𝓒 (3) 🕯️ 𝓙𝓪𝓮𝓨𝓸𝓷𝓰
- xiaotrufa

- 18 sept 2022
- 1 Min. de lectura
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16
Taeyong estaba realmente cansado de que lo dejaran inconsciente. Despertar desorientado y sin conocer sus alrededores era terrible. Abrió los ojos y se asustó por medio segundo, luego se dio cuenta de que estaba en el catre desplegable en la habitación de Yoon Oh.
Una vez más, cadenas iban por la pared hasta sus esposas y cuello, pero con bastante flojera. La pared había sido reparada y–si el tuviera que adivinar–– reforzada. La habitación estaba impecable, como siempre.
No tenía una camisa y vestía jeans, pero no tenía medias ni zapatos. Yoon Oh dormía sobre sus sabanas, rodeado de reportes. Una Tablet estaba bocabajo sobre su pecho, como si se hubiera quedado dormido mientras leía. Vestía pantalones de tela y una camiseta con botones, arrugados por haber dormido con ellos. Iba a odiar eso cuando lo despertara.
Taeyong se sentó en silencio y pasó su mano por su pecho, chequeando el lugar donde la estaca lo había perforado. No había herida. Todas sus otras heridas habían sanado bien y no tenía hambre. Debió haber hecho un viaje a la enfermería.
Unos cuantos días, al menos, debían haber pasado desde el ataque. Dejó que sus ojos exploraran la habitación, memorizando sus contenidos en caso de que Kun le preguntara por ello. Estudió los libreros y leyó los títulos y los autores de cada libro. Notó que armas colgaban de la pared y cómo se veía cada pieza de arte, junto con las estatuas y las baratijas que había por la habitación. Una estatua, en particular, atrapó su mirada: un busto de mármol blanco de una hermosa mujer. Cuando sus ojos cayeron sobre ella, se sintió en paz.
Después de unos minutos, se había aprendido de memoria toda la habitación. Él no quería pasar su tiempo viendo como Yoon Oh dormía y arriesgarse a ponerse incómodamente duro, así que en vez cerró los ojos y busco con sus sentidos. La magia que prevenía que escuchara dentro no parecía prevenir que escuchara por fuera. Una vez que contó todas las personas en la fortaleza–––sin inmutarse de que el número de cazadores en patrulla se había duplicado–––se quedó escuchando música mientras esperaba.
— ¿Cuánto tiempo has estado despierto? —una voz sedosa y masculina le preguntó.
Taeyong abrió los ojos y sonrió mientras Yoon Oh se desperezaba.
—No mucho tiempo, Maestro, tal vez quince minutos.
Yoon Oh comenzó a ordenar los reportes en su cama.
— ¿Qué estabas haciendo justo ahora?
—Unas habitaciones más allá, alguien está tocando el Concierto de Violín de Tchaikovsky. Lo estaba escuchando.
Yoon Oh pareció sorprenderse. Taeyong sabía que no se veía como la persona que escuchara conciertos. Siempre sorprendía a los demás cuando se enteraban.
— ¿Disfrutas de Tchaikovsky?
—A mi esposa le gustaba. Ella era una violinista y podía tocar a la perfección.
¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? —preguntó, cambiando el tema por miedo de que el dolor lo asaltara.
Yoon Oh alisó las sábanas de su cama.
—Cinco días.
— ¿Tanto tiempo? Debería haber sanado más rápido.
Taeyong se paró y se estiró, no le pasó por alto que Yoon Oh lo estaba observando.
—Sanaste rápido. Te tuve inconsciente por unos cuantos días más.
— ¿Por qué?
Yoon Oh fue hacia su closet por unos momentos y luego volvió con un traje limpio en un armador; lo dejó en su cama y comenzó a desabotonarse la camisa.
—Hubo nuevas discusiones sobre ti y si la orden debería venir a matarte, pensé que era amable no despertarte primero.
—Oh. ¿Lo hice tan mal?
—No. Hiciste exactamente lo que quería que hicieras, mejor que eso, en realidad es la razón por la cual estás vivo y despierto ahora.
Se sacó la camisa y comenzó a sacarse los pantalones. Las otras preguntas de Taeyong flotaron lejos mientras veía a Yoon Oh quitarse el resto de su ropa. Podía sentir la influencia de Yoon Oh envolverse a su alrededor como una manta cálida, calentando su centro. Yoon Oh no necesitaba hacerlo, Taeyong se habría excitado de cualquier manera, pero lo hacía sentir increíble así que no se resistía.
Yoon Oh entró a su ducha y Taeyong vio cómo se lavaba. Dios, quería unirse a él, sentir sus cuerpos presionados juntos mientras en agua corría por ellos.
Caminó hacia delante y forzó las cadenas.
— ¿Disfrutas ver cómo me lavo? —Yoon Oh se tomaba el pelo mientras enjabonada su pecho, sus músculos flexionándose bajo su perfecta piel.
Cuando Yoon Oh se dio la vuelta, los ojos de Taeyong rondaron por la curva de su espalda, dirigiéndose a dos perfectos hoyuelos.
Taeyong quería decir que disfrutaba cada parte de ello, pero todo lo que pudo decirle fue:
—Sí.
—Sí, ¿qué?
Taeyong veía hipnotizado mientras el miembro de Yoon Oh se ponía duro como una piedra, casi tocando su estómago.
—Sí, Maestro — casi le gusto decir “maestro” esta vez por la excitante sensación que causaba en Yoon Oh. Casi.
— ¿Te gustaría que me tocara?
Toco toda su longitud enjabonada y vio cómo se estremecía bajo sus manos. Taeyong gimió. Era demasiado. Su propio pene estaba duro como la piedra, presionado dolorosamente contra sus pantalones.
—Lo disfrutaría mucho más si fuera yo el que te tocara. O tú tocándome a mí.
Yoon Oh no dijo nada. En vez, continúo acariciando su miembro con sus ojos hambrientos puestos en Taeyong.
Taeyong no pudo más. Se arrancó de la influencia de Yoon Oh y retrocedió casi llegando a la pared. Quería gruñirle a Yoon Oh; sus colmillos picaban por salir.
— ¿Por qué te burlas de esta manera?
Yoon Oh sonrió y soltó su pene; comenzó a ponerse suave casi instantáneamente.
—Solo estaba viendo cuanto podrías soportar antes de que rompieras mi agarre.
El rostro de Taeyong se arrugó con dolor. ¿No lo deseaba también Yoon Oh? La manera en la que lo miraba o lo tocaba a veces le hacía pensar que Yoon Oh lo deseaba. Tal vez se había equivocado. Tal vez Yoon Oh no lo veía como algo más que comida, la misma manera que Taeyong veía a los humanos. Se juró romper su agarre antes si volvía a hacerlo. No podía soportar esta burla.
Quería acercarse más a Yoon Oh para poder aprender a usar sus habilidades, pero era demasiada tortura para él. Tenía que haber otra manera de obtener lo que quería.
A diferencia de Yoon Oh, su pene no se suavizó de inmediato. Quería follarse a Yoon Oh y lo había querido desde la primera vez que lo había visto, y ese deseo estaba creciendo cada vez más. La mitad del tiempo no estaba seguro si era algo que el incubo le estaba haciendo o si eran sus propios sentimientos.
Se acomodó y se sentó sobre su catre.
—Bueno, tiene su respuesta, “Maestro”.
No se molestó en esconder su frustración.
—Cuida cómo me hablas, vampiro — Yoon Oh se burló.
Sus ojos se hicieron oscuros y sus hombros se cuadraron. Ira y vapor se alzaron a su alrededor, haciéndolo ver terrorífico. Los ojos de Taeyong se movieron a la kanabō en la pared, la memoria de ella rompiendo su cuerpo en pedazos envió un escalofrió por su cuerpo. Dios, no quería volver a molestar a Yoon Oh.
Inclinó su cabeza, aun sintiendo el piquete de la erección.
—Perdóneme, Maestro.
Eso pareció aplacar a Yoon Oh, que volvió a la ducha. Taeyong mantuvo sus ojos lejos de él esta vez. Los minutos pasaron en silencio y las preguntas se hinchaban en el interior de Taeyong hasta que no pudo resistir preguntar.
— ¿Puedes ponerte erecto y flácido a voluntad?
—Sí —dijo Yoon Oh, apagando la ducha para secarse.
—Eso debe ser bueno.
—Lo es. A veces ponerse duro por voluntad es una necesidad, como cuando estoy herido. También podemos secretar un lubricante en nuestra piel si lo necesitamos — le dijo Yoon Oh, ya no sonaba enojado.
Taeyong arrugó la nariz.
—Eso suena...uh.
Sonaba asqueroso, pero Taeyong no quería insultar a Yoon Oh.
—Es conveniente. A veces necesitamos alimentarnos rápido y el juego previo no es una opción. Y no te estabas quejando cuando pasaba mi mano por tu pene.
Ah, es por eso que su mano se sentía tan suave. Maravillosamente suave.
Aun así, sonaba asqueroso.
— ¿Crees que sería capaz de hacer eso?
Yoon Oh se encogió de hombros y comenzó a vestirse.
—Posiblemente, pero no estaremos cien por ciento seguros hasta que forcemos tu soavick y comencemos a trabajar.
— ¿Cuándo será eso?
Taeyong quería comenzar a aprender sobre su lado incubo. ¿Qué podría hacer? ¿Sería capaz de influenciar emociones como otros íncubos? ¿Hacer que un humano se quedara quieto sin tener que hipnotizarlo? También estaba preocupado. Inclinarse a ese lado de sí mismo podría traer desventajas, como la necesidad de alimentarse de sexo.
Taeyong no quería tener que alimentarse de sexo y sangre cada noche.
—Consideraremos comenzar a activarlo una vez que domines tus habilidades de vampiro. Y cuando confíe en ti. Enseñarte estas cosas va a ser íntimo. Necesito asegurarme de que no me romperás el cuello si te frustras.
¿Intimo? Taeyong se preguntaba como Yoon Oh le iba a enseñar esto y sonrió mientras su imaginación volaba. Luego se maldijo por ser tan débil con Yoon Oh. Se acababa de decidir en dejar de pensar en él de esa manera y su voluntad ya se estaba quebrando.
Yoon Oh terminó de vestirse y luego puso todos sus reportes en una sola pila perfecta.
—Kun estará aquí pronto para llevarte a la academia.
—No puedo decir que estoy disfrutando esos latigazos.
Taeyong rotó su omoplato. Odiaba el picor en su espalda, pero se estaba acostumbrado a ello. Ya no dolía tanto, aunque aún lo molestaba.
—Pero son efectivas, ¿verdad?
—Si, supongo. Cuando entré a esta habitación vi detalles que no había visto
antes.
—Cuéntame de esta habitación —Yoon Oh hizo un gesto con la mano para
indicar su alrededor.
Taeyong movió su cabeza hacia la pila de reportes en el escritorio de Yoon Oh.
—Uno de esos estaba abierto en tu cama. Era una petición de requerimiento de recursos extra para acomodar a más cazadores que tú pediste para el área. ¿Están aquí por el ataque en la academia?
—Sí y no. Están aquí porque los vampiros han estado atacando agresivamente a los estados de íncubos en esta área. El ataque en la academia solo era uno de mucho que hemos tenido que pelear en los últimos meses. El que lideraba los ataques tiene una vendetta personal contra mí así que ella ha traído la guerra a mi territorio.
— ¿Su líder es la Señora que vi volando?
Yoon Oh asintió.
— Irene
— ¿Por qué una vendetta?
Yoon Oh rodeó su cama y se sentó en ella viendo hacia Taeyong.
—Hemos estado peleando por siglos, pero esta última agresión es porque tome a su hijo y a su hija prisioneros.
¿Su hija?
—Seulgi... ¿y Chenle es su hijo?
—Si, ¿cómo lo supiste? ––preguntó Yoon Oh.
—Ella y Seulgi se sentían iguales. Es difícil de explicar. Para Chenle, solo lo adivine por cómo trata de proteger a Seulgi.
— ¿Te dijo algo Irene?
Sí. “Pronto”. Lo que sea que eso significara.
—No —mintió—. ¿Ella es una telépata como Seulgi?
Sabía la respuesta, pero la pregunta ayudaría a vender la mentira. Taeyong escucho el latido de Yoon Oh por alguna señal de que el veía a través del engaño de Taeyong. Se sintió aliviado cuando no hubo un cambio en su ritmo cardiaco o su respiración.
—Sí, lo es.
— ¿La telepatía es común en los vampiros?
—No, no en sus niveles de habilidad. Algunos lores pueden leer la superficie de los pensamientos. ¿Qué otros detalles ves en esta habitación?
Taeyong miro hacia el librero.
—Todos tus libros parecen primeras ediciones. Tienes muchos sobre guerra y tácticas, además una gran sección de Sagas Nórdicas. ¿Fuiste un Vikingo?
—Sabes mucho acerca de historia —dijo Yoon Oh sin responder la pregunta.
—Fue mi subespecialización en la universidad. Pero tú ya sabias eso. Si encontraste a mi familia en dos días, no hay manera en la que no te encontraste con todo tipo de reportes sobre mí.
Taeyong sonrió.
—Tienes razón, si lo sabía. Nunca fui un navegante, pero nací cerca de Oslo en Noruega durante el reinado de Sveinn Tjúguskegg, o Sweyn Forkbear que era su nombre en español.
Ah, así que él había nacido en esa época. Con seis pies y dos pulgadas, Taeyong era más alto que Yoon Oh por, al menos, cuatro pulgadas.
—Pensé que los nórdicos eran altos.
—Mido siete con ocho, a duras penas soy pequeño.
Yoon Oh se sentó más recto como si quisiera mostrar que era alto, pero su tamaño no cambio. Estaba presumiendo. No necesitaba presumir, Taeyong sabía muy bien que tan grande podía ponerse Yoon Oh.
—Sabes de que hablo, Maestro.
—Los humanos aman reescribir la historia. En ese entonces el hombre promedio era unas cuantas pulgadas más pequeño de cómo decido parecer ahora.
Taeyong negó con la cabeza y continúo sus conversaciones.
—Hay un arete de mujer que cayó al lado de tu mesa de noche.
Yoon Oh lo recogió y Taeyong sonrió, sabiendo que él no sería capaz de dejar allí una vez que supo de él.
—Ella ha estado buscando esto por días.
—Has cambiado tres de las pinturas de la pared desde que vine la última vez. Un humano estuvo aquí dos horas antes de que me despertara, una sirvienta, basándome en el olor de los productos de limpieza. Hay una gárgola que se mueve a un nuevo lugar en el techo. Prendiste fuego en la hoguera hace unos días. La pequeña estatua del oso que me mira tiene una cámara.
Yoon Oh alzó una ceja.
—Puedo escuchar la vibración de la electricidad.
—Después de nuestro pequeño encuentro, Kun se negó a dejarte volver aquí a menos que tuviera un cazador vigilándote a toda hora.
El pensamiento de Kun negándose a dejar a Yoon Oh hacer algo divertía a Taeyong... aunque el general probablemente solo estaba complaciendo a su comandante.
—Esa estatua no estaba aquí la última vez — Taeyong señaló el busto de mármol de la mujer—. ¿Quién es? Es hermosa.
Yoon Oh caminó hacia el busto y pasó un dedo por su rostro, luego inclinó la cabeza hacia la estatua.
— Ilertha. Es una diosa íncubo.
Eso no era algo que Taeyong estuviera esperando.
— ¿Tú no alabas...tú sabes, a Dios?
—Asumo que te refieres al dios Judío y Cristiano. No. Pero me encanta alimentarme de sus sirvientes. Me gusta el pecado. El conflicto dentro de ellos es delicioso —dijo Yoon Oh, aun viendo la estatua.
— ¿Seduces a sacerdotes?
Yoon Oh le dio una sonrisa taimada.
