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𝓈𝓅𝓂 (2) 🌈 JaeYong

Actualizado: 26 dic 2022


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12

La ciudad natal de Taeyong resultó ser una pequeña ciudad costera. Una brisa fría sopló en la cara de JaeHyun mientras permanecía parado a unos pies de distancia de donde el fotógrafo había instalado su equipo. La playa cubierta de guijarros estaba abandonada por lo que JaeHyun podía ver, pero se mantuvo alerta, su mirada escaneando la playa y evitando concentrarse por demasiado tiempo en la sesión de fotos que estaba teniendo lugar a unos pies de distancia.

Pero aun así no podía dejar de mirar.

Supo, por lo que había oído por casualidad, que esta parte de la sesión de fotos se suponía que tendría que capturar al hombre que Taeyong era ahora. Aparentemente requería aquellos pantalones ajustados, chaquetas Gucci, botas de terciopelo Saint Laurent, y humeantes miradas a la cámara. JaeHyun había tenido que morderse la lengua, porque todos esos trajes eran muy poco prácticos para el lugar en que estaban. No había dicho nada. Había llegado a la conclusión de que cuanto menos hablara con Taeyong, mejor. Se sentía como si cada vez que ellos hablaban - discutían- de algún modo terminaban invadiendo el espacio personal del otro, lo cual era algo que JaeHyun estaba determinado a evitar después de lo que pasó la noche anterior.

Presionó sus labios juntos y examinó a lo largo de la playa de nuevo.

No iba a pensar en lo que había sucedido. Si JaeHyun pudiera blanquear su cerebro, lo haría. Pero al menos era bueno en compartimentar. No iba a pasar el día pensando en cosas que no debería estar pensando... cosas que no deberían haber ocurrido. Era un profesional.

—Separa tus labios un poco, amor —dijo el fotógrafo, y la mirada de JaeHyun se fijó en el modelo de nuevo.

Taeyong estaba recostado sobre una gran roca, su largo y oscuro cabello barrido hacia atrás por la brisa, sus pálidos dedos tirando del cuello de su polera negra sobre su barbilla. El contraste entre su piel blanca como la nieve, cabello oscuro, ojos oscuros, tela oscura, y rojos, labios mordidos era increíble. JaeHyun no era ningún fotógrafo o artista, pero incluso él podía ver lo hermoso que... que la sesión era.

—Perfecto —dijo el fotógrafo— Eres magnífico, amor. Taeyong le sonrió.

—Eres un adulador, Seungwoo, pero no va a funcionar. El fotógrafo rio.

—No puedes culpar a un tipo por tratar. Tal vez un día voy a agotar tu paciencia y estarás de acuerdo en ir a una cita conmigo.

JaeHyun se burló. ¿Y ese hombre era un profesional?

—Tal vez yo lo haría si no estuvieras felizmente casado —dijo Taeyong con un resoplido.

—Vamos, Eunbi y yo somos una pareja moderna, de mente abierta —dijo Seungwoo, sonriendo— Ella pediría ver. Diablos, ella querría unirse a nosotros.

Taeyong negó con la cabeza, poniéndose de pie.

—Lo siento, pero sabes mis reglas, Seungwoo: no me involucro con personas tomadas. Se vuelve muy complicado —Sus ojos oscuros se posaron en JaeHyun— Siempre pregunto si son solteros. A veces ellos mienten, pero no hay nada que pueda hacer al respecto.

JaeHyun frunció sus labios y miró hacia otro lado, por primera vez, realmente teniendo en cuenta que tal vez Taeyong realmente no supiera que Suzy había estado en pareja.

—Muy bien, nuestro trabajo aquí está hecho. Debemos pasar a tu antigua escuela antes de que llueva —dijo Seungwoo, su tono volviendo a ser profesional después de haber sido rechazado.

Seungwoo, Taeyong, y el estilista charlaron amigablemente mientras se dirigían hacia la ciudad. JaeHyun los siguió en silencio, observando su entorno.

La ciudad era pequeña y pintoresca, el tipo de lugar donde todo el mundo conocía probablemente los negocios de todos los demás. JaeHyun miró a Taeyong y trató de imaginar estar fuera y orgulloso en una ciudad como esta.

Parecía que no era el único pensando eso.

—No queremos centrarnos demasiado en la homofobia en las pequeñas ciudades —Seungwoo dijo mientras caminaban hacia colegio de bachillerato de Taeyong— Nos gustaría que nuestro mensaje sea positivo. Así que decidimos centrarnos en el momento justo después de que decidiste no ocultar lo que eres y obligaste a la gente a aceptar tu sexualidad.

—Pero nunca he escondidomi sexualidad —dijo Taeyong con una pequeña mueca.

El estilista asintió.

—Lo sabemos. Quiere decir el tiempo después de que tus compañeros de clase homofóbicos intimidaron a tu novio hasta que—Ella se interrumpió, viéndose incómoda—...

—Se suicidó —Taeyong terminó por ella en voz baja.

—Sí —dijo ella tragando— Tú nos dijiste que después de eso llegaste a ser más desafiante y audaz con tu ropa. Queremos replicar eso, obviamente, con la ropa de diseño, pero lo más cercano a diecisiete años de edad que podamos.

Taeyong asintió, pero JaeHyun se dio cuenta de que parecía bastante incómodo y tenso. La tensión en sus hombros parecía crecer cuando entraron en su antigua escuela.

—Vamos a tener un aula vacía para nosotros mismos —dijo Seungwoo.

Taeyong no dijo nada, sus ojos parpadeando por todos los pasillos de la escuela, su cara más pálida que de costumbre. Estaba claro que no tenía buenos recuerdos de este lugar.

—El maestro de educación física dijo que estaba bien si tomamos fotos en el gimnasio también —dijo el estilista— Un hombre muy útil, cerca de tu edad, dijo que te conocía de la escuela. El Sr. Rowoon era...

La cabeza de Taeyong azotó hacia ella.

—Lo siento, ¿qué? ¿Sr. Rowoon?

¿Su voz sonó un poco tensa? La estilista asintió.

—Sí, el maestro de educación física. Creo que su nombre es Rowoon. ¿Lo conociste?

—Sí —dijo Taeyong tras una breve pausa, mirando hacia otro lado— Sí. Yo lo conocí.

JaeHyun frunció el ceño a su espalda, preguntándose.

La segunda parte de la sesión de fotos era completamente diferente de la primera. Habían desaparecido las chaquetas de diseño de lujo y los pantalones. Taeyong ahora estaba vestido con vaqueros y camisetas estampadas que prácticamente gritaban extravagante. Pero eso no fue lo que hizo a JaeHyun mirar. Taeyong llevaba delineador de ojos y esmalte de uñas.

Capturando la mirada de JaeHyun, Taeyong levantó las cejas, determinación y desafío en su rostro.

—¿Qué? —dijo, ladeando la cadera contra el escritorio, mientras que los otros dos hombres discutían acerca de la configuración y la iluminación— ¿Algún problema?

Estaba buscando una pelea, JaeHyun se dio cuenta, mirando a Taeyong con ojos entrecerrados. Algo había puesto a Taeyong al límite. Tal vez era el entorno -no necesitaba ser un genio para adivinar que Taeyong había sido intimidado aquí- pero JaeHyun tenía una corazonada de que no era sólo eso.

—No realmente —dijo JaeHyun— Pero si tu te veías así en la escuela, no es de extrañar que fueras intimidado. Esto es prácticamente una invitación— No podía imaginar a un alumno llevando delineador de ojos y esmalte de uñas en Rusia.

Taeyong se rio sin humor.

—Se habían metido conmigo mucho antes de que yo comenzara a usar esmalte de uñas. Esto —hizo un gesto con la mano sobre sí mismo—... era sólo un gran jódete para los pendejos que intimidaron a Seungcheol, nada más.

JaeHyun se le quedó mirando. Había algo que no entendía.

—Tú eres bi —dijo— ¿Por qué no salías con chicas? Podrías haberte evitado todo eso.

—Incluso si hubiera salido sólo con niñas, eso no me habría hecho hétero —respondió Taeyong— No funciona de esa forma. Incluso si algún día conociera a una mujer maravillosa, me casara con ella, y me quedara con ella por el resto de mi vida, no va a cambiar el hecho de que soy bisexual. Yo realmente prefiero los hombres a las mujeres. ¿Por qué iba a ocultar lo que soy y estar satisfecho con pretender ser algo que no soy? Es el principio de la cosa.

—El Principio de la cosa —repitió JaeHyun— No sé si eso es estúpidamente idealista o simplemente estúpido.

Los labios de Taeyong se torcieron.

—Gracias.

—Eso no fue un cumplido.

—Es lo más bonito que me has dicho. JaeHyun sacudió la cabeza.

—Si estuvieras en Rusia, habrías conseguido ser golpeado o arrestado; quizá peor si tuvieras mala suerte.

Taeyong le dio una sonrisa torcida.

—Desafortunadamente, la homofobia no se limita a Rusia — dijo— Pero sí, creciendo en ese tipo de ambiente no podría haber sido fácil para ti.

JaeHyun se puso rígido.

—¿Qué se supone que significa eso?

Taeyong se humedeció los labios y abrió su boca...

—Amor, ¡estamos listos para ti! —Seungwoo llamó y Taeyong se alejó sin una segunda mirada para él.

JaeHyun no miró el rodaje. Había sólo una cantidad de Taeyong haciendo ojos de dormitorio frente a la cámara que él podría tomar. Sintiéndose inquieto, JaeHyun salió del salón para fumar un cigarrillo en el pasillo.

—¡No se supone que.... Whoa, tranquilo, amigo! —El recién llegado miraba fijamente, con los ojos muy abiertos, al arma de JaeHyun— ¿Un gatillo muy fácil?

JaeHyun barrió su mirada sobre el hombre. Era alto y muscular - de una construcción similar a JaeHyun, en realidad, salvo que el tipo era tal vez un par de años más joven que él.

—¿Quién eres tú?

—Soy el maestro de educación física, Kim Rowoon. Realmente no aprecio que estés apuntando esa cosa en mí, amigo.

Correcto. El maestro de educación física que el estilista había mencionado. JaeHyun bajó el arma, pero no la metió en su pistolera.

El hombre se relajó.

—Entonces, ¿cuál es el problema aquí?

JaeHyun miró de nuevo al salón de clases, donde el rodaje todavía estaba en marcha. No había ocurrido nada mientras había estado distraído.

Rowoon aspiró una fuerte inhalación.

JaeHyun le devolvió la mirada y encontró al tipo mirando a Taeyong. JaeHyun frunció los labios, molestia quemando dentro de él. Había algo en esa mirada que no le gustaba.

—¿Conoces a ese modelo? —dijo JaeHyun.

Los ojos de Rowoon rompieron de nuevo en JaeHyun, su mano volando a frotar su nariz y un feo rubor arrastrándose hasta su cuello.

—Estábamos en la misma clase. No es que fuéramos amigos ni nada —Resopló con aire de suficiencia— No estábamos exactamente en el mismo círculo social, si entiendes lo que quiero decir.

JaeHyun no dijo nada, y el tipo continuó, hablando rápido, como si hubiera estado muriéndose por hablar con alguien acerca de ello.

—No se veía nada como eso en aquel entonces. Era una pequeña cosa pálida, todo ojos y labios, y un maricón en llamas. Tú sabes qué es homosexual, ¿verdad? Todos nosotros sabíamos aquello en la escuela. Todo el mundo sabía que tragaba polla. Rogó para chupar la mía, ¿sabes? Quiero decir, no soy homo, pero sentí pena por él y lo dejé un par de veces.

—Realmente —dijo JaeHyun sin ninguna inflexión, sintiendo su apretón sobre el arma apretarse. Aflojó y enfundó el arma.

—Sí. Obviamente, eso no significó nada para mí. Pero entonces se le metió en su pequeña cabeza tonta que yo era gay como él. Tuve que darle una lección —Rowoon se rio entre dientes antes de mofarse— Excepto que el maricón era demasiado puta. Unos meses más tarde, lo atrapé chupando la polla de un perdedor. Jodida puta.

JaeHyun hizo un ruido evasivo.

—¿Qué hiciste?

Rowoon sonrió maliciosamente.

—Tomé una foto de ellos y la envié por correo electrónico a todo el mundo en la escuela. Tú deberías haber visto su reacción; eso no tenía precio —Rowoon rio— Después de eso todo el mundo sabía lo chupapollas que era.

JaeHyun se quedó mirando al tipo. La cosa era, que Rowoon no estaba llamando a Taeyong nada que JaeHyun no lo había llamado, pero escucharlo de este hombre... él jodidamente no era como esto.

Solo yo puedo hacerlo. Yo.

Empujando la ridícula idea a distancia, JaeHyun dijo fríamente:

—¿Hay alguna razón por la que estás contando esta historia a un total desconocido?

La risa de Rowoon se cortó con su tono. Por primera vez, se veía un poco incierto.

—Bien, es una celebridad en estos días. No es que todo el mundo no sepa ya que es gay, ¿verdad? Solamente estoy exponiendo algunos hechos directamente aquí. Era un don nadie del que todos se rieron en aquel entonces —Le dio unas palmaditas en el hombro a JaeHyun como si fueran mejores amigos— Y ¡eh! Tú eres de Rusia, y debes entenderlo. Me gustaría que tuviéramos leyes contra los maricones como lo hacen en Rusia. Si lo hiciéramos, tipos como él no estarían tan erguidos y poderosos ahora.

JaeHyun contempló fijamente a aquel hombre amargado, patético, y pensó: ¿Soy yo igual que él?

—Es bueno verte, también, Rowoon —dijo Taeyong suavemente, haciéndolos girar sus cabezas.

Taeyong se veía muy tranquilo, muy bonito y muy intocable.

—¿Cómo está tu esposa? Escuché que está embarazada de tu cuarto hijo. Felicitaciones. No debe ser fácil mantener una familia tan grande —Taeyong sonrió serenamente.

JaeHyun quería herir su pequeña, atrevida boca.

Rowoon frunció el ceño en Taeyong, murmuró algo incómodamente, y se alejó.

Taeyong siguió sonriendo, pero cuando JaeHyun miró de cerca, pudo ver lo pálido y agitado que estaba realmente, con los labios temblorosos y los ojos oscuros mirando cualquier cosa menos a JaeHyun. Parecía mortificado. Probablemente estaba mortificado de que JaeHyun había oído la historia de su humillación.

Sería tan fácil humillarlo aún más, vengarse de él por todo lo que le había hecho a JaeHyun: por hacerlo mirarlo y por hacer que lo deseara.

—Vamos, solamente dilo —Taeyong murmuró sin mirarlo—Di lo puta, perdedor y desesperado que soy.

—¿Terminaste ahí? —dijo JaeHyun. Cuando Taeyong miró con confusión, aclaró— ¿La sesión?

—Casi —respondió Taeyong, con los hombros perdiendo un poco de tensión — Necesitan un par de tomas en el gimnasio.

JaeHyun miró dentro del aula. El fotógrafo y la estilista estaban discutiendo sobre algo, profundamente absortos en su conversación.

Miró de nuevo a Taeyong. Sus miradas se encontraron.

La boca de JaeHyun se secó. De pronto fue consciente de que esta fue la primera vez desde la noche anterior que realmente se habían mirado el uno al otro sin otras distracciones.

—Acerca de anoche —dijo Taeyong.

JaeHyun quería irse. Quería estar en cualquier parte menos allí.

No lo hizo. El no daría a Taeyong la satisfacción de saber que lo podría confundir con tanta facilidad.

—¿Qué pasa con eso? —dijo, mirando a los ojos de Taeyong. Decidió que no le gustaba el delineador de ojos. Los ojos del chico eran sorprendentemente grandes como eran; con el delineador de ojos se veían ridículos. ¿Cómo lo había Rowoon descripto? Sí, todo ojos y labios.

—Vamos a olvidarnos de lo de anoche, ¿de acuerdo? —dijo Taeyong, empujando su mano en el bolsillo de sus vaqueros. Sus labios se torcieron en una mueca— Fue el peor error de mi vida, lo que dice algo, teniendo en cuenta —Hizo un gesto en la dirección que Rowoon se había ido.

JaeHyun se lo quedó mirando, perdiendo el equilibrio. Había esperado que Taeyong se burlara de él, se mofara de él, o tal vez incluso tratara de seducirlo de nuevo. Había pensado que sería quien tendría que insistir en que la noche anterior había sido un error. Seguramente no había esperado que Taeyong quisiera olvidar que alguna vez pasó.

JaeHyun probablemente debería haberse sentido aliviado de estar fuera del gancho tan fácilmente. En su lugar, se sintió molesto.

¿Cómo podría él ser peor que aquel patético, pequeño idiota?

—¿Soy el peor error? —dijo antes de que pudiera detenerse. Seguro, él y Taeyong habían tenido su parte de diferencias, pero al menos no había enviado por correo electrónico la imagen de la cabeza de Taeyong, dándole una mamada a alguien, a todo el colegio, no había empujado al novio de Taeyong a suicidarse, y no había hecho charla basura sobre Taeyong con un total extraño.

La boca de Taeyong se abrió. Parpadeó.

—¿En realidad estás ofendido?

Los labios de JaeHyun se afinaron en una línea.

Una lenta sonrisa apareció en el rostro de Taeyong.

—Aw, estás ofendido. Lindo —acarició a JaeHyun en la mejilla. JaeHyun quería volver la cabeza y morderle los dedos.

Joder.

¿Qué demonios?

Ajeno a su monstruo saliendo, Taeyong dejó de sonreír, su expresión seria.

—No lo tomes como algo personal. Rowoon es un idiota más grande que tú, pero yo era joven y estúpido. Yo ya no tengo esa excusa y debería haberlo hecho mejor.

—Amor, puedes seguir adelante y ponerte el traje que elegí para ti —la estilista llamó antes de que JaeHyun pudiera decir algo— Está en el vestuario del gimnasio. Vamos a alcanzarte luego de que convenza a este idiota que necesitamos...

—No me enseñes cómo hacer mi trabajo —Seungwoo mordió, mirándola— ¡Tengo razón, maldita sea!

Su argumento se reanudó.

Poniendo los ojos, Taeyong se dirigió, presumiblemente hacia el gimnasio. JaeHyun lo siguió.

Ya que era domingo, la escuela estaba completamente vacía, sus pasos haciendo eco en el largo pasillo. JaeHyun clavó sus ojos en la nuca de Taeyong, todavía molesto como la mierda. Su mirada cayó al culo gordo de Taeyong abrazado por un par de jeans gastados. A plena luz del día, parecía irreal que hubiera estado dentro de ese culo anoche.

Maricón, dijo una voz burlona en su cabeza, y JaeHyun arrancó la mirada como si le hubiera quemado.

Joder, ¿qué estaba mal con él? ¿Qué estaba haciendo, comiéndose con los ojos el culo de un hombre? La locura de anoche fue más que suficiente. No era un maldito maricón como Taeyong. Aunque... JaeHyun tuvo que admitir que seriamente tenía que tener cojones para vestir estereotipadamente extravagante luego de haber sido marginado por todos en su escuela y después de que su pareja hubiera sido intimidado hasta el suicidio. Eso requería mucho valor y JaeHyun respetaba el valor, incluso si el valor de Taeyong era estúpidamente idealista.

—Tú sabes que ese hombre está celoso de ti, ¿verdad?— dijo JaeHyun, rompiendo el silencio cargado. Podía ver los hombros de Taeyong tensos, sus pasos un poco vacilantes.

—¿Celoso de mí? —dijo Taeyong con voz tensa.

Pensando en la fealdad en la voz de Rowoon, JaeHyun se encogió de hombros.

—Lo está comiendo por dentro que ese perdedor gay que consideraba muy por debajo de él, llegó a ser famoso, hermoso y rico, mientras que está atrapado en esta ciudad, sin perspectivas, con una esposa que no quiere, y una camada de niños que tiene que mantener.

Taeyong se detuvo y se dio la vuelta lentamente, con una expresión de incredulidad en el rostro.

