permanecer completamente inmóvil. Parte de él todavía no podía creer que esto fuera real.

Observó a Taennie montar su polla, la sensación de incredulidad en guerra con el placer de tener a Taennie, estando dentro de él en la forma más profunda posible. Pero si poner su polla en la boca de Taennie se sentía blasfemo, no era nada en comparación a cómo se sentía esto. Tenía su polla dentro de la persona a la que siempre consideró su hermanito... alguien a quien cuidar y proteger, no alguien a quien follar por el culo.

Pero no había nada ni remotamente fraternal en la forma en que se veía Taennie montando su verga, jadeante, con su polla hinchada, los rosados labios abiertos y los ojos desenfocados por la dicha. Era imposible apartar la mirada de él.

JaeHyun no estaba seguro de estar ni siquiera participando. Taennie era quien hacía todo el trabajo. Taennie dándose placer a sí mismo sobre él, en un ritmo agresivo, más y más rápido, golpeando una llamarada de calor que hizo que JaeHyun sudara bajo su ropa y que sus bolas dolieran con necesidad de eyacular. Una gota de sudor le corría por la frente y la parte posterior de su cuello. Apretando los dientes, JaeHyun trató de pensar, pero era terriblemente dificil con el ritmo fijado por Taennie. Estaba perdiendo el control, rápidamente.

—Taennie..— gruñó entre dientes.

Taennie estaba más allá de la audición, follándose duro a sí mismo en la dolorida polla de JaeHyun, sus gemidos cada vez más y más altos. Él estaba murmurando algo así como OhDios, OhDios, OhDios, casi sollozando. Parecía absolutamente vicioso. Como una puta. Como una puta por su polla. Eso enloqueció a JaeHyun y no pudo aguantar más... y un ardiente orgasmo disparó en él mientras se estremecía y gemía.

Apretando su propia erección, Taennie se clavó una vez más en la polla de JaeHyun y se corrió con un largo gemido ronco.

Por un breve momento de felicidad, sólo existía el sonido de sus respiraciones agitadas.

Entonces sonó el timbre de la puerta. JaeHyun abrió los ojos y miró a Taennie.

Jadeante, Taennie le devolvió la mirada. El timbre sonó de nuevo.

Se separaron y Taennie luchó por vestirse. JaeHyun estaba vestido en su mayoría, pero su camisa era un desastre. Metiendo su polla en sus jeans, JaeHyun se dirigió al baño. Cerró la puerta y se apoyó en ella, su mente confundida mientras miraba al espejo en la pared opuesta.

Mierda.

Para cuando se cambió con una camisa limpia y regresó a la sala, esta estaba vacía, Taennie y YangYang se habían ido.

JaeHyun se acercó a la ventana y miró fuera. La calle estaba bien iluminada por las luces de las decoraciones Navideñas. YangYang y Taennie estaban discutiendo por algo junto al automovil de YangYang... o mejor dicho, YangYang gesticulaba abundantemente y sacudía la cabeza, mientras que Taennie se quedaba en silencio, con los brazos cruzados sobre el pecho.

Como si sintiera la mirada de JaeHyun, Taennie levantó la vista. Sus miradas se encontraron.

Taennie se volteó.

18

28 de diciembre


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19

Taeyong reposaba en la oscuridad de su habitación, pensando en las palabras de YangYang. Probablemente YangYang sabía de lo que estaba hablando. YangYang realmente tenía mucha más experiencia en hombres y relaciones que él. Y tal vez el hecho de que Taeyong hubiera conocido a JaeHyun por tanto tiempo era realmente un escollo.

Taeyong suspiró. Estaba empezando a caer en cuenta de que JaeHyun no era el único con problemas para adaptarse a los cambios en su relación. Tenía el mismo problema. Había esperado que JaeHyun se comportara igual que lo hacía siempre, y eso era estúpido. Había pensado que entendía a JaeHyun mejor que nadie, y si bien eso podría ser cierto, se estaba dando cuenta de que JaeHyun podría ser un hombre diferente cuando se trataba de sexo y relaciones. Estaba empezando a entender que ya no estaba tratando únicamente con su mejor amigo.

JaeHyun estaba conflictuado. Por un lado, estaba el hombre que siempre había sido su pilar; alguien que siempre estuvo para él, alguien más cercano que un hermano. Por otro lado, estaba el hombre de mirada severa, que estaba molesto por toda la situación y que lo culpaba con razón por la pérdida de la mujer que amaba. Mientras que ese hombre todavía sentía afecto por su mejor amigo, parecía resentido, y ese afecto se había torcido en algo distinto. Ese hombre no tuvo reparos en usar la boca de Taennie o en evitarlo luego de follárselo, a pesar de que JaeHyun debería saber cuanto lo lastimaría y confundiría.

Taeyong suspiró de nuevo, su pulgar detenido sobre el nombre de JaeHyun en su lista de contactos. Estaba determinado a darle a JaeHyun su espacio para averiguar lo que quería, pero luego de tres días de silencio Taeyong no podía soportarlo más. Tenía que saber dónde se encontraban, de una vez por todas.

Tocó el botón de llamada y llevó el teléfono a su oreja.

Un timbrazo. Otro. Y el tercero.

Seguido por el cuarto, y luego el quinto.

Estaba empezando a pensar que JaeHyun no contestaría cuando finalmente lo hizo.

—Taennie...

Taeyong se estremeció al oír la voz grave de JaeHyun.

—Hey —dijo, con su estómago haciendo un pequeño salto. Se dijo que era tonto. Sólo era JaeHyun. No había motivo para sentirse tan endemoniadamente nervioso. Pero ahora, en la oscuridad y el silencio de la habitación, no podía dejar de recordar lo que había sucedido hace tres días. Calor se precipitó hacia su ingle. Se sonrojó al recordar cuan desvergonzado había actuado.

El silencio se prolongó, volviéndose tenso. Dios, daría lo que fuera por saber qué estaba pensando JaeHyun en ese momento.

Taeyong se lamió sus resecos labios.

—No me has llamado.

—Tampoco tú —dijo JaeHyun. Otro, largo silencio tenso. Taeyong se encogió.

—¿Va a ser así de incómodo a partir de ahora?

—Por supuesto que será incómodo —dijo JaeHyun concisamente— Por eso es que no deberías haberlo hecho.

—¿Yo? —Pese a su conversación previa con YangYang, sobre que él era el único culpable, Taeyong no sentía que JaeHyun estuviera siendo del todo justo. Y espetó— Yo no estaba sólo allí.

JaeHyun se rió suavemente.

—No nos engañemos, Taennie. Probablemente podrías conseguir que asesine a alguien, si me lanzas esa mirada y lo pides con suficiente encanto.

Taennie rió.

—Vamos, estás exagerando.

