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𝓈𝓅𝓂 (3) 🌈 JaeYong


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23

JaeHyun volvió al apartamento de Mark en las primeras horas de la mañana.

Se tensó al darse cuenta de que el sistema de seguridad estaba apagado... desconectado por alguien que no fue él.

JaeHyun sacó la pistola de su funda, tratando de observar detalles en la sala de estar a oscuras. El pent-house estaba tranquilo. Esperaba que Mark estuviera profundamente dormido en su habitación, esta solo podía ser abierta desde el interior si alguien no autorizado lograba apagar el sistema de seguridad externo, que parecía ser el caso. Interiormente, se reprendió a sí mismo por abandonar a Mark. Estrictamente hablando, no estaba obligado a ser guardaespaldas de Mark 24/7... tenía cuatro horas libres cada día, y Mark tenía seguridad permanente para su ascensor privado. Pero aún había formas de conseguir entrar al departamento, si uno se avocaba lo suficiente. Aunque Johnny le hubiera dicho hace unos días que Charves era poco probable que tuviera a Mark como objetivo en este punto, Johnny tenía muchos enemigos. Uno de ellos podría haber averiguado sobre el chico de Johnny.

No debería haber salido, o al menos no debería haber pasado más de una hora besando a Taeyong después del sexo, reacio a marcharse, mientras que Taeyong se veía tan suave, sonrojado, y bien jodido. Patético. Sus propias acciones lo hacían temblar últimamente.

No lo suficiente para detenerte, dijo con sarcasmo su voz interior.

Sacudiéndose un poco, JaeHyun se centró en su entorno, moviéndose en silencio y conteniendo la respiración.

El piso estaba absolutamente silencioso, lo que significaba que el intruso lo había oído y estaba bien oculto o moviéndose en silencio hacia él. La oscuridad extrema le hacía imposible decir cuál era el caso, pero JaeHyun estaba en calma, su mente limpia de todo lo irrelevante y centrada exclusivamente en el peligro.

Ahí. Una respiración apenas audible desde la izquierda. JaeHyun se movió incluso antes de registrarlo completamente. Chocó con el intruso, enviando a ambos a estrellarse contra el suelo. El otro hombre era alto y grande, sobre el tamaño de JaeHyun, y luchó en silencio, tratando de conseguir la ventaja. Estaban bastante parejos, JaeHyun observó con sorpresa mientras trataba de fijar al hombre debajo de él e incapacitarlo. Había algo muy familiar en la forma en que el intruso peleaba.

—JaeHyun, bájate de mí —dijo el hombre.

Jurando, JaeHyun soltó al hombre y se puso de pie. Encontrando el interruptor, encendió las luces.

La cara no muy feliz de su jefe, le dio la bienvenida. Johnny se levantó, también.

—¿Dónde infiernos has estado y por qué estás regresando a las tres de la mañana? —dijo con frialdad. Lo no dicho, en vez de proteger a Mark, colgando en el aire.

JaeHyun apretó los dientes. Estaba harto de la actitud pasivo- agresiva de Johnny hacia él. Sí, había -medio- traicionado la confianza de Johnny una vez, pero había salvado su pellejo docenas de veces.

—Tengo cuatro horas libres cada día. Está en mi contrato. No tengo que estar a la entera disposición de tu niño y permanecer 24/7. Está dormido. ¿De qué se supone que tengo que protegerlo? ¿Pesadillas? Tú me dijiste que la amenaza de Charves era mínima.

La expresión de Johnny se volvió aguda y evaluadora cuando su mirada barrió a JaeHyun.

JaeHyun se dijo que no había manera de que Johnny pudiera decir lo que había estado haciendo en el último par de horas.

—¿Todo está bien?—dijo JaeHyun, tratando de desviar la atención de Johnny— ¿Charves?

—Ya no va a ser un problema —dijo Johnny, con los ojos brillantes de fría satisfacción.

JaeHyun casi sintió lástima por Charves. Pero, de nuevo, el tipo había sido uno enfermo psicótico.

—¿John?

JaeHyun giró la cabeza.

Mark estaba parpadeando somnoliento antes de que una brillante sonrisa iluminara su rostro.

—¡Estás en casa! —Corrió hacia Johnny y se lanzó sobre él. Johnny lo abrazó con fuerza, hundiendo la cara en los rizos de Mark.

JaeHyun observó con incredulidad como Johnny hundió el rostro en el pelo de Mark tomando respiraciones superficiales y codiciosas.

—Hola, kotyonok —murmuró, besando la oreja de Mark.

—Te extrañé —dijo Mark en el cuello de Johnny— Te extrañe tanto.

—Sí —dijo Johnny con voz ronca antes de levantar las piernas de Mark alrededor de su cintura y llevarlo fuera de la sala de estar.

JaeHyun se quedó mirando intensamente detrás de ellos antes de ir a la barra y agarrar una mini botella de vodka. Con Johnny de regreso, su trabajo como guardaespaldas de Mark ya había terminado. Podía tirarse a descansar si quería.

Abriendo la botella, JaeHyun salió al balcón. Era una noche fría y ventosa, pero no le importaba. Estaba acostumbrado a mucho frío.

Apoyado en la barandilla y mirando las luces de Londres por debajo de él, tomó un sorbo de la botella, disfrutando de la quemadura y tratando de no pensar en nada. No funcionó del todo bien.

Después de lo que acababa de presenciar, era innegable que Mark no era sólo un capricho pasajero para Johnny. Era obvio que Johnny tenía sentimientos reales por el niño. Y, sin embargo, JaeHyun todavía no podía pensar en Johnny como un maricón.

Maricones son débiles patéticos, no hombres reales.

Las palabras de su tío parecían ridículas ahora. John Seo era lo contrario a un hombre débil. Era uno de los más despiadados, más fuertes, hombres que JaeHyun había conocido. JaeHyun no podía pensar en él como débil y patético, como menos de un hombre, sólo porque Johnny empezó a tener sexo con otro hombre.

Su tío había estado definitivamente equivocado, por lo menos en ese sentido.

Pero Kwon podría haber tenido razón en una cosa: la atracción por otro hombre -por lo menos un hombre en particular- se sentía antinatural. Antinaturalmente fuerte.

Hacía más de un mes desde que ellos habían tenido sexo por primera vez. Había esperado joderlo fuera de su sistema para ahora, pero por una chingada, no parecía estar resultando. El mero recuerdo de las horas que había pasado disfrutando del cuerpo de Taeyong, besando su boca después, incapaz de obtener suficiente, lo hacía arder. Apenas se había arrancado a sí mismo de Taeyong, a duras penas se había obligado a abandonarlo. Se diría que se sentía como si fuera un adolescente otra vez, excepto que nunca había estado tan embriagado por una persona cuando fue un adolescente -o un adulto- para el caso. JaeHyun no podía evitar pensar que debía estar enfermo, porque nunca se había sentido de esta forma: como un desastre hormonal con una sola idea fija. La sonrisa de Taeyong no debería haberlo dejado sintiéndose sin aliento y jadeante, con deseos de tocar, deseos de besar, como si alguien le hubiera pegado en el estómago y escrito "testículos azules" sobre él.

Tal vez esto sólo era una crisis de la mediana edad.

Tal vez su tío había tenido razón y esto era una enfermedad.

O tal vez había sido siempre un maricón y lo había reprimido como la mierda. Tal vez esto no era culpa de Taeyong. Tal vez se comportaría tan ridículamente con cualquier hombre atractivo, aunque su falta de atracción por Baekhyun pareciera indicar lo contrario.

Tal vez no era Taeyong quien fuera la excepción, sino Baekhyun.

Para probar esta teoría, JaeHyun cerró los ojos y trató de imaginarse jodiendo a Mark. El niño era tan bonito como podría serlo y JaeHyun definitivamente no sentía repulsión por la idea, pero el poco interés no tenía forma de competir con la necesidad insaciable que sentía con Taeyong. Además, Johnny realmente podría matarlo si pusiera un dedo sobre su niño.

Johnny.

JaeHyun se imaginó jodiendo a Johnny y resopló. Incluso si la idea no fuera vagamente bruta -Johnny siempre había sido una figura algo fraternal para él- sabía que ellos serían desastrosos en la cama. No era exactamente un secreto para él que Johnny era un dominante idiota pervertido. JaeHyun no tenía ningunas inclinaciones sumisas. En raras ocasiones podría mantener sus opiniones para sí mismo si no estaba de acuerdo con las órdenes de Johnny... que era el motivo por el que se habían enfrentado con tanta frecuencia en los últimos años. Ellos serían terribles en la cama.

Por lo que era seguro decir que no querría a Mark o a Johnny de la forma en que quería a Taeyong.

JaeHyun no estaba seguro de si debía sentirse feliz o no por ello. Por un lado, era bueno saber que de repente no se había convertido en una puta de polla. Por otra parte, era enormemente preocupante que estaba tan paralizado por Taeyong, enfermo de deseo por besarlo, tocarlo, joderlo... por verlo. Incluso ahora, su mirada siguió yéndose a la deriva hacia la derecha, hacia el distrito donde el departamento de Taeyong estaba ubicado. No podía ver el edificio desde aquí, pero esto no lo frenó de mirar, como un obsesionado, espeluznante, enfermo de amor.

Suspirando, JaeHyun tomó otro sorbo de su botella, fijamente mirando melancólicamente hacia el cielo oscuro y dejando que sus pensamientos fluyeran.

No supo por cuánto tiempo se quedó allí, quizás una hora, quizás más, cuando la puerta del balcón se abrió detrás de él.

Johnny salió, encendiendo un cigarrillo. Tenía su abrigo sobre los hombros, el pecho desnudo mostrándose. Olía a sexo.

—¿No puedes dormir? —dijo Johnny, dando una calada profunda.

JaeHyun se encogió de hombros.

—Mark dice que has sido un guardaespaldas ejemplar.

JaeHyun resopló, un poco sorprendido. Mientras él y Mark habían trabajado sus diferencias, no eran exactamente amigos. Había esperado que el chico aún mantuviera algún resentimiento en su contra.