—¿Me acabas de llamar hermoso?

JaeHyun sintió el calor viajando a su cara.

—No —espetó— Pero Rowoon cree que lo eres. Taeyong ladeó la cabeza con una pequeña sonrisa.

—¿Te dijo eso?

—No —dijo JaeHyun, deseando nunca haber hablado— Tengo dos ojos y un cerebro funcional. Estaba casi babeando viéndote. Fue jodidamente desagradable.

Taeyong dio un paso más cerca, mirándolo con curiosidad.

—La gente me mira todo el tiempo, JaeHyun. Me han dicho que soy bastante agradable de ver. Ese es mi trabajo. ¿Por qué te molesta? Pensé que ustedes dos se llevarían fantásticamente.

—¿Por qué lo haríamos? —JaeHyun se erizó— ¿Me veo como aquel pequeño, infantil, asno que se aferra a sus días de gloria en la escuela secundaria?

Taeyong sonrió abiertamente.

—Estás realmente ofendido. En realidad estás ofendido por ser comparado con él. Oh Dios mío, ¡esto es adorable! —Levantó una mano y le dio unas palmaditas en la mejilla a JaeHyun de nuevo, diversión por toda su cara— No te preocupes, tu polla es más grande...

JaeHyun agarró la muñeca de Taeyong.

Ambos estaban todavía en contacto, los dedos de JaeHyun agarrando la muñeca de Taeyong de una manera que era una reminiscencia de lo que había sucedido la noche anterior. Una imagen de sí mismo agarrando las muñecas de Taeyong y empujándolo contra la puerta del baño pasó por la mente de JaeHyun. Se humedeció los labios resecos.

Taeyong tragó y susurró,

—Déjame ir. JaeHyun no lo hizo.

—Déjame ir —dijo Taeyong de nuevo, algo parecido a la desesperación cruzando su rostro.

Él debería. Jodidamente debería.

JaeHyun miró a los labios entreabiertos de Taeyong. La estilista había puesto algo en ellos y parecían aún más rojos que de costumbre, un marcado contraste con la piel pálida de Taeyong.

Taeyong los humedeció con la punta de su lengua.

—Déjame ir —dijo de nuevo, su labio inferior temblando.

JaeHyun tenía que probarlo. Lo necesitaba. La fuerza de aquella necesidad iba más allá de lo que alguna vez había sentido -fue jodidamente sacudido con ella- y no podría hacer nada para detenerse a sí mismo cuando se lanzó hacia delante para chupar ese labio delicioso.

—Eres tan hermoso —se oyó murmurar, besando aquellos labios una y otra vez. Parecía borracho. Se sentía borracho.

Taeyong dejó escapar un pequeño gemido antes de congelarse y empujarlo lejos.

Ellos se miraron fijamente el uno al otro, ambos sin aliento y sonrojados.

—¿A qué demonios estás jugando? —Taeyong casi silbó, viéndose más allá de furioso— ¿Qué pasó con "No soy un maricón"? —Negó con la cabeza— ¿Sabes qué? No respondas a eso...no importa, no me importa. No estoy tratando con esa mierda de nuevo. Ya terminé, ya dejé de ser jodido por pendejos "héteros" que no pueden mantener sus pollas fuera de mi boca. Ve a buscar a una pobre mujer con quien joder y ser miserable... y mantén tus jodidas manos lejos de mí —resoplando, Taeyong se alejó, desapareciendo rápidamente al doblar la esquina.

JaeHyun exhaló a través de sus dientes, se volvió y golpeó la pared. Esto no pudo hacerlo sentir mejor... o menos confuso.

Se quedó allí por un tiempo, tratando de obtener algún control sobre su cuerpo y dar sentido a lo que demonios estaba haciendo.

Un grito ahogado rompió el aire e hizo helar su sangre. Y entonces estaba corriendo.

13

Ellos atacaron al momento que Taeyong entró en el vestuario. Un golpe en la sien lo hizo tropezar y caer, su visión nadando y sus ojos llorosos del dolor cegador.

—Qué marica —dijo un hombre por encima de él antes de darle una dura patada en el estómago. Taeyong se acurrucó en posición fetal, tratando de proteger su cabeza mientras patadas caían sobre él de todas las direcciones. Había tres de ellos, se dio cuenta distantemente a través de la niebla de dolor. Uno de ellos puso un trapo en la boca de Taeyong, amordazándolo.

Haz algo, le dijo a su estúpido cuerpo, pero estaba paralizado por el shock y una avalancha de recuerdos, como si tuviera dieciséis años, una vez más y estos fueran Rowoon y sus amigos "enseñándole al maricón una lección", mientras que todo el mundo solo miraba. Nadie lo había ayudado entonces, y nadie lo ayudaría ahora.

—Suficiente —dijo uno de ellos— Derríbalo. Tenemos que sacarlo de aquí.

Eso finalmente rompió el hechizo bajo el que había estado. No, no iba a caer sin luchar, maldición. Taeyong rodó sobre su espalda y dio una patada a uno de ellos en la entrepierna, duro. El hombre aulló antes de que su compañero le gruñera que se callara y entregó otro golpe a la cabeza de Taeyong que casi lo hizo perder el conocimiento. Ellos lo agarraron y lo arrastraron hacia la ventana abierta.

Taeyong no estaba seguro de lo que sucedió después. Sus oídos todavía resonaban desde el golpe, su cabeza palpitaba, todo su cuerpo le dolía como el infierno, por lo que no registró inmediatamente cuando las manos sobre él desaparecieron. Había un sonido de carne golpeando carne, acompañado de gruñidos y sonidos de dolor.

Cuando la náusea y el dolor disminuyeron y Taeyong fue finalmente capaz de enfocar su mirada en lo que estaba pasando, vio el enorme puño de JaeHyun entregar un golpe en la cabeza del hombre, dejándolo inconsciente. Los otros dos ya estaban en el suelo.

Taeyong parpadeó aturdido, viendo a JaeHyun tirar los cinturones de los hombres fuera de ellos, con rapidez atarlos, y amordazarlos con sus propias camisas.

Por último, JaeHyun se volvió y lo miró, estudiándolo desde la cabeza a los pies. Molestamente, se veía jodidamente impecable en su traje negro y ni siquiera parecía sin aliento. No debería haber sido caliente.

Taeyong sacó la mordaza de su boca y cruzó los brazos sobre su pecho, sintiéndose inadecuado e incómodo por los moretones que probablemente tenía. Era tan tonto. No tenía ninguna razón para avergonzarse. No era un guardaespaldas de profesión, y no podía esperarse que él se protegiera contra tres hombres, incluso si no fuera contrario a la violencia por principios.

—Llegas tarde —dijo Taeyong.

—¿Es esa tu gratitud? —JaeHyun gruñó, su acento ruso más pesado de lo habitual.

Taeyong arqueó una ceja y apenas contuvo una mueca cuando sintió un dolor sordo.

—¿Por qué? ¿Hacer tu trabajo? —Sabía que probablemente debería agradecer a JaeHyun, pero después de la mierda que JaeHyun había tirado en el pasillo no se sentía particularmente cordial hacia él. Porque allí hubo una parte de él que había estado terriblemente, tremendamente tentado de olvidar su promesa a sí mismo y tomar cualquier migaja que JaeHyun lanzara hacia él. Y se despreciaba por ello. ¿Cómo podía ser tentado? ¿No había aprendido nada con Rowoon?

—Si no fuera por mí, tú habrías venido aquí con ese guardaespaldas inútil —JaeHyun se acercó, levantó la camisa de Taeyong y empezó a tantearle las costillas— ¿Quieres tomar apuestas sobre tus probabilidades de estar sólo un poco menos bonito en ese caso?

¿Un poco menos bonito?

—Al menos habría sido profesional —replicó Taeyong, retorciéndose lejos del toque de JaeHyun— Deja de tocarme. Estoy bien. Lo he tenido peor.

JaeHyun alzó los ojos azules de las costillas de Taeyong.

Taeyong se encontró con su mirada establemente, a pesar de que era consciente de que las manos de JaeHyun estaban todavía sobre su piel, que se sentía irritantemente hipersensible de repente, rompiendo en piel de gallina bajo las manos de JaeHyun.

—Estás temblando —dijo JaeHyun.

Taeyong trató de encogerse de hombros con indiferencia.

—Esto es el choque de adrenalina. He sido atacado dos veces en unos pocos días. Creo que tengo derecho a sentirme un poco traumatizado —Era cierto, pero no era por eso que estaba temblando.

JaeHyun no discutió. Su mano se movió hacia abajo, presionando contra su estómago.

—¿Te duele aquí?

Taeyong se mordió el interior de la mejilla.

—Un poco —Deseó que doliera más, y entonces el dolor lo distrajera de lo bien que el toque se sentía. Su vientre había sido siempre algo así como una zona erógena y teniendo las manos de JaeHyun allí lo estaban volviendo loco, su estómago tembloroso y el calor corriendo a su ingle. Quiso darle un tirón a JaeHyun, aplastar sus cuerpos juntos, sentir la gruesa polla de JaeHyun arrastrarse por todo su vientre, antes de empujar entre sus piernas...

—Amor, ¿estás list... Qué demonios?

Con el cuello ardiendo, Taeyong se alejó de JaeHyun y forzó una sonrisa cuando vio el rostro atónito de Seungwoo. Sólo podía imaginar lo que la escena parecía desde la perspectiva del fotógrafo: tres amordazados, atados, hombres en el suelo, y Taeyong, que probablemente se veía como si hubiera sido golpeado por un camión.

—Parece que no vamos a obtener las tomas en el gimnasio, Seungwoo —dijo Taeyong, odiando cómo sin aliento sonaba su voz.

—Oh, Dios mío —dijo Seungwoo, una expresión de horror apareciendo en su rostro— Amor, ¿estás bien?

—Sí —Taeyong mintió. Se sentía cualquier cosa, menos bien.

Cuatro horas más tarde, después de que Taeyong había dado su versión de los hechos a la policía, visto a un médico y sido declarado lo suficientemente sano como para irse a casa, Taeyong se sintió absolutamente vencido. No tenía energía para conducir de vuelta a Londres, por lo que decidió quedarse en su casa de la infancia. Era más conveniente. Además, extrañaba a sus padres y su hermana. Había pasado un tiempo desde que los había visitado. Por no mencionar que alojarse con sus padres significaba que podría tener un respiro de JaeHyun.

Excepto que aparentemente JaeHyun tenía otras ideas.

—En serio, vuelve a Londres —le dijo a JaeHyun mientras caminaban hacia la casa de sus padres— Tú no eres mi guardaespaldas. Eres de Mark.

—Soy tu guardaespaldas hasta que volvamos a Londres —dijo JaeHyun, con el rostro ilegible— Hablé con Mark por teléfono. Me dijo que me quede contigo. Se quedará con los Hardaways hasta nuestro regreso.

—La casa de mis padres es muy pequeña —argumentó Taeyong— No habrá espacio para ti —Era cierto. Sus padres se habían negado cuando se ofreció a comprarles una casa más grande; amaban su pequeña casa pintoresca, demasiado como para trasladarse a otro lugar.

—Viviré —dijo JaeHyun con un encogimiento de hombros— Yo no necesito mucho.

Taeyong apretó los dientes. Le estaba dando a JaeHyun una excusa perfecta para salir y poner un poco de distancia entre ellos. ¿Por qué JaeHyun no la estaba tomando? ¿Por qué JaeHyun no había tenido sentido todo el día?

Le disparó a JaeHyun una mirada irritada, pero JaeHyun estaba mirando al frente. Taeyong se quedó mirando su perfil duro antes de apartar la mirada y acelerar el paso.

La visión de su casa de la infancia lo hizo relajarse un poco.

La madre de Taeyong fue la que abrió la puerta. Se quedó sin aliento cuando vio su cara.

Taeyong sonrió rápidamente.

—Estoy bien, mamá, de verdad.

Media hora más tarde, después de que todos finalmente se habían calmado, su madre insistió en que todos ellos tuvieran el té antes de ir a la cama. En lo que se refiere a Tiffany Lee, el té lo arreglaba todo.

—No entiendo cómo alguien puede ser tan cruel —dijo su madre, que todavía parecía molesta— Puedo entender si algunas personas creen que debemos amar sólo al género opuesto -lo cual sigue siendo incorrecto, pero la gente puede creer lo que quieran creer- ¿pero en realidad herir a personas inocentes a causa de a quienes aman? ¿Por qué harían eso? ¿Por qué formarían algún tipo de culto sólo para herir a las personas que son diferentes?

Su hermana llamó la atención de Taeyong, y él bajó la mirada, mirando hacia abajo en su taza. Su madre seguía ajena a la vez que Rowoon y sus amigos lo habían golpeado.

—La gente odia lo que no entienden —dijo su papá.

—O tal vez sólo son jodidos locos —dijo Karina— No tiene por qué haber una razón. Algunas personas son viles.

—Tal vez simplemente no conocieron nada mejor —dijo JaeHyun tranquilamente.

Tensándose, Taeyong disparó a JaeHyun una mirada sobre el borde de su taza. Había estado básicamente ignorando a su guardaespaldas desde su llegada, tratando de fingir que no estaba allí. Tener a JaeHyun en su casa de la infancia se sentía extraño en muchos niveles. Nunca se había imaginado a JaeHyun teniendo una conversación real con su familia.

—¿Qué quieres decir, querido? —dijo su madre.

JaeHyun se encogió de hombros ligeramente, su expresión cerrada.

—Algunas personas crecen sin conocer otra cosa que odio hacia... algo diferente. Ellos no saben cómo son de equivocadas algunas de sus creencias. Ellos simplemente no conocen nada mejor. No cuestionan lo que se les ha sido dicho por los adultos.

Taeyong se lo quedó mirando.

Su padre fue el que hizo una pregunta que estaba, indudablemente en la mente de todos.

—¿Estás hablando por experiencia personal, hijo?

La cara de JaeHyun era positivamente de piedra. Dio una cabezada corta, sus ojos azules fijos en su té.

—Mi tío solía decirme a mí y a mis hermanos que la gente gay era como perros rabiosos que deberían ser disparados. Él era la única figura de autoridad masculina que teníamos, y nosotros no teníamos ninguna razón para no confiar en sus palabras.

Un pesado silencio cayó sobre el cuarto.

—Eso es horrible —dijo la madre de Taeyong, con los ojos amplios y su mano cubriendo su boca— No podría haber sido una buena figura paternal.

—Qué psicópata —refunfuñó Karina.

Su madre le lanzó una mirada de reproche.

—Lo importante es que ahora tú sabes más —dijo ella, volviéndose hacia JaeHyun con una sonrisa suave.

Cuando JaeHyun no dijo nada, su sonrisa se evaporó.

Una risa histérica burbujeó en la garganta de Taeyong.

Dios, todo el asunto era casi hilarante.

—Él me odia, mamá —dijo Taeyong con un resoplido.

—No seas tonto, Taeyong —dijo Tiffanny— ¿Cómo puede alguien odiarte?

—Lo hace —dijo Taeyong.

Tiffanny fruncía el ceño profundamente, mirando de Taeyong a JaeHyun.

—Seguramente, ¿mi hijo se equivoca? Tú no puedes posiblemente odiarlo.

JaeHyun se encogió de hombros.

—Yo no lo quiero muerto.

—Bueno, eso es un alivio —dijo Karina, no sin sarcasmo. JaeHyun tenía el ceño fruncido.

—No "lo odio". El odio es una palabra incorrecta. Pero es una pequeña mierda pretenciosa, demasiado idealista para su propio bien.

Tiffanny abrió y cerró su boca.

Karina comenzó a reírse disimuladamente.

—Me gustas —ella dijo a JaeHyun.

Taeyong le dio una patada bajo la mesa y miró a JaeHyun exasperadamente.

—Podrías haberte abstenido de insultarme por lo menos mientras estás en la casa de mi madre —Pero él estaba un poco desconcertado. ¿JaeHyun no lo odiaba? El día estaba haciéndose más y más extraño.

—No veo ningún punto en mentir —dijo JaeHyun, con los ojos fijos sobre Taeyong con una intensidad que era un poco desconcertante— Si no estuvieras en contra de la violencia, podrías haber aprendido a protegerte a ti mismo. No eres un pelele.

—Bueno —dijo su madre, viéndose incómoda. Taeyong se sintió tan mal por ella. Ella estaba claramente muy desgarrada. Tiffany Lee se enorgullecía de ser una amable, cálida anfitriona, pero también era muy protectora de sus hijos.

Tiffanny tomó un sorbo de su té.

—Al menos dime que sabes que tu tío estaba equivocado.

—Por supuesto que sí —dijo JaeHyun— Pero si yo no me hubiera mudado a Moscú cuando tenía trece años, probablemente seguiría creyendo todo lo que nos dijo.

—Y podrías haber sido uno de aquellos fanáticos ahora — Karina murmuró.

—Lo dudo —dijo JaeHyun— Asesina a alguien por ideologías religiosas es más que estúpido. Ni siquiera ganan nada con ello.

La madre de Taeyong, el padre y la hermana todos miraron fijamente sin pestañear hacia JaeHyun, el choque escrito en sus rostros.

Taeyong no podía contenerlo más: echó la cabeza hacia atrás y se echó a reír. Se había acostumbrado tanto a JaeHyun que se había vuelto insensible a tales comentarios suyos.

—No es gracioso, Taeyong —dijo su madre, pareciendo nerviosa y frustrada.

Apiadándose de su pobre madre, Taeyong se levantó, agarró el brazo de JaeHyun, y tiró de él a sus pies. JaeHyun lo dejó, lo que era un alivio, ya que Taeyong no tenía ganas de quedar como un idiota delante de su familia.

—Estoy hecho polvo —dijo— Creo que me acostaré temprano— Tiró del brazo de JaeHyun, conduciéndolo fuera de la habitación.

—¡Espera, amor! —Tiffanny llamó— ¿Estás seguro que estás seguro? —Se interrumpió, sonrojándose cuando JaeHyun la miró.

Taeyong casi se rio. Si sólo su madre supiera lo que había permitido a JaeHyun hacerle a su cuerpo...

—No me va a matar mientras duermo —dijo con una sonrisa irónica— De eso estoy seguro. Buenas noches —Y se dirigió a su antigua habitación, JaeHyun lo seguía muy de cerca por detrás.

Cuando la puerta de su habitación infantil se cerró tras ellos, Taeyong se aclaró la garganta. Su dormitorio nunca había parecido tan pequeño antes.

—Hay un saco de dormir en el armario. El baño está al final del corredor.

JaeHyun no dijo nada.

Entonces se oyó el sonido de la puerta abriéndose y cerrándose, y Taeyong exhaló. Joder. Él y JaeHyun durmiendo en la misma habitación era la peor idea de todos los tiempos. Ellos tratarían de matarse entre sí o follar.

Taeyong no estaba seguro de qué sería peor.

14

Para cuando JaeHyun volvió del baño, Taeyong ya se había cambiado con una vieja camiseta blanca y un par de pantalones cortos que había encontrado en el armario. La ropa era un poco pequeña y se estiraba sobre los músculos que no habían estado allí cuando las había vestido hace años.

Evitando mirar a JaeHyun, Taeyong se dirigió al cuarto de baño.

Mientras que estaba cepillando sus dientes, se vio reflejado en el espejo e hizo una mueca. Sus labios estaban hinchados, y había contusiones por todo su estómago y piernas. Al menos las que estaban en su rostro no se veían tan mal. Esperaba que pronto se desvanecieran o los maquilladores lo matarían. Tenía otra sesión de fotos pronto.

Taeyong casi chocó con su hermana cuando salió del baño.

—Te ves horrible —dijo Karina, barriendo su mirada sobre él.

—Gracias —dijo Taeyong— Eso es justo lo que tu hermano pequeño necesitaba oír después de un día tan traumatizante.

Ella puso los ojos en blanco.

—Por favor. Tú eres más duro que todos nosotros juntos. Además, tu peor estado es aún mejor que mi mejor. No soy la bonita en la familia —Ella le dio un abrazo con un solo brazo y un beso en la mejilla— Me alegro de que estés bien, idiota. No jodas con tu guardaespaldas homofóbico.