—Ya quisiera —dijo JaeHyun, con un toque de autodesprecio y resentimiento palpable en su voz —otra vez.

Y Taeyong ya había tenido suficiente. La ira estalló en su interior, tan intensa que por un momento no podía respirar.

—Si estás tan harto de mí, puedes irte a la mierda. No estoy obligándote a quedarte. ¡Vete al Carajo! —colgó, respirando con dificultad.

El teléfono sonó.

Pensó en ignorarlo, pero conocía a JaeHyun. Era imposible ganarle en terquedad. Atendió y arremetió.

—¿Qué?

—No hablas en serio —dijo JaeHyun.

—Soy muy serio —dijo Taeyong, con la voz temblando por la ira— Eres libre de buscar a tu novia y tener una vida feliz. No voy a molestarte más con mis estúpidos sentimientos no correspondidos.

Colgó de nuevo y presionó el dorso de las manos en sus irritados ojos. Maldita sea.

El teléfono sonó de nuevo.

—Taennie —dijo JaeHyun— No seas ridículo.

—Ya terminé de hacer el ridículo —dijo Taeyong— Ya tuve suficiente de sentirme culpable por mis sentimientos. Estoy harto de ello —Se tragó el grueso nudo en su garganta. ¿Por qué era tan difícil decir todo esto? En el fondo, sabía lo que iba a venir— Desearía que no hubiéramos llegado a esto. Pero enfrentémoslo: no está funcionando. Nunca lo hará. No puedo cambiar lo que siento, y tú no puedes hacerlo tampoco. Es obvio ya, que no podemos ser sólo amigos y no podemos ser amantes... no podemos ser nada —Taeyong respiró hondo para calmar su voz. No estaba seguro de cuanto éxito tuvo— Creo... creo que tenemos que tomar caminos separados antes de que empecemos a odiarnos uno al otro.

—No puedes hacer esto —dijo JaeHyun— No hagas esto, Taennie. No por el puto teléfono. Encontrémonos y...

Taeyong cerró los ojos.

—Y entonces, ¿qué?

Silencio.

—Estoy agotado, JaeHyun — dijo Taennie, con voz apenas audible— Si significo algo para ti, déjame ir. Vuelve con Rosé. Se feliz. Eras feliz con ella hasta que yo lo jodí.

Por un largo rato, sólo existió la respiración de JaeHyun.

—¿Qué hay de ti? — dijo JaeHyun.

El estómago de Taennie dolía. Quizás una parte de él había estúpidamente esperado que JaeHyun lo rechazara de plano.

—Estaré bien. Algún día —Se mordió el labio con fuerza para tragar cualquier ruido que lo habría traicionado— Tal vez cuando haya superado esto, en unos años, podamos reunirnos y pasar el rato o algo.

—O algo —JaeHyun repitió con voz apagada.

Las uñas de Taeyong se clavaron en su palma.

—Es lo mejor. Tú lo sabes.

JaeHyun colgó.

Taennie jaló sus rodillas hacia el pecho y se enroscó alrededor de ellas.

Cuando llegaron las lágrimas, no le trajeron alivio alguno. Quince años de amistad y amor, se fueron. Así como así.

Una o dos horas más tarde, se secó los ojos y buscó nuevamente su teléfono. Su visión estaba todavía borrosa mientras le escribía un mensaje de texto a YangYang:


¿Quieres compañía en Rusia?

20

Doyoung arrugó la nariz mientras veía a la ruidosa multitud vitoreando a su alrededor. Una fiesta de Año Nuevo. Si alguien le hubiera dicho un año atrás que iba a ser el anfitrión en grandes reuniones familiares, varias veces al mes, habría pensado que era una broma. Una muy mala. Pero no podía negar que había una parte de sí que lo disfrutaba. Ayudaba que realmente parecía agradarle a la familia de Taeil, lo cual era bastante desconcertante, considerando que no se había esforzado por ser agradable.

—Entonces, ¿dónde está?

Doyoung volvió la cabeza hacia su hermano adoptivo.

—¿Dónde está quién?

JungWoo le dio una mirada.

—Tu hermano. Tu verdadero hermano.

Doyoung se encogió de hombros.

—No lo sé. No lo he visto últimamente —Y eso era un anticlímax. Había estado preparándose para tener la incómoda conversación entonces—tú—eres—mi—hermano durante días, pero no había visto ni un rastro de Taeyong desde Navidad. Había pensado que Taeyong de seguro vendría a esta fiesta, pero JaeHyun había llegado con su ex—novia, la cual aparentemente ya no era una ex.

—¿Entonces vas a reconocerlo como hermano?

Doyoung volvió a mirar a JungWoo, sorprendido. Su relación podría haber mejorado algo durante este año, pero realmente aún no hablaban sobre temas personales. Desde luego, no había esperado que JW le preguntara eso.

No estaba seguro de qué responder. A decir verdad, había odiado a Taeyong cuando pensó que Taeyong lo tenía todo mientras que él no tenía nada. Ya no pensaba eso. En todo caso, ahora se compadecía de Taeyong.

—No lo odio —dijo Doyoung, haciendo una mueca— Quiero decir, solía hacerlo, pero es tan jodidamente inofensivo y agradable. No es divertido odiarlo. Es horrible.

JungWoo se rió.

—¿Y por qué te importa? —Doyoung preguntó, curioso. La incomodidad de JungWoo era evidente en su rostro.

—No lo hace —dijo rápidamente— Sólo preguntaba.

Doyoung lo estudió por un momento antes de que una lenta sonrisa jalara sus labios.

—No te preocupes, siempre serás mi hermano favorito para odiar.

JungWoo puso los ojos en blanco con un largo suspiro y se fue hacia su novio.

Sin dejar de sonreír, Doyoung buscó a su alrededor, pero su propio novio no estaba a la vista. Tal vez Taeil estuviera en la terraza.

Doyoung fue a la terraza y sonrió al ver su alta y solitaria figura viendo los fuegos artificiales en la distancia.

Sólo cuando llegó afuera, se dio cuenta de su error. No era Taeil; era JaeHyun.

Doyoung estuvo a punto de dar la vuelta, pero lo dudó, su curiosidad picándolo. Había oído que JaeHyun había vuelto con su novia hace apenas unos días. ¿Qué estaba haciendo aquí solo?

Se acercó y JaeHyun volteó ligeramente la cabeza.

—No sabía que fumabas —dijo Doyoung.

JaeHyun le dio una larga calada al cigarrillo, su mirada volviendo hacia los fuegos artificiales.

—No he fumado en años.

—¿Por qué?

JaeHyun no respondió de inmediato.

—Taennie es sensible con el humo del cigarrillo.

Doyoung sintió sus cejas subir. La respuesta de JaeHyun no lo sorprendió; su voz lo hizo: completamente monótona, carente de emoción.

Notando las colillas de cigarrillo a los pies de JaeHyun, Doyoung comentó.