—Me alegro de que Mark y tú hayan resuelto sus problemas.

JaeHyun no dijo nada, esperando. Johnny no era del tipo de sacar charla ociosa; iba hacia alguna parte con esto.

—Espero que regreses a tu antiguo puesto de trabajo —dijo Johnny.

JaeHyun se rio. Por supuesto que Johnny no le estaba preguntando si quería volver a su antiguo trabajo. Estaba informando a JaeHyun de su postura, esperando la respuesta positiva. Idiota arrogante.

—¿Quién dice que quiero volver? —dijo JaeHyun— Tomé este trabajo como un favor para ti, porque te debía una. Tal vez no estoy interesado en permanecer alrededor. Esta ciudad es jodidamente deprimente.

—En realidad —dijo Johnny con voz pareja, tomando otra larga calada— Me han dicho algo diferente. Mark dice que has estado jodiendo con su amigo modelo.

JaeHyun se puso rígido. Fue un esfuerzo mantener su cara en blanco. ¿Cómo sabía Mark? ¿Un golpe de suerte? ¿O Taeyong le había dicho?

La inquietud se instaló abajo en su intestino. No se sentía cómodo con tanta gente sabiendo sobre... él.

—Si Mark pasó la última hora hablando sobre mí, tú estabas haciendo algo mal —JaeHyun dijo bruscamente.

Johnny se rio entre dientes, no mordiendo la carnada.

—Entonces es cierto. Tengo que decir que me sorprende.

—¿Por qué? —JaeHyun mordió— Tú solías joder una mujer diferente cada noche, pero ahora estás jodiendo al hijo de Donghae.

—Yo no "jodo" a Mark —dijo Johnny, hielo arrastrándose en su voz— No hables de él de esa manera. ¿Entendido?

JaeHyun lo miró. Johnny no parecía divertido en lo más mínimo, su postura tensa, la ira saliendo de él en oleadas.

Mirando a su jefe, normalmente de cabeza fría, JaeHyun se dio cuenta que Johnny no sólo tenía sentimientos cariñosos por el niño. Lo amaba, estaba en esto a largo plazo.

La realización lo hizo sentirse... extraño. No se sintió repugnado, y esa era la parte extraña.

—Está bien —dijo JaeHyun, dándose la vuelta. Después de un momento, añadió rígidamente— Si hubiera sabido lo importante que era para ti, no habría ayudado a Anastasia. Yo pensaba que él era una mala influencia —El camino al infierno estaba pavimentado con buenas intenciones.

—Lo sé —dijo Johnny— Esa es la única razón por la que decidí perdonarte. Y si puedo dejar ir tu traición, tú puedes tragarte tu maldito orgullo. Tomarás el trabajo, JaeHyun. Anya está enferma de hacer tu trabajo además del de ella —Hizo una pausa— Y me acostumbré al modo en que tú manejas las cosas, a pesar de que Anya nunca cuestiona mis órdenes, lo que es un cambio refrescante.

Los labios de JaeHyun se torcieron. Viniendo de Johnny, eso era el equivalente a admitir que lo echaba de menos.

—Bien —dijo— Pero yo quiero un aumento.

—¿Un aumento? —dijo Johnny con una sonrisa— Yo te pago una fortuna, tú idiota ambicioso.

—Esta ciudad es jodidamente cara y mis gustos no son baratos.

—Y pensar que solías ser un chico de provincia que tenía dos camisas —murmuró Johnny, encendiendo otro cigarrillo.

La sonrisa de JaeHyun se desvaneció. Ese chico de provincia se habría disgustado y horrorizado si pudiera verlo ahora... si supiera que JaeHyun estaba tan loco por otro hombre.

—Eso fue hace mucho tiempo —dijo— Soy un hombre diferente ahora.

¿Lo era?

24

Taeyong se quedó dentro de su departamento, cerró la puerta y se quitó las botas Chelsea con un suspiro de alivio. Las adoraba, pero aún eran nuevas y no eran ideales para usar durante todo el día. Moviendo los dedos de los pies para librarse de la rigidez en ellos, Taeyong se dirigió hacia su dormitorio.

Gritó cuando vio una figura sentada sobre la cama en la oscuridad.

—Soy yo —dijo JaeHyun.

Taeyong exhaló, presionando una mano en su corazón latiendo acelerado.

—¡Jesús, me asustaste! Advierte a un tipo de que estás esperando por él en su dormitorio a oscuras. Acechador. La gente normal espera afuera cuando no hay nadie en casa.

—Tú dejaste la puerta del balcón abierta.

Taeyong encendió las luces.

—Vivo en el segundo piso.

JaeHyun se encogió de hombros y le dio una mirada, como diciendo: "¿Y?"

La sonrisa divertida de Taeyong se congeló. ¿Qué estaba mal con él? Los hábitos criminales de JaeHyun no eran adorables. No lo eran. Eran terribles. JaeHyun era una terrible, terrible persona.

—Correcto —miró con curiosidad a JaeHyun, tirando de su abrigo y dejándolo caer en la silla— ¿Qué haces aquí tan temprano? ¿No deberías estar de guardaespaldas de Mark?

—Johnny volvió. Mi contrato terminó. El estómago de Taeyong se apretó.

Al cabo de un momento, dijo en un tono cuidadosamente casual—¿Eso significa que estás dejando Inglaterra?

Los ojos azules de JaeHyun lo estaban estudiando intensamente.

Poniendo su mejor expresión neutra, Taeyong comenzó a desabrocharse la camisa.

—No —dijo JaeHyun por fin— Johnny me recontrató como su jefe de seguridad.

Taeyong dejó escapar el aire que había estado conteniendo. Miedo anudó su interior cuando se dio cuenta de que se sentía aliviado. No tenía por qué sentirse aliviado.

—Eso es... bueno —dijo, deslizándose fuera de su camisa. Se sintió un poco expuesto, inseguro. No sabía dónde se encontraban después de la rareza de la otra noche... después de que JaeHyun había saltado como un hombre de las cavernas sobre él. Le había gustado eso. Le había gustado demasiado, en contra de su mejor juicio— Quiero decir, eso es bueno para ti, ¿verdad?

JaeHyun se encogió de hombros, con los ojos todavía en el rostro de Taeyong a pesar del estado semi desnudo de Taeyong.

—¿Le has dicho a Mark sobre esto? —dijo JaeHyun— ¿Le has dicho a alguien más?

Taeyong frunció el ceño.

—¿Sobre qué?

—Sobre tú y yo —dijo JaeHyun con voz cortante.

—Por supuesto que no —dijo Taeyong, su ceño profundizándose— Mark sólo sabe lo que vio con sus propios ojos

—Frunció los labios— No le he dicho a nadie... bueno, a Baekhyun, pero estuviste de acuerdo en hacer un trío con él, por lo que era inevitable. Pero nunca te haría salir ante nadie sin tu permiso explícito. Eso no está bien.

JaeHyun se mantuvo mirándolo con esa extraña mirada intensa.

—¿Qué? —dijo Taeyong.

Los músculos de la mejilla de JaeHyun pulsaron.

—Me hace sentir incómodo... que la gente sepa. En primer lugar ese italiano, ahora Mark y Johnny.

Las manos de Taeyong se detuvieron en medio de bajar sus pantalones vaqueros por los muslos. Se humedeció los labios con la lengua, náuseas rodando en su estómago.

Así que esto era todo.

—Si te hace sentir incómodo, vamos a terminar con esto. No es gran problema —Se las arregló para reír ligeramente— Esto se supone que es sexo por diversión, sin ataduras. Si no es divertido más, va contra el propósito, ¿verdad?

Tal vez era lo mejor. Esto ya no se sentía como una cosa sin ataduras. Se sentía todo lo contrario.

—Sí —JaeHyun estuvo de acuerdo, con la mirada todavía en el rostro de Taeyong.

—Está bien, entonces —dijo Taeyong, forzando fuera una pequeña sonrisa y tratando de ignorar el hueco en su estómago. No estaba decepcionado o herido. No lo estaba. Estaba totalmente fresco. Siempre había sabido que eventualmente JaeHyun enloquecería y volvería a ser "hétero" y "normal". JaeHyun era justo como Rowoon. Taeyong había estado preparado para ello. Esto había sido el punto entero de tener sexo sin ataduras. JaeHyun le había advertido que esto sucedería. No tenía ninguna razón para sentirse enojado o molesto.

—Tú conoces la salida —dijo.

Cuando JaeHyun no se movió de la cama, se sintió un poco tonto.

—Adiós —Taeyong dijo significativamente, comenzando a enojarse. ¿Por qué no podía JaeHyun sólo irse? Miró alrededor de la habitación— Necesito alimentar al gato.

¿Dónde estaba Hermione cuando la necesitaba?

Por fin, JaeHyun se puso de pie y se dirigió hacia la puerta, sus pasos lentos y pesados.

De repente, JaeHyun se detuvo, sus hombros y la espalda irradiando tensión. Juró entre dientes y cruzó de un tranco hacia Taeyong, agarró su cara y lo besó, su lengua empujando en la boca de Taeyong, exigente y duro. Había algo necesitado y urgente sobre aquel beso, algo dolorosamente enojado y desesperado. Esto rompió el corazón de Taeyong, sólo un poco. Esto era todo. Esto era todo.

JaeHyun mordió su labio inferior, sus manos sosteniendo las caderas de Taeyong en un apretón doloroso.

—Échame —graznó, besando la comisura de la boca de Taeyong— Por favor, échame —Besó la otra esquina antes de empujar su lengua de nuevo dentro, sus manos deslizándose bajo los boxers de Taeyong para tirar sus acalorados cuerpos juntos.

—Para —Taeyong dijo débilmente.

JaeHyun lo besó más profundo, sus brazos apretando en torno a él.

—Para —logró decir más firme, empujando el pecho de JaeHyun. JaeHyun se puso rígido, su cuerpo cargado de tensión.