Taeyong sospechaba que se parecía a los proverbiales ciervos encandilados por los faroles, porque Karina se echó a reír.

Taeyong apretó los labios.

—¿Qué te dio esa idea...?

—Por favor —ella dijo— Te conozco, ¿recuerdas? La tensión sexual en la mesa era algo embarazosa. Además, es exactamente tu tipo: un imbécil, con aspecto de Vikingo, alto, construido como un tanque, manos grandes, gran polla...

—Tú no sabes eso. Tal vez su polla es pequeña. Ella lo miró curiosamente.

—¿Lo es? Extraño. Por lo general puedo decir el tamaño de la polla del hombre por la forma en que camina. Estoy segura de que tiene por lo menos veinte centímetros.

Taeyong resopló.

—Oh mi Dios, cállate. Me da vergüenza estar relacionado contigo. Además, me molesta profundamente la implicación de que nuestra confianza depende del tamaño de nuestras pollas.

Karina sonrió abiertamente y palmeó su mejilla.

—Escucha la sabiduría de tus mayores, hermanito. Cuando llegues a mi avanzada edad, te darás cuenta de la sabiduría de mis palabras.

—Espero con impaciencia ese punto en el plazo de dos años

—dijo Taeyong con expresión desinteresada, alejándose— Buenas noches.

—Buenas noches. ¡No jodas a tu guardaespaldas! Taeyong le hizo burla y entró en su dormitorio.

La habitación estaba a oscuras y en silencio. Apenas podía distinguir la figura de JaeHyun en el saco de dormir al lado de la cama.

Interiormente maldiciendo al ruso obstinado por perseguirlo, Taeyong caminó silenciosamente a la cama y se metió bajo las sábanas.

Se estiró sobre su espalda, cerró los ojos, y se dijo que debería dormir.

Después de media hora de valientes intentos de contar ovejas, Taeyong se rindió y abrió los ojos.

La habitación estaba tan silenciosa que podía oír la respiración de JaeHyun. Era constante y regular, pero sabía que JaeHyun estaba despierto. Estaba seguro de que no estaba imaginando la tensión en el aire, tensa y zumbando, como una cuerda en su punto de ruptura.

Estaba medio duro, lo había estado desde que entró en la habitación.

Taeyong empujó las sábanas lejos de su cuerpo recalentado.

Cuando esto falló para enfriar su enrojecida piel, tiró de su camiseta, dejándola caer al suelo.

Se estiró, disfrutando de la sensación de las sábanas frescas contra su piel y tratando de no pensar en el hecho de que estaba casi desnudo, mientras que JaeHyun estaba a pocos pies de distancia.

No debería haberle dado una gran emoción, pero por supuesto que lo hizo. Dios, estaba tan caliente, había estado medio caliente desde la mañana, con el cuerpo de JaeHyun cerniéndose sobre él todo el día. En momentos como este, realmente se sentía como una prostituta, su cuerpo teniendo una mente propia y sólo queriendo ser jodido duro, y al diablo con las consecuencias. A su cuerpo no parecía importarle que su lado racional estuviera en contra de la idea de involucrarse con el desastre que representaba JaeHyun y su homofobia interiorizada. Su cuerpo sólo quería una jodida, y su mente sucia se mantenía creando fantasías que sólo lo excitaban más. Fantasías como levantarse de la cama, sentarse a horcajadas sobre los muslos de JaeHyun, sacando la gruesa, larga polla de JaeHyun, y montarlo duro hasta que se corriera por todo el pecho ancho y musculoso de JaeHyun. O tal vez sentarse sobre el pecho de JaeHyun y alimentar su polla en la boca de JaeHyun, mientras que el dedo de JaeHyun masajeaba su agujero. O tal vez darse la vuelta y tomar la polla de JaeHyun dentro de su boca mientras JaeHyun agarraba sus muslos y lamía su agujero.

Mordiéndose el labio para mantenerse a sí mismo de hacer ruido, Taeyong presionó la palma de su mano contra su dolorosa erección.

No jodas a tu guardaespaldas. La voz de Karina hizo eco en su mente. No jodas a tu guardaespaldas, No jodas a tu guardaespaldas.

Taeyong pensó en esos musculares muslos envueltos alrededor de su cintura, el fuerte, duro cuerpo de JaeHyun debajo de él, al que no podría romper accidentalmente.

No soy un maricón, JaeHyun diría mientras gemía y apretabaen tono al miembro de Taeyong.

Taeyong apretó su polla a través de sus pantalones cortos, incapaz de ayudarse. Dios, si sólo JaeHyun supiera lo que estaba pensando ahora mismo... JaeHyun probablemente lo golpearía. Tal vez lo golpearía, luego doblaría por la mitad a Taeyong y lo jodería, duro y sucio, las piernas de Taeyong envueltas alrededor del cuello grueso de JaeHyun...

Taeyong se mordió el labio y luego se dio cuenta de que su mano estaba dentro de sus calzoncillos y estaba acariciando su erección. Joder. No tenía idea de cuándo había ocurrido. Su polla estaba goteando, y el sonido húmedo de carne acariciando carne era inconfundible.

En pánico, Taeyong forzó su mano a detenerse y paró la oreja, rezando que JaeHyun se hubiera quedado dormido.

Pero ya no podía oír la respiración constante de JaeHyun. Lo que significaba que JaeHyun probablemente lo había oído.

Taeyong cerró los ojos. JaeHyun dijo con voz ronca,

—No tienes vergüenza, ¿verdad?

—Soy un hombre sano, y tengo necesidades — dijo Taeyong, negándose a actuar como un niño atrapado con una mano en el tarro de galletas. Cuanto menos avergonzado actuara, menos embarazoso sería.

—Te corriste la noche anterior —dijo JaeHyun— ¿Eres tan puta?

—Eso se llama tener una conducta sexual sana —Taeyong sonrió al techo oscuro— Pero lo entiendo: a tu edad, tú probablemente no recuerdas lo que es conseguirlo con más frecuencia que una vez por semana.

—Tengo treinta y dos —JaeHyun mordió.

—¿De verdad? Entonces ¿por qué estás actuando como un anciano mojigato quién nunca se masturbó en su vida?

—Nunca lo hice con otra persona en la habitación. Taeyong resopló.

—Por favor. Dijiste que tenías hermanos. ¿Seguramente todos ustedes no tenían habitaciones separadas?

—Mis hermanos murieron antes de alcanzar la pubertad — dijo JaeHyun con voz apagada.

Oh.

Taeyong se aclaró la garganta.

—Lo siento. ¿Todos ellos? ¿Qué pasó?

—Tuberculosis —JaeHyun dijo cortante.

Taeyong no sabía qué decir. Para su sorpresa, JaeHyun aclaró sin tener que preguntar,

—Vivíamos en un pequeño pueblo lejos de las grandes ciudades. Sin vacunas, sin medicina adecuada. Mi madre me envió con nuestros parientes lejanos en Moscú, cuando quedó claro que yo era el único que no estaba infectado.

¿El único?

—¿Quieres decir —Taeyong se humedeció los labios—... ¿Quieres decir que todos murieron? ¿Tu madre, también?

—Sí.

La estrechez de la voz de JaeHyun lo dijo todo, y Taeyong sintió una oleada de compasión. No podía imaginar perder a toda su familia a la vez y ser enviado lejos a una gran ciudad donde no conocía a nadie. Tal vez eso explicaba por qué JaeHyun era una persona tan malhumorada y enojada. Su vida debría haber sido dura. Eso no era excusa para algunas de las cosas que JaeHyun dijo e hizo, pero ello explicaba un poco.

—¿Cómo te convertiste en la mano derecha de John Seo? —dijo Taeyong, curioso a pesar de sí mismo— Quiero decir, eso es un gran salto desde nadie de un pueblo al jefe de seguridad de un multimillonario.

—Yo era un pobre imbécil, que necesitaba dinero —dijo JaeHyun— Me metí en luchas clandestinas ilegales. Resultó que era bueno en golpear a la gente —suspiró— Es todo muy banal, realmente. Me involucré con el tipo equivocado de personas y, básicamente, me convertí en un adicto a los quince. Como la mayoría de los adictos, haría cualquier cosa por una dosis. Terminé debiendo un montón de dinero al tipo equivocado de personas. Uno de ellos me ordenó secuestrar a la hermana pequeña de Johnny y llevarla a él.

Cuando JaeHyun no continuó, Taeyong dijo:

—¿Y? ¿Qué pasó?

—Yo no podía hacerlo —JaeHyun dijo, su voz entrecortada— Anastasia tenía sólo cinco. La secuestré... yo no estaba trabajando solo... pero yo la entregué a su hermano. Pensé... sabía que su familia me mataría por el secuestro y por ponerla en un riesgo semejante, pero Johnny convenció a su padre de que podría ser un activo para ellos. Se ocupó de mis deudas, me ayudó con mi problema de adicción, y me ofreció un trabajo.

—Wow —dijo Taeyong, un poco sorprendido. John Seo no le parecía un hombre compasivo— Eso fue muy amable de su parte.

JaeHyun se rio entre dientes, como si hubiera dicho algo gracioso.

—Johnny no hace nada por bondad. La lealtad es difícil de conseguir en esos círculos. Básicamente, se garantizó mi lealtad por salvar mi culo y se hizo con alguien en quien fuera capaz de confiar para vigilar su espalda. Y tenía razón. Salvé su vida innumerables veces y me ascendió a su jefe de seguridad después de sólo siete años.

Taeyong masticó su labio, un poco extrañado de que ellos estuvieran teniendo una conversación tan civilizada.

—¿Tenía la impresión de que Johnny te despidió recientemente?

—Lo hizo —Había renuencia en la voz de JaeHyun; claramente el tema no era su favorito.

—¿Por qué? —presionó Taeyong.

—¿Sabes cómo se conocieron Mark y Johnny? —El tono de JaeHyun fue cauteloso.

Esto picó la curiosidad de Taeyong.

—Sí —dijo— Mark se reunió con él durante su viaje de negocios a Rusia.

—Seguro —dijo JaeHyun, diversión en su tono— Si tú no sabes, no puedo decirte mucho. Pero el quid de la cuestión es... que no me gustaba como Mark se las arregló para envolver a Johnny alrededor de su dedo meñique. Yo pensé que era una mala influencia, volvía a Johnny irracional y —Se interrumpió, pero Taeyong podía adivinar—...

—¿Gay? —dijo, torciendo sus labios.

—Sí —dijo JaeHyun— Creo que el mocoso lo embrujó. Johnny era hétero hasta que conoció a Mark. Por eso ayudé a Mark a regresar a Inglaterra a espaldas de Johnny.

—Eso no es sorprendente, tú sabes —dijo Taeyong suavemente, un poco divertido por la idea de Mark embrujando a un hombre como John Seo. Era obvio que JaeHyun aun inconscientemente estaba suscrito a la creencia que su tío homofóbico había inculcado en él... que ser gay era una enfermedad contagiosa. Taeyong trató de no tomarlo como ofensa. Sabía que tales creencias profundamente arraigadas no eran fáciles de dejar ir.

—Mark es muy bonito y lindo — Taeyong dijo— Es el twink perfecto. Es exactamente el tipo que puede ser atractivo hasta para los hombres heterosexuales. Dudo que Johnny hubiera sido atraído a... digamos, alguien como yo. Me parece del tipo mayormente hétero.

—Tú no eres exactamente feo —JaeHyun dijo bruscamente. Taeyong se rio entre dientes.

—Gracias, pero no soy lindo como Mark. También soy alto y bastante construido...

—Tu cara es más hermosa que la de Mark.

La boca de Taeyong se cayó abierta. Parpadeó varias veces, incapás de creer que había oído aquello bien.

—Soy guapo, no lindo —dijo, aclarándose la garganta un poco— No me veo ni remotamente femenino o lindo. A eso me refería. Si encuentras mi cara atractiva, esto no significa que un hombre en su mayor parte hétero como Johnny lo haría.

Hubo varios segundos de tenso silencio.

—¿Qué se supone que significa eso?

—Tú no eres exactamente hétero —Taeyong dijo cuidadosamente— ¿Seguramente te has dado cuenta de eso a estas alturas? Yo diría que eres mucho más gay que Johnny. Él apenas hace ping en mi gaydar... es el ejemplo perfecto de un hombre hétero convirtiéndose en gay por otro hombre... pero tú...

—No soy gay —dijo JaeHyun, muy lentamente, moliendo hacia fuera cada palabra.

Taeyong pensó durante un momento antes apoyarse en el codo y mirar hacia abajo a JaeHyun. No podía distinguir su expresión en la oscuridad. Todo lo que podía ver era el pecho ancho y musculoso de JaeHyun, subiendo y bajando.

Taeyong trató de no mirar fijamente, pero era difícil no hacerlo. Joder, no entendía lo que seguía pasando con él. Había visto una gran cantidad de cuerpos bellos en su línea de trabajo y estaba desensibilizado a todos ellos para ahora. Rara vez se detuvo y se quedó mirándolos. ¿Por qué sentía de repente como que tenía dieciséis años de nuevo? La verdad era embarazosa, su cuerpo estaba completamente obsesionado con JaeHyun. Se tensaba a conciencia cuando JaeHyun estaba cerca, su piel hormigueando e hipersensible a todo lo que JaeHyun hiciera, como si fuera un adolescente tonto que acabara de descubrir el sexo.

Taeyong se dio una patada mental, se dijo que debía dejar de actuar como un escolar enamorado, y dijo:

—Está bien, digamos que no eres gay. ¿Vas a fingir que no te gustó el sexo ayer?

Observó la nuez de Adán de JaeHyun balancearse arriba y abajo.

—Eso fue un error. Tú mismo lo dijiste.

—Sí, por supuesto que fue un error, pero no es lo que pregunté —dijo Taeyong suavemente— ¿Te gustó joderme?

—¿Qué tipo de pregunta es esa? —dijo JaeHyun severamente—Me corrí, ¿verdad?

Taeyong tamborileó los dedos sobre su propio muslo.

—El orgasmo es sólo una reacción física a la estimulación. No tengo que decirte que no todos los orgasmos son iguales.

Blyad, ¿qué quieres que diga? ¿Que me gustó joderte?

Taeyong notó con interés que el acento de JaeHyun se hacía más grueso cuanto más se enfadaba.

—Yo... — comenzó, pero JaeHyun lo cortó.

—¿Sabes lo que pienso? —JaeHyun se sentó de repente y se inclinó hacia él, enterrando su mano en el pelo de Taeyong y tirando de su cabeza hacia el borde de la cama, más cerca de JaeHyun de manera que sus caras estaban a pulgadas de distancia.

Taeyong tragó, su boca muy seca y su polla endureciéndose de nuevo.

—¿Qué? —susurró.

—Sigues diciendo que fue un error, que soy un error peor que Rowoon, pero no me puedes dejar ir. Tú siempre estás tratando de hacerme admitir lo mucho que te quiero. ¿Por qué te importa? ¿Eres así de presumido? —JaeHyun tiró de su pelo, tirando de la cara de Taeyong más cerca— ¿O tienes un enamoramiento por mí o algo?

Taeyong sintió su cara volverse caliente.

—Yo creo que sí —dijo JaeHyun, presionando su frente contra la de Taeyong— Creo que realmente quieres que te joda de nuevo, pero estás demasiado avergonzado para admitirlo. Quieres provocarme para que te joda y luego poner toda la culpa sobre el malvado, cruel, Ruso.

—Que te jodan —Taeyong dijo entre dientes, su ira volviendo con toda su fuerza. Quería hacer daño a JaeHyun. Dios, quería hacerle daño tan mal, quería hacerle comer sus palabras y humillarlo completamente.

—Ni siquiera puedes con tus propias acciones —dijo Taeyong, respirando con fuerza contra la boca de JaeHyun— ¿Sabes por qué eres peor que Rowoon? Él era adolescente. Tú eres un hombre adulto. Eres jodidamente patetic...

JaeHyun lo empujó hacia atrás y cerró de golpe sus bocas juntas.

Taeyong lo mordió. JaeHyun gruñó y mordió su labio de vuelta. Taeyong lo mordió de nuevo, queriendo hacerle daño. Dios, esto era pura locura, la ira chocando con la excitación embriagadora y haciendo a su cabeza girar con deseos contradictorios. Quería matar a JaeHyun, quería estrangularlo, quería joderlo y ser jodido, duro y sucio, hasta que ninguno de ellos pudiera recordar sus nombres.

Taeyong no estaba seguro de en qué punto su concurso de mordidas se convirtió en hambrientos besos profundos, pero pronto estaba gimiendo y tirando a JaeHyun sobre él, con las manos acariciando su ancha, musculosa espalda, sus uñas romas excavando mientras sus bocas se moldeaban en la contraria, en un beso caliente, necesitado. Ambos gemían y gruñían, retorciéndose sobre la cama y empujando y tirando el uno al otro más cerca. Taeyong no podía recordar la última vez que quiso algo tan mal que su cuerpo temblara del deseo. Estaba casi llorando con la necesidad de tener, tomar, joder.

Taeyong empujó a JaeHyun, haciéndolo rodar sobre su espalda, y se sentó a horcajadas sobre sus muslos gruesos.

Miró al agitado pecho de JaeHyun, el rostro de JaeHyun envuelto en la oscuridad. Su propia respiración era tan fuerte que no podía oír nada más. Casi esperaba que JaeHyun lo empujara lejos ahora que habían dejado de besarse, pero las manos de JaeHyun parecían estar pegadas a las caderas de Taeyong, pulgares acariciando su vientre sensible mientras que los otros dedos estaban extendidos en las nalgas de Taeyong, grandes y duros. Las manos de JaeHyun se movieron hacia abajo y amasaron los muslos de Taeyong con avidez, como si JaeHyun no pudiera ayudarse a sí mismo.

Taeyong se inclinó y murmuró al oído de JaeHyun,

—Quieres joderme, ¿verdad? Demasiado mal. Seré el único que va a joder esta vez.

Sintió a JaeHyun ponerse rígido debajo de él.

—No puedes obligarme a hacer nada —dijo JaeHyun, los dedos clavándose en las nalgas de Taeyong— Y no estoy tomando por el culo.

—¿Por qué, tienes miedo de que te guste demasiado? — Taeyong mordió el lóbulo de la oreja de JaeHyun.

—Yo —Lo que fuera que JaeHyun iba a decir fue cortado cuando Taeyong sacó la polla de JaeHyun y envolvió su mano alrededor de ella.

—No soy un homo —JaeHyun dijo entre dientes, su polla contrayéndose en la mano de Taeyong.

—Seguro —Taeyong encendió la lámpara de la mesita y rebuscó en el cajón, orando haber dejado algo de lubricante la última vez que visitó a sus padres.

Aparentemente, lo había hecho. Milagrosamente, había también un par de condones.

Taeyong agarró la botella, la abrió y deslizó hacia arriba sus dedos.

La mano de JaeHyun atrapó su muñeca similar a una tenaza.

—No me estás jodiendo —dijo, acentuando cada palabra, como si su polla no estuviera muy dura en la otra mano de Taeyong.

—Está bien si tienes miedo...

Predeciblemente, JaeHyun se molestó con la mera sugerencia de tener miedo de algo. Taeyong habría rodado sus ojos si su polla no estuviera dura hasta el punto de ser doloroso. Dios, quería joder. Lo necesitaba, quería meter su polla dentro de JaeHyun y joderlo en el colchón hasta que el hijo de puta homofóbico le rogara por su verga.

—No tengo miedo de nada —dijo JaeHyun— Está bien, lo que sea. Pero no me va a gustar.

¿Era un desafío?

—Veremos —Taeyong tiró los boxers de JaeHyun fuera, empujó sus muslos separándolos y se instaló entre ellos. Se lamió los labios, mirando al pecho de JaeHyun -quería besarlo, chupar sus pezones, morder esos pectorales- pero se obligó a ir directamente a preparar a JaeHyun. Quería hacer a JaeHyun mendigar por su polla y tenía la sensación de que no iba a ser fácil.