—¿Y estás poniéndote al día por el tiempo perdido?

—Algo así —dijo JaeHyun, sin mirarlo.

—Imagino que tu novia no es sensible con el humo del cigarrillo.

Los labios de JaeHyun se adelgazaron.

—Si tienes algo que decir, dilo.

—No te ves terriblemente feliz, para ser un tipo que acaba de reconciliarse con su novia.

—No estamos juntos. Todavía —Ante la mirada inquisitiva de Doyoung, JaeHyun aclaró— Venimos como amigos. Rosé me dió la oportunidad de reconquistarla.

—Sí, veo lo duro que estás intentándolo. De esforzarte más deberías dejarla sola en la fiesta a la que la llevaste ¡Oh!, espera...

—Por favor, dime que mi hermano te nalguea.

Doyoung sonrió.

—Lo hace. Pero a mí me encanta, así que no es demasiado castigo.

Una leve sonrisa curvó brevemente los labios de JaeHyun. Tomó una larga calada al cigarrillo y sopló el humo a un lado.

Viendo la fuerte línea de su mandíbula, Doyoung distraídamente se preguntó si JaeHyun le ganaría al novio de JungWoo el título de "el hombre más apuesto que jamás había conocido". Aunque no importaba, de todos modos: Taeil era aún más caliente, al menos en la sesgada opinión de Doyoung. Pero podía entender por qué Taeyong estaba tan enganchado con JaeHyun: si Doyoung hubiera crecido junto a eso, probable lo estaría también.

—¿Entonces elegiste a Rosé sobre Taeyong, después de todo?

JaeHyun se puso rígido. En un abrir y cerrar de ojos, tenía los hombros de Doyoung con un apretón de muerte, sus ojos clavados en él.

—¿Él te dijo eso? ¿Sabes dónde está?

Doyoung parpadeó. Atrás quedó la máscara de indiferencia. La intensidad en la mirada de JaeHyun era algo intimidante.

Antes de que pudiera decir nada, JaeHyun lo soltó y dio un paso atrás, con la cara en blanco de nuevo.

—No, no me digas nada —desvió la mirada, un músculo latiendo en su mandíbula— No quiero saber. Qué curioso.

—He sabido lo que siente por ti desde hace mucho — Doyoung dijo lentamente— Pero no sé dónde está. ¿Por qué iba a hacerlo y tu no? ¿Qué pasó?

JaeHyun encendió otro cigarrillo e inhaló profundamente, la punta ardiendo en un rojo furioso.

—Se fue. Así como así —dio una breve carcajada—Terminó una amistad de quince años por el jodido teléfono.

Oh. Doyoung no había pensado que Taeyong tuviera las bolas para cortar el vínculo con JaeHyun, pero parecía que se había equivocado.

Cruzando los brazos sobre el pecho, Doyoung estudió a JaeHyun. Aunque no sabía todo, podía llenar los baches con una precisión razonable y adivinar lo que había sucedido.

—Pero regresaste con la mujer que amas. ¿No deberías ser feliz?

—Feliz —JaeHyun repitió, como si fuera una palabra extraña. Se quedó mirando los fuegos artificiales a lo lejos— Estoy feliz. Estoy en un puto éxtasis —sonaba todo lo contrario. Cuando volvió a hablar, su voz era cortante— No importa. Hizo lo correcto. No estaba funcionando. Nos estaba jodiendo la cabeza.

Doyoung no estaba seguro de qué decir.

—Así que él y tú, ¿terminaron? ¿Totalmente? —Era difícil de creer. Parecía simplemente... errado.

—Dijo que tal vez nos veríamos en unos años —JaeHyun dejó escapar una risa quebradiza, sus dedos agarrando la barandilla de la terraza—Unos años...

Ladeando la cabeza, Doyoung lo estudió.

—¿Lo follaste? ¿Por eso es que te asustaste?

JaeHyun le lanzó una mirada medio—divertida, medio— sorprendida.

—¿Siempre eres tan directo?

—¿Eso es un sí? —dijo Doyoung.

—Sí —dijo JaeHyun.

—¿Fue tan terrible?

—No fue eso.

—¿Entonces, cuál fue el problema?

—Era Taennie —dijo JaeHyun, como si eso lo respondiera. Tal vez para él, lo hacía— Fue raro.

—Obviamente —dijo Doyoung con una sonrisa— Mira, lo entiendo, estuve allí. Soy cien por ciento gay, pero cuando estaba bajo los reflectores, cada tanto tenía que salir con mujeres y follarlas para aparentar —Hizo una mueca— Objetivamente eran hermosas, pero incluso cuando me las arreglaba para tener una erección —y déjame decirte, que era difícil como la mierda— el sexo se sentía algo grotesco y terriblemente insatisfactorio. Por supuesto, no era culpa de ellas. Era yo —miró a JaeHyun— De eso estoy hablando. Es fácil engañar a tu mente. Es mucho más difícil engañar a tu polla. La sexualidad puede ser fluida, pero aún así hay límites. Algo te excita o no. Seguro, que la primera vez con otro tío debe ser raro para un tipo heterosexual. ¿Pero se sintió grotesco y forzado?

—No —respondió JaeHyun después de un momento.

—¿Fue algo por lástima?

—No —dijo JaeHyun, con más seguridad.

—¿Tuviste problemas para que se te pare con él?

JaeHyun no dijo nada, viéndose más irritado a cada minuto.

Doyoung sonrió un poco, recordando a Taeil. Taeil actuaba igual cuando no quería admitir algo, incluso a sí mismo.

—Lo amaste, ¿No es así? —dijo en voz baja. JaeHyun apretó los labios.

—Ey, ¡No estoy juzgándote! —dijo Doyoung con una sonrisa—Sólo me acordé de alguien que hace medio año me dijo que follarse a Taeyong sería grotesco... que sería como follarse a un hermano —Síp, le gustaba decir Te—lo—dije; demándenlo. Siempre se sentía bien tener razón—Pero, no están verdaderamente emparentados, por lo que es solo un poquito sucio amar a alguien como un hermano y amar follárselo, también.

JaeHyun lo miró con una expresión inescrutable. Luego, sus brazos se dispararon y arrastró a Doyoung más cerca.

—¿Qué —Doyoung comenzó a decir antes de que JaeHyun presionara sus labios contra los suyos. La primera emoción de Doyoung fue el pánico (¿Qué si Taeil se enteraba, se enfadaba y lo dejaba?), entonces la dirección de sus pensamientos lo irritó (no era propiedad de Taeil, Carajo, y se negaba a ser tan patético y pegajoso) y se relajó, dejando a JaeHyun besarlo. JaeHyun era objetivamente caliente y el beso fue objetivamente bueno. Sólo que no causó nada en él. Simplemente reafirmó que amaba a Taeil, y sin importar lo patético que fuera, sólo quería los besos de Taeil. No sintió pasión en JaeHyun, tampoco, por lo que no le sorprendió ver una expresión en blanco en su cara cuando JaeHyun se alejó.