Por fin, se alejó, mirando a Taeyong como un hombre sediento en un pozo, sus manos apretadas fuertemente en puños.

Taeyong cerró los ojos, inspiró, exhaló, y los abrió.

—No puedes hacer esto —dijo, tirando de sus pantalones vaqueros arriba y evitando los ojos de JaeHyun— No puedo hacer esto, no otra vez. Sé que debes estar confundido, pero no es justo para mí, JaeHyun. No puedes seguir jugando conmigo. Yo no puedo... no te dejaré. Si esto te hace sentir incómodo, si está enloqueciéndote, eso es todo, hemos terminado.

JaeHyun cerró su mandíbula y asintió con la cabeza, juntando las manos detrás de la espalda.

—Tienes razón. Lo siento. Es sólo —Negó con la cabeza—... no importa. Es mi problema, no el tuyo.

Taeyong asintió con incertidumbre, abrazándose a sí mismo.

—No me desagradas —dijo él. Su garganta se sintió cruda— Ya no. Me alegro de que pudiéramos hablarlo abiertamente y actuar como adultos responsables. ¿Supongo... supongo que podemos ser amigos si te vas a quedar en Londres?

JaeHyun lo miró fijamente de una forma extraña.

—Seguro —dijo después de un momento— Por qué no.

Lamiéndose los labios, Taeyong miró a su alrededor, buscando algo que decir.

—Entonces, ¿estás mudándote del lugar de Mark? —dijo.

—Sí —respondió JaeHyun— Necesito encontrar un lugar, en realidad.

—El departamento de al lado está vacío —dijo Taeyong sin pensar y rápidamente quería patearse a sí mismo.

—Gracias. Voy a mirarlo —dijo JaeHyun, poniéndose su chaqueta.

Taeyong sabía que no lo haría. Ellos nunca serían vecinos o amigos. Ellos nunca podrían serlo.

Esto era realmente todo.

—Sí —dijo Taeyong, cabeceando innecesariamente y tragando alrededor del repentino nudo en su garganta— Nos vemos por ahí.

Sus miradas fijas se encontraron y se sostuvieron por un momento que se sintió como una eternidad.

Yo podría haberte amado.

En otra vida, ellos podrían haber sido algo. Algo bueno, fuerte y brillante. Algo qué no doliera. Tal vez en otra vida, en que JaeHyun no habría sido criado para odiar lo que era. Tal vez en aquella vida Taeyong no tendría miedo del amor y se permitiría confiar y amar de nuevo.

En otra vida. Pero no en ésta.

JaeHyun se dio la vuelta y salió.

Cuando oyó la puerta cerrarse tras de JaeHyun, Taeyong se dejó caer pesadamente sobre la cama y se quedó mirando fijamente en la nada, con su garganta gruesa y adolorida.

25

Un mes después

La puerta del centro de seguridad se abrió y cerró.

—El nuevo pasante está llorando —dijo Seulgi. JaeHyun hizo un ruido evasivo, sin abrir los ojos.

—¿Por qué está llorando? —dijo Seulgi— ¡Yoon Oh!

JaeHyun abrió los ojos y se encogió de hombros, sabiendo que la volvería loca. Seulgi era una purista de las reglas, del tipo de hacer todo según el libro y nunca cuestionar las órdenes de Johnny. Innecesario decir que ellos en realidad nunca se habían llevado bien.

—No tiene aguante —dijo por fin, mirando el monitor de seguridad que mostraba al niño llorando fuera de la habitación— Hoy no estoy de humor para cuidar de niños estúpidos.

Seulgi cruzó los brazos sobre su pecho.

—Nunca estás de humor desde que regresaste a trabajar. Uno pensaría que una segunda oportunidad te pondría de un humor agradable en vez de convertirte en un tirano. Es el cuarto empleado que has hecho llorar, solo en esta semana. Alguien va a quejarse. Ya no estamos en Rusia, JaeHyun.

Él le dio una mirada poco expresiva.

—Si tienes problemas con mi comportamiento, puedes decírselo a Johnny.

Seulgi suspiró.

—No me malinterpretes, me alegro que estés de vuelta... yo estaba enferma de hacer tu trabajo además del mío, pero necesitas tratar con lo que sea que te tenga queriendo morder a todos. Lo que esté mal contigo, arréglalo.

—No hay nada malo en mí. Ella sonrió.

—Eres un idiota, pero no eres tan idiota. Arréglalo, JaeHyun.

Ella se marchó y JaeHyun se dejó caer hacia atrás en su silla, pellizcándose el puente de la nariz.

¿Arréglalo?

Deseaba saber cómo.

Esto había durado más de un mes. Su mal humor empeoraba a cada día, y constantemente tenía ganas de golpear a alguien. No había habido oportunidad de golpear a alguien, pero había estado intentando morder a sus subordinados y reducirlos al llanto. Para ponerlo claramente, se sentía como una mierda y lo sacaba sobre cada uno alrededor. Con la Navidad acercándose, casi todo el mundo estaba con espíritus festivos, y esto sólo destacaba cuan miserable bastardo estaba siendo. Si Taeyong lo viera ahora, lo llamaría matón y estaría absolutamente en lo cierto.

JaeHyun dejó escapar un suspiro, más allá de molesto consigo mismo. Había logrado no pensar en Taeyong por dos horas completas. Eso debía ser un nuevo récord. Si la cosa por Taeyong era una enfermedad, la falta de exposición a la causa definitivamente no estaba ayudando.

Para empeorar las cosas, sentía como si Taeyong estuviera de repente en todas partes: JaeHyun seguía viendo los anuncios publicitarios con Taeyong todo el maldito tiempo. Los odiaba, odiaba verlos, odiaba las miradas sensuales que Taeyong daba a la cámara... a otra gente. Los celos ácidos quemaban su interior cuando se preguntaba si Taeyong estaría con alguien más en este momento, si estaba sonriendo para ellos, si dejaba a otras personas tocarlo, besarlo, mirarlo dormir...

JaeHyun saltó a sus pies y comenzó a caminar por la habitación.

Lo que esté mal contigo, arréglalo.

La cosa graciosa era, que en realidad no había tenido intención de terminar las cosas con Taeyong. Había querido simplemente hablar con él... Taeyong era la única persona con la que se sintió remotamente cómodo como para hablar de su sexualidad... pero Taeyong lo había tomado de forma equivocada, interpretando la incomodidad de JaeHyun como el deseo

de terminar las cosas. Después que Taeyong sugirió terminar su arreglo, viéndose tan jodidamente despreocupado, JaeHyun difícilmente podría decir que no quería terminarlo.

Tal vez debería haberlo dicho.

¿Y entonces qué? Taeyong claramente no quería nada permanente con él. Joder, si estuviera en los zapatos de Taeyong, él tampoco querría nada permanente consigo.

JaeHyun llegó a una pausa abrupta.

¿Quería él algo permanente con Taeyong?

Su corazón comenzó a latir más rápido. Pensó en ser capaz de llamar a Taeyong suyo, ser capaz de pasar tanto tiempo con Taeyong como quisiera, ser el único hombre en tocarlo, besarlo, joderlo. Le gustó la idea. Le gustó muchísimo.

Pero mientras que su corazón y su cuerpo estaban totalmente a bordo, él estaba un poco incómodo ante la idea de una relación con un hombre y dudaba de que fuera bueno para Taeyong.

JaeHyun suspiró. Bien, escuchar a su cerebro sólo lo había convertido en un jodido miserable.

Tal vez era momento de ser irracional e ir por lo que quería.

La pregunta era si podría convencer a Taeyong de que funcionarían juntos cuando no podía convencerse completamente ni a sí mismo.

Taeyong había dicho que podrían ser amigos.

En el momento, había desechado la idea como ridícula. Por primera vez, JaeHyun le dedicó algún pensamiento real. Si fueran amigos, no sería capaz de tocar, pero iba a ser capaz de ver a Taeyong, de mirarlo todo lo que quisiera. De esa forma no haría daño a Taeyong por jugar con él.

Tal vez ellos realmente estuvieran mejor como amigos.

Ahora, si tan sólo pudiera encontrar la forma de mantener sus anhelantes manos para sí mismo.

26

La casa estaba iluminada con luces de Navidad.

JaeHyun la miró fijamente por unos cinco minutos antes de lentamente caminar hacia la puerta principal.

Podía ver las siluetas de gente en las ventanas y trató de imaginar las celebraciones de Navidad. Nunca había celebrado la Navidad en su vida. No tenía una familia con quien celebrar. Por no hablar de que en Rusia la Navidad era celebrada en enero y era sobre todo un evento religioso, la importancia del descanso no era tan grande.

Nunca se había sentido más extrañado de lo que lo había hecho últimamente, con todo el mundo a su alrededor pareciendo estar inmerso en las fiestas de Navidad. Incluso Johnny estaba complaciendo a Mark y celebrando la Navidad con él.

JaeHyun se detuvo frente a la puerta y vaciló. Tal vez debería irse y volver otro día. A su entender, la Navidad era un día de fiesta de familia. Era poco probable que fuera bienvenido.

Pero había estado posponiendo esta visita durante demasiado tiempo. Había jugado con la idea de llamar a Taeyong, pero no tenía idea de qué decir. Necesitaba verlo. No podía esperar más o su regalo de Navidad para Taeyong sería inútil... si Taeyong siquiera lo aceptaba.

JaeHyun respiró hondo y llamó.

Pasaron unos minutos antes de que la puerta se abriera. Era la hermana de Taeyong.

La sonrisa de Karina se desvaneció cuando lo vio.

—¡Tú!

JaeHyun alzó las cejas.

—¿Yo?

—¿Qué quieres? —dijo Karina. Sus ojos eran como los de su hermano -oscuros y grandes- pero JaeHyun nunca había visto una expresión tan fría en los de Taeyong. Si JaeHyun no hubiera estado en el extremo receptor de las miradas heladas de Johnny casi la mitad de su vida, podría haber sido intimidado por ella.