La verdad, era que no a todos los hombres gay les gustaba el sexo anal. Algunos lo encontraban incómodo, algunos lo encontraban demasiado sucio y demasiado trabajoso. Personalmente, Taeyong amaba tener una polla dentro de él, y normalmente no presionaba a su compañero si el otro no quería estar abajo por cualquier razón. Estaba más que bien con ser el pasivo. Esta fue la primera vez que realmente estaba ardiendo por joder a otro hombre, hacerlo deshacerse sobre su polla. Quería ver a este orgulloso, viril, homofóbico y supuestamente heterosexual hombre, volverse una puta por su verga. La simple idea hizo que su polla doliera.

A juzgar por la expresión de aburrimiento en la cara de JaeHyun, estaba decidido a tenerle aversión.

La expresión de JaeHyun no cambió cuando Taeyong empujó un dedo dentro. Acariciando la erección de JaeHyun con la otra mano, Taeyong empujó dentro otro dedo y comenzó suavemente a hacer tijeras. Sin lograr una reacción exterior.

Cada vez más frustrado, Taeyong torció los dedos... JaeHyun se estremeció y todo su cuerpo se tensó.

—Bueno, ¿sí? —Taeyong sonrió y lo repitió, golpeando suavemente la próstata de JaeHyun.

JaeHyun lo miró airadamente, apretando la mandíbula. Era obvio que odiaba estar disfrutando esto. Demasiado mal. Para el momento en que Taeyong hubiera terminado, JaeHyun sería una puta total de polla, si lo quisiera o si no.

Taeyong empujó un tercer dedo dentro del agujero de JaeHyun y un gemido escapó de los labios fuertemente apretados de JaeHyun.

—¿Todavía lo odias? —Taeyong murmuró, empujando sus dedos dentro y fuera.

JaeHyun lo fulminó con la mirada, sus pómulos rojos, su polla dura como una piedra y sus pupilas dilatadas.

—Sí.

—Mentiroso —dijo Taeyong, masajeando la próstata de JaeHyun.

JaeHyun no acabó de tragar, para contener otro gemido, y sus caderas comenzaron a moverse para encontrarse con los dedos de Taeyong.

—Mírate —Taeyong murmuró con voz ronca— Estás mudo con esto. Mira lo duro que estás.

Si las miradas mataran, la de JaeHyun lo habría hecho.

—Sólo sigue adelante con ello —JaeHyun siseó.

Taeyong se habría reído si no estuviera él mismo tan impaciente. Sus dedos temblaban mientras rodaba un condón y lubricaba su polla.

—Abre las piernas más amplio —dijo Taeyong, alineándose a sí mismo.

Ambos miraron cuando su polla desapareció lentamente dentro del agujero de JaeHyun. Taeyong tomó un aliento cuando tan increíble estrechez lo envolvió.

JaeHyun estaba jadeando, con los ojos vidriosos.

—Esto se siente antinatural —dijo entre dientes.

Taeyong salió y se metió adentro, golpeando la próstata de JaeHyun. JaeHyun chupó una respiración, arqueándose debajo de él.

—¿Decías? —dijo Taeyong, apoyándose sobre JaeHyun y sonriendo hacia él cuando el culo de JaeHyun se apretó alrededor de su polla.

—Jódete —dijo JaeHyun, agarrando un puñado de pelo de Taeyong y tirando de él hacia abajo para un beso furioso. Taeyong devolvió el beso, moviendo sus caderas, moliéndose en JaeHyun sin poder hacer nada, sino querer joder tan mal que apenas podía pensar.

Ellos jodieron, duro y rápido. Esto no era sexo; era joder, tan primitivo y básico como se podría conseguir. JaeHyun gruñía debajo de él, gemidos silenciosos deslizándose de su boca cuando la polla de Taeyong se clavaba en su próstata. Pese a todas las protestas de JaeHyun, estaba claramente amando esto, amando ser jodido. Los ruidos que estaba haciendo eran jodidamente hermosos.

—¿Aun no eres maricón? —susurró Taeyong, empujando más y más profundo, gotas de sudor rodaban por su frente. Estar arriba era demasiado trabajo; esa fue una de las razones por las que prefería ser pasivo cuando tenía sexo con hombres. Bueno, eso y que amaba una buena polla— Admítelo, JaeHyun. Estás amando esto. Te encanta ser jodido. Pretendes ser hétero... pero realmente eres —Taeyong golpeó dentro—... una total puta de polla.

JaeHyun gimió, pero tercamente no dijo nada, incluso mientras sus caderas se movieron para encontrar las embestidas de Taeyong, sus potentes muslos encerrando las caderas de Taeyong. Dios, era tan increíblemente apretado. Taeyong se quedó inmóvil por un momento, disfrutando de la tensión alrededor de su polla y recuperando el aliento.

JaeHyun hizo un ruido de impaciencia.

—Muévete.

Taeyong acarició la polla con fugas de JaeHyun perezosamente.

—Dame un momento. Estoy cansado —No ayudaba el que todavía pudiera sentir los numerosos hematomas en su cuerpo.

—Que princesa —dijo JaeHyun antes de rodar a horcajadas entre ellos y los muslos de Taeyong. Se dejó caer de nuevo en la polla de Taeyong con un gemido de alivio. Dios, la visión era... Taeyong miró, paralizado, mientras el cuerpo grande, musculoso de JaeHyun montaba su verga, la cabeza de JaeHyun echada hacia atrás en éxtasis, su boca floja, la polla dura de JaeHyun se veía deliciosa en contra de su paquete de seis. Taeyong miró fijamente en esa hermosa polla ávidamente, deseando poder hacer dos cosas a la vez: joder el culo de JaeHyun y montar esa polla gruesa.

El pensamiento hizo a Taeyong arquearse y venirse con tanta fuerza que gritó a pesar de sus esfuerzos para no hacerlo. Joder, ¿y si sus padres lo habían oído?

JaeHyun se quitó de su miembro ablandado, respirando pesadamente, su polla aún dura como una roca. Antes de que Taeyong pudiera manejar una palabra, JaeHyun tomó otro condón, lo hizo rodar sobre su polla y comenzó a alisarlo arriba.

Oh. Dios, sí.

Taeyong suspiró cuando JaeHyun lanzó sus piernas sobre sus hombros, doblándolo prácticamente a la mitad, y empujó dentro de él lentamente. La extensión era incómoda pero no dolorosa - estaba acostumbrado a ser pasivo y no necesitaba mucha preparación- y en poco tiempo JaeHyun golpeaba en él, usándolo como una muñeca de trapo deshuesada, su cuerpo pesado y perfecto encima del suyo. Había algo sobre esto, sobre sólo estar de espaldas y tomarlo, que lo encendió como nada más podría. Miró fijamente al techo, jadeante, mientras la cama crujía debajo de ellos. Dios, sus padres estaban justo en el pasillo mientras él era jodido hasta una pulgada de su vida por su guardaespaldas homofóbico. Pero en lugar de matar su excitación, pareció intensificarse aún más, haciendo que se sintiera deliciosamente travieso y malvado.

Para el momento en que JaeHyun se corrió, Taeyong estaba duro otra vez. Se quejó cuando JaeHyun sacó su polla ablandada.

—¿Quién es la puta de polla ahora? —JaeHyun gruñó con una leve sonrisa.

Taeyong sentía ganas de golpearlo.

—Te odio —dijo con sentimiento.

—¿Lo haces? —dijo JaeHyun, estirándose sobre su saco de dormir.

—Idiota —dijo Taeyong, cerrando sus ojos y tratando de ignorar la sensación vagamente insatisfecha, vacía en su culo— Para que conste, yo no tengo un enamoramiento por ti.

JaeHyun no dijo nada. Su silencio parecía casi burlón.

Taeyong inhaló y exhaló, deseando que su excitación se fuera. Cuando logró eso, el pesar y la vergüenza vinieron. Se había prometido a sí mismo no dejarlo pasar otra vez. Se lo había prometido. ¿Cómo podría ser tan débil?

Taeyong se dio vuelta en su lado, de espaldas a JaeHyun, y se hizo un ovillo.

Idiota. Era un maldito idiota.

15

El viaje de regreso a Londres fue tenso y silencioso. Taeyong encendió la radio mientras JaeHyun estaba sentado en el asiento trasero, con gafas de sol ocultando su expresión. Con su traje negro impecable, parecía la definición de un guardaespaldas perfecto. Excepto que el guardaespaldas perfecto no lo jodería y luego pasaría horas en tenso, cargado, silencio. Él y JaeHyun no habían intercambiado una sola palabra desde que habían tenido sexo la noche anterior. La mañana fue bastante incómoda con los padres de Taeyong sonrojándose y evitando mirar a ninguno de ellos. Karina solo acabó por suspirar y sacudir la cabeza. El hecho de que no se hubiera burlado de él de alguna manera hizo que Taeyong se sienta peor... significaba que su hermana estaba realmente preocupada.

Estaba preocupado, también.

Porque incluso ahora, a plena luz del día, sus ojos seguían manteniéndose persistentemente en la línea de la mandíbula cuadrada de JaeHyun, que acentuaba sus labios llenos, y su mente seguía evocando pensamientos sucios, como parar el coche, subir a horcajadas entre las piernas de JaeHyun y desabrochar lentamente ese traje prístino. Se imaginó arrastrando sus dedos extendidos hacia arriba y abajo de aquel pecho muscular, acariciando el tenso paquete de seis antes de pasar la mano hacia abajo y...

Taeyong se retorció en el asiento del conductor y ajustó su polla tan sutilmente como pudo.

Deja de actuar tan adolescente, se dijo, frustrado con su excitable cuerpo idiota. Tener sexo con JaeHyun parecía haber empeorado el problema, sin mejorar nada.

El sonido del teléfono móvil de JaeHyun rompió la tensión en el coche.

Taeyong echó un vistazo al espejo. JaeHyun lo tomó y contestó la llamada.

—Sí —dijo escuetamente JaeHyun, agitando su mirada para encontrarse con la de Taeyong en el espejo. Ambos apartaron sus ojos rápidamente.

—Gracias —dijo JaeHyun antes de colgar.

—Era mi contacto en la policía —JaeHyun ofreció, para sorpresa de Taeyong— Uno de los hombres que te atacaron ayer habló, y la policía logró frenar otro secuestro de alto perfil anoche. Mi contacto dice que no debería pasar mucho antes de atrapar al resto de ellos.

Oh.

—Así que por fin puedo volver a casa —dijo Taeyong.

—No todo el mundo en el culto ha sido capturado todavía — dijo JaeHyun.

—Lo sé, pero son menos peligrosos ahora que su número se ha reducido —dijo Taeyong. Los matones alimentaban el odio de cada uno y la ira y, más a menudo que no, eran demasiado cobardes para actuar solos.

JaeHyun no estaba en desacuerdo, su expresión imposible de leer.

Taeyong se mordió el labio cuando un nuevo pensamiento se le ocurrió. Si -cuando- regresara a casa, no tendría que aguantar más a JaeHyun. De hecho, era poco probable verlo de nuevo salvo que fuera a ver a Mark.

En lugar de hacerlo sentirse aliviado, la idea era... un poco extraña. En poco tiempo se había acostumbrado a la presencia constante de JaeHyun, a la pequeña emoción cada vez que lograba irritar a JaeHyun hasta...

Taeyong sacudió su cabeza con una mueca. Cuanto más grande fuera la distancia entre ellos era el mejor. La noche previa demostró que no podía confiar en sí mismo, en lo que a JaeHyun concernía: no podía confiar en sí mismo para no terminar de espaldas debajo de JaeHyun si este decidía que así lo quería. La idea era humillante y exasperante.

—Me voy a mudar tan pronto como el resto de ellos sea atrapado —dijo Taeyong.

JaeHyun no dijo nada, su cara sin revelar nada. Mirando a la expresión inescrutable de JaeHyun ahora, era difícil creer que había estado dentro de este hombre anoche.

Pero había sucedido. Pasó.

Taeyong no sabía lo que JaeHyun estaba pensando, pero, considerando el pasado y la crianza de JaeHyun, era probablemente seguro suponer que estaba volviéndose loco detrás de esa fachada imperturbable.

Taeyong sintió una punzada de simpatía. Sabía que él tuvo suerte de tener tanta comprensión y apoyo de su familia. No podía imaginar crecer en un entorno tan hostil y abusivo hacia quien era.

Podría compadecerse, pero eso no significaba que tuviera que gustarle el hombre. Porque no lo hacía. No lo hacía. Concedido, después de lo que había aprendido sobre la infancia de JaeHyun, era difícil seguir odiándolo, pero a Taeyong todavía no le gustaba. Y definitivamente no tenía ningún enamoramiento por él.

La idea hizo a Taeyong ruborizarse y fruncir el ceño. Cuanto más pronto pusiera algo de distancia entre ellos, mejor sería para todos los involucrados. Si JaeHyun fuera algo similar a Rowoon -y toda la evidencia sugería que lo era- reprimiría la mierda de sus sentimientos homosexuales y pretendería ser "normal" por el resto de su vida.

El teléfono de Taeyong sonó en su bolsillo, interrumpiendo sus pensamientos.

—Carajo —murmuró, viendo la concurrida calle, y sacó el teléfono torpemente. Poniéndolo en altavoz, regresó las dos manos al volante. Nunca había sido un conductor muy seguro.

—Ey, bebé —dijo alguien con un fuerte acento italiano.

Alguien muy familiar. Taeyong sonrió.

—Hola, Baekhyun.

Él y Byun Baekhyun se habían conocido por años, luego de haber entrado en la industria del modelaje casi al mismo tiempo. Taeyong no los llamaría amigos, pero eran buenos conocidos... y casuales compañeros de jodida cada vez que estaban en la misma ciudad.

Taeyong sonrió un poco al escuchar la voz melódica de Baekhyun hablando de todo y nada. Baekhyun era un poco chismoso, pero uno inofensivo.

—Voy a ir a Londres la próxima semana —dijo Baekhyun por fin— Yo estaba negociando con Armani, pero Dubois me hizo una oferta que podría rechazar. ¿Puedo dejarme caer por tu casa? Sabes que odio los hoteles. Y nos dará chance de ponernos al día—Lo maligno en la voz de Baekhyun era inconfundible— Te extrañé, hermoso.

Taeyong resopló, pero antes de que pudiera decir algo, sintió un aliento cálido contra su oreja.

—Dile que no —dijo JaeHyun, mirando a los ojos de Taeyong en el retrovisor.

¿Qué?

—Dile que no —JaeHyun repitió, más duro, poniendo una mano sobre el hombro de Taeyong, sus dedos rozando su cuello desnudo.

Taeyong tragó. ¿A qué demonios estaba jugando JaeHyun?

—Lo siento, Baek, pero probablemente no voy a estar en mi casa la próxima semana —dijo. Eso era cierto. No estaba diciendo que no porque JaeHyun lo dijo ni nada.

—Oh, bueno —dijo Baekhyun— Todavía podemos pasar el rato,¿no? He echado de menos tu bello rostro.

—Seguro —dijo Taeyong, ignorando el agarre doloroso en su hombro. Joder JaeHyun— Mándame un mensaje cuando quieras.

—Está bien, bebé, lo haré. ¡Ciao!

La línea se desconectó.

JaeHyun le soltó el hombro y se echó hacia atrás en el asiento.

—¿Qué demonios fue eso? —siseó Taeyong.

—Es bastante imprudente ser visto con otro modelo gay cuando todos los miembros del culto no han sido capturados todavía.

JaeHyun parecía tan tranquilo y razonable, como si Taeyong estuviera siendo el poco razonable.

Taeyong apretó los labios.

—Pero Baekhyun y yo no tenemos que salir para divertirnos — dijo con una sonrisa— Tiene una linda polla.

Frunció el ceño tan pronto como dijo eso. La última parte había sido completamente innecesaria. Realmente, ¿estaba tratando de provocar a JaeHyun? ¿Qué estaba esperando lograr?

¿Poner a JaeHyun celoso?

Mierda, tal vez JaeHyun tenía razón: de verdad se estaba comportando como un chiquillo enamorado. Dios, Taeyong no podía recordar la última vez que había actuado tan ridículamente por un hombre. No, sí lo recordaba: había sido tan estúpido con Rowoon.

Darse cuenta provocó en nudo en su estómago por la ansiedad. Quizás realmente debería llamar a Baekhyun y ligar con él. Necesitaba joder toda esta estupidez fuera de su sistema.

—Tú te llamas a ti mismo bi, pero sólo hablas de pollas —dijo JaeHyun, mirando por la ventana lateral— Me sorprende que te las arreglaras para que se te parara con Suzy.

—Yo soy bi —dijo Taeyong, un poco desconcertado de que JaeHyun estuviera hablando con tanta indiferencia sobre su ex novia— Conozco a un tipo que es igual que yo –mayormente atraído por hombres y ocasionalmente por mujeres– pero se identifica como gay, mientras que yo me identifico como bi. Ninguno de los dos está equivocado —Taeyong suspiró— Seguro, algunas personas dicen que no soy lo suficientemente valiente como para admitir que soy gay, pero esas son boludeces. Sí, realmente prefiero a los hombres, como, el ochenta por ciento de las veces, pero a veces puedo estar realmente atraído por una mujer también, así que —Se encogió de hombros—... la bisexualidad es demasiado compleja para ser una proporción al cincuenta por ciento. En realidad, es bastante raro cuando a un bisexual le gustan los hombres y las mujeres por igual. De todos modos, no es asunto de nadie cómo la gente decide identificarse. Lo importante es ser honesto con uno mismo.

—¿Fue esa una indirecta para mí? —dijo JaeHyun.

—Si el zapato te calza —murmuró Taeyong.

Se hizo el silencio entre ellos durante mucho tiempo.

—No te jodas al italiano —JaeHyun dijo de repente.

Taeyong miró por el espejo. JaeHyun seguía mirando por la ventana, con el cuerpo lleno de tanta tensión que era casi tangible.

¿Podría realmente estar celoso?

Fue preocupante cómo la sola idea lo complació.

—¿Por qué no? —dijo Taeyong.

—Yo soy bi —dijo Taeyong, un poco desconcertado de que JaeHyun estuviera hablando con tanta indiferencia sobre su ex novia— Conozco a un tipo que es igual que yo –mayormente atraído por hombres y ocasionalmente por mujeres– pero se identifica como gay, mientras que yo me identifico como bi. Ninguno de los dos está equivocado —Taeyong suspiró— Seguro, algunas personas dicen que no soy lo suficientemente valiente como para admitir que soy gay, pero esas son boludeces. Sí, realmente prefiero a los hombres, como, el ochenta por ciento de las veces, pero a veces puedo estar realmente atraído por una mujer también, así que —Se encogió de hombros—... la bisexualidad es demasiado compleja para ser una proporción al cincuenta por ciento. En realidad, es bastante raro cuando a un bisexual le gustan los hombres y las mujeres por igual. De todos modos, no es asunto de nadie cómo la gente decide identificarse. Lo importante es ser honesto con uno mismo.

—¿Fue esa una indirecta para mí? —dijo JaeHyun.

—Si el zapato te calza —murmuró Taeyong.

Se hizo el silencio entre ellos durante mucho tiempo.

—No te jodas al italiano —JaeHyun dijo de repente.

Taeyong miró por el espejo. JaeHyun seguía mirando por la ventana, con el cuerpo lleno de tanta tensión que era casi tangible.

¿Podría realmente estar celoso?

Fue preocupante cómo la sola idea lo complació.

—¿Por qué no? —dijo Taeyong.

16

La pequeña mierda pretenciosa estaba ignorándolo, lo había estado ignorando desde que regresaron a Londres.

Era perfecto, en realidad, ya que JaeHyun había decidido ignorar a Taeyong, también. Cuanto menos hablara con el chico, mejor. Bueno, al menos esa era la teoría.

En la práctica, jodidamente no le gustaba estar siendo ignorado por Taeyong.