—Sabes, tu hermano podría realmente matarte por eso—dijo Doyoung, limpiándose los labios— Es extremadamente posesivo— Doyoung hizo una mueca— De hecho, mi hermano probablemente también me mataría por esto. Así que vamos a mantener esto entre nosotros, ¿de acuerdo? —miró a JaeHyun con curiosidad— ¿Ayudó? ¿Te sientes más gay?

—No —JaeHyun dijo secamente, apartando los ojos. Doyoung sonrió.

—Te gustaba más besarlo a él, ¿verdad? Pese a todos tus fraternales sentimientos por él, ¿Uh?

JaeHyun no respondió, pero Doyoung no necesitaba que lo hiciera.

—¿Quieres saber algo? —Doyoung murmuró, mirando los fuegos artificiales— Mi pierna se recuperará completamente, pero no estoy volviendo al fútbol. Nunca. No quiero hacerlo. Porque... siento como que la intervención de JaeJoong ha hecho que todo lo que logré en mi carrera se sienta barato — Doyoung mordió el interior de su mejilla, su ira quemando de nuevo— Iré a la escuela de negocios —Siempre había tenido una habilidad especial para invertir. Era algo que disfrutaba verdaderamente y en lo que era bueno— Quiero lograr algo por mí. Algo mío.

Doyoung miró a JaeHyun y lo encontró observándolo con atención.

—Sabes, por mucho tiempo traté de convencerme de que no debería desear algo que JaeJoong aprobaría. Desde que descubrí quien era mi padre, lo odié a él, a su familia, y al negocio familiar. Me parecía tan mal desear seguir la carrera que JaeJoong me habría hecho seguir si fuera su precioso heredero. Pero luego pensé: ¿Por qué no? ¿Por qué importaría su opinión, si es algo que realmente quiero? —Doyoung sonrió ampliamente. A la mierda JaeJoong— A veces tenemos esta idea profundamente arraigada de que algo está mal y no debemos desearlo, pero a veces es sólo mierda. A veces nuestra propia mente es nuestro peor enemigo —miró a JaeHyun a los ojos— Creo que entiendes lo que quiero decir. Está mal y es raro, sólo por el tiempo que dejes que lo sea.

Se encaró hacia el interior, con un contoneo en su andar. Podía sentir la pesada mirada de JaeHyun en su nuca mientras dejaba la terraza.

—Cuando sonríes de esa forma, generalmente no es por nada bueno —dijo una seca voz familiar. Taeil.

Doyoung puso una expresión herida.

Sin impresionarse, Taeil lo agarró por la cintura y lo jaló acercándolo. Doyoung descartó la actuación herida y sonrió, enroscando los brazos alrededor del cuello de Taeil.

—Sólo estaba ayudando a alguien —dijo inocentemente.

—Ni siquiera quiero saberlo —dijo Taeil antes de morder el labio inferior de Doyoung y chuparlo.

Minutos después, cuando finalmente se separaron para respirar, Doyoung miraba los grises ojos de Taeil, luchando contra esa horrible sensación suave en su pecho. Uf, estar enamorado era horrible.

Taeil sonrió y lo besó en la nariz.

—Feliz Año Nuevo, Carita de Muñeca.

Suspirando interiormente, Doyoung dejó de luchar contra la sensación suave y jaló la boca de Taeil de nuevo a la suya, donde pertenecía.

Feliz Año Nuevo.

Por primera vez en su vida, sabía que lo sería. Al menos para ellos dos.

🧸

JaeHyun se quedó parado en la terraza un largo rato luego de que Doyoung se fuera.

No, besar a Doyoung no ayudó. El beso lo había dejado sintiéndose frío. Besar a Taennie, a pesar de estar mal, nunca lo había dejado sintiéndose frío. Taennie era cálido, siempre cálido, su boca dulce y deseosa y de Taennie... incluso si besarla se sentía extraño como la mierda.

Está mal y es raro, sólo por el tiempo que dejes que lo sea.

Si tan solo fuera así de simple.

Suspirando, JaeHyun se pasó una mano por los ojos. No importaba ahora. Debería volver a entrar. Con la mujer de la cual estaba enamorado. Con Rosé. Taennie se había ido... para mejor.

Todavía parecía irreal.

JaeHyun se quedó viendo los fuegos artificiales mientras que volaban hacia arriba y explotaban, creando una hermosa y colorida vista. Taennie amaba los fuegos artificiales. Siempre se entusiasmaba con ellos como un niño.

Un vacío doloroso retorció su estómago cuando se percató de que este era el primer Año Nuevo en años que no estaba pasando con Taennie. El primero de muchos.

JaeHyun encendió otro cigarrillo e inhaló profundamente. Tras él, la puerta se abrió y cerró.

—Vas a resfriarte —dijo Rosé.

Su estómago se revolvió cuando una sensación de déjà vu lo golpeó con fuerza. ¿De verdad habían pasado sólo tres semanas?

Hace tres semanas, justo en esta terraza, él había elegido a Taennie por sobre Rosé. Había estado enojado, había tenido el corazón roto, pero también había estado decidido a mantener a Taennie por cualquier medio necesario.

Pero no había sido suficiente. En cambio, los había jodido irremediablemente.

Debería haber dejado que Taennie se fuera entonces. Si hubiera elegido a Rosé, nada de esto habría pasado.

Todavía tendría el amor de Rosé y su amor por ella, no habría sido contaminado por sus conflictivos sentimientos por Taennie.

JaeHyun hizo una mueca, enojado consigo mismo. Taennie, Taennie, Taennie. ¿Podría pasar dos malditos minutos sin pensar en Taennie? Nunca había notado cuento tiempo pasaba pensando en él hasta que conscientemente intentó parar de hacerlo. El problema era, que cuando lograba realmente frenar los pensamientos intrusivos, se encontraba de mal humor, distraído, y en general sintiéndose como la mierda. Probablemente era enfermizo como la chingada, pero así era como era.

—¿JaeHyun?

—Lo siento —dijo, sacando su mano y tomando la de Rosé. La apretó— Lo siento. Probablemente no soy buena compañía en este momento.

Sus ojos azules se veían pensativos mientras que lo miraba. Había desconfianza en ellos... algo que no había estado allí antes. Ella era diferente. Pero, de nuevo, también lo era él. Por primera vez, se le ocurrió a JaeHyun que ambos podrían haber cambiado demasiado como para encajar.

—Hay algo diferente en ti —dijo ella, como si hubiera leído sus pensamientos— Pareces... A veces te miro y es como si no te conociera.

Ya somos dos.