Taeyong no estaba seguro de cómo se sentía respecto a eso. Nunca fue fan de la religión, pero trataba de ser respetuoso acerca de lo que otros adoraban. Aunque, ahora había matado a humanos. Incluso le gustaba cuando le temían, así que tenía sentido que los íncubos tuvieran sus propias preferencias monstruosas.
— ¿Hay un dios vampiro?
—Sí, lo llaman el Dios de Sangre, pero no se sabe mucho sobre él incluso para los vampiros. Nunca ha caminado sobre este planeta...
—¿Tu dios lo ha hecho?
Yoon Oh asintió.
—A diferencia de los dioses que los humanos adoran, nuestros dioses son tangibles, reales, y bajan de sus reinos para caminar entre nosotros. Aunque han pasado miles de años desde que aparecieron por última vez.
Yoon Oh caminó de regreso a la cama y se recostó en ella, mirando a Taeyong.
—Eso no suena muy divino.
—Nuestros dioses pueden bendecirnos y maldecirnos y cuando morimos nuestras almas van a ellos. ¿Cómo crees que debería ser un dios?
No estaba seguro. Ni siquiera estaba seguro si todavía tenía un alma. Taeyong estudio la estatua y sintió una ola de serenidad sobre él. La habitación a su alrededor se desvaneció. Entonces la estatua pestañeo.
— ¡Mierda!
Asustado, Taeyong salto hacia atrás.
— ¿Qué pasa? —preguntó Yoon Oh, parándose en una posición de defensa.
— ¿No lo viste? ¡Se movió!
Yoon Oh relajó su cuerpo.
—No lo vi. Es una estatua, Taeyong. No se mueven.
Taeyong estaba tentado a apuntar que tenía un techo lleno de gárgolas que se movían, pero decidió no hacerlo cuando escucho a Kun saliendo del elevador en el salón de abajo. Taeyong sabía lo que había visto, pero no iba a discutir con Yoon Oh.
17
Cuando Kun llevó a Taeyong de regreso a la Academia Ashwood, asumió que lo iban a encadenar a una jaula de plata y lo dejaría solo el resto de la noche. En vez de eso, lo llevaron a la arena, donde había peleado con los vampiros. Había cuatro grupos de doce cazadores practicando. Los aprendices estaban nerviosos. No lo mostraban, pero Taeyong podía oler el miedo a su alrededor.
Cada que alguien miraba a Taeyong, un instructor les gritaba y los forzaba a hacer ejercicios por no concentrarse en su propio trabajo.
Kun le quitó las esposas a Taeyong.
— ¿Debo amenazarte o ya sabes lo que te haremos si no te comportas?
Taeyong no respondió, el comandante había terminado en su lista de mierdas cuando le había clavado una estaca.
—El General Yoon Oh podrá soportarte con toda tu mierda, pero yo no. Vas a responder mis preguntas cuando te las haga, vampiro.
—Me comportaré — gruñó Taeyong.
Con un montón de cazadores a su alrededor, no era como si tuviera muchas opciones. Podría matar a cuatro o cinco antes de que lo derribaran.
—Bien. Vamos a enseñarte a pelear.
El resto de la semana cayó en una rutina. Taeyong compartía cama con Seulgi y se despertaba con ella entre sus brazos. Él nunca habría asumido que ella lo querría allí; espero hasta que ella le dio permiso para unirse. A Chenle no parecía importarle. Solo le gruñía si Taeyong hacía algo que resultaba en ella herida.
Taeyong hacía todo lo que podía para evitar eso.
Una hora después de despertarse, se bañaba, dividiendo el tiempo a la mitad con Seulgi. Poco después de que el agua se cortara, Yoon Oh entraba con los Encargados. Sus guardaespaldas tenían pequeñas heridas en sus rostros como si hubieran estado peleando con vampiros, pero el general estaba siempre impecable.
Taeyong se arrodillaba ante él y pedía sangre. Él se alimentaba de la mitad del humano y le daba la otra mitad a Seulgi.
Por curiosidad, él preguntaba de dónde venían todos los humanos. Yoon Oh le decía que eran almas indeseables que nadie iba a extrañar: vagabundos, vagos, momentáneos. O que eran humanos que antes servían a los íncubos y que habían sido sentenciados a muerte por alguna traición.
Se había enterado que era el único vampiro que ellos tenían que tenía humanos para alimentarse, los demás conseguían la sangre de los bancos o de humanos que no mataban ellos mismos. Ninguno de los cazadores actuaba como que les importara que él estaba matando humanos frente a ellos. Parecían tenerles más lealtad a los íncubos que a los humanos. Taeyong se preguntaba si eso sería así para todos los cazadores o solo este equipo.
Después de alimentarse, Kun lo llevaba a la Academia Ashwood y le enseñaba los básicos de pelea, como postura, como dar un golpe de la forma correcta (Taeyong se enteró de que su anterior técnica era terrible) y como bloquear un ataque.
Los cazadores que entrenaban a su alrededor comenzaron a acostumbrarse y sus nervios se calmaron al final de la semana. A veces escuchaba algún tipo de comentario grosero hacia él, pero la mayor parte del tiempo, solo se enfocaban en su propio entrenamiento.
Al final de cada noche, Kun lo llevaba de vuelta y hacia sus veinte preguntas. Taeyong terminó con muchas marcas rojas la primera noche de entrenamiento porque era difícil concentrarse en las enseñanzas de Kun cuando sus sentidos se abrían a lo que estaba pasando a su alrededor. Pero se adaptó, y unas noches después él podía contestar todas las preguntas, sufriendo solo dos o tres latigazos.
Taeyong era un aprendiz rápido y Kun un habilidoso entrenador. Para el final de la semana se le dijo que se moverían a las armas básicas la siguiente noche.
Taeyong se encontró a si mismo esperándolo.
Se despertó la siguiente noche con Seulgi retorciéndose en sus brazos. Normalmente se levantaba antes que ella por unos cuantos minutos y él se quedaba quieto hasta que ella también se levantaba.
Sangre. El olor de la sangre estaba por todos lados.
Se levantó como un rato y puso a Seulgi defensivamente detrás de él. Todas las jaulas estaban abiertas, incluyendo la suya. Los seis guardias en este nivel habían sido arrastrados a la jaula y estaban muertos en el suelo. Cada uno estaba brutalmente arañado, sus cuerpos desgarrados. Las cámaras y la habitación de observación estaban en pedazos.
Irene, la Señora vampira, estaba parada frente a él. Sus garras negras eran largas y estaban cubiertas de sangre. Sus alas grises pero dobladas detrás de su espalda. Sus ojos rojos como el color de su corsé. No se veía mayor que mediados de los veinte, pero Taeyong podía sentir que tenía siglos; tal vez era más antigua que Yoon Oh.
Un poder impresionante salía de ella y lo presionaba. En respuesta, su lado vampiro salía a la luz y él dio un paso lejos de ella. Seulgi lo empujó a un lado mientras se hundía en los brazos de su madre.
—Estás aquí —lloró.
Era la primera vez que Taeyong escuchaba hablar a Seulgi, su voz sonaba suave y gentil.
—Te dije que vendría —dijo Irene mientras abrazaba a su hija y le daba un beso en la cabeza.
Chenle estaba parado detrás de ella, sus garras fuera y listas para pelear. Los otros tres vampiros se unieron a él. Irene soltó a Seulgi en los brazos de Chenle y se acercó a Taeyong.
Él le siseo. No podía evitarlo... su poder era aterrador.
Escuchó la voz de Irene en su mente.
Taeyong. No debes temerme.
Ella presiono fuertemente una mano en su abdomen y lo escaneo. Se sentía diferente de cuando Wonyoung lo hacía. En vez de un eco, se sentía como si ella estuviera moviendo la sangre en su interior y usándola para “ver” su interior. Cuando terminó, ella lo miró por un momento, como si no pudiera creer lo que había sentido, aunque la prueba de ello estaba frente a ella.
Él trago y peleo para controlarse. No quería comenzar atacándola porque él se sentía amenazado por su fuerza. No estaba seguro de si esa era una batalla que podría ganar. En realidad, estaba seguro de que perdería.
Irene deslizó su mano hacia arriba de su cuerpo y luego por su collar y luego por sus brazos hasta sus esposas. Arrugó la frente mientras alzaba su esposa y la estudiaba. Soltó su brazo y miró hacia Seulgi, quien se había liberado del abrazo de su hermano y se volvía a unir a su madre.
Seulgi se estiró para tocar el collar de Taeyong.
—No puedes venir con nosotros.
Sus hombros se hundieron e inclinó su cabeza hacia el frente. Mientras los íncubos pudieran rastrearlo, él no podría irse.
Perdóname.
La voz de Seulgi le dijo en su mente mientras movía su mano para acunar su rostro.
— ¿Perdonarte por qué? —preguntó, acercándose al toque.
He estado leyendo tus pensamientos. Sé lo que eres. Mi madre también lo sabe. No nos importa que hayas sido un incubo, ahora eres un vampiro. Uno de los nuestros. Y queremos ayudarte.
Taeyong miró al lord. ¿Ayudarlo? Los demás vampiros huían de él... le temían... ¿ella de verdad lo iba a ayudar?
Irene asintió.
Nadie más lo sabe.
Continuó Seulgi telepáticamente.
Ni si quiera mi hermano.
Se quedará de esta manera hasta que tú decidas lo contrario.
— ¿No me puedes quitar el collar? No deseo quedarme aquí como esclavo. Aún no. Encontraremos una manera, pero necesitamos tiempo. Debes quedarte. Aprende lo que puedas de ellos, como lo planeaste.
Taeyong frunció el ceño.
Mi madre te trajo un regalo. Su ataque a la academia hace unas semanas fue una distracción. Ella hipnotizo a un puñado de cazadores antes de que comenzara a matar a los guardias.
¿Cómo había logrado hipnotizarlos si ellos usaban contactos que lo prevenían?
Ni Seulgi ni Irene respondieron esta pregunta, aunque era probable que lo escucharon pensarla. Seulgi continuó.
En unos momentos, los vampiros van a atacar este fuerte. Son mercenarios comunes sin importancia. Ella los mandó aquí para que los mates. Mátalos para que los íncubos confíen en ti. Los cazadores que ella hipnotizo en la academia van a soltar a los vampiros prisioneros. Los refuerzos van estar demasiado ocupados y no llegaran al estado.
—No disfruto el asesinato.
Tanto Seulgi como Irene sonrieron como si él hubiera dicho algo gracioso. Taeyong gruñó y la sonrisa de Seulgi cayó.
Debes hacerlo. Matar vampiros te dará la confianza de los íncubos. Estarás más cerca de tu meta. Ella quitó todas las barreras de vampiro del lugar. Los íncubos van a necesitar tu ayuda.
—Y cuando sea adecuado, cuando estés listo, vendré por ti ––dijo Irene desde detrás de su hija.
Taeyong no sabía que decir. Esta era la primera vez desde que se convirtió en vampiro que alguien lo ayuda sin primero herirlo.
Taeyong acunó el rostro de Seulgi en su mano, imitando como ella lo había tocado. Se inclinó sobre ella y delicadamente rozo sus labios contra los de ella como agradecimiento. Ella presionó sus suaves labios en los de él, luego se apartó.
Debes saber que no te tememos porque seas poderoso, como los generales íncubos creen, es porque tienes un aura poderosa a tu alrededor. Huele a muerte y destrucción. Nunca había sentido algo así. No fue hasta que tuve sangre que fui lo suficientemente fuerte para superarlo. Te hace demasiado fácil de rastrear para los vampiros. Aprende a comprimirlo. Escóndelo.
¿Aura de muerte? Eso no sonaba como algo que él quisiera. Taeyong no tenía idea de cómo aprendería a suprimir su aura, pero lo iba a intentar.
—Taehyun, repórtate —la voz de Kun salió de uno de los intercomunicadores de los cazadores muertos.
—Va a comenzar. ¿Estas listo, joven? —le preguntó Irene a Taeyong. ¿Ahora?
Dios. Taeyong, que estaba usando solo unos jeans, se puso una camiseta gris y botas en tiempo récord.
—Taehyun, te juro que si estas vagando de nuevo —comenzó la voz de Kun.
Una luz verde pasó por el aire y Kun apareció en medio de los vampiros.
—Voy a sacarte la pu... —
La adrenalina lo inundo cuando se dio cuenta de que había cometido un terrible error al teletransportarse a su guardia. Él fue a por su espada.
Irene estaba frente a él antes de que su mano pudiera tocar la empuñadura. Moviéndose más rápido de lo que Taeyong podía ver, ella sacó su arma y la tiró a un lado. Entonces ella fue a por sus ojos y sacó sus dos contactos.
Antes de que Kun pudiera registrar lo que Irene había hecho, ella tomó su cuello y lo mantuvo quieto. Él comenzó a brillar de verde, pero ella enterró su garra en su cuello, justo donde la runa de teletransportación estaba dibujada, previniendo el funcionamiento del hechizo.
Kun estrujó su mano en un puño y las alarmas comenzaron a sonar por toda la fortaleza. Taeyong cubrió sus orejas y se inclinó, igual que los otros vampiros. El sonido no parecía afectar a Irene, que miró a los ojos del comandante.
—Vas a matar al Lord General Yoon Oh por atreverse a tocar a mis hijos.
—Perra —dijo Kun mientras luchaba contra la orden.
Su voluntad era fuerte, pero al final no era nada para Irene. Taeyong se sintió terriblemente mal mientras veía a Kun rendirse a la orden. Irene sacó sus garras de la runa.
Kun tomó su espada y se teletransportó lejos.
Irene tomó un palo de una pequeña bolsa en su cinturón. Lo partió. Las alarmas dejaron de sonar. Los oídos de Taeyong estaban agradecidos.
Irene apareció frente a Taeyong y lo arañó en el rostro con sus garras. ¿Qué carajos? Taeyong gruñó y se lanzó hacia ella, pero lo golpeo en el pecho y salió volando al fondo de su celda.
Dos cazadores guardias se teletransportaron a la destruida habitación de observación justo a tiempo para ver a Irene tirar a Taeyong.
Irene tomó a su hija y se agrupó con los otros cazadores. Miro a Taeyong por última vez.
No confíes en nada que salga de la boca de Yoon Oh. Buena suerte, Taeyong.
Ella sacó cuatro pequeñas piedras de su bolso y las tiró alrededor del grupo en un movimiento rápido. Cuando la última golpeó el suelo, una luz verde brillante salió y los vampiros habían desaparecido.
Taeyong se paró y salió de su celda.
—Regresa allí —ordenó uno de los cazadores, su ballesta alzada.
—Escúchenme. La Señora vampiro hipnotizó a Kun para que asesine a Yoon Oh, deben advertirle.
—Regresa a tu jaula —dijo otro cazador.
Maldita sea. Podía ir a matar a cada uno de los vampiros que estaban atacando el lugar, pero eso significaría una mierda si Yoon Oh moría. Irene no había hecho esto nada fácil para él.
Llamadas de ayuda comenzaron a salir del comunicador del cazador. Eran reportes de que más de cuarenta vampiros estaban escalando las paredes y estos se habían deshecho de las patrullas y los guardias del frente.
—Puedo ayudar. Por favor déjenme hacerlo — dijo Taeyong a los dos cazadores.
Todo esto sería en vano si no podía si quiera meterse en una pelea.
—No lo diré de nuevo —advirtió el primer cazador.
Taeyong vio un anillo de llaves en uno de los cazadores muertos que se veía justo como el que tenía Kun. Se le estaba acabando el tiempo y estaba harto de lidiar con estos dos. Jaló sus cintas de hebras de cambiante poder, las tiró en su velocidad, luego corrió fuera de la cárcel, bajando en picada para tomar las llaves mientras salía. Estaba fuera de la habitación y corriendo por el pasillo antes de que el cazador pudiera apretar el gatillo de su ballesta.
Sobre él, escuchaba las puertas y las ventanas quebrándose. El choque de armas mientras los cazadores atacaban a los vampiros. El olor a muerte estaba por todos lados.