Se estaba volviendo loco. Esa era la única explicación. JaeHyun descansó los ojos en la fuente de toda su frustración.

Taeyong estaba tumbado en el sofá con un grueso libro en sus manos. A diferencia de JaeHyun, parecía completamente relajado y absorto en su libro. No había mirado a JaeHyun ni una vez, no había hablado una palabra con él desde su regreso. Eso molestaba a JaeHyun, porque... porque se suponía que era él quien iba a ignorarlo. Taeyong se suponía que estaría frustrado, no él.

JaeHyun hizo una mueca, atrapado en ese tren infantil e irracional de pensamiento.

Molesto consigo mismo, JaeHyun desvió la mirada, fijándola en el televisor.

Treinta segundos mástarde, se encontró mirando a Taeyong de nuevo.

Había un pequeño lunar en el cuello pálido de Taeyong, junto a la débil marca de color rojizo. La marca de dientes y labios que le dejó.

JaeHyun miró hacia otro lado.

Tal vez la razón de su frustración era la falta de una confrontación abierta. Dado que Taeyong había decidido fingir que su pequeño viaje no había sucedido, a JaeHyun no se le había dado la oportunidad de decirle a Taeyong que el sexo no significó nada. Deseaba simplemente confrontar a Taeyong y que lo llamara gay para que pudiera negarlo.

Pero Taeyong ni siquiera lo miró, y chico, si eso no lo hizo cabrear. Quería levantarse, caminar hacia Taeyong y sacudirlo, empujarlo, inmovilizarlo en el sofá debajo de él y...

JaeHyun se puso de pie y salió de la sala rápidamente. Golpeó con los nudillos la puerta del estudio y la abrió.

—¿Vas a salir hoy? —dijo.

Mark levantó la vista de su ordenador portátil, un teléfono presionado a su oído.

—Un momento, Andrew —dijo, poniendo el teléfono abajo— Estoy trabajando desde casa hoy —dijo a JaeHyun con el ceño fruncido— Johnny me lo pidió. ¿Por qué? ¿Hay algún problema?

JaeHyun deseaba poder decir que sí. Lamentaba que no pudiera decirle a Mark que tenían que dejar el departamento inmediatamente para que JaeHyun pudiera marcharse con él, alejarse de Taeyong y su piel, su boca y sus ojos. Demonios, casi deseaba ir al pueblo de Charves para ver el vecindario.

—No —dijo JaeHyun— Solamente volviéndome loco. Cerró la puerta con firmeza y suspiró.

Esta locura tenía que terminar.

🌈

No pasó.

Por la noche, estaba más allá de frustrado.

Apenas podía saborear la comida mientras la devoraba, sintiéndose distraído y molesto. Miraba a Taeyong, odiándose a sí mismo por su incapacidad para ignorarlo. Observaba a Taeyong y Mark hablando de sus conocidos en común e intentó convencerse de que estaba mirándolos a ambos.

No estaba mirándolos a ambos.

Taeyong hacía ese parpadeo lento, a veces, dejando a sus pestañas barrer contra sus mejillas antes de mirar a todo con el que estaba hablando, lento, y soñoliento y pareciendo un cervatillo.

Para empeorar las cosas, JaeHyun estaba bastante seguro de que Mark había notado su mirada fija. Continuó disparándole a JaeHyun inquisitivas miradas por toda la cena, mientras que Taeyong continuó ignorándolo. Taeyong no lo había mirado ni una vez en todo el día y esto molestaba a JaeHyun más de lo que le habría gustado.

Mírame, quería gruñir. Mírame, mírame, mírame.

Se sentía como un maldito escolar enamorado de una chica bonita.

Excepto que no era un escolar, y Taeyong no era una chica bonita por cualquier tramo de imaginación. Era más que bonito. Tan jodidamente bonito. Y tenía una sonrisa tan bonita...

JaeHyun casi gimió en voz alta. ¿Realmente había pensado eso?

—Toma una fotografía, JaeHyun —Mark dijo de repente— Va a durar más tiempo.

La sonrisa de Taeyong medio se congeló. Todavía no miraría JaeHyun.

—No sé lo que quieres decir —dijo JaeHyun frunciendo el ceño en Mark.

Mark levantó sus cejas.

—Estuviste mirando a Tae durante media hora.

—Solamente me preguntaba lo que iba a hacer cuando su bonita cara deje de hacerle ganar dinero fácilmente —dijo JaeHyun.

Lentamente, Taeyong volvió la cabeza hacia él, un rubor apareciendo en sus pómulos.

—¿Realmente? ¡Qué coincidencia! Me estaba preguntando qué ibas a hacer cuando no puedas hacer dinero fácil por quedarte estúpidamente parado contra una pared, flexionando los músculos.

—Bien, niños —dijo Mark, poniéndose de pie— Tengo mejores cosas que hacer que verlos pelearse uno con el otro.

—Nosotros no estábamos...

—Nosotros no estábamos...

—Seguro —Mark dijo, sonando demasiado divertido para el gusto de JaeHyun mientras salía de la cocina.

JaeHyun miró a Taeyong.

La tensión se extendió entre ellos, casi palpable en su espesor.

Taeyong se humedeció sus labios con la lengua, saltó a sus pies, y dejó la cocina.

La mirada de JaeHyun cayó a la taza de té de Taeyong. Estaba casi llena.

🌈

El resto de la semana pasó casi de la misma manera: Taeyong alternó entre evitarlo e ignorarlo. JaeHyun deseaba poder hacer lo mismo, pero cuanto menos atención Taeyong le daba, más jodidamente lo molestaba. Apenas pudo contenerse para no hacer algo impulsivo diciéndose que era lo mejor.

Las noches eran más difíciles. Durante la noche, no había forma de escapar de los recuerdos y pensamientos que consiguía reprimir durante el día. No dormía bien... no había dormido bien en toda la semana.

JaeHyun dejó escapar un suspiro y se volteó de espaldas, mirando el cielo oscuro por la ventana junto a la cama. El pent-house estaba extrañamente tranquilo, los otros dos hombres se habían ido a la cama hace horas. Era el único despierto, su mente demasiado ocupada con pensamientos que preferiría no tener.

No podía negarlo más: no era tan hétero como había creído toda su vida. Pero eso fue todo lo que estaba dispuesto a admitir, incluso para sí mismo. Cualquier cosa más allá de eso era...

JaeHyun detuvo esa línea de pensamiento. Nunca había sido bueno en la auto-reflexión. De hecho, prefería no estar solo con sus propios pensamientos. Si lo estaba, tendía a volverse inquieto y vagamente insatisfecho. Cuando se dejó pensar en ello, siempre había sentido como si hubiera algo intrínsecamente malo en su vida -con él- pero nunca podría definir con precisión que era.

Esta última semana podría haberle finalmente dado una respuesta, pero no le gustaba esa respuesta en absoluto.

El sonido de pasos llevó sus pensamientos a un alto. Alguien se movía en el departamento.

Tensándose, JaeHyun tomó su pistola de la mesita de noche y en silencio salió de la cama.

El pasillo estaba oscuro y vacío. Hubo un ruido en la sala de estar.

Cuando llegó allí, se encontró con Taeyong de pie en el centro de la habitación.

JaeHyun bajó el arma y encendió la luz. Esta vez no se sorprendió al ver los vidriosos ojos ciegos de Taeyong. Estaba sonámbulo de nuevo.

JaeHyun se lo quedó mirando, sin saber qué hacer. Taeyong llevaba sólo un pantalón de pijama suelto que caía muy bajo en sus caderas.

Lamiéndose los labios repentinamente resecos, arrancó su mirada de los huesos de la cadera de Taeyong y se acercó. Recordó lo que Taeyong le había dicho: por lo general estaba sonámbulo sólo cuando estaba estresado por algo. Se preguntó qué lo habría estresado esta vez, JaeHyun puso su mano sobre el hombro de Taeyong y lo sacudió con suavidad.

—Despierta.

Taeyong se estremeció, cerró los ojos y se dejó caer contra JaeHyun, su respiración se ralentizó como si estuviera durmiendo plácidamente. Ahora estaba verdaderamente durmiendo, roncando suavemente en el cuello de JaeHyun.

JaeHyun respiró tembloroso, sus boxers de repente algo apretados. Maldiciendo a cada deidad en que podía pensar, repitió,

—Despierta.

Taeyong murmuró algo somnoliento y se frotó contra él. Sus labios se separaron y se arrastraron a través de la piel de JaeHyun, enviando la piel de gallina por todo su cuello.

JaeHyun cerró los ojos y respiró hondo. Esta era una verdadera tortura.

—Despierta —dijo, tratando de no pensar en lo mucho que quería tirar más cerca a Taeyong y sentirlo bien— Taeyong — graznó, aferrándose a los restos de su control con el filo de sus dientes.

Finalmente, los párpados de Taeyong se abrieron. Se quedó mirando a JaeHyun, con los ojos todavía con sueño y un poco confundido.

—Odio mi cerebro —Taeyong suspiró, resignado. Levantó su mano y la puso en la nuca de JaeHyun— Bien, ok, bésame.

JaeHyun se congeló. Y entonces se dio cuenta de que Taeyong pensaba que estaba soñando.

—Ven —Taeyong murmuró adormilado, jalando su cabeza hacia abajo.

JaeHyun nunca se sintió tan débil para enfrentar la atracción. Luego de días de sólo mirar a Taeyong -mirar y desear su atención- su control era lamentable. Se sentía atraído a este hombre como una abeja a la miel.

Sólo un beso, se dijo aturdido, mirando fijamente a la boca de Taeyong. Sólo uno.

Apretó los labios contra los de Taeyong, tragando el gemido que amenazó con dejar sus labios. Pasó su lengua en la boca de Taeyong, sosteniendo su rostro entre las manos. Taeyong era maravillosamente sensible, sus labios y lengua tan hambrientos, con los brazos alrededor del cuello de JaeHyun bloqueándolo, acercándolo más. Pequeños gemidos llenaban el aire mientras se besaban... suyos o de Taeyong, JaeHyun no tenía idea. Joder, esto se sentía casi dolorosamente bueno.

Repentinamente, Taeyong se puso rígido contra él. Empujó a JaeHyun, apartando sus labios.

—Espera —dijo jadeante— No estoy soñando.

Con un suspiro, JaeHyun se apartó, con las manos en puños. No podía mirar a Taeyong. A diferencia de Taeyong, él no podía reclamar estar confundido y pensando que estaba dormido.

—¿Cómo me... he llegado sonámbulo hasta aquí?

—Sí —JaeHyun dijo cortante. Podía sentir la mirada de Taeyong en él y reprimió el impulso de cubrir su entrepierna. No había forma de esconder su polla semidura.

—Yo —Taeyong se apagó.

JaeHyun lo miró. Los hombros de Taeyong estaban rígidos por la tensión, sus dedos tocando sus labios. Cuando sus miradas se encontraron, Taeyong se humedeció los labios brillantes y se aclaró la garganta.

—Buenas noches —dijo con voz ronca y salió de la habitación.

JaeHyun dejó escapar el aire que había estado conteniendo, la tensión drenándose.

17

Taeyong se sentía recalentado como la muerte cuando salió de su habitación a la mañana siguiente. Apenas había dormido la noche anterior después de regresar a su habitación, mortificado de ser atrapado sonámbulo de nuevo y pedir a JaeHyun besarlo. JaeHyun probablemente pensaba que era raro por más de una razón ahora. Taeyong medio esperó que Mark -y JaeHyun– hubieran salido hacia la oficina de Mark, por lo que no tendría que enfrentarlos.

Sin embargo, ambos estaban en la sala de estar. Mark le sonrió cuando vio a Taeyong.

—¡Tenemos buenas noticias! —dijo alegremente, metiendo un rizo detrás de su oreja— ¡Los restantes miembros del culto fueron finalmente capturados ayer por la noche!

Taeyong parpadeó. Podía ver la figura vestida de negro de JaeHyun por el rabillo del ojo, pero cuidadosamente no miró en su camino.

—Eso significa que puedo volver a casa, ¿verdad?

Mark asintió.

—Sin embargo, puedes quedarte... Taeyong se dio la vuelta con rapidez.

—Voy a empacar mis cosas—tiró por encima del hombro y se retiró a su habitación.

Una vez allí, se quedó sin ver en el espacio. Por fin podía volver a casa. Lejos de JaeHyun.

El maullido de Hermione lo empujó a la acción. Empacó rápidamente, tomó a su gata, y fue a agradecer a Mark por su hospitalidad.

—Tú no tienes que salir de inmediato —dijo Mark, con el ceño fruncido.

—Quiero hacerlo —dijo Taeyong. Sintiendo la pesada mirada de JaeHyun sobre él. Era más que un poco desconcertante. No entendía lo que estaba pasando por la cabeza de JaeHyun— Muchas gracias, amigo, pero echo de menos mi propia cama.

—Lo entiendo, pero me gustaría que pudieras haberte quedado por un poco más —dijo Mark mientras se dirigían al ascensor. Hizo una mueca— Me gustó no estar a solas con JaeHyun.

Taeyong hizo lo posible por no mirar por encima del hombro a JaeHyun, que probablemente podría escuchar cada palabra.

—¿Por qué tiene que quedarse aquí si el culto ya fue capturado?

—Pensé que te dije que el culto no era la única razón por la que JaeHyun estaba aquí. Hay...

—No deberías estar hablando de eso —JaeHyun cortó desde detrás de ellos, y Taeyong se encogió. La voz de JaeHyun sonó mucho más cerca de lo que esperaba Taeyong.

Mark suspiró.

—Me siento como un prisionero en mi propia casa — murmuró antes de levantar la voz— Cuando Johnny esté de vuelta, dejarás de ser mi guardaespaldas. Me gustaría convencer a Johnny para despedirte completamente, pero sé que tú y Johnny tienen una historia y él tiene debilidad por ti, por alguna razón. Cree que eres leal.

—Lo soy —dijo JaeHyun antes de suspirar— Mark.

Mark se dio la vuelta, y Taeyong lo hizo, también, curioso a su pesar.

JaeHyun lo miró, su cara ilegible, antes de enfocar su mirada en Mark con una expresión decidida.

—Mira, sé que no tuvimos un buen comienzo —dijo— Yo no hice más fácil tu situación. No detuve a mis hombres cuando fueron ásperos conti...

—Te uniste a ellos, una vez —Mark siseó, cruzando los brazos sobre su pecho.

JaeHyun tenía una expresión conflictuada en el rostro.

—No estaba exactamente sobrio esa vez. Estábamos celebrando mi cumpleaños y una cosa llevó a la otra. Eras un blanco fácil.

Mark rio.

—¿Esa es tu idea de una disculpa? Porque si lo es, lo estás haciendo mal.

JaeHyun se encogió de hombros, encorvando los hombros un poco.

—No estoy intentando disculparme o pretender ser un hombre mejor de lo que soy. He hecho cosas mucho peores que maltratar a alguien, y si me disculpara por todas ellas, estaríamos aquí toda la noche —Su mirada fija se desvió a Taeyong por una fracción de segundo antes de volver a Mark— Recientemente, alguien me dijo que yo era un matón. Tal vez tuviera razón. Pero lo que pasó allá en Rusia fue un lapso particular de juicio, no es algo que pasara con regularidad, Johnny me habría despedido hace mucho tiempo si lo fuera. Entonces, puedes dejar de mirarme como si fuera a saltarte encima y golpearte. No lo haré, sin importar cuanto me disgustabas.

Mark se mordió el labio.

—¿Disgustaba? ¿Pasado?

JaeHyun puso los ojos en blanco, sonriéndole a Mark.

—¿No puedes soportar la idea de que alguien no esté envuelto alrededor de tu dedo meñique cada vez que bates tus bonitas pestañas?

Mark frunció el ceño, pero sus labios se estaban torciendo hacia arriba.

Taeyong observó el intercambio, su estómago retorciéndose en nudos desagradables. Cuando se dio cuenta de lo que era exactamente la fea emoción, Taeyong apartó la mirada, asustado. En realidad no podía ser lo suficientemente estúpido para tener celos de JaeHyun. No lo era.

Pero no podía negar que no le gusta ver a JaeHyun sonreírle a Mark en una forma en que nunca le sonrió a él, y no le gustó que JaeHyun notara que las pestañas de Mark eran bonitas.

Joder, estaba siendo ridículo. Por supuesto que las pestañas de Mark eran bonitas; Mark era probablemente el sujeto más bonito que Taeyong conocía, con la excepción de Haechan Dubois. Por supuesto que JaeHyun notó lo bonito que Mark era: no era ciego, y era gay, sin importar lo que JaeHyun se dijera a sí mismo.

Tal vez JaeHyun incluso secretamente fantaseaba con Mark y esa era la razón de su antagonismo.

Su gata maulló en protesta cuando Taeyong la aplastó con demasiada fuerza contra su pecho. Se obligó a relajar su agarre.

—Está bien, me iré —dijo Taeyong torpemente, sintiendo como si estuviera en la escuela secundaria de nuevo y fuera el invisible, geek perdedor— Adiós, Mark. ¡Gracias por todo!

Se metió en el ascensor antes de que cualquiera de ellos pudiera decir nada.

Una vez dentro, se golpeó la cabeza contra la pared y suspiró.

—Eso fue patético —dijo a Hermione, presionando su mejilla contra la de ella— Soy un perdedor.

No parecía importar lo bien que se veía ahora; siempre se sentiría como un patito feo en el corazón. Sí, era obvio que JaeHyun había sido atraído por él, pero era sólo eso, una atracción superficial por un tipo guapo. No era nada especial para JaeHyun. Podría haber sido cualquiera.

No era nada especial.

18

—¿Has hablado con tu amigo?

Mark levantó la mirada de su ordenador portátil y la fijó en JaeHyun.

El Ruso estaba descansando en el sofá, con los ojos fijos en su teléfono. Mark lo estudió con interés. Desde que habían hablado y limpiado el aire entre ellos hace una semana, Mark se sentía mucho más cómodo en presencia de JaeHyun, pero no eran exactamente amigos y todavía no podía conseguir una buena lectura de él.

—¿Qué amigo? —dijo Mark— Tengo muchos amigos.

—Taeyong —dijo JaeHyun, su tono de voz, tal vez demasiado casual.

Mark lo miró con curiosidad. No estaba ciego: se había dado cuenta de que había algo entre su malhumorado guardaespaldas y Taeyong. Mark no podía decir que lo aprobara -pensaba que terminaría con Taeyong llorando- pero, de nuevo, todo el mundo le dijo lo mismo sobre Johnny, y Mark nunca había sido más feliz. Seguro, Johnny no era un hombre fácil de tratar, pero Mark se sentía bien con él. Bien, seguro, y muy enamorado.

Obligándose a dejar de pensar en Johnny, Mark centró su atención en JaeHyun.

—Sí —dijo inocentemente, reprimiendo una sonrisa cuando la mandíbula de JaeHyun se apretó. El tipo no estaba claramente feliz por la brevedad de su respuesta.

Siete segundos pasaron antes de que JaeHyun finalmente hablara de nuevo.

—No ha venido —dijo JaeHyun, con los ojos todavía en su teléfono.

—No —confirmó Mark, mirando lejos por un momento para ocultar otra sonrisa— ¿Esperabas que viniera a menudo? En realidad no somos esa clase de amigos. Está ocupado con la línea de moda de Haechan, creo.

JaeHyun no dijo nada.

Mark estudió su duro perfil. Aunque JaeHyun no lo intimidara más, no podía dejar de notar que había una promesa en espiral de violencia en la línea de su cuerpo. Mark se preguntó qué clase de vida JaeHyun habría llevado para que la tensión estuviera tan profundamente arraigada en sus gestos, incluso mientras JaeHyun supuestamente estaba relajado y seguro. JaeHyun era diferente de Johnny en ese sentido: Johnny era todo poder y dominio controlado, mientras que JaeHyun emitía vibraciones tensas, agresivas, como si fuera a explotar en cualquier momento. Habiendo visto lo que JaeHyun era capaz de hacer, esto ponía a Mark algo cauteloso, aunque supiera que JaeHyun no le pondría un dedo encima.