La verdad era, que él no sabía qué tipo de persona era Jung JaeHyun sin Lee Taeyong en su vida.

Era tiempo de averiguarlo.

Detrás de él, los fuegos artificiales se dispararon en el patio trasero y la gente aplaudió.

—Feliz Año Nuevo, JaeHyun —dijo Rosé con una sonrisa suave. Su cabello rojo brillaba.

Un año nuevo. Un nuevo comienzo.

JaeHyun forzó una sonrisa, tratando de ignorar la persistente sensación de que todo estaba mal.

Si significo algo para ti, déjame ir. Se feliz.

Tenía que intentarlo.

• ────── 🧸 ────── •

Déjà vu: Cuando una experiencia nos despierta la sensación dehaberla vivido previamente.

21

Rosé quería tomar las cosas con calma y no precipitarse en una relación de nuevo. Quería recomponer la confianza entre ellos.

JaeHyun lo entendió.

Y en el fondo, no podía negar que se sentía algo aliviado.

🧸

No tenían sexo. No se besan. Tenían citas amistosas.

Muchas veces, veían películas. Se sentaban uno junto al otro, con los ojos pegados a la TV, sus cuerpos apenas separados. Debería haberse sentido cómodo, pero no lo hacía. Un mes atrás, él habría tomado su mano. Un mes atrás, ella habría puesto la cabeza en su hombro. Ahora, había algo raro en el aire, algo duro y roto.

Una tarde, lo intentó de todos modos. Le temó la mano.

Sus dedos eran delgados y delicados.

Cuatro minutos después, la soltó y enroscó la mano sobre el muslo.

Se aclaró la garganta y dijo.

—¿Quieres un trago?

—No —dijo Rosé, con un tono muy neutro— Y tú no deberías, tampoco.

Su mandíbula se tensó. Él no dijo nada.

Apenas se miraron entre sí por el resto de la noche.

Después de que ella finalmente se fuera, cogió una cerveza de la heladera, se tiró en el sofá y llevó la botella a sus labios.

🧸

Tres semanas ya en el nuevo año, Rosé lo besó.

Sus labios eran suaves y familiares. Poniendo una mano en su nuca, JaeHyun le devolvió el beso. Cuando enterró su lengua profundamente en su boca, ella no se estremeció. Ella no se inclinó hacia el contacto como si estuviera hambrienta por él. Ella no hizo un ruidito por el simple roce de su pulgar contra su oído.

Cuando él se retiró, sus azules ojos no estaban vidriosos con descarado deseo. Sólo estaba algo falta de aliento.

JaeHyun la miró y se preguntó qué carajos estaba mal con él.

Rosé suspiró.

—Sí, me lo imaginaba —se veía resignada y algo triste—Creo que está bastante claro que no tiene sentido que volvamos a estar juntos.

JaeHyun se apoyó en el sofá y se frotó la frente. Tenía un jodido dolor de cabeza. Quizás no debería haber bebido tanto en la fiesta de Gary. Por lo general le tomaba mucho conseguir una resaca.

—Ni siquiera pareces sorprendido —dijo Rosé— Podría por lo menos haber pretendido estar sorprendido.

—He sido un idiota por semanas, Rosé —dijo— Si yo fuera tú, no me querría, tampoco.

—No eres un idiota —dijo Rosé— Pero no eres el hombre del que me enamoré. Ya no —Ella sacudió la cabeza—Ya me rompiste el corazón una vez y no me diste ninguna explicación. Aún así, te di una segunda oportunidad, pero ya casi pasó un mes y no veo entusiasmo en ti. Es como si esperaras que funcionemos sin ningún esfuerzo de tu parte. Como si yo no valiera el esfuerzo. Como si yo fuera fácil.

—No creo que seas fácil.

Su voz se suavizó.

—No estoy ciega, sabes. Tu corazón no está en ello. Nosotras las mujeres podemos sentir estas cosas. A veces estás tan frío e insensible que es difícil de creer que seas el mismo hombre relajado y atento del que me enamoré. No recuerdo la última vez que sonreíste. Fumas demasiado. Bebes demasiado. No es saludable, JaeHyun —Ella frunció el ceño, sus pálidas cejas reuniéndose— Siento... siento una oscuridad en ti, algo que no estaba antes. Es como si algo se hubiera chupado tu luz. Tus ojos ahora son más duros. Me asusta a veces.

Suspirando, JaeHyun se pasó una mano por la cara, sus hombros encorvándose. Volvió a pensar en el último mes. Sí, podía ver hacia dónde apuntaba ella. Cuando no estaba apático, tenía poco control de su temperamento en estos días. Estaba irritable en un buen día y peor que eso en los días malos, y últimamente los días malos superaban ampliamente a los buenos. Carajo, ayer él y Johnny habían llegado a las manos después de alguna observación inofensiva que hizo Johnny.

—¿Qué te pasa? —preguntó Rosé en voz baja, tocando su hombro. Ella olía a flores— Dime qué está mal.

JaeHyun casi sonrió. Todo el mundo a su alrededor parecía pensar que había algo mal en él: sus hermanos, sus colegas, sus amigos, y ahora Rosé. La verdad era, que no estaba seguro de que hubiera algo mal en él. Estaba empezando a sospechar que este era su verdadero ser. Quizás nació un capullo y Taennie lo había hecho más suave. JaeHyun se estremeció un poco cuando el mero pensamiento de Taennie trajo consigo un aluvión de pensamientos y sentimientos conflictivos que prefería no examinar muy de cerca.

—¿Es sobre Taeyong? —dijo Rosé, con voz cuidadosa— No lo he visto cerca en absoluto. ¿Has tenido una pelea con él?

—No hablemos de él —tomó su mano en la suya, tratando de suavizar la voz— Estábamos hablando de nosotros.

Ella le sonrió, sus ojos destellando tristeza.

—No hay un nosotros, JaeHyun. ¿No te has dado cuenta ya? Dicen que el verdadero amor puede sobrevivir lo que sea que le arroje la vida. Tal vez el nuestro no era tan fuerte.

La miró y se sintió... para nada tan afectado como habría esperado estar. Cuando había roto con ella un mes y medio atrás, había tenido que emborracharse para aliviar el dolor. Ahora sólo había una sensación agridulce sobre lo que podrían haber sido... y nada más.

—Lo siento —dijo, poniendo una mano en su mejilla y apoyándose para rozar sus labios contra los suyos castamente.

—Lo sé —dijo ella— ¿Y sabes qué? Pese a que no funcionó, me alegro de que me hayas pedido una segunda oportunidad. Ello finalmente me dio el cierre que necesitaba. Ya no estoy tan triste como lo estuve cuando rompiste conmigo. Puedo seguir adelante ahora —Ella le dio un beso en la mejilla— ¿Amigos?