Taeyong llegó a la puerta de la escalera y la abrió. No estaba seguro de donde ir primero. No tenía idea de donde podría estar Yoon Oh, la batalla pasando sobre él le hacía imposible centrar la localización de nadie. Si corría hacia la pelea los otros cazadores lo atacarían y el necesitaría defenderse en dos frentes.
Escucho a una mujer gritar en el cuarto piso, el ala de los residentes, y su decisión fue hecha fácilmente. Subió por las escaleras a la velocidad de un rayo y llego al pasillo que llevaba a la habitación de Yoon Oh. Todas las puertas de esta ala estaban cerradas.
Volvió a escuchar el grito. La segunda puerta a su derecha. La derribó y entró en la habitación. No había luces prendidas, pero podía ver perfectamente. Dos vampiros habían entrado por la ventana y arrastraban a una mujer de su cama. Uno estaba a punto de hundir sus colmillos en ella.
Taeyong quitó el vampiro de encima de ella y lo tiró por la ventana, él se fue volando hacia la oscuridad. Luego tomo al otro vampiro y lo partió por la mitad, rugiendo con satisfacción mientras sangre y vísceras se regaban por la habitación.
Seulgi y Irene probablemente estaban riéndose de él... su lado vampiro sí disfrutaba matar, incluso si tenía un problema admitiéndolo.
La mujer lloró y se encogió en una esquina. Taeyong tiró el cuerpo y luego prendió una luz para que ella pudiera verlo.
—No la voy a herir, Lady Wonyoung —le dijo.
Se levantó en su forma de súcubo, garras fuera, igual que sus alas roja y pequeños cuernos; sus orejas pequeñas y puntiagudas. Ella no era como Yoon Oh, que se volvía enorme y fornido en su forma de íncubo, había crecido unas cuantas pulgadas, pero eso era todo. Taeyong tenía una sospecha de que eso era todo lo más alta que ella podía hacerse. Le siseó cuando el dio un paso hacia ella.
—Le juro que estoy de su lado.
El miedo bombeaba en ella, demasiado asustada para responder.
— ¿Está herida?
—No —ella negó con la cabeza.
Gritos venían de las otras habitaciones. El la llevó al baño y la sentó dentro de él.
—Cierre la puerta y no la abra hasta que esto acabe. ¿Me entiende?
Ella asintió. El cerró la puerta y escuchó el seguro detrás de él.
Taeyong salió al pasillo mientras un cazador joven y corpulento corría desde la escalera. Taeyong lo reconoció como uno de los aprendices de la academia, Hyunjin. Intento esconder su miedo, pero el pobre chico posiblemente nunca había estado en una pelea real antes. Taeyong se rio de sí mismo. Él tampoco había estado en una hasta hace poco. Este chico estaba entrando. Eso ponía las cosas en una perspectiva extraña.
La tercera puerta a la derecha se abrió y otros tres vampiros salieron. Taeyong podía oler la sangre en ellos; acababan de matar al ocupante de la habitación. El corazón de Hyunjin latía a mil millas por hora mientras buscaba a tientas una de las granadas de plata desde su cinturón. Los vampiros corrieron hacia él.
Taeyong fue más rápido. Saco tres granadas del cinturón del cazador y puso polvo en sus brazos mientras las lanzaba hacia los pechos de los vampiros lo más fuerte que podía. Dos llegaron al blanco con un “crunch” mientras las granadas iban por las costillas de los vampiros y se abrían entre sus pechos.
Los vampiros aullaron mientras se derretían desde el interior. La tercera granada exploto justo al lado del último vampiro aun en pie. El polvo de plata cubrió la cabeza y espalda del vampiro. El vampiro grito y corrió hacia Taeyong.
Hyunjin sacó unas dagas para lanzar y las tiró. Una cayó en el ojo del vampiro y las otras dos en su torso. El vampiro tropezó y Taeyong uso la apertura para arrancarle la cabeza. Cuando el vampiro cayó, él sintió una espada de plata presionada contra su cuello.
Se dio la vuelta y enfrentó al chico.
—Cazador Hyunjin, el Comandante Kun ha sido hipnotizado por Irene para matar a mi maestro. Debes dar aviso a los cazadores de que él no está peleando de su lado en este momento.
Hyunjin estudio a Taeyong por un momento y luego miro hacia los vampiros muertos. Bajó su espada y comenzó a hablar a su comunicador. Taeyong lo ignoro y se concentró en las habitaciones de esta ala. La mayoría estaban vacías o los ocupantes estaban muertos. Wonyoung aún estaba viva y a su derecha había otro íncubo vivo y solo, encerrado en su habitación. Taeyong no podía sentir a Yoon Oh por ningún lado cercano.
—Lady Wonyoung está encerrada en su baño. Quédate aquí y protege a esos dos —le ordenó Taeyong a Hyunjin.
No esperó una respuesta antes de salir corriendo a buscar más vampiros para matar.
18
Taeyong entró de nuevo a la escalera y bajó dos pisos. Salió a un corredor y, por lo que podía ver, uno que llevaba a un comedor podía oler la comida y el otro llevaba a lo que parecían ser habitaciones de descanso y tal vez oficinas.
Escuchó un golpe en el comedor y olió a la Teniente Joy. Ella estaba sangrando. Taeyong entró a la habitación para ver a un vampiro parado en la mesa, armado con un hacha, haciéndola caer sobre Joy. Ella se teletransportó detrás del vampiro y clavó una estaca en su espalda, penetrando su corazón. Él cayó y rodó de la mesa.
Taeyong la miró. Había un corte largo y sangrante en su brazo, pero no era profundo y ella lo ignoró. Parecía como si hubiera estado comiendo sola cuando los ataques comenzaron. Un segundo vampiro estaba descomponiéndose en el suelo.
Una vampiresa gateó por la ventana. Taeyong puso poder en su velocidad y la jaló hacia la habitación. Ella peleó inútilmente en sus brazos mientras él hundía sus colmillos en ella, bebiendo profundamente para reemplazar la energía que había perdido.
Joy sacó otra estaca y caminó hacia él. Él le gruñó y siguió bebiendo. Ella estudió al vampiro en sus brazos, puso su estaca de nuevo en el cinturón y tomo el hacha que el vampiro había usado contra ella. Aunque, ella no lo atacó.
—El general no va a estar feliz de que estás tomando sangre sin su permiso.
Taeyong le frunció el ceño a la pequeña mujer y dejó de beber. Empujó la vampiresa hacia Joy y ella cortó su cabeza.
— ¿Es verdad que Kun ha sido hipnotizado? —le preguntó.
—Sí —luego añadió una pequeña mentira— Traté de detenerlo, por todo el bien que me hizo.
Apuntó a las marcas de garras en su rostro. Ahora solo eran cicatrices rosadas, pero Joy sabía que las había recibido recientemente.
— ¿Dónde está mi amo? Debería estar con él.
—No lo sabemos. Tengo que llegar al centro de comando. Si Kun ha sido comprometido entonces soy la cazadora de rango ahora.
—Te llevaré, ¿dónde es?
—Puedo teletransportarme. Tu encuéntrame allí. Tercer piso. Sal por las escaleras por la izquierda, anda hasta el fondo, puertas dobles en el centro de todas las a..—
Taeyong la levantó y estaban en el centro de comando antes de que ella pudiera termina de decir “alas”. Los siete cazadores de la habitación levantaron sus armas cuando él apareció. Uno le disparó en el cuello con una flecha con punta de plata. Al menos la cosa entera no era de plata esta vez.
—Santa mierda —dijo mientras dejaba a Joy en el suelo, saco la flecha de su cuello y la tiró a un lado.
—Bajen sus armas. Él está peleando por nosotros —ordenó Joy— Tomaré el mando.
—Teniente —la reconoció uno de los hombres.
Los cazadores saludaron. Esto pudo haber sido un ataque sorpresa, pero Taeyong podía ver que estaban entrenados para manejar situaciones como estas. Todos tenían un rol aquí e, incluso sin su general o comandante, la máquina funcionaba a la perfección.
Taeyong miró alrededor. En la parte de atrás de la enorme habitación había tres sillas puestas casi como tronos. Todas estaban vacías. La mayoría de los cazadores estaban parados junto a una grande y redonda mesa en el centro de la habitación, llena de papeles, incluyendo mapas de cada nivel de la fortaleza. Incluso había pequeños figurines para representar a los equipos de cazadores.
Una pared estaba cubierta de monitores pasando imágenes de la batalla. Tres despachadores estaban sentados frente a ellas, comunicando las ubicaciones de los vampiros a los cazadores y coordinando los ataques. Taeyong escuchó a uno de ellos hablarle a alguien en la academia; sonaba como si la batalla no estaba yendo bien allí. Una pantalla larga en el medio mostraba la pelea que ocurría en el gran vestíbulo del lugar.
Taeyong apuntó a una pantalla.
—Debería ir allí, pero no puedo pelear con vampiros y cazadores al mismo tiempo.
—Despacho —gritó Joy por la habitación hacia los humanos trabajando frente a los cazadores— Hagan saber a los rangos del frente que Taeyong está yendo allí y que no deben atacarlo.
—Sí, señor —dijo uno y Taeyong escucho la orden repetirse por todas las comunicaciones del área.
— ¿Necesitas esa hacha? —preguntó Taeyong.
Ella se la pasó, pero no la soltó cuando él la tomo. No le dijo nada. En vez, solo lo miró directo por sus oscuros ojos cafés.
—No te voy a traicionar. Si lo hago, será un horrible dolor seguido por una terrible muerte para mí. Conozco mi lugar, Teniente —tocó el collar alrededor de su cuello.
Satisfecha, ella soltó el hacha y comenzó a ladrar órdenes a los cazadores en la habitación.
Taeyong corrió al vestíbulo y se detuvo en el balcón sobre las escaleras dobles de mármol. La mayoría de los cazadores estaban amontonados allí. Miró sobre la reja de hierro, cuerpos esparcidos por el gran vestíbulo. Al menos trece cazadores estaban muertos, dos íncubos y Taeyong contó los restos que se descomponían de diez o doce vampiros. Lo que alguna vez fue un gran piano, ahora no era más que una pila de madera astillada con el cuerpo de un cazador tumbado encima de la pila.
Más vampiros llegaron, atrapando cazadores. Uno disparó salvajemente una AK—47 acribillando el área con balas. Los cazadores alzaron las manos y las balas chocaron contra paredes de fuerza invisibles. Más de esa magia de runas.
Taeyong se preguntó qué le harían las balas. Se imaginaba que no mucho, considerando que los cazadores no usaban balas. O al menos no había visto cazadores usar un arma todavía.
El cazador que parecía caballero, con un casco que cubría todo el rostro, armadura brillante de metal y un gran escudo, estaba caminando escaleras abajo a los cazadores atrapados debajo. Las balas rebotaban en su escudo de metal. Taeyong se preguntó si eso también era magia.
Un vampiro corrió hacia el caballero. El caballero movió el escudo a su lado con impresionante velocidad y pateó al vampiro justo en el pecho con una pesada bota, haciéndolo tropezar de regreso escaleras abajo.
El vampiro con el rifle de asalto disparo al candelabro, apagando las luces. Estuvo oscuro por un momento y Taeyong pudo escuchar a un cazador morir gritando. Se dio cuenta que los ojos de algunos cazadores comenzaban a brillar de verde. Las antorchas iluminaron la habitación.
Taeyong tenía que matar al del arma si los demás cazadores iban a entrar en esta pelea. Saltó del balcón, apuntando hacia otro vampiro. Taeyong lo aplastó mientras el cuerpo del vampiro se doblaba sobre sí mismo, aún vivo, pero fuera de la pelea por un rato. Algún cazador probablemente lo mataría antes de que lograra sanar.
Taeyong saltó hacia el cazador con el arma. Antes de que aterrizara, una larga hoja de plata cortó la cabeza del cazador y esta cayó al suelo.
Lord Jeno estaba frente a Taeyong con una enorme “claymore” en sus manos, sin camisa y con pequeños cortes por su cuerpo. Sus cuernos se parecían a los de Yoon Oh, excepto que los de él era un poco más morados en las puntas. Sus ojos eran más morados también.
Taeyong gruñó por la pérdida de su asesinato. Jeno sonrió y se agachó cuando un vampiro trató de darle un golpe. Se dio la vuelta y lo partió por la mitad.
—He matado a catorce de los tuyos hoy. ¿Estás al menos a la mitad de eso? —preguntó Jeno y esquivó una estocada de la espada de otro vampiro.
Dios, quería arrancar la cabeza de esta mierdecita cada vez que lo veía. El hecho de que tenía razón no ayudaba. Taeyong dio un paso hacia delante con su hacha y cortó la cabeza de un vampiro atacando a Jeno. Luego, se dio la vuelta y arrancó el corazón de otro.
Una vampiresa salvaje saltó en la espalda de Taeyong y hundió sus colmillos profundamente en su cuello. Taeyong trató de quitársela, pero ella era resbaladiza y esquivó sus garras.
Jeno hundió su “claymore” en la parte de atrás del cuello del vampiro, matándola instantáneamente. La hoja se hundió profundamente en el hombro de Taeyong. La plata quemaba por sus músculos. Taeyong se alejó de la enorme espada, tomó a Jeno por el cuello y lo presionó contra una pared.
—Tú, hijo de puta —le gruñó Taeyong.
Jeno levantó su arma hasta la barbilla de Taeyong.
— ¿Quieres que el numero sea dieciséis? Salvé tu vida.
Tres flechas de golpearon el hombro de Taeyong. Advertencias. Taeyong gruñó y soltó al hijo de Yoon Oh. Jeno se alejó y se batió hacia otro vampiro mientras Taeyong sacaba las flechas de su hombro.
Estaba poniéndose hambriento de nuevo. Jeno lo molestaba. Además, presionarse a usar su velocidad y aumentar su fuerza había usado mucha de su energía. Si no se alimentaba de nuevo, lo cual lo dejaría vulnerable, tendría que apoyarse en su velocidad normal de vampiro. Aun sería más rápido que un humano, solo no más rápido que una bala a toda velocidad.
No quería cansarse como lo había hecho en la arena.
Pero... Jeno lo estaba aplastando con matanzas. Su orgullo no podía permitir eso. Taeyong sacó solo un poco de energía roja y la puso en su velocidad, probando para ver si usando menos todavía lograba lo que él quería. Paso por tres vampiros y cortó sus cabezas con el hacha.
Entonces, él podía usar menos energía y alcanzar el efecto deseado. Un cazador herido estaba en el suelo cerca de un florero dañado. Taeyong lo alzó y lo dejó con un grupo en el segundo piso. El resto de los cazadores estaban avanzando por el vestíbulo y estaba encargándose de los vampiros restantes.
Taeyong no era necesario aquí.
Corrió fuera.
Estaba helando de nuevo en el suelo.
Más de cuarenta vampiros estaban atacando esa noche, contrario a la llamada inicial por el comunicador. Taeyong contó dieciocho cuerpos en descomposición en el frente y casi el doble de eso en cazadores muertos. Tres íncubos también estaban en el suelo muertos, sus alas y cuellos rotos con marcas de mordidas por todo el cuerpo.
Taeyong miró hacia arriba al cielo de la noche para ver la luna en su primer cuarto. Contra las estrellas, un lord vampiro, un hombre con alas negras de murciélago, perseguía a un incubo negro que Taeyong había visto sentado al lado de Yoon Oh en la arena de pelea. El íncubo era enorme, fácilmente más grande que Yoon Oh en su forma completa. Sus alas eran negras en la base, pero se aclaraban en puntas blancas. Sus cuernos tenían la misma coloración.
Peleaba con un arma doble y la blandía con gran habilidad. El lord vampiro usó sus garras y ataques aéreos. Era más rápido que el íncubo, pero la pelea se veía igualada.
El cuerpo de un segundo lord vampiro cayó del cielo y rebotó contra la tierra, casi aplastando a Taeyong. Una súcubo aterrizo en el lord y clavo una estaca en su corazón. Ver a la súcubo pelear era impresionante. Ella no era delicada como Wonyoung. Era violenta, con grandes alas y cuernos de carnero que pasaban del negro al azul, curvándose hacia los lados de su corto, negro cabello.