—¿Te gusta Taeyong? —dijo Mark, en contra de su mejor juicio.

Los hombros de JaeHyun se pusieron rígidos, incluso la ilusión de relajación había desaparecido. Mark medio esperaba que JaeHyun negara tener ninguna inclinación homosexual, por lo que estaba muy sorprendido cuando JaeHyun simplemente dijo:

—No.

Su curiosidad aumentó rápidamente, Mark dijo:

—¿Te olvidaste que los vi a ti y a él besándose?

Una vez más, esperó "No soy un maricón" o algún otro insulto homofóbico.

JaeHyun lo sorprendió otra vez.

—Eres un chico —dijo él, sin desprecio— A ti no te tiene que "gustar" alguien para besarlos.

Mark puso los ojos en blanco. Si tuviera un centavo por cada vez que alguien subestimaba su experiencia o su edad, sería el hombre más rico de la tierra.

—Sabes, yo no estaba exactamente enamorado de Johnny la primera vez que tuvimos sexo —dijo Mark. Cuando JaeHyun giró la cabeza hacia él, Mark sonrió, divertido. ¿Realmente pensaste que yo era tan ingenuo? Johnny odiaba a mi padre y yo sabía que me estaba usando —Ladeó la cabeza— En realidad, comparado con eso, no entiendo por qué tú y Taeyong no se llevaron bien desde el principio...

—Él se folló a mi novia mientras yo hacía de tu niñera en Suiza —JaeHyun dijo rotundamente.

Mark parpadeó. Eso era nuevo para él. Ni siquiera había sabido que JaeHyun tenía una novia.

—Eso no suena como Taeyong —dijo, con las cejas fruncidas— Quiero decir, se acuesta por ahí, pero no es un idiota. No jode con las parejas de otras personas— Se detuvo—¿Entonces lo habías conocido antes de venir a Londres?

—Sí. Fui a su hotel en Moscú, quería darle una lección.

Mark hizo una mueca, mirando a los puños masivos de JaeHyun. Taeyong no era un hombre pequeño, de ninguna manera, pero no era rival para ese tipo de fuerza brutal. Después de ver los puños de JaeHyun en acción contra esos locos homofóbicos, Mark sabía que JaeHyun no había utilizado ni la mitad de su fuerza contra él... Mark no hubiera estado vivo si lo hubiera hecho.

—¿Lo hiciste? —preguntó Mark.

—No —dijo JaeHyun bruscamente— Me molestó tanto que yo — Se lamió los labios, desvió la mirada— Me distraje.

—¿Cómo?

—No importa —Claramente eso era todo lo que JaeHyun iba a decir sobre el tema.

—Tae es muy atractivo —dijo Mark, algo melancólico. Siempre había estado un poco envidioso de la apariencia de Taeyong. Taeyong lograba lucir hermoso y fuerte. Nadie llamaría a Taeyong "niño lindo". Era sólo un par de años mayor que Mark, pero la gente pensaba que era años más viejo y mucho más maduro que él. Aunque Mark ya no se obsesionaba sobre no verse muy masculino, a veces deseaba ser tomado más en serio. Esto seguramente habría hecho su trabajo mucho más fácil.

Mark miró a JaeHyun.

—¿No te parece? ¿Qué es atractivo?

—Lo es —La mandíbula de JaeHyun se apretó—... él es muy —Él cortó lo que iba a decir y frunció los labios—....

—Es muy atractivo —dijo Mark.

—No es tan atractivo —se quejó JaeHyun— Se ve blanco como la nieve.

Mark rio.

—Estás diciendo eso como si fuera algo malo.

—Es muy pálido. Sus ojos son demasiado oscuros en contraste. Sus labios son tan rojos que parecen pintados.

Mark tarareó evasivamente, cubriéndose la boca con la mano para ocultar su sonrisa.

—Su culo es enorme —dijo JaeHyun— Tiene muslos de pollo.

—Sí, se ve positivamente horripilante.

JaeHyun lo miró detenidamente con recelo y frunció el ceño impotente cuando Mark finalmente se rompió en carcajadas.

—Vamos, te gusta, ¡admítelo!

—No lo hace —dijo JaeHyun con fuerza— No me gusta de la forma en que insinúas. Me molesta la mayor parte del tiempo.

—¿De qué forma te gusta, entonces? —dijo Mark, dispuesto a dejar el tema, mientras que JaeHyun parecía inusualmente locuaz.

JaeHyun lo miró.

—Dije que no me gusta.

—Dijiste que no te gusta de la forma en que yo estaba dando a entender —dijo Mark, sonriendo— Lo que significa que te gusta de alguna manera.

—Eso no es lo que quería decir —JaeHyun dijo entre dientes, su acento de repente mucho más grueso— No es mi lengua nativa, no me has entendido.

Mark levantó las cejas.

—Eso es muy conveniente. Te olvidas que estoy en una relación con un ruso. Johnny juega la tarjeta de extranjero cuando le conviene, también. Vamos, derrámalo.

JaeHyun dejó escapar un suspiro irritado, volviendo la cara lejos.

—¡Termínalo! Y no nos compares contigo y Johnny. Mark sonrió abiertamente.

—¿Nos?

JaeHyun le lanzó una mirada fulminante y entrecerró los ojos evaluativamente.

Durante un tiempo, se quedó en silencio.

—La policía cree que algunos miembros menores del culto todavía podrían estar fuera —dijo al fin— Es por eso que pregunté por él. Eso es todo.

Mark frunció el ceño.

—¿Piensas que Taeyong todavía podría estar en peligro?

—Tal vez —dijo JaeHyun, sin abrir los ojos— Los fanáticos locos son los más difíciles de predecir.

Mark lo estudió, pero era imposible decir si JaeHyun consideraba el peligro serio o no.

—Tal vez deberías ir a ver a Taeyong —Mark dijo lentamente. Cuando JaeHyun no reaccionó, decidió hacer un pedido— Quiero que vayas a ver a Taeyong. Asegúrate de que su lugar es seguro.

JaeHyun abrió los ojos. Miró hacia el ascensor privado antes de dejar caer su mirada y sacudir la cabeza.

—Voy a ir después de que te vayas a la cama. Es más seguro de esa forma.

—Ve ahora —dijo Mark. Sabía que JaeHyun había instalado algún sistema de seguridad complicado en el apartamento por si tenía que dejarlo solo en la noche. JaeHyun nunca lo había usado antes, porque con la excepción del viaje a la ciudad natal de Taeyong, fue inflexible sobre permanecer cerca 24/7 a pesar de que no era requerido en su contrato. Johnny había tenido razón en que JaeHyun era completamente dedicado al trabajo, yendo más allá de los requisitos— Voy a quedarme —dijo Mark— Puedes irte ahora.

—Voy a ir después de que te vayas a la cama —dijo JaeHyun en carácter definitivo.

Mark lo miró por un momento antes de asentir y ponerse de pie.

—Me voy a la cama, entonces. JaeHyun lo miró con recelo.

—Después de que encienda el sistema de seguridad, no serás capaz de salir de tu habitación sin hacerlo saltar.

Mark se encogió de hombros y fingió un bostezo.

—Estoy muy cansado —dijo, y se dirigió a su dormitorio.

En el momento en que Mark surgió del cuarto de baño, JaeHyun llamó a la puerta y dijo:

—No puedes salir de tu habitación hasta mi regreso.

—Está bien —dijo Mark, subiendo a su muy suave cama, muy vacía. Suspiró— ¿JaeHyun?

—¿Qué? —dijo JaeHyun, su impaciencia mal disimulada.

—¿Cuándo fue la última vez que hablaste con Johnny?—dijo Mark, sin mirar a JaeHyun— No me ha llamado en dos días — Había estado esperando para preguntarle a JaeHyun todo el día, pero su orgullo no lo había dejado. No quería parecer un bebé pegajoso. Había esperado que Johnny llamaría por la tarde... le había prometido llamar todos los días, y no habría necesidad de preguntarle a JaeHyun. Excepto que Johnny no había llamado. Nunca se había perdido una llamada antes.

Hubo una pausa antes de que JaeHyun respondiera:

—Hace tres días.

Mark cerró los ojos, mordiéndose el labio con fuerza.

—Esta no es la primera vez que Johnny desaparece por unos días —dijo JaeHyun bruscamente— Deja de estar retorciéndote de preocupación.

¿Estaba realmente tratando de consolar a Mark?

—Gracias —dijo Mark con una pequeña sonrisa. Johnny estaba en lo cierto: JaeHyun no era tan malo.

JaeHyun sólo gruñó y cerró la puerta.

Abrazando su almohada, Mark cerró los ojos y se dijo que debía dejar de ser estúpido. JaeHyun tenía razón. Johnny estaba bien. Probablemente estaba preocupándose por nada. Por favor, déjame estar preocupándome por nada.

En momentos como este, Mark casi se preguntaba si esto valía la pena. Pero entonces, pensaba en los brazos de Johnny a su alrededor, su masculino, reconfortante aroma, sus labios firmes, su barba que cosquilleaba en la cara de Mark... y lo echaba de menos tan mal que algo dolía profundamente en su interior.

—Vuelve —susurró, apenas audible.

Tratando de distraerse, Mark pensó en Taeyong y JaeHyun. La verdad sea dicha, no estaba tan seguro de haber hecho lo correcto al instar a JaeHyun a ir a comprobar a Taeyong. Podía ver que JaeHyun tenía algún tipo de sentimientos por Taeyong -había sido imposible estar en la misma habitación con ess dos y permanecer ajeno a la gruesa, tensión sexual casi sofocante entre ambos- pero Mark no estaba seguro de si lo de JaeHyun y Taeyong alguna vez podría funcionar. Había algo inquietante en la forma en que JaeHyun miraba a Taeyong: como si lo odiara y lo ansiara, al mismo tiempo. Tomando la homofobia profundamente arraigada de JaeHyun en cuenta, eso era una receta para el desastre. Mark sólo podía esperar que no hubiera cometido un gran error y las cosas no se volvieran feas en el departamento de Taeyong.

19

Johnny iba a matarlo si algo le sucedía a su precioso niño, mientras que JaeHyun estaba fuera. No importaba que el peligro fuera mínimo después de que el culto había sido capturado (podría haber exagerado un poco cuando le había dicho a Mark sobre las preocupaciones de la policía) y la seguridad en el edificio de Mark era de primera. Ningún sistema de seguridad era impenetrable. Por no hablar de que era algo preocupante que Johnny no hubiera contactado con cualquiera de ellos en un par de días.

No debería estar aquí. Debería haberse quedado cerca de Mark y esperar noticias de Johnny en lugar de acechar a Lee Taeyong. Acechar probablemente era una palabra demasiado suave. Estaba siendo totalmente espeluznante.

Porque irrumpir en el departamento de alguien y verlo dormir era malditamente espeluznante, incluso para sus muy bajos estándares.

JaeHyun se quedó mirando al hombre dormido, tratando de luchar contra el creciente resentimiento en su interior. Racionalmente, sabía que esta obsesión... no era culpa de Taeyong. Era un hombre adulto, y era el único responsable de sus fallas y por su falta de control. No fue culpa de Taeyong que toda esta semana se había sentido como arañando fuera de su piel, queriendo verlo.

No había sido una cosa fácil de aceptar. JaeHyun se había visto obligado a dejar de vivir en negación cuando se había atrapado a sí mismo esperando -deseando- ver a Taeyong acurrucado en el sofá de Mark, con la cara enterrada en un grueso libro, masticando su pulgar cada vez que algo interesante estaba pasando en el libro. JaeHyun no se había dado cuenta de que mentalmente había catalogado cada pequeño capricho de Taeyong -que había pasado una insana cantidad de tiempo mirando a Taeyong- hasta que se encontró con demasiado tiempo y nada que hacer mientras que Mark trabajaba en su estudio. Ya no podía negar que le había gustado mirar a Taeyong, le gustaba observarlo, como si Taeyong fuera una hermosa pieza de arte. A JaeHyun no le gustaba pensar lo que eso significaba, porque ninguna de las conclusiones a las que había llegado era especialmente cómodas.

Taeyong masculló algo con voz somnolienta y se movió en su sueño, rodando de su estómago a su espalda. Las sábanas cayeron a sus muslos.

La luz se reflejaba en los músculos de los brazos de Taeyong, las líneas esculpidas de su torso. JaeHyun tragó. Maldito sea. Maldito sea por quedarse dormido con las luces encendidas. Si hubiera estado oscuro, JaeHyun no sería capaz de ver sus pestañas largas echar sombras gruesas a través de sus pómulos, o esa boca encantadora, ligeramente abierta. Se veía tan jodidamente comestible. JaeHyun siempre había pensado que era una exageración cuando la gente decía que alguien se veía delicioso. No era una exageración. JaeHyun casi sentía el hambre físicamente, todo excepto babear, su polla dura con sólo mirar al joven durmiendo.

Sucio, pervertido, enfermo, su voz interior susurró, sonando sospechosamente como su tío.

La vergüenza se enganchó en la base de su estómago, pero no podía dominar el embriagador, inconsciente deseo con que su cuerpo dolía.

Es enfermo.

JaeHyun lo quería.

Es una perversión.

Él lo quería.

Es depravado y perverso.

Lo deseaba.

JaeHyun envolvió una mano alrededor del tobillo bien proporcionado, musculoso de Taeyong.

—Despierta.

Taeyong se agitó, murmuró algo, y siguió durmiendo. JaeHyun acarició el tobillo y dijo, más fuerte,

—Taeyong.

—¿Qué? —murmuró Taeyong, con los ojos cerrados—Dormido. Vete.

—Te quiero —dijo JaeHyun.

Por unos momentos, no hubo reacción del otro hombre.

Luego, Taeyong abrió los ojos empañados y lo miró con confusión.

—¿JaeHyun? ¿Qué estás... Cómo has...?—Sus ojos se estrecharon, su expresión cada vez más alerta— Espera. ¿Irrumpiste en mi piso?

—Tal vez.

—¿Tal vez? —balbuceó Taeyong— ¿Y no ves nada malo en ello? ¿Qué te pasa?

JaeHyun se encontró sonriendo.

—Es uno de los crímenes más suaves que he cometido nunca, en realidad.

—Te das cuenta de que no es muy tranquilizador, ¿verdad? — dijo Taeyong, sentándose. Oscuros mechones de cabello cayeron sobre sus ojos.

—No estoy tratando de ser tranquilizador —dijo JaeHyun, y comenzó a desabrocharse la camisa.

Taeyong lo miraba con los ojos muy abiertos.

—¿Qué estás haciendo? —susurró, lamiéndose los labios.

—Desnudarme.

—¿Por qué?

—¿No es obvio? —dijo JaeHyun, desabrochando su cinturón.

Los ojos oscuros de Taeyong fijos en sus dedos, mientras que bajó su cremallera.

—No entiendo —dijo sin poder hacer nada, sonando como un niño confundido. Había desaparecido el confiado, experimentado, sin vergüenza hombre promiscuo. Taeyong lo veía con los ojos abiertos y vulnerables.

JaeHyun quería besarlo.

Sucio, pervertido, enfermo.

JaeHyun ignoró la insistente voz. Podría –lo haría- sentir vergüenza más tarde. En este momento quería meterse entre esos muslos y besar esa boca.

Bajándose los boxers, JaeHyun se subió en la cama, tiró de Taeyong hacia él hasta que quedó a medias en el regazo de JaeHyun, y puso sus manos sobre los hombros desnudos de Taeyong.

—Mira —dijo JaeHyun, sosteniendo la mirada con los ojos abiertos de Taeyong— Yo sé que no te gusto. Sé que dijiste que no quieres tratar con mi mierda. Después de conocer a Rowoon, lo entiendo. No soy mucho mejor que él. No soy bueno para ti. Probablemente te recuerdo a cada mierda, dolorosa que te ha hecho. Lo entiendo.

Las cejas oscuras de Taeyong se fruncieron.

—¿Qué estás diciendo?

—Estoy siendo honesto contigo —dijo JaeHyun, con sus pulgares acariciando la suave piel de la garganta de Taeyong. Taeyong parecía ser uno de aquellos raros hombres de pelo oscuro que no necesitaban afeitarse mucho. La mirada fija de JaeHyun se trasladó hasta el cuello de Taeyong. Se aclaró la garganta, arrancando sus ojos de la boca de Taeyong— Estoy diciendo que tenías razón: Soy un imbécil y el matón que me acusaste de ser — encontró la mirada de Taeyong de nuevo— Estoy diciendo que te quiero, a pesar de que no estoy completamente bien con ello. No quiero quererte. Esa es la verdad. Probablemente deberías echarme, porque te miro y te quiero y quiero joderte por hacerme esto.

—Yo no te hago cualquier cosa —dijo Taeyong— Tú estabas reprimido como el infierno. Podría haber sido cualquiera.

—Tal vez —JaeHyun concedió— Pero está esta cosa en mí que te culpa, porque no es simplemente cualquier persona quien me hace sentir como un cachondo escolar obsesionado con una única cosa en mente. Eres tú.

Taeyong lo miró sin parpadear, un leve rubor apareciendo en sus mejillas pálidas.

—Todavía no entiendo a dónde vas con esto. ¿Viniste aquí para golpearme? ¿De nuevo?

—Vine aquí porque no podía permanecer jodidamente lejos — dijo JaeHyun, sus dedos acariciando la garganta de Taeyong. Quería chupar un collar de marcas de mordidas alrededor de ese cuello, ver cuánta succión se necesitaba para hacer esa piel pálida de Taeyong florecer en contusiones— Te quiero. Quiero poner mi polla en ti y seguir poniéndola en ti hasta que me enferme de ello, hasta que yo sea curado de esto... de esta obsesión por ti. Pero no quiero ser un idiota. Quiero asegurarme de que entiendes que no soy... que esto no es más que eso —miró a Taeyong a los ojos— Échame ahora si no estás de acuerdo con esto.

Vió el movimiento de la nuez de Adán de Taeyong. No podía leer la cara de Taeyong cuando dijo:

—Estás diciendo que quieres sexo sin ataduras. Estás, básicamente, diciendo que quieres joderme fuera de tu sistema.

Sonaba como una declaración, pero JaeHyun respondió:

—Sí.

—Debido a que tienes demasiado equipaje y no puedes ofrecer más.

—Sí.

—Y que.. si estoy de acuerdo con esto, no voy a tener que lidiar con tu enloquecimiento sobre lo gay del asunto. Irás a enloquecer por ello a otro sitio.

—Básicamente.

—Y no desquitarás tu ira en mí.

JaeHyun se estremeció por dentro. Eso no sería fácil, pero estaba determinado a no hacerlo.

—No.

—No me harás sentir como una mierda. No más insultos homofóbicos.

JaeHyun miró a Taeyong a los ojos.

—Lo intentaré.

—Yo —Taeyong se mordió el labio—... no sé —sonrió un poco torcido— Esto es medio inesperado. Yo esperaba que estuvieras demasiado enterrado en la negación para admitir que incluso estabas atraído por mí. Yo definitivamente no esperaba tener una seria charla adulta contigo sin que termine en insultos.

JaeHyun le devolvió la sonrisa.

—La noche aún es joven.

Taeyong rio. Inmediatamente, se ruborizó, cubriéndose la boca con la mano, claramente autoconsciente del incómodo chirrido de su risa.

JaeHyun se encontró sonriendo más amplio. Era un alivio ver que Taeyong no tenía una hermosa risa perfecta, para que coincida con su aspecto.

—Entonces —dijo JaeHyun, manteniendo las manos aún con un esfuerzo consciente de su parte. Ellas querían pasear y tocar toda esa suave piel expuesta.

—Entonces —repitió Taeyong, poniendo sus manos sobre el pecho desnudo de JaeHyun. El corazón de JaeHyun tronó bajo su palma. Taeyong levantó la mirada y se humedeció los labios con la lengua— ¿Sin ataduras?

—Sin ataduras —dijo JaeHyun, con los ojos dejándolos caer a los labios de Taeyong.