Mirando su hermoso rostro, JaeHyun sabía que ella tenía razón: las últimas semanas le habían dado el cierre que necesitaba él también. Al menos en lo que refería a ella.

—Amigos —dijo, abrazándola. Ella olía familiar, pero su olor no lo hacía sentir mareado de placer. No quería acariciarla y respirar en ella hasta que sintiera como si deseara tragársela. Ella no olía como el hogar.

Ella no olía como suya.

Pero, de nuevo, ella nunca lo había sido.

22

Cuando el teléfono sonó muy temprano en la mañana, un par de semanas más tarde, JaeHyun parpadeó adormilado un par de veces antes de volver a mirar el identificador de llamadas. No, no estaba viendo cosas: tenía el dudoso placer de recibir una llamada de JaeJoong Bocquet.

Su estómago se revolvió. JaeJoong no le llamaría a esta hora sin que hubiera sucedido algo: JaeJoong lo había llamado en total dos veces, en todos los años de amistad con su hijo.

Algo andaba mal. Y dado que sólo tenían algo en común, a JaeHyun no le gustaba lo que podría significar esta llamada.

—¿Has hablado con mi hijo últimamente? —JaeJoong dijo cuando contestó. Bueno, ciertamente no se estaba preocupando por sutilezas relacionales.

JaeHyun se quedó mirando la oscura pared frente a la cama.

—¿Cuál de ellos? —dijo, sólo para ser un capullo. No era nada que JaeJoong no se mereciera.

—Jung...

—Mira, ni siquiera sé en dónde está —JaeHyun escupió. Su temperamento no había mejorado desde su ruptura con Rosé; de hecho, estaba peor— No se molestó en decírmelo. No lo he visto ni hablado con él en más de un mes.

—No te creo —dijo JaeJoong.

—Ya ni siquiera somos amigos —dijo JaeHyun, sin molestarse en ocultar su amargura.

Silencio. La sorpresa de JaeJoong era palpable.

—Ya puede estar feliz —dijo JaeHyun, torciendo los labios—Esto es lo que siempre ha querido.

—Fuiste una mala influencia —JaeJoong dijo con irritación. JaeHyun se rió entre dientes.

—Quiere decir que tenía demasiada influencia. Lo cual odiabas.

—Y tenía razón. Eres la razón para que él... sea de esa forma. Habría sido normal si...

—Realmente no estoy de humor para su intolerancia — JaeHyun dijo rotundamente— Será mejor que tenga una jodida buena razón para llamarme o voy a colgar.

Podía oír a JaeJoong tomando una respiración profunda.

—Estoy preocupado por Taeyong —admitió por fin, con evidente reticencia.

—¿Por qué? —dijo JaeHyun, aplastando el impulso de preguntar dónde estaba Taennie. Si supiera dónde estaba Taennie, no confiaba en sí mismo para permanecer alejado... y tenía que hacerlo. El hecho de que Rosé y él no hubieran funcionado juntos, no había cambiado nada: Taennie había dejado en claro que estaba enfermo con la situación y quería estar solo. Quería que JaeHyun viviera su propia vida y dejara de joder su mente.

Ya sea que le gustara o no, tenía que respetar la decisión de Taennie, sin importar cuan cabreado estuviera con él por terminar su amistad así. Y estaba enojado. Sin importar que racionalmente supiera que Taennie había hecho lo correcto —que no podían seguir así— la forma en que Taennie había manejado la situación era una mierda. Primero, Taennie había afirmado que el sexo no cambiaría nada y que no tenía por qué significar algo; luego, después de usarlo como a un glorioso consolador para conseguir correrse, Taennie hizo un giro completo y lo echó de su vida por el jodido teléfono.

—Él no es el mismo —dijo JaeJoong— Ha dejado el país en contra de mi voluntad, dejó su trabajo, sus responsabilidades. Taeyong ha dejado de responder a mis llamadas por completo. El chico de los Liu es mi única fuente de información, y es reacio a decirme nada.

JaeHyun maldijo por dentro. El chico de los Liu. Así que Taennie estaba en Rusia con YangYang. Era algo que realmente no necesitaba saber. Porque parte de él ya estaba pensando en cuanto le llevaría organizar un viaje a Rusia... y joder la cabeza de Taennie de nuevo.

—Quizás Taennie sólo no tiene ganas de hablar contigo — dijo JaeHyun— No eres exactamente su persona favorita luego de que dejaras en claro que lo consideras inferior a tu otro hijo.

Cuando JaeJoong no respondió de inmediato, supo que había golpeado un nervio.

—Sin embargo —dijo JaeJoong— Esto es muy inusual en él. El chico de los Liu también estaba claramente preocupado, cuando hablé con él esta mañana. Dijo que no podía traicionar la confianza de mi hijo, pero que le gustaría poder hacer algo por él.

Las tripas de JaeHyun se apretaron. Si YangYang estaba tan preocupado como para llegar a estar tan cerca de traicionar la confianza de Taennie, algo debía estar muy mal.

—Arréglalo y tráelo de vuelta —JaeJoong dijo de pronto, con tono áspero— Nunca me ha gustado tu influencia sobre mi hijo. Pero si alguien puede arreglar lo que sea que esté mal con él, eres tú.

JaeHyun mordió el interior de su mejilla.

—Su hijo y yo no estamos exactamente dirigiéndonos la palabra —dijo, cada palabra un esfuerzo para ser dicha— Lo siento, pero no puedo ayudarle.

Colgó.

En el silencio absoluto que siguió, tomó una respiración profunda, y luego otra. Se obligó a relajar los puños. La puta madre. Negarse a cuidar a Taennie iba contra todos sus malditos instintos.

JaeHyun se quedó mirando los primeros rayos del sol saliendo en el horizonte. Había olvidado cerrar las persianas cuando regresó anoche, luego de una noche con algunos viejos compañeros de escuela. Había habido una gran cantidad de bebida, baile y coqueteo con varias mujeres involucrado. Casi se había sentido como su antiguo yo. Incluso se besuqueó con una morena bastante bonita... antes de rechazarla cortésmente cuando lo invitó a su casa.

Había esperado que ella se ofendiera por rechazarla, pero la chica solo le sonrió con simpatía.

—¿Una ruptura reciente? —le había preguntado. Y JaeHyun asintió con una sonrisa triste.

Todavía estaba inseguro de si se había referido a Rosé o a Taennie. Quizás a ambos. Pero mientras que aún sentía una punzada de tristeza cada vez que pensaba en Rosé, intentaba no pensar en Taennie en absoluto. Pensar en Taennie simplemente lo enojaba, inquietaba, agitaba, e incomodaba... por varias razones. Una de esas razones, era jodidamente enferma.

Sintiendo una agitación familiar en la ingle, JaeHyun suspiró.