Se dio cuenta de Taeyong mirándola y le gruñó. Taeyong inclinó su cabeza y bajó sus hombros, sumiso. Ella se volvió a elevar en el aire para ayudar con la pelea del otro lord vampiro.
Taeyong tendría que ignorar esa pelea por ahora. No podía hacer nada acerca de oponentes voladores.
Desvió su atención a un grupo de cinco vampiros que saltaron sobre la pared de piedra que rodeaba la fortaleza. Se veían más viejos y rápidos que los que Taeyong había matado dentro. No estaba seguro de poner matarlos solo.
Los vampiros llegaron a las paredes de la fortaleza y comenzaron a escalar por los lados, aprovechando las enredaderas o usando garras para saltar más alto. Taeyong puso el hacha en la parte de atrás de sus pantalones y los siguió hacia el muro. Parecía ser el único que había notado al grupo. Se estaba dirigiendo directamente al balcón de Yoon Oh.
Taeyong tenía una idea, una que no estaba seguro de si funcionaria. Saltó sobre la cerca y apareció detrás de los cinco. Estaban intentando romper el vidrio de la habitación, pero parecía que no estaban teniendo suerte. ¿Por qué este vidrio impenetrable no estaba en toda la fortaleza? Yoon Oh probablemente pensaba que con casi mil cazadores tan cerca en la academia, su estado no estaba en peligro. O tal vez se apoyaba en esas barreras contra vampiros que Irene había desactivado.
Taeyong miró hacia arriba y le sorprendió ver que las gárgolas no se habían movido de sus perchas. Pero luego notó que pedazos de vampiros en descomposición se esparcían por el techo y que algunas gárgolas tenían sangre en sus brazos. Dios, esas cosas eran terroríficas.
—Hola, niños y niñas —les dijo Taeyong a los vampiros, ignorando las gárgolas.
Se giraron y le sisearon. Taeyong señaló sus ojos. Todos miraron. Taeyong fue hasta el fondo y sacó poder a su mando.
—Peleen por mi —dijo mientras trataba de hipnotizar a los cinco a la vez. Sentía sus voluntades resintiéndose a la de él. Ellos eran fuertes, pero él era más fuerte y uno por uno se sometieron a su orden.
—Vengan —les dijo a los cinco vampiros hipnotizados.
Sacó su hacha y salto del balcón, cayendo cuatro pisos hacia el suelo. Aterrizo con un “uff” y se sintió como si se rompiera un tobillo. Presionó algunos hilos de energía en curarse para que no lo retrasara.
Los otros cinco eran mucho más elegantes, pero en defensa de Taeyong, esta era la primera vez que el saltaba desde tan alto.
Había docenas de vampiros fuera, peleando su camino hacia el vestíbulo para reclamarlo. La sangre en el aire, la luna sobre él, la muerte, la emoción de matar... el lado vampiro de Taeyong estaba suelto y él se rindió ante eso, despedazando a cualquiera que se metiera en su camino. Detrás de él, sus vampiros hipnotizados despedazaban a los que quedaban de pie.
Juntos, eran como un ariete y sus enemigos caían ante el en un ensangrentado desorden. Él se deleitaba en ello. Su flanco brutal probó ser la distracción necesaria y rompió a los vampiros, esparciéndolos, dejando entrar a los cazadores.
Taeyong no estaba feliz de ver cazadores uniéndose al revuelo... estas eran sus matanzas. Jaló los hilos rojos en cada parte de su cuerpo y cargó contra otro vampiro, enviándolo al suelo y pisando su cabeza. Cortó en el pecho a otro vampiro con su hacha mientras arrancaba la garganta de otro con sus garras.
No paró. Matando uno detrás de otro.
En menos de un minuto, cincuenta vampiros estaban muertos a sus pies. Taeyong ni siquiera notó que estaba cuerpo de pies a cabeza con profundas heridas y sangre. No podía sentir sus heridas.
Mierda, se sentía increíble.
Poderoso. Invencible.
Seulgi le había dicho del aura de muerte que tenía. Esperaba que todos aquí, no solo los vampiros, pudieran sentirla. Taeyong llenó de poder sus pulmones, tiró hacia atrás la cabeza y dejó salir un rugido ensordecedor que podría ser escuchado por millas.
Taeyong veía como todos los vampiros se escondían de él y comenzaban a retirarse. Liberó a sus vampiros hipnotizados, dejándolos huir si querían. Dejando que les digan a los demás vampiros de lo que era capaz. Ya había acabado.
Casi.
Había solo otra criatura que Taeyong deseaba conquistar. El lord vampiro sobre el que se alejó de su batalla con los dos íncubos y huyó.
Taeyong empujó poder en sus brazos y lanzó el hacha hacia el lord. El arma giraba filo sobre filo en el aire y cortó una de las alas del lord vampiro en la base. El lord cayó al suelo. Taeyong estaba sobre él antes de que pudiera pararse, clavando al lord bajo él y hundiendo sus colmillos en su cuello. El lord peleo y siseo, pero Taeyong no le dio cuartel mientras bebía su poderosa sangre con insaciable necesidad.
Era emocionante.
Con una ola de poder, el lord vampiro logro empujar a Taeyong lejos de él.
Estaba de pie y corriendo antes de que Taeyong pudiera quitarse el aturdimiento de sangre. El lord vampiro se desvaneció en el bosque nevado y huyo.
Taeyong aulló. Su presa perdida.
Todo detrás de él estaba en silencio.
Se dio la vuelta. Al menos veinte cazadores estaban parados con sus armas apuntando a Taeyong.
Junto con Jeno, el gran íncubo negro, la guerrera súcuba con cuernos que se hacían azules y otros dos íncubos que Taeyong no conocía. Uno, una mujer con cuernos granate, y el otro, un hombre con alas carbón. Todos estaban listos para atacar.
Taeyong sonrió.
Matar a los íncubos le daría un placer tan dulce. Habían abusado de él, lo habían maltratado. Les debía la muerte y comenzaría matando a Jeno.
19
Taeyong se lamió los labios y dio un paso hacía Jeno, que se quedó dónde estaba.
Una línea verde apreció en el área cubierta de hierba entre Jeno y Taeyong.
Joy se teletransportó.
No tenía un arma en la mano. Su error. Él la mataría también si ella deseaba tanto la muerte.
—Retírate, Taeyong —le ordenó.
No lo iba a hacer. Iba a pelear con todos. Con toda la sangre de vampiro en él, era lo suficientemente poderoso para pelear con todos. Taeyong caminó hacia ella.
—Contrólate.
El pecho de Taeyong vibró con un rugido profundo. Cerró sus ojos y cerró sus puños. Sus garras se enterraron en sus palmas mientras peleaba por controlar su cuerpo. Su mente comenzó a aclararse. No había manera en la que podría pelear contra cinco guerreros íncubos, no había sido capaz de derrotar a Yoon Oh y algunos de estos íncubos se veían de un nivel de habilidad similar, si no mejor.
Infiernos, probablemente solo Jeno podría manejarlo. Sin mencionar que no podría pelear antes con seis cazadores e, incluso si él hubiera aprendido a pelear solo un poco, no había manera en la que pudiera pelear con veinte. Esta no era una pelea que él podría ganar. Había matado muchos vampiros esta noche, eso tendría que saciarlo por ahora. Pero Taeyong estaba teniendo un momento difícil haciendo que su lado vampiro cediera. Necesitaba poner distancia entre él y la batalla.
Entre él y toda esta sangre.
—Te doy mi palabra de que regresaré antes de la salida del sol —le dijo y puso poder en salir de la fortaleza.
Flechas y cadenas de plata volaron hacia Taeyong, pero ya se había ido para el momento en la que llegaron a su destino.
No estaba seguro de a dónde estaba yendo mientras corría en lo profundo del bosque que lo rodeaba. Sabía que los cazadores lo encontrarían, pero ellos probablemente estarían ocupados con sus heridos y también estaba la Academia Ashwood con la cual lidiar. Taeyong no estaba seguro si la batalla seguía, pero no podía arriesgarse a ir allí. Con su control tan frágil como estaba, más matanza lo iba a destrozar.
Donde sea que Taeyong terminó yendo, necesitaba estar seguro de que podría regresar sobre sus pasos. Planeaba mantener su palabra y regresar antes de la salida del sol. Bajó la velocidad y se recostó contra un árbol, cerró sus ojos y se estiró hacia sus sentidos.
Dejó salir un suspiro, aliviado de que nadie lo seguía. Tal vez Joy iba a darle algo de tiempo antes de enviar a alguien a buscarlo. Esperaba que ese fuera el caso. Esta era la primera vez que estaba fuera desde que Yoon Oh lo había capturado.
Relajándose, dejó que su mente vagara. Incluso en el invierno, el bosque entero se sentía vivo a su alrededor. Podía sentir al durmiente ciervo, los coyotes, zorros y aves junto con otros animales más pequeños.
Amaba la brillante sensación que emanaba de los árboles... pero parte de él no se sentía bienvenido allí. Después de todo estaba muerto, desconectado de la naturaleza. El suelo congelado bajo él lo jalaba, casi como si lo llamara a dormir bajo el.
Se sacudió el sentimiento de encima y se concentró en tratar de encontrar un destino. Con la excepción del Estado Ashwood y de la Academia, no había nada por millas y millas. Taeyong jaló más hilos de poder y extendió sus sentidos más lejos. El ligero olor a sangre flotó por su nariz.
La sangre de Yoon Oh.
Estaba tal vez a siete u ocho millas de allí. Taeyong se levantó del árbol y corrió hacia el olor. Bajó la velocidad cuando estuvo cerca de un claro. Muchos de los árboles más pequeños estaban partidos en dos, había muescas profundas de sangre en el suelo, sangre en las piedras y armas clavadas en las ramas.
Jesús, esto había sido toda una pelea.
Taeyong se tragó un jadeo cuando entró en el claro.
Kun estaba bocabajo en el centro de la arboleda. Su uniforme hecho pedazos y había cortes profundos y moretones por todo su cuerpo. Su brazo izquierdo no estaba, arrancado de su cuerpo, pero no estaba sangrando por el hombro. Se veía como si se las hubiera arreglado para beber algo de sangre de vampiro para cerrar la herida y luego continuó atacando a Yoon Oh como si perder su brazo hubiera sido al trivial.
La compulsión que Irene tenía en él debía haberlo forzado a seguir adelanto y hacerlo hasta que estuviera muerto o inconsciente. Ahora mismo era lo segundo, él estaba vivo, pero apenas. Sus latidos sonaban distantes y desvaneciéndose. La nieve a su alrededor manchada de rojo con la sangre que salía de sus heridas.
Yoon Oh estaba sentado contra un árbol en su forma completa de íncubo, casi desnudo excepto por los restos de sus pantalones que colgaban de sus caderas. Sosteniendo sus tripas, el estómago de Yoon Oh estaba abierto de par en par y sus alas estaban cerradas, apretadas en la dirección incorrecta. La mitad de su cuerno derecho estaba cortado y su cola estaba flácida a su lado. Había una daga de plata enterrada en su hombro.
Yoon Oh tragó cuando vio a Taeyong y trató de hablar, pero sangre llenó sus cuerdas vocales y el único sonido que salió fue una gárgara. Tosió y trató de nuevo.
—¿Vas a matarme? Podrías... esperar unos minutos..—luchó por decir.
Taeyong se apresuró a su lado y se estiró para pasar su mano por su rostro solo para darse cuenta de que todavía estaba en su forma de vampiro, garras y todo. Yoon Oh debía pensar que había escapado y estaba aquí para matarlo.
—No, Amo, la fortaleza estaba bajo ataque. Me quedé y peleé contra los vampiros. Traté de encontrarte durante la batalla, pero no pude. ¿Qué puedo hacer aquí? Creo que te desangrarás si te cargo de regreso a la fortaleza. Kun está peor. ¿Deseas que vaya a ver a un doctor?
Yoon Oh miró hacia Taeyong con sus brillantes ojos, complacido. Luego apuntó hacia Kun.
—Dale tu sangre... átalo...
—Pero, si muere, ¿no se convertirá en un vampiro?
Yoon Oh trató de sonreír, pero cayó de su rostro.
—No... él no morirá.
Taeyong se sentó al lado de Kun. Gentilmente viró el cuerpo del comandante y lo arrastró hasta su regazo. Hundió sus colmillos en su muñeca, justo debajo de las esposas y llevó su muñeca a la boca de Kun. Nada pasó al principio mientras la sangre entraba por su boca y por su gris barba.
Taeyong lo acomodó, sentándolo un poco más. Entonces Kun tragó. Otra vez. Comenzó a chupar de la herida. Taeyong podía escuchar su corazón latir más fuerte mientras la sangre lo curaba. Las pequeñas heridas de su cuerpo comenzaban a juntarse.
Cuando vio que Kun estaba estable, se alejó de él y lamió las marcas de puntadas en su muñeca para sellarlas. La única cosa que pudo encontrar para atar a Kun fue una cadena de plata. Taeyong arrastró a Kun hasta un árbol y lo ató sentado. Trabajó rápido, la cadena quemando en sus manos.
Taeyong regresó con Yoon Oh, quien tenía su propio latido más débil.
—¿Puedo usar mi sangre para curarte?
—Un poco... no es... como si...
“Un poco” era mejor que nada. Taeyong volvió a morder su muñeca y la puso contra los labios de Yoon Oh, que tomo unos cuantos tragos. Taeyong podía sentir su corazón mejorando, pero no mucho.
—Sangra sobre mis...
Yoon Oh luchó con las palabras y luego miró hacia su estómago y el profundo corte en él.
—No hables, entiendo.
Taeyong maldijo sus esposas, esto sería más fácil sin ellas. Cortó profundo en una arteria en su muñeca y la sangre salió a chorros. La sostuvo sobre la herida de Yoon Oh y vio cómo su piel comenzaba a juntarse. No estaba seguro de si estaba haciendo algo internamente, pero al menos sus tripas no estarían tratando de salirse.
No se atrevía a sacar la daga mientras Yoon Oh estaba tan frágil.
Taeyong forzó a su cuerpo a dejar de sangrar, lamiendo la piel para ayudar con la curación. Se arrodilló al lado de Yoon Oh, que era más grande que él ahora. Comenzó a lamer los cortes pequeños en su piel. Taeyong gimió mientras probaba unas cuantas gotas de la sangre de Yoon Oh con cada caricia de su lengua. Sabía mejor que la sangre del lord vampiro. Mucho mejor.
Yoon Oh trató de poner su brazo alrededor de la cintura de Taeyong para acércalo a él, pero no podía levantar su extremidad. Entonces Taeyong sintió a Yoon Oh tratar de tomar su mente con débiles, delicados, hilos. Pasando su lengua por el cuello de Yoon Oh, Taeyong susurró en su oído.
—No tienes que usar tu control conmigo. Hare lo que sea que necesites. Pero, uh, trata de recordar que nunca he estado con un íncubo antes. O un hombre.
Taeyong esperaba que su primera vez con Yoon Oh fuera en su habitación, en esas sabanas de seda negra. En la ducha. O inclinados sobre su escritorio de madera. Pero no tenían esos lujos ahora.
Yoon Oh se las arregló para sonreír esta vez.
—Desnúdate...
Taeyong se paró y, con gran esfuerzo, forzó sus garras a esconderse. No había manera en la que pudiera evitar que sus ojos dejaran de ser rojos o retraer sus colmillos. La sangre, el deseo, el subidón de la batalla... su lado vampiro se rehusaba a dejar más control.
Alcanzó su espalda, pasando la camisa usada sobre su cabeza y lanzándola lejos. Se sacó las botas y las medias, desabrochó su pantalón (que no estaba en mejor forma que su camisa), los sacó junto con su ropa interior y se paró desnudo frente a Yoon Oh.
Ninguno de los dos estaba duro todavía, pero Taeyong si notó la punta de la cola de Yoon Oh moverse mientras veía a Taeyong de pies a cabeza, eso parecía una buena señal.