—¿Está Taeyong aquí? —dijo JaeHyun.

—¿Qué te importa? —dijo Karina, saliendo y cerrando la puerta detrás de ella. Ella cruzó los brazos sobre su pecho.

JaeHyun se sintió como un idiota con una chaqueta de invierno, mientras que ella estaba con un delgado saco tejido. No estaba particularmente frío, pero estaba nevando.

—Aquí, toma mi chaqueta —dijo, sacándosela, pero sus palabras cortantes lo detuvieron.

—No quiero nada de ti —dijo Karina— Vete. Tienes agallas para aparecer por aquí.

—No estoy yendo a ninguna parte sin ver a Taeyong —dijo, un poco confundido por su hostilidad. Incluso si Taeyong había dicho a su hermana lo que había ocurrido entre ellos, debría haberle dicho que su relación había sido casual.

Karina frunció sus labios.

—¿Para qué lo necesitas? ¿Necesitas alguien para chuparte la polla?

JaeHyun la miró.

—Estoy aquí como un amigo —dijo al fin. Ella rio.

—Correcto.

—Él dijo que podíamos ser amigos —dijo JaeHyun, refrenando su temperamento. No estaría bien ser grosero con la hermana de Taeyong— Quiero ser su amigo —Querer probablemente era una palabra demasiado fuerte, pero no estaba mintiendo.

Karina se burló.

—Por favor. Tú no puedes ser amigo de Taeyong. JaeHyun apretó los dientes.

—¿Y por qué no?

—Porque un amigo de Taeyong no lo miraría como si estuviera hambriento y Taeyong fuera una comida de tres platos.

—Yo no lo miro de esa forma —JaeHyun dijo rígidamente. Karina le dio una mirada no impresionada.

—Yo realmente estuve en una misma habitación con los dos. Lo mirabas como si quisieras empujarlo sobre la mesa y joderlo allí mismo —Ella hizo una mueca— Bruto.

JaeHyun se metió las manos en los bolsillos, luchando contra un rubor.

—Eso fue antes.

Mentiroso.

Karina se lo quedó mirando.

—¿Por qué estás aquí?

—Te dije que...quiero ser su amigo.

—¿Por qué estás aquí? —dijo de nuevo, como si él no hubiera dicho nada.

JaeHyun apretó los labios.

—No entiendo por qué me interrogas como si fuera su malvado ex o algo. Taeyong y yo tuvimos una cosa ocasional.

—Correcto —dijo ella, su expresión endureciéndose— Ten un buen día. Tú no vas a ver a mi hermano —Se dio la vuelta y puso una mano en el picaporte.

—Karina — JaeHyun dijo con voz ronca— Necesito verlo.

Ella se volvió lentamente y lo estudió por un largo momento.

—Por favor —dijo— Lo extraño. Su rostro se suavizó.

—Si le haces daño...

—No lo haré —dijo JaeHyun— Estoy diciendo la verdad: Estoy aquí como un amigo.

Ella suspiró, murmuró algo en voz baja, y desapareció dentro de la casa, dejándolo viendo la puerta.

Esperó.

La espera parecía interminable.

Cuando comenzó a pensar que Taeyong no iba a salir, la puerta finalmente se abrió de nuevo. JaeHyun sintió que se le secaba la boca.

Los ojos oscuros de Taeyong miraron a JaeHyun con una expresión indescifrable. Taeyong llevaba un grueso jersey de gran tamaño verde y viejos pantalones vaqueros raídos. Su cabello no estaba modelado. Lo tenía más largo, cayendo sobre sus hombros en suaves ondas. JaeHyun quería enterrar los dedos en esas hebras negras, tirar de él cerca, y besarlo hasta que pudiera satisfacer el hambre sin fondo que carcomía su estómago.

—Hola —Taeyong dijo, rompiendo el silencio. Había algo cauteloso e inseguro en la forma en que miraba a JaeHyun.

—Hola —JaeHyun dijo con voz ronca. Amigos. Estaba aquí como un amigo. Mejor recordaría eso.

Se miraron uno al otro.

—¿Cómo has estado? —dijo JaeHyun.

—Bien, gracias— dijo Taeyong, pasándose una mano por el pelo— Hermione tuvo dos gatitos niños.

Le tomó a JaeHyun un momento para recordar de lo que Taeyong estaba hablando. Correcto. La gata de Taeyong.

Se rio entre dientes.

—No me digas que realmente los llamaste Rose y Hugo.

—Los llamé Gryff y Slyth —dijo Taeyong, sonriendo y viéndose muy orgulloso de sí mismo. Era ridículo.

JaeHyun quería besarlo. Esperaba no verse tan cariñoso como se sentía.

Se miraron el uno al otro un poco más, sin hablar. JaeHyun dijo:

—Ni siquiera me has enviado mensajes de texto.

La sonrisa de Taeyong desapareció.

—No me has enviado mensajes de texto, tampoco.

—Si vamos a ser amigos, deberíamos hacerlo mejor —dijo JaeHyun.

Taeyong bajó la mirada.

—Deberíamos.

Aplastando su decepción, JaeHyun recuperó un sobre de su bolsillo.

—Esto es para ti. Feliz Navidad.

Los ojos de Taeyong se iluminaron con curiosidad y placer.

—¿Qué es?

—Dos entradas para el juego Chelsea-Manchester City de mañana —dijo JaeHyun, frotándose la nuca— Pensé que podríamos ir juntos. Como amigos. Si tú quieres.

Taeyong le sonrió.

—¿Wow, en serio? ¡Por supuesto que sí! ¡Gracias! —Se inclinó y besó la mejilla de JaeHyun.

Ambos medio se congelaron.

—Correcto —dijo Taeyong, alejándose y juntando las manos detrás de su espalda.

Le tomó a JaeHyun un momento recuperar el control sobre su cerebro.

—Te recogeré mañana, entonces.

—Genial —dijo Taeyong, agarrando la manija de la puerta detrás de él— Gracias, nos vemos mañana —Completamente huyó entrando de nuevo a la casa.

JaeHyun se tocó la mejilla antes de dejar caer la mano y enrollar su puño en una bola apretada.

Amigos. Solo amigos. Correcto.

27

Esto no era una cita. Esto no era una cita. Esto no era una cita.

Tal vez si Taeyong se repitiera esto con bastante frecuencia, las mariposas en su estómago finalmente se marcharían.

Esto no era una cita. Ellos estaban pasando el rato como amigos. Él y JaeHyun eran amigos. Esa era la única cosa que ellos podrían ser. No debía –no debería- complicarlo.

El mes pasado ya había sido lo suficientemente raro como era. Había estado plagado de "qué pasaría si", sintiéndose fuera de equilibrio y frustrado consigo mismo. Incluso pasar la Navidad con su familia no lo había estabilizado. Afortunadamente, sus padres parecían ajenos.

Pero Karina no había sido tan fácil de engañar. Se había dado cuenta de su estado de ánimo inmediatamente después de su llegada, arrinconándolo en su habitación y obligándolo a derramar todo.

Le había contado todo.

Después que Taeyong terminó de hablar, su hermana no rodó sus ojos o dijo "te lo dije". En cambio, ella lo miró con cierta tristeza y dijo:

—¿Recuerdas la Navidad que pasamos en casa de tía Virginia?

Taeyong frunció el ceño.

—¿Vagamente? Yo tenía once o doce años, creo. Karina asintió.

—Tía Virginia hizo que todos los niños pidieran un deseo de Navidad y lo escribieran en una hoja de papel. Tía Stella se suponía que era tu Santa Secreto, pero terminó pidiéndote hacer otro deseo. ¿Recuerdas cuál fue tu deseo original?

Taeyong buscó en su memoria pero estaba en blanco.

—Nope.

Su hermana sonrió, un poco divertida y muy triste.

—Querías un amor épico —Ella se rio en silencio— Recuerdo burlarme de ti por ser tan niñita —Ella lo miró a los ojos— Me gustaría que nunca hubieras conocido a Rowoon.

Taeyong tragó saliva y bajó la mirada hacia sus manos.

—No sé cómo eso es relevante —Cambió de tema y Karina lo permitió, pero antes que ella dejara su habitación, lo abrazó fuerte, de una forma en que no se habían abrazado en años, y dijo en voz baja:

—No permitas que un error del pasado o el miedo al futuro arruine tu vida. No lo dejes ganar —Y entonces ella se había ido, dejando a Taeyong con más preguntas y dudas.

Las cosas habían sido raras incluso en el trabajo. Se había acostumbrado a esconderse cada vez que se cruzaba con Baekhyun. El italiano no pareció entender por qué no podían conectar de nuevo, y Taeyong no sabía cómo explicar lo que no entendía él mismo. Era un hombre joven, soltero, que amaba el sexo. No había ninguna razón para no tener sexo con Baekhyun... o con alguien más. Entonces, ¿por qué infiernos no podía decirle que sí a Baekhyun?

Porque se sentía tomado.

Era ridículo, esto estaba mal, existía únicamente en su cabeza, pero se sentía tomado. Si cerraba los ojos, casi podía sentir las manos de JaeHyun en sus caderas, la boca de JaeHyun en el interior de sus muslos, chupando una mordida de amor en su piel, marcándolo, su toque íntimo y exclusivo. Quería ser de JaeHyun... él, que siempre había rodado sus ojos ante el comportamiento posesivo y machista de mierda.

Era ridículo. No era de JaeHyun, y JaeHyun no era de él. La única cosa que ellos podrían tener era una amistad.

Taeyong lo repitió para sí mismo como un mantra cuando JaeHyun los llevó al Stamford Bridge. Él y JaeHyun en un espacio cerrado resultó ser una mala, mala idea. Taeyong se encontró chismorreando como un adolescente nervioso, tratando de no mirar a JaeHyun demasiado. Si alguien le preguntara de lo que estaban hablando, él no tendría ni idea.