Unos minutos más tarde, perdió la batalla consigo mismo y se estiró para agarrar su Tablet de la mesita de noche. No le llevó mucho encontrar la fotografía. La encontró hace una semana, cuando estaba subiendo fotografías de su vieja cámara a un servidor virtual para hacer un backup. Ahora deseaba no haber llegado a ella.

La foto había sido tomada hace casi cinco años, poco después del cumpleaños dieciocho de Taennie. Recordaba ese día con claridad. Estaban en la playa al sur de Francia. Taennie había dicho que el agua estaba fría y reusado a meterse al mar con él; en cambio, decidió tomar una siesta. Como una pequeña venganza, JaeHyun puso una flor en el pelo de Taennie, jaló sus pantalones hasta debajo de su culo y le tomó una foto.

Había sido una broma inofensiva, algo que los adolescentes hacían para meterse con sus amigos. Taennie se había teñido de diez tonos de rosado cuando JaeHyun le había mostrado la imagen después. Había sido divertido como el carajo en ese momento.

No era muy divertido ahora. No podía apartar la mirada de la pálida curva de la columna vertebral de Taennie. De los dos hoyuelos justo por sobre la curva del trasero de Taennie. Del pequeño agujero rosado entre las pálidas mejillas exuberantes de Taennie.

Se sentía como jodido pervertido cada vez que miraba la imagen. Esta vez no fue la excepción, pero no estaba apartando la mirada. Nunca podía hacerlo. Se humedeció los resecos labios, mirando el agujero de Taennie. No debería haber nada excitante al respecto. Pero no podía evitar recordar cuan apretado se sentía alrededor de su polla, lo bien que se sentía a su alrededor, con dulcemente gemía Taennie cuando lo tomaba más y más profundo...

Taennie jodidamente amaba tener su polla dentro de él, estaba encendido por ello...

Maldita sea.

Maldiciendo entre sus apretados dientes, JaeHyun se sentó, pasándose los dedos por el pelo y tratando de ignorar la enorme erección en sus boxers. Se sentía como si tuviera dos mentes: su antiguo yo que extrañaba a su mejor amigo como una puta extremidad y quería montarse en un avión a Rusia para arreglar lo que estuviera mal con Taennie y protegerlo de todo el mundo; y el gilipollas calenturiento que quería tirarse en un avión hacia Rusia por motivos completamente diferentes. La peor parte era que no podía conciliar ambos deseos en absoluto. Todavía se estremecía cada vez que se encontraba pensando en follarse a Taennie. No podía repentinamente dejar de pensar en Taennie como en un pseudo—hermano sólo porque una parte de él quería cogérselo, también. Era una cagada de conflicto emocional. Sabía que en este estado mental debería mantenerse lejos de Taennie... que sólo acabaría jodiendo su cabeza y dañándolo de nuevo.

Sin importar lo que estuviera sucediendo con Taennie ahora, JaeHyun sólo empeoraría las cosas.

23

—¡Levántate y brilla, Bubu!

Taeyong gimió y se hundió más profundamente bajo el edredón ante el sonido de la alegre voz de YangYang.

—No, no, no —dijo YangYang, tirando del edredón y exponiendo su piel desnuda al aire frío.

Rusia no era tan fría como decía la gente. Era peor.

—Devuélvemelo o cierra la jodida ventana —se quejó Taeyong, temblando y abrazándose a sí mismo— Es febrero. En Rusia. No es exactamente el momento del año para tener las ventanas abiertas.

—Lo haré... si sacas tu culo fuera de la cama. No vas a pasar todo el día en cama de nuevo.

Suspirando, Taeyong se sentó y miró a su amigo.

—No es como si tuviera algo mejor que hacer mientras estás fuera.

Los suaves ojos castaños de YangYang lucían completamente indiferentes de momento.

—Al menos no eres el que se congela las pelotas con este clima, asistiendo a reuniones triviales con personas que apenas hablan Inglés —cerró la ventana—¿Cómo me veo? ¿Parezco mayor con este traje?

Taeyong se encogió de hombros. Era difícil reunir entusiasmo sobre lo que sea en estos días.

—Realmente no. ¿Por qué te importa?

—Quiero que el hombre con el que voy a reunirme me tome en serio —dijo YangYang, con sus cejas doradas juntándose. Tomó su notebook del escritorio y la trajo—Mira.

Taeyong miró al hombre de cabello oscuro en la pantalla y sintió una vaga sensación de malestar asentándose en sus entrañas. Una imagen no debería haberle producido esa sensación de frío, pero lo hizo. No era la ropa del hombre; llevaba un traje oscuro con clase, no muy distinto al que usaba YangYang. No era la apariencia del sujeto: era alto, en forma, y bastante bien parecido. No podía tener más de treinta, tal vez treinta y cinco años máximo.

No, eran sus ojos los que pusieron a Taeyong incómodo. La forma en que esos pálidos ojos azules miraban la cámara... había algo insensible y cruel en ellos.

—¿Quién es ese? —preguntó.

—El hombre con quien voy a reunirme.

—Luce vagamente familiar.

—Es un reconocido hombre de negocios —dijo YangYang— Posee un buen número de empresas en Europa, pero él es el pez gordo aquí, si entiendes lo que quiero decir. Pregunté por ahí. La gente lo llama un tiburón.

Los ojos de Taeyong se abrieron amplios.

—¿Por qué reunirte con él? Dijiste que tu padre no te permitía enfrentar asuntos importantes.

—Esa es la cosa: no lo hace —YangYang apagó la notebook, su expresión sombría, pero decidida—Papá no lo sabe. Voy a demostrarle que puedo manejar a tipos como este —miró su reflejo en el espejo e hizo una mueca—Sólo desearía no verme como un estudiante secundario. Oh, bien —suspiró—Deséame suerte. Voy a necesitarla.

—Buena suerte —murmuró Taeyong mientras que YangYang se ponía el abrigo y encaraba hacia la puerta.

YangYang se detuvo junto a la puerta y miró hacia atrás.

—No estoy seguro por cuánto tiempo estaré fuera. Tal vez un par de días. No te quedes en cama mientras estoy fuera de la ciudad... lo sabré. Y no más bebidas hasta que aprendas a retener el licor. Prométemelo.

—Lo prometo —dijo Taeyong con una sonrisa forzada. YangYang no parecía especialmente convencido.

—Le dije al personal del hotel que te alimentara dos veces al día, pero tienes que salir afuera al menos una vez al día, ¿lo entiendes? —Su voz se suavizó— No es saludable, Jim. Estoy preocupado. Quizás es momento de que vuelvas a casa. Estar lejos claramente no está ayudando.

—No puedo volver a casa. No estando así. Le prometí que no lo molestaría más —Taeyong se mordió el labio—No puedo volver a casa.

YangYang negó con la cabeza.

—Cuando te veo, empiezo a tener dudas sobre desear un amor épico. Tal vez sea más problemático de lo que vale.