Taeyong fue el único en inclinarse y encajar sus bocas juntas... y la tensión que tenía las entrañas de JaeHyun torcidas durante toda la semana, finalmente sangró hacia fuera. Esto era lo que había estado ansiando, esa boca. Acunando el rostro de Taeyong, JaeHyun le devolvió el beso a fondo, curvando la lengua alrededor de la de Taeyong.

—Joder —dijo Taeyong cuando finalmente se separaron para tomar aire. Estaba respirando con fuerza, sus ojos vidriosos, los labios rojos y brillantes con la saliva.

—Sí —JaeHyun dijo con voz ronca, mirándolo fijamente.

Ellos se movieron como uno, aplastando sus labios juntos de nuevo, hambrientos, impacientes, y torpes. Gimiendo, Taeyong se trasladó plenamente sobre el regazo de JaeHyun, sus pechos desnudos presionándose juntos y provocando deliciosos temblores en todo el cuerpo de JaeHyun. Joder, JaeHyun nunca había querido consumir a una persona así, poseer y tomarlo en todos los sentidos que una persona podría ser tomada. Quería entender la mente de Taeyong, quería marcarlo de pies a cabeza, entrar en él y empujar, empujar, empujar.

—Te quiero —dijo JaeHyun, mordisqueando a lo largo de la mandíbula de Taeyong— Quiero joderte. Por favor.

—Está bien —dijo Taeyong, volviendo a caer en el colchón y tirando a JaeHyun sobre él.

El juego previo fue corto, torpe e impaciente. JaeHyun habría estado avergonzado si Taeyong no fuera igual de torpe e impaciente. Se besaron y tantearon entre sí como adolescentes calientes, gimiendo y jadeando en la boca del otro.

—¿Chupa mi polla? — Taeyong murmuró contra sus labios, enviando una descarga de excitación a través del cuerpo de JaeHyun.

Bajó la mirada hacia la enrojecida polla dura, orgullosamente apoyada contra los abdominales de Taeyong. Parecía tan... depravado. Su boca se hizo agua.

JaeHyun se inclinó y tragó tanto de la polla como pudo. Taeyong gimió por encima de él, sus dedos clavándose en los hombros de JaeHyun, estimulándolo a continuar. JaeHyun cerró los ojos y chupó.

Maricón, dijo la voz familiar en su cabeza. Chupapollas.

Ignorándola, JaeHyun chupó más duro, extrañamente encendiéndose por la obscenidad del acto. Le gustaba la forma en que la polla estiraba sus labios, el sabor de ella, el aroma de la excitación masculina. Chupar polla se sentía equivocado, pero correcto al mismo tiempo -satisfactorio- y se encontró gimiendo alrededor de la longitud. Sus dedos masajearon los muslos de Taeyong mientras asentía con la cabeza arriba y abajo, disfrutando de los sonidos procedentes de su boca mientras chupaba, lamía, y zumbaba alrededor de la polla, ignorando a la suya propia, que estaba dolorosamente dura, también.

—Para, para —Taeyong dijo voz repentinamente ronca, empujándolo lejos— No quiero correrme de esta manera — Empujó sus calzoncillos más abajo y se los quitó— Ven aquí, dame el lubricante del cajón.

JaeHyun no podía recordar conseguir su propia ropa interior fuera, su visión de túnel sobre Taeyong mientras el otro hombre se preparaba a toda prisa a sí mismo, pero en algún momento, debía haberlo hecho, porque su polla estaba fuera y empujando dentro del brillante agujero de Taeyong. Los preciosos muslos de Taeyong exprimiendo a su alrededor, las piernas largas enganchadas alrededor de la cintura de JaeHyun.

Ambos gimieron, jadeando contra la boca del otro, cuerpos trabados juntos el uno contra el otro. Joder, si hubiera un cielo, debería parecerse a esto. JaeHyun no querría salirse nunca.

Desgarrado entre el deseo de agarrar las caderas de Taeyong y simplemente joderlo contra el colchón, y tomarlo exasperantemente lento para disfrutar del placer tanto tiempo que pudiera, JaeHyun besó profundamente a Taeyong. Taeyong clavó sus dedos en los hombros, lloriqueando.

Indirecta tomada.

Apretando sus dientes, JaeHyun se retiró y cerró de golpe dentro. Taeyong gimió y se arqueó debajo de él. JaeHyun rápidamente encontró el ritmo que los satisfizo mejor, un ritmo frenético, hambriento que carecía de elegancia, no que a cualquiera de ellos le importara.

—Tan bue-no —Taeyong dijo entrecortadamente, con los ojos vidriosos y sin ver. Era una jodida visión, y JaeHyun se apoyó sobre un codo para mirarlo mientras lo follaba. Nunca se sintió tan... obsesionado con nadie que hubiera follado. Tan enamorado. Tan borracho de lujuria y deseo.

Por primera vez entendió por qué las estrellas porno decían todas esas cursis líneas ridículas.

—Dime cuánto te gusta mi polla —dijo JaeHyun, sus caderas moviéndose fuera por su propia voluntad, mientras sus ojos estaban fijos en el hombre debajo de él.

Taeyong dejó escapar una risa ronca.

—¿En serio? —dijo con voz áspera, sus palabras se convirtieron en un largo gemido cuando JaeHyun clavó en su punto dulce. JaeHyun recordó lo bien que se había sentido cuando una polla rozó ese lugar dentro de él. Si no hubiera querido joder a Taeyong tan mal, habría hecho a Taeyong joderlo. Tal vez más tarde, después de haber saciado el deseo de golpear en Taeyong, poseerlo y joderlo... si alguna vez saciara ese deseo.

—Dilo —dijo JaeHyun, silbando por la perfecta estrechez en torno a él al tiempo que tocaba la próstata de Taeyong de nuevo, y otra vez, y otra vez.

—Amo tu polla —Taeyong murmuró finalmente, con su cara enrojecida y los ojos en blanco en su nuca— La amo tanto, es tan perfecta, tan buena.

Joder, levantó la vista, como si la polla de JaeHyun fuera realmente la mejor cosa que jamás había sentido, como si moriría si JaeHyun alguna vez parara.

—Di que eres una puta por ella —dijo JaeHyun, empujando más duro y sintiéndose drogado, imprudente e invencible.

—Soy una puta por ella —murmuró Taeyong— Una puta por una polla.

—Por mi polla —JaeHyun dijo entre dientes, apenas conteniendo su orgasmo.

—Por tu polla —Taeyong murmuró, viéndose completamente ido— La amo. Quiero tenerla dentro de mí todo el tiempo.

La puta madre.

JaeHyun movió sus caderas hacia delante unas cuantas veces más antes de golpear su polla de lleno en Taeyong y gruñir mientras que se corría, su mundo poniéndose negro por un momento.

Una vez que se recuperó algo, se encontró con que tenía a Taeyong inmovilizado debajo de él. Taeyong lloriqueaba, moliendo su erección contra el muslo de JaeHyun. Antes de que pudiera pensarlo dos veces, JaeHyun envolvió su mano alrededor de la polla de Taeyong. Tomó sólo unas pocas pasadas firmes antes de que Taeyong se corriera también, con un gemido bajo.

—Totalmente estamos haciendo esto de nuevo —dijo Taeyong con una risa un poco loca.

JaeHyun sólo pudo asentir y presionar el rostro en el pecho de Taeyong, respirándolo. El olor a sexo y el sudor fresco no debería haber sido tan agradable. La voz en la parte posterior de su cabeza susurrando que esto era enfermo y desviado, pero no era algo que le importara cuando todo su cuerpo cantaba de satisfacción y placer.

Sabía que se preocuparía más tarde. Justo ahora, no.

20

Taeyong se limpió las manos en el delantal y miró su creación. El pastel no era mucho que ver, pero olía delicioso y estaba seguro de que había acertado la receta que su madre le había enviado.

Algunas personas probablemente pensarían que estaba loco, pero cocinar era su actividad favorita cuando se sintía nervioso. Y él se sentía algo ansioso esta noche, mirando el reloj cada pocos minutos.

No estaba seguro de si JaeHyun vendría. No habían hecho ningún arreglo anoche. JaeHyun se había marchado para el momento en que Taeyong se despertó esta mañana, y ahora Taeyong no estaba seguro de qué esperar. ¿JaeHyun estaba planeando venir todas las noches? ¿Siquiera iba a volver? A pesar de las palabras de JaeHyun, Taeyong medio esperaba que JaeHyun enloqueciera y cambiara de opinión.

Eran las diez de la noche ya. Seguramente JaeHyun no vendría. El timbre sonó.

Correcto.

—No te comas la torta —dijo Taeyong a su gata y fue a abrir la puerta.

JaeHyun estaba parado al otro lado.

Taeyong mojó sus labios, tomando una mirada en JaeHyun. No estaba acostumbrado a ver a JaeHyun en otra cosa diferente a trajes negros, pantalones negros y camisetas negras. Ahora llevaba un par de pantalones vaqueros azules y un suéter azul oscuro de aspecto suave que acentuaba la anchura de sus hombros y el color de sus intensamente azules ojos... ojos azules que inmediatamente se fijaron en Taeyong. Era tan fácil perderse en aquellos ojos, en aquella mirada. Como a todo el mundo, a Taeyong le gustaba ser el centro del universo de alguien, y JaeHyun podría ofrecer eso con un solo vistazo. Amaba esto... ser el centro de la atención de JaeHyun.

—Mmm, hola —dijo Taeyong, dándose cuenta de que había estado simplemente mirando a JaeHyun en silencio.

JaeHyun finalmente apartó la mirada de su rostro para barrerla por encima de su cuerpo. Sus labios se torcieron.

—Bonito conjunto.

Taeyong se sonrojó, recordando que llevaba sólo una camiseta negra de gran tamaño y un delantal con la inscripción "el cocinero más bonito".

—Fue un regalo de Navidad del año pasado, de Karina —dijo él a la defensiva, sacándose el delantal. Lo lamentó inmediatamente. Ahora se sentía casi desnudo, auto-consciente de que su camiseta no hacía nada para cubrir sus piernas desnudas— Voy a ponerme unos vaqueros —dijo, señalando torpemente hacia su dormitorio.

JaeHyun miró a sus piernas y apartó la mirada rápidamente.

—Sí, haz eso.

Aliviado, Taeyong huyó a su habitación. Después de ponerse un par de pantalones vaqueros, tomó unas cuantas respiraciones para calmarse, echó un vistazo al espejo, gimió ante el nido de pájaros en su cabeza y rápidamente se ató el pelo en un moño. Unos mechones oscuros escaparon, cayendo sobre su cuello, pero Taeyong los dejó ser, pensando que no podía esconderse en su habitación por más tiempo o JaeHyun podría tener la impresión equivocada: que quería verse bien para él. Lo que no hacía. Obviamente. Eran casuales compañeros de jodida.

Cuando Taeyong regresó a la sala de estar, JaeHyun se encontraba mirando a su alrededor, dando al interior una buena ojeada.

—No es mucho comparado con el lugar de Mark —dijo Taeyong, cambiando el peso de un pie al otro— No soy ningún multimillonario. Como alguien dijo, ser profesionalmente apuesto no es un trabajo muy lucrativo para los tipos.

—No lo estás haciendo demasiado mal —dijo JaeHyun, echando un vistazo alrededor.

Taeyong se encogió de hombros.

—No me puedo quejar. Me pagan mejor que a la mayoría de los modelos masculinos. Pero tengo amigos que la están peleando y están obligados a aceptar trabajos ocasionales— Recogió su teléfono de la mesa y lo miró solamente para tener algo que hacer. Joder, no recordaba actuar tan torpe con sus relaciones ocasionales alguna otra vez. Por alguna razón, esto se sentía diferente. Nunca se había sentido tan fuera de equilibrio. No ayudaba el que, hasta ahora, la mayoría de sus encuentros sexuales con JaeHyun habían iniciado con una pelea. No sabía cómo comportarse en una situación como esta. ¿Deberían ir directamente a la habitación? ¿Debería besar a JaeHyun? ¿O sería demasiado raro?

—Hay —Taeyong dijo antes de educar su cara en la neutralidad y dejar su teléfono—.. te gustaría una taza de té?

—Sí, gracias.

Taeyong condujo a JaeHyun a la cocina, sintiendo la mirada pesada de JaeHyun sobre él y tratando de no inquietarse demasiado. Tal vez debería acabar por besarlo. Quería besarlo.

—Toma asiento —dijo Taeyong, poniendo agua a hervir. JaeHyun recogió a Hermione y se sentó a la mesa.

—Está más gorda —dijo, acariciando su vientre con sus fuertes y grandes dedos.

Taeyong intentó sin éxito no ponerse celoso de su gata. Como si quisiera tomar el lugar de su gata en el regazo de JaeHyun, poner sus manos bajo ese jersey suave, y lamer a lo largo de la mandíbula cuadrada de JaeHyun antes de deslizar su lengua a la boca de JaeHyun.

—No la llames gorda —dijo tardíamente— No tiene más que un poquito de sobrepeso.

JaeHyun miró a Hermione especulativamente.

—Sus pezones están agrandados, Taeyong.

—¿Así que? ¿Por qué estás mirando sus pezones de todos modos?

JaeHyun palpó el vientre de Hermione y se rio entre dientes.

—Me retracto. Ella no está gorda. Está embarazada. Los ojos de Taeyong se abrieron.

—¿Qué? ¡No! ¡No puede estar embarazada! ¡Sigue siendo una gatita! —Bueno, tal vez no una gatita, pero todavía era muy joven. Taeyong frunció el ceño— Ella no es así. No le gustan los gatos "chicos".

JaeHyun parecía querer reírse.

—Lamento decírtelo, pero claramente a ella le gustó al menos un gato "chico". Está muy embarazada. Va a tener gatitos en unas pocas semanas, a lo sumo.

Taeyong se sentó pesadamente.

—¿Unas semanas? —dijo débilmente— ¿Por qué yo no sabía esto? ¿Cómo lo sabes tú?

JaeHyun estaba sonriendo... una amplia, abierta sonrisa, divertida que hizo a Taeyong quedarse algo falto de aliento, distrayéndolo de la crisis actual.

—Crecí en una granja —dijo JaeHyun— Teníamos muchos gatos y ningún veterinario. Aprendes a reconocer estas cosas.

—Pero —Taeyong miró a Hermione—... ¿Estás absolutamente seguro?

JaeHyun asintió.

—Tú deberías haberla —hizo una pausa, buscando claramente una palabra en inglés—...

—¿Castrado? —dijo Taeyong, arrugando su nariz— Sé que probablemente debería haberlo hecho, pero me sentí mal por ella y era sólo una gatita —Se sintió enrojecer— Deja de mirarme de esa forma. Me siento un idiota también. Pensé que sólo estaba engordando.

JaeHyun dio una risotada.

—¿En serio? Creí que dijiste que no tenía más que un poquito de sobrepeso.

Taeyong lo fulminó con la mirada, pero pronto se unió a JaeHyun, riéndose de sí mismo.

Dejó de reír cuando notó la mirada de JaeHyun.

—¿Qué?

—Me gustas —dijo JaeHyun.

La respiración de Taeyong quedó atrapada en su garganta.

—¿Te gusto?

—Sí —dijo JaeHyun, sonriendo con satisfacción— Eres un poco ridículo, un poco pretencioso, pero eres bueno.

Oh.

Taeyong dio a JaeHyun una pequeña sonrisa, sintiéndose ridículamente nervioso y molesto consigo mismo por ello.

—Creo que no estás tan mal, tampoco—dijo, mordiéndose el pulgar.

Los ojos azules de JaeHyun siguieron el gesto.

JaeHyun estableció a Hermione en el suelo y dijo:

—Ven aquí.

El corazón de Taeyong saltó en su garganta. Finalmente. Él fue, con las rodillas un poco débiles.

Se sentó a horcajadas en el regazo de JaeHyun.

JaeHyun puso las manos en la espalda baja de Taeyong. Se miraron a los ojos mutuamente.

Sus respiraciones irregulares era todo lo que Taeyong podía oír.

—Así que supongo que todavía me quieres —murmuró.

—Sí —dijo JaeHyun y lo besó.

JaeHyun lo jodió allí mismo, sobre la mesa de la cocina, rápido y duro y chocantemente bueno. La torta se arruinó. Pero Taeyong no pudo forzarse a que le importe, cuando se corrió con las piernas envueltas alrededor de la espalda de JaeHyun y su lengua en la boca.

Después de eso, ellos se movieron al dormitorio, donde JaeHyun enterró su cara en la almohada cuando Taeyong lo jodió por detrás.

Luego, descansaron uno junto al otro en un silencio amigable, saciados y gastados.

Taeyong no recordaba caer dormido, pero cuando abrió los ojos, estaba solo.

JaeHyun se había ido.

🌈

Fue mucho menos incómodo después de eso.

JaeHyun se acercó cada noche. Casi todas las noches se dijeron muy poco el uno al otro, dejando a sus cuerpos hacer la conversación... demasiado impacientes e insaciables para hablar.

Pero a veces, hablaron.

A veces esas conversaciones eran muy divertidas y alegres.

—Déjame ver si lo entiendo —dijo JaeHyun una noche mientras yacían uno junto al otro después del primer orgasmo de la noche— Vas a llamar a los gatitos de tu gata, Rose y Hugo. Al igual que, los nombres de los hijos ficticios de Hermione Granger, el personaje ficticio por el cual nombraste a tu gata.

—¿Y qué hay de malo en eso? —dijo Taeyong, hundiendo la cara bajo la axila de JaeHyun y respirándolo. Debería haber sido bruto, pero por alguna razón, no lo fue. Le gustaba el olor de JaeHyun allí. Le encantaba— Personalmente, creo que es una idea brillante.

—Oh, no hay nada malo en ello —JaeHyun puso cara de nada— Excepto que los gatitos podrían ser chicos. Sería algo incómodo llamar a un gatito varón Rose, ¿no te parece?

Taeyong puso mala cara y dijo con arrogancia:

—Yo no creo en los estereotipos de género. No hay nada malo con llamar a un niño Rose.

JaeHyun le dio una mirada exasperada.

—Eres tan jodidamente ridículo —Enterrando los dedos en el cabello de Taeyong, inclinó su rostro para besarlo— Tan pretencioso. Deja de hablar.

Taeyong sonrió contra sus labios.

—¿Tal vez deberías poner algo en mi boca?

—Quizás lo haga —dijo JaeHyun. Y así lo hizo.

Pero a veces sus conversaciones se pusieron feas, o más bien, el estado de ánimo se volvió oscuro y tenso.

Taeyong había sido siempre bastante empático, y le tomó todo su autocontrol no decir nada cuando vio el indicio de vergüenza y autoaborreciendo en la cara de JaeHyun después del sexo. Era obvio que JaeHyun no había superado su punto de vista homofóbico... no es que Taeyong hubiera esperado eso: ese tipo de homofobia estaba muy profundamente arraigada en él para superarla tan fácilmente, si lo hiciera alguna vez. Algunas personas nunca lograban superar su crianza.

Taeyong constantemente tuvo que recordarse a sí mismo que no era su asunto. Ellos habían acordado que su arreglo era estrictamente casual y él no tendría que tratar con la mierda de JaeHyun. Mantener la distancia emocional era lo más sensato de hacer en esta situación. JaeHyun le había advertido que no podía prometer nada. JaeHyun terminaría esta cosa en el momento en que follara su obsesión fuera de su sistema. Taeyong estaba agradecido por la honestidad de JaeHyun, realmente. Ya se había quemado una vez; no necesitaba otro tipo homofóbico jodiéndolo y pisoteando su corazón si Taeyong lo dejara entrar. No debía invertir demasiado en JaeHyun. Esto era sólo sexo... realmente intenso, adictivo sexo, pero simplemente sexo no obstante.