Cristo, ¿cómo se suponía que iba a ser amigo de este hombre? No podía dejar de mirar fijamente las fuertes, grandes, manos de JaeHyun en el volante, y extrañarlas, extrañar su toque. Sus labios hormigueando, extrañando los labios de JaeHyun. Su cuerpo extrañando a JaeHyun. Sólo pensar en besar a JaeHyun tenía a Taeyong clavando sus dedos en su muslo para evitar extender la mano y aferrarse a JaeHyun como un mono en celo.

Cuando finalmente llegaron, Taeyong no podía bajar del coche lo suficientemente rápido. Ellos pudieron ingresar por la entrada de personal en lugar de esperar en la larga cola para entrar en el estadio.

—Conozco al propietario del Chelsea —dijo JaeHyun con un encogimiento de hombros cuando Taeyong había preguntado.

Correcto. El propietario del club era ruso.

—Vamos a buscar nuestros asientos —dijo JaeHyun, guiándolo con una mano en la espalda baja de Taeyong.

Esto hizo a Taeyong sentirse gracioso. Se dijo que no debería ponerse tonto. Los amigos hacían esto. Esto no era ningún problema, o al menos no se supone que lo fuera. Probablemente no se suponía que Taeyong debería sentir el toque tan agudamente a través de su abrigo.

Estaba a la vez aliviado y decepcionado cuando llegaron a sus asientos en el Matthew Harding Stand y JaeHyun dejó caer su mano.

—Las entradas VIP se agotaron —dijo JaeHyun.

—Me alegro de que lo hicieran —dijo Taeyong, tomando su asiento y mirando a su alrededor con entusiasmo— Esos asientos VIP no son lo mío. Me encanta la atmósfera aquí. Me encanta estar con los fanáticos reales, que realmente conocen y cantan las canciones, ¿sabes?

—¿Eres un fanático, entonces? —dijo JaeHyun, mirándolo con curiosidad.

Taeyong se retorció un poco en su asiento, tratando de ignorar el pequeño zumbido complacido en su pecho.

Probablemente no era saludable lo mucho que le gustaba tener la atención de JaeHyun centrada en él y sólo en él.

—Desde la primera infancia, pero no voy a los juegos tanto como solía hacerlo —respondió, mirando a los pocos asientos vacíos alrededor de ellos llenarse rápidamente. La atmósfera ya era increíble, los fans cantando canciones de los equipos mientras los jugadores precalentaban antes del partido.

—¿Por qué no? —dijo JaeHyun.

Capturando su labio entre los dientes, Taeyong lo miró.

—Mi cara se volvió bastante reconocible por aquí después de que participé en un documental de la BBC sobre la homofobia en el fútbol. Obviamente, yo no soy un jugador de fútbol, pero tengo amigos en el armario que lo son. Hablé por ellos, porque no pueden hablar por sí mismos —Sonrió irónicamente— La mayoría de los aficionados al fútbol, probablemente no apreciaron cuando los llamé imbéciles homofóbicos de mente estrecha. Tuve una gran reacción en Twitter por atreverme a decir lo que todos pensaban. En realidad podría ser la razón por la que el culto me tiene como blanco —Taeyong miró a su alrededor, atrapando un par de miradas hostiles, y se removió— Tú probablemente no quieras ser visto conmigo aquí.

JaeHyun tenía el ceño fruncido, su expresión sombría mientras miraba alrededor.

—Deberías haberme hablado de ello antes de venir.

—Lo siento —dijo Taeyong, vacilante, evitando su mirada— Puedes irte si quieres. Sé que no quieres que la gente piense que eres gay.

—Oye —dijo JaeHyun, poniendo su gran mano en su hombro—Mírame.

Cuando Taeyong lo hizo, JaeHyun le dio una mirada dura.

—No seas tonto. No me estoy yendo a ninguna parte. Deberías habérmelo dicho porque nos habría conseguido asientos más seguros; eso es todo —Hizo una mueca— Sé que fui un imbécil contigo, ¿pero realmente pensaste que iba a levantarme y dejarte solo?

Taeyong lo miró fijamente y se dio cuenta que la respuesta era no. En realidad no había esperado que JaeHyun lo lanzara a los lobos. Había dejado de venir a los partidos de fútbol por una razón: mientras que los otros seguidores nunca lo atacaron físicamente, su animosidad y abuso verbal por lo general arruinaba toda la diversión. Se había sentido demasiado inseguro para asistir a los juegos por su cuenta, y no habría venido si realmente pensara que JaeHyun lo dejaría solo.

—No —Taeyong dijo suavemente, sonriendo un poco, y arrastró los ojos lejos de JaeHyun antes de que pudiera decir algo estúpido como me siento seguro contigo aquí. Miró al terreno de juego y dijo con entusiasmo forzado, —¡El partido está a punto de comenzar!

Su entusiasmo forzado se convirtió en auténtico cuando el árbitro hizo sonar el silbato, señalando el comienzo del partido. Taeyong centró su atención en el juego y pronto se perdió en la emoción del mismo. No había mentido a JaeHyun: ya no asistía a los partidos de fútbol y estar a gusto en uno, era raro para él. A diferencia de la última vez que había estado en un partido del Chelsea, se sentía relajado y seguro con JaeHyun a su lado.

Cuando la primera mitad llegaba a su fin, JaeHyun tocó su mano.

—Tus manos están azules. ¿Tienes frío?

Sólo entonces se dio cuenta Taeyong que le castañeteaban los dientes. Había estado tan absorto en el partido que ni siquiera se había dado cuenta de que estaba helándose.

—Sí, helándome —murmuró Taeyong, con el ceño fruncido hacia la capa de Saint Laurent que había elegido cuidadosamente esta mañana, después de una hora de probar todos sus abrigos y chaquetas... tantos que JaeHyun no necesitaba saber. Mientras la capa se veía bien en él, hacía poco para protegerlo del viento helado.

—¿No tienes frío? —dijo Taeyong miserablemente. JaeHyun sólo tenía una chaqueta delgada encima pero parecía invulnerable al clima.

JaeHyun sacudió su cabeza con una pequeña sonrisa satisfecha.

—Esto parece un encantador día de primavera en Siberia. Poniendo los ojos, Taeyong le dio un manotazo en el brazo.

—Quita esa mirada satisfecha, ¿sí? Sí, eres un ruso resistente y yo soy una delicada flor inglesa, bla bla.

JaeHyun estaba rotundamente sonriendo abiertamente ahora.

—¿No tienes guantes, flor inglesa? —dijo, tomando la mano congelada de Taeyong entre sus palmas y mirando sus nudillos.

—No —dijo Taeyong, mirando los dedos gruesos de JaeHyun acariciar y amasar los suyos más delgados. Un retorcido sentimiento como de un aleteo instalado en la boca de su estómago. Miró a la cara de JaeHyun— ¿Tú sí?

Una esquina de los labios de JaeHyun se torció.

—Si lo hiciera, ¿me pedirías que te los diera?

—Simplemente deberías dármelos, así yo no tendría que pedírtelos —dijo Taeyong con una pequeña sonrisa, y joder,¿estaban ellos coqueteando? Abortar, abortar. No podían estar coqueteando.

Resoplando, JaeHyun soltó la mano de Taeyong y sacó un par de guantes de cuero de su bolsillo.

—¿Por qué tienes guantes si no tienes frío? —dijo Taeyong.

—Nunca se sabe cuándo necesitarás entrar en la casa de alguien y no quedar atrapado —dijo JaeHyun, ofreciendo los guantes a Taeyong.

Eso sería una broma viniendo del noventa y nueve por ciento de las personas, pero Taeyong tenía la sospecha de que esto no era una broma en absoluto.

—No eres serio, ¿verdad? —dijo Taeyong y sólo recibió un encogimiento de hombros en respuesta, lo que podría significar varias cosas.

Suspirando exasperadamente -y esperando no ser demasiado cariñoso- Taeyong tomó los guantes y se los puso. Eran un poco demasiado grandes, pero encajaban bien.

—Gracias —murmuró.

JaeHyun se quedó mirando las manos de Taeyong por un momento antes de asentir y mirar lejos.

Taeyong se volvió de nuevo hacia el campo de juego, sintiéndose un poco inestable. No estaba seguro de cómo comportarse en torno a un JaeHyun que se preocupaba por si tenía frío o no. Casi deseaba que JaeHyun siguiera actuando como un idiota con él. Casi.

Haciendo todo lo posible para empujar al hombre a un lado fuera de su cabeza, Taeyong se centró en el partido. Se tensó cuando el delantero del City superó a los defensores del Chelsea. Joder, será mejor que no...

Aclamó fuerte con el resto de aficionados cuando el delantero falló.

El ritmo del juego mejoró después de eso, los dos equipos generando momentos para morderse las uñas. Taeyong estaba tan absorto en el partido que le tomó un tiempo darse cuenta de que estaba agarrando el brazo de JaeHyun con ambas manos con el entusiasmo y, hacia final, inclinándose sobre JaeHyun.

Arrebató sus manos lejos.

—Un juego apasionante —dijo torpemente sin mirar a JaeHyun. Joder. ¿Qué hacía JaeHyun para convertirlo en el perdedor dolorosamente patético que solía ser de adolescente?

—Ah hah —dijo JaeHyun, con los ojos en su teléfono— ¿Crees que Dubois anotará? Están dando buenas probabilidades.

—¿Estás apostando? —dijo Taeyong, apoyándose en JaeHyun para mirar su teléfono.

JaeHyun tarareó en afirmativa.

—Sólo puse cinco mil libras sobre Jaemin Dubois.

Taeyong silbó.

—Jaemin es el mejor goleador.

JaeHyun giró la cabeza.

—¿Lo conoces?

Taeyong tragó ante la repentina proximidad de sus caras.

—Sí...quiero decir, no somos amigos ni nada, pero sí. Es el hermano adoptivo de Haechan Dubois.

Los ojos de JaeHyun se iluminaron con curiosidad.

—¿Son ciertos los rumores?

—¿Qué rumores? —dijo Taeyong, estremeciéndose por dentro. Sabía que era improbable que JaeHyun saliera con Jaemin, pero todavía no se sentía bien compartir secretos que no eran suyos.