Una leve sonrisa curvó los labios de Taeyong.

—Un amor épico apesta sólo cuando no es correspondido.

—Sí —dijo YangYang—Espero ser lo suficientemente inteligente para no perder la cabeza enamorándome de alguien que nunca me ame a cambio.

Taeyong se rió por eso. YangYang no tenía idea de lo que estaba hablando.

—Vete. ¿Cuál es el número de la policía local? Lo necesitaré si la mafia rusa te secuestra.

YangYang se rió entre dientes.

—Si la mafia rusa me secuestra, la policía local es el último sitio al que debes llamar —dicho eso, se había ido.

La puerta se trabó al cerrarse tras YangYang, y él estaba solo con sus pensamientos una vez más.

Después de unos momentos de silencio, Taeyong se metió de nuevo bajo el edredón y cerró los ojos, ignorando la punzada de culpa por romper su promesa a YangYang.

En su mayoría, no se arrepentía de unirse a YangYang en Rusia. YangYang era una buena compañía y Rusia era... interesante: las personas, las diferencias culturales, el tamaño del país, la enorme brecha entre las clases sociales. Todo era muy interesante y...

Habían sido los más largos, dos meses de mierda en la vida de Taeyong. A veces era difícil recordar por qué tenía que levantarse, y esas mañanas eran las peores. Estaba lo suficientemente consciente de sí mismo para saber que tenía un desagradable caso de depresión, pero que no sabía cómo salir de ello. Cómo recuperar algo de control.

Todo en su vida parecía haberse caído en pedazos: su familia, sus relaciones, su lugar en el mundo. En las pocas ocasiones en que habían hablado por teléfono, su padre le había gritado, más que furioso por su partida. Luego de las primeras llamadas, Taeyong había apagado su teléfono. No necesitaba las diatribas de su padre para saber que estaba siendo irresponsable e imprudente. Sabía que no debería haberse ido así. Pero no podía volver. Ahora no. No podría manejar a su papá ahora mismo. JaeJoong no se perdía nada y no tenía reparos en usar las debilidades de la gente en su contra; en su actual estado mental Taeyong se encontraría casado con Irene antes de poder darse cuenta. Porque su papá tenía razón: era débil. Se volvía débil por JaeHyun, siempre lo había sido y siempre lo haría, pero era mucho más débil sin JaeHyun.

Suspirando, Taeyong se volteó sobre su estómago, envolviendo sus brazos alrededor de la almohada. Quería superarlo —no era masoquista— pero le resultaba imposible cuando cada fibra de su ser deseaba a JaeHyun, un dolor profundo que no podía ser superado sin importar a cuántos sitios interesantes lo arrastrara YangYang. Era casi como una necesidad física, como el hambre o el sueño.

Dios, jodidamente odiaba cuan desorientado y fuera de balance se sentía sin la presencia de una única persona en su vida. Su orgullo lo resentía, pero su orgullo no podía cambiar cómo se sentía. Al principio, YangYang le había dicho que era normal que se sienta abatido después de una mala ruptura y que tenía que continuar a través de ello y superarlo, pero después de casi dos meses, Taennie sabía que no sería tan simple para él. No se sentía abatido.

Se sentía como un pez fuera del agua... intentando respirar y fallando.

24

La vibración de su teléfono lo despertó muy temprano por la mañana nuevamente. JaeHyun lo agarró a ciegas.

—Sí —dijo, todavía medio dormido.

—No puedo encontrar a Taeyong —dijo JaeJoong. Los ojos de JaeHyun se abrieron de golpe.

—¿Qué?

—Ni Taeyong ni el chico de los Liu están respondiendo a sus teléfonos —dijo JaeJoong— Normalmente no lo consideraría demasiado, pero...

—¿Pero? —dijo JaeHyun.

—Liu me llamó anoche, preguntando si he oído de Taeyong. Me confió que su hijo ha estado desaparecido por una semana...

—¿Qué? —dijo JaeHyun, sentándose—¿Quieres decir que YangYang está desaparecido?

—Sí —dijo JaeJoong—Los empleados de Liu en Rusia no han visto a YangYang en una semana. Liu sospecha que el niño ha sido secuestrado por uno de sus... rivales de negocios —La voz de JaeJoong sonaba extremadamente seca cuando lo dijo.

Todo lo que JaeHyun podía oír era su corazón latiendo en sus oídos.

—¿Qué hay de Taennie?

—Nadie sabe —JaeJoong dijo enérgicamente— Los empleados de Liu lo han visto en ocasiones con el muchacho de los Liu, pero parece ser que Taeyong raramente acompañaba a su amigo en sus reuniones de negocios. Nadie sabe dónde está quedándose Taeyong. Usó su tarjeta de crédito en Moscú hace unas semanas, pero luego de eso, no hay nada. Por lo que sabemos, podría estar completamente seguro, pero...

—Pero podría no estarlo.

El silencio de JaeJoong lo decía todo: estaba preocupado de que su hijo quedara atrapado en cualquier negocio turbio en que estubiera involucrado el Sr. Liu.

—Dijiste que no pudiste encontrar a Taennie —dijo JaeHyun. JaeJoong dejó escapar un suspiro.

—Rusia es... un sitio muy diferente. Las personas con las que hablé por teléfono o fueron poco colaborativas a propósito, o no entendieron lo que quería de ellos, lo cual no es improbable, considerando que la mayoría de las personas parecen tener solo un conocimiento rudimentario del Inglés.

Me temo que el único curso de acción es viajar allí, pero tengo reuniones de negocio que no puedo...

—Yo iré —dijo JaeHyun de manera cortante, interrumpiéndolo— Si puede conseguir los arreglos para obtenerme una visa rápidamente...

—Vas a tenerla para esta tarde —dijo JaeJoong— Mi avión está listo para salir en cualquier momento. Ya hablé con tu empleador y estuvo de acuerdo en darte unas vacaciones.

JaeHyun se habría reído si su estómago no estuviera apretado.

—Que bien de tu parte —dijo—Aunque, algo presuntuoso, ¿no te parece?

—¿Lo es? —dijo JaeJoong—No estoy ciego, Jung. Nunca pudiste decirle no a mi hijo cuando te necesitó. Eres tan patético con él cómo lo es él contigo. Eres la persona perfecta para mandar a Rusia, porque sé que no vas a volver sin él.

JaeHyun se preguntaba qué diría JaeJoong si supiera el alcance de su afecto por su hijo.

—Trae a mi hijo de regreso, JaeHyun —dijo JaeJoong, sorprendiéndolo por el uso de su nombre de pila— Dile que pare de actuar como una reina del drama —Y añadió lacónicamente— Dile que su familia lo quiere de vuelta. Su punto ha quedado claro en casa.

Colgó, dejando a JaeHyun preguntándose si había entendido a JaeJoong bien.


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