Yoon Oh trató de hacerle señas a Taeyong para que se arrodille a su lado, pero todo lo que pudo hacer fue curvas en sus dedos con garras. Taeyong se hizo la idea y se arrodillo en el frío barro a su lado.
No sabía que hacer así que volvió a lamer los cortes por el pecho de Yoon Oh. Una vez que los cortes se cerraron, Taeyong comenzó a besar ligeramente el pecho de Yoon Oh y subió hasta su cuello. Yoon Oh respondió con un gruñido de placer. Taeyong disfrutó del sonido y lo besó con más fervor.
Estar tan cerca de su cuello hacía que sus colmillos picaran. Quería hundirlos en la piel de Yoon Oh. Incluso si solo obtenía una gota.
Su pene se puso duro con el pensamiento de sus colmillos entrando. Yoon Oh estaba tan débil ahora, no sería capaz de detenerlo y Taeyong estaba seguro de que Yoon Oh no lo dejaría morderlo en el futuro. Peleo contra la idea, lo castigarían más tarde si actuaba así, pero seguía constante en él. Sus colmillos crecieron mientras lamia el cuello de Yoon Oh en el área sobre la yugular.
Yoon Oh gimió en respuesta.
Eso fue demasiado. Perdió todo el control. Taeyong lo necesitaba, maldito sea el castigo.
Presionó su cuerpo contra el de Yoon Oh, presionando su pene entre ellos y suavemente hundió sus colmillos superiores en el cuello de Yoon Oh. Entraron tan fácilmente. Los dejó estar en su suave piel. Quería chupar tan fuerte y dejar que la sangre llenara su boca, pero Yoon Oh no podría sobrevivir perder más sangre de lo que ya había perdido.
Incluso sin la sangre, el sentimiento era maravilloso.
Taeyong comenzó a sobar su atrapada longitud contra el lado de Yoon Oh y gimió. Yoon Oh, que parecía más fuerte, puso un brazo alrededor de la cintura de Taeyong y con el otro, tomó el pelo de Taeyong. Jaló gentilmente.
Taeyong sacó sus colmillos y lamió las dos deliciosas gotas de sangre que salieron. Su saliva cerró las marcas de la mordida y comenzaron a desaparecer.
Usando el brazo que tenía alrededor de la cintura de Taeyong, Yoon Oh lo guio hasta su regazo y luego jaló de nuevo el cabello de Taeyong para hacerlo inclinarse.
Taeyong no se resistió; arqueó su espalda y expuso su orgullosa longitud, su torso y su cuello con collar a Yoon Oh.
Todos los músculos de su estómago se flexionaron y se apretaron mientras él se esforzaba por mantener su cuerpo en una posición que no era sentarse o acostarse.
Yoon Oh pasó sus ojos violetas por arriba y debajo de Taeyong y parecía satisfecho con lo que veía. No soltó el cabello de Taeyong mientras alzaba su otra mano y pasaba su palma contra el miembro de Taeyong, teniendo mucho cuidado en no herirlo con sus garras.
Taeyong gimió mientras el calor se acumulaba en su interior. La mano de Yoon Oh se movía arriba de su longitud y sus dedos rozaron la sensible cabeza, Taeyong se movió con furiosa necesidad, su abdomen contrayéndose duro y estrecho. El íncubo paso la punta de su pulgar sobre la hendidura de Taeyong, embarrándolo con la gota de líquido pre—seminal que había allí. Llevó su dedo a su boca y lo lamió. Al nunca haber visto a un hombre hacer eso antes, la mandíbula de Taeyong se puso floja y dejo salir un suave gruñido. Era un taboo para él y aun así era una de las cosas más sexy que había visto.
—Exquisito —susurró Yoon Oh mientras bajaba su mano y rasgaba con la punta de sus garras el abdomen apretado de Taeyong.
Taeyong gimió y su abdomen bailó bajo el suave toque en los puntos perfectos. Yoon Oh pasó sus garras por los surcos, dándole atención a cada musculo. Taeyong sabía que era una comida, una que Yoon Oh estaba disfrutando sin apuro.
El íncubo saboreaba cada momento y Taeyong no podría aguantar mucho más. Era demasiado lento y su pene necesitaba atención.
Sacó su mano y acarició su longitud. Yoon Oh enterró las garras en la cabellera de Taeyong y lo forzó a arquear su cabella hacia atrás y más, dejando el cuello de Taeyong abierto y vulnerable. El duro collar se enterró dolorosamente en su piel.
Yoon Oh se acercó.
—¿Te di permiso para que te toques? —le susurró, sus tibios labios rozando el cuello de Taeyong, justo encima del metal.
—Amo...
Taeyong gimió, pero no soltó su pene. Quería rogar por más, pero perdió el pensamiento cuando Yoon Oh presionó sus garras con más fuerza en el abdomen de Taeyong, sacando cinco pequeñas gotas de sangre. Taeyong siseó por sus colmillos. Era el balance perfecto entre dolor y placer.
—¿Te di permiso? —preguntó de nuevo Yoon Oh, su caliente respiración rodeado su cuello, calentándolo contra el aire frio de la noche.
—No, Amo —Taeyong se las arregló para respirar.
—Entonces, ¿por qué tu mano todavía está agarrando tu pene?
Yoon Oh pasó sus dientes sobre el área justo debajo su barbilla. Taeyong deseaba que el mordiera su cuello. Solo el pensamiento de Yoon Oh hundiendo sus dientes en él, incluso si eran planos, hizo que su pene temblara contra su mano.
—Por favor. Necesito más.
Apretó la base de su abertura.
Taeyong, que no tenía ilusiones de estar encima de Yoon Oh, nunca, se preguntaba cómo se sentiría ser penetrado por el pene de Yoon Oh, el tener al incubo dentro de él. ¿Dolería o se sentiría increíble? No podía imaginarse nada más que puro placer. La idea de tratar algo nuevo lo excitaba y lo ponía un poco nervioso.
Yoon Oh sonrió contra su piel y lamio su cuello. El abdomen de Taeyong comenzó a quemar mientras se acomodaba en su posición.
—Voy a tener que castigar..—comenzó Yoon Oh, pero antes que pudiera terminar se volvió a hundir contra el árbol que lo había sostenido antes.
Luchó por mantenerse consciente por unos momentos. Sus ojos parpadearon y luego se cerraron. Su cuerpo se quedó flácido.
Yoon Oh estaba muriendo.
20
Taeyong se apartó del regazo de Yoon Oh, puso la mano sobre el pecho del general y escuchó.
No entendía, se había sentido como que Yoon Oh se estaba haciendo más fuerte, pero ahora su piel se sentía fría y su corazón se debilitaba. Taeyong no sabía qué hacer. Sabía que los incubo se alimentaban de energía sexual, pero más allá de eso estaba perdido. Tal vez sus lesiones internas fueron demasiado severas, tal vez no hubo regreso de esta cantidad de daño.
Los incubo eran fuertes, sin duda, pero no poseían habilidades curativas o constitución de vampiros. Taeyong tenía la cabeza aplastada y volvía de ella, pero si le pasaba lo mismo a Yoon Oh, estaría muerto. Taeyong gruñó. Si Yoon Oh muriera, su futuro sería demasiado incierto. Su destino estaría en manos de otros incubo y ninguno parecía tan receptivo a la idea de un vampiro incubado.
Se movió frente a Yoon Oh y apartó las piernas para poder arrodillarse entre ellas. No estaba seguro de si algo funcionaría en este punto, pero tenía que intentar algo.
Cualquier cosa. Taeyong se inclinó y rozó sus labios contra los de Yoon Oh. No pasó nada. Él volvió su beso agresivo, para ver si habría alguna respuesta.
No la hubo.
Apartándose, miró el cuerpo roto ante él. La respiración de Yoon Oh era demasiado laboriosa.
Taeyong sacó sus garras y arrancó lo que quedaba de la ropa de Yoon Oh, y luego obligó a sus garras a alejarse.
Él escupió en su mano y tocó el miembro sin erección de Yoon Oh. Con cuidado empezó a frotarlo. El miembro grande respondió con una contracción. Taeyong nunca había masturbado a otro hombre, pero estaba muy familiarizado con lo que le gustaba. Siguió con movimientos largos y constantes que bajó su otra mano y agarró la base del pene de Yoon Oh. Giró su mano alrededor de la base, agarrándola con fuerza suficiente para añadir presión y fricción, pero no tan duro que le doliera.
El miembro de Yoon Oh se endureció bajo sus manos.
Él se quedó sin aliento. Había visto antes el miembro de Yoon Oh mientras estaba en su forma de incubo, pero eso era del otro lado de la habitación y había estado flácido. La erección de su miembro duro en sus manos le hizo apreciar lo impresionante que era esta cosa. La cabeza era casi del tamaño del puño de Taeyong y la vara gruesa era tan larga como su antebrazo.
Era una cosa de belleza, pero Taeyong oró para que Yoon Oh nunca tratara de follarlo a este tamaño. No había manera de que pudiera caber algo tan grande dentro de él.
Taeyong pasó el dedo por una de las venas que corrían hacia la parte de abajo, y luego suavemente tomó las bolas suaves de Yoon Oh. Eran tan grandes que se derramaron alrededor de su mano mientras jugaba con ellos.
Esto no era suficiente.
Necesitaba dar más a Yoon Oh. Taeyong se inclinó y pasó la lengua por la cabeza. Un suspiro tenso escapó de los labios de Yoon Oh. Alentado, Taeyong pasó su lengua alrededor de la cabeza y la sumergió en su ranura. Saboreaba el sabor salado, era como el éxtasis en su lengua. Yoon Oh se agitó, pero no estaba trabajando lo suficientemente rápido, su corazón todavía se ralentizaba.
Taeyong tuvo una idea. Si tanto los íncubos como los vampiros usaban energía vital, se preguntó si podrían compartirla entre ellos. Cerró los ojos, pero no dejó de lamer. Sintió los remolinos rojos de energía almacenados en sus bolsas de sangre. Eran brillantes y fuertes en este momento, enrollados, esperando su comando. Agarrando un hilo, lo subió a su lengua, pero no lo usó para mejorar nada; En cambio, dejó que fluyera de él y entrara en Yoon Oh.
Yoon Oh empezó a respirar.
Estaba funcionando.
Taeyong quería darle más. Se sentó, acariciando el miembro grueso de Yoon Oh con una mano y con la otra, agarró la espalda del cuello de Yoon Oh, juntándolos en un beso. Yoon Oh no respondió, pero Taeyong no se detuvo. Él alcanzó dentro de él y agarró más bobinas de poder. Los empujó a Yoon Oh a través del beso.
Como si pidiera más, los labios de Yoon Oh comenzaron a moverse. Taeyong, feliz de complacer, se aferró más fuerte al miembro de Yoon Oh y bombeó su mano hacia arriba y hacia abajo, enviando un hilo de energía a Taeyong con cada golpe. Incapaz de ayudarse, separó los dientes de Yoon Oh con la lengua y exploró su boca.
Los latidos de Yoon Oh comenzaron a fortalecerse y él se movió. Taeyong no se detuvo, siguió adelante hasta que las manos de Yoon Oh subieron alrededor de su espalda y tiró de Taeyong hacia él. Sorprendido por su fuerza repentina, Taeyong dejó de acariciar y trató de alejarse, pero Yoon Oh no lo dejó moverse.
Un gruñido bajo vino desde lo profundo del pecho de Yoon Oh y agarró el pelo de Taeyong con fuerza, fijándolo en el beso. Yoon Oh tomó el control de la alimentación y comenzó a drenar la energía de Taeyong a un ritmo espantoso. Taeyong trató de frenarlo, pero era como si las compuertas se abrieran y no pudieran ser forzadas a cerrarse.
Él entró en pánico.
Si Yoon Oh se lo quitaba todo, lo dejaría desamparado en el bosque. Y si esto no funcionaba, si Yoon Oh no sanaba, eso significaba un doloroso y mortal amanecer para él por la mañana. Taeyong agarró a algunos de los hilos que estaban siendo aspirados lejos de él y los redireccionó para hacerse más fuerte.
— ¡Alto! —Gritó y se alejó de Yoon Oh usando una breve ráfaga de poder. Las garras de Taeyong se adelantaron cuando él se liberó y cayó hacia atrás sobre el frío suelo.
Miró a Yoon Oh y se detuvo con asombro. La mayoría de las heridas del general estaban curándose ante sus ojos. Los huesos de sus alas se retorcían y se encajaban de nuevo en su lugar acompañados por un terrible sonido crujiente. Sus cortes comenzaron a cerrarse y los moretones comenzaron a desvanecerse de su piel.
Yoon Oh levantó la mano, sacó la daga de su hombro y la tiró. La herida se cerró casi instantáneamente. Después de unos momentos, Taeyong apenas podía decir que Yoon Oh había sido herido incluso esta noche ... si no fuera por el cuerno que se había roto, que no se había reparado a sí mismo, y la condición de su ropa.
Taeyong se sentía tan agotado que podía dormir durante un mes. Se quedó en el suelo mientras Yoon Oh se ponía de pie y asomaba por encima de él. Su rígido miembro salía de sus caderas. Taeyong sonrió, feliz de ver que Yoon Oh estaría bien.
Pero su sonrisa se desvaneció cuando se dio cuenta de que Yoon Oh lo estudiaba con ojos hambrientos.
El gruñido bajo continuo vino del general. No se acabó de alimentarse. Taeyong se apoyó en los codos y comenzó a alejarse, pero Yoon Oh dio un paso adelante, cerrando la brecha entre ellos.
— ¿Maestro ...? —preguntó Taeyong.
No tenía idea de lo que Yoon Oh estaba haciendo.
Yoon Oh volvió a gruñir. No. Esto no era Yoon Oh.
Este era el monstruo de Yoon Oh.
Así que el gran general podría perder el control después de todo. Taeyong no estaba muy emocionado al descubrir eso. Se volteó, se puso en pie y salió corriendo del bosquecillo. Levantó uno de los últimos hilos de poder que había dejado, pero antes de que pudiera usarlo para mejorar su velocidad fue golpeado por detrás y golpeó el vientre primero en un árbol.
La nieve se cayó de las ramas y se estrelló en el suelo alrededor de ellos. Sus costillas se fracturaron. Taeyong redireccionó la energía para sanarlos.
El cuerpo de Yoon Oh se clavó en la espalda de Taeyong, fijándolo entre el incubo y el tronco de árbol áspero. Taeyong luchó por escapar, pero era inútil, estaba demasiado débil y Yoon Oh demasiado fuerte ahora.
Yoon Oh se acercó a la cadera de Taeyong y clavó sus garras en ella, perforando la piel. El olor de su sangre llenó el aire. Taeyong ignoró el dolor mientras Yoon Oh se alejaba unos pasos del árbol, llevando a Taeyong con él. Empujó su mano contra la base del cuello de Taeyong, justo debajo del cuello, y lo inclinó, forzando su culo hacia arriba.
Dios mío, Yoon Oh iba a tomar a Taeyong justo aquí mientras él estaba en su forma completa de incubo
—Por favor, no hagas esto—dijo Taeyong mientras se agachaba, tratando de
escapar.
Yoon Oh le respondió clavando sus garras más profundamente en la cadera y el cuello de Taeyong. Su cola se levantó y se envolvió alrededor de las piernas de Taeyong.
Era inútil, no podía escapar, por mucho que luchara. El incubo tenía el control total de él.
Yoon Oh anidó su enorme polla en la grieta de Taeyong y se deslizó hacia arriba y hacia abajo con la promesa de que la penetración sería pronto. Sería imposible, sin embargo. Además de ser su primera vez, Taeyong no tenía ni idea de cómo podía acomodarlo físicamente. No había manera de que su agujero se extendiera tan grande.
Taeyong torció la cabeza hacia atrás para ver a Yoon Oh asomándose por encima de él en la noche oscura.