—Que tiene algo con el médico del equipo —dijo JaeHyun, su mirada fija moviéndose al área técnica donde Taeyong podía ver al Dr. Jeno, un hombre increíblemente atractivo que era abiertamente gay.

—Ni idea —dijo, frotándose la nariz. JaeHyun lo miró por un momento.

—¿Sabes que a menudo te frotas la nariz cuando estás mintiendo?

Taeyong dejó caer su mano y se rio.

—Deja de ser espeluznante.

JaeHyun le dio una mirada ofendida.

—¿Qué es lo espeluznante sobre notar las cosas? Prestar atención podría salvar tu vida un día.

Taeyong apretó sus labios para mantener la risa para sí mismo.

—Estoy seguro de que tienes una razón muy racional para estar siendo espeluznante —dijo en broma, mirando a los ojos de JaeHyun.

JaeHyun se lo quedó mirando con una expresión pellizcada, como si se hubiera tragado algo amargo.

—Tú estás coqueteando —dijo— Deja de coquetear, maldita sea, si esperas que nosotros seamos amigos.

Taeyong lamió sus labios.

—No coqueteo. Sólo estoy siendo amigable.

—No estás "siendo amigable" demasiado bien —dijo JaeHyun. La intensidad de su mirada hizo a Taeyong calentarse por todas partes, su polla yendo a medio duro tan rápido que era vertiginoso.

—Yo —Taeyong se apagó, inseguro de qué decir, porque él realmente había estado coqueteando. Era como si no pudiera controlar su boca o la forma en que miraba a JaeHyun.

—Dijiste que nosotros nodeberíamos y estuve de acuerdo contigo —dijo JaeHyun, viéndose casi afligido— Yyo estaba tratando de ser una persona decentepara variar... estoy tratando. Pero estás siendo todo —JaeHyun frunció el ceño—.. siendo todo bonito y coqueteando, y haciéndome sentir estúpid...

—No estoy haciéndolo a propósito —dijo Taeyong con aire de culpabilidad y mordió su labio inferior, bajando las pestañas.

JaeHyun maldijo en ruso antes de tomar de repente un puñado de pelo de Taeyong y besar su boca, duro y codicioso. Se retiró aún más rápido, maldiciendo en voz baja y empujando sus manos temblorosas a los bolsillos.

Taeyong lo miró fijamente, con los ojos muy abiertos, sus labios hormigueando, con el corazón acelerado, y su cuerpo temblando de deseo.

—Lo siento —dijo JaeHyun con fuerza, mirando al campo de juego como si fuera la cosa más interesante del mundo.

Taeyong miró fijamente con añoranza la línea apetitosa de la mandíbula de JaeHyun y clavó las uñas en sus muslos otra vez para dejar al dolor distraerlo.

Joder, ellos eran terribles en ser amigos.

Nervioso y frustrado, Taeyong miró a su alrededor y se congeló, al atrapar las miradas de asco y desprecio de los hombres a su alrededor.

—Vayámonos —dijo él.

Las cejas de JaeHyun se fruncieron, los ojos todavía sobre el terreno de juego.

—Todavía falta la mitad del juego.

—La gente está mirando, JaeHyun —dijo Taeyong, con su pecho lleno de ansiedad. Las tensiones subían durante un partido tan importante y la mayoría de los aficionados probablemente habrían tomado unas cervezas antes del comienzo del partido; a veces la violencia podría ser desencadenada por las cosas más pequeñas.

JaeHyun siguió su mirada hacia los hombres boquiabiertos. Su rostro se endureció, algo feo y peligroso apareciendo en sus ojos.

—Tranquilo —dijo Taeyong nerviosamente, poniendo una mano sobre el hombro de JaeHyun. JaeHyun tenía un genio en él; que hacía muy poco probable que ignore si alguien lo llamara maricón.

—Estoy perfectamente tranquilo —dijo JaeHyun uniformemente.

—Vayámonos, entonces —dijo Taeyong, levantándose. JaeHyun agarró su muñeca y tiró de él hacia abajo.

—Nosotros no estamos yendo a ninguna parte —dijo, sus ojos sobre los hombres a su alrededor— No veo ninguna razón para irnos. Vinimos a ver el partido y vamos a ver el partido hasta el final.

—JaeHyun —comenzó Taeyong, mirando a su alrededor con ansiedad. Podía sentir la hostilidad y el disgusto emanando de casi todo el mundo en sus proximidades con la excepción de la mujer en la fila de abajo, que sólo parecía curiosa.

—Nunca dejé a un manojo de imbéciles intimidarme para que abandone y no estoy a punto de comenzar —dijo JaeHyun.

Taeyong le dio una sonrisa irónica.

—Usualmente eres el único haciendo la intimidación, ¿hah?

JaeHyun no le devolvió la sonrisa. De hecho, se veía profundamente infeliz mientras observaba a su alrededor como un halcón, mirando a cada hombre a los ojos, como desafiándolos a decir algo.

Joder, esto no iba a terminar bien.

—Vamos —Taeyong intentó de nuevo, apretando los bíceps de JaeHyun— Sólo vamos a marcharnos.

—No —dijo JaeHyun— Tenemos todo el derecho de estar aquí — Antes de que Taeyong pudiera decir algo, JaeHyun pasó un brazo alrededor de él y tiró a Taeyong cerca como para que sus lados y muslos estuvieran juntos.

Con los ojos muy abiertos, Taeyong siseó—¿Qué demonios estás haciendo? ¿Estás loco?

—Si alguien tiene un problema, ellos deben ser los que se vayan —dijo JaeHyun.

—¿Qué pasó con "No soy un maricón"? —dijo Taeyong, confundido como el infierno. Había pensado que JaeHyun trataría de poner la mayor distancia posible entre ellos ante la mera sospecha de que estaban juntos— ¿Por qué no estás enloqueciendo con la gente pensando que eres gay?

JaeHyun frunció el ceño. Tal vez él estaba sorprendido, también.

—No los conozco y me importa una mierda lo que piensen de mí —dijo— Pero yo no estoy jodiendo mientras que ellos están mirándonos. Si eso es lo que sentiste cuando te avergoncé por tu sexualidad, tú deberías haberme golpeado cada vez que abrí mi boca.

Taeyong sintió que su mandíbula caía. De todos los resultados posibles sobre JaeHyun siendo sometido a la homofobia, este resultado fue el que ciertamente no habría esperado.

—Yo realmente traté de golpearte —dijo Taeyong con una sonrisa— No es mi culpa que estés construido como un tanque.

—No, no es tu culpa —dijo JaeHyun en un tono extraño, volviendo a explorar su entorno con cautela, su mirada afilada y dura.

Taeyong se permitió relajarse y apoyarse en JaeHyun. Se sentía increíblemente bueno tener el brazo de JaeHyun a su alrededor, sentir el cálido aliento de JaeHyun contra su oreja, sentir la fuerza de JaeHyun contra su propio cuerpo. Taeyong no era un hombre pequeño, pero, escondido en contra de JaeHyun, se sentía pequeño y vulnerable, y protegido de la mejor manera posible. A pesar de las miradas hostiles, ya no se sentía nervioso, de alguna manera seguro de que nadie haría nada. Era tan estúpido. Por otra parte, era peligroso.

Pero su estúpido corazón y su estúpido cuerpo no escucharon, disfrutando de la sensación de estar cálido, de ser sostenido y protegido.

De ser cuidado.

Cristo, estaba tan, tan, jodido.

El medio tiempo pasó en un borrón, con JaeHyun hablando suavemente en su oído sobre los reemplazos que los dos directores técnicos deberían hacer. Taeyong se encontró asintiendo aturdido y contribuyendo muy poco, su mente ocupada en aplastar la pequeña chispa de esperanza que había levantado su fea cabeza. No podía leer demasiado en el comportamiento de JaeHyun. Si JaeHyun estaba comportándose como un novio, eso no significaba que quería que fueran novios. No lo hacía.

Cuando terminó el descanso y el partido finalmente se reanudó, Taeyong estaba aliviado de tener algo más en qué centrarse.

El Chelsea comenzó la segunda mitad mejor y pronto Taeyong estaba en el borde de su asiento, murmurando "vamos" mientras el equipo lanzó un ataque tras otro.

Cuando Jaemin Dubois finalmente anotó en el minuto cincuenta y seis, saltó a sus pies, aclamando fuerte.

—¡Joder, sí! ¡Entra!

JaeHyun lo abrazó por detrás, sonriendo, y besó su mejilla.

Calor se extendió a través del cuerpo de Taeyong, su corazón vibrando como un pájaro atrapado. Se echó hacia atrás en el pecho de JaeHyun, deseando que no hubiera tantas capas entre ellos. Los otros aficionados no les prestaron atención ahora, demasiado ocupados abrazándose y celebrando el gol.

Muy pronto, el árbitro hizo sonar el silbato, señalando a los jugadores que reanudaran el partido.

Su corazón siguió latiendo rápido, Taeyong se dejó caer en su asiento y, tras un momento de vacilación, se acurrucó en JaeHyun en busca de calor.

—Entonces, ¿cuánto ganaste? —dijo sonriendo a JaeHyun y sintiéndose ridículamente mareado.

JaeHyun se lo quedó mirando.

—Más de lo que pensé —dijo, pasando un brazo a su alrededor de nuevo.

Radiante, Taeyong se estableció contra él, sintiéndose demasiado caliente y contenido para preocuparse por las miradas de los idiotas homofóbicos alrededor de ellos.

A medida que el partido se acercaba al final, JaeHyun presionó su nariz en la mejilla de Taeyong.

La respiración de Taeyong se atrapó en su garganta. No se atrevió a moverse.

Hocicando en su mejilla, JaeHyun arrastró su boca a lo largo de la mandíbula de Taeyong y suspiró.

—Lo siento —dijo con voz ronca— No puedo ser tu amigo. No quiero ser tu amigo. Quiero más.