Por eso fue que se mordió la lengua y no dijo nada cuando JaeHyun se quedó muy callado y tenso luego del sexo. Por eso fue que no dijo nada cuando JaeHyun lo folló muy duro, con el rostro pétreo y sus ojos azules cerrados. Por eso fue que no dijo nada cuando JaeHyun acarició sus dedos por la cara y el pecho de Taeyong cuando pensó que Taeyong estaba dormido. Por eso fue que no dijo nada cuando JaeHyun le susurró algo en ruso, sonando enojado y frustrado.

Algunas cosas era mejor no decirlas.

21

Mark estaba seguro de que JaeHyun y Taeyong estaban teniendo una relación ilícita. La idea le hizo reír tontamente -eso le recordaba a esas novelas románticas de mala calidad que solía leer- pero "relación ilícita" era una expresión perfecta para definir lo que estaba pasando entre JaeHyun y Taeyong. No era que había algo moralmente malo en tener una relación sexual entre dos adultos que lo consienten, pero JaeHyun ciertamente parecía pensarlo si sus esfuerzos por ocultar su relación de Mark eran un indició.

JaeHyun dejaba el departamento de Mark únicamente por la noche, después de que Mark se fuera a la cama, y estaba siempre de regreso antes de que Mark se levantara por la mañana. Mark no habría siquiera sabido acerca de las ausencias nocturnas de JaeHyun si no hubiera comprobado los registros de seguridad. No era difícil de averiguar a dónde iba JaeHyun todas las noches, teniendo en consideración que últimamente JaeHyun parecía bien jodido y relajado o increíblemente sombrío y tenso.

—Puedes hablar conmigo, tú sabes —Mark dijo un día, mientras estaban teniendo una cena tranquila. JaeHyun parecía distraído y tenso, más tranquilo de lo habitual.

JaeHyun levantó la vista de su plato, una arruga apareciendo entre sus cejas.

—¿Sobre qué?

Mark lo observó cuidadosamente antes de llegar a la conclusión de que JaeHyun aún no estaba listo para esta conversación. JaeHyun estaba claramente luchando con llegar a un acuerdo con su sexualidad y no necesitaba saber que Mark sabía de lo suyo con Taeyong. Si JaeHyun no estaba cómodo con su relación, era poco probable que estuviera cómodo con otra gente sabiéndolo.

—Sobre cualquier cosa —dijo Mark con un encogimiento de hombros— Pareces tenso. Más tenso que de costumbre.

La penetrante, mirada sospechosa de JaeHyun casi lo hizo retorcerse en su asiento.

—Estoy preocupado por Johnny —dijo JaeHyun.

Mark miró a su guardaespaldas. JaeHyun sabía lo preocupado que estaba por Johnny. Usarlo para desviar la atención de Mark era una táctica sucia... sucia pero efectiva. Mark había estado tratando de mantener su mente ocupada con otra cosa aparte de Johnny; se volvería loco por la preocupación de otra manera.

—¿Alguna noticia? —Mark dijo rígidamente. JaeHyun sacudió la cabeza.

—No después de la llamada de Seulgi hace dos días. Ellos todavía deberían estar en algún lugar en las montañas. Se rumorea que Charves tiene una base allí.

—Probablemente no hay señal dónde está —dijo Mark con más optimismo del que sentía.

JaeHyun asintió bruscamente, su expresión sombría.

Mark sintió una punzada de culpa por sus pensamientos anteriores. Tal vez se había equivocado y JaeHyun realmente estaba preocupado por Johnny, también.

—No estás acostumbrado a esto, ¿verdad? —dijo Mark— Probablemente odias que en lugar de estar allí, estás atascado como mi guardaespaldas protegiéndome de una amenaza inexistente —La última vez que Johnny se había puesto en contacto con ellos dijo que Charves estaba definitivamente en Perú y era poco probable que fuera una amenaza para Mark.

JaeHyun se encogió de hombros.

—Se siente extraño. Seulgi es buena, sin embargo. Ella va a cuidar su espalda —A pesar de sus palabras tranquilizadoras, JaeHyun todavía parecía tenso y distraído.

Mark estaba seguro de que había algo más molestando a JaeHyun.

¿Pero qué?

🌈

Taeyong casi estaba dormido cuando escuchó el sonido casi silencioso de pasos que se acercaban a la cama.

—Tus cerraduras son patéticas —dijo una voz familiar.

—Deja de irrumpir en mi departamento —murmuró Taeyong en la almohada, bostezando— Estoy harto de tener que arreglar las cerraduras.

—Consigue unas buenas —JaeHyun encendió la lámpara de la mesilla.

Taeyong giró sobre su espalda mientras JaeHyun se inclinaba para besarlo.

Cuando sus labios se encontraron, Taeyong suspiró, sintiéndose derretir en el beso, mientras que JaeHyun lo besaba lentamente pero a fondo. Las manos de Taeyong encontraron su camino en la espalda de JaeHyun y este se acercó más, abriendo más su boca para dar a la lengua de JaeHyun mejor acceso. Dios, sintió el beso hasta los dedos de los pies, calor extendiéndose por todo su cuerpo. Esto era justo lo que necesitaba después de un día tan largo.

Sin embargo, sus párpados estaban volviéndose más pesados y Taeyong empujó a JaeHyun alejándolo un poco, rompiendo el beso.

—Deberías haber llamado —dijo con un bostezo, cerrando los ojos— Estoy muy dolorido y cansado para el sexo —No era estrictamente verdad, pero estaba cansado hasta los huesos luego de la sesión de fotos, y no se sentía como si estuviera en estado para una ronda del sexo áspero, enérgico, que él y JaeHyun generalmente tenían. Se sentía con ganas de ser mimado y amado esta noche pero, obviamente, eso estaba fuera de cuestión con JaeHyun.

—¿Dolorido? —dijo JaeHyun con una voz extraña— ¿Por qué?

—Porque ser modelo es en realidad muy agotador, ya sabes — dijo Taeyong. La gente a menudo pensaba que ser modelo era tan fácil como tener que sonreír por unos minutos. No se daban cuenta de cuánto tiempo podría tomar conseguir las tomas, ajustar las luces, la cámara, lo difícil que era mantener algunas poses y hacerlo una y otra vez y otra vez, hasta que la imagen fuera perfecta. Al final de la sesión de fotos, sus músculos dolían, y no en el buen sentido— Apenas tuvimos tiempo para comer.

—¿Nosotros?

—Baekhyun y yo —Taeyong dijo entre dientes con otro bostezo— ¿No te dije que estábamos trabajando juntos para la línea de moda de Haechan?

—Lo hiciste.

Taeyong frunció el ceño, dándose cuenta de que JaeHyun sonaba tenso. Tuvo que morderse la pregunta en la punta de la lengua. No necesitaba conocer los pensamientos íntimos de JaeHyun. Estaba contento en dejarlo así.

Ya era bastante malo que fuera un poco... adicto a JaeHyun, en las peores formas posibles. Cuando JaeHyun lo besaba, se sentía adorado. Cuando JaeHyun lo tocaba, se derritía en el toque, queriendo más, más, y más, hasta que sus cuerpos estaban dentro uno del otro. Cuando JaeHyun lo miraba fijamente, se sentía hermoso e interesante. Esto último era particularmente embriagador. Amaba

la intensidad con que JaeHyun lo deseaba, amaba ver la atracción renuente y fascinación en los ojos de JaeHyun cuando lo miraba. Taeyong no podía explicarlo. Sólo sabía que eso lo hacía sentir un poco mareado y cálido por dentro cada vez que sus ojos se encontraban. Era un sentimiento embriagador, adictivo... y uno peligroso. Él y JaeHyun eran casuales compañeros de follada, nada más.

Aunque, a veces eradifícil mantenerse firme en esa creencia. Era difícil mantenerse al margencuando pudo ver el torbellino de emociones en los ojos de JaeHyun. Sin importar lo que se dijo a si mismo, no podía sólo arrancarse sus emociones. Aunque JaeHyun había cumplido su palabra y no dijo nada, había una parte de Taeyong que quería alcanzarlo y confortarlo cuando JaeHyun se sentía estresado, decirle que todo estaba bien, que sentirse atraído por hombres no era equivocado. No lo hizo, por supuesto. Por un lado, dudaba que tal intento fuera bien recibido. Por otra parte, Taeyong estaba aterrado. Aterrado de encariñarse demasiado.

—Baekhyun es divertido —murmuró Taeyong. Quería abrir los ojos y mirar a JaeHyun, pero no quería correr el riesgo. Apestaba en resistirse a JaeHyun cuando este lo miraba— Nunca es aburrido estar con él.

—Estoy seguro —dijo JaeHyun con tanto veneno que Taeyong abrió los ojos. De pronto recordó que JaeHyun había oído su conversación telefónica con Baekhyun hace unas semanas y sabía que él y Baekhyun eran compañeros de jodida.

¿JaeHyun estaba celoso?

El pensamiento hizo surgir un sentimiento gracioso en la boca de su estómago.

Taeyong miró a JaeHyun, su postura rígida y la cara de piedra.

¿Estaba celoso?

—Él quería venir —dijo Taeyong, observando cuidadosamente a JaeHyun— Pero yo estaba demasiado dolorido, no tenía ganas de conseguir más dolor.

Ni un músculo se movió en la cara de JaeHyun. El estómago de Taeyong cayó y se dio cuenta de que había querido que JaeHyun estuviera celoso. Era estúpido, pero lo habría querido. Habría querido que JaeHyun explotara de rabia, lo agarrara y lo besara, y dijera que Taeyong era suyo y sólo su...

¿Qué carajos? Siempre había despreciado la posesividad, siempre había pensado que él no era posesión de nadie, ¿y ahora quería que JaeHyun actuara todo posesivo con él?

—Estoy seguro de que puede venir otro día —JaeHyun dijo con la voz apagada, sin ni siquiera mirar a Taeyong. No parecía preocupado en absoluto. ¿Y por qué lo estaría? Taeyong era sólo una jodida casual, nada más. A diferencia de él, JaeHyun no parecía tener un problema recordándolo.

—Sí —dijo Taeyong, la ira apretando sus músculos de la garganta. Dios, era un idiota— Quizás mañana. Voy a invitarlo mañana.

JaeHyun apretó los labios y dio una breve inclinación de cabeza.

—No te molestaré más, entonces —Se dio la vuelta con rapidez y recogió su chaqueta de la silla.

Pánico burbujeó en su interior. ¿Se iba para siempre?

¿Alguna vez volvería?

—Espera —Taeyong soltó, odiándose a sí mismo un poco por ello. Cuando JaeHyun se volvió, Taeyong miró a JaeHyun por debajo de sus pestañas— Puedes venir también. Mañana.

JaeHyun se quedó muy quieto.

—¿Qué?

Joder, ¿estaba realmente sugiriendo un trío con Baekhyun? Pero se había arrinconado a sí mismo. Ahora, no podía echarse atrás.

Taeyong forzó una sonrisa.

—Si Baekhyun viene, esto no significa que no puedas hacerlo también. Cuantos más, mejor, ¿verdad? Será divertido. Baek vive para el sexo casual y estaría bien con él.

JaeHyun se lo quedó mirando. Taeyong no podía leer su cara en absoluto.

Por fin, JaeHyun asintió escuetamente y salió de la habitación.

Taeyong se quedó parpadeando detrás de él, sintiéndose perdido. ¿Cómo habían pasado de tener deliciosos besos que enroscaban los dedos de sus pies, a aceptar un trío con otro hombre?

¿Y qué hay de malo con un trío?

Taeyong frunció el ceño, mordiéndose el labio. Los tríos podrían ser divertidos. Había participado en algunos en el pasado, pero... pero.

No creía que JaeHyun estuviera lo suficientemente cómodo con su sexualidad para participar en un trío con otro hombre. JaeHyun no estaría cómodo para tocar a otro hombre. O besar a otro hombre, o prestar atención a alguien que no fuera él, Taeyong.

Taeyong gimió en voz alta. ¿Seriamente? Los celos y la posesividad no tenían cabida en una relación casual. Esto era malo.

Tan, tan malo.

22

Byun Baekhyun era un hombre de pelo oscuro y piel olivácea, dientes muy blancos y una sonrisa encantadora.

A JaeHyun le disgustó inmediatamente.

Baekhyun sonrió hacia JaeHyun, echándole un vistazo apreciativo antes de sacudir su mano firmemente. Su pulgar acarició la muñeca de JaeHyun.

—Me puedes llamar Baek.

Taeyong se aclaró la garganta, poniendo una mano sobre el bíceps de JaeHyun.

—Entonces, este es JaeHyun, mi —Se interrumpió, frunciendo el ceño—.. Amigo —terminó con el tiempo.

Baekhyun rio en silencio.

—Un amigo como yo, ¿cierto, bello? —Guiñó su ojo a Taeyong, lanzando un brazo alrededor de sus hombros y besando la comisura de su boca.

JaeHyun se obligó a abrir los puños. Miró lejos, preguntándose qué estaba haciendo aún allí. No debería haber venido. La mera idea de tener sexo con ese tipo revolvía su estómago con malestar y repugnancia. Pese a todas las dudas que llenaban su mente después de tener sexo con Taeyong, tocar y besar a Taeyong nunca lo hizo sentirse incómodo.

Quería irse.

Excepto que no quería dejar a Taeyong a solas con aquel italiano roñoso. Odiaba la forma en que el italiano lo miraba a Taeyong, desnudándolo con los ojos.

Pronto estará desnudándolo literalmente.

JaeHyun apretó sus dientes y se dijo que no le importaba. Sin ningún compromiso: eso era lo que habían acordado. No se debían mutuamente nada. Taeyong podía tocar a cualquiera que quisiera. Cualquier otro hombre -o mujer- podía tocar a Taeyong. JaeHyun no tenía la exclusividad.

La mano de Baekhyun se trasladó por la espalda de Taeyong.

JaeHyun dio un paso hacia ellos y luego se obligó a parar. Taeyong no le pertenecía. No tenía ninguna queja posible. No quería poder demandar nada.

Todavía conversando con Baekhyun, Taeyong le dirigió una mirada que JaeHyun no podía leer.

La mano de Baekhyun se movió más abajo. El italiano se inclinó hacia Taeyong, sonriendo. Sus labios tocaron los de Taeyong. Estaba besando a Taeyong. Besando la dulce, perfecta, boca de Taeyong, probándolo, jalándolo más cerca...

El control de JaeHyun se rompió.

Arrastró al hijo de puta fuera de Taeyong y lo arrojó lejos. Baekhyun chocó con una silla y cayó al suelo, maldiciendo en italiano y frunciendo el ceño hacia JaeHyun.

—¿Qué demonios? —Gruñó, poniéndose de pie con un quejido— ¿Qué le pasa a tu mascota rusa, Taeyong?

—Vete —JaeHyun dijo al italiano.

Baekhyun se burló y dio un paso hacia él.

—¿Crees que puedes solo...

—Creo que será mejor que te vayas, Baek —dijo Taeyong, mirando a JaeHyun extrañado.

—¿En serio? —espetó Baekhyun.

—Sí —dijo Taeyong— Lo siento, voy a explicártelo después.

—¡Será mejor! —resopló Baekhyun, tomó su abrigo, y salió.

—Bueno, ¿qué fue eso? —Taeyong dijo después que la puerta se cerró de golpe.

Sus labios estaban rojos y brillantes por la boca de Baekhyun.

JaeHyun le dio un tirón cerca y estrelló sus labios en un beso doloroso. Cada célula de su cuerpo parecía estar forzándolo para estar más cerca de Taeyong, presionarse contra él, hundirse en su interior, derretirse y fusionarse juntos hasta que Taeyong fuera marcado con el nombre de JaeHyun desde el interior.

Cuando finalmente dejó respirar a Taeyong, este se lo quedó mirando aturdido, dos manchas rojas sobre sus mejillas pálidas.

—Vas a decirle al italiano que no puede tocarte nunca más — dijo JaeHyun.

Los ojos de Taeyong se despejaron un poco.

—¿Voy a? ¿Y por qué habría de hacerlo?

JaeHyun abrió la boca y la cerró. Dijo bruscamente—Porque tiene un sabor desagradable y tu boca huele a él.

Taeyong sonrió.

—Entonces, teóricamente, si encuentro a alguien que no tenga sabor desagradable, ¿estarás bien con eso?

JaeHyun lo fulminó con la mirada.

—Eres una pequeña mierda —dijo y dio a Taeyong otro beso doloroso.

Taeyong sonreía abiertamente.

—Tengo seis pies de altura. Difícilmente pequeño.

—Aún así eres una pequeña mierda —JaeHyun dijo y lo besó de nuevo, más suave esta vez. Dios, no podía conseguir suficiente.

Cuando ellos rompieron el beso, Taeyong lo miró seriamente.

—No somos exclusivos, JaeHyun. Casuales compañeros de jodida, ¿recuerdas?

Los dedos de JaeHyun se clavaron en los lados de Taeyong.

—Seguro.

—Entonces, ¿qué fue eso? —dijo Taeyong. A pesar de sus palabras, no parecía enojado. Su expresión era suave, sus labios plegados en un puchero.

JaeHyun quería besarlo.

—Soy un posesivo hombre de las cavernas sin educación, ¿recuerdas? —dijo, forzando la ligereza en su voz— Es por eso que nos conocimos, después de todo.

Taeyong mordió su labio, una mezcla de emociones contradictorias apareciendo en su rostro.

—Eso es diferente. Suzy fue tu novia por dos años. Yo no lo soy. Sólo soy un tipo que has estado jodiendo por un mes.

JaeHyun no sabía qué decir a eso. Taeyong tenía razón. No tenía ningún derecho a sentir como que la piel y la boca de Taeyong eran sólo suyas para besar. No lo eran, y tenía que recordarlo mejor. Él fue el que le había dicho a Taeyong que esto era sólo un arreglo casual.

—Mira —dijo Taeyong— Sé que no debería haberte empujado a esta cosa del trío. Sabía que no estabas listo. Pero no puedes hacer esto, no puedes actuar como un novio celoso. Esto realmente jode con mi cabeza. No hagas eso, ¿de acuerdo? No lo compliques.

JaeHyun asintió rígidamente.

—Bueno. Ahora vamos a ir a la cama —dijo Taeyong con una sonrisa suave, agarrando la mano de JaeHyun y tirando de él hacia el dormitorio. JaeHyun lo dejó, y observó que a pesar de sus palabras de amonestación, la pequeña mierda parecía muy satisfecho por el estallido celoso de JaeHyun.

En lugar de hacerlo sentirse mejor acerca de todo esto, hizo a JaeHyun sentirse como la escoria de la tierra. Estaba jodiéndolos a ambos. Casuales compañeros de jodida no sentían posesividad. Casuales compañeros de jodida no atacaban a otro hombre por tocar a su compañero de jodida. Taeyong lo debería haber echado inmediatamente en lugar de estar secretamente satisfecho, o JaeHyun debería haber puesto fin a esto él mismo. Taeyong se merecía algo mejor. A JaeHyun le gustaba. A él realmente le gustaba como persona. No quería hacerle daño, no quería ser otro Kim Rowoon.

Pero tú lo eres, una voz se burló en el fondo de su mente. Eres exactamente igual que él. Todavía no puedes admitir que eres un maricón, todavía piensas que eres mejor que eso.

Taeyong lo empujó sobre la cama y se sentó a horcajadas sobre los muslos de JaeHyun.

—¿Qué quieres esta noche? —dijo, deslizando sus manos por debajo de la camiseta de JaeHyun con una sonrisa traviesa.

Era hermoso. Un hombre no debería ser tan condenadamente hermoso.

—Tú —dijo JaeHyun con voz ronca, tirando de él abajo hacia su boca.

La voz en su cabeza se debilitaba mientras besaba a Taeyong, perdiéndose en su adictivo sabor y aroma, tratando y fallando en poder conseguir suficiente.

Pero JaeHyun sabía que la voz volvería. Siempre lo hacía.



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3 comentarios


crysthel Bellido
crysthel Bellido
17 oct 2022

Actualiza Porfi :

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jaevalentine
jaevalentine
16 oct 2022

actualización pliss:))

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mellifluous_AR
mellifluous_AR
24 oct 2022
Contestando a

Lo intentaré ♡

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