—Te lo ruego. Por favor. Será demasiado doloroso para mí... por favor— Yoon Oh respondió empujando más fuerte contra su orificio. Su pene se humedeció mientras el lubricante emanaba de él.
—Maestro..—Taeyong lloró—Yoon Oh ...
Yoon Oh se detuvo. Taeyong sintió que las garras se flexionaban en la base de su cuello cuando el control regresó a Yoon Oh. Un alivio le arrastró cuando sintió que todo el cuerpo de Yoon Oh se encogía hasta su tamaño habitual.
Sin embargo, no dejó de lado a Taeyong. Sus garras todavía le apretaban el cuello con fuerza y le metían las caderas.
—De rodillas—ordenó Yoon Oh.
Taeyong se acomodó en el tronco del árbol y cayó sobre sus rodillas. Yoon Oh sacó las caderas de Taeyong mientras empujaba sus hombros hasta el suelo, manteniendo el orificio de Taeyong expuesto.
Se inclinó sobre la espalda de Taeyong y le susurró al oído.
—Siento que tu primera vez vaya a ser así, pero debo tomarte ahora mismo. Tengo que terminar. No estoy seguro de poder sostener mi control si intentas escapar o correr. ¿Lo entiendes? — Vampiro o incubo, no importaba, cuando se trataba de ellos, ambos eran depredadores. Sólo que, en este caso, Taeyong era su presa y si trataba de correr, el monstruo lo perseguiría. Y entonces el monstruo tendría su camino con él.
Eso era lo último que quería Taeyong. Yoon Oh lo destruiría.
—Entiendo— La cola de Yoon Oh se desenrolló de la pierna de Taeyong y soltó el cuello de Taeyong, pero no su cadera. Corrió una garra por la espalda, dejando tras de sí pequeñas líneas de sangre, junto con esa maldita sustancia, y terminó agarrando la dura mejilla de Taeyong y apretando fuerte.
Un leve gruñido salió del pecho de Taeyong. Ya era bastante malo que no llegara a participar, no quería tener que pasar el tiempo luchando por el control de sus instintos vampíricos, que le decían que atacara al hombre que lo dominaba.
Yoon Oh ignoró el gruñido de Taeyong. Agarró la base de su miembro y lo guio hasta el orificio de Taeyong, luego se rozó la cabeza contra él, mojándola con su lubricante. Taeyong se endureció y tembló cuando la anticipación se acumuló en él. Estaba nervioso. Sus entrañas estaban en guerra tanto por su deseo de Yoon Oh como con su miedo a él.
En el pasado, no importa cuán a menudo Taeyong resistió, Yoon Oh siempre fue el vencedor. Incluso ahora que Taeyong tenía un plan, en el fondo temía que, al final, Yoon Oh vería a través de él y Taeyong sería para siempre su prisionero. Su esclavo. Taeyong no podía desnudar ese pensamiento. Estaba hecho para ser un conquistador, podía sentirlo en sus huesos, y un día todos lo verían cuando los obligara a todos a ponerse de rodillas ante él.
En este momento, sin embargo, su deseo era ganar la batalla dentro de él.
Yoon Oh no esperó más, empujó su miembro hacia delante y gruñó Entró en Taeyong. Taeyong gimió mientras Yoon Oh se abría camino, pulgada a pulgada. Estaba mal preparado para el tamaño de la misma y se quemó. Alargó la mano y apretó la cadera de Yoon Oh como una petición silenciosa para que él se detuviera. Rosándolo, Yoon Oh flexionó sus garras en la carne de Taeyong, pero aun así se detuvo, permitiendo que Taeyong se ajustara a la sensación.
Taeyong dejó caer su mano en el suelo helado una vez que el dolor se alivió y Yoon Oh continuó dentro de él, llenándolo completamente con su enorme miembro. El incubo se detuvo un momento antes de retirarse y empujar hacia atrás con fuerza. Fuertes respiraciones acompañadas de cada empuje. Taeyong gimió. La sensación del miembro de Yoon Oh dentro de él era mejor de lo que esperaba, o incluso imágenes.
No tenía idea de que pudiera sentirse tan bien. Desesperadamente quería agarrar su propia longitud y acariciarla cada vez que Yoon Oh lo conducía, pero no tenía permiso. No estaba seguro de si realmente lo necesitaba o si Yoon Oh acababa de jugar con él, pero seguro que no iba a arriesgarse a hacer nada que pudiera molestar a Yoon Oh ahora mismo. Los empujones de Yoon Oh se volvieron frenéticos, esclavos del hambre que lo conducía. Sus pelotas golpearon agresivamente contra la piel de Taeyong con cada zambullida. Taeyong empujó sus caderas hacia atrás, enviando a Yoon Oh más profundo dentro de él. Ambos gimieron de placer.
Yoon Oh serpenteó la cola por la pierna de Taeyong y la envolvió alrededor de su miembro. La cola apretó y frotó su miembro, era como una docena de dedos que se arremolinaban a su alrededor, cada uno moviéndose por su cuenta. Se sentía increíble. Taeyong estaba en el cielo. Trabajando su cola con una habilidad excepcional, Yoon Oh continuó su trabajo, y Taeyong no podía aguantar más, clavó las garras en el suelo duro como sus bolas apretadas y explotaron con el calor. Su cuerpo se sacudió con fuerza y se expelió al suelo del bosque.
Yoon Oh apretó su agarre y se hundió en Taeyong tres veces más antes de que su propio cuerpo comenzara a temblar con liberación. Gritó mientras llenaba el estrecho túnel de Taeyong con su semilla caliente. No liberó a Taeyong de inmediato. En vez de eso, lo mantuvo quieto mientras disfrutaba del resplandor de su clímax, pasando las manos suavemente por la espalda de Taeyong.
Taeyong suspiró cuando Yoon Oh finalmente se retiró de él y desenrolló su cola de su miembro. Se sorprendió cuando Yoon Oh plantó un tierno beso entre sus omoplatos antes de que se levantara. Drenado, Taeyong rodó y se tendió en el suelo del bosque. Necesitaba descansar y sanar. Mirando a Yoon Oh, observó cómo obligaba al resto de su lado de incubo a alejarse.
—Ven—Yoon Oh le ofreció la mano.
Tomándola, Taeyong se puso de pie, con las piernas temblorosas. Yoon Oh condujo a Taeyong de vuelta al bosque. Yoon Oh se arrodilló al lado del comandante aún inconsciente y puso su mano sobre la mejilla de Kun.
—Lo siento mi viejo amigo— Taeyong volvió a ponerse los pantalones y los zapatos y miró al horizonte. El cielo empezó a aclararse.
—El sol se levantará pronto—dijo Taeyong.
—¿Puedes ir a la torre a tiempo? —preguntó Yoon Oh, su atención todavía Kun.
Taeyong asintió con la cabeza.
—Creo que sí—
—Ve
Taeyong se alejó. Estaba cansado. Y no era porque el sol estaba a punto de levantarse. Fue el encuentro con la dama vampiro que prometió ayudarlo, la batalla, el sexo, el profundo drenaje emocional que sentía dentro de su alma. Todo lo llevaba encima. Pero él lo empujó y se concentró en cruzar las millas de regreso a la torre.
Cuando llegó, el amanecer estaba sobre él y el cielo se había vuelto un hermoso color morado. El sol rompería en el horizonte en unos minutos. El señuelo del sueño tiró a Taeyong, pero él lo empujó lejos, todavía tenía un poco tiempo y tenía una promesa que honrar.
Taeyong no se detuvo fuera de la finca, aunque observo todo lo que vio al pasar. Los jardines estaban en ruinas. Las estatuas se habían derrumbado, la puerta principal estaba rota, la sangre cubrió la hierba y las paredes, los árboles y arbustos arrancados, las ventanas destrozadas, los coches volcados. Los cazadores muertos y los incubo habían sido removidos y los cadáveres de vampiros estaban apilados sobre la hierba. Lo que quedaba de ellos ardería cuando el sol saliera. Había más de veinte cazadores en patrulla alrededor de la zona, con muchos otros corriendo a realizar sus tareas.
Taeyong pasó por encima de todo tan rápido que para el momento en que los cazadores sabían que estaba allí, ya estaba dentro de la casa hasta el centro de mando. El interior no era mejor que el exterior. Los cuerpos se habían ido, pero el lugar era un desastre. La sangre lo pintaba todo, los pilares de mármol se agrietaban y se derrumbaban, el arte en las paredes había sido destruido, las armas estaban esparcidas, las urnas estaban destrozadas, astillas de madera y el vidrio cubrían los pisos. Sirvientes y cazadores estaban limpiando el desorden.
Los gritos salieron de la enfermería. Percibió que estaba lleno de cazadores heridos e íncubos. Pasó junto a un cazador durmiendo en una silla y otro cazador que consolaba a un amigo que lloraba. Taeyong abrió las puertas del centro de mando y se detuvo delante de Joy. Estaba de pie junto a la mesa redonda del centro, mirando una gran pantalla que mostraba informes de víctimas y el despliegue actual de cazadores en la finca y en la academia.
Jeno y el guerrero súcubo estaban de pie al otro lado de la mesa, ocupados leyendo informes y dando órdenes. Antes de que incluso Joy registró quién era Taeyong, ella tenía su ballesta plegable y apuntaba hacia él. Maldita sea, sus reacciones fueron rápidas. Los otros cazadores en la sala sacaron sus armas una fracción de segundo después. Jeno y la guerrera sacaron sus garras.
Taeyong permaneció quieto, aliviado de que no se le hubiera disparado esta vez. Se oyó una voz en la comunicación de Joy:
—El teniente Taeyong corrió. En el interior, Gracias, Jay—dijo en su mano enguantada— Joy bajó la ballesta—Estoy sorprendida de verte.
—Te di mi palabra, ¿verdad? —Taeyong podía sentir el sol cerca del horizonte— Yoon Oh y el comandante están a ocho millas al oeste de aquí. Lleva a un médico contigo.
—¿Quién necesita el doctor? —preguntó Jeno.
—Kun. Tu padre está bien ahora— Entonces Taeyong sintió que el sol rompía el horizonte. Ya no podía resistir el sueño. Sus ojos retrocedieron y cayó al suelo, muerto al mundo.
21
Cuando Taeyong despertó, se dio cuenta de que tres cosas estaban mal de inmediato. La primera era que podía sentir el sol todavía alto en el cielo. Nunca antes se había despertado mientras el sol aún se levantaba. Por lo que sabía, los vampiros no podían despertar durante el día, ni siquiera para salvar sus propias vidas. Y, sin embargo, estaba despierto ahora.
La segunda cosa que notó fue que le dolía el abdomen. Era un palpitante dolor latente dentro de él, pero no podía ignorarlo por mucho que lo intentara. La tercera cosa era que estaba caliente. Y no sólo un poco encendido necesitaba alivio y lo necesitaba ahora. Era una sed que necesitaba para encontrar una manera de apagar.
Taeyong estaba desnudo en el catre con una sábana sobre él. No se había molestado en abrir los ojos, ya que el sol le estaba devolviendo el sueño. Casi se rindió ante él cuando oyó a dos cazadores entrar en la habitación.
La habitación de Yoon Oh.
Había estado aquí bastante a menudo para saber el olor de la misma. Las estanterías de caoba, la chimenea, el pulido de madera en el piso, el olor de la noche y la tierra. Pero Yoon Oh no estaba en la habitación ahora mismo.
Los cazadores, un varón, una hembra, vinieron y se pararon sobre él. Taeyong no estaba encadenado. Eso parecía descuidado... o tal vez porque los vampiros no pudieron moverse durante el día. No tenían que mantenerlo encadenado, sólo mientras estuviera atado antes del anochecer. O tal vez Yoon Oh confiaba en él lo suficiente como para no tenerlo encadenado. Taeyong rio para sus adentros. Yoon Oh no haría eso, aunque hubiera salvado la vida de Yoon Oh.
No quería que los cazadores supieran que estaba despierto, así que no se movió ni abrió los ojos.
— ¿Quieres sostenerlo mientras le pongo la camisa? —Preguntó la cazadora a el hombre. El macho debe haber asentido porque no hubo otra respuesta.
Estaban aquí para vestirlo. Tuvo sentido; Cada vez que se despertaba en la habitación de Yoon Oh llevaba ropa fresca.
—Maldición, es grande..—dijo la hembra mientras retiraba la sábana que cubría su miembro erecto. Podía sentir el calor aumentando en ella mientras lo miraba. A Taeyong le gustó que pareciera disfrutarla.
—Para un vampiro, supongo—dijo el hombre.
La mujer rio.
—Lo que sea, Jake, estás celoso.
—Casi—El varón, Jake, coloco sus manos enguantadas bajo los hombros de Taeyong y lo levanto.
Una vez que los cazadores pusieron una camisa en Taeyong, lo volvieron a colocar. Sintió que la mujer se movía hasta el final de la cama y le ponía ropa interior alrededor de sus pies y subía por sus piernas. Se detuvo antes de que se detuvieran todo el camino. Dios, deseaba seguir adelante. Tal vez cepille la mano a lo largo de su miembro.
— ¿Cómo diablos vamos a ponerle los pantalones encima?
—Nos las arreglaremos.
—Debe estar teniendo un sueño de maravilla—hizo una pausa, su corazón se aceleró un instante — ¿Te has preguntado alguna vez cómo se sienten?
Jake rió.
— ¿Un pene de vampiro? Mierda no, saca tu mente de la cuneta, Giselle.
Taeyong raramente escuchaba a cazadores como estos. Fue agradable oírlos ser... normales. Más que crueles carceleros y asesinos de su clase.
—Tócalo si quieres—dijo Taeyong y abrió los ojos. Trató de sentarse, pero sólo podía moverse lo suficiente para volver la cabeza, el sol manteniéndolo débil.
Ambos cazadores retrocedieron. Giselle, con pantalones tácticos y un cuello alto de cuero que abrazaba sus curvas, cogió una estaca de su cinturón de armas. Jake, que era alto y en forma, sacudió su muñeca y una hoja de plata salió de debajo de su manga. Taeyong no podía ver ninguna otra arma en él. Adivinó que todos se escondían debajo de su largo abrigo. Ambos parecían estar en sus veinte años, cazadores más jóvenes. Taeyong desesperadamente quería que Giselle lo tocara. O incluso Jake. Necesitaba sentir sus manos sobre él.
Jake estaba aturdido.
— ¿Cómo es que está despierto?
—No le dieron un anillo, ¿verdad? —preguntó Giselle.
—No que yo haya oído hablar.
¿Un anillo? ¿Qué demonios querían decir con eso?
—Llama al despacho y diles— dijo Giselle.
Jake levantó su comunicación. Si llamaba al despacho, Taeyong no obtendría la libertad que tan desesperadamente necesitaba en este momento. Todo esto habría terminado. No podía dejar que eso sucediera. No podía hacerles nada con sus poderes vampíricos, ya que ambos llevaban contactos, por lo que era imposible obligarlos. Pero tal vez podría detenerlos de otra manera. Podía sentir otras habilidades despertando dentro de él, capacidades de incubo. Tal vez podría sostenerlos de la misma manera que Yoon Oh podría sostenerlo.
Su deseo por ellos era abrumador.
—No hagas eso. Ven aquí y tócame—dijo Taeyong.
Jake hizo una pausa.
— ¿Qué es? —preguntó Giselle, después de que notó que él dejó de moverse.
—Creo que él está ... sosteniéndome ..— Jake luchó por sacar las palabras.
—Es un vampiro, no un incubo, no puede hacer eso.
Jake agitó su brazo y su hoja desapareció por la manga. Se acercó a Taeyong y se puso las manos sobre el pecho de él, explorando sus pectorales y pezones.
—Quítate los guantes—ordenó Taeyong. Quería sentir la piel sobre la piel.
Jake quitó los guantes, los depositó en la cama y reanudó su camino por el pecho de Taeyong.
Giselle se burló cuando levantó la comunicación—Ven y únete—dijo para impedir que advirtiera a otros cazadores.