Taeyong cerró los ojos, miedo, esperanza y placer violento surgiendo a través de su cuerpo.

Si permitía que esto sucediera, podría conseguir su corazón roto de nuevo y esta vez podría no recuperarse. Las emociones que sentía por JaeHyun eran mucho más fuertes y más profundas que el enamoramiento adolescente que solía sentir por Rowoon; la caída sería mucho más dura.

Había tantas razones por las que no funcionaría. JaeHyun tenía demasiado equipaje. JaeHyun podría decidir que no era gay después de todo y dejarlo al cabo de unos meses. JaeHyun podría resentirse por "hacerlo gay", envenenando su relación con su resentimiento.

JaeHyun podría nunca amarlo. Pero también, podría.

Taeyong abrió sus ojos, su garganta dolorosamente apretada por el miedo. El miedo de tomar la elección incorrecta.

De repente recordó las palabras de su hermana.

No permitas que un error del pasado o el miedo al futuro arruine tu vida. No lo dejes ganar.

Taeyong giró para mirar a JaeHyun.

JaeHyun se encontró con su mirada, su expresión indefensa y abierta. Taeyong se dio cuenta que no era el único que se sentía inseguro y vulnerable.

Puso una mano sobre la mejilla desaliñada de JaeHyun y fácilmente sintió la tensión en su garganta cuando JaeHyun se apoyó en el toque.

Lamiéndose los labios, Taeyong dio un salto de fe.

—Entonces será más —susurró con una sonrisa. Los ojos azules de JaeHyun sonrieron.

EPÍLOGO

Ocho meses más tarde.

El día de la boda de Haechan Dubois y Moon Taeil amaneció brillante y hermoso, la luz del sol filtrándose a través de las cortinas a medio cerrar y despertando a Taeyong.

Bostezando, Taeyong se volvió hacia su otro lado y sintió su aliento atrapado.

El sol de la mañana había incendiado el cabello rubio de JaeHyun en luz dorada. Su boca laxa se separó al respirar de manera uniforme, su amplio pecho subiendo y bajando rítmicamente. En total, se veía caliente, sólido, una imagen de la virilidad y la masculinidad.

Taeyong apoyó la cabeza suavemente contra su propia almohada y simplemente lo observó. Quería acurrucarse contra el cálido cuerpo de JaeHyun, para inhalar el olor de su piel bronceada. Pero por ahora, simplemente observó, sintiéndose como si nunca se cansaría e hacerlo.

Te amo.

La idea no lo hizo entrar en pánico. El pensamiento se sentía bien y cómodo. Después de meses juntos, estaba acostumbrado a estas ondas aleatorias de amor que le robaban el aliento.

Estar enamorado se sentía sorprendentemente maravilloso. A veces todavía daba miedo, pero Taeyong se encontró sonriendo más a menudo, sintiéndose más positivo y feliz en general y era cuando JaeHyun estaba alrededor en particular.

No siempre fue rayos de sol y rosas, sin embargo.

A veces había días malos, cuando JaeHyun se volvía cerrado y tenso. En días así, tendía a evitar a Taeyong, pero usualmente terminaba en casa de Taeyong de todos modos.

—Lo siento —JaeHyun diría bruscamente, acariciando la mejilla de Taeyong, respirando profundamente en su cuello, como si tratara de llevarlo bajo su piel.

Al principio Taeyong había pensado que se estaba disculpando por su humor de mierda, pero en poco tiempo, se dio cuenta que JaeHyun se disculpaba por necesitarlo de todos modos cuando estaba en tal humor, lo que era... como que derritió el corazón de Taeyong.

—Está bien, ya sabes —Taeyong había dicho hace unos meses una tarde. Se acurrucó con JaeHyun, los brazos de JaeHyun enrollándose apretados alrededor de él. Aunque JaeHyun era el que lo sostenía, ninguno de ellos era iluso sobre quién lo necesitaba más en ese momento.

Miró a JaeHyun.

—Yo sé que dije que no quería tratar con tus enloquecimientos gay, pero eso fue antes —Antes de que te dejara entrar. Antes de que llegaras a ser mío— Puedes hablar conmigo. Quiero eso. Sólo si tú quieres, por supuesto.

JaeHyun se limitó a observarlo por un tiempo.

—Yo —JaeHyun hizo una mueca, cerrando los ojos por un momento—... es como si hubiera esta voz, mezquina y molesta dentro de mi cabeza, que sigue diciéndome cuan equivocado y enfermo es estar con otro hombre. Ahora, está tranquila la mayor parte del tiempo, pero a veces me jode la cabeza, ¿sabes?

Taeyong asintió, mordiéndose el labio pensativamente mientras trazaba líneas imaginarias en el brazo de JaeHyun con su dedo.

—¿Qué puedo hacer para ayudar?

—Ya estás ayudando —dijo JaeHyun— Se queda muy callada cuando te miro.

Taeyong se aclaró la garganta, repentinamente cerrada, y rio.

—¿Y por qué es eso? —dijo bromista. Sip, estaba pescando cumplidos; demándenlo.

—Ser presumido no es atractivo, ya sabes —dijo JaeHyun. Pero la intensa expresión fascinada en su cara decía otra cosa— Sabes porque, pequeña mierdita presuntuosa.

Taeyong sonrió abiertamente, sintiéndose caliente, complacido, y tan ido, Dios.

—Te encanta —dijo sonriendo— Secretamente te encanta todo sobre mí, pese a todo tu gruñón mal humor.

—No soy gruñón —dijo JaeHyun gruñendo.

Taeyong levantó una mano y le dio una palmadita en la mejilla.

—Está bien. Puedes ser gruñón. Puedo sonreír por ambos.

JaeHyun lo besó.

Para el momento en que JaeHyun se retiró, Taeyong estaba algo falto de aliento, su mente felizmente vacía mientras murmuraba,

—Te amo, sabes.

Había sido la primera vez que decía esas palabras a JaeHyun. Ambos medio se congelaron, mirándose el uno al otro. Pero si

Taeyong estaba algo sorprendido por su propia declaración, JaeHyun parecía absolutamente derribado, como si alguien hubiera quitado el suelo de debajo de él.

—Tú no puedes amarme —dijo al fin, su nuez de Adán moviéndose.

Taeyong golpeó a JaeHyun en la cabeza.

—¿Qué se supone que significa eso? Puedo amar a quien yo quiera, incluso a un oso gruñón como tú. Tú no me puedes decir si puedo amarte o no.

JaeHyun parpadeó rápidamente y giró su rostro hacia otro lado, dejando su perfil hacia Taeyong. Era un perfil encantador, con una mandíbula para morirse, pero Taeyong no estaba exactamente satisfecho con mirarlo después de declarar sus sentimientos... algo que no había hecho desde Rowoon.

Cuanto más tiempo se prolongó el silencio, más inhibido se sentía. Trató de liberarse de los brazos de JaeHyun, pero JaeHyun no lo soltó.

Finalmente, JaeHyun lo miró.

—Tú puedes hacerlo mucho mejor que yo —dijo, su voz como la grava— Puedes encontrar a alguien agradable. Alguien sin conflictos. Alguien que nunca te haría daño.

Taeyong mordió su labio.

—Está bien si no puedes decir las palabras ahora. Yo no quiero que digas lo que no quieras decir. Pero necesito saber si tienes, como, sentimientos por mí. Que yo soy más que una cosa bonita que te gusta joder. Eso sería suficiente por ahora — Respiró. Allí. Había dicho esto. Esperaba que JaeHyun entendiera y apreciara lo difícil que fue para él dar el primer paso, ponerse en una posición tan vulnerable.

JaeHyun lo miró como si estuviera loco.

—Confía en mí, yo no estaría aquí si no tuviera sentimientos que no pudiera ignorar —JaeHyun sonrió sin mucha alegría— Siento como... como que es imposible tener suficiente de ti —dijo, pasando sus manos sobre el cuello de Taeyong antes de sostener su cara suavemente— Nunca puedo conseguir suficiente — Cepilló sus labios juntos— Siempre necesito más de ti.

Taeyong dejó escapar el aliento que había estado conteniendo y sonrió a JaeHyun. Tal vez no fue la declaración de amor que quería, pero era lo suficientemente cercano. Fue suficiente por el momento.

Ahora, cinco meses después de esa conversación, todavía era suficiente.

Taeyong no podía realmente quejarse. Era realmente feliz, tan feliz que a veces tenía que pellizcarse. A pesar de su mal humor y lo gruñón, JaeHyun era un novio maravilloso.

Cuando el propio Taeyong se había permitido imaginar qué tipo de relación él y JaeHyun tendrían, siempre había pensado que sería mayormente sexual.

Sorprendentemente, no fue el caso.

No es que no tuvieran mucho sexo; lo hacían. A veces Taeyong incluso se preguntaba si era saludable desear tanto a alguien. Su piel se estremecía cada vez que JaeHyun lo miraba por demasiado tiempo, y quería que JaeHyun lo tocara todo el tiempo. Hubiera sido patético, si JaeHyun no lo mirara con el mismo hambre que comía a Taeyong por dentro, siempre que no se estaban tocando.

El sexo era fantástico y enormemente gratificante, pero lo que hacía temblar la tierra fue la forma en que sus cuerpos encajaban con el del otro, como dos piezas de un rompecabezas, como un ajuste perfecto. Y aquella química perfecta se extendió a casi todos los demás aspectos de su relación. JaeHyun lo jalaría a su lado siempre que fuera posible, pondría su brazo alrededor de los hombros de Taeyong y lo sostendría cerca cuando ellos miraran películas juntos. Taeyong nunca había sido mucho de abrazar antes, pero estaba empezando a entender el atractivo. Le encantaba presionar su cara contra el pecho de JaeHyun y escuchar el golpeteo constante del corazón de JaeHyun debajo de su oreja mientras la lluvia tamborileaba fuera de la ventana. Le encantaba ver a JaeHyun mirarlo, sintiendo esa mirada fija intensa, enamorada, cada vez que estaban en la misma habitación.

Sí, para ahora sabía que JaeHyun sentía algo por él, sabía que JaeHyun lo adoraba en pedazos. No necesitaba escuchar a JaeHyun decir las palabras para saber eso; no era tan inseguro.

Y sin embargo... habría sido agradable escuchar las palabras, para saberlo con certeza.

Suprimiendo un suspiro, Taeyong se levantó de la cama, con cuidado de no despertar a JaeHyun. Ellos no tenían que estar en el lugar de la boda hasta las diez. JaeHyun podría aprivechar un corto sueño extra, después de quedarse despierto hasta la mitad de la noche por algunos problemas de seguridad en el trabajo. Mientras tanto, Taeyong podría hacer el desayuno para ellos.

El desayuno estaba listo en el momento que JaeHyun llegó a la cocina, bostezando cada pocos segundos, con una mirada contrariada en su rostro.

Realmente era un oso gruñón. Su oso gruñón.

—Justo a tiempo para el desayuno, dormilón —dijo Taeyong, mirándolo con una sonrisa cariñosa. JaeHyun no era decididamente una persona de mañanas.

Los ojos de JaeHyun aún estaban medio cerrados cuando agarró las manos de Taeyong.

—Tú no estabas en la cama —se quejó, envolviendo sus brazos alrededor de Taeyong y colocando su cara en el hueco del cuello de Taeyong. Inhaló profundamente— Deberías haberte quedado en la cama.

—Si lo hubiera hecho, nos habríamos saltado el desayuno y luego nosotros, ambos, estaríamos gruñones en la boda —dijo Taeyong, empujando a JaeHyun en la silla y colocando un plato con el desayuno enfrente de él— Come.

Tomó asiento frente a JaeHyun y atacó su propio plato. Se moría de hambre. Aunque JaeHyun se había metido en la cama en medio de la noche, todavía tuvieron una ronda de sexo. Él siempre tenía hambre después del sexo.

—¿Tenemos que ir a la boda de Dubois? —JaeHyun dijo de pronto.

Taeyong levantó la vista de su plato. Estudió el rostro de JaeHyun, tratando de determinar si JaeHyun estaba solamente siendo gruñón o si JaeHyun realmente no estaba cómodo asistiendo a un acontecimiento tan público con él.

Esta última posibilidad hizo revolver el estómago de Taeyong. Sabía que JaeHyun aún no estaba cómodo con la gente sabiendo sobre su relación. Mientras que ellos exactamente no ocultaban su relación, JaeHyun era un poco rígido con él en público, mostrando sólo una fracción del afecto con que lo cubría cuando estaban solos. El afecto que JaeHyun había mostrado durante su primera cita en el partido de fútbol había resultado ser una excepción y no la regla. Taeyong trató de no tomarlo como algo personal, sabiendo que las obsesiones de JaeHyun no tenían nada que ver con él. Pero todavía le dolía, sólo un poco.

Taeyong se aclaró la garganta y miró la taza en su mano.

—Yo como que tengo que ir, pero no tienes que hacerlo si no quieres ir conmigo —dijo con tanta indiferencia como pudo.

—Oye —dijo JaeHyun, golpeando sus rodillas juntas debajo de la mesa.

Taeyong alzó la vista. JaeHyun lo miraba serio.

—Yo quiero.

Sintiendo calor en su pecho, su estómago, en todas partes, Taeyong enganchó sus tobillos.

—¿Sí?

JaeHyun asintió.

—No me gustaría que Baekhyun pensara que estás disponible.

Taeyong rodó los ojos con un suspiro de resignación, pero estaba sonriendo mientras se ponía de pie.

—Termina, tenemos que elegir un traje para ti. Y necesitamos alimentar a los gatos antes de salir —Frunció el ceño, mirando a su alrededor— En realidad, tenemos que encontrarlos primero. No he visto a Slyth en toda la mañana. Debe haberse deslizado fuera —Se rio de su juego de palabras, satisfecho de sí mismo.

JaeHyun solo gimió.

🌈

La boda era enorme, con muchas celebridades y prensa. JaeHyun, que se había sentido demasiado arreglado en su esmoquin Armani en casa, ahora entendía por qué Taeyong insistió en que se vistieran de punta en blanco: encajando perfectamente.

Como invitados que no eran muy cercanos a la pareja casándose, él y Taeyong no estaban sentados al frente. JaeHyun estaba más que bien con eso, porque nunca le gustó dar la espalda a tanta gente, pero Taeyong se mantuvo estirando el cuello para tratar de conseguir una mejor vista. Mark los saludó con la mano desde la primera fila donde estaba sentado con Johnny. JaeHyun le devolvió el saludo cabeceando. Encontró al niño mucho más tolerable en los últimos tiempos. Para su ligera sorpresa, Mark y Johnny seguían fortaleciéndose, ya juntos desde hace un año.

—No le digas a Johnny, pero Mark tiene la esperanza de que Johnny se le propondrá pronto también —Taeyong murmuró en su oído.

Si JaeHyun hubiera estado bebiendo, se habría ahogado.

—Será mejor que lo mantenga para sí mismo —dijo con una sonrisa— Realmente no puedo ver a Johnny proponiéndose—Pero, de nuevo, si hace un año alguien le hubiera dicho que Johnny estaría en una seria relación a largo plazo con el mocoso Mark Lee, habría pensado que esa persona estaba loca. Tal vez él no sabía una mierda.

Taeyong negó con la cabeza, y JaeHyun consiguió un olorcillo de su aroma: colonia, loción para después del afeitado, y algo único de Taeyong. Tuvo que suprimir el impulso de poner su nariz contra la piel de Taeyong y respirarlo. Estaban en público.

—No, Mark quiere que se le propongan —dijo Taeyong con una sonrisa divertida pero cariñosa. Él y Mark se habían vuelto mucho más cercanos, también— Tú sabes que es un romántico empedernido. Es mejor que Johnny se proponga con algún magnífico gesto romántico. La cosa buena es que es inmensamente rico y puede permitirse grandes gestos románticos.

JaeHyun resopló.

—Si no puede pensar en algo original, siempre podría comprarle a Mark una isla tropical—dijo secamente, y Taeyong se rio.

Alguien los hizo callar, y ellos giraron su atención de nuevo a la boda.

Cuando los novios dijeron sus votos, JaeHyun miró a Taeyong de nuevo.

Los ojos de Taeyong estaban sospechosamente brillantes.

—Cállate —dijo, enrojeciendo cuando notó la mirada fija de JaeHyun— Es algo hermoso, ¿verdad? Muy romántico.

JaeHyun pensó de nuevo en los votos de la boda de Haechan Dubois que despertaron tales palabras: "Te odié a primera vista, todavía te odio por hacerme tan sensiblero, y prometo odiarte hasta que la muerte nos separe" No sonaba muy bonito ni romántico para él.

JaeHyun volvió a mirar a los novios mientras intercambiaban anillos, con ojos únicamente para ellos mismos.

Él los miró fijamente.

Antinaturales, monstruos repugnantes, todos ellos. Deberían ser perseguidos y cazados como perros rabiosos.

El recuerdo de las palabras de su tío parecía grotesco y ridículo cuando JaeHyun observaba a la feliz pareja compartir un beso. No había nada antinatural o desagradable al respecto. Ellos eran felices, estaban enamorados, estaban de pie delante de sus amigos y seres queridos, comprometiéndose a una vida juntos.

Su tío había estadoequivocado. Racionalmente, JaeHyun había sabido eso desde hace mucho tiempo,pero esta era la primera vez que lo sabía, sintiéndolo con cada fibra de su ser. Amor era amor. No había absolutamente nada de malo en querer a alguien de su propio sexo.

—Hey —dijo Taeyong, tocándolo en el brazo discretamente—¿Todo bien? Te ves extraño.

JaeHyun cambió su mirada fija de la pareja feliz al hombre que todos estos meses había aguantado su mierda sin quejas, siempre tan comprensivo.

Los ojos oscuros de Taeyong estaban fijos en él de manera inquisidora, sus rojos labios fruncidos. En su esmoquin negro, lucía particularmente impresionante ese día.

Su garganta repentinamente se apretó por la emoción, JaeHyun se preguntó lo que había hecho para merecerse a este hombre.

—Yo te amo —dijo con voz entrecortada. Esas tres pequeñas palabras habían estado en la punta de su lengua tantas veces últimamente, pero las obsesiones de JaeHyun siempre le habían impedido decirlas— Yo te amo —dijo más firme cuando los ojos de Taeyong se agrandaron— Estoy enamorado de ti.

Taeyong parpadeó un par de veces, su boca abriéndose y cerrándose.

—¿Estás seguro?

La esperanza, la vulnerabilidad de su voz, casi rompió el corazón de JaeHyun. No tenía ni idea de cuánto Taeyong había necesitado oírlo decir las palabras.

En vez de responder, JaeHyun se inclinó y besó a Taeyong allí mismo, delante de trescientas personas y un sinfín de cámaras.

Flashes se dispararon como locos, pero él se encontró con que le importaba una mierda mientras Taeyong estaba sonriendo felizmente contra su boca.

—Te amo —dijo JaeHyun otra vez, porque él podía, porque él jodidamente amaba a esta persona, adorando todo lo relacionado con él.

—Te amo, también —dijo Taeyong espesamente, mirándolo con los ojos húmedos.

Era hermoso. Y era suyo. JaeHyun se rio entre dientes.

—¿Qué? —dijo Taeyong, tomando su mano y entrelazando sus dedos juntos.

Las personas estaban mirando. A JaeHyun le importaba una mierda.

—En retrospectiva, me alegro de que hayas dormido con mi novia —dijo JaeHyun, apretando sus dedos— Debemos mandarle a Suzy una tarjeta de agradecimiento.

Taeyong sonrió, mirando a sus dedos entrelazados, sus ojos brillantes y felices.

—Sí—dijo suavemente— Tal vez deberíamos.


Fin.


🌈

Deslizado: Slyth– slithered – deslizarse. Chiste en inglés



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