Giselle se congeló, luchando contra él, pero al cabo de un momento se acercó a la cama y se quitó los guantes. Ella se agachó y tentativamente tocó la dura longitud de Taeyong mientras Jake le pellizcaba el pezón. Taeyong gimió y volvió a poner los ojos en su cabeza. Dios, se sentían tan bien.
—Es suficiente, Taeyong—dijo una áspera voz femenina.
Taeyong abrió los ojos para ver a Joy de pie detrás de los dos cazadores. La luz verde llenó el aire y otros seis cazadores teletransportados aparecieron. ¿Cómo demonios llegaron tan rápido? Taeyong había detenido a los cazadores de usar sus comunicaciones. Luego se acordó de la maldita cámara escondida en la estantería.
— Déjalos ir—ella dijo.
Taeyong lloriqueó. Deseaba poder moverse. Joy se acercó a Taeyong y puso su mano en su hombro.
—Déjalos ir—Repitió. Taeyong resopló. No estaba seguro de cómo dejar ir a los cazadores. Ni siquiera estaba seguro de lo que les estaba haciendo. Cerró los ojos y se concentró. Podía sentir hilos de oro dejándolo y rodeando a los dos cazadores. Le devolvió los hilos.
Cuando Jake y Giselle estaban libres de su agarre, miraron a su alrededor, confundidos.
—Comandante, no sé cómo..—empezó Giselle. Fue interrumpida cuando Joy levantó la mano.
—No ahora, Giselle. Ustedes dos me esperan afuera—Los dos jóvenes cazadores cogieron sus guantes y salieron de la habitación.
Joy tiró de la sábana sobre la cintura de Taeyong para que ya no estuviera expuesto. Giselle había llamado Joy 'Comandante'. Taeyong se preguntó cuánto tiempo había pasado desde el ataque a la torre. ¿Y qué le había pasado a Kun? ¿Estaba muerto? ¿O todavía estaba obligado? Estaba claro que Joy estaba a cargo ahora.
—Vuelve a dormir—Ordenó Joy. Sus órdenes siempre tenían un borde de respeto, no amenazaba, no trataba de ser una líder, sólo ordenaba con autoridad y esperaba que se siguiera. A Taeyong le gustaba eso. Le gustaba la pequeña comandante. Se prometió que no la mataría si podía evitarlo.
Taeyong seguía caliente, pero el atractivo del sueño era demasiado tentador. Cerró los ojos. Antes de escabullirse, escuchó a Joy diciendo a los otros cazadores que debía estar encadenado incluso durante el día y no se les permitía interactuar con él. Taeyong no estaba muy seguro de lo que eso significaba, pero suponía que eran cazadores que podían luchar contra la influencia incuba.
Se entregó a la luz. Cuando despertó, era de noche. El dolor en su abdomen seguía allí, más fuerte ahora, y seguía caliente. Y peor aún, tenía hambre de sangre. Se sentía como una eternidad desde la última vez que tuvo. Apretó los dientes mientras se sentaba en el catre, presionando sus manos en su estómago donde el dolor emanaba.
Estaba vestido y tenía los brazos enganchados y encadenados a la pared. Había una cadena atada a la parte posterior de su cuello también. Yoon Oh, vestido con traje como siempre, estaba trabajando en el escritorio en la esquina de la habitación. Tenía una computadora portátil abierta frente a él, pero estaba recostado en su silla, leyendo un informe. Taeyong lo quería.
Los ojos azules de Yoon Oh miraron a Taeyong.
—A partir de ahora, cuando te despiertes aquí, te arrodillarás. No hablarás ni estarás de pie hasta que yo, o alguien que me supere, te dé permiso—dijo luego volvió al informe. Bueno, Taeyong no esperaba que eso fuera lo primero que Yoon Oh le dijera. Había esperado que Yoon Oh respondiera a algunas preguntas que se le ocurrían, o tal vez hablar de lo que había sucedido en el bosque. Taeyong se bajó del catre y bajó a su rodilla izquierda. Inclinó la cabeza hacia delante y esperó. Y esperó. Yoon Oh continuó trabajando toda la noche, ignorando a Taeyong.
Taeyong escuchó mientras Yoon Oh hacía llamadas telefónicas, a menudo ordenando cazadores a nuevas ubicaciones o pidiendo actualizaciones sobre situaciones que involucraban a vampiros. A veces daba un informe a alguien que le superaba. De vez en cuando, un cazador entraba para dejar más informes o responder a algunas preguntas para Yoon Oh.
En un momento Joy entró. Yoon Oh le ordenó graduarse de la última clase de cazadores un mes antes. Parecía como si el ataque los hubiera dejado en el área. Uno de los acontecimientos más interesantes de la noche, al menos para Taeyong, fue cuando un criado humano trajo a Yoon Oh un plato de queso y cortó carnes para él. Yoon Oh comió la comida mientras trabajaba. Taeyong había asumido que los íncubos sobrevivían únicamente por sexo, así como sólo podía tener sangre, y no tenían ni idea de que podían comer otras cosas.
A veces Taeyong echaba de menos la comida. No se comparaba con la sangre, pero de vez en cuando tenía un deseo de barbacoa. El anhelo pasaría tan pronto como la comida se le acercara, y la idea de intentarlo lo repelía.
El sol estaba a punto de levantarse y Yoon Oh todavía no había hablado con él. El dolor en el abdomen de Taeyong empezó gradualmente a empeorar. Cerca del amanecer, estaba cambiando de rodillas tratando de encontrar una posición que satisfaría a Yoon Oh y disminuiría el dolor. No pudo encontrar ninguna. Su dura masculinidad dolía dentro de sus pantalones por una buena parte de la noche también. Se aliviaría, pero entonces recordaba el sexo con Yoon Oh o los cazadores que lo tocaron y su erección estaba de vuelta. Los párpados de Taeyong se hicieron pesados al acercarse el amanecer. Luchó por quedarse despierto.
—Puedes ir a la cama y dormir—dijo Yoon Oh. Taeyong quería hacerle una de las millones de preguntas que saltaban alrededor de su cabeza. ¿Qué le pasó a Kun? ¿Yoon Oh estaba enojado con él por sus acciones durante la batalla? Había tomado sangre sin su permiso y perdió el control al final, pero seguramente también tuvo algunos elogios.
Taeyong, después de todo, le había salvado la vida. Incluso quería saber más sobre los otros íncubos que vio durante la batalla. O cuánto tiempo había pasado desde aquella noche. O incluso si pudiera tener algo de sangre, sólo un poco, para quitar el borde. Pero no dijo nada mientras se acostaba. El sueño lo reclamó de inmediato.
La noche siguiente, y la siguiente, se despertó, se arrodilló y esperó. Una vez más Yoon Oh le ignoró cada noche y continuó trabajando. El dolor dentro de él estaba empezando a ser insoportable y los pensamientos eróticos llenaron su mente... pensamientos de lamer el miembro de Yoon Oh...Tomarlo... tenía que ser su glándula, el soavik, causando esto, el dolor estaba en el mismo lugar que el médico había cortado en él y donde Wonyoung lo había escaneado. Encima del dolor en su estómago, su vampiro le arañaba, hambriento.
Se quedó de rodillas, pero de vez en cuando un gruñido bajo resonaba en su pecho. Una vez que se dio cuenta de que lo hacía, se detenía, pero sucedería cada vez que Yoon Oh hacía mucho ruido o se movía por la habitación. Yoon Oh ignoró los gruñidos y al final de cada noche, despedía a Taeyong de nuevo a su cama.
Al día siguiente, Taeyong se despertó mientras el sol aún se levantaba. Podía oír y oler a Yoon Oh teniendo relaciones sexuales con otro hombre. Dios, estaba tan hambriento. Él daría cualquier cosa para unirse a ellos. Trató de moverse, pero no pasó nada, ni siquiera pudo abrir los ojos. Estaba encerrado dentro de su propio cuerpo y obligado a escuchar a Yoon Oh penetrando a alguien más. Fue una tortura. Eventualmente, el sueño se lo llevó de nuevo.
Cuando se despertó esa noche se sentó en el catre durante unos minutos, luchando contra el dolor y el hambre. El olor de Yoon Oh dominó sus sentidos y Taeyong lo miró, lanzando puñales a su manera. Yoon Oh, con un traje gris con un chaleco ajustado y sin chaqueta, estaba tecleando algo en su computadora portátil.
Cuando Taeyong no se arrodilló, Yoon Oh levantó la vista de su trabajo. Taeyong entornó los ojos, pero no dijo nada. Yoon Oh echó un vistazo al kanabō colgado en la pared. Era lo único que Taeyong necesito como señal. Gimió de dolor cuando se puso de rodillas.
Se arrodilló durante unas horas cuando una nueva ola de dolor lo golpeó. Todo su cuerpo se contrajo y se estremeció. Necesitaba alimentarse, de sangre o sexo, no le importaba, necesitaba algo.
—Amo... por favor..—suplicó, incapaz de permanecer quieto.
—Si vuelves a hablar sin mi permiso, serás castigado—dijo Yoon Oh y volvió a su tarea.
Taeyong cayó hacia delante, apoyándose en sus dos rodillas y envolvió sus brazos alrededor de su estómago. Su cabeza se inclinó hacia adelante tan baja que estaba casi en el suelo. Él podría ser castigado por no arrodillarse correctamente, pero el dolor era demasiado grande para preocuparse. Las puertas de Yoon Oh se abrieron de golpe.
— ¿Qué le estás haciendo? —Preguntó una furiosa voz. Oyó que Yoon Oh estaba de pie.
—Lady Wonyoung, no estoy seguro de lo que quieres decir.
—Probablemente está sufriendo su transformación... Puedo oler las feromonas desde el pasillo.
Taeyong miró hacia arriba. Wonyoung se veía tan hermosa como la primera vez que la vio, pero también peligrosa. Como su tocaya: una rosa, tan seductora pero cubierta de espinas. Llevaba un vestido de imperio de flores blancas impreso en él. Le halagó su cuerpo curveo y su pelo rizado rojo. Taeyong la deseaba. Pero de nuevo, deseaba cualquier cosa que caminara sobre dos piernas ahora mismo.
Estaba tan hambriento.
Yoon Oh se encogió de hombros.
—¿Cómo podría estarlo? Es sólo un vampiro. Creciente criatura que no se preocupa de nada más que infligir dolor— Eso no era cierto. Taeyong cuidaba muchas cosas; Infligir dolor no estaba entre ellos. Al menos no lo era cuando estaba en control de sí mismo. Yoon Oh lo sabía.
—Yoon Oh, no te atrevas..—Wonyoung le advirtió.
—Es una casualidad de la naturaleza. Podría tener un soavik, pero eso no lo convierte en un incubo. No es parte de una familia o una casa. En su núcleo, siempre será sólo un vampiro. Nunca podría ser uno de nosotros.
—Eso es lo que le dijiste al Gran Rey justo antes de recomendar que lo matáramos, ¿correcto? —Wonyoung le dio una cachetada. El sonido resonó en la habitación. Yoon Oh permaneció aturdido por un momento, pero no tomó represalias.
—Pido disculpas, mi señora. No quería molestarte.
—Sí, lo hiciste. Lo estás dejando sufrir para demostrarme un punto.
— ¿Por qué te importa si sufre? Has alentado a su muerte desde el momento en que te enteraste de él.
Ella miró a Taeyong. Las lágrimas se formaron en los ojos de Taeyong. Las palabras, sus palabras, citadas por Yoon Oh lo hirieron profundamente. Él no quería ser una casualidad y quería una familia de nuevo, gente que cuidar, gente a quien amar. Odiaba todos sus años de estar solo. No podía disputar el hecho de que él era un vampiro, pero eso no significaba que él tampoco fuera un incubo. Su propia hija era un incubo ahora y haría cualquier cosa para protegerla.
Taeyong inclinó la cabeza para no tener que mirar a Wonyoung.
—No esperaba que salvara mi vida—dijo ella, con voz baja.
— ¿Leíste el informe? —preguntó Yoon Oh—Entonces sabes que fuiste la primera que salvó esa noche.
—Sí—suspiró ella—Me has hecho ver tu punto en esto. Puedes dejar de castigarlo. No, se ha ganado este castigo.
¿Qué podría haber hecho posible para ganar esto? Taeyong quería saber también. Yoon Oh cogió una de las sillas de cuero que había frente a la chimenea y la colocó de modo que quedará frente a Taeyong, justo fuera del alcance de sus cadenas.
—Vuelve a arrodillarte correctamente, Taeyong—ordenó Yoon Oh. Taeyong luchó contra su rodilla. Mantuvo la cabeza y los hombros bajos.
—Dejaré que te lo diga. ¿Te apetece sentarte? —preguntó Yoon Oh.
Hubo una pausa, luego Lady Wonyoung se sentó en la silla delante de Taeyong.
—Mira hacia arriba—ordenó Yoon Oh. Taeyong lo hizo. La belleza de Wonyoung lo dejó atónito. Yoon Oh estaba detrás de la silla, que se elevaba sobre los dos— Taeyong, por favor, cuéntanos todo lo que hiciste mal durante el asalto.
22
Taeyong tragó saliva. Sabía que Yoon Oh tenía los informes y era consciente de lo que había hecho. No quería enumerar todos los errores que había cometido. Esto sólo servía para humillarlo delante de Wonyoung. La magnífica Wonyoung.
—Amo yo, uh..—Suspiró y reunió la fuerza que necesitaba para superar esto—Bebí sangre sin su permiso. Dos veces— Ambos guardaron silencio, esperando que continuara—Obligué a Lady Wonyoung—Taeyong bajó la mirada avergonzado—Por favor perdóname— Wonyoung no dijo nada.
— ¿Qué más? —preguntó Yoon Oh.
—Perdí mi temperamento ante Lord Jeno y lo amenacé. Desobedecí a los cazadores cuando me ordenaron volver a mi celda. Perdí el control al final de la batalla y no pude parar cuando Lieuten...La Comandante Joy me ordenó hacerlo.
Eso era todo, esperaba. No podía pensar en otra cosa, pero de nuevo, perdió el control, así que tal vez había más.
—Y después de la batalla, cuando estuviste conmigo, ¿qué hiciste mal allí? —
Taeyong sacudió su cerebro. Había hecho todo lo posible por salvar a Yoon Oh.
Entonces vino a él.
—Te mordí. Estaba débil. Por favor, perdóname, Amo
— ¿Te ha mordido? —preguntó Wonyoung. Parecía perturbada.
Yoon Oh asintió con la cabeza.
—No tomó ninguna gota de sangre, sólo clavo sus colmillos en mí.
—Sí, les gusta hacer eso durante el sexo— distraídamente frotó el área
sobre su clavícula.
— ¿Algo más? —le preguntó Yoon Oh.
Taeyong sacudió la cabeza.
—No deberías haber liberado a esos vampiros que habías obligado. Ahora los vampiros saben de tu habilidad antes de lo que queríamos y esos eran cinco vampiros adicionales que podrían estar muertos.
—No volverá a suceder, amo — dijo y bajó la cabeza. Yoon Oh se acercó a la silla y se detuvo delante de Taeyong. Alzó la mano bajo la barbilla de Taeyong y lo obligó a mirar hacia arriba— ¿Y Irene?
¿Qué sabía Yoon Oh? ¿Sabía que Irene había enviado a estos vampiros para matar a Taeyong? ¿O que algún día le ayudaría a conseguir su libertad?
—No pude evitar que Kun lo atrajera.
—Yo tampoco espero que seas capaz de hacerlo. Dime qué pasó en la prisión esa noche.
—Ella estaba allí cuando nos despertamos, los cazadores ya estaban muertos. Kun se teletransportó y cuando traté de impedir que ella lo obligara, me arrojó como si no fuera nada, luego usó algunas piedras para teletransportarse— Las garras de Yoon Oh salieron y se clavaron en el cuello de Taeyong donde él lo sostuvo. Taeyong lloriqueó y trató de alejarse, pero las garras sólo cavaron más profundo mientras luchaba.
—Estás mintiéndome. Te daré una oportunidad para corregir eso— ¿Qué sabía él? Taeyong no podía arriesgarse a saber de qué hablaban
Seulgi y Irene. Sólo tendría que aceptar el castigo.
—Es la verdad—mintió Taeyong. Podía sentir la sangre goteando por su cuello, procedente de los puntos donde las garras de Yoon Oh le perforaban la piel.
—El cazador lleva un dispositivo que registra el tiempo que su corazón deja de latir. Apareció dos minutos antes de despertar, mató a los cazadores y no salió hasta diez minutos más tarde. Eso significa que ella estaba allí hablando contigo. Quiero saber de qué hablaron ustedes dos.
Los ojos de Taeyong retrocedieron cuando los cerró. Dios, ¿qué podía decirle? No la verdad, pero tenía que ser algo en lo que él creería.
—Yo... le supliqué que me llevara lejos de aquí. Pero ella no sabía cómo quitar el collar. Lo siento, Amo. Es sólo que... no quiero pasar el resto de mi vida en una jaula o encadenado—Al menos la última parte era verdad. Taeyong quería apartar la mirada, pero Yoon Oh mantuvo su cabeza firmemente en su lugar. El rostro de Yoon Oh era de piedra, sin emociones e ilegible.
—¿Por qué te uniste a la pelea? Podrías haber estado en tu celda. Nadie te habría culpado por seguir las órdenes de los cazadores.
—La vi obligar al comandante. No quería que te mataran. Y escuché a Lady Wonyoung gritar. Es posible que no quiera ser un esclavo, pero eso no significa que pueda dejar que todos mueran.
Yoon Oh lanzó a Taeyong.
—Esas son las razones por las que lo estoy castigando, mi señora.
Taeyong volvió a mirar el suelo.
Wonyoung se movió en su silla.
—¿Y todo lo que hizo bien esa noche? Él me salvó. Te salvó, a Kun, a docenas de cazadores. Mató a casi treinta vampiros por su cuenta.
Yoon Oh agitó la mano con desdén.
— ¿Y qué? Es sólo una herramienta, un arma para nosotros. Eso es lo que debería estar haciendo. Es lo que se espera de él.
Un leve gruñido surgió del pecho de Taeyong. ¿Es eso lo que Yoon Oh le vio? ¿Una herramienta? En su interior se formó más dolor. Sabía que no debía importarle tanto, pero por alguna razón torcida lo hizo. Quería que a Yoon Oh le gustara. Estaba jodido.
Levantó la vista para ver a Wonyoung y Yoon Oh observándolo. Dejó de gruñir e inclinó la cabeza hacia atrás.
—Bien, le daré una recompensa por salvar nuestras vidas—dijo Yoon Oh mientras caminaba hacia su escritorio, recuperó una carpeta y volvió. Sostuvo la carpeta a Taeyong—Aquí.
Taeyong miró de él a Wonyoung, que parecía tan confusa como él, y de vuelta. Alzó la mano y tomó la carpeta, sus cadenas sacudiendo mientras se movía. Lo abrió y en su interior había una sola foto de su hija, Lily. Era un cuadro reciente de ella en un jardín, flores que florecían a su alrededor. Sus ojos se habían aclarado desde un avellano hasta casi un gris azulado. Su pelo normalmente marrón empezaba a parecer rubio. Ella sonrió alegremente. Le encantó verla feliz. Había estado tan preocupado de que odiara su nueva vida, que ella se asustaría. No lo vio aquí.
Las lágrimas amenazaron con caer mientras trazaba su mano sobre su cara. La extrañaba tanto.
Taeyong podía sentir que Wonyoung lo estudiaba mientras miraba la foto de su hija. Se preguntó qué estaba pensando. ¿Se dio cuenta de que ahora tenía una familia? Alguien a quien cuidaba y amaba.
Yoon Oh levantó la mano.
—No puedo dejar que la guardes.
Los colmillos de Taeyong bajaron, él gruñó y tiró de la foto a su pecho. Wonyoung gritó y saltó de la silla, su corazón latiendo más rápido. Taeyong la había asustado. Yoon Oh, sin embargo, no se había movido. Mantuvo la mano extendida.
Forzando sus colmillos, Taeyong guardó la carpeta.
—Lo siento, mi señora. No quise asustarte. Mi control ahora es...Amo, ¿puedo tener sangre?
—No—dijo Yoon Oh mientras tomaba la carpeta.
— ¿Cuándo piensas darle de comer de nuevo? — Preguntó Wonyoung una vez que se acomodó en la silla.
—Cuando sienta que su castigo ha terminado. Unas cuantas semanas tal
vez.
Wonyoung miró a Taeyong con preocupación.
—Si no tiene su primera alimentación pronto lo dañará.
Yoon Oh volvió a su escritorio y dejó la carpeta.
— ¿Realmente te importa?
Estudió el rostro de Taeyong. A Taeyong le costó mucho mirarla. Sus ojos seguían acomodándose en el pulso en su cuello.
—No lo sé. Sólo es un vampiro.
—¿Lo es?
Ella cerró los ojos.
—Simplemente no quiero que sufra.
—Entonces, acaba con su sufrimiento.
— ¿Qué quieres decir?
—Ya he tomado la decisión de que nadie bajo mi mando puede darle de comer, que es actualmente todo el mundo en Ashwood, excepto usted. Si quieres que deje de sufrir, tendrás que alimentarlo tú misma.
Wonyoung se levantó y lo miró.
—Puedo pedirte que lo alimentes.
Yoon Oh se encogió de hombros.
—Estoy seguro de que podrías, pero incluso para ti eso te llevará tres o cuatro días, y si no se alimenta primero antes, nunca podrá alimentarse correctamente.
—Eres un bastardo— Wonyoung cruzó la habitación y se paró delante de las puertas—Puede que no quiera que sufra, pero nunca dormiría con él. Nunca dejaré que un vampiro me toque de nuevo y no puedes manipularme para hacerlo.
Y con eso, salió de la habitación.
Yoon Oh se inclinó al salir y luego volvió a trabajar, dejando a Taeyong de rodillas en agonía durante el resto de la noche.
La noche siguiente Taeyong estaba en tanto dolor que tuvo problemas para sentarse. Cuando por fin se puso en pie, casi lloró al ver a Yoon Oh en su escritorio, ignorándolo todavía.
Estaba tan hambriento, tan desesperado por la comida, que haría cualquier cosa por conseguir algo. Su lado vampiro se adelantó y él comenzó a intentar arrancarle los grilletes, cada vez más frustrados cuando no se movían. Trató de cortar las restricciones de él con sus garras. Cuando eso no funcionó, se agarró de sus brazales, destrozando su piel en el proceso.
El olor de su propia sangre llenó el aire y su control se deslizó lejos de él.
Estaba perdido por la locura. Salvaje. Se hundió los dientes en la mano y comenzó a chupar su propia sangre, sólo para tener la sensación de que llenaba su boca.
—Detente, Taeyong—dijo Yoon Oh. Estaba de pie ante él.
Taeyong tomó su mano de su boca. Gotas de sangre se deslizaron por su barbilla. Se acercó a Yoon Oh para ser lanzado hacia atrás cuando las cadenas se le escaparon. Él enrolló sus labios para arriba y destellaron colmillos grandes, entonces dejó fuera un rugido tan feroz que habría puesto a un león en vergüenza.
Yoon Oh suspiró, luego se acercó y agarró el kanabō de la pared.
Taeyong se quedó quieto.
Mientras Yoon Oh caminaba hacia él con el arma, Taeyong dio un paso hacia atrás y siguió retrocediendo hasta que chocó contra la pared. Gimió y cayó sobre sus rodillas, encogiéndose ante Yoon Oh.
—Eso está mejor—dijo Yoon Oh mientras se paraba sobre él, oscuro y cruel.
Taeyong lo odiaba. ¿Por qué había salvado la vida de Yoon Oh? Debería haber escapado durante el ataque. Permanecer aquí para aprender sobre sus poderes no valía la pena este dolor, este castigo. Ya no le importaba que fuera parte incubo, él era todo vampiro y debería estar con su gente.
Sus ojos ardían de rabia y sus músculos temblaban mientras luchaba por mantenerlo unido.
Las puertas de la habitación de Yoon Oh se abrieron.
—Vete—gritó Yoon Oh sin ni siquiera mirar para ver quién estaba allí.
—Estaba a punto de decirte lo mismo—dijo Wonyoung al entrar. Se veía impecable con un vestido de abrigo de color azul. Sus tacones de aguja desnudos chasquearon el suelo mientras caminaba. En una de sus manos agarró dos jarras de sangre.
Taeyong podía oler que era fresca, tomada de diferentes humanos. Su furia se calmó cuando la vio. No quería asustarla. Con un tremendo esfuerzo, forzó a su lado vampiro a alejarse.
Yoon Oh cruzó la habitación hacia ella e hizo una reverencia.
—Mis disculpas, Lady Wonyoung, pensé que eras un cazador.
—Dame las llaves y luego sal de aquí— Ella miró más allá de él a Taeyong, quien permaneció arrodillado en el suelo.
Yoon Oh se dirigió a su escritorio y recuperó un juego de llaves.
—Esta no es una idea sabia ahora mismo. Necesita tiempo para calmarse.
Wonyoung le lanzó una severa mirada y le arrebató las llaves de Yoon Oh con su mano libre.
—Fuera.
Yoon Oh empezó a marcharse y se detuvo ante las puertas.
—Taeyong, puedes aceptar la sangre de Lady Wonyoung como si fuera de mi parte—Luego se fue, con el kanabō en la mano, cerrando las puertas detrás de él.
Taeyong se encontró preguntándose de nuevo cómo Wonyoung le superaba. No parecía tener la autoridad para ordenarlo en algunos asuntos, pero podía ordenarlo desde su propia habitación. Fue extraño. Dejó de preocuparse cuando sus ojos cayeron a los grandes contenedores de sangre en su mano. El olor era demasiado. Sus colmillos volvieron a bajar y él no tenía la fuerza para tratar de guardarlos.
Wonyoung apretó fuertemente las llaves y se adelantó. Taeyong ni siquiera necesitó oler su miedo o escuchar su rápido latido del corazón para saber que estaba nerviosa. Ella se quedó fuera del rango de sus cadenas y lo estudió. Parecía estar esperando algo. El dolor le atravesó y ya no podía esperarla.
—Señora—comenzó, sin saber si respondería al título— ¿puedo tener algo de sangre?
Ella asintió lentamente, dejó las botellas justo debajo de su alcance y retrocedió.
Taeyong quería saltar hacia ellos, arrancar los párpados y sacudirlos. Pero un movimiento tan agresivo podría asustar a Wonyoung. No quería eso. Ella le estaba dando un regalo, y él no quería que le temiera a cambio. En su lugar, se levantó, cogió una de las botellas, la abrió y bebió a un paso constante. La sangre le era un cálido afrodisíaco. Su pene se endureció mientras se alimentaba. Terminó la primera botella y empezó a beber la segunda.
No podía creer que le hubiera traído casi dos galones de sangre.
Un galón, la cantidad que podía obtener de un solo humano si los drenaba, lo habría satisfecho, pero dos eliminaría todo rastro de hambre. Cuando terminó, dejó el recipiente y cerró los ojos, perdido en la neblina de la alimentación.
Desde fuera de la habitación podía oír a Joy y a otros cazadores, junto con Yoon Oh. Todos esperaban en caso de que Wonyoung los necesitara. Abrió los ojos cuando se dio cuenta de que ella lo estaba mirando. Taeyong se sintió incómodo mientras sus ojos verdes lo abrigaban. Él forzó sus colmillos lejos. Su hambre volvió.
¿Cómo? Sólo se alimentaba. Pero esta hambre era diferente. El dolor. Era su lado de incubo. Presionó una mano contra su estómago. Wonyoung no dijo nada.
— ¿Quieres que me arrodille de nuevo? — Le ofreció Taeyong.
—No.
Ella permaneció en silencio durante un rato. Taeyong miró hacia abajo, sus ojos estudiaron el piso de madera debajo de él.
—Conocí a tu hija— dijo finalmente.
Taeyong la miró. Estudió su rostro en busca de cualquier signo que le estuviera mintiendo. No estaba seguro, era difícil para él leer.
—Fui a quedarme con Lord Minghao hace unas semanas. No sabía que era tu hija hasta la foto de anoche. Yoon Oh y Minghao han mantenido bien ese secreto.
— ¿Cómo está? —Taeyong no pudo evitar preguntar. Dio un paso adelante.
—Está segura y feliz, curiosa por todo. Todo el mundo la ama. No tiene idea de que estas vivo.
—Ya lo sé— Taeyong levantó los brazos y miró los brazaletes de metal y los grilletes—No quiero que me vea así.
—No pensé que fuera posible que un vampiro resistiera matar a su familia una vez que se transformaba— dijo.
—Me mataría antes de ver cualquier daño venir a ella.
Wonyoung dio un paso más cerca de Taeyong. Llevó las llaves hasta su barbilla y parecía perdida en sus pensamientos. Cada movimiento que Wonyoung le hacía era seductor. Sus ojos estudiaron su cuerpo y se preguntó cómo sería su vestido. Taeyong gruñó mientras un pulso de dolor le atravesaba.
—Tenía diecinueve años cuando sentí el dolor que sientes ahora. No tenía ni idea de lo que me estaba pasando. Mi padre era un incubo y abandonó a mi madre cuando quedó embarazada. No tenía idea de lo que era, y no tenía a nadie que me explicara lo que le estaba pasando a mi cuerpo. Yo era una buena chica irlandesa católica que vivía en Nueva York durante los años veinte. Pensé que un diablo me había poseído, que estaba siendo castigada por mis pecados. Dormí a través de la mitad de mi edificio e incluso maté a unos cuantos humanos por accidente antes de que un incubo apareciera para salvarme.
Taeyong quería ir a ella y tranquilizarla. Comprendía su dolor... cuando se transformó, tampoco tenía quien le explicara nada.
—No me gusta ver a los íncubos sufrir durante su transición como lo estás sufriendo ahora.
— ¿Vas a ayudarme? —preguntó Taeyong, con la esperanza de que pudiera hacer algo para acabar con esa agonía que sentía.
—Yo..—ella empezó, luego se quedó en silencio.
—No puedes. Porque soy un vampiro. Está bien. No te culpo, sé que soy un monstruo— Wonyoung bajó la cara. Había una batalla silenciosa en su interior.
— ¿Por qué me salvaste la vida? Tenías que saber lo que sentía por ti.
¿Por qué la había salvado? Había sido más que sólo porque ella podría seguir su objetivo de hacer que el incubo confiara en él. Necesitaba protección y ella podía dársela.
—Sólo porque no me quieras no significa que mereces morir— Taeyong suspiró, sintiéndose obligado a contarle más—Estoy atrapado entre dos mundos, tratando de complacer a ambos. Odio lo que Yoon Oh me hace. Él... se burla y me tortura hasta el punto de la rabia. Y sin embargo no puedo evitar sentirme atraído por él, por este lugar, incluso por ti. Estuve solo durante tanto tiempo y.…—Se detuvo.
Estaba admitiendo mucho más de lo que quería. Wonyoung tenía una mano sobre él. ¿Por cuánto tiempo? Ni siquiera lo había rodeado.
Taeyong siempre podía percibir las posesiones de Yoon Oh, o al menos ahora. Pero Wonyoung era sutil, casi indetectable. Quería abrirle el corazón y la mente a ella y contarle todos sus secretos. Trató de alejarse de su agarre, pero parecía perseguirlo.
Taeyong cayó de rodillas.
—Te lo ruego, por favor suéltame.
Ella lo hizo.
—Lo siento. No quise molestarte.
¿Se disculpó con él? Nadie lo había hecho.
—Sólo un puñado de criaturas puede sentir cuando hago eso a ellos y cada uno de ellos tiene por lo menos mil años más que tú. Eres mucho más fuerte de lo que pensaba que eras. Más fuerte aún que los informes generales. Levántate.
Taeyong se levantó.
—Te ayudaré